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                             COMENTARIO
 EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA
                                     BIBLIA
TOMO I: EL ANTIGUO TESTAMENTO
POR Roberto Jamieson A. R. Fausset David
                                      Brown
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[PAG. 15] INTRODUCCION A LOS LIBROS PROFETICOS

———————————————

     La segunda división de las Escrituras, siendo las otras la Ley y Hagiógrafos. Incluía esta segunda división Josué,
Jueces, Primero y Segundo de Samuel, Primero y Segundo de Reyes, llamados los Profetas Primeros; e Isaías, Jeremías,
etc. hasta Malaquías, los Profetas Posteriores. Daniel está excluído, porque, aunque altamente dotado de dones
proféticos, él no había llenado el oficio de profeta; su libro pues está clasificado con los Hagiógrafos. Esdras tal vez
empezó, y otros más tarde completaron, el arreglo del canon. Los profetas no eran meros pronosticadores. Su nombre
hebreo, Nabƒ, proviene de una raíz de brotar como una fuente (Gesenius); de ahí el fervor de la inspiración, 2 Pedro 1:21
(otros lo interpretan como de una raíz arábiga, Exodo 4:16, interlocutor, el que habla en nombre de Dios, supliéndole
las palabras el Espíritu Santo); comunicadas por sueños, Joel 2:28, Job 33:14–17 (ningún caso de esto aparece en Isaías);
o visiones, haciéndose pasar la escena ante su mente (Isaías 1:1); o rapto, éxtasis (Números 24:4, 16; Ezequiel 1:3; 3:14);
sin privarlos a ellos, sin embargo, de su libre actuación consciente (Jeremías 20:7, 9; 1 Corintios 14:32).

    Estas formas peculiares de inspiración distinguían a los profetas, estrictamente llamados así, de Moisés y otros
inspirados (Números 12:6–8). De ahí su nombre veedores. De ahí, también el molde poético de su estilo, aunque menos
restringido, debido a su tendencia práctica, en las formas externas observadas en los libros poéticos. De ahí, también,
la unión de la música con el acto de profetizar (1 Samuel 10:5). Este estado extático, aunque elevado, no es el más alto;
porque Jesucristo nunca estuvo en él, ni Moisés. Se hacía necesario por la debilidad de los profetas, y la torpeza
espiritual del pueblo. Por consiguiente, este estado predomina en el Antiguo Testamento, pero está subordinado en el
Nuevo, donde el Espíritu Santo por la plenitud de sus dones ordinarios hace menos necesario el extraordinario.
Después del tiempo de la economía mosaica, la idea de profeta se asociaba regularmente con el oficio o cargo
profético, no conferido por los hombres sino por Dios. En esto ellos difieren de los místicos, cuya pretendida
inspiración es por ellos mismos; el profetismo es práctico, no iluso y apartado; la inspiración de los profetas es propia
sólo como los mensajeros de Dios al pueblo. Los siervos ordinarios y maestros regulares del pueblo eran los sacerdotes:
los profetas, distinguidos de ellos por la inspiración, eran designados para despertar y excitar. En Israel, sin embargo, a
diferencia de Judá, como no había verdadero sacerdocio, los únicos profetas eran los ministros ordinarios de Dios. La
profecía en Israel necesitaba ser apoyada más poderosamente y entonces las “escuelas” fueron establecidas; y más
hazañas proféticas llamativas (por ejemplo, las de Elías y Eliseo) son recordadas en Israel que en Judá. La ley era su
base (Isaías 8:16, 20), tanto en su forma como en su espíritu (Deuteronomio 4:2, 13:1–3); a veces ellos miraban hacia
adelante al día cuando su espíritu siempre viviente rompería su forma imperfecta de entonces a favor de un
desarrollo más libre y perfecto (Jeremías 3:16; 31:31); pero ellos no cambiaron ni un tilde en sus días.

     Eichorn bien llama al cántico de Moisés (Deuteronomio 32) la Magna Carta de la profecía. El cumplimiento de sus
predicciones había de ser la señal de que eran ellos verdaderos profetas de Dios (Deuteronomio 18:22). También lo era
el que ellos no hablaran en el nombre de ningún otro que no fuera el verdadero Dios (Deuteronomio 18:20). La
profecía era la única indulgencia sancionada por el vehemente deseo de conocer acontecimientos futuros, el cual es
tan común en Oriente (Deuteronomio 18:10, 11). Para una inspiración momentánea el mero comienzo de la vida
espiritual bastaba, como en el caso de Balaam; pero para una misión continua, el profeta tenía que ser convertido
(Isaías 6:7). En los días de Samuel (1 Samuel 10:8; 19:20) empiezan las “escuelas” proféticas. Estas eran asociaciones de
hombres, más o menos dotados del Espíritu, en las cuales los más débiles eran ayudados por los de poderes espirituales
más grandes: como en Beth‐el y Gilgal (2 Reyes 2:3; 4:38; 6:21). Unicamente los dirigentes estaban en comunión
inmediata con Dios, mientras que los demás se unían a Dios mediante su meditación (1 Reyes 19:15; 2 Reyes 8:13);
aquéllos obraban por medio de éstos como instrumentos (1 Reyes 19:16; 2 Reyes 9:1, 2). La concesión de los dones
proféticos, sin embargo, no se limitaba a estas escuelas (Amós 7:14, 15).

     [PAG. 16] En cuanto a ACCIONES SIMBOLICAS, muchas de ellas no eran reales sino solamente partes de las
visiones proféticas, hechos internos, no externos, siendo imposibles o indecorosos (Jeremías 13:1–10; 25:12–38; Oseas
1:2–11). Sin embargo, las acciones internas, cuando era posible y propio, eran a menudo expresadas exteriormente (1
Reyes 22:11). Aquellas puramente internas expresan el tema más fuertemente de lo que pudiera una afirmación seca.

    Otros CRITERIOS de un verdadero profeta, a más de los dos mencionados arriba, eran: conformidad de sus discursos
con la ley; el que no prometiera prosperidad sin arrepentimiento; su propia seguridad de su misión divina (a veces recibida de
mala gana, Jeremías 20:8, 9; 26:12), el producir aquella seguridad interna de la verdad en otros, lo que era para ellos una
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prueba más segura de parte del Espíritu de Dios, que aun los milagros externos y argumentos; su vida piadosa, su
fortaleza en el sufrimiento, exención del fanatismo, confirman estos criterios. Los milagros, aunque son pruebas, no
han de ser creídos, sin los criterios negativos (Deuteronomio 13:2). Las predicciones cumplidas durante la vida del
profeta, establecían su autoridad desde allí en adelante (1 Samuel 3:19; Jeremías 22:11, 12; Ezequiel 12:12, 13; 24).

    En cuanto a su PROMULGACION, era generalmente oral, ante el pueblo reunido, y después revisada por escrito.
La segunda parte de Isaías, y Ezequiel 40–48, probablemente no fueron dadas oralmente, sino por escrito. Antes del
tiempo de Isaías y sus contemporáneos, las profecías no eran escritas, porque no se destinaban al uso universal. Pero
ahora se abre un campo más extenso. Al poder mundano de las naciones paganas, que amenazaban destruir la
teocracia, desde allí en adelante se opone el reino de Dios, el cual estaba por conquistar a todos por medio del Mesías,
cuya venida concierne a todas las edades. Los profetas menores dan la quintaesencia de sus respectivos autores.
Ocurre un caso de la manera de juntar y publicar las profecías (Jeremías 36:4–14). Las de los profetas posteriores
descansan sobre las de los anteriores (Zacarías 1:4; 7:7, 12). Ewald supone que un gran número de rollos proféticos ha
sido perdido. Pero el hecho de que los profetas frecuentemente hacían alusión a los escritos que tenemos, y nunca a
los que se puede probar que no tenemos, hace probable que ya tengamos todas las predicciones que fueron dadas por
escrito; el cuidado dado de ellas, y el conocimiento exacto de las mismas mucho tiempo después (Jeremías 26:18, 19),
confirman esta opinión.

    La COLOCACION es cronológica; pero como los doce profetas menores son considerados como una sola obra, y
los tres últimos de éstos vivieron más tarde que Jeremías y Ezequiel, los primeros están colocados después de los
últimos. Los profetas menores están arreglados en orden cronológico, excepto Oseas, que siendo el más largo, está
puesto primero, aunque algunos eran anteriores a él: también Jonás, quien parece haber sido el primero de los profetas
posteriores.

    En cuanto al Mesías, ningún profeta por sí solo da una vista completa de él. Esta se compone de los diversos
aspectos de él en profecías diferentes combinadas; así como su vida en los Evangelios es una sola bajo un aspecto
cuádruplo. En la primera parte de Isaías, dirigida a todo el pueblo, la idea prominente es su triunfo como Rey, siendo
el propósito allí el disipar sus temores de las naciones circundantes; en la segunda, dirigida al resto elegido, se
presenta como Profeta y Sacerdote, siendo él mismo el sacrificio.
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[PAG. 547] LIBRO DEL PROFETA ISAIAS

INTRODUCCION

     Isaías, hijo de Amoz (no de Amós), fué contemporáneo de Jonás, Amós y Oseas, en Israel, si bien era más joven
que ellos; y de Miqueas, en Judá. Se cree que su llamamiento al grado máximo del oficio profético (cap. 6) se efectuó
en los últimos tiempos del reinado de Uzzías, más o menos en 754 A. de Cristo. Los capítulos 1–5 pertenecen a los
últimos años de ese reinado, y no, como creen algunos, al de Joatán. Durante el reinado de este último, parece que
ejerció su ministerio oralmente, y que no dejó ninguna crónica escrita de sus profecías, por no estar destinadas a todos
los siglos. De las profecías de los primeros veinte años de su ministerio, los capítulos 1–6 constituyen todo lo que
estaba destinado a la Iglesia Universal. Las nuevas épocas históricas, como las transcurridas en los reinados de Acaz y
Ezequías, durante las cuales se mezclaron los sucesos ocurridos en Israel con los de los imperios asiáticos, están
señaladas por los escritos proféticos. Los profetas tuvieron entonces que interpretar los juicios del Señor, a fin de hacer
que el pueblo tuviese conciencia de su justicia, así como de su misericordia. Los capítulos 7–10:4 pertenecen al reinado
de Acaz. Los capítulos 36–39 son históricos, y se extienden hasta el año décimo quinto de Ezequías. Es probable que
los capítulos 10–12 y todos los comprendidos entre el 13 y el 26 inclusive, pertenezcan al mismo reinado. La sección
histórica ha sido añadida para facilitar la correcta comprensión de estas profecías; con lo cual tenemos que el
ministerio de Isaías se extiende desde 760 hasta 713 A. de C., es decir, duró cuarenta y siete años. La tradición
talmúdica refiere que Isaías fué aserrado en dos, por orden de Manasés, con una sierra de madera, por haber dicho
que había visto a Jehová (Exodo 33:20; 2 Reyes 21:16; Hebreos 11:37). El relato de 2 Crónicas 32:32, parece dar a
entender que Isaías sobrevivió a Ezequías, pero la frase “primeros y postreros”, no está añadida como en el cap. 26:22
de este mismo libro, lo que hace posible que su historia de Ezequías no fuese completa. La segunda parte, caps. 40–66,
que contiene quejas a causa de la obscena idolatría, no necesita que sea limitada al reinado de Manasés, sino que es
aplicable a los reinados precedentes. Cuando Manasés ascendió al trono, Isaías tendria ochenta y cuatro años; de
manera que si profetizó hasta ocho años después, debe de haber sufrido el martirio a los noventa y dos años. De ser
así, Oseas profetizó por unos sesenta años. Una tradición oriental dice que Isaías vivió hasta los ciento veinte años. El
argumento decisivo contra la tradición es que, según la inscripción, todas las profecías de Isaías están incluídas en el
período de Uzzías a Ezequís; y la evidencia interna lo confirma.

    Su ESPOSA es llamada la profetiza, es decir, dotada, como Miriam, del don profético.

    Sus HIJOS no fueron considerados por él como meramente suyos; en sus nombres: Shear‐jashub—“el resto
regresar{”, y Maher‐shalal‐hash‐baz, “Es veloz al despojo, él se apresura a la presa”, se insinúan al pueblo los dos
asuntos principales de sus profecías, a saber los juicios de Dios sobre su pueblo y el mundo, y su misericordia, a pesar
de todo, para con los elegidos.

    Su VESTIDO de saco (cap. 20:2), era asimismo una muda al par que una predicación práctica, ya que por medio
de este vestuario él mismo se presenta personificando el arrepentimiento que predicaba.

    SUS OBRAS HISTORICAS.—La historia, según la escribieron los profetas, es una profecía retrovertiva. Como el
pasado y el futuro proceden igualmente de la esencia de Dios, una inspirada penetración en el pasado da a entender
una penetración en el futuro y viceversa. De aquí que la mayor parte de los relatos del Antiguo Testamento hayan sido
escritos por profetas y estén clasificados entre sus escritos. Las Crónicas, al no estar clasificadas entre éstos, no pueden
haber sido escritas por los profetas, sino que han sido tomadas de sus monografías históricas. Ejemplo: la vida de
Uzzías por Isaías (2 Crónicas 26:22); igualmente la de Ezequías (2 Crónicas 32:32); de estas últimas todo lo que se ha
considerado importante para todos los siglos nos ha sido preservado; mientras que el resto, que era local y temporal,
se ha perdido.

     La INSCRIPCION (cap. 1:1) tiene aplicación a todo el libro, e indica que Isaías es el autor de la segunda parte
(caps. 40–66), lo mismo que de la primera. Pues las palabras “tocante a Judá y Jerusalén”, no se oponen a la idea de
que la inscripción se aplique a todo el libro, ya que lo que dice contra otras naciones se debe a la relación que éstas
mantenían con Judá. De ahí que Amós use la inscripción “tocante a Israel”, aun cuando siguen varias profecías contra
otras naciones. Ewald sostiene que los caps. 40–66, aunque espurios, fueron añadidos [PAG. 548] a la parte precedente
a fin de que ésta fuese preservada. Pero esto no significa que la primera parte no estuviese conectada con la última.
Aquélla termina con la deportación a Babilonia (cap. 39:6); ésta comienza con la futura redención del cautiverio. La
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sección que comprende los caps. 40–46, no tiene encabezamiento propio, lo que prueba que está íntimamente
conectada con la precedente, y que está comprendida en el encabezamiento general del cap. 1:1. Josefo, Antigüedades,
11:1, sec. 1, 2, dice que Ciro fué inducido por las profecías de Isaías (caps. 44:28; 45:1, 13) a ayudar a los judíos a
regresar a su patria y a reedificar el templo. Esdras cap. 1, confirma esto mismo; Ciro, en su edicto, se refiere
claramente a las profecías de la parte segunda, en las cuales Jehová le asigna el imperio, y el deber de reconstruir el
templo. Es probable que él tomase de ellas su histórico nombre de Ciro (Coresh). Además, profetas subsiguientes imitaron
esta segunda parte, que Ewald atribuye a tiempos posteriores; verbigracia, cf. Jeremías 50–51, con las predicciones de
Isaías contra Babilonia. La frase “El Santo de Israel”, que ocurre sólo tres veces en otras partes del Antiguo
Testamento, es una expresión favorita de la segunda parte de Isaías lo mismo que de la primera, que expresa la
fidelidad de Dios en cumplir las promesas de su pacto. Jeremías cita esta expresión suya; lo mismo hace el autor del
Eclesiástico 48:22–25 (“consoló”), que cita el cap. 40:1, como de Isaías. Lucas 4:17 cita el cap. 61:1, 2 como de Isaías, y
leído por Jesucristo en la sinagoga.

    Lo ACERTADO de las profecías es sorprendente; lo que ocurre en la segunda parte de Isaías, acontece en Miqueas
4:8–10, donde el destierro babilónico y la liberación son PREDICHOS 150 años antes de que las hostilidades entre Judea
y Babilonia se hubiesen iniciado. Por otra parte, todos los profetas que predijeron la invasión asiria coinciden en
afirmar que Judá sería librada no por la ayuda egipcia, sino directamente por el Señor. Aun más, Jeremías, cuando los
Caldeos estaban en la cúspide de su prosperidad, predijo su conquista por los Medos, quienes entrarían en Babilonia
por el lecho seco del Eufrates, una noche de orgía. Ningún cálculo humano podría revelar estos acontecimientos.
Eichorn califica estas profecías como “veladas descripciones históricas”, reconociendo, a despecho de sí mismo, que
son algo más que fantasías poéticas. El capítulo 53 de Isaías fué escrito con certeza siglos antes del advenimiento del
Mesías; sin embargo, aquí se describen minuciosamente sus sufrimientos. Estos no pueden ser una invención judía,
porque los judíos esperaban a un Mesías que viniese a reinar, no a sufrir.

     Los racionalistas tienen hasta cierto punto razón en decir que las PROFECIAS descansan sobre UNA BASE
GENERAL que las distingue de la adivinación. Esto se debe a que descansan sobre la idea esencial de Dios. Los
profetas, compenetrados de este conocimiento interior de su carácter, tienen conciencia de las leyes eternas por las
cuales el mundo está gobernado, a saber, que el pecado es la ruina del hombre, y que tiene que ser seguido por el
juicio, pero que el pacto de misericordia hecho por Dios con sus electos, es inmutable. Sin la profecía el residuo de los
elegidos habría decrecido, y hasta los juicios de Dios habrían fracasado en sus propósitos al no reconocérseles ese
carácter, ya que serían meros hechos aislados, carentes de significado. Babilonia estaba en los días de Isaías bajo el
dominio de Asiria; había tratado, sin éxito, de rebelarse; pero los elementos de su éxito y grandeza posteriores, ya
existían entonces. El Espíritu Santo iluminó las facultades naturales del profeta para discernir su levantamiento, y sus
facultades espirituales para prever su caída: consecuencia infalible, según las eternas leyes de Dios, del orgullo que el
éxito pagano genera; y también la restauración de Judá, como el pueblo del pacto con quien Dios, de conformidad con
su esencial carácter, no estaría airado para siempre. La verdadera conversión es el gran remedio que el profeta
propone contra todos los males. En esto únicamente consiste su norma de conducta: El reprender, amenazar y
prometer se suceden de una manera recular. La idea básica de todo se halla en el capítulo 26:7–9; Levítico 10:3; Amós
3:2.

    EL USO DEL PRESENTE Y EL PRETERITO en la profecía no prueba que el autor sea posterior a Isaías, pues los
videntes ven lo futuro como presente, e indican que lo pasado ideal no fué un pasado real. Es que ven las cosas a la luz
de Dios, quien “llama a las cosas que no son como si ya fuesen”. Cuando contemplamos desde una gran eminencia un
paisaje, nos parece que las colinas están pegadas unas a otras, aunque en realidad están muy separadas. Es lo que
ocurre con los sucesos predichos: el orden, la sucesión y la agrupación están presentes, en tanto que los intervalos de
tiempo se pasan por alto. Sin embargo, a veces se indica el tiempo (Jeremías 25:12; Daniel 9:26). Y así vemos que la
liberación del cautiverio de Babilonia y la que más tarde efectuaría el Mesías, están agrupadas por LA LEY DE LA
SUGESTION PROFETICA; sin embargo, ningún profeta confunde de tal manera las dos que haga del Mesías el
caudillo de Israel que lo saque de Babilonia. Para el profeta probablemente no había ningún doble [PAG. 549] sentido;
pero para sus ojos espirituales, los dos sucesos, aunque distintos, estaban tan próximos y eran tan análogos que no
pudo separarlos en la descripción que de ellos hizo sin incurrir en infidelidad para con el retrato que tenía ante sí. Sin
embargo, Isaías siempre se refiere primero al más remoto y antitípico suceso, a saber, la venida del Mesías, y es el que
describe más minuciosamente, antes que el tipo más cercano; por ejemplo, la profecía tocante a Ciro (Cf. cap. 45:1 con
el 53). En algunos casos, el profeta se sitúa en medio de sucesos; por ejemplo, la humillación de Jesucristo, que él
contempla como cosa pasada, y su glorificación, como cosa por venir, haciendo uso, con relación a esta última. del
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                                                  ISAIAS - JEREMIAS



tiempo futuro (cf. cap. 53:4–9 con 10–12). Las indicaciones tocante al tiempo en que acontecieron los sucesos se dan
con mucha escasez por los profetas; sin embargo, por lo que atañe al Mesías, son bastante precisas como para crear la
expectación general de su venida en el tiempo en que nacería.

     LOS CALDEISMOS que se consideran como una prueba en contra de la autenticidad de la segunda parte de
Isaías, se encuentran en mayor número en la primera parte. La verdad es que estos términos se hallan en todo el
Antiguo Testamento, especialmente en las partes poéticas, donde se prefieren las expresiones desusadas. Esto se debe
al hecho de que los patriarcas vivían rodeados de gente que hablaba el caldeo; y en tiempo de Isaías estaban en uso
algunos vocablos de esa lengua que eran introducidos por extranjeros.

    SUS SIMBOLOS son pocos y sencillos, y sus imágenes poéticas son correctas. Lo contrario ocurre con los profetas
durante el destierro y después de él. Aggeo y Malaquías no son excepciones, ya que su estilo, distinto al de Isaías,
carece de imágenes temerarias y apenas se elevan sobre la prosa; prueba evidente de que Isaías existió mucho antes de
la deportación a Babilonia.

    En cuanto a VISIONES estrictamente así llamadas, sólo tiene una, la del capítulo 6, y aun es más sencilla que las
de los profetas posteriores. Pero él hace uso frecuente de SEÑALES; por ejemplo, usa un hecho actual como señal de
lo que acontecerá en el más distante futuro; esto se debe a que Dios condesciende con la debilidad del hombre (caps.
7:14; 37:30; 38:7).

    Las VARIEDADES EN SU ESTILO no prueban que fuese falso; lo que pasaba es que su estilo variaba con el
asunto. La segunda parte no se dirige tanto a sus contemporáneos, como al futuro pueblo del Señor, el residuo elegido
purificado por juicios previos. De ahí la ternura de su estilo, y sus frecuentes repeticiones (cap. 40:1). Para la
reconfortante exhortación emplea muchas palabras. También agrega muchos epítetos al nombre de Dios, destinados a
servir de consolador apoyo, donde la fe pueda descansar a fin de no dar lugar a la desesperación. Hay igualmente en
ambas partes del libro peculiaridades características de Isaías; por ejemplo: “el ser llamado” equivalente a SER; la
repetición de las mismas palabras, en lugar de sinónimos, en los miembros paralelos de los versículos; la inserción de
himnos en sus profecías: “el residuo de los olivos”, en vez del remanente del pueblo que ha escapado de los juicios de
Dios. Cf. también cap. 65:25 con 11:6.

    El ARREGLO CRONOLOGICO favorece la opinión de que el propio Isaías coleccionó sus profecías en un
volumen, y no los hombres de Ezequías, como opina el Talmud fundado en Proverbios 25:1. Todas las partes y fechas
que pueden ser determinadas, se encuentran en su propio lugar, con excepción de unos cuantos ejemplos, donde las
profecías de idéntico contenido están juntas: Con la terminación de la invasión asiria (caps. 36–39) terminó la vida
pública de Isaías. La segunda parte constituye su legado profético hecho a la pequeña banda de fieles, semejante a los
últimos discursos de Moisés y de Jesucristo a sus respectivos discipulos.

