1. Primera Lectura: del libro de la Sabiduría (1,13-15;2,23-24):
Salmo Responsorial: Sal 29
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
Segunda Lectura: de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,7.9.13-15):
Evangelio: san Marcos (5,21-43):
Las vacaciones de Jesús
Tiempo Ordinario. Vengan conmigo a un
lugar solitario, para que descansen un poco.
¡Qué gesto tan hermoso y tan humano de
parte de Jesús hacia sus apóstoles!
Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net
2. Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (23,1-6):
Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de
mi rebaño – oráculo del Señor –.
Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: «A los pastores que
pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las
expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas,
por la maldad de vuestras acciones – oráculo del Señor –.
Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países
adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para
que crezcan y se multipliquen.
Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se
espantarán, y ninguna se perderá – oráculo del Señor –. Mirad
que llegan días – oráculo del Señor – en que suscitaré a David
un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y
derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel
habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-
nuestra-justicia.»
¡Es palabra de Dios! ¡Te alabamos Señor!
3. Salmo 22
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
4. Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,13-18):
Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo,
estáis cerca los que antes estabais lejos.
Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola
cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el
odio.
Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo
las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo.
Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo
cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio.
Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz
también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos
al Padre con un mismo Espíritu.
¡Es palabra de Dios! ¡Te alabamos Señor!
5. Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y
le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a
descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban
tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y
apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de
todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les
adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos,
porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a
enseñarles con calma.
¡Es palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
6. Oración
Señor, me conmueve tu preocupación por tus discípulos, una
muestra más de tu infinito amor. Me presento hoy ante Ti,
porque yo también quiero contarte todo lo que he hecho. Quiero
darte todo mi corazón y amarte sinceramente. Ayúdame a ir a lo
profundo, a esos rincones de mi conciencia para descubrir qué
más debo entregarte o en qué parte de mi vida todavía no te
dejo entrar.
Petición
Jesús, que no me distraiga, ayúdame a tener una experiencia
de tu presencia en esta oración.
7. Meditación
Cuando Cristo vio a la gente que había venido para escucharlo y esperaba de
Él una orientación, sintió lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin
pastor. Entre las corrientes contrastantes de su tiempo, no sabían dónde ir.
Cuánta compasión debe sentir Cristo también en nuestro tiempo por tantas
grandilocuencias, tras las cuales se esconde en realidad una gran
desorientación.
¿Dónde hemos de ir? ¿Cuáles son los valores sobre los cuales regularnos?
¿Los valores en que podemos educar a los jóvenes, sin darles normas que tal
vez no aguantan o exigirles algo que quizás no se les debe imponer? Él es la
Luz. El cirio bautismal es el símbolo de la iluminación que recibimos en el
Bautismo.
Así, en esta hora, también san Pablo nos habla muy directamente. En la Carta a
los Filipenses, dice que, en medio de una generación tortuosa y convulsa, los
cristianos han de brillar como lumbreras del mundo.
Pidamos al Señor que la llamita de la vela, que Él ha encendido en nosotros, la
delicada luz de su palabra y su amor, no se apague entre las confusiones de
estos tiempos, sino que sea cada vez más grande y luminosa, con el fin de que
seamos con Él personas amanecidas, astros para nuestro tiempo. (Benedicto
XVI, 12 de abril de 2009.
8. Reflexión
Julio es, para la mayoría de la gente, el mes de las vacaciones. Y parece que
nuestro Señor quiso, incluso en esto, hacerse semejante a nosotros. El Evangelio
de hoy nos cuenta que Jesús, viendo fatigados a sus apóstoles al volver de la
misión, los invita a tomarse unas breves vacaciones: "Venid vosotros solos -les
dice- a un lugar tranquilo y apartado para que descanséis un poco". Y es que "eran
tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer". Bastante
trabajo debían tener los Doce para que nuestro Señor tomara esta iniciativa.
Y, a la vez, ¡qué gesto tan hermoso y tan humano de parte de Jesús hacia sus
apóstoles! No se le escapa ningún detalle y, como buen Amigo y compañero, se
preocupa de que no les falte un saludable "weekend" para que descansen y
repongan las fuerzas perdidas por el desgaste del apostolado. ¡Un feliz paseo en
barca por el mar de Galilea en compañía de Jesús! ¡Qué descanso y qué
compañía!
