Durante el embarazo, el pH vaginal se vuelve más ácido, entre 3,8-4,2, similar al periodo previo a la menstruación, actuando como barrera microbiológica. El pH normal en una mujer fértil es de 3,8 a 4,4 y varía según su ciclo biológico. Después del parto o con vaginitis atróficas, el pH aumenta y disminuye la acidez hasta valores de 6 o neutros, debido a una carencia hormonal posparto.