El documento describe la relación entre Bogotá y su región. Explica cómo la región provee recursos como agua, alimentos y energía a la ciudad, mientras que Bogotá ofrece empleo, educación y servicios. También describe el proceso de metropolización y los desafíos ambientales como la contaminación del agua y suelo. Propone un plan de siete puntos para lograr un desarrollo sostenible, incluyendo la ordenación territorial, producción limpia y mejor movilidad.
2. Una Gran Ciudad en una Gran RegiónUna Gran Ciudad en una Gran Región
PREMISAS
Hay un vínculo indisoluble
entre la ciudad y la
región.
La sostenibilidad supone
el mejoramiento de la
calidad de vida sin el
deterioro de la base
natural y el hábitat
urbano.
En las condiciones
actuales esta condición
no se cumple.
Fuente: Revista Semana
3. Aportes de la Región a la CiudadAportes de la Región a la Ciudad
Agua
Alimentos
Energía
Materiales de Construcción
4. Aportes de la Región a la CiudadAportes de la Región a la Ciudad
Disposición de
residuos sólidos
Recreación
Alojamiento
Mercado
5. Aportes de Bogotá a la RegiónAportes de Bogotá a la Región
Empleo e ingresos
Educación
Sede administrativa
Suministro de bienes
Servicios públicos y movilidad
6. El nuevo fenómeno: MetropolizaciónEl nuevo fenómeno: Metropolización
Elementos del proceso:
Ciudad central
Zona conurbada de Soacha
Municipios en proceso de
conurbación (Chía, Cajicá,
Cota, Funza, Mosquera y
Madrid)
Centros regionales de
Facatativá y Zipaquirá.
Áreas de usos periurbanos
Suelos rurales
8. Una Nueva RealidadUna Nueva Realidad
Una región
metropolitana de
hecho, no de derecho;
Híbrido entre región
industrial y
agropecuaria
9. Gestión Ambiental en el Distrito CapitalGestión Ambiental en el Distrito Capital
El rescate de la autoridad
ambiental;
La descontaminación atmosférica;
La lucha contra el ruido y la
contaminación visual;
La recuperación ambiental de las
zonas industriales;
El nuevo ordenamiento territorial
con alto contenido ambiental
La recuperación de las principales
corrientes hídricas;
La búsqueda de una mayor
ecoeficiencia en la ciudad.
Zonas Piloto de Recuperación Ambiental
- ZOPRA
10. En la RegiónEn la Región
Los grandes problemas
Contaminación hídrica superficial
y subterránea;
Contaminación atmosférica
• Por partículas
• Por ruido
Deterioro de los suelos
• Por minería
• Cementación
• Uso de agroquímicos y
compactación por ganadería
Pérdida de biodiversidad
11. En la RegiónEn la Región
Los grandes causantes
Actividades productivas contaminantes
Urbanización caótica
Producción de residuos sólidos y aguas
residuales
12. Hacia la Sostenibilidad AmbientalHacia la Sostenibilidad Ambiental
Ordenar el crecimiento
urbano;
Controlar y orientar el
proceso de industrialización;
Promover la producción
limpia en todas las
actividades;
Mejorar la movilidad y
Hacer una gestión ambiental
más agresiva,
particularmente por los
municipios.
13. Plan de Siete PuntosPlan de Siete Puntos
1. Plan de Ordenamiento Territorial Regional;
2. Adopción de la Estructura Ecológica Regional
(EER)
3. Estandarización de normas ambientales y
tributarias.
4. Revisión y articulación del POMCA del río
Bogotá;
5. Programa concertado de producción más
limpia en toda la región;
6. Plan de infraestructura vial y de transporte, a
partir del uso de energías limpias y
7. Arreglo institucional de largo plazo.
14. ¡Tierra buena, tierra buena, tierra
que pone fin a nuestra pena!
¡Tierra de oro, tierra abastecida,
tierra para hacer perpetua casa!
Juan de Castellanos (1537)
Notas del editor
Debemos partir de tres premisas fundamentales: hay un vinculo indisoluble entre la ciudad capital y la región, hoy más fuerte que nunca por el proceso de metropolización de hecho. Vínculo sobre el cual no existe la suficiente conciencia entre los ciudadanos de la capital ni de los municipios.
Frente a la clásica definición de la sostenibilidad ambiental debemos reconocer, como veremos en esta exposición, que no se cumplen sus condiciones y que por tanto se requiere un esfuerzo consciente de las autoridades y la ciudadanía para reorientar y controlar los procesos y sociales que se están viviendo, como se intenta hacer en parte con el acuerdo intergubernamental de la Región Capital.