     La EXPECTACION DEL MESIAS es tan fuerte en Isaías que Jerónimo, ad Paulinum, llama a su libro no profecía,
sino Evangelio; y dice de Isaías: “No es tanto un profeta como un evangelista”. El Mesías ya había sido descrito
vagamente en Génesis 49:10, como el Shiloh o Tranquilizador; también fué representado así en los Salmos 2; 45; 72; 110.
Isaías lo presenta con más precisión; y mientras que aquéllos se espacian en el oficio de Cristo como rey, Isaías
describe mayormente su oficio sacerdotal y profético. El Salmo 110 también exhibe su sacerdocio; pero un sacerdocio
real, y no uno expiatorio, como lo hace resaltar Isaías. El profeta se extiende de modo particular en la segunda parte,
por estar dirigida a los fieles electos; mientras que en la primera, dirigida a todo el pueblo, se espacia en las glorias del
Mesías, el antídoto contra los temores de que la gente estaba poseída, y la seguridad de que el reino de Dios
representado entonces por Judá, no sería aplastado por las naciones circunvecinas.

   SU ESTILO (Hengstenberg, Cristología. 1) es sencillo y sublime; su fantasía ocupa un lugar intermedio entre la
pobreza de Jeremías y la exuberancia de Ezequiel. Su dominio del estilo lo demuestra por su pericia en variarlo para
acomodarlo al asunto.

    [PAG. 550] La FORMA es en general la del paralelismo poético hebreo, aunque con una libertad desembarazada de
indebidas restricciones.
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    JUDA, pueblo menos apóstata que Israel, fué el asunto de sus profecías. Su residencia fué principalmente en
Jerusalén. Por lo que atañe a sus alabanzas véase el Eclesiástico 48:22–25. Cristo y los Apóstoles no citan a ningún
profeta con tanta frecuencia como a Isaías.

CAPITULO 1

     Vers. 1–31. 1. EL TITULO GENERAL O PROGRAMA de todo el libro; en él no hay fundamento para la tradición
talmúdica de que Isaías fué aserrado por Manasés. Isaías—equivalente a “Jehová salvará”; es alusivo al asunto de sus
profecías. Tocante a la “visión”, véase 1 Samuel 9:9; Números 12:6; y mi Introducción. Judá y Jerusalem—Sus profecías
también atañen a otras naciones, pero únicamente en cuanto a su relación con los judíos (caps. 13–23); lo mismo ocurre
con las diez tribus de Israel, a las que se contemplan únicamente a la luz de la misma relación (caps. 7–9). Jerusalén se
especifica de modo particular, por ser el asiento del templo, el centro de la teocracia y el futuro trono del Mesías
(Salmo 48:2, 3, 9; Jeremías 3:17). Jesucristo es el “León de la tribu de Judá” (Apocalipsis 5:5). Uzzías—llamado también
Azarías (2 Reyes 14:21; 2 Crónicas 26). Las profecías del Antiguo Testamento interpretan espiritualmente las partes
históricas, del mismo modo que las Epístolas del Nuevo Testamento interpretan los Evangelios y Los Hechos.
Estúdiense, pues, unos y otros y se echarán de ver sus mutuas relaciones espirituales. Isaías profetizó tan sólo unos
cuantos años antes de la muerte de Uzzías; pero las profecías proferidas en ese período (caps. 1–6) también tienen
aplicación al reinado de Jotán, durante el cual es probable que no escribiese nada; pues el cap. 7 se inicia con el reinado
de Acaz, que sigue al de Uzzías en el cap. 6. Después siguen las profecías proferidas durante el reinado de Ezequías. 2.
Comienza con las mismas palabras de Moisés (Deuteronomio 32); ello da a entender que la ley fué la constitución y
fundamento de toda profecía (cap. 8:20). Jehová—En hebreo significa: El que existe por sí mismo y cumple lo prometido, el
Inmutable. Los judíos nunca pronunciaban este santo nombre, sino que lo sustituían con el de Adonai. En la Versión
Inglesa, la palabra Señor con mayúsculas se pone en lugar de Jehová, aunque Señor es más bien el equivalente de
Adonai que de Jehová. hijos—(Exodo 4:22) se rebelaron—como hijos (Deuteronomio 21:18) y como súbditos, por ser
Dios el Rey de la teocracia (cap. 63:10). “He criado”, liter., elevado, a saber, privilegios peculiares (Jeremías 2:6–8;
Romanos 9:4, 5). 3. (Jeremías 8:7) el pesebre—el establo donde se da alimento (Proverbios 14:4). Espiritualmente,
simboliza la Palabra de Dios, el Bautismo y la Cene. Israel—Toda la nación, el reino de Judá y el de Israel, en sentido
restringido. Dios considera al pueblo de su pacto como una unidad. no conoce—a saber, a su dueño, como lo reclama
el paralelismo; es decir, no lo reconoce como a tal (Exodo 19:5, equivalente a “Mi pueblo”, Juan 1:10, 11). no tiene
entendimiento—para prestar atención a su Dueño (cap. 41:8), no obstante el alimento espiritual que El les suministra
(lo que responde a pesebre en la cláusula paralela). 4. pueblo—nombre peculiar de la nación elegida por Dios (Oseas
1:10). El que estuviese “cargado de iniquidad” es lo más monstruoso. El pecado es una carga (Salmo 38:4; Mateo 11:28).
generación—otro calificativo de los elegidos de Dios (Génesis 12:7; Jeremías 2:21), destinado a ser un “linaje santo”
(cap. 6:13); pero, aunque cause espanto el decirlo, eran “generación de malignos”, hijos—por adopción (Oseas 11:1),
bien que “malhechores”; y no sólo eran eso, sino “corruptores” de otros (Génesis 6:12); en progresión ascendente:
“nación, pueblo, linaje, hijos.” provocaron—liter., despreciaron hasta la provocación (Proverbios 1:30, 31), al Santo de
Israel—la peculiar atrocidad de su pecado consistió en que éste fué cometido contra Dios (Amós 3:2). dejaron …
tornáronse atrás—liter., se han enemistado (Salmo 58:3). 5. ¿Para qué?—O más bien; como la Vulgata: ¿Sobre qué parte?
Imagen tomada de un cuerpo cubierto enteramente con señales de golpes (Salmo 38:3). No hay parte alguna que no
haya sido golpeada, Toda cabeza … enferma—no se refiere, como suele citarse, a sus pecados, sino a la universalidad
de su castigo. Sin embargo, el pecado, la enfermedad moral de la cabeza o intelecto, y del corazón, constituye sin duda su
propio castigo (Proverbios 1:31; Jeremías 2:19; Oseas 8:11). “Enferma”, liter., está en estado de enfermedad [Gesenius];
“se ha convertido en enfermedad” [Maurer]. 6. Desde las clases más humildes del pueblo hasta las más encumbradas:
“el anciano y honorable, la cabeza; el profeta que enseña mentiras, la cola”. Véase Isaías 9:13–16. Primeramente expone
su mísera condición, evidente a todos (vers. 6–9); luego, no antes, su estado de irreligiosidad, la causa de ella.
herida—infligida judicialmente (Oseas 5:13). suavizadas … aceite—El arte de la medicina en el Oriente consiste
principalmente en aplicaciones externas (Lucas 10:34; Santiago 5:14). 7. Judá, en el reinado de Uzzías, aun no se había
restablecido del saqueo de los sirios durante el reinado de Josías (2 Crónicas 24:24), ni del de Israel, durante el reinado
de Amasías (2 Crónicas 25:13, 23, etc.) El profeta Amós (Amós 4:6–11), contemporáneo de Isaías, compara a Israel,
como aquí (vers. 9, 10), con “Sodoma y Gomorra”, a causa de los juicios de “fuego” que le sobrevendrían. delante de
vosotros—ante vuestros mismos ojos, sin que podáis evitarlos, asolada—liter., una desolación tal como uno podría
esperarla de invasores extranjeros. 8. queda la hija de Sión—La ciudad de Jerusalén (Salmo 9:14) y sus habitantes (2
Reyes 19:21); hija femenino, singular, usado como colectivo neutro, equivalente a hijos (véase abajo margen, cap. 12:6).
[Maurer]. Metrópoli o ciudad madre es el término correspondiente. La idea de juvenil belleza está incluída en el
término hija. queda—como un residuo que escapa a la destrucción general. choza—una cabaña hecha para
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proporcionar refugio temporal a los cuidadores de la viña. cabaña—que no es permanente. ciudad asolada—más bien,
como ciudad “dejada”; el vers. 9, requiere preservada, a saber, de la desolación que la rodea [Maurer]. 9. Jehová de
Sabaoth, esto es, Dios de [PAG. 551] los Ejércitos angélicos y estelares (Salmo 59:5; 147:4; 148:2). Las estrellas eran
objeto de idolatría, de ahí que su culto se llamase sabeísmo (2 Reyes 17:16). Dios está aun por encima de ellas (1
Crónicas 16:26). “Los bosques” eran símbolos de estos ejércitos estelares. El culto rendido por ellos a Sabaoth y no al
Señor de Sabaoth, fué causa de su presente desolación. (2 Crónicas 24:18). Se necesitaba nada menos que su poder
para preservar siquiera “el resto”; y así, muestra su condescendiente gracia, por amor de los elegidos, puesto que él no
necesita de nosotros, desde que posee innumerables huestes de servidores. 10. Sodoma—en un sentido espiritual
(Génesis 19; Jeremías 23:14; Ezequiel 16:46; Apocalipsis 11:8). 11. Dios aquí no desestima en absoluto los sacrificios que
son tan antiguos y universales como el pecado (Génesis 3:21; 4:4), y el pecado es casi tan antiguo como el mundo; lo
que aquí desecha son los sacrificios que no van acompañados de la obediencia del corazón y de una vida consagrada
(1 Samuel 15:22; Salmo 50:9–13; 51:16–19; Oseas 6:6). Los preceptos positivos son meros medios; la obediencia moral es
el fin. Esto prefigura el Evangelio, cuando el único y verdadero sacrificio habría de reemplazar a todas las sombras e
“introduciría la justicia eterna” (Salmo 40:6, 7; Daniel 9:24–27; Hebreos 10:1–14). Harto estoy—hasta la saciedad,
cansado. de holocaustos—éstos eran enteramente quemados, excepto la sangre, que era rociada alrededor del altar
(Levítico 3:4, 5, 11, 17). 12. ¿Quién demandó esto …?—como si le hicierais a Dios un servicio con esas hipócritas
ofrendas (Job 35:7). Dios las prescribió (Exodo 23:17), pero no para ofrecérselas con ese espíritu (Miqueas 6:6, 7).
Cuando vinieseis a presentaros—en el templo, donde la divina Shequina, que reposaba sobre el arca, era símbolo de
la presencia de Dios (Exodo 23:15; Salmo 42:2). mis atrios—el espacio que ocupaban los adoradores. Nadie podía
entrar en el templo propiamente dicho, excepto los sacerdotes. 13. vano presente—ofrendas incruentas, es decir, de
flor de harina, frutos, aceite, etc. (Levítico 2:1–13). En hebreo “minchah”. Incienso—puesto sobre los sacrificios, y
quemado sobre el altar del perfume; tipo de la oración (Salmo 141:2; Apocalipsis 8:3). Luna nueva—observada como
días festivos (Números 10:10; 28:11, 14) con sacrificios y sonidos de trompetas de plata, y sábado—el séptimo día, así
como los días en que comenzaban y terminaban las grandes fiestas. (Levítico 23:24–39). no las puedo sufrir—Maurer
traduce: “No puedo soportar la iniquidad y las solemnes reuniones”, esto es, las reuniones asociadas con la iniquidad.
Liter., los días de clausura de las fiestas. Tales eran los excesos de los grandes días (Levítico 23:36; Juan 7:37). 14.
solemnidades—el sábado, la Pascua, Pentecostés, el día de la expiación y la fiesta de los tabernáculos [Hengstenberg];
sólo éstas se celebraban en ciertas épocas fijas del año. cansado estoy—(cap. 43:24). 15. (Salmo 66:18; Proverbios 28:9;
Lamentaciones 3:43, 44.) Cuando extendiereis vuestras manos—en oración (1 Reyes 8:22). El hebreo dice:
“sangrientas”, a causa de los horribles pecados, especialmente la persecución de los siervos de Dios (Mateo 23:35). La
vocación de los profetas fué disipar la ilusión, tan contraria a la ley (Deuteronomio 10:16), de que el ritualismo externo
satisfaría a Dios. 16. Dios dice a los pecadores: “Lavaos,” etc., para que cerciorándose de su incapacidad de
“limpiarse” a sí mismos, clamasen a Dios; Lávame, límpiame (Salmo 51:2, 7, 10). de ante mis ojos—no había de ser
una mera reforma exterior a los ojos de los hombres, que no pueden, como Dios, ver lo interior del corazón (Jeremías
32:19). 17. buscad juicio—justicia, como magistrados, en lugar de buscar cohecho o soborno (Jeremías 22:3, 16). oíd en
derecho al huérfano—vindicadlo (Salmo 68:5; Santiago 1:27). 18. Dios se propone debatir el caso con nosotros, para
que todos puedan ver el justo y amoroso principio de su conducta para con los hombres (cap. 43:26). la grana—el
color de la túnica de Cristo cuando cargó con nuestros “pecados” (Mateo 27:28). Del mismo color era el cordón de
Rahab (Josué 2:18, cf. con Levítico 14:4). Dicen los rabinos que después de echadas las suertes sobre los dos machos
cabríos, se ponía una banda granate sobre la cabeza del que había de ser llevado al desierto, y que después de que el
sumo sacerdote hubo confesado los pecados suyos y los del pueblo sobre el cabrío la banda se volvía blanca. El
milagro cesó, según ellos, cuarenta años antes de la destrucción de Jerusalén, es decir, exactamente cuando Jesucristo
fué crucificado. Esta es una notable admisión de sus adversarios. El sentido fundamental del término “grana” en
hebreo es: “teñido dos veces”. Tan profundamente fijado está el pecado en el corazón que no bastan las lágrimas para
lavarlo. Nieve—(Salmo 51:7) Se presupone que debe haber arrepentimiento antes de que el pecado pueda ser
emblanquecido como la nieve (vers. 19, 20); éste (el arrepentimiento) también es un don de Dios (Jeremías 31:18, b;
Lamentaciones 5:21; Hechos 5:31). rojos—se refiere a la “sangre” (v. 15). como … lana—será restaurado a su blancura
original. Este verso demuestra que los antiguos padres no confiaron únicamente en las promesas temporales (art. VII,
del Libro de la Oración Común). Los pecados por ignorancia y otros semejantes, eran expiados por medio de ofrendas
pequeñas; de ahí que las culpas más graves necesitaban más grandes sacrificios, ya que “sin derramamiento de sangre
no hay remisión”. Aunque un sacrificio tal no se había, provisto, el perdón era prometido y esperado. De
consiguiente, los judíos espirituales deben haber buscado al único mediador del Antiguo y Nuevo Testamentos,
aunque hayan tenido acerca del mismo una idea algo confusa. 19, 20. Las bendiciones temporales en “la tierra de que
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tomaron posesión” fueron conspicuas entre las promesas del Antiguo Testamento, como convenía a la infancia de la
Iglesia (Exodo 3:17). Las promesas espirituales neotestamentarias derivan su similitud de aquéllas (Mateo 5:5). la boca
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de Jehová lo ha dicho—Las profecías de Isaías descansan sobre la Ley (Levítico 26:33). Dios no altera su palabra
(Números 23:19). 21. ramera—(Ezequiel 16:28–35). fiel—como una esposa (cap. 54:5; 62:5; Oseas 2:19, 20). en ella
habitó equidad—(2 Pedro 3:13). mas ahora, homicidas—opresores asesinos, que es la antítesis requerida (Nota v. 15;
1 Juan 3:15). 22. Tus príncipes y tus habitantes han degenerado de su sólido valor, equivalente a “plata” (Jeremías 6:28,
30; Ezequiel 22:18, 19), y en el uso que ellos hacían de la Palabra viviente, equivalente a “vino” (Cantares de Salomón
7:9). mezclado—liter., circuncidado. En árabe, asesinar el vino, equivale a diluirlo. 23. compañeros de ladrones—por
convivencia (Proverbios 29:24). las dádivas—(Ezequiel 22:12). [PAG. 552] La corrupción de una nación comienza por
sus gobernantes. 24. el Señor Jehová—equivalente a Adonal Jehová. el Fuerte de Israel—poderoso para tomar
venganza, así como antes lo era para salvar. Ea—que denota indignación. tomaré satisfacción—mi larga y probada
paciencia se desahogará en el ultimo castigo (Ezequiel 5:13). El lenguaje de Dios se acomoda a los conceptos humanos.
25. volveré mi mano—no en ira, sino en gracia (Zacarías 13:7), “sobre ti”, como lo demuestran los versículos 26, 27;
contrastado con los enemigos, de los cuales él mismo se vengará (v. 24). limpiaré—Liter., como limpia el álcali. tus
escorias … estaño—no tus pecados, sino las personas pecaminosas (Jeremías 6:29); “enemigos” (v. 24); los príncipes
degenerados (Nota v. 22) entremezclados con el “residuo” elegido por gracia. estaño—hebreo, bedil; la aleación de
plomo, estaño, etc., separados de la plata mediante la fundición. El piadoso obispo Bedell tomó esto como divisa de su
escudo. 26. Como la degeneración se había manifestado principalmente entre los magistrados (vv. 17–23), en la
“restauración” éstos serán lo mismo que aquellos que contempló “al principio” el gobierno teocrático; esto sucederá
en parte después del retorno de Babilonia, pero en su totalidad bajo el dominio del Mesías (caps. 32:1; 52:8; Jeremías
33:7; Mateo 19:28) Ciudad fiel—y ya no más “una ramera”. 27. rescatada—temporal, civil y moralmente; tipo de la
redención espiritual comprada con el precio de la sangre de Jesucristo (1 Pedro 1:18, 19), la cual es el fundamento del
“juicio” y de la “justicia” y, por consiguiente, del perdón. El juicio y la justicia son primero de Dios (cap. 42:21;
Romanos 3:26); y luego llegan a ser posesión del hombre no bien se ha convertido (Romanos 8:3, 4); son tipificados en
el despliegue de la justicia “de Dios” cuando libertó a su pueblo, de ahí que la justicia o “rectitud” fué mostrada en
ellos. convertidos—Así traduce Maurer. Pero según el Margen de la versión inglesa, son “Los que de ella regresarán”,
a saber, el residuo que volverá de la cautividad. Sin embargo, como Isaías aún no había predicho expresamente la
cautividad de Babilonia, la versión inglesa es más exacta. 28. quebrantados—Liter., hechos astillas (Apocalipsis 2:27).
Los profetas se apresuran a vaticinar la extinción final del impío (Salmo 37:20; Apocalipsis 19:20; 20:15); de la cual son
tipos los juicios antecedentes. 29. os avergonzarán—(Romanos 6:21.) los olmos—Otros traducen los terebintos o abetos.
Los bosques estaban consagrados a los ídolos. Los druidas de Inglaterra se llamaron por el vocablo griego que
significa “encinas.” Es frecuente hallar un árbol sagrado en las esculturas asirias, símbolo de las huestes siderales
adoradas por los sabeos. bosques—recintos arbolados para la idolatría—la contraparte del jardín de Edén. 30. olmo—
seréis semejantes a las encinas, el objeto de vuestros “deseos” (v. 29). La gente llegó a ser semejante a los dioses que
adoraba; nunca se elevaron por sobre su nivel (Salmo 135:18). Así los pecados de los hombres resultan un azote para
ellos mismos (Jeremías 2:9). La hoja de la idolátrica encina se marchita por virtud de la ley de la necesaria
consecuencia, al carecer de la savia vital o del “agua” procedente de Dios. Así que, “bosque” o jardín, corresponde a
bosques o jardines (v. 29). 31. el fuerte—los poderosos gobernantes (Amós 2:9), y lo que hizo—más bien, y su obra. El
será a la vez el combustible, “estopa,” y la causa del fuego, por encender la primera “chispa”. ambos—el gobernante
inicuo, y “su obra” la cual “es como una chispa.”

