1. Primera Lectura: de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):
Salmo Responsorial: Sal 84,2-4.5-6.7-8
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
Evangelio: san Mateo (12,46-50)
Los parientes de Jesús
Tiempo Ordinario. Los que hagan la
voluntad de mi Padre... esos son mis
hermanos y mi madre.
Autor: Edgar Pérez | Fuente: Catholic.net
2. Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):
• Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu
heredad, a las que habitan apartadas en la maleza, en medio del
Carmelo.
• Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos antiguos; como
cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios.
• ¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa
al resto de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se
complace en la misericordia.
• Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a
lo hondo del mar todos nuestros delitos. Serás fiel a
Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a nuestros padres en
tiempos remotos.
¡Es palabra de Dios! ¡Te alabamos Señor !
3. Salmo 84,2-4.5-6.7-8
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
• Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira. R/.
• Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad? R/.
• ¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R/.
4. Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,46-50):
• En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su
madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar
con él.
• Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y
quieren hablar contigo.»
• Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mí madre y quiénes
son mis hermanos?»
• Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi
madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre
del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»
¡Es palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
5. Oración
• El Evangelio no comenta cómo reaccionó María ante las palabras de Jesús
porque sabemos que ella guardaba todo en su corazón. Dame esa luz y
confianza, Señor, para ser una persona de oración, de reflexión, de acoger en
el silencio tus inspiraciones, para luego meditar y vivir tu voluntad.
Petición
• María, intercede por mí para que la voluntad de Dios sea todo en mi vida.
6. Meditación
• Es importante en nuestra oración: debemos aprender a confiar más en la
divina Providencia, pedirle a Dios la fuerza para salir de nosotros mismos para
renovarle nuestro "sí", para repetirle "Hágase tu voluntad", para adecuar
nuestra voluntad a la suya. Es una oración que hacemos a diario, ya que no
siempre es fácil confiar en la voluntad de Dios, repetir el "sí" de Jesús, el "sí"
de María. Los relatos del evangelio de Getsemaní muestran dolorosamente
que los tres discípulos elegidos por Jesús para estar cerca a él, no fueron
capaces de velar con Él, de compartir su oración, su adhesión al Padre, y se
sintieron abrumados por el sueño.
• Queridos amigos, pidamos al Señor ser capaces de velar con Él en la
oración, de seguir la voluntad de Dios cada día, incluso si habla de Cruz, de
vivir en intimidad cada vez mayor con el Señor, para traer a esta "tierra", un
poco del "cielo" de Dios. (Benedicto XVI, 1 de febrero de 2012.)
7. Reflexión
• ¿Quién es mi madre y quiénes mis hermanos? Es una pregunta que aún hoy Cristo lanza a cada
uno de los que le siguen por el camino de la donación total en el cristianismo. En aquella
oportunidad Cristo no predicaba sólo a sus apóstoles sino a cuantos lo seguían y querían aprender
de Él. Por tanto no se trata de una pregunta a alguno exclusivamente consagrados a su
seguimiento sino que está dirigida a todos los bautizados. Es allí cuando de pronto llega la dulce
madre y algunos de sus hermanos que en la usanza de esa cultura significaba los parientes y no
únicamente los hermanos carnales. (Así se les decía a los primos hermanos)
• Quieren hablar con Jesús. Se lo comunican. Cualquiera hubiera pensado que el Señor, como buen
hijo, hubiera dejado todo para atender a los suyos. Realmente nada impide pensar que debió
atender a su madre con premura y atención. Sin embargo, el texto evangélico no nos señala una
gracia que sólo correspondía a los suyos sino que nos reporta la enseñanza que quiere sacar el
Señor de eso tan banal como dejar la conversación y hablar con su mamá.
• ¿Quién es mi madre y quiénes mis hermanos?, preguntará a los atentísimos auditores. Nadie se lo
esperaba. Ni siquiera nosotros si nos lo preguntara hoy, y, de hecho, nos lo pregunta porque el
Evangelio es palabra viva de Cristo. Cuantos hicieren la voluntad de mi Padre... esos son mis
hermanos y mis hermanas y mi madre. Nada más significativo ni más lógico. Si el Señor se hizo
hombre para redimirnos, nosotros los hombres nos asemejaremos a Él en la medida en que nos
igualemos en lo que más amó Cristo, como fue en cumplir la Voluntad de su Padre que está en
los cielos.
• Entonces, la pregunta sigue siendo viva y operante en cada uno de los que profesamos el nombre
de cristianos: ¿Somos al presente hermanos verdaderamente de Cristo en el cumplimiento
exquisito de la Voluntad Santísima de su Padre Celestial?
8. Propósito
• Hacer diariamente un examen de previsión al iniciar el día, es
decir, revisar si lo que voy a hacer es conforme a la voluntad de Dios.
Diálogo con Cristo
• Señor, quiero ser parte de tu familia. Quiero que tu voluntad sea la
norma de mi vida, sé que ése es el camino para la santidad. Te suplico
por la gracia que me des a conocer el camino para conocer y vivir tu
voluntad, porque es muy fácil decir que creo en ti y luego
comportarme de otro modo. Es fácil cumplir el deber y olvidarme de
que la única motivación de mis obras eres Tú. Quiero ser cada vez más
auténtico, más íntegro, quiero creer en Ti y demostrarte con mis obras
que te amo. Gracias, Señor, porque sé que cuento con tu ayuda.