Sin embargo, en contra de las previsiones y a pesar del programa de "veraneo"
que el Señor pensaba organizar a los suyos, mucha gente los ve marcharse y van
detrás de Jesús y de los Doce, por tierra, para volver a encontrarse con ellos en el
lugar adonde se dirigían. Poco tiempo les duraron sus "vacaciones" porque, al
desembarcar, continuaron con sus afanes apostólicos y misioneros. ¡Qué ejemplo
de entrega a los demás! A pesar de que se tenían bastante merecido su
descanso, deben olvidarse de sí mismos y renunciar al legítimo reposo físico para
continuar ayudando y sirviendo a su prójimo. Al menos, pudieron descansar unas
horas. Y, conociendo la delicadeza de nuestro Señor, seguramente algunos días
más tarde disfrutarían de un sabroso fin de semana de descanso.
9.
Y aquí el evangelista nos presenta un rasgo sumamente bello y revelador de la persona
de nuestro Señor Jesucristo: "Al desembarcar, vio una grande multitud y le dio lástima
de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor". Sin duda alguna, este gesto del
Maestro debió impresionarles poderosamente a los apóstoles porque Mateo hace esta
misma observación tres veces consecutivas: antes de enviar a sus discípulos a la misión
(Mt 9, 36-38) y antes de las dos multiplicaciones de los panes (Mt 14, 12ss y Mt 15,
32ss). El verbo griego que emplean los evangelistas es muy fuerte y significa,
literalmente, "sentir ternura por alguien", "conmoverse las entrañas de compasión por
una persona". ¡Qué hermosos y sublimes los sentimientos de nuestro Señor!
Pero no son sentimientos vacíos y estériles, sino que lo lleva a la acción y a buscar
soluciones concretas para aliviar esas necesidades. En el primer caso, la compasión
empuja a Jesús a mandar a sus apóstoles a la misión; y en los otros dos, le lleva a hacer
numerosas curaciones y a saciar el hambre de toda esa pobre gente, signos externos de
lo que estaba realizando en el alma de aquellas personas. Marcos nos presenta a
nuestro Señor entregándose sin descanso, en cuerpo y alma, a la predicación y a la
enseñanza de las multitudes: "y enseguida -nos dice el evangelista- se puso a
enseñarles con calma". ¡Qué gran corazón de Jesús! ¡Qué bondad de Pastor, qué
ternura de Padre, qué delicadeza de Amigo! Si así de generoso y de misericordioso es
nuestro Señor, ¿quién tendrá miedo de acercarse a El?
El Papa Juan Pablo II decía a los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San
Pedro, que las vacaciones de verano deben ser un período particularmente propicio para
redescubrir los auténticos valores del espíritu. "Las numerosas ocupaciones y los ritmos
acelerados de la vida -afirmaba- hacen que en ocasiones sea difícil cultivar esta
importante dimensión espiritual. Las vacaciones veraniegas, si no son "quemadas" por la
disipación y la simple diversión, pueden convertirse en una ocasión propicia para volver
a dar aliento a la vida interior".
10. Propósito
Ojala que, a la luz del Evangelio de hoy, sepamos aprovechar
este período de vacaciones para renovar la paz y la serenidad
de nuestro espíritu a través de una sana recreación y
esparcimiento; y que dejemos también un espacio importante
para el cultivo de nuestra alma a través de la oración, de las
buenas lecturas, la meditación y la participación en los
sacramentos para encontrarnos personalmente con Dios
nuestro Señor.
Diálogo con Cristo
Jesús, gracias por enseñarme cómo tratar a los demás. Tú eres
un escultor genial, vas moldeando en tus apóstoles tu imagen
de bondad, de humildad y de generosidad. Nunca «usas» o ves
a los demás como meros instrumentos. Dame tu gracia para
poder ejercer tu estilo de liderazgo en todas mis relaciones,
especialmente en mi familia y en la evangelización y promover
el bien temporal y espiritual de cada uno. Que por encima de
todo, brille tu caridad en mi corazón.