CAPITULO 2

     Vers. 1–22. 1. La inscripción. Lo que vió—la revelación. 2. Le mismo que en Miqueas 4. Como Miqueas profetizó
en el reinado de Joatán e Isaías en el de Uzzías, Miqueas se apoya en Isaías, al cual confirma, no viceversa.
Hengstenberg, apoyándose en débiles fundamentos, dice que Miqueas cap. 4 es el original. lo postrero de los
tiempos—es decir los tiempos del Mesías, especialmente los tiempos por venir, a los cuales se encamina la profecía,
cuando “la casa del Dios de Jacob”, a saber, Jerusalén, será el centro al cual las naciones convertidas acudirán en tropel
(Mateo 13:32; Lucas 2:31, 32; Hechos 1:6, 7); donde “el reino” de Israel se considera como establecido, y únicamente el
tiempo se mira como incierto (Salmo 68:15, 16; 72:8, 11). al monte de la casa de Jehová por cabeza, etc.—el templo
sobre el Monte Moria, tipo del evangelio, que comienza en Jerusalén y, semejante a un objeto colocado sobre la más
alta colina, se hace tan visible que todas las naciones se sienten atraídas hacia él. correrán—como una ancha corriente
(cap. 66:12). 3. Si la predicha maldición contra Israel se ha cumplido literalmente, así lo será la prometida bendición.
Nosotros los gentiles, así como reconocemos su maldición, debemos reconocer su bendición, y no negársela, al
espiritualizarla. El Espíritu Santo será derramado a fin de lograr una conversión general (Jeremías 50:5; Zacarías 8:21,
23; Joel 2:28). de Jerusalem—(Lucas 24:47), una prenda de las futuras relaciones de Jerusalén con la cristiandad
(Romanos 11:12, 15). 4. juzgará—como árbitro soberano que resolverá todas las controversias (cf. cap. 11:4) Lowth
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traduce: producirá convicción. Rejas de arado—En el Oriente, éstas se parecen a una espada corta (cap. 9:6, 7; Zacarías
9:10). 5. La conexión es: puesto que el alto destino de Israel es el de ser causa de bendición a todas las naciones
(Génesis 12:3), los hijos de Israel deben andar de una manera digna. (Efesios 5:8). 6. Ciertamente—Más bien, por
cuanto, ya que expresa las razones por las cuales es tan necesaria la exhortación en el ver. 5. tú—transición a Jehová.
Transiciones abruptas como ésta son naturales cuando la mente está penetrada de un asunto. henchidos—de
supersticiones del Oriente, Siria y Caldea. agoreros—práctica que estaba prohibida (Deuteronomio 18:10–14).
Filisteos—habilitaban al suroeste de Palestina, opuesto “al Oriente”. descansan—más bien, se dan la mano, es decir,
contraen alianzas matrimoniales y nacionales, lo que estaba prohibido (Exodo 23:32; Nehemías 13:23, etc.) 7. oro—
estaba prohibido acumularlo (Deuteronomio 17:17). Salomón faltó en esto (1 Reyes 10:21, 27). caballos … carros—
igualmente prohibidos (Deuteronomio 17:16). Pero ese rey también desobedeció en eso (1 Reyes 20:26). Los caballos se
podían utilizar en operaciones de guerra en las llanuras de Egipto, pero no en la montañosa Judea. Dios había
dispuesto que Israel se diferenciase lo más ampliamente posible de los egipcios. Su designio era que su pueblo
dependiese tan sólo de él más bien que de los medios ordinarios de hacer la guerra (Salmo 20:7). Además, los caballos
estaban relacionados con la idolatría (2 Reyes 23:11); [PAG. 553] de ahí su objeción. De ese modo la transición a “los
ídolos” (v. 8) resulta natural. 8. (Oseas 8:4). No se trata tanto de la idolatría en público, que no estaba autorizada en los
reinados de Uzzías y de Joatán, como de la privada (véase 2 Reyes 15:4, 35) 9. el hombre—no tanto por su rango social
cuanto moral; en oposición a los grandes. Al primero se le llama en hebreo, Adam; a los segundos, ish. se ha
humillado—a los ídolos. Todas las clases sociales eran idólatras. no los perdonarás—una amenaza expresada en el
modo imperativo en hebreo. Tan identificado está Isaías con la voluntad de Dios que ora por aquello que sabe que
constituye el propósito de Dios (véase Apocalipsis 18:6). 10. Forma poética de expresar que los pecados de ellos eran
tales que se verían obligados a causa de los juicios de Dios, a buscar un lugar que los ocultase de la ira divina
(Apocalipsis 6:15, 16). polvo—que equivale a las “aberturas de la tierra”, o polvo (v. 19). la presencia espantosa—liter.,
del rostro aterrador de Jehová. 11. la altivez de los ojos—liter., ojos de orgullo (Salmo 18:27). humillada—por calamidades.
Dios vindicará de tal manera su honor “en aquel día” de juicios, que nadie “ser{ exaltado” (Zacarías 14:9). 12. Los
hombres han tenido muchos días; pero al final vendrá “el día de Jehová”, el cual comenzará con el juicio; será un día
que no terminará jamás, en el cual Dios ser{ “todo en todos” (1 Corintios 15:28; 2 Pedro 3:10). todo—no meramente las
personas, como lo expresa la Versión Inglesa, sino todo aquello de que se enorgullecía la nación. 13. cedros …
alcornoques—imagen de los nobles y príncipes altivos (Amós 2:9; Zacarías 11:1, 2; cf. Apocalipsis 19:18–21). Basán—
al oriente del Jordán, al norte del arroyo Jaboc, famoso por sus hermosos alcornoques, sus pastos y ganados. Quizás
haya en la voz “alcornoques” alguna alusión a la idolatría de ellos (cap. 1:29). 14. montes altos—que se refieren a los
“altos” en que se ofrecían sacrificios ilegalmente, aun en el reinado de Uzzías (Equivalente a Azarías) (2 Reyes 15:4.)
Asimismo en lugares fuertes, inexpugnables, en los que confiaban más que en Dios. 15. torre … muro—Las torres se
levantaban sobre los muros de las ciudades. fuerte—fuertemente fortificado. 16. Tarsis—Tartessus al suroeste de
España, no lejos de la desembocadura del Guadalquivir y próximo a Gibraltar. Este también incluye la región
adyacente. Era una colonia fenicia; de ahí su conexión con Palestina y la Biblia (2 Crónicas 9:21); este nombre se usaba
también en un sentido más amplio y equivalía al más lejano oeste, así como nuestras Indias Occidentales (cap. 66:19;
Salmo 48:7; 72:10). Las naves de Tarsis, una frase que llegó a ser equivalente a naves ricacente cargadas y de alto bordo.
El juicio será sobre todo aquello que sirve de lujo al hombre (cf. Apocalipsis 18:17–19). pinturas preciadas—cuya
destrucción ha sido ordenada (Números 33:52). Estas aun pueden verse en los muros de los palacios de Nínive. Cosa
notable que mientras todas las otras antiguas naciones civilizadas: Egipto, Asiria, Grecia y Roma han dejado
monumentos pertenecientes a las bellas artes, Judea, infinitamente más adelantada que aquéllas a causa de la posesión
de las palabras de vida, no dejó nada de aquello. Las bellas artes, como en la Roma moderna, estaban tan
frecuentemente asociadas con el politeísmo que Dios requirió de su pueblo que se separase de las otras naciones en
éste y otros aspectos (Deuteronomio 4:15–18). Pero la traducen de la Vulgata acaso sea mejor: “Todo lo que es hermoso a
la vista”; no sólo en cuanto a pinturas, sino en lo que atañe a todos los adornos lujosos; frase comprensiva de todo lo
que antecede (cf. Apocalipsis 18:12, 14, 16). 17. Esto es una repetición del ver. 11, a manera de enfática confirmación.
18. ídolos—liter., cosas vanas nonadas (1 Corintios 8:4). Esto se cumplió al pie de la letra. Antes del cautiverio de
Babilonia, los judíos eran afectos a la idolatría; pero desde entonces nunca más lo fueron. (En cuanto al futuro
cumplimiento, véase Zacarías 13:2; Apocalipsis 13:15; 19:20). 19. El cumplimiento responde exactamente a la amenaza
(v. 10). meteránse—los adoradores de los ídolos. cavernas—las que abundan en Judea, tierra montañosa, lugares de
refugio en tiempos de alarma (1 Samuel 13:6). herir la tierra—y también los cielos (Hebreos 12:26). Esta es una figura
de juicios severos y universales. 20. topos—Otros traducen: ratones. El sentido es bajo el suelo, en las tinieblas.
murciélagos—animal impuro (Levítico 11:19), que vive en las ruinas deshabitadas (Apocalipsis 11:13). 22. Los grandes
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(vv. 11, 13), en quienes confía la gente, “serán humillados” (cap. 3:2); por consiguiente, “dejad” de depender de ellos,
y depended de Jehová (Salmo 146:3–5).
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CAPITULO 3

     Vers. 1–26. 1. Porque—continuación del capítulo 2:22. Jehová de los ejércitos—y de consiguiente, poderoso para
hacer lo que dice. quita—el presente por el futuro, para significar su exacto cumplimiento. sustentador … sustento—
la misma palabra hebrea, una es masculina, la otra femenina; un modismo árabe que equivale a toda clase de apoyo. ¡Qué
cambio después del lujo precedente! (cap. 2:7). Se cumplió durante el sitio de Nabucodonosor y más tarde durante el
asedio de Tito (Jeremías 37:21; 38:9). 2. Cumplido (2 Reyes 24:14). el adivino—(Deuteronomio 18:10–14); persona en
quien ellos confiaban, y quien les fallaría en aquellos días. Hay una referencia a este oficio (aunque en buen sentido)
en Proverbios 16:10, pasaje que los judíos interpretan como refiriéndose a un rey, sin el cual había estado Israel por
largo tiempo (Oseas 3:4). el anciano—hombre de edad y experiencia (1 Reyes 12:6–8) 3. el capitán de cincuenta—no
sólo los capitanes de mil y los de ciento, pero hasta los de cincuenta le faltarán. el hombre de respeto—liter., de
distinguido aspecto. el artífice excelente—experto. Los trabajos mecánicos estarán paralizados durante el sitio y la
subsiguiente desolación del Estado. Los artesanos no son un despreciable “sostén” entre los defensores de la nación. y
el hábil orador—mejor dicho, como la Vulgata, un hábil susurrador, esto es, encantador (Salmo 58:5). Véase el cap. 8:19;
y la nota sobre “adivino” (v. 2) arriba. 4. mozos—en cuanto a su capacidad para gobernar; antítesis de “ancianos”
(véase v. 12; Ecclesiastés 10:16). muchachos—en fuerza bélica, antítesis de “poderoso” y “hombre de guerra” 5. La
anarquía que resulta de tener gobernantes tan ineptos (v. 4); mutuas e injustas exacciones; las normas de respeto
violadas (Levítico 19:32). el villano—de baja condición. Compárense las notas sobre “los últimos días” de 2 Timoteo
3:2. 6. Será tal la carencia de hombres de riqueza y capacidad, que “echarán mano” (cap. 4:1) del primer hombre que
encuentren que tenga alguna [PAG. 554] propiedad, para hacerlo “gobernante”. hermano—uno que no tiene más
derecho hereditario a ser gobernante que quien le ruega que lo sea. vestir tienes—cosa que ninguno de nosotros
posee. Las mudas de ropa en el Oriente constituyen riqueza (2 Reyes 5:5) ruina—Hazte cargo de nuestros ruinosos
asuntos. 7. jurará—liter., alzar, ya sea su mano, el ademán usado como atestación solemne o su voz, es decir, responderá;
como aparece en la Vulgata. No tomaré ese cuidado. Mejor: No seré sanador (V. Inglesa)—esto es, del cuerpo político,
incurablemente enfermo (cap. 1:6). ni qué vestir—como para socorrer el pueblo y mantener la dignidad de
gobernante. El estado de una nación debe en verdad ser muy malo cuando ninguno de sus hombres, ambiciosos por
naturaleza, siente deseos de aceptar un cargo. 8. El profeta da las razones por las cuales todos rehusan aceptar el
gobierno. los ojos de su majestad—para provocar la “gloriosa” majestad de Dios con lo que se presenta ante sus
“ojos” (cf. cap. 49:5; Habacuc 1:13). El siríaco y Lowth, debido a un leve cambio del hebreo, traducen: “la nube de su
gloria”, el Shechinah. 9. La apariencia—El hebreo significa “lo que puede saberse por el aspecto de sus rostros”
[Gesenius y Weiss]. Pero Maurer traduce: “Su acepción de personas”; así también el siríaco y el caldeo. Pero la palabra
paralela “predican”, favorece la otra opinión. Kimchi traduce del árabe: Su dureza (Job 19:3, margen de la V. Inglesa), o
la impudencia del rostro (Jeremías 3:3). Es que no sólo han perdido la esencia de la virtud, sino el color de la misma.
los convence—liter., les corresponde, su aspecto corresponde a su carácter íntimo (Oseas 5:5) (Judas 13). “Espuman su
misma desvergüenza”; lejos de hacerlo en secreto se glorían de ello (Filipenses 3:19). para sí—(cf. Proverbios 1:31;
8:36; Jeremías 2:19; Romanos 1:27). 10. La infidelidad de muchos no es prueba de que todos sean infieles. Aunque no se
oiga más que el croar de las ranas en la superficie de una laguna, no hemos de inferir que no haya peces dentro del
agua [Bengel]. (Véase cap. 1:19, 20). frutos de sus manos (de sus caminos, V. M.)—(Proverbios 1:31); en buen sentido
(Gálatas 6:8; Apocalipsis 22:14). No alude a la salvación por obras, sino a los frutos de la fe (cap. 45:24; Jeremías 23:6).
Gesenius y Weiss traducen: “Declarad al justo que <” Maurer: “Decid que el justo es bendito”. 11. Mal—antítesis de
“bien (v. 10); elipsis enfática de las palabras grifadas. “¡Mal!” manos—su conducta; por ser las manos los instrumentos
de los actos (Ecclesiastés 8:12, 13). 12. (Véase v. 4.) Estos, que debían ser protectores; son exactores; tan descalificados eran
para gobernar como “los muchachos”, y tan afeminados como las mujeres”. Quizás indica asimismo que estaban bajo
la influencia de su respectivo harén, las mujeres de la corte. guían—el hebreo, te llaman bendito; a saber, los falsos
profetas, que lisonjean al pueblo con promesas de seguridad aun cuando vivan en pecado; pues los gobernantes
civiles están mencionados en la primera cláusula. la carrera de tus caminos—(Jeremías 6:16). El camino recto expuesto
en la Ley. En el hebreo, tragan; es decir, hacen que desaparezca tan completamente que no se deja de él el menor
vestigio. 13. en pie—ya no más sentado en silencio. litigar—indignado contra un pueblo malvado (cap. 66:16; Ezequiel
20:35) 14. ancianos—de ahí que se diga de ellos que serán quitados (vv. 1, 2). devorado—quemado; a saber, mediante
las “exacciones opresivas” (v. 12). Tipo del pecado culminante de los labradores malvados de los días de Jesús (Mateo
21:34–41). la viña—la teocracia judía (cap. 5:1–7; Salmo 80:9–13). despojo … en vuestras casas—(Mateo 23:14) 15.
¿Qué derecho tenéis vosotros de majar, etc? (Salmo 94:5; Miqueas 3:2, 3). moléis—mediante exacciones, al punto de no
dejarles nada. las caras—las personas; con la idea adicional de hacer esto abierta y palpablemente. “Presencia”,
equivalente a rostro, en hebreo. 16. El lujo había llegado a ser grande en el próspero reinado de Uzzías (2 Crónicas
26:5). cuellierguidas—con orgullo, altivas (Salmo 75:5). descompuestos—haciendo visajes con los ojos, esto es,
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moviéndolos lascivamente (Proverbios 6:13). [Maurer]. Pero Lowth: “Haciendo resaltar falsamente los ojos con
colorete”. Las mujeres en el Oriente colorean frecuentemente los párpados con antimonio o polvo de plomo (Nota, Job
42:14; Jeremías 4:30, marginal). van danzando—a pasos cortos. haciendo son con los pies—con las ajorcas de ambos
pies, atadas con cadenitas, que sonaban al andar obligándolas a caminar a pasos cortos. A veces agregaban pequeñas
campanillas (vv. 18, 20). 17. pelará … la mollera—haciendo que queden calvas, mediante enfermedad. descubrirá—
haráles experimentar la mayor indignidad que le puede sobrevenir a una mujer cautiva, cual es la de desnudarla y ver
expuesto su cuerpo desnudo (cap. 47:3; cf. cap. 20:4). 18. atavío—las galas (v. 16). las redecillas—para la cabeza. O,
según una raíz árabe, los solecitos, que corresponden a “diademas” o adornos “semejantes a lunas” (Jueces 8:21). El
chumarah o media luna, también se lleva en la frente sobre el velo de la cabeza en el Asia Occidental. 19. los collares—
más bien pendientes que cuelgan alrededor del cuello y caen sobre el pecho. joyeles—velillos (V. M), que cubren el
rostro con aberturas para los ojos; cerrados por arriba y sueltos por abajo. La raíz de la palabra quiere decir trémulo, a
causa del cambiante efecto que producen las lentejuelas sobre el velo. 20. escofietas—bonetes o turbantes. atavíos de
las piernas—pequeñas cadenas atadas a las ajorcas de ambos pies para caminar a pasos uniformes (v. 16). los
partidores del pelo—liter., ceñidores. pomitos de olor—esto es, perfumes. los zarcillos—o más bien, amuletos que
colgaban del cuello o de las orejas, con fórmulas mágicas. La raíz significa susurrar o conjurar. 21. los joyeles de las
narices—éstos colgaban del cartílago que divide las fosas nasales, el que se perforaba para introducirlos;
generalmente pendían de la fosa izquierda. 22. Aquí comienzan todos los artículos de vestir. Los anteriores eran
simples adornos de remuda—de una raíz que significa quitarse; no se llevaban comúnmente; sino que se ponían en
ocasiones especiales, y luego se quitaban (Zacarías 3:4). mantoncillos—túnicas amplias con mangas, que se ponían
sobre la común, las que llegaban a los pies. los velos—esto es, bufandas, caperuzas. En Rut 3:15, quizás sea una capa
amplia o chal que envolvía el cuerpo y cubría la cabeza. los alfileres—mejor, bolsos para el dinero (2 Reyes 5:23). 23.
espejos—de metal pulido (Exodo 38:8). Pero en la Versión de los Setenta es un vestido transparente, como la gasa.
tocados—mitras o diademas (cap. 62:3; Zacarías 3:5), las gasas (los velos, V. M.)—bastante largos como para cubrir la
cabeza y el cuerpo, aunque distintos de los del versículo 19 (Génesis 24:65), [PAG. 555] señal de la sujeción de la mujer
(1 Corintios 11:10). 24. hediondez—que saldría de las úlceras (Zacarías 14:12). desgarrón—mejor en la Septuaginta,
“una soga”, emblema de pobreza; los pobres no tenían otra cosa con qué ceñir sus ropas. cinta—para ceñir al caminar
los vestidos sueltos usados en el Oriente. calvez—(v. 17). compostura del cabello—(1 Pedro 3:3, 4). faja—cinturón
ancho trenzado. ceñimiento de saco—(1 Samuel 3:31). quemadura—causada en los rostros por el sol al trabajar como
cautivos sin sus turbantes y velos bajo un sol abrasador (Cantares 1:6). 25. Tus varones—de Jerusalén. 26. puertas—
los lugares de concurso, personificados, son representados llorando la pérdida de las multitudes que en otro tiempo
los frecuentaban. desamparada, sentaráse en tierra—ésta fuá la figura exacta bajo la cual fué representada Judea en
las medallas acuñadas por los romanos después de su destrucción por Tito: una mujer sentada bajo una palmera con
expresión de tristeza. La inscripción reza: Judea capta—Judá cautiva (Job 2:13; Lamentaciones 2:10, donde se alude
primeramente, como aquí, a su destrucción por Nabucodonosor).

CAPITULO 4

     Vers. 1–6. 1. siete—número indefinido entre los judíos. Tantos hombres serían muertos que habría muchas más
mujeres que hombres; por ejemplo, siete mujeres, contrariamente a su natural pudor, echarían mano de un hombre
(cap. 3:6) para casarse con él. en aquel tiempo—el período calamitoso descrito en el cap. 2. comeremos de nuestro
pan—renunciando así a los derechos que la ley concede a las esposas cuando un hombre tiene más de una (Exodo
21:10). quita nuestro oprobio—de ser solteras y carecer de hijos, lo que mucho se lamentaba entre los judíos, quienes
esperaban la “simiente de la mujer”, Jesucristo, descrito en el v. 2; cap. 54:1, 4; Lucas 1:25. 2. En contraste con aquellos
que serían objeto de venganza, Jesucristo se manifiesta a los “librados de Israel”, con sus atributos característicos de
belleza y gloria, tipificados por los vestidos sagrados de Aarón (Exodo 28:2). Su santificación les es prometida como
resultado de haber sido “inscritos” en el Libro de la Vida por el soberano amor (v. 3); los medios con que esto se
efectuará serán el “espíritu de juicio” y de “ardimiento” (v. 4). Se les promete “defenderlos” mediante la especial
presencia de Jesucristo (vv. 5, 6). el renuevo—el vástago de Jehová. El Mesías (Jeremías 23:5; 33:15; Zacarías 3:8; 6:12;
Lucas 1:78). La cláusula paralela no se opone a esto, como objeta Maurer; porque “el fruto de la tierra” corresponde a
“vástago”; no será un vástago seco, sino uno fructífero (cf. 27:6; Ezequiel 34:23–27). Es “de la tierra” en cuanto a su
nacimiento y muerte, en tanto que también es de Jehová (Juan 12:24). Su nombre, “el Renuevo”, se refiere
principalmente a su descendencia de David, cuando la familia de éste era humilde y pequeña (Lucas 2:4, 7, 24); un brote
con más gloria que la de David, que brota de un árbol caduco (cap. 11:1; 53:2; Apocalipsis 22:16). para grandeza—
(Hebreos 1:4; 8:6). honra—(Cantares 5:15, 16; Ezequiel 16:14). a los librados de Israel—el residuo elegido (Romanos
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11:5); (1) en el regreso de Babilonia; (2) en el escape de la destrucción de Jerusalén por Tito; (3) en el asalto, todavía
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futuro, de Jerusalén y la liberación de la “tercera parte”; sucesos recíprocamente análogos, a semejanza de círculos
concéntricos (Zacarías 12:2–10; 13:8, 9; 14:2; Ezequiel 39:23–29; Joel 3). 3. dejado en Jerusalem—equivalente a los
“librados de Israel” (v. 2). será llamado—(cap. 9:6). santo—(cap. 52:1; 60:21; Apocalipsis 21:27). escritos—en el libro
de la vida simbólicamente (Filipenses 4:3; Apocalipsis 3:5; 17:8). Principalmente, en el registro conservado por las
familias de Israel y las tribus. los vivientes—no borrados del registro como si estuvieran muertos, sino inscritos en él
como entre “los librados de Israel” (Daniel 12:1; Ezequiel 13:9). Esta alusión especial aquí atañe más bien a los electos de
Israel que a los salvos en general (Joel 3:17). 4. Cuando—esto es, después. lavare—(Zacarías 13:1). inmundicias—
morales (cap. 1:21–25). hijas de Sión—lo mismo que en el cap. 3:16. limpiare—purificare mediante juicios que
destruyen a los impíos, y corrigen y refinan a los píos. las sangres—(cap. 1:15). con espíritu—lo que Dios hace en el
universo, lo hace por medio de Su Espíritu, “sin la mano” del hombre (Job 34:20; Salmo 104:30). El es representado
aquí empleando su poder como Juez. ardimiento—(Mateo 3:11, 12). El mismo Espíritu Santo, que santifica a los
creyentes por el fuego de la aflicción (Malaquías 3:2, 3), sentencia a los incrédulos al fuego de la condenación (1
Corintios 3:13–15). 5. criará—“la nueva creación” requiere tanta omnipotencia creadora de parte de Dios como la que
requirió la creación material (2 Corintios 4:6; Efesios 2:10). Tal será el caso de la santa Jerusalén futura (cap. 65:17, 18).
sobre—la columna de nube se mantenía sobre el tabernáculo, como símbolo del favor y de la presencia de Dios
(Exodo 13:21, 22; Salmo 91:1), tanto sobre cada una de las familias (sobre “cada morada”), como sobre las sagradas
asambleas generales (Levítico 23:2). La “nube” se convertía en fuego por la noche, para que el pueblo del Señor la viese.
sobre toda gloria—el glorioso conjunto, a saber, sobre todo el pueblo del Señor y su Santuario. [Maurer]. ¿No puede
esto significar que habrá resguardo o protección “sobre todo aquello en que la gloria (la Shechinah de que se habló en
la cláusula precedente) haya de descansar?” El símbolo de su presencia también ofrecerá protección, como la ofreció a
los israelitas contra los egipcios en el Mar Rojo (Exodo 14:19, 20). Así le ocurrirá a la literal Jerusalén en lo futuro
(Zacarías 2:5), como también a la Iglesia, la Sión espiritual (cap. 32:18; 33:15–17; Hebreos 12:22). 6. sombrajo—un
tabernáculo, figura del cuerpo de Cristo (Juan 1:14). “El Verbo habitó (griego: moró en tienda) entre nosotros” (Juan 2:21;
Hebreos 8:2). Cristo será una “sombra contra el calor” y un “refugio contra la tempestad”. Estos términos describen la
ira divina contra los pecados del hombre (cap. 25:4). En el Oriente, el calor y las tormentas son terribles, de tal suerte
que una tienda de campaña portable es parte indispensable del equipo de un viajero. Tal será la ira de Dios en lo
futuro, de la cual los “librados de Israel” serán protegidos por Jesucristo (cap. 26:20, 21; 32:2). escondedero—
corresponde a “defensa” (v. 5). El equivalente hebreo de defensa en el v. 5 es “cobertura”; la tapa del arca, o sea, el
propiciatorio, recibió su nombre de la misma palabra hebrea cafar, que se usa en este versículo. El propiciatorio, al ser
rociado con sangre por el sumo sacerdote una vez al año, en el día de la [PAG. 556] expiación, cubría típicamente al
pueblo de la ira. Jesucristo es el verdadero Trono de Misericordia, o Propiciatorio, sobre quien descansaba el
Shechinah, y debajo del cual se guardaba la Ley, la cual estaba literalmente dentro del arca. El simbolismo de esto es
que el hombre está a cubierto de la tempestad (la ira). El Israel redimido, en virtud de su unión con él, también será un
tabernáculo para la gloria de Dios, el cual, a diferencia del que estaba en el desierto, no será jamás abatido (cap. 38:20).