Hagamos primero una breve reflexión sobre ese vinculo indisoluble entre la ciudad y la región, partiendo de los aportes tradicionales de la región a la ciudad:
Agua. Actualmente la ciudad consume aproximadamente 20 metros cúbicos por segundo de agua y se estima que necesitará cerca de 25 metros adicionales en los próximos 40 años. Para abastecer este consumo, la ciudad capta una parte del agua de la cuenca del río Bogotá, que pertenece a la región.
Alimentos. Papa, verduras y lácteos, artículos esenciales de la canasta familiar, son producidos, en forma total o en una proporción importante, en las fértiles tierras de la Sabana de Bogotá o en zonas aledañas. Además, históricamente se proveía de trigo y cebada en una cantidad importante. Bogotá consume grandes cantidades de papa, en su casi totalidad abastecidas por la Sabana y zonas aledañas. En general, hasta 40 kilómetros de la Capital se produce el 33% de los alimentos que se consumen en la ciudad.
Además, esta sabana es proveedora (en unos casos, mayoritaria) de las hortalizas que consume la ciudad, y bien puede ser el principal centro exportador a los países vecinos.
No obstante el carácter extensivo de la explotación pecuaria, la producción lechera de la Sabana abastece un alto porcentaje del consumo en Bogotá.
En síntesis, esta región ocupa un papel estratégico en el suministro de alimentos esenciales para la canasta familiar y, por ende, para su seguridad alimentaria.
En otros renglones productivos importa destacar los siguientes casos:
Flores. Su producción y exportación constituye uno de los mayores aportes a la economía regional y nacional.
Energía. Gracias al aprovechamiento de las aguas del río Bogotá se genera cerca del 20% de la energía eléctrica que se consume en la ciudad, con un promedio de 2.500 megavatios/día.
Materiales de construcción. La ciudad consume anualmente cerca de 15 millones de toneladas de materiales de construcción (piedra y arcilla) que, en su mayoría, son extraídos de la Sabana. De no existir este abastecimiento se paralizaría la construcción o habría que utilizar fuentes lejanas, con costos que encarecerían la construcción de una forma muy onerosa.
Depósito de residuos y aguas residuales. Uno de los principales servicios ambientales que le presta la región a la ciudad es ser depósito de sus residuos sólidos y líquidos. En la actualidad la ciudad produce más de 6.000 toneladas de residuos sólidos que se depositan en el relleno de Doña Juana y que, en un futuro cercano, se dispondrán en otras zonas de la Sabana ante el agotamiento de la capacidad del relleno mencionado. El río Bogotá recibe diariamente más de 15 m3 por segundo de aguas residuales, con altos niveles de contaminación, además de las que se infiltran en el suelo, afectando los acuíferos.
Recreación. Los diversos parajes de la zona plana y de las laderas de la Sabana se convierten, cada ocho días, en el más grande parque de recreación y turismo del país que recibe cerca de 200.000 visitantes citadinos.
Alojamiento. Tanto los pueblos sabaneros como las numerosas fincas destinadas al efecto, alojan más de 100.000 personas que laboran en la ciudad. Además, en sus alrededores, sobre todo en la zona norte, tienen asiento numerosas residencias de habitantes de la ciudad, fincas, colegios, universidades, clubes sociales y deportivos.
Mercado. En la Sabana de Bogotá habitan cerca de 1.500.000 personas que constituyen un importante mercado para la industria y el comercio localizados en la ciudad capital. Es dable pensar que, para muchas empresas, el mercado sabanero es su principal fuente de ingresos.
El otro lado de la ecuación muestra que, dentro de los múltiples servicios que ofrece la ciudad a los residentes en la sabana, vale la pena destacar cuatro muy notorios:
Empleo e ingreso. Se estiman en más de 100.000 las personas que tienen empleo o ingresos de la ciudad;
Educación: un número no cuantificado debidamente determinado de estudiantes universitarios y de secundaria reciben educación en los centros docentes de la ciudad.
Sede administrativa: es sede del gobierno departamental
Suministro de bienes: Dada la circunstancia de una economía altamente diversificada y con predominio de bienes de consumo, es la principal proveedora del mercado regional.
Servicios públicos: Parte importante de los municipios circunvecinos reciben los servicios de agua y energía de empresas bogotanas y el principal medio de transporte internacional tiene su asiento en la capital de la república.
Como se aprecia en esta breve relación, es evidente la simbiosis entre la ciudad de Bogotá y la región de la Sabana de Bogotá.
Pero en la actualidad esta interdependencia se ha hecho más compleja por cuenta del agresivo proceso de metropolización que se está experimentando, expresado en conurbación acelerada, y la conformación de una red (desordenada) de centros urbanos regionales, áreas de usos periurbanos y transformación del suelo rural por agroindustrias y sobre todo por ocupación de empresas industriales y comerciales. Transformaciones con impactos ambientales graves que veremos más adelante.
Ya desde 2003, cuando elaboramos el estudio sobre Ciudad Región en la Contraloría de Bogotá, cuya dirección ocupaba honrosamente en esa época, llamamos la atención, al igual que otros expertos en épocas diferentes, sobre la conformación acelerada de una nueva entidad territorial de carácter informal: la metrópoli de Bogotá y que hoy llamamos Región Capital.
En cuanto a las redes de comercio e industria se expresan en las numerosos zonas francas ya construidas o autorizadas. Se habla de 17 zonas. Además se estiman en cerca de 3.000 las industrias individuales y zonas comerciales esparcidas por todo el territorio, además de las explotaciones mineras tradicionales y las agroindustrias, especialmente la floricultura.
Cabe anotar que esta expansión probablemente será mayor con los grandes megaproyectos como la expansión del aeropuerto El Dorado, el Tren de cercanías y la ampliación de la red de carreteras.
Estos hechos nos llevan a una primera conclusión muy importante para delinear las políticas del futuro: la idílica figura de una región de vocación agropecuaria y forestal, tal como se plantea en la Ley 99 de 1993, va siendo cada vez más lejana.
Hoy tenemos la realidad de una región con una profunda transformación en su estructura productiva y en su conformación urbana difícil de reversar, pero sí de recomponer y controlar para garantizar el desarrollo sostenible, como veremos más adelante.
Ciertamente, hacia el futuro, como lo hemos sintetizado en la frase: una gran ciudad en una gran región, no es posible pensar en que Bogotá sola absorba los retos del crecimiento económico y del desarrollo social frente a una población creciente. Se requiere el concurso de toda la región, al igual que el desarrollo de la región requiere el concurso de la capital.
Pero para ello se necesita superar los problemas ambientales tanto en la ciudad central como en el resto de los componentes de la metrópoli, a cuyo nacimiento estamos asistiendo. Vale decir, necesitamos garantizar su desarrollo sostenible.
En cuanto a la ciudad central, en la cual fungimos como autoridad ambiental, venimos haciendo un esfuerzo sistemático, orientados por el Plan de Gestión Ambiental, el Plan de Desarrollo y el Plan Ambiental Cuatrienal del Distrito.
Sería dispendioso hacer referencia a las múltiples acciones que adelantamos – y cuya continuidad se debe garantizar por las administraciones futuras - para promover el desarrollo sostenible y el ambiente sano en la capital de la república: Por ello quisiera solamente menciono algunas de las más interesantes que aparecen en la diapositiva y que estamos seguros encauzarán a la ciudad capital por caminos sostenibles.
Hecha esta breve anotación quisiera referirme a la situación y las posibilidades del otro componente de la región metropolitana: los municipios circunvecinos de la región
Tal como lo ilustra la CAR en el diagnóstico de su Plan de Gestión Ambiental 2001 – 2010, existen importantes problemas ambientales cuya síntesis aparece en la diapositiva.
Estos impactos son mucho más graves si se tiene en cuenta la riqueza natural de la sabana de Bogotá, que hizo exclamar a don Juan de Castellanos en plena época de la fundación la famosa frase con la cual termina esta presentación, apreciación que fue compartida durante más de cuatro siglos por numerosos viajeros extranjeros. Una región con una de las tierras más fértiles del país, con seis ecosistemas caracterizados y con una biodiversidad importante, hoy por desgracia prácticamente desaparecida.
Sobra entrar en detalles de cada uno de estos impactos ambientales, porque cualquier visitante de la sabana puede apreciarlos.
Lo más importante es reconocer los factores que causan y causarán este deterioro, que la propia CAR ha identificado con claridad. Se pueden sintetizar en tres principales:
En cuanto a las actividades productivas importa señalar que la minería tiene una grave incidencia en la región, lo mismo que las actividades agrícolas y agroindustriales no sólo en cuanto a la producción de factores contaminantes sino también en lo que se refiere al exagerado o mal uso de los recursos, particularmente el agua. Pero también tienen una incidencia negativa el transporte con la producción de material particulado y el turismo hebdomadario que deja enormes depósitos de basura.
Las ciudades y poblaciones circunvecinas han tenido un desarrollo sin precedentes en la última década. Pero este crecimiento ha sido desordenado y con la ocupación de tierras y ecosistemas frágiles en muchas ocasiones.
Más aún. En los casos de Funza, Chía y Cota se corre el riesgo de que la expansión de la ciudad capital y de estos centros pueda llevar en un futuro a procesos de conurbación con graves consecuencias para el desarrollo armónico de la región. Procesos que se deben evitar a toda costa. Sobre residuos sólidos y aguas residuales es claro que, mientras no se cambien los hábitos de consumo actuales y las formas de producción industrial despilfarradoras, con tecnologías inapropiadas, se seguirán produciendo enormes cantidades de residuos sólidos, líquidos y gaseosos que contaminan suelos, aguas y el aire. Igual que en Bogotá, se deberá hacer, como en efecto se está haciendo hoy en parte, esfuerzos para su tratamiento y disposición. Tal el caso de las PTAR que operan en un buen número de municipios y en la recolección de residuos y su disposición en el relleno de Nuevo Mondoñedo.
Frente a esta situación cabe recordar entonces que el desarrollo sostenible, en su más neta expresión, tiene dos elementos a considerar:
1. el incremento de las actividades productivas y de urbanización de tal forma que se produzca un mejoramiento del nivel de vida, del empleo y, en una palabra de la riqueza social; y
2. que ello se haga en condiciones tales que no se afecten las posibilidades futuras de continuar creando riqueza, en forma de bienes y servicios para las generaciones futuras, vale decir, que no se agoten las bases naturales de la producción y se afecte seriamente el hábitat humano.
En estas condiciones mal haríamos en pensar que se paralice la dinámica económica de la región, pero ello debe hacerse cumpliendo rigurosamente con los cánones normativos y técnicos que garanticen su sostenibilidad.
Para lograr este resultado - y aquí está el meollo del asunto – es necesario tomar medidas que permitan ordenar el crecimiento urbano, controlar y orientar el proceso de industrialización, promover la producción limpia en todas las actividades productivas, mejorar la movilidad y realizar una gestión ambiental más agresiva con el fin de mitigar los impactos ambientales, particularmente por los municipios.
Sin embargo, buena parte de estas medidas no dependen de la autoridad ambiental; son el resultado de grandes acuerdos regionales que deberán construirse a partir de los esfuerzos de la Región Capital.
Entre ellos cabe mencionar siete fundamentales.
1. La definitiva consolidación de un Plan de Ordenamiento Regional, en forma tal que lleve a la construcción de una red armónica de centros urbanos y de actividades suburbanas y rurales y no a una competencia desmedida entre los municipios.
Nada peor para garantizar la sostenibilidad que esta competencia entre entes territoriales para atraer inversionistas y constructores. Los únicos beneficiarios serán estos y no los habitantes de los respectivos municipios, al sufrir las consecuencias del deterioro de su base natural.
2. El Distrito Capital ha liderado la implementación del concepto de Estructura Ecológica Principal en el país, pero cualquier esfuerzo para su consolidación resulta limitado e insular, hasta que no se adopte la Estructura Ecológica Regional que condicione el modelo de ordenamiento territorial.
3. La estandarización de normas ambientales en la región – capital, ya que la flexibilización de las mismas y un tratamiento tributario discriminatorio, generan un incentivo perverso para las actividades productivas. En este sentido a formulación de un estatuto tributario regional neutral respecto a las decisiones de inversión privada, permitirá que la elección de su localización no sea el resultado de prebendas impositivas sino de las ventajas reales para cada tipo de empresa.
4. La revisión y articulación del POMCA del río Bogotá tomando en cuenta las nuevas realidades (Macroproyecto del río Bogotá, POMCAS de los ríos Tunjuelo, Fucha y Salitre, nuevas ocupaciones del territorio, etc.
5. La adopción de un acuerdo entre empresarios, autoridades municipales y autoridades ambientales para un programa de producción más limpia en toda la región;
6. La adopción de un plan de infraestructura vial y de transporte que mejore la movilidad, a partir del uso de energías limpias y
7. Un arreglo institucional que vaya más allá de los acuerdos de corto plazo y que permita la construcción paulatina r una autoridad metropolitana como ente responsable de los programas y proyectos comunes y que sirva de apoyo al ejercicio de la autoridad ambiental.
Este Plan de siete puntos debe permitir avanzar en la dirección de lograr el desarrollo sostenible que anhelamos para esta tierra de todos.