Un hombre sufrió un ataque al corazón y fue dado por muerto, aunque se despertó en su ataúd antes del funeral. Los médicos dictaminaron que aunque no había muerto realmente, ahora sí lo estaba. A pesar de que el hombre gritaba que estaba vivo, la mayoría, incluyendo a los expertos y un notario, decidieron que debía considerarse muerto de acuerdo a la opinión de la mayoría. Por lo tanto, encendieron la pira funeraria a pesar de sus protestas.