Este documento explora el uso de videojuegos en el aula como entornos de aprendizaje. Propone transformar el salón de clases en un laboratorio para que los estudiantes creen sus propios videojuegos educativos en equipo, desarrollando habilidades del siglo 21. Esto requiere cambios en cómo entendemos el proceso de enseñanza-aprendizaje para enfocarse en situaciones del mundo real y permitir que los estudiantes exploren y aprendan a través de la experiencia.