CAPITULO 5

     Vers. 1–30. PARABOLA DE LA VIÑA DE JEHOVA. Una nueva profecía completa en sí misma. Es probable que
fuese pronunciada casi al mismo tiempo que los caps. 2 y 3, durante el reinado de Uzzías. Cf. vv. 15 y 16 con el 3:14.
Sin embargo, al fin del capítulo, se alude generalmente a la todavía lejana invasión de los asirios en un reinado
posterior (cf. el v. 26 con el cap. 7:18; y el v. 25 con el cap. 9:12). Al acercarse el momento, de acuerdo con el uso
profético ordinario trata más particularmente de los detalles (caps. 7 y 8); a saber, las calamidades resultantes de la
invasión siro israelita, y la subsiguiente de los asirios a quienes Acaz había llamado en su auxilio. 1. por—más bien,
tocante a [Gesenius], es decir, en nombre de mi amado, como su representante [Vitringa]. Isaías insinúa la distinción
de las Personas divinas a la vez que su unidad (cf. El con Yo, vv. 2, 3). de mi amado—inspirado por él. O más bien, un
dulce canto [Castalio]. Debido a una ligera variación en la lección. un canto de su amor [Houbigant]. “El Amado” es
Jehová, la segunda Persona, el “Angel de Dios el Padre, no en su carácter como encarnado Mesías, sino como Dios de
los Judíos (Exodo 23:20, 21; 32:34; 33:14). viña—cap. 3:14; Salmo 80:8, etc.) El pueblo judío del pacto, separado de las
naciones para su gloria, como el objeto de su peculiar cuidado (Mateo 20:1; 21:23). Jesucristo en la viña de la Iglesia del
Nuevo Testamento es el mismo que el Angel del Pacto judío del Antiguo Testamento. recuesto, lugar fértil—liter. un
cuerno (pico, como el shreckhorn suizo) del hijo del aceite; expresión poética, que significa muy fructífero, sugestiva de
aislamiento, seguridad y soleado aspecto. Isaías alude claramente a los Cantares de Salomón (Cantares 6:3; 8:11, 12) con las
palabras “Su viña” y mi “Amado” (cf. cap. 26:20; 61:10, con Cantares 1:4; 4:10). La transición de “Vástago” (cap. 3:2) a
“viña”, no es antinatural. 2. cercado—más bien, abrió hoyos en el suelo para plantar las vides [Maurer]. vides
escogidas—en hebreo sorek; llamadas todavía en Marruecos serki; las uvas tenían una semilla casi imperceptible: en
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persa kishmish o bedana, esto es, sin semilla (Génesis 49:11) torre—para vigilar sobre la viña contra las depredaciones de
hombres y animales, y para uso del dueño (Mateo 21:33). un lagar—excavado en el rocoso subsuelo de la viña por
razones de frescura. uvas silvestres—el hebreo expresa perjudicial putrefacción, que corresponde al corrupto estado de
los judíos. Fruto fétido de la vid silvestre [Maurer], en lugar de uvas escogidas. La venenosa capucha de fraile, o acónito
[Gesenius]. Los árabes llaman al fruto de la dulcamara uvas de lobo (Deuteronomio 32:32, 33; 2 Reyes 4:39–41). Jerónimo
trata de explicar los detalles de la parábola: La “cerca” son los ángeles; las “piedras” eliminadas, los ídolos; la “torre”, el
templo “en medio” de Judea; el “lagar”, el altar. 3. Ahora pues—Dios apela a ellos mismos como en el cap. 1:18;
Miqueas 6:3. Esto mismo hace Jesucristo en Mateo 21:40, 41, cuando usa la misma forma de expresión y los obliga a
pronunciar sentencia contra ellos mismos. Dios condena a los pecadores por su propia boca (Deuteronomio 32:6; Job
15:6; Lucas 19:22; Romanos 3:4). 4. Dios hizo todo lo que podía hacerse para la salvación de los pecadores, en
conformidad con su justicia y bondad. El Dios de la naturaleza se siente, por decirlo así, sorprendido ante el fruto
antinatural de una viña tan esmeradamente cuidada. 5. Os mostraré—prestadme atención. su vallado … su cerca—
pues tenía ambos; prueba del cuidado del dueño. Pero ahora será hollada por las bestias del campo (sus enemigos)
(Salmo 80:12, 13). 6. mandaré—La parábola se interrumpe en parte, y como en el vers. 7, se insinúa que Jehová es el
Dueño; pues sólo él, no un viñador cualquiera, podía dar semejante mandato (Mateo 21:43; Lucas 17:22). que no
derramen lluvia simbólicamente, las enseñanzas de origen celestial proclamadas por los profetas (Amós 8:11). Esta profecía
no se cumplió durante la cautividad de Babilonia, ya que Jeremías, Ezequiel, Daniel, Hageo y Zacarías profetizaron
durante el cautiverio o después de él, sino en el tiempo del Evangelio. 7. Aquí Isaías no hace sino aplicar la parábola.
No se trata de un dueño meramente humano, ni de una viña literal. Ciertamente, la viña de Jehová—Su única (Exodo
19:5; Amós 3:2). deleitosa—“la planta de sus deleites”; pues así como el vinador se tomó el trabajo de seleccionar el
sorek, o vides escogidas (v. 2), otro tanto hizo Dios en la elección de los judíos. juicio—justicia. El juego de palabras es
sorprendente en el hebreo. “El esperaba mishpat (juicio), mas he aquí mispat (efusión de sangre); esperaba tsedaqua,
(justicia) mas he aquí tseaqua (el clamor que sigue a la anarquía, la codicia y la disipación, vv. 8, 11, 12; compárese el
grito de la chusma debido al cual la justicia fué hollada en el caso de Jesucristo, Mateo 27:23, 24).

     Vv. 8–23—SEIS AYES DISTINTOS CONTRA LOS CRIMENES. 8. (Levítico 25:13; Miqueas 2:2). La recuperación de
las posesiones en el jubileo estaba destinada a servir de freno contra la avaricia. hasta acabar el término—hasta que no
haya lugar para otro. ¿Habitaréis vosotros solos … la tierra?—el territorio. 9. a mis oídos … Jehová—me ha revelado,
como en el cap. 22:14. asoladas—liter., hechas una desolación, a saber, a causa de los pecados nacionales. grandes y
hermosas—casas. 10. huebras—o yugadas; lo que una yunta de bueyes podía arar en un día. un zaque—de vino;
treinta y tres y medio litros. modios—doscientos ochenta y dos litros de semilla darían veinte y ocho litros (Ezequiel
45:11). 11. Segundo ay, contra la destemplanza. se levantan de mañana—cuando se consideraba vergonzoso el beber
(Hechos 2:15; 1 Tesalonicenses 5:7). Los banquetes orgiásticos comenzaban más temprano que de costumbre
(Ecclesiastés 10:16, 17). que se están hasta la noche—están bebiendo todo el día hasta la noche. 12. La música era
común en los festines de los antiguos (cap. 24:8, 9; Amós 6:5, 6) vihuelas—instrumento de doce cuerdas [Josefo,
Antigüedades, 8:10]. tamboriles—En hebreo, toph, el uso de los cuales ahogaba los gritos de los niños sacrificados a
[PAG. 557] Moloch, de donde se deriva el nombre de Topheth, o sea el lugar donde se ofrecían estos sacrificios. En
árabe duf, tambor de forma de caldero. (Es el adufe español.—Nota del traductor). flautas—o caramillos, de la raíz
hebrea, taladrar, o en otro sentido danzar (cf. Job 21:11–15), no miran … Jehová—efecto frecuente de pasarlo en fiestas
(Job 1:5; Salmo 28:5). la obra—de castigar al culpable (v. 19; cap. 10:12). 13. fué llevado—El profeta ve lo futuro como
si lo tuviera ante los ojos. porque no tuvo ciencia—a causa de su necia temeridad (v. 12; cap. 1:3; Oseas 4:6; Lucas
19:44). pereció de hambre—horrible contraste con sus sibaríticas fiestas (vv. 11, 12). multitud—de plebeyos, en
contraste con los “hombres honorables” o nobles. sed—(Salmo 107:4, 5). En contraste con su beber (v. 11). En su
deportación y destierro tendrán hambre y sed. 14. sepulcro—en hebreo sheol o cheol; en griego, hades; el mundo
invisible de los espíritus. No es éste el lugar de los tormentos. Poéticamente, se representa como ensanchándose
ilimitadamente, a fin de recibir a las innumerables huestes de judíos que perecerían (Números 16:30). su multitud—
del pueblo judío. y el que en él se holgaba—el bebedor libertino de Jerusalén. 15. (Cf. cap. 2:9, 11, 17). Todas las clases
sociales, el “ínfimo” y el “poderoso” igualmente; y así “el honorable” y la “multitud” (v. 13). 16. Dios será “exaltado”
en la opinión del hombre, a causa de la manifestación de su “justicia” al castigar al culpable. santificado—considerado
como santo, en razón de sus justos procederes. 17. según su costumbre—liter., de acuerdo con su propia palabra, esto
es, a voluntad. En otras palabras, como en sus propios pastos [Gesenius]. Este es el significado del hebreo en Miqueas 2:12.
Las tierras de los recabitas que habitan en tiendas de campaña (Jeremías 35:7). Los pastores árabes vagarán por la
vecindad libremente por haber quedado toda Judea tan desolada que se convertirá en un vasto campo de pastoreo. y
extraños comerán—las desiertas tierras de los ricos (Salmo 22:29), quienes entonces habrán ido en cautividad; los
extraños, esto es, las tribus nómadas harán pacer sus rebaños en ellas [Maurer]. En sentido figurado, los “corderos”
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son los píos; las “gruesas”, los impíos. Por esta razón, a los discípulos de Jesucristo se les llama “corderos” (Juan
21:15); por ser mansos, inofensivos, pobres y perseguidos. Cf. Ezequiel 39:18, donde los “gordos” son los ricos y
grandes (1 Corintios 1:26, 27). Los extraños son, desde este punto de vista “las otras ovejas” que no son del “aprisco”
judío (Juan 10:16); esto es, los gentiles, a quienes traerá Jesucristo para que sean partícipes de los ricos privilegios
(Romanos 11:17) que los judíos (las “gordas”, Ezequiel 34:16) menospreciaron. De esta forma, “según su costumbre”
expresaría que la iglesia cristiana adoraría a Dios en libertad, desligada de la esclavitud legal (Juan 4:23; Gálatas 5:1).
18. (Tercer) Ay—contra la obstinada perseverancia en el pecado, cual si quisieran provocar los divinos juicios.
iniquidad—la culpa que atrae castigo [Maurer]. cuerdas … coyundas de carreta—Los rabinos dicen: “Una mala
inclinación es al principio semejante a un delgado cabello, mas al final seméjase a una coyunda de carreta”. La antítesis se
refiere a las delgadas cuerdas de la sofistería, parecidas a la telaraña (cap. 59:5; Job 8:14), con las cuales un pecado
arrastra a otro pecado, hasta que, finalmente el hombre se ata a sí mismo mediante un gran delito, a manera de
coyunda de carreta, con la cual se mantienen persistentemente en el pecado. de vanidad—de maldad. y el pecado—Se
acercan al “pecado” y a su castigo temerariamente. 19. su obra—de venganza (v. 12). Este lenguaje es un desafío hecho
a Dios. Así se jactó Lamech de su impunidad (Génesis 4:23, 24; cf. con Jeremías 17:15; 2 Pedro 3:3, 4). consejo—el
propósito de Dios de castigarlos es amenazado. 20. Cuarto ay contra los que no hacen las debidas distinciones entre lo
justo y lo injusto (Romanos 1:28), “mente depravada”, griego inepta para discernir: la percepción moral entenebrecida. lo
amargo … dulce—el pecado es amargo (Jeremías 2:19; 4:18; Hechos 8:23; Romanos 3:14; Hebreos 12:15); aun cuando
parezca dulce por un tiempo (Proverbios 9:17, 18). La religión es dulce (Salmo 119:103). 21. Quinto ay contra los que
eran tan “sabios a sus ojos” que pensaban que sabían más que el profeta, y así desechaban sus amonestaciones (cap.
29:14, 15). 22, 23. Sexto ay contra los jueces corruptos, quienes eran “valientes para beber vino” (jactancia no poco
común todavía), aunque no lo fuesen para defender a su país, bien que lo eran para obtener los medios para regalarse
a sí mismos, aceptando el cohecho o “soborno”. Los dos versículos están intimamente unidos [Maurer]. mezclar
bebida—no con agua, sino con especias para hacerlas embriagantes (Proverbios 9:2, 5; Cantares 8:2). quitan su
justicia—desechan los justos reclamos de aquellos que tienen la razón de su parte. 24. Liter., la lengua de fuego come
(Hechos 2:3). la llama devora la paja—más bien, la hierba marchita sucumbe delante de la llama (Mateo 3:12). su raíz … su
flor—tanto su oculta base como sus manifestaciones externas de prosperidad, se pudren enteramente, pereciendo una
y otra (Job 18:16; Malaquías 4:1). desecharon la ley de Jehová—en su espíritu, en tanto que retenían la letra. 25. se
encendió el furor—(2 Reyes 22:13, 17). se estremecieron los montes—esto fija con alguna probabilidad la fecha de
este capítulo, pues se refiere al terremoto de los días de Uzzías (Amós 1:1; Zacarías 14:5). La tierra tembló cual si tuviera
conciencia de la presencia de Dios (Jeremías 4:24; Habacuc 3:6). arrojados—más bien, como estiércol (Salmo 83:10).
Con todo esto—La conminación de estos versos de monotonía endechosa, se repite en los capítulos 9:12, 17, 21; 10:4.
Pese a todas las pasadas calamidades, todavía amenazan más fuertes juicios, que el profeta especifica en el resto del
capítulo (Levítico 26:14, etc.) 26. Y alzará pendón—para llamar a las naciones hostiles a ejecutar sus juicios sobre Judea
(cap. 10:5–7; 45:1). En los caps. 11:12 y 18:3, la bandera es levantada pero a fin de mostrar piedad hacia el pueblo.
silbará—(Cap. 7:18). A las abejas se las hacía salir de la colmena al son de la flauta, o siseando o silbando (Zacarías 10:8).
Dios reunirá las naciones de los contornos de Judea del mismo modo que a las abejas (Deuteronomio 1:44; Salmo
118:12). el cabo de la tierra—a las sometidas y distantes razas de que se componía el ejército asirio (cap. 22:6). El
cumplimiento ulterior ocurrió durante el sitio del romano Tito Vespasiano. Cf. “el cabo de la tierra” (Deuteronomio
28:49). El empleo del singular (“vendrá”) aquí y en los vv. siguientes especifica a alguna nación o persona particular
[Horsley]. 27. cansado—por [PAG. 558] las largas marchas (Deuteronomio 25:18, etc.). ninguno se dormirá—no
necesitará descansar. el cinto—con que se ceñían antiguamente la suelta vestidura para poder actuar. Estaban siempre
listos para marchar y entrar en batalla. ni se le romperá la correa—la suela estaba adherida a los pies mediante
correas. Estarían tan sólidamente calzados que no se les soltaba ninguna correa de las sandalias, de forma que les
impidiera la marcha. 28. entesados—listos para la batalla. uñas … pedernal—Los antiguos no herraban los caballos,
de ahí el valor de los cascos duros para las grandes marchas. ruedas—de sus carros. El ejército asirio tenía numerosa
caballería y muchos carros (cap. 22:6, 7; 36:8). 29. su bramido—su grito de guerra. 30. tribulación … se oscurecerá la
luz—en otras palabras, angustia y luz (es decir, esperanza y temor), sucediéndose estas cosas alternativamente (como
suele suceder en un desordenado estado de cosas), y las tinieblas surgirán [Maurer]. sus cielos—el término cielos
significa literalmente nubes, es decir, que su cielo lo constituyen “las nubes”, más bien que el firmamento. Desde otro
punto de vista, y tomando una raíz hebrea diferente, significa su destrucción o ruina. Horsley explica la frase en esta
forma: “la mar < mirará hacia la tierra”, como una nueva imagen tomada de los marinos de un barco de cabotaje
(como lo eran todos en la antigüedad) de buscar la costa más cercana, la cual solía ocultar la oscuridad de la tempestad;
de manera que únicamente las tinieblas y la angustia puede decirse que eran visibles.
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CAPITULO 6
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     Vers. 1–13. VISION DE JEHOVA EN SU TEMPLO. Isaías está en la parte exterior, cerca del altar, enfrente del
templo. Se supone que se abren las puertas del santuario y que el velo que oculta el lugar santísimo se descorre,
presentándose a la vista del profeta una visión del Señor, quien se le presenta a manera de un monarca oriental,
asistido por serafines, como sus ministros de estado (1 Reyes 22:19), y revestido de un manto flotante con cola
(símbolo de dignidad en el Oriente) que llena el templo. Esta afirmación de que Isaías había visto a Dios, fué el
pretexto, según la tradición, para que lo aserrasen, en el reinado de Manasés (tradición no confirmada por el cap. 1:1;
véase la Introducción) (Hebreos 11:37). En el caso de los otros profetas, las visiones ocurren con frecuencia; pero en el
de Isaías ocurre sólo esta vez, la que se singulariza por su claridad y sencillez. En el año que murió el rey Uzzías—
Sea de muerte literal o civil, cuando, a causa de su lepra, dejó de ejercer sus funciones de rey [Chaldee] (2 Crónicas
26:19–21) en 754 a. de C. [Calmet]. Según la cronología común, en 758. No se trata del comienzo de las profecías de
Isaías, sino de su elevación a un grado superior en el ministerio profético; el v. 9 y siguientes tienen el tono de uno que
ya conocía por experiencia la obstinación de aquel pueblo. Señor—aquí significa Adonai; en el v. 5, Jehová. Se insinúa
que el que habla en el v. 10, según Juan 12:41, es Jesucristo. Isaías sólo pudo haber “visto” al Hijo, no a la divina
Esencia (Juan 1:18). Las palabras del v. 10 se atribuyen por S. Pablo al Espíritu Santo (Hechos 28:25, 26). De donde se
infiere que aquí está sobrentendida la Trinidad como una unidad, como también en la triple repetición de la palabra
“Santo” (v. 3). Isaías menciona el manto, el templo y los serafines, mas no la forma de Dios. Sea de ello lo que fuere, la
escena era diferente de la usual Shechinah. Esta se manifestaba sobre el propiciatorio; mientras que aquélla apareció
sobre un trono; la Shechinah se manifestaba en forma de nube y de fuego; de esta otra no se especifica ninguna forma.
Sobre la primera estaban los querubines; sobre la segunda los serafines. La primera no tenía ningún ropaje; la segunda
tiene un amplio manto y cola. 2. estaban—no quiere decir precisamente que estaban de pie, sino que lo asistían
[Maurer], manteniéndose en el aire con las alas extendidas. serafines—en ninguna otra parte se aplica este nombre a
los ángeles que asisten a Dios, sino a las serpientes ardientes y voladoras (llamadas así, no por tener alas, sino por moverse
rápidamente) que mordieron a los israelitas (Números 21:6), llamadas así por la venenosa inflamación que causaban con
sus mordeduras. Seraf (en hebreo) significa arder, lo que denota ardiente celo, deslumbrante brillantez (2 Reyes 2:11;
6:17; Ezequiel 1:13; Mateo 28:3) y rapidez de parte de los serafines, similar a la de la serpiente, para servir a Dios. La
forma de Satán, semejante a la serpiente (Najash), al aparecerse a la mujer, quizás tenga alguna relación con su forma
original de un “seraf” de luz. La cabeza de la serpiente era el símbolo de la sabiduría en Egipto (cf. Números 21:8; 2
Reyes 18:4). Los serafines, con seis alas y una faz, difícilmente pueden ser identificados con los querubines, que tenían
cuatro alas (los del templo sólo tenían dos y cuatro rostros (Ezequiel 1:5–12). (Mas cf. con Apocalipsis 4:8.) El “rostro”
y los “pies” denotan forma humana; algo de una forma serpentina (acaso la cabeza de un basilisco, como en los
templos de Tebas), puede haberse incluído; de ahí que el querub se compusiese de varias formas de animales. La voz
seraf, sin embargo, acaso provenga de una raíz que significa: a la semejanza de un príncipe aplicada en Daniel 10:13 a
Miguel [Maurer]; del mismo modo que querub proviene de una raíz que significa noble cambiando la m en b). dos—
sólo dos alas de las seis estaban dispuestas para volar al punto para servir a Dios; dos velaban sus rostros, como
indignos de mirar al Santo Dios o de penetrar en sus secretos consejos, que ellos cumplían (Exodo 3:6; Job 4:18; 15:15),
dos cubrían sus pies, o más bien todas las partes inferiores de sus personas—práctica observada en la presencia de los
monarcas orientales, como señal de reverencia (cf. Ezequiel 1:11, sus cuerpos). El servicio del hombre a fortiori consiste
en una espera reverente, más bien que en un servicio activo prestado a Dios 3. (Apocalipsis 4:8). Aquí se halla
implícita la Trinidad (véase la nota sobre “Señor”, v. 1). La santidad de Dios es el principio fundamental de todas las
profecías de Isaías. toda la tierra—El hebreo es más enfático, la plenitud de toda la tierra es su gloria (Salmo 24:1; 72:19. 4.
los quiciales de las puertas—más exacto, los cimientos de los umbrales. casa—el templo. de humo—la nube de la
Shechinah (1 Reyes 8:10; Ezequiel 10:4). 5. muerto—(Exodo 33:20.) El mismo efecto se produjo en otros por la
presencia de Dios (Jueces 6:22; 13:22; Job 42:5, 6; Lucas 5:8; Apocalipsis 1:17). labios—apropiado al contexto que
describe las alabanzas de los labios, cantados antifonalmente (Exodo 15:20, 21; v. 3) por los serafines; apropiado [PAG.
559] asimismo al oficio de hablar como un profeta de Dios, oficio que estaba a punto de serle conferido a Isaías (v. 9).
visto—no a Jehová mismo, en sentido estricto (Juan 1:18; 1 Timoteo 6:16); pero sí el símbolo de su presencia. 6. hacia
mí—el serafín estaba en el templo, Isaías fuera de él. un carbón encendido—liter., una piedra caliente, usada, como en
algunos países en nuestros días, para asar carne, como la carne de los sacrificios. El fuego era símbolo de purificación,
puesto que elimina la escoria de los metales (Malaquías 3:2, 3). del altar—de los holocaustos, situado en el atrio de los
sacerdotes delante del templo. El fuego que ardía sobre él fué encendido por Dios la primera vez (Levítico 9:24), y
mantenido continuamente ardiendo. 7. boca … labios—Cf. la nota del v. 5. La boca fué tocada, por ser ésta la parte que
había de emplear el profeta después de su consagración como tal. De ahí que las “lenguas de fuego” descansasen sobre
los discípulos (Hechos 2:3, 4) cuando eran consagrados para hablar en varias lenguas acerca de Jesús. culpa—la
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consciente indignidad para desempeñar su oficio como mensajero de Dios. limpio—liter., cubierto, es decir, expiado,
no por algún efecto físico del fuego para limpiarlo del pecado, sino en relación con el altar de los sacrificios, del cual, el
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Mesías, que es quien comisiona aquí a Isaías, había de ser en su muerte el antitipo. De donde se infiere que sólo por
virtud del sacrificio se puede perdonar el pecado. 8. enviaré < por nosotros—El cambio de número indica la Trinidad
(cf. Génesis 1:26; 11:7). Aunque éste no es argumento seguro para fundamentar esta doctrina, pues el plural puede ser
una mera indicación de majestad, concuerda con la verdad probada en otro lugar ¿A quién … quién—lo cual indica
que pocos estarían dispuestos a realizar el sacrificio que la presentación de tan desagradable mensaje para los judíos,
requeriría de parte del mensajero (cf. 1 Crónicas 29:5). Heme aquí—prontitud de celo ahora que ha sido especialmente
habilitado para ello (v. 7; cf. 1 Samuel 3:10, 11; Hechos 9:6). 9. Oíd bien—hebreo, oyendo oíd, esto es, aunque oigáis las
amonestaciones del profeta repetidas veces, ya estáis sentenciados, a causa de vuestra perversa voluntad (Juan 7:17),
para no entender. En su revelación Dios ha dado bastante luz para guiar a los que sinceramente desean saber, a fin de
que puedan hacer su voluntad; también ha dejado tinieblas bastante densas para confundir a los ciegos voluntarios
(cap. 43:8). Tal es lo que hizo Jesús al pronunciar sus parábolas (Mateo 13:14). ved por cierto—O: Aunque veáis
repetidas veces, sin embargo, etc. 10. Engruesa el corazón—(Salmo 119:70). “Vuélvelo más endurecido mediante tus
amonestaciones” [Maurer]. Este resultado no es el fruto de la verdad misma, sino del corrupto estado de sus corazones;
por eso Dios los abandona aquí judicialmente (cap. 63:17). Gesenius usa los imperativos como futuros: “Proclamad la
verdad, y el resultado de tal proclamación será el que se volverán tanto más endurecidos” (Romanos 1:28; Efesios 4:18);
pero tal exposición no define tan bien como la primera el designio de Dios de abandonar a los pecadores al
endurecimiento judicial (Romanos 11:8; 2 Tesalonicenses 2:11). En la primer cláusula el orden es: el corazón, los oídos, los
ojos; en la segunda es al revés: los ojos, los oídos, el corazón. La corrupción fluye del corazón y penetra en los oídos y los
ojos (Marcos 7:21, 22); pero al través de los ojos y los oídos, la sanidad llega al corazón (Romanos 10:17) [Bengel]. (Jeremías
5:21; Ezequiel 12:2; Zacarias 7:11; Hechos 7:57; 2 Timoteo 4:4). En Mateo 13:15, las palabras están citadas en el modo
indicativo, está engrosado (Versión de los Setenta), no en el imperativo, engruesa; la Palabra de Dios en cuanto al futuro es
tan segura como si ya se hubiese cumplido. El ver con los propios ojos no convencerá a la voluntad que se opone a la
verdad (cf. Juan 11:45, 46; 12:10, 11). “Uno tiene que amar las cosas divinas para entenderlas” [Pascal], sea sanado—de
su enfermedad espiritual (cap. 1:6; Salmo 103:3; Jeremías 17:14). 11. ¿Hasta cuándo—continuará este miserable estado
de endurecimiento de la nación que la conducirá a su destrucción? Hasta—(cap. 5:9), cumplida primeramente en la
cautividad de Babilonia, y más plenamente en la dispersión cuando la ciudad capital fué tomada por el romano Tito.
12. (2 Reyes 25:21.) la desamparada—esto es, el abandono de los domicilios por parte de sus habitadores (Jeremías
4:29). 13. y volverá, bien que habrá sido asolada—mejor: Pero volverá a ser abandonada, para ser consumida; si una
décima parte sobreviviere a la primera destrucción, será destruída por una segunda (cap. 5:25; Ezequiel 5:1–5, 12).
[Maurer y Horsley]. En la Versión Inglesa “volverá”, se refiere al residuo de pobres dejado en el país a raíz de la
deportación a Babilonia (2 Reyes 24:14; 25:12), quienes después huyeron de miedo a Egipto (2 Reyes 25:26), y
regresaron posteriormente de allá con otros que habían huído a Moab y a Edom (Jeremías 40:11, 12. Estos sufrieron
ulteriores juicios divinos. olmo—mejor, terebinto (cap. 1:29). en la tala queda el tronco—mejor: “Como el terebinto o la
encina que cuando son cortados (Job 14:7), el tronco subsiste, así la simiente santa (Esdras 9:2) será la vitalidad de aquella
tierra”. Las semillas de la vitalidad todavía existen en aquella tierra y en el esparcido pueblo de Judea, las que sólo
aguardan la vuelta de la primavera del favor de Dios para brotar (Romanos 11:5, 23–29). Según Isaías, no todo Israel
está destinado a la salvación, sino tan sólo el residuo elegido. Dios muestra inmutable severidad hacia el pecado, pero
también fidelidad a su pacto al preservar un residuo, y precisamente es para éste para quien Isaías reserva el legado
de la segunda parte de su libro (caps. 40–66).

CAPITULO 7

    Capítulos 7, 8 y 9:1–7. PREDICCION DEL MAL EXITO DE LA INVASION SIRO‐ISRAELITA EN CONTRA DE
JUDA—ALIANZA DE ACAB CON ASIRIA, Y SUS FATALES RESULTADOS PARA JUDEA—NO OBSTANTE, LA
CERTIDUMBRE DE LA PRESERVACION FINAL Y DE LA VENIDA DEL MESIAS. En las inscripciones asirias, el
nombre de Rezín rey de Damasco, figura entre los tributarios de Tiglat‐pileser, los anales de cuyo reinado, que duró
diez y siete años, han sido descifrados. Tocante a los hechos históricos de este capítulo, véase 2 Reyes 15:37–16:9,
Rezín de Siria y Peca de Israel, como aliados, avanzaron contra Jerusalén. En la primera campaña (2 Crónicas 28)
“derrotaron a Acaz, causándole muchos muertos”. Su propósito era, probablemente el de unir los tres reinos contra
Asiria; [PAG. 560] Egipto parece haber favorecido este plan, a fin de interponer a estos reinos aliados entre su propia
frontera y la de Asiria (cf. v. 18, “Egipto”; y 2 Reyes 17:4, alianza entre Oseas y Egipto). Rezín y Peca habrían
advertido la inclinación de Acaz hacia Asiria más bien que hacia su propia confederación; así que esto, y la antigua
enemistad entre Israel y Judá (1 Reyes 12:16), fueron la causa de que Rezín y Peca invadieran a Judá. Acaz, en la
segunda incursión de sus enemigos (cf. 2 Crónicas 28 y 2 Reyes 15:37, con el cap. 16:5), herído en su amor propio a
causa de su primera derrota, acudió a Tiglatpileser, a despecho de la amonestación de Isaías en este capítulo, de que
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Su nombre hebreo, Nabƒ, proviene de una raíz de brotar como una fuente (Gesenius); de ahí el fervor de la inspiración, 2 Pedro 1:21 (otros lo interpretan como de una raíz arábiga, Exodo 4:16, interlocutor, el que habla en nombre de Dios, supliéndole las palabras el Espíritu Santo); comunicadas por sueños, Joel 2:28, Job 33:14–17 (ningún caso de esto aparece en Isaías); o visiones, haciéndose pasar la escena ante su mente (Isaías 1:1); o rapto, éxtasis (Números 24:4, 16; Ezequiel 1:3; 3:14); sin privarlos a ellos, sin embargo, de su libre actuación consciente (Jeremías 20:7, 9; 1 Corintios 14:32). Estas formas peculiares de inspiración distinguían a los profetas, estrictamente llamados así, de Moisés y otros inspirados (Números 12:6–8). De ahí su nombre veedores. De ahí, también el molde poético de su estilo, aunque menos restringido, debido a su tendencia práctica, en las formas externas observadas en los libros poéticos. De ahí, también, la unión de la música con el acto de profetizar (1 Samuel 10:5). Este estado extático, aunque elevado, no es el más alto; porque Jesucristo nunca estuvo en él, ni Moisés. Se hacía necesario por la debilidad de los profetas, y la torpeza espiritual del pueblo. Por consiguiente, este estado predomina en el Antiguo Testamento, pero está subordinado en el Nuevo, donde el Espíritu Santo por la plenitud de sus dones ordinarios hace menos necesario el extraordinario. Después del tiempo de la economía mosaica, la idea de profeta se asociaba regularmente con el oficio o cargo profético, no conferido por los hombres sino por Dios. En esto ellos difieren de los místicos, cuya pretendida inspiración es por ellos mismos; el profetismo es práctico, no iluso y apartado; la inspiración de los profetas es propia sólo como los mensajeros de Dios al pueblo. Los siervos ordinarios y maestros regulares del pueblo eran los sacerdotes: los profetas, distinguidos de ellos por la inspiración, eran designados para despertar y excitar. En Israel, sin embargo, a diferencia de Judá, como no había verdadero sacerdocio, los únicos profetas eran los ministros ordinarios de Dios. La profecía en Israel necesitaba ser apoyada más poderosamente y entonces las “escuelas” fueron establecidas; y más hazañas proféticas llamativas (por ejemplo, las de Elías y Eliseo) son recordadas en Israel que en Judá. La ley era su base (Isaías 8:16, 20), tanto en su forma como en su espíritu (Deuteronomio 4:2, 13:1–3); a veces ellos miraban hacia adelante al día cuando su espíritu siempre viviente rompería su forma imperfecta de entonces a favor de un desarrollo más libre y perfecto (Jeremías 3:16; 31:31); pero ellos no cambiaron ni un tilde en sus días. Eichorn bien llama al cántico de Moisés (Deuteronomio 32) la Magna Carta de la profecía. El cumplimiento de sus predicciones había de ser la señal de que eran ellos verdaderos profetas de Dios (Deuteronomio 18:22). También lo era el que ellos no hablaran en el nombre de ningún otro que no fuera el verdadero Dios (Deuteronomio 18:20). La profecía era la única indulgencia sancionada por el vehemente deseo de conocer acontecimientos futuros, el cual es tan común en Oriente (Deuteronomio 18:10, 11). Para una inspiración momentánea el mero comienzo de la vida espiritual bastaba, como en el caso de Balaam; pero para una misión continua, el profeta tenía que ser convertido (Isaías 6:7). En los días de Samuel (1 Samuel 10:8; 19:20) empiezan las “escuelas” proféticas. Estas eran asociaciones de hombres, más o menos dotados del Espíritu, en las cuales los más débiles eran ayudados por los de poderes espirituales más grandes: como en Beth‐el y Gilgal (2 Reyes 2:3; 4:38; 6:21). Unicamente los dirigentes estaban en comunión inmediata con Dios, mientras que los demás se unían a Dios mediante su meditación (1 Reyes 19:15; 2 Reyes 8:13); aquéllos obraban por medio de éstos como instrumentos (1 Reyes 19:16; 2 Reyes 9:1, 2). La concesión de los dones proféticos, sin embargo, no se limitaba a estas escuelas (Amós 7:14, 15). [PAG. 16] En cuanto a ACCIONES SIMBOLICAS, muchas de ellas no eran reales sino solamente partes de las visiones proféticas, hechos internos, no externos, siendo imposibles o indecorosos (Jeremías 13:1–10; 25:12–38; Oseas 1:2–11). Sin embargo, las acciones internas, cuando era posible y propio, eran a menudo expresadas exteriormente (1 Reyes 22:11). Aquellas puramente internas expresan el tema más fuertemente de lo que pudiera una afirmación seca. Otros CRITERIOS de un verdadero profeta, a más de los dos mencionados arriba, eran: conformidad de sus discursos con la ley; el que no prometiera prosperidad sin arrepentimiento; su propia seguridad de su misión divina (a veces recibida de mala gana, Jeremías 20:8, 9; 26:12), el producir aquella seguridad interna de la verdad en otros, lo que era para ellos una
  • 3. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS prueba más segura de parte del Espíritu de Dios, que aun los milagros externos y argumentos; su vida piadosa, su fortaleza en el sufrimiento, exención del fanatismo, confirman estos criterios. Los milagros, aunque son pruebas, no han de ser creídos, sin los criterios negativos (Deuteronomio 13:2). Las predicciones cumplidas durante la vida del profeta, establecían su autoridad desde allí en adelante (1 Samuel 3:19; Jeremías 22:11, 12; Ezequiel 12:12, 13; 24). En cuanto a su PROMULGACION, era generalmente oral, ante el pueblo reunido, y después revisada por escrito. La segunda parte de Isaías, y Ezequiel 40–48, probablemente no fueron dadas oralmente, sino por escrito. Antes del tiempo de Isaías y sus contemporáneos, las profecías no eran escritas, porque no se destinaban al uso universal. Pero ahora se abre un campo más extenso. Al poder mundano de las naciones paganas, que amenazaban destruir la teocracia, desde allí en adelante se opone el reino de Dios, el cual estaba por conquistar a todos por medio del Mesías, cuya venida concierne a todas las edades. Los profetas menores dan la quintaesencia de sus respectivos autores. Ocurre un caso de la manera de juntar y publicar las profecías (Jeremías 36:4–14). Las de los profetas posteriores descansan sobre las de los anteriores (Zacarías 1:4; 7:7, 12). Ewald supone que un gran número de rollos proféticos ha sido perdido. Pero el hecho de que los profetas frecuentemente hacían alusión a los escritos que tenemos, y nunca a los que se puede probar que no tenemos, hace probable que ya tengamos todas las predicciones que fueron dadas por escrito; el cuidado dado de ellas, y el conocimiento exacto de las mismas mucho tiempo después (Jeremías 26:18, 19), confirman esta opinión. La COLOCACION es cronológica; pero como los doce profetas menores son considerados como una sola obra, y los tres últimos de éstos vivieron más tarde que Jeremías y Ezequiel, los primeros están colocados después de los últimos. Los profetas menores están arreglados en orden cronológico, excepto Oseas, que siendo el más largo, está puesto primero, aunque algunos eran anteriores a él: también Jonás, quien parece haber sido el primero de los profetas posteriores. En cuanto al Mesías, ningún profeta por sí solo da una vista completa de él. Esta se compone de los diversos aspectos de él en profecías diferentes combinadas; así como su vida en los Evangelios es una sola bajo un aspecto cuádruplo. En la primera parte de Isaías, dirigida a todo el pueblo, la idea prominente es su triunfo como Rey, siendo el propósito allí el disipar sus temores de las naciones circundantes; en la segunda, dirigida al resto elegido, se presenta como Profeta y Sacerdote, siendo él mismo el sacrificio.
  • 4. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS [PAG. 547] LIBRO DEL PROFETA ISAIAS INTRODUCCION Isaías, hijo de Amoz (no de Amós), fué contemporáneo de Jonás, Amós y Oseas, en Israel, si bien era más joven que ellos; y de Miqueas, en Judá. Se cree que su llamamiento al grado máximo del oficio profético (cap. 6) se efectuó en los últimos tiempos del reinado de Uzzías, más o menos en 754 A. de Cristo. Los capítulos 1–5 pertenecen a los últimos años de ese reinado, y no, como creen algunos, al de Joatán. Durante el reinado de este último, parece que ejerció su ministerio oralmente, y que no dejó ninguna crónica escrita de sus profecías, por no estar destinadas a todos los siglos. De las profecías de los primeros veinte años de su ministerio, los capítulos 1–6 constituyen todo lo que estaba destinado a la Iglesia Universal. Las nuevas épocas históricas, como las transcurridas en los reinados de Acaz y Ezequías, durante las cuales se mezclaron los sucesos ocurridos en Israel con los de los imperios asiáticos, están señaladas por los escritos proféticos. Los profetas tuvieron entonces que interpretar los juicios del Señor, a fin de hacer que el pueblo tuviese conciencia de su justicia, así como de su misericordia. Los capítulos 7–10:4 pertenecen al reinado de Acaz. Los capítulos 36–39 son históricos, y se extienden hasta el año décimo quinto de Ezequías. Es probable que los capítulos 10–12 y todos los comprendidos entre el 13 y el 26 inclusive, pertenezcan al mismo reinado. La sección histórica ha sido añadida para facilitar la correcta comprensión de estas profecías; con lo cual tenemos que el ministerio de Isaías se extiende desde 760 hasta 713 A. de C., es decir, duró cuarenta y siete años. La tradición talmúdica refiere que Isaías fué aserrado en dos, por orden de Manasés, con una sierra de madera, por haber dicho que había visto a Jehová (Exodo 33:20; 2 Reyes 21:16; Hebreos 11:37). El relato de 2 Crónicas 32:32, parece dar a entender que Isaías sobrevivió a Ezequías, pero la frase “primeros y postreros”, no está añadida como en el cap. 26:22 de este mismo libro, lo que hace posible que su historia de Ezequías no fuese completa. La segunda parte, caps. 40–66, que contiene quejas a causa de la obscena idolatría, no necesita que sea limitada al reinado de Manasés, sino que es aplicable a los reinados precedentes. Cuando Manasés ascendió al trono, Isaías tendria ochenta y cuatro años; de manera que si profetizó hasta ocho años después, debe de haber sufrido el martirio a los noventa y dos años. De ser así, Oseas profetizó por unos sesenta años. Una tradición oriental dice que Isaías vivió hasta los ciento veinte años. El argumento decisivo contra la tradición es que, según la inscripción, todas las profecías de Isaías están incluídas en el período de Uzzías a Ezequís; y la evidencia interna lo confirma. Su ESPOSA es llamada la profetiza, es decir, dotada, como Miriam, del don profético. Sus HIJOS no fueron considerados por él como meramente suyos; en sus nombres: Shear‐jashub—“el resto regresar{”, y Maher‐shalal‐hash‐baz, “Es veloz al despojo, él se apresura a la presa”, se insinúan al pueblo los dos asuntos principales de sus profecías, a saber los juicios de Dios sobre su pueblo y el mundo, y su misericordia, a pesar de todo, para con los elegidos. Su VESTIDO de saco (cap. 20:2), era asimismo una muda al par que una predicación práctica, ya que por medio de este vestuario él mismo se presenta personificando el arrepentimiento que predicaba. SUS OBRAS HISTORICAS.—La historia, según la escribieron los profetas, es una profecía retrovertiva. Como el pasado y el futuro proceden igualmente de la esencia de Dios, una inspirada penetración en el pasado da a entender una penetración en el futuro y viceversa. De aquí que la mayor parte de los relatos del Antiguo Testamento hayan sido escritos por profetas y estén clasificados entre sus escritos. Las Crónicas, al no estar clasificadas entre éstos, no pueden haber sido escritas por los profetas, sino que han sido tomadas de sus monografías históricas. Ejemplo: la vida de Uzzías por Isaías (2 Crónicas 26:22); igualmente la de Ezequías (2 Crónicas 32:32); de estas últimas todo lo que se ha considerado importante para todos los siglos nos ha sido preservado; mientras que el resto, que era local y temporal, se ha perdido. La INSCRIPCION (cap. 1:1) tiene aplicación a todo el libro, e indica que Isaías es el autor de la segunda parte (caps. 40–66), lo mismo que de la primera. Pues las palabras “tocante a Judá y Jerusalén”, no se oponen a la idea de que la inscripción se aplique a todo el libro, ya que lo que dice contra otras naciones se debe a la relación que éstas mantenían con Judá. De ahí que Amós use la inscripción “tocante a Israel”, aun cuando siguen varias profecías contra otras naciones. Ewald sostiene que los caps. 40–66, aunque espurios, fueron añadidos [PAG. 548] a la parte precedente a fin de que ésta fuese preservada. Pero esto no significa que la primera parte no estuviese conectada con la última. Aquélla termina con la deportación a Babilonia (cap. 39:6); ésta comienza con la futura redención del cautiverio. La
  • 5. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS sección que comprende los caps. 40–46, no tiene encabezamiento propio, lo que prueba que está íntimamente conectada con la precedente, y que está comprendida en el encabezamiento general del cap. 1:1. Josefo, Antigüedades, 11:1, sec. 1, 2, dice que Ciro fué inducido por las profecías de Isaías (caps. 44:28; 45:1, 13) a ayudar a los judíos a regresar a su patria y a reedificar el templo. Esdras cap. 1, confirma esto mismo; Ciro, en su edicto, se refiere claramente a las profecías de la parte segunda, en las cuales Jehová le asigna el imperio, y el deber de reconstruir el templo. Es probable que él tomase de ellas su histórico nombre de Ciro (Coresh). Además, profetas subsiguientes imitaron esta segunda parte, que Ewald atribuye a tiempos posteriores; verbigracia, cf. Jeremías 50–51, con las predicciones de Isaías contra Babilonia. La frase “El Santo de Israel”, que ocurre sólo tres veces en otras partes del Antiguo Testamento, es una expresión favorita de la segunda parte de Isaías lo mismo que de la primera, que expresa la fidelidad de Dios en cumplir las promesas de su pacto. Jeremías cita esta expresión suya; lo mismo hace el autor del Eclesiástico 48:22–25 (“consoló”), que cita el cap. 40:1, como de Isaías. Lucas 4:17 cita el cap. 61:1, 2 como de Isaías, y leído por Jesucristo en la sinagoga. Lo ACERTADO de las profecías es sorprendente; lo que ocurre en la segunda parte de Isaías, acontece en Miqueas 4:8–10, donde el destierro babilónico y la liberación son PREDICHOS 150 años antes de que las hostilidades entre Judea y Babilonia se hubiesen iniciado. Por otra parte, todos los profetas que predijeron la invasión asiria coinciden en afirmar que Judá sería librada no por la ayuda egipcia, sino directamente por el Señor. Aun más, Jeremías, cuando los Caldeos estaban en la cúspide de su prosperidad, predijo su conquista por los Medos, quienes entrarían en Babilonia por el lecho seco del Eufrates, una noche de orgía. Ningún cálculo humano podría revelar estos acontecimientos. Eichorn califica estas profecías como “veladas descripciones históricas”, reconociendo, a despecho de sí mismo, que son algo más que fantasías poéticas. El capítulo 53 de Isaías fué escrito con certeza siglos antes del advenimiento del Mesías; sin embargo, aquí se describen minuciosamente sus sufrimientos. Estos no pueden ser una invención judía, porque los judíos esperaban a un Mesías que viniese a reinar, no a sufrir. Los racionalistas tienen hasta cierto punto razón en decir que las PROFECIAS descansan sobre UNA BASE GENERAL que las distingue de la adivinación. Esto se debe a que descansan sobre la idea esencial de Dios. Los profetas, compenetrados de este conocimiento interior de su carácter, tienen conciencia de las leyes eternas por las cuales el mundo está gobernado, a saber, que el pecado es la ruina del hombre, y que tiene que ser seguido por el juicio, pero que el pacto de misericordia hecho por Dios con sus electos, es inmutable. Sin la profecía el residuo de los elegidos habría decrecido, y hasta los juicios de Dios habrían fracasado en sus propósitos al no reconocérseles ese carácter, ya que serían meros hechos aislados, carentes de significado. Babilonia estaba en los días de Isaías bajo el dominio de Asiria; había tratado, sin éxito, de rebelarse; pero los elementos de su éxito y grandeza posteriores, ya existían entonces. El Espíritu Santo iluminó las facultades naturales del profeta para discernir su levantamiento, y sus facultades espirituales para prever su caída: consecuencia infalible, según las eternas leyes de Dios, del orgullo que el éxito pagano genera; y también la restauración de Judá, como el pueblo del pacto con quien Dios, de conformidad con su esencial carácter, no estaría airado para siempre. La verdadera conversión es el gran remedio que el profeta propone contra todos los males. En esto únicamente consiste su norma de conducta: El reprender, amenazar y prometer se suceden de una manera recular. La idea básica de todo se halla en el capítulo 26:7–9; Levítico 10:3; Amós 3:2. EL USO DEL PRESENTE Y EL PRETERITO en la profecía no prueba que el autor sea posterior a Isaías, pues los videntes ven lo futuro como presente, e indican que lo pasado ideal no fué un pasado real. Es que ven las cosas a la luz de Dios, quien “llama a las cosas que no son como si ya fuesen”. Cuando contemplamos desde una gran eminencia un paisaje, nos parece que las colinas están pegadas unas a otras, aunque en realidad están muy separadas. Es lo que ocurre con los sucesos predichos: el orden, la sucesión y la agrupación están presentes, en tanto que los intervalos de tiempo se pasan por alto. Sin embargo, a veces se indica el tiempo (Jeremías 25:12; Daniel 9:26). Y así vemos que la liberación del cautiverio de Babilonia y la que más tarde efectuaría el Mesías, están agrupadas por LA LEY DE LA SUGESTION PROFETICA; sin embargo, ningún profeta confunde de tal manera las dos que haga del Mesías el caudillo de Israel que lo saque de Babilonia. Para el profeta probablemente no había ningún doble [PAG. 549] sentido; pero para sus ojos espirituales, los dos sucesos, aunque distintos, estaban tan próximos y eran tan análogos que no pudo separarlos en la descripción que de ellos hizo sin incurrir en infidelidad para con el retrato que tenía ante sí. Sin embargo, Isaías siempre se refiere primero al más remoto y antitípico suceso, a saber, la venida del Mesías, y es el que describe más minuciosamente, antes que el tipo más cercano; por ejemplo, la profecía tocante a Ciro (Cf. cap. 45:1 con el 53). En algunos casos, el profeta se sitúa en medio de sucesos; por ejemplo, la humillación de Jesucristo, que él contempla como cosa pasada, y su glorificación, como cosa por venir, haciendo uso, con relación a esta última. del
  • 6. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS tiempo futuro (cf. cap. 53:4–9 con 10–12). Las indicaciones tocante al tiempo en que acontecieron los sucesos se dan con mucha escasez por los profetas; sin embargo, por lo que atañe al Mesías, son bastante precisas como para crear la expectación general de su venida en el tiempo en que nacería. LOS CALDEISMOS que se consideran como una prueba en contra de la autenticidad de la segunda parte de Isaías, se encuentran en mayor número en la primera parte. La verdad es que estos términos se hallan en todo el Antiguo Testamento, especialmente en las partes poéticas, donde se prefieren las expresiones desusadas. Esto se debe al hecho de que los patriarcas vivían rodeados de gente que hablaba el caldeo; y en tiempo de Isaías estaban en uso algunos vocablos de esa lengua que eran introducidos por extranjeros. SUS SIMBOLOS son pocos y sencillos, y sus imágenes poéticas son correctas. Lo contrario ocurre con los profetas durante el destierro y después de él. Aggeo y Malaquías no son excepciones, ya que su estilo, distinto al de Isaías, carece de imágenes temerarias y apenas se elevan sobre la prosa; prueba evidente de que Isaías existió mucho antes de la deportación a Babilonia. En cuanto a VISIONES estrictamente así llamadas, sólo tiene una, la del capítulo 6, y aun es más sencilla que las de los profetas posteriores. Pero él hace uso frecuente de SEÑALES; por ejemplo, usa un hecho actual como señal de lo que acontecerá en el más distante futuro; esto se debe a que Dios condesciende con la debilidad del hombre (caps. 7:14; 37:30; 38:7). Las VARIEDADES EN SU ESTILO no prueban que fuese falso; lo que pasaba es que su estilo variaba con el asunto. La segunda parte no se dirige tanto a sus contemporáneos, como al futuro pueblo del Señor, el residuo elegido purificado por juicios previos. De ahí la ternura de su estilo, y sus frecuentes repeticiones (cap. 40:1). Para la reconfortante exhortación emplea muchas palabras. También agrega muchos epítetos al nombre de Dios, destinados a servir de consolador apoyo, donde la fe pueda descansar a fin de no dar lugar a la desesperación. Hay igualmente en ambas partes del libro peculiaridades características de Isaías; por ejemplo: “el ser llamado” equivalente a SER; la repetición de las mismas palabras, en lugar de sinónimos, en los miembros paralelos de los versículos; la inserción de himnos en sus profecías: “el residuo de los olivos”, en vez del remanente del pueblo que ha escapado de los juicios de Dios. Cf. también cap. 65:25 con 11:6. El ARREGLO CRONOLOGICO favorece la opinión de que el propio Isaías coleccionó sus profecías en un volumen, y no los hombres de Ezequías, como opina el Talmud fundado en Proverbios 25:1. Todas las partes y fechas que pueden ser determinadas, se encuentran en su propio lugar, con excepción de unos cuantos ejemplos, donde las profecías de idéntico contenido están juntas: Con la terminación de la invasión asiria (caps. 36–39) terminó la vida pública de Isaías. La segunda parte constituye su legado profético hecho a la pequeña banda de fieles, semejante a los últimos discursos de Moisés y de Jesucristo a sus respectivos discipulos. La EXPECTACION DEL MESIAS es tan fuerte en Isaías que Jerónimo, ad Paulinum, llama a su libro no profecía, sino Evangelio; y dice de Isaías: “No es tanto un profeta como un evangelista”. El Mesías ya había sido descrito vagamente en Génesis 49:10, como el Shiloh o Tranquilizador; también fué representado así en los Salmos 2; 45; 72; 110. Isaías lo presenta con más precisión; y mientras que aquéllos se espacian en el oficio de Cristo como rey, Isaías describe mayormente su oficio sacerdotal y profético. El Salmo 110 también exhibe su sacerdocio; pero un sacerdocio real, y no uno expiatorio, como lo hace resaltar Isaías. El profeta se extiende de modo particular en la segunda parte, por estar dirigida a los fieles electos; mientras que en la primera, dirigida a todo el pueblo, se espacia en las glorias del Mesías, el antídoto contra los temores de que la gente estaba poseída, y la seguridad de que el reino de Dios representado entonces por Judá, no sería aplastado por las naciones circunvecinas. SU ESTILO (Hengstenberg, Cristología. 1) es sencillo y sublime; su fantasía ocupa un lugar intermedio entre la pobreza de Jeremías y la exuberancia de Ezequiel. Su dominio del estilo lo demuestra por su pericia en variarlo para acomodarlo al asunto. [PAG. 550] La FORMA es en general la del paralelismo poético hebreo, aunque con una libertad desembarazada de indebidas restricciones.
  • 7. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS JUDA, pueblo menos apóstata que Israel, fué el asunto de sus profecías. Su residencia fué principalmente en Jerusalén. Por lo que atañe a sus alabanzas véase el Eclesiástico 48:22–25. Cristo y los Apóstoles no citan a ningún profeta con tanta frecuencia como a Isaías. CAPITULO 1 Vers. 1–31. 1. EL TITULO GENERAL O PROGRAMA de todo el libro; en él no hay fundamento para la tradición talmúdica de que Isaías fué aserrado por Manasés. Isaías—equivalente a “Jehová salvará”; es alusivo al asunto de sus profecías. Tocante a la “visión”, véase 1 Samuel 9:9; Números 12:6; y mi Introducción. Judá y Jerusalem—Sus profecías también atañen a otras naciones, pero únicamente en cuanto a su relación con los judíos (caps. 13–23); lo mismo ocurre con las diez tribus de Israel, a las que se contemplan únicamente a la luz de la misma relación (caps. 7–9). Jerusalén se especifica de modo particular, por ser el asiento del templo, el centro de la teocracia y el futuro trono del Mesías (Salmo 48:2, 3, 9; Jeremías 3:17). Jesucristo es el “León de la tribu de Judá” (Apocalipsis 5:5). Uzzías—llamado también Azarías (2 Reyes 14:21; 2 Crónicas 26). Las profecías del Antiguo Testamento interpretan espiritualmente las partes históricas, del mismo modo que las Epístolas del Nuevo Testamento interpretan los Evangelios y Los Hechos. Estúdiense, pues, unos y otros y se echarán de ver sus mutuas relaciones espirituales. Isaías profetizó tan sólo unos cuantos años antes de la muerte de Uzzías; pero las profecías proferidas en ese período (caps. 1–6) también tienen aplicación al reinado de Jotán, durante el cual es probable que no escribiese nada; pues el cap. 7 se inicia con el reinado de Acaz, que sigue al de Uzzías en el cap. 6. Después siguen las profecías proferidas durante el reinado de Ezequías. 2. Comienza con las mismas palabras de Moisés (Deuteronomio 32); ello da a entender que la ley fué la constitución y fundamento de toda profecía (cap. 8:20). Jehová—En hebreo significa: El que existe por sí mismo y cumple lo prometido, el Inmutable. Los judíos nunca pronunciaban este santo nombre, sino que lo sustituían con el de Adonai. En la Versión Inglesa, la palabra Señor con mayúsculas se pone en lugar de Jehová, aunque Señor es más bien el equivalente de Adonai que de Jehová. hijos—(Exodo 4:22) se rebelaron—como hijos (Deuteronomio 21:18) y como súbditos, por ser Dios el Rey de la teocracia (cap. 63:10). “He criado”, liter., elevado, a saber, privilegios peculiares (Jeremías 2:6–8; Romanos 9:4, 5). 3. (Jeremías 8:7) el pesebre—el establo donde se da alimento (Proverbios 14:4). Espiritualmente, simboliza la Palabra de Dios, el Bautismo y la Cene. Israel—Toda la nación, el reino de Judá y el de Israel, en sentido restringido. Dios considera al pueblo de su pacto como una unidad. no conoce—a saber, a su dueño, como lo reclama el paralelismo; es decir, no lo reconoce como a tal (Exodo 19:5, equivalente a “Mi pueblo”, Juan 1:10, 11). no tiene entendimiento—para prestar atención a su Dueño (cap. 41:8), no obstante el alimento espiritual que El les suministra (lo que responde a pesebre en la cláusula paralela). 4. pueblo—nombre peculiar de la nación elegida por Dios (Oseas 1:10). El que estuviese “cargado de iniquidad” es lo más monstruoso. El pecado es una carga (Salmo 38:4; Mateo 11:28). generación—otro calificativo de los elegidos de Dios (Génesis 12:7; Jeremías 2:21), destinado a ser un “linaje santo” (cap. 6:13); pero, aunque cause espanto el decirlo, eran “generación de malignos”, hijos—por adopción (Oseas 11:1), bien que “malhechores”; y no sólo eran eso, sino “corruptores” de otros (Génesis 6:12); en progresión ascendente: “nación, pueblo, linaje, hijos.” provocaron—liter., despreciaron hasta la provocación (Proverbios 1:30, 31), al Santo de Israel—la peculiar atrocidad de su pecado consistió en que éste fué cometido contra Dios (Amós 3:2). dejaron … tornáronse atrás—liter., se han enemistado (Salmo 58:3). 5. ¿Para qué?—O más bien; como la Vulgata: ¿Sobre qué parte? Imagen tomada de un cuerpo cubierto enteramente con señales de golpes (Salmo 38:3). No hay parte alguna que no haya sido golpeada, Toda cabeza … enferma—no se refiere, como suele citarse, a sus pecados, sino a la universalidad de su castigo. Sin embargo, el pecado, la enfermedad moral de la cabeza o intelecto, y del corazón, constituye sin duda su propio castigo (Proverbios 1:31; Jeremías 2:19; Oseas 8:11). “Enferma”, liter., está en estado de enfermedad [Gesenius]; “se ha convertido en enfermedad” [Maurer]. 6. Desde las clases más humildes del pueblo hasta las más encumbradas: “el anciano y honorable, la cabeza; el profeta que enseña mentiras, la cola”. Véase Isaías 9:13–16. Primeramente expone su mísera condición, evidente a todos (vers. 6–9); luego, no antes, su estado de irreligiosidad, la causa de ella. herida—infligida judicialmente (Oseas 5:13). suavizadas … aceite—El arte de la medicina en el Oriente consiste principalmente en aplicaciones externas (Lucas 10:34; Santiago 5:14). 7. Judá, en el reinado de Uzzías, aun no se había restablecido del saqueo de los sirios durante el reinado de Josías (2 Crónicas 24:24), ni del de Israel, durante el reinado de Amasías (2 Crónicas 25:13, 23, etc.) El profeta Amós (Amós 4:6–11), contemporáneo de Isaías, compara a Israel, como aquí (vers. 9, 10), con “Sodoma y Gomorra”, a causa de los juicios de “fuego” que le sobrevendrían. delante de vosotros—ante vuestros mismos ojos, sin que podáis evitarlos, asolada—liter., una desolación tal como uno podría esperarla de invasores extranjeros. 8. queda la hija de Sión—La ciudad de Jerusalén (Salmo 9:14) y sus habitantes (2 Reyes 19:21); hija femenino, singular, usado como colectivo neutro, equivalente a hijos (véase abajo margen, cap. 12:6). [Maurer]. Metrópoli o ciudad madre es el término correspondiente. La idea de juvenil belleza está incluída en el término hija. queda—como un residuo que escapa a la destrucción general. choza—una cabaña hecha para
  • 8. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS proporcionar refugio temporal a los cuidadores de la viña. cabaña—que no es permanente. ciudad asolada—más bien, como ciudad “dejada”; el vers. 9, requiere preservada, a saber, de la desolación que la rodea [Maurer]. 9. Jehová de Sabaoth, esto es, Dios de [PAG. 551] los Ejércitos angélicos y estelares (Salmo 59:5; 147:4; 148:2). Las estrellas eran objeto de idolatría, de ahí que su culto se llamase sabeísmo (2 Reyes 17:16). Dios está aun por encima de ellas (1 Crónicas 16:26). “Los bosques” eran símbolos de estos ejércitos estelares. El culto rendido por ellos a Sabaoth y no al Señor de Sabaoth, fué causa de su presente desolación. (2 Crónicas 24:18). Se necesitaba nada menos que su poder para preservar siquiera “el resto”; y así, muestra su condescendiente gracia, por amor de los elegidos, puesto que él no necesita de nosotros, desde que posee innumerables huestes de servidores. 10. Sodoma—en un sentido espiritual (Génesis 19; Jeremías 23:14; Ezequiel 16:46; Apocalipsis 11:8). 11. Dios aquí no desestima en absoluto los sacrificios que son tan antiguos y universales como el pecado (Génesis 3:21; 4:4), y el pecado es casi tan antiguo como el mundo; lo que aquí desecha son los sacrificios que no van acompañados de la obediencia del corazón y de una vida consagrada (1 Samuel 15:22; Salmo 50:9–13; 51:16–19; Oseas 6:6). Los preceptos positivos son meros medios; la obediencia moral es el fin. Esto prefigura el Evangelio, cuando el único y verdadero sacrificio habría de reemplazar a todas las sombras e “introduciría la justicia eterna” (Salmo 40:6, 7; Daniel 9:24–27; Hebreos 10:1–14). Harto estoy—hasta la saciedad, cansado. de holocaustos—éstos eran enteramente quemados, excepto la sangre, que era rociada alrededor del altar (Levítico 3:4, 5, 11, 17). 12. ¿Quién demandó esto …?—como si le hicierais a Dios un servicio con esas hipócritas ofrendas (Job 35:7). Dios las prescribió (Exodo 23:17), pero no para ofrecérselas con ese espíritu (Miqueas 6:6, 7). Cuando vinieseis a presentaros—en el templo, donde la divina Shequina, que reposaba sobre el arca, era símbolo de la presencia de Dios (Exodo 23:15; Salmo 42:2). mis atrios—el espacio que ocupaban los adoradores. Nadie podía entrar en el templo propiamente dicho, excepto los sacerdotes. 13. vano presente—ofrendas incruentas, es decir, de flor de harina, frutos, aceite, etc. (Levítico 2:1–13). En hebreo “minchah”. Incienso—puesto sobre los sacrificios, y quemado sobre el altar del perfume; tipo de la oración (Salmo 141:2; Apocalipsis 8:3). Luna nueva—observada como días festivos (Números 10:10; 28:11, 14) con sacrificios y sonidos de trompetas de plata, y sábado—el séptimo día, así como los días en que comenzaban y terminaban las grandes fiestas. (Levítico 23:24–39). no las puedo sufrir—Maurer traduce: “No puedo soportar la iniquidad y las solemnes reuniones”, esto es, las reuniones asociadas con la iniquidad. Liter., los días de clausura de las fiestas. Tales eran los excesos de los grandes días (Levítico 23:36; Juan 7:37). 14. solemnidades—el sábado, la Pascua, Pentecostés, el día de la expiación y la fiesta de los tabernáculos [Hengstenberg]; sólo éstas se celebraban en ciertas épocas fijas del año. cansado estoy—(cap. 43:24). 15. (Salmo 66:18; Proverbios 28:9; Lamentaciones 3:43, 44.) Cuando extendiereis vuestras manos—en oración (1 Reyes 8:22). El hebreo dice: “sangrientas”, a causa de los horribles pecados, especialmente la persecución de los siervos de Dios (Mateo 23:35). La vocación de los profetas fué disipar la ilusión, tan contraria a la ley (Deuteronomio 10:16), de que el ritualismo externo satisfaría a Dios. 16. Dios dice a los pecadores: “Lavaos,” etc., para que cerciorándose de su incapacidad de “limpiarse” a sí mismos, clamasen a Dios; Lávame, límpiame (Salmo 51:2, 7, 10). de ante mis ojos—no había de ser una mera reforma exterior a los ojos de los hombres, que no pueden, como Dios, ver lo interior del corazón (Jeremías 32:19). 17. buscad juicio—justicia, como magistrados, en lugar de buscar cohecho o soborno (Jeremías 22:3, 16). oíd en derecho al huérfano—vindicadlo (Salmo 68:5; Santiago 1:27). 18. Dios se propone debatir el caso con nosotros, para que todos puedan ver el justo y amoroso principio de su conducta para con los hombres (cap. 43:26). la grana—el color de la túnica de Cristo cuando cargó con nuestros “pecados” (Mateo 27:28). Del mismo color era el cordón de Rahab (Josué 2:18, cf. con Levítico 14:4). Dicen los rabinos que después de echadas las suertes sobre los dos machos cabríos, se ponía una banda granate sobre la cabeza del que había de ser llevado al desierto, y que después de que el sumo sacerdote hubo confesado los pecados suyos y los del pueblo sobre el cabrío la banda se volvía blanca. El milagro cesó, según ellos, cuarenta años antes de la destrucción de Jerusalén, es decir, exactamente cuando Jesucristo fué crucificado. Esta es una notable admisión de sus adversarios. El sentido fundamental del término “grana” en hebreo es: “teñido dos veces”. Tan profundamente fijado está el pecado en el corazón que no bastan las lágrimas para lavarlo. Nieve—(Salmo 51:7) Se presupone que debe haber arrepentimiento antes de que el pecado pueda ser emblanquecido como la nieve (vers. 19, 20); éste (el arrepentimiento) también es un don de Dios (Jeremías 31:18, b; Lamentaciones 5:21; Hechos 5:31). rojos—se refiere a la “sangre” (v. 15). como … lana—será restaurado a su blancura original. Este verso demuestra que los antiguos padres no confiaron únicamente en las promesas temporales (art. VII, del Libro de la Oración Común). Los pecados por ignorancia y otros semejantes, eran expiados por medio de ofrendas pequeñas; de ahí que las culpas más graves necesitaban más grandes sacrificios, ya que “sin derramamiento de sangre no hay remisión”. Aunque un sacrificio tal no se había, provisto, el perdón era prometido y esperado. De consiguiente, los judíos espirituales deben haber buscado al único mediador del Antiguo y Nuevo Testamentos, aunque hayan tenido acerca del mismo una idea algo confusa. 19, 20. Las bendiciones temporales en “la tierra de que
  • 9. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS tomaron posesión” fueron conspicuas entre las promesas del Antiguo Testamento, como convenía a la infancia de la Iglesia (Exodo 3:17). Las promesas espirituales neotestamentarias derivan su similitud de aquéllas (Mateo 5:5). la boca
  • 10. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS de Jehová lo ha dicho—Las profecías de Isaías descansan sobre la Ley (Levítico 26:33). Dios no altera su palabra (Números 23:19). 21. ramera—(Ezequiel 16:28–35). fiel—como una esposa (cap. 54:5; 62:5; Oseas 2:19, 20). en ella habitó equidad—(2 Pedro 3:13). mas ahora, homicidas—opresores asesinos, que es la antítesis requerida (Nota v. 15; 1 Juan 3:15). 22. Tus príncipes y tus habitantes han degenerado de su sólido valor, equivalente a “plata” (Jeremías 6:28, 30; Ezequiel 22:18, 19), y en el uso que ellos hacían de la Palabra viviente, equivalente a “vino” (Cantares de Salomón 7:9). mezclado—liter., circuncidado. En árabe, asesinar el vino, equivale a diluirlo. 23. compañeros de ladrones—por convivencia (Proverbios 29:24). las dádivas—(Ezequiel 22:12). [PAG. 552] La corrupción de una nación comienza por sus gobernantes. 24. el Señor Jehová—equivalente a Adonal Jehová. el Fuerte de Israel—poderoso para tomar venganza, así como antes lo era para salvar. Ea—que denota indignación. tomaré satisfacción—mi larga y probada paciencia se desahogará en el ultimo castigo (Ezequiel 5:13). El lenguaje de Dios se acomoda a los conceptos humanos. 25. volveré mi mano—no en ira, sino en gracia (Zacarías 13:7), “sobre ti”, como lo demuestran los versículos 26, 27; contrastado con los enemigos, de los cuales él mismo se vengará (v. 24). limpiaré—Liter., como limpia el álcali. tus escorias … estaño—no tus pecados, sino las personas pecaminosas (Jeremías 6:29); “enemigos” (v. 24); los príncipes degenerados (Nota v. 22) entremezclados con el “residuo” elegido por gracia. estaño—hebreo, bedil; la aleación de plomo, estaño, etc., separados de la plata mediante la fundición. El piadoso obispo Bedell tomó esto como divisa de su escudo. 26. Como la degeneración se había manifestado principalmente entre los magistrados (vv. 17–23), en la “restauración” éstos serán lo mismo que aquellos que contempló “al principio” el gobierno teocrático; esto sucederá en parte después del retorno de Babilonia, pero en su totalidad bajo el dominio del Mesías (caps. 32:1; 52:8; Jeremías 33:7; Mateo 19:28) Ciudad fiel—y ya no más “una ramera”. 27. rescatada—temporal, civil y moralmente; tipo de la redención espiritual comprada con el precio de la sangre de Jesucristo (1 Pedro 1:18, 19), la cual es el fundamento del “juicio” y de la “justicia” y, por consiguiente, del perdón. El juicio y la justicia son primero de Dios (cap. 42:21; Romanos 3:26); y luego llegan a ser posesión del hombre no bien se ha convertido (Romanos 8:3, 4); son tipificados en el despliegue de la justicia “de Dios” cuando libertó a su pueblo, de ahí que la justicia o “rectitud” fué mostrada en ellos. convertidos—Así traduce Maurer. Pero según el Margen de la versión inglesa, son “Los que de ella regresarán”, a saber, el residuo que volverá de la cautividad. Sin embargo, como Isaías aún no había predicho expresamente la cautividad de Babilonia, la versión inglesa es más exacta. 28. quebrantados—Liter., hechos astillas (Apocalipsis 2:27). Los profetas se apresuran a vaticinar la extinción final del impío (Salmo 37:20; Apocalipsis 19:20; 20:15); de la cual son tipos los juicios antecedentes. 29. os avergonzarán—(Romanos 6:21.) los olmos—Otros traducen los terebintos o abetos. Los bosques estaban consagrados a los ídolos. Los druidas de Inglaterra se llamaron por el vocablo griego que significa “encinas.” Es frecuente hallar un árbol sagrado en las esculturas asirias, símbolo de las huestes siderales adoradas por los sabeos. bosques—recintos arbolados para la idolatría—la contraparte del jardín de Edén. 30. olmo— seréis semejantes a las encinas, el objeto de vuestros “deseos” (v. 29). La gente llegó a ser semejante a los dioses que adoraba; nunca se elevaron por sobre su nivel (Salmo 135:18). Así los pecados de los hombres resultan un azote para ellos mismos (Jeremías 2:9). La hoja de la idolátrica encina se marchita por virtud de la ley de la necesaria consecuencia, al carecer de la savia vital o del “agua” procedente de Dios. Así que, “bosque” o jardín, corresponde a bosques o jardines (v. 29). 31. el fuerte—los poderosos gobernantes (Amós 2:9), y lo que hizo—más bien, y su obra. El será a la vez el combustible, “estopa,” y la causa del fuego, por encender la primera “chispa”. ambos—el gobernante inicuo, y “su obra” la cual “es como una chispa.” CAPITULO 2 Vers. 1–22. 1. La inscripción. Lo que vió—la revelación. 2. Le mismo que en Miqueas 4. Como Miqueas profetizó en el reinado de Joatán e Isaías en el de Uzzías, Miqueas se apoya en Isaías, al cual confirma, no viceversa. Hengstenberg, apoyándose en débiles fundamentos, dice que Miqueas cap. 4 es el original. lo postrero de los tiempos—es decir los tiempos del Mesías, especialmente los tiempos por venir, a los cuales se encamina la profecía, cuando “la casa del Dios de Jacob”, a saber, Jerusalén, será el centro al cual las naciones convertidas acudirán en tropel (Mateo 13:32; Lucas 2:31, 32; Hechos 1:6, 7); donde “el reino” de Israel se considera como establecido, y únicamente el tiempo se mira como incierto (Salmo 68:15, 16; 72:8, 11). al monte de la casa de Jehová por cabeza, etc.—el templo sobre el Monte Moria, tipo del evangelio, que comienza en Jerusalén y, semejante a un objeto colocado sobre la más alta colina, se hace tan visible que todas las naciones se sienten atraídas hacia él. correrán—como una ancha corriente (cap. 66:12). 3. Si la predicha maldición contra Israel se ha cumplido literalmente, así lo será la prometida bendición. Nosotros los gentiles, así como reconocemos su maldición, debemos reconocer su bendición, y no negársela, al espiritualizarla. El Espíritu Santo será derramado a fin de lograr una conversión general (Jeremías 50:5; Zacarías 8:21, 23; Joel 2:28). de Jerusalem—(Lucas 24:47), una prenda de las futuras relaciones de Jerusalén con la cristiandad (Romanos 11:12, 15). 4. juzgará—como árbitro soberano que resolverá todas las controversias (cf. cap. 11:4) Lowth
  • 11. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS traduce: producirá convicción. Rejas de arado—En el Oriente, éstas se parecen a una espada corta (cap. 9:6, 7; Zacarías 9:10). 5. La conexión es: puesto que el alto destino de Israel es el de ser causa de bendición a todas las naciones (Génesis 12:3), los hijos de Israel deben andar de una manera digna. (Efesios 5:8). 6. Ciertamente—Más bien, por cuanto, ya que expresa las razones por las cuales es tan necesaria la exhortación en el ver. 5. tú—transición a Jehová. Transiciones abruptas como ésta son naturales cuando la mente está penetrada de un asunto. henchidos—de supersticiones del Oriente, Siria y Caldea. agoreros—práctica que estaba prohibida (Deuteronomio 18:10–14). Filisteos—habilitaban al suroeste de Palestina, opuesto “al Oriente”. descansan—más bien, se dan la mano, es decir, contraen alianzas matrimoniales y nacionales, lo que estaba prohibido (Exodo 23:32; Nehemías 13:23, etc.) 7. oro— estaba prohibido acumularlo (Deuteronomio 17:17). Salomón faltó en esto (1 Reyes 10:21, 27). caballos … carros— igualmente prohibidos (Deuteronomio 17:16). Pero ese rey también desobedeció en eso (1 Reyes 20:26). Los caballos se podían utilizar en operaciones de guerra en las llanuras de Egipto, pero no en la montañosa Judea. Dios había dispuesto que Israel se diferenciase lo más ampliamente posible de los egipcios. Su designio era que su pueblo dependiese tan sólo de él más bien que de los medios ordinarios de hacer la guerra (Salmo 20:7). Además, los caballos estaban relacionados con la idolatría (2 Reyes 23:11); [PAG. 553] de ahí su objeción. De ese modo la transición a “los ídolos” (v. 8) resulta natural. 8. (Oseas 8:4). No se trata tanto de la idolatría en público, que no estaba autorizada en los reinados de Uzzías y de Joatán, como de la privada (véase 2 Reyes 15:4, 35) 9. el hombre—no tanto por su rango social cuanto moral; en oposición a los grandes. Al primero se le llama en hebreo, Adam; a los segundos, ish. se ha humillado—a los ídolos. Todas las clases sociales eran idólatras. no los perdonarás—una amenaza expresada en el modo imperativo en hebreo. Tan identificado está Isaías con la voluntad de Dios que ora por aquello que sabe que constituye el propósito de Dios (véase Apocalipsis 18:6). 10. Forma poética de expresar que los pecados de ellos eran tales que se verían obligados a causa de los juicios de Dios, a buscar un lugar que los ocultase de la ira divina (Apocalipsis 6:15, 16). polvo—que equivale a las “aberturas de la tierra”, o polvo (v. 19). la presencia espantosa—liter., del rostro aterrador de Jehová. 11. la altivez de los ojos—liter., ojos de orgullo (Salmo 18:27). humillada—por calamidades. Dios vindicará de tal manera su honor “en aquel día” de juicios, que nadie “ser{ exaltado” (Zacarías 14:9). 12. Los hombres han tenido muchos días; pero al final vendrá “el día de Jehová”, el cual comenzará con el juicio; será un día que no terminará jamás, en el cual Dios ser{ “todo en todos” (1 Corintios 15:28; 2 Pedro 3:10). todo—no meramente las personas, como lo expresa la Versión Inglesa, sino todo aquello de que se enorgullecía la nación. 13. cedros … alcornoques—imagen de los nobles y príncipes altivos (Amós 2:9; Zacarías 11:1, 2; cf. Apocalipsis 19:18–21). Basán— al oriente del Jordán, al norte del arroyo Jaboc, famoso por sus hermosos alcornoques, sus pastos y ganados. Quizás haya en la voz “alcornoques” alguna alusión a la idolatría de ellos (cap. 1:29). 14. montes altos—que se refieren a los “altos” en que se ofrecían sacrificios ilegalmente, aun en el reinado de Uzzías (Equivalente a Azarías) (2 Reyes 15:4.) Asimismo en lugares fuertes, inexpugnables, en los que confiaban más que en Dios. 15. torre … muro—Las torres se levantaban sobre los muros de las ciudades. fuerte—fuertemente fortificado. 16. Tarsis—Tartessus al suroeste de España, no lejos de la desembocadura del Guadalquivir y próximo a Gibraltar. Este también incluye la región adyacente. Era una colonia fenicia; de ahí su conexión con Palestina y la Biblia (2 Crónicas 9:21); este nombre se usaba también en un sentido más amplio y equivalía al más lejano oeste, así como nuestras Indias Occidentales (cap. 66:19; Salmo 48:7; 72:10). Las naves de Tarsis, una frase que llegó a ser equivalente a naves ricacente cargadas y de alto bordo. El juicio será sobre todo aquello que sirve de lujo al hombre (cf. Apocalipsis 18:17–19). pinturas preciadas—cuya destrucción ha sido ordenada (Números 33:52). Estas aun pueden verse en los muros de los palacios de Nínive. Cosa notable que mientras todas las otras antiguas naciones civilizadas: Egipto, Asiria, Grecia y Roma han dejado monumentos pertenecientes a las bellas artes, Judea, infinitamente más adelantada que aquéllas a causa de la posesión de las palabras de vida, no dejó nada de aquello. Las bellas artes, como en la Roma moderna, estaban tan frecuentemente asociadas con el politeísmo que Dios requirió de su pueblo que se separase de las otras naciones en éste y otros aspectos (Deuteronomio 4:15–18). Pero la traducen de la Vulgata acaso sea mejor: “Todo lo que es hermoso a la vista”; no sólo en cuanto a pinturas, sino en lo que atañe a todos los adornos lujosos; frase comprensiva de todo lo que antecede (cf. Apocalipsis 18:12, 14, 16). 17. Esto es una repetición del ver. 11, a manera de enfática confirmación. 18. ídolos—liter., cosas vanas nonadas (1 Corintios 8:4). Esto se cumplió al pie de la letra. Antes del cautiverio de Babilonia, los judíos eran afectos a la idolatría; pero desde entonces nunca más lo fueron. (En cuanto al futuro cumplimiento, véase Zacarías 13:2; Apocalipsis 13:15; 19:20). 19. El cumplimiento responde exactamente a la amenaza (v. 10). meteránse—los adoradores de los ídolos. cavernas—las que abundan en Judea, tierra montañosa, lugares de refugio en tiempos de alarma (1 Samuel 13:6). herir la tierra—y también los cielos (Hebreos 12:26). Esta es una figura de juicios severos y universales. 20. topos—Otros traducen: ratones. El sentido es bajo el suelo, en las tinieblas. murciélagos—animal impuro (Levítico 11:19), que vive en las ruinas deshabitadas (Apocalipsis 11:13). 22. Los grandes
  • 12. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS (vv. 11, 13), en quienes confía la gente, “serán humillados” (cap. 3:2); por consiguiente, “dejad” de depender de ellos, y depended de Jehová (Salmo 146:3–5).
  • 13. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS CAPITULO 3 Vers. 1–26. 1. Porque—continuación del capítulo 2:22. Jehová de los ejércitos—y de consiguiente, poderoso para hacer lo que dice. quita—el presente por el futuro, para significar su exacto cumplimiento. sustentador … sustento— la misma palabra hebrea, una es masculina, la otra femenina; un modismo árabe que equivale a toda clase de apoyo. ¡Qué cambio después del lujo precedente! (cap. 2:7). Se cumplió durante el sitio de Nabucodonosor y más tarde durante el asedio de Tito (Jeremías 37:21; 38:9). 2. Cumplido (2 Reyes 24:14). el adivino—(Deuteronomio 18:10–14); persona en quien ellos confiaban, y quien les fallaría en aquellos días. Hay una referencia a este oficio (aunque en buen sentido) en Proverbios 16:10, pasaje que los judíos interpretan como refiriéndose a un rey, sin el cual había estado Israel por largo tiempo (Oseas 3:4). el anciano—hombre de edad y experiencia (1 Reyes 12:6–8) 3. el capitán de cincuenta—no sólo los capitanes de mil y los de ciento, pero hasta los de cincuenta le faltarán. el hombre de respeto—liter., de distinguido aspecto. el artífice excelente—experto. Los trabajos mecánicos estarán paralizados durante el sitio y la subsiguiente desolación del Estado. Los artesanos no son un despreciable “sostén” entre los defensores de la nación. y el hábil orador—mejor dicho, como la Vulgata, un hábil susurrador, esto es, encantador (Salmo 58:5). Véase el cap. 8:19; y la nota sobre “adivino” (v. 2) arriba. 4. mozos—en cuanto a su capacidad para gobernar; antítesis de “ancianos” (véase v. 12; Ecclesiastés 10:16). muchachos—en fuerza bélica, antítesis de “poderoso” y “hombre de guerra” 5. La anarquía que resulta de tener gobernantes tan ineptos (v. 4); mutuas e injustas exacciones; las normas de respeto violadas (Levítico 19:32). el villano—de baja condición. Compárense las notas sobre “los últimos días” de 2 Timoteo 3:2. 6. Será tal la carencia de hombres de riqueza y capacidad, que “echarán mano” (cap. 4:1) del primer hombre que encuentren que tenga alguna [PAG. 554] propiedad, para hacerlo “gobernante”. hermano—uno que no tiene más derecho hereditario a ser gobernante que quien le ruega que lo sea. vestir tienes—cosa que ninguno de nosotros posee. Las mudas de ropa en el Oriente constituyen riqueza (2 Reyes 5:5) ruina—Hazte cargo de nuestros ruinosos asuntos. 7. jurará—liter., alzar, ya sea su mano, el ademán usado como atestación solemne o su voz, es decir, responderá; como aparece en la Vulgata. No tomaré ese cuidado. Mejor: No seré sanador (V. Inglesa)—esto es, del cuerpo político, incurablemente enfermo (cap. 1:6). ni qué vestir—como para socorrer el pueblo y mantener la dignidad de gobernante. El estado de una nación debe en verdad ser muy malo cuando ninguno de sus hombres, ambiciosos por naturaleza, siente deseos de aceptar un cargo. 8. El profeta da las razones por las cuales todos rehusan aceptar el gobierno. los ojos de su majestad—para provocar la “gloriosa” majestad de Dios con lo que se presenta ante sus “ojos” (cf. cap. 49:5; Habacuc 1:13). El siríaco y Lowth, debido a un leve cambio del hebreo, traducen: “la nube de su gloria”, el Shechinah. 9. La apariencia—El hebreo significa “lo que puede saberse por el aspecto de sus rostros” [Gesenius y Weiss]. Pero Maurer traduce: “Su acepción de personas”; así también el siríaco y el caldeo. Pero la palabra paralela “predican”, favorece la otra opinión. Kimchi traduce del árabe: Su dureza (Job 19:3, margen de la V. Inglesa), o la impudencia del rostro (Jeremías 3:3). Es que no sólo han perdido la esencia de la virtud, sino el color de la misma. los convence—liter., les corresponde, su aspecto corresponde a su carácter íntimo (Oseas 5:5) (Judas 13). “Espuman su misma desvergüenza”; lejos de hacerlo en secreto se glorían de ello (Filipenses 3:19). para sí—(cf. Proverbios 1:31; 8:36; Jeremías 2:19; Romanos 1:27). 10. La infidelidad de muchos no es prueba de que todos sean infieles. Aunque no se oiga más que el croar de las ranas en la superficie de una laguna, no hemos de inferir que no haya peces dentro del agua [Bengel]. (Véase cap. 1:19, 20). frutos de sus manos (de sus caminos, V. M.)—(Proverbios 1:31); en buen sentido (Gálatas 6:8; Apocalipsis 22:14). No alude a la salvación por obras, sino a los frutos de la fe (cap. 45:24; Jeremías 23:6). Gesenius y Weiss traducen: “Declarad al justo que <” Maurer: “Decid que el justo es bendito”. 11. Mal—antítesis de “bien (v. 10); elipsis enfática de las palabras grifadas. “¡Mal!” manos—su conducta; por ser las manos los instrumentos de los actos (Ecclesiastés 8:12, 13). 12. (Véase v. 4.) Estos, que debían ser protectores; son exactores; tan descalificados eran para gobernar como “los muchachos”, y tan afeminados como las mujeres”. Quizás indica asimismo que estaban bajo la influencia de su respectivo harén, las mujeres de la corte. guían—el hebreo, te llaman bendito; a saber, los falsos profetas, que lisonjean al pueblo con promesas de seguridad aun cuando vivan en pecado; pues los gobernantes civiles están mencionados en la primera cláusula. la carrera de tus caminos—(Jeremías 6:16). El camino recto expuesto en la Ley. En el hebreo, tragan; es decir, hacen que desaparezca tan completamente que no se deja de él el menor vestigio. 13. en pie—ya no más sentado en silencio. litigar—indignado contra un pueblo malvado (cap. 66:16; Ezequiel 20:35) 14. ancianos—de ahí que se diga de ellos que serán quitados (vv. 1, 2). devorado—quemado; a saber, mediante las “exacciones opresivas” (v. 12). Tipo del pecado culminante de los labradores malvados de los días de Jesús (Mateo 21:34–41). la viña—la teocracia judía (cap. 5:1–7; Salmo 80:9–13). despojo … en vuestras casas—(Mateo 23:14) 15. ¿Qué derecho tenéis vosotros de majar, etc? (Salmo 94:5; Miqueas 3:2, 3). moléis—mediante exacciones, al punto de no dejarles nada. las caras—las personas; con la idea adicional de hacer esto abierta y palpablemente. “Presencia”, equivalente a rostro, en hebreo. 16. El lujo había llegado a ser grande en el próspero reinado de Uzzías (2 Crónicas 26:5). cuellierguidas—con orgullo, altivas (Salmo 75:5). descompuestos—haciendo visajes con los ojos, esto es,
  • 14. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS moviéndolos lascivamente (Proverbios 6:13). [Maurer]. Pero Lowth: “Haciendo resaltar falsamente los ojos con colorete”. Las mujeres en el Oriente colorean frecuentemente los párpados con antimonio o polvo de plomo (Nota, Job 42:14; Jeremías 4:30, marginal). van danzando—a pasos cortos. haciendo son con los pies—con las ajorcas de ambos pies, atadas con cadenitas, que sonaban al andar obligándolas a caminar a pasos cortos. A veces agregaban pequeñas campanillas (vv. 18, 20). 17. pelará … la mollera—haciendo que queden calvas, mediante enfermedad. descubrirá— haráles experimentar la mayor indignidad que le puede sobrevenir a una mujer cautiva, cual es la de desnudarla y ver expuesto su cuerpo desnudo (cap. 47:3; cf. cap. 20:4). 18. atavío—las galas (v. 16). las redecillas—para la cabeza. O, según una raíz árabe, los solecitos, que corresponden a “diademas” o adornos “semejantes a lunas” (Jueces 8:21). El chumarah o media luna, también se lleva en la frente sobre el velo de la cabeza en el Asia Occidental. 19. los collares— más bien pendientes que cuelgan alrededor del cuello y caen sobre el pecho. joyeles—velillos (V. M), que cubren el rostro con aberturas para los ojos; cerrados por arriba y sueltos por abajo. La raíz de la palabra quiere decir trémulo, a causa del cambiante efecto que producen las lentejuelas sobre el velo. 20. escofietas—bonetes o turbantes. atavíos de las piernas—pequeñas cadenas atadas a las ajorcas de ambos pies para caminar a pasos uniformes (v. 16). los partidores del pelo—liter., ceñidores. pomitos de olor—esto es, perfumes. los zarcillos—o más bien, amuletos que colgaban del cuello o de las orejas, con fórmulas mágicas. La raíz significa susurrar o conjurar. 21. los joyeles de las narices—éstos colgaban del cartílago que divide las fosas nasales, el que se perforaba para introducirlos; generalmente pendían de la fosa izquierda. 22. Aquí comienzan todos los artículos de vestir. Los anteriores eran simples adornos de remuda—de una raíz que significa quitarse; no se llevaban comúnmente; sino que se ponían en ocasiones especiales, y luego se quitaban (Zacarías 3:4). mantoncillos—túnicas amplias con mangas, que se ponían sobre la común, las que llegaban a los pies. los velos—esto es, bufandas, caperuzas. En Rut 3:15, quizás sea una capa amplia o chal que envolvía el cuerpo y cubría la cabeza. los alfileres—mejor, bolsos para el dinero (2 Reyes 5:23). 23. espejos—de metal pulido (Exodo 38:8). Pero en la Versión de los Setenta es un vestido transparente, como la gasa. tocados—mitras o diademas (cap. 62:3; Zacarías 3:5), las gasas (los velos, V. M.)—bastante largos como para cubrir la cabeza y el cuerpo, aunque distintos de los del versículo 19 (Génesis 24:65), [PAG. 555] señal de la sujeción de la mujer (1 Corintios 11:10). 24. hediondez—que saldría de las úlceras (Zacarías 14:12). desgarrón—mejor en la Septuaginta, “una soga”, emblema de pobreza; los pobres no tenían otra cosa con qué ceñir sus ropas. cinta—para ceñir al caminar los vestidos sueltos usados en el Oriente. calvez—(v. 17). compostura del cabello—(1 Pedro 3:3, 4). faja—cinturón ancho trenzado. ceñimiento de saco—(1 Samuel 3:31). quemadura—causada en los rostros por el sol al trabajar como cautivos sin sus turbantes y velos bajo un sol abrasador (Cantares 1:6). 25. Tus varones—de Jerusalén. 26. puertas— los lugares de concurso, personificados, son representados llorando la pérdida de las multitudes que en otro tiempo los frecuentaban. desamparada, sentaráse en tierra—ésta fuá la figura exacta bajo la cual fué representada Judea en las medallas acuñadas por los romanos después de su destrucción por Tito: una mujer sentada bajo una palmera con expresión de tristeza. La inscripción reza: Judea capta—Judá cautiva (Job 2:13; Lamentaciones 2:10, donde se alude primeramente, como aquí, a su destrucción por Nabucodonosor). CAPITULO 4 Vers. 1–6. 1. siete—número indefinido entre los judíos. Tantos hombres serían muertos que habría muchas más mujeres que hombres; por ejemplo, siete mujeres, contrariamente a su natural pudor, echarían mano de un hombre (cap. 3:6) para casarse con él. en aquel tiempo—el período calamitoso descrito en el cap. 2. comeremos de nuestro pan—renunciando así a los derechos que la ley concede a las esposas cuando un hombre tiene más de una (Exodo 21:10). quita nuestro oprobio—de ser solteras y carecer de hijos, lo que mucho se lamentaba entre los judíos, quienes esperaban la “simiente de la mujer”, Jesucristo, descrito en el v. 2; cap. 54:1, 4; Lucas 1:25. 2. En contraste con aquellos que serían objeto de venganza, Jesucristo se manifiesta a los “librados de Israel”, con sus atributos característicos de belleza y gloria, tipificados por los vestidos sagrados de Aarón (Exodo 28:2). Su santificación les es prometida como resultado de haber sido “inscritos” en el Libro de la Vida por el soberano amor (v. 3); los medios con que esto se efectuará serán el “espíritu de juicio” y de “ardimiento” (v. 4). Se les promete “defenderlos” mediante la especial presencia de Jesucristo (vv. 5, 6). el renuevo—el vástago de Jehová. El Mesías (Jeremías 23:5; 33:15; Zacarías 3:8; 6:12; Lucas 1:78). La cláusula paralela no se opone a esto, como objeta Maurer; porque “el fruto de la tierra” corresponde a “vástago”; no será un vástago seco, sino uno fructífero (cf. 27:6; Ezequiel 34:23–27). Es “de la tierra” en cuanto a su nacimiento y muerte, en tanto que también es de Jehová (Juan 12:24). Su nombre, “el Renuevo”, se refiere principalmente a su descendencia de David, cuando la familia de éste era humilde y pequeña (Lucas 2:4, 7, 24); un brote con más gloria que la de David, que brota de un árbol caduco (cap. 11:1; 53:2; Apocalipsis 22:16). para grandeza— (Hebreos 1:4; 8:6). honra—(Cantares 5:15, 16; Ezequiel 16:14). a los librados de Israel—el residuo elegido (Romanos
  • 15. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS 11:5); (1) en el regreso de Babilonia; (2) en el escape de la destrucción de Jerusalén por Tito; (3) en el asalto, todavía
  • 16. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS futuro, de Jerusalén y la liberación de la “tercera parte”; sucesos recíprocamente análogos, a semejanza de círculos concéntricos (Zacarías 12:2–10; 13:8, 9; 14:2; Ezequiel 39:23–29; Joel 3). 3. dejado en Jerusalem—equivalente a los “librados de Israel” (v. 2). será llamado—(cap. 9:6). santo—(cap. 52:1; 60:21; Apocalipsis 21:27). escritos—en el libro de la vida simbólicamente (Filipenses 4:3; Apocalipsis 3:5; 17:8). Principalmente, en el registro conservado por las familias de Israel y las tribus. los vivientes—no borrados del registro como si estuvieran muertos, sino inscritos en él como entre “los librados de Israel” (Daniel 12:1; Ezequiel 13:9). Esta alusión especial aquí atañe más bien a los electos de Israel que a los salvos en general (Joel 3:17). 4. Cuando—esto es, después. lavare—(Zacarías 13:1). inmundicias— morales (cap. 1:21–25). hijas de Sión—lo mismo que en el cap. 3:16. limpiare—purificare mediante juicios que destruyen a los impíos, y corrigen y refinan a los píos. las sangres—(cap. 1:15). con espíritu—lo que Dios hace en el universo, lo hace por medio de Su Espíritu, “sin la mano” del hombre (Job 34:20; Salmo 104:30). El es representado aquí empleando su poder como Juez. ardimiento—(Mateo 3:11, 12). El mismo Espíritu Santo, que santifica a los creyentes por el fuego de la aflicción (Malaquías 3:2, 3), sentencia a los incrédulos al fuego de la condenación (1 Corintios 3:13–15). 5. criará—“la nueva creación” requiere tanta omnipotencia creadora de parte de Dios como la que requirió la creación material (2 Corintios 4:6; Efesios 2:10). Tal será el caso de la santa Jerusalén futura (cap. 65:17, 18). sobre—la columna de nube se mantenía sobre el tabernáculo, como símbolo del favor y de la presencia de Dios (Exodo 13:21, 22; Salmo 91:1), tanto sobre cada una de las familias (sobre “cada morada”), como sobre las sagradas asambleas generales (Levítico 23:2). La “nube” se convertía en fuego por la noche, para que el pueblo del Señor la viese. sobre toda gloria—el glorioso conjunto, a saber, sobre todo el pueblo del Señor y su Santuario. [Maurer]. ¿No puede esto significar que habrá resguardo o protección “sobre todo aquello en que la gloria (la Shechinah de que se habló en la cláusula precedente) haya de descansar?” El símbolo de su presencia también ofrecerá protección, como la ofreció a los israelitas contra los egipcios en el Mar Rojo (Exodo 14:19, 20). Así le ocurrirá a la literal Jerusalén en lo futuro (Zacarías 2:5), como también a la Iglesia, la Sión espiritual (cap. 32:18; 33:15–17; Hebreos 12:22). 6. sombrajo—un tabernáculo, figura del cuerpo de Cristo (Juan 1:14). “El Verbo habitó (griego: moró en tienda) entre nosotros” (Juan 2:21; Hebreos 8:2). Cristo será una “sombra contra el calor” y un “refugio contra la tempestad”. Estos términos describen la ira divina contra los pecados del hombre (cap. 25:4). En el Oriente, el calor y las tormentas son terribles, de tal suerte que una tienda de campaña portable es parte indispensable del equipo de un viajero. Tal será la ira de Dios en lo futuro, de la cual los “librados de Israel” serán protegidos por Jesucristo (cap. 26:20, 21; 32:2). escondedero— corresponde a “defensa” (v. 5). El equivalente hebreo de defensa en el v. 5 es “cobertura”; la tapa del arca, o sea, el propiciatorio, recibió su nombre de la misma palabra hebrea cafar, que se usa en este versículo. El propiciatorio, al ser rociado con sangre por el sumo sacerdote una vez al año, en el día de la [PAG. 556] expiación, cubría típicamente al pueblo de la ira. Jesucristo es el verdadero Trono de Misericordia, o Propiciatorio, sobre quien descansaba el Shechinah, y debajo del cual se guardaba la Ley, la cual estaba literalmente dentro del arca. El simbolismo de esto es que el hombre está a cubierto de la tempestad (la ira). El Israel redimido, en virtud de su unión con él, también será un tabernáculo para la gloria de Dios, el cual, a diferencia del que estaba en el desierto, no será jamás abatido (cap. 38:20). CAPITULO 5 Vers. 1–30. PARABOLA DE LA VIÑA DE JEHOVA. Una nueva profecía completa en sí misma. Es probable que fuese pronunciada casi al mismo tiempo que los caps. 2 y 3, durante el reinado de Uzzías. Cf. vv. 15 y 16 con el 3:14. Sin embargo, al fin del capítulo, se alude generalmente a la todavía lejana invasión de los asirios en un reinado posterior (cf. el v. 26 con el cap. 7:18; y el v. 25 con el cap. 9:12). Al acercarse el momento, de acuerdo con el uso profético ordinario trata más particularmente de los detalles (caps. 7 y 8); a saber, las calamidades resultantes de la invasión siro israelita, y la subsiguiente de los asirios a quienes Acaz había llamado en su auxilio. 1. por—más bien, tocante a [Gesenius], es decir, en nombre de mi amado, como su representante [Vitringa]. Isaías insinúa la distinción de las Personas divinas a la vez que su unidad (cf. El con Yo, vv. 2, 3). de mi amado—inspirado por él. O más bien, un dulce canto [Castalio]. Debido a una ligera variación en la lección. un canto de su amor [Houbigant]. “El Amado” es Jehová, la segunda Persona, el “Angel de Dios el Padre, no en su carácter como encarnado Mesías, sino como Dios de los Judíos (Exodo 23:20, 21; 32:34; 33:14). viña—cap. 3:14; Salmo 80:8, etc.) El pueblo judío del pacto, separado de las naciones para su gloria, como el objeto de su peculiar cuidado (Mateo 20:1; 21:23). Jesucristo en la viña de la Iglesia del Nuevo Testamento es el mismo que el Angel del Pacto judío del Antiguo Testamento. recuesto, lugar fértil—liter. un cuerno (pico, como el shreckhorn suizo) del hijo del aceite; expresión poética, que significa muy fructífero, sugestiva de aislamiento, seguridad y soleado aspecto. Isaías alude claramente a los Cantares de Salomón (Cantares 6:3; 8:11, 12) con las palabras “Su viña” y mi “Amado” (cf. cap. 26:20; 61:10, con Cantares 1:4; 4:10). La transición de “Vástago” (cap. 3:2) a “viña”, no es antinatural. 2. cercado—más bien, abrió hoyos en el suelo para plantar las vides [Maurer]. vides escogidas—en hebreo sorek; llamadas todavía en Marruecos serki; las uvas tenían una semilla casi imperceptible: en
  • 17. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS persa kishmish o bedana, esto es, sin semilla (Génesis 49:11) torre—para vigilar sobre la viña contra las depredaciones de hombres y animales, y para uso del dueño (Mateo 21:33). un lagar—excavado en el rocoso subsuelo de la viña por razones de frescura. uvas silvestres—el hebreo expresa perjudicial putrefacción, que corresponde al corrupto estado de los judíos. Fruto fétido de la vid silvestre [Maurer], en lugar de uvas escogidas. La venenosa capucha de fraile, o acónito [Gesenius]. Los árabes llaman al fruto de la dulcamara uvas de lobo (Deuteronomio 32:32, 33; 2 Reyes 4:39–41). Jerónimo trata de explicar los detalles de la parábola: La “cerca” son los ángeles; las “piedras” eliminadas, los ídolos; la “torre”, el templo “en medio” de Judea; el “lagar”, el altar. 3. Ahora pues—Dios apela a ellos mismos como en el cap. 1:18; Miqueas 6:3. Esto mismo hace Jesucristo en Mateo 21:40, 41, cuando usa la misma forma de expresión y los obliga a pronunciar sentencia contra ellos mismos. Dios condena a los pecadores por su propia boca (Deuteronomio 32:6; Job 15:6; Lucas 19:22; Romanos 3:4). 4. Dios hizo todo lo que podía hacerse para la salvación de los pecadores, en conformidad con su justicia y bondad. El Dios de la naturaleza se siente, por decirlo así, sorprendido ante el fruto antinatural de una viña tan esmeradamente cuidada. 5. Os mostraré—prestadme atención. su vallado … su cerca— pues tenía ambos; prueba del cuidado del dueño. Pero ahora será hollada por las bestias del campo (sus enemigos) (Salmo 80:12, 13). 6. mandaré—La parábola se interrumpe en parte, y como en el vers. 7, se insinúa que Jehová es el Dueño; pues sólo él, no un viñador cualquiera, podía dar semejante mandato (Mateo 21:43; Lucas 17:22). que no derramen lluvia simbólicamente, las enseñanzas de origen celestial proclamadas por los profetas (Amós 8:11). Esta profecía no se cumplió durante la cautividad de Babilonia, ya que Jeremías, Ezequiel, Daniel, Hageo y Zacarías profetizaron durante el cautiverio o después de él, sino en el tiempo del Evangelio. 7. Aquí Isaías no hace sino aplicar la parábola. No se trata de un dueño meramente humano, ni de una viña literal. Ciertamente, la viña de Jehová—Su única (Exodo 19:5; Amós 3:2). deleitosa—“la planta de sus deleites”; pues así como el vinador se tomó el trabajo de seleccionar el sorek, o vides escogidas (v. 2), otro tanto hizo Dios en la elección de los judíos. juicio—justicia. El juego de palabras es sorprendente en el hebreo. “El esperaba mishpat (juicio), mas he aquí mispat (efusión de sangre); esperaba tsedaqua, (justicia) mas he aquí tseaqua (el clamor que sigue a la anarquía, la codicia y la disipación, vv. 8, 11, 12; compárese el grito de la chusma debido al cual la justicia fué hollada en el caso de Jesucristo, Mateo 27:23, 24). Vv. 8–23—SEIS AYES DISTINTOS CONTRA LOS CRIMENES. 8. (Levítico 25:13; Miqueas 2:2). La recuperación de las posesiones en el jubileo estaba destinada a servir de freno contra la avaricia. hasta acabar el término—hasta que no haya lugar para otro. ¿Habitaréis vosotros solos … la tierra?—el territorio. 9. a mis oídos … Jehová—me ha revelado, como en el cap. 22:14. asoladas—liter., hechas una desolación, a saber, a causa de los pecados nacionales. grandes y hermosas—casas. 10. huebras—o yugadas; lo que una yunta de bueyes podía arar en un día. un zaque—de vino; treinta y tres y medio litros. modios—doscientos ochenta y dos litros de semilla darían veinte y ocho litros (Ezequiel 45:11). 11. Segundo ay, contra la destemplanza. se levantan de mañana—cuando se consideraba vergonzoso el beber (Hechos 2:15; 1 Tesalonicenses 5:7). Los banquetes orgiásticos comenzaban más temprano que de costumbre (Ecclesiastés 10:16, 17). que se están hasta la noche—están bebiendo todo el día hasta la noche. 12. La música era común en los festines de los antiguos (cap. 24:8, 9; Amós 6:5, 6) vihuelas—instrumento de doce cuerdas [Josefo, Antigüedades, 8:10]. tamboriles—En hebreo, toph, el uso de los cuales ahogaba los gritos de los niños sacrificados a [PAG. 557] Moloch, de donde se deriva el nombre de Topheth, o sea el lugar donde se ofrecían estos sacrificios. En árabe duf, tambor de forma de caldero. (Es el adufe español.—Nota del traductor). flautas—o caramillos, de la raíz hebrea, taladrar, o en otro sentido danzar (cf. Job 21:11–15), no miran … Jehová—efecto frecuente de pasarlo en fiestas (Job 1:5; Salmo 28:5). la obra—de castigar al culpable (v. 19; cap. 10:12). 13. fué llevado—El profeta ve lo futuro como si lo tuviera ante los ojos. porque no tuvo ciencia—a causa de su necia temeridad (v. 12; cap. 1:3; Oseas 4:6; Lucas 19:44). pereció de hambre—horrible contraste con sus sibaríticas fiestas (vv. 11, 12). multitud—de plebeyos, en contraste con los “hombres honorables” o nobles. sed—(Salmo 107:4, 5). En contraste con su beber (v. 11). En su deportación y destierro tendrán hambre y sed. 14. sepulcro—en hebreo sheol o cheol; en griego, hades; el mundo invisible de los espíritus. No es éste el lugar de los tormentos. Poéticamente, se representa como ensanchándose ilimitadamente, a fin de recibir a las innumerables huestes de judíos que perecerían (Números 16:30). su multitud— del pueblo judío. y el que en él se holgaba—el bebedor libertino de Jerusalén. 15. (Cf. cap. 2:9, 11, 17). Todas las clases sociales, el “ínfimo” y el “poderoso” igualmente; y así “el honorable” y la “multitud” (v. 13). 16. Dios será “exaltado” en la opinión del hombre, a causa de la manifestación de su “justicia” al castigar al culpable. santificado—considerado como santo, en razón de sus justos procederes. 17. según su costumbre—liter., de acuerdo con su propia palabra, esto es, a voluntad. En otras palabras, como en sus propios pastos [Gesenius]. Este es el significado del hebreo en Miqueas 2:12. Las tierras de los recabitas que habitan en tiendas de campaña (Jeremías 35:7). Los pastores árabes vagarán por la vecindad libremente por haber quedado toda Judea tan desolada que se convertirá en un vasto campo de pastoreo. y extraños comerán—las desiertas tierras de los ricos (Salmo 22:29), quienes entonces habrán ido en cautividad; los extraños, esto es, las tribus nómadas harán pacer sus rebaños en ellas [Maurer]. En sentido figurado, los “corderos”
  • 18. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS son los píos; las “gruesas”, los impíos. Por esta razón, a los discípulos de Jesucristo se les llama “corderos” (Juan 21:15); por ser mansos, inofensivos, pobres y perseguidos. Cf. Ezequiel 39:18, donde los “gordos” son los ricos y grandes (1 Corintios 1:26, 27). Los extraños son, desde este punto de vista “las otras ovejas” que no son del “aprisco” judío (Juan 10:16); esto es, los gentiles, a quienes traerá Jesucristo para que sean partícipes de los ricos privilegios (Romanos 11:17) que los judíos (las “gordas”, Ezequiel 34:16) menospreciaron. De esta forma, “según su costumbre” expresaría que la iglesia cristiana adoraría a Dios en libertad, desligada de la esclavitud legal (Juan 4:23; Gálatas 5:1). 18. (Tercer) Ay—contra la obstinada perseverancia en el pecado, cual si quisieran provocar los divinos juicios. iniquidad—la culpa que atrae castigo [Maurer]. cuerdas … coyundas de carreta—Los rabinos dicen: “Una mala inclinación es al principio semejante a un delgado cabello, mas al final seméjase a una coyunda de carreta”. La antítesis se refiere a las delgadas cuerdas de la sofistería, parecidas a la telaraña (cap. 59:5; Job 8:14), con las cuales un pecado arrastra a otro pecado, hasta que, finalmente el hombre se ata a sí mismo mediante un gran delito, a manera de coyunda de carreta, con la cual se mantienen persistentemente en el pecado. de vanidad—de maldad. y el pecado—Se acercan al “pecado” y a su castigo temerariamente. 19. su obra—de venganza (v. 12). Este lenguaje es un desafío hecho a Dios. Así se jactó Lamech de su impunidad (Génesis 4:23, 24; cf. con Jeremías 17:15; 2 Pedro 3:3, 4). consejo—el propósito de Dios de castigarlos es amenazado. 20. Cuarto ay contra los que no hacen las debidas distinciones entre lo justo y lo injusto (Romanos 1:28), “mente depravada”, griego inepta para discernir: la percepción moral entenebrecida. lo amargo … dulce—el pecado es amargo (Jeremías 2:19; 4:18; Hechos 8:23; Romanos 3:14; Hebreos 12:15); aun cuando parezca dulce por un tiempo (Proverbios 9:17, 18). La religión es dulce (Salmo 119:103). 21. Quinto ay contra los que eran tan “sabios a sus ojos” que pensaban que sabían más que el profeta, y así desechaban sus amonestaciones (cap. 29:14, 15). 22, 23. Sexto ay contra los jueces corruptos, quienes eran “valientes para beber vino” (jactancia no poco común todavía), aunque no lo fuesen para defender a su país, bien que lo eran para obtener los medios para regalarse a sí mismos, aceptando el cohecho o “soborno”. Los dos versículos están intimamente unidos [Maurer]. mezclar bebida—no con agua, sino con especias para hacerlas embriagantes (Proverbios 9:2, 5; Cantares 8:2). quitan su justicia—desechan los justos reclamos de aquellos que tienen la razón de su parte. 24. Liter., la lengua de fuego come (Hechos 2:3). la llama devora la paja—más bien, la hierba marchita sucumbe delante de la llama (Mateo 3:12). su raíz … su flor—tanto su oculta base como sus manifestaciones externas de prosperidad, se pudren enteramente, pereciendo una y otra (Job 18:16; Malaquías 4:1). desecharon la ley de Jehová—en su espíritu, en tanto que retenían la letra. 25. se encendió el furor—(2 Reyes 22:13, 17). se estremecieron los montes—esto fija con alguna probabilidad la fecha de este capítulo, pues se refiere al terremoto de los días de Uzzías (Amós 1:1; Zacarías 14:5). La tierra tembló cual si tuviera conciencia de la presencia de Dios (Jeremías 4:24; Habacuc 3:6). arrojados—más bien, como estiércol (Salmo 83:10). Con todo esto—La conminación de estos versos de monotonía endechosa, se repite en los capítulos 9:12, 17, 21; 10:4. Pese a todas las pasadas calamidades, todavía amenazan más fuertes juicios, que el profeta especifica en el resto del capítulo (Levítico 26:14, etc.) 26. Y alzará pendón—para llamar a las naciones hostiles a ejecutar sus juicios sobre Judea (cap. 10:5–7; 45:1). En los caps. 11:12 y 18:3, la bandera es levantada pero a fin de mostrar piedad hacia el pueblo. silbará—(Cap. 7:18). A las abejas se las hacía salir de la colmena al son de la flauta, o siseando o silbando (Zacarías 10:8). Dios reunirá las naciones de los contornos de Judea del mismo modo que a las abejas (Deuteronomio 1:44; Salmo 118:12). el cabo de la tierra—a las sometidas y distantes razas de que se componía el ejército asirio (cap. 22:6). El cumplimiento ulterior ocurrió durante el sitio del romano Tito Vespasiano. Cf. “el cabo de la tierra” (Deuteronomio 28:49). El empleo del singular (“vendrá”) aquí y en los vv. siguientes especifica a alguna nación o persona particular [Horsley]. 27. cansado—por [PAG. 558] las largas marchas (Deuteronomio 25:18, etc.). ninguno se dormirá—no necesitará descansar. el cinto—con que se ceñían antiguamente la suelta vestidura para poder actuar. Estaban siempre listos para marchar y entrar en batalla. ni se le romperá la correa—la suela estaba adherida a los pies mediante correas. Estarían tan sólidamente calzados que no se les soltaba ninguna correa de las sandalias, de forma que les impidiera la marcha. 28. entesados—listos para la batalla. uñas … pedernal—Los antiguos no herraban los caballos, de ahí el valor de los cascos duros para las grandes marchas. ruedas—de sus carros. El ejército asirio tenía numerosa caballería y muchos carros (cap. 22:6, 7; 36:8). 29. su bramido—su grito de guerra. 30. tribulación … se oscurecerá la luz—en otras palabras, angustia y luz (es decir, esperanza y temor), sucediéndose estas cosas alternativamente (como suele suceder en un desordenado estado de cosas), y las tinieblas surgirán [Maurer]. sus cielos—el término cielos significa literalmente nubes, es decir, que su cielo lo constituyen “las nubes”, más bien que el firmamento. Desde otro punto de vista, y tomando una raíz hebrea diferente, significa su destrucción o ruina. Horsley explica la frase en esta forma: “la mar < mirará hacia la tierra”, como una nueva imagen tomada de los marinos de un barco de cabotaje (como lo eran todos en la antigüedad) de buscar la costa más cercana, la cual solía ocultar la oscuridad de la tempestad; de manera que únicamente las tinieblas y la angustia puede decirse que eran visibles.
  • 19. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS CAPITULO 6
  • 20. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS Vers. 1–13. VISION DE JEHOVA EN SU TEMPLO. Isaías está en la parte exterior, cerca del altar, enfrente del templo. Se supone que se abren las puertas del santuario y que el velo que oculta el lugar santísimo se descorre, presentándose a la vista del profeta una visión del Señor, quien se le presenta a manera de un monarca oriental, asistido por serafines, como sus ministros de estado (1 Reyes 22:19), y revestido de un manto flotante con cola (símbolo de dignidad en el Oriente) que llena el templo. Esta afirmación de que Isaías había visto a Dios, fué el pretexto, según la tradición, para que lo aserrasen, en el reinado de Manasés (tradición no confirmada por el cap. 1:1; véase la Introducción) (Hebreos 11:37). En el caso de los otros profetas, las visiones ocurren con frecuencia; pero en el de Isaías ocurre sólo esta vez, la que se singulariza por su claridad y sencillez. En el año que murió el rey Uzzías— Sea de muerte literal o civil, cuando, a causa de su lepra, dejó de ejercer sus funciones de rey [Chaldee] (2 Crónicas 26:19–21) en 754 a. de C. [Calmet]. Según la cronología común, en 758. No se trata del comienzo de las profecías de Isaías, sino de su elevación a un grado superior en el ministerio profético; el v. 9 y siguientes tienen el tono de uno que ya conocía por experiencia la obstinación de aquel pueblo. Señor—aquí significa Adonai; en el v. 5, Jehová. Se insinúa que el que habla en el v. 10, según Juan 12:41, es Jesucristo. Isaías sólo pudo haber “visto” al Hijo, no a la divina Esencia (Juan 1:18). Las palabras del v. 10 se atribuyen por S. Pablo al Espíritu Santo (Hechos 28:25, 26). De donde se infiere que aquí está sobrentendida la Trinidad como una unidad, como también en la triple repetición de la palabra “Santo” (v. 3). Isaías menciona el manto, el templo y los serafines, mas no la forma de Dios. Sea de ello lo que fuere, la escena era diferente de la usual Shechinah. Esta se manifestaba sobre el propiciatorio; mientras que aquélla apareció sobre un trono; la Shechinah se manifestaba en forma de nube y de fuego; de esta otra no se especifica ninguna forma. Sobre la primera estaban los querubines; sobre la segunda los serafines. La primera no tenía ningún ropaje; la segunda tiene un amplio manto y cola. 2. estaban—no quiere decir precisamente que estaban de pie, sino que lo asistían [Maurer], manteniéndose en el aire con las alas extendidas. serafines—en ninguna otra parte se aplica este nombre a los ángeles que asisten a Dios, sino a las serpientes ardientes y voladoras (llamadas así, no por tener alas, sino por moverse rápidamente) que mordieron a los israelitas (Números 21:6), llamadas así por la venenosa inflamación que causaban con sus mordeduras. Seraf (en hebreo) significa arder, lo que denota ardiente celo, deslumbrante brillantez (2 Reyes 2:11; 6:17; Ezequiel 1:13; Mateo 28:3) y rapidez de parte de los serafines, similar a la de la serpiente, para servir a Dios. La forma de Satán, semejante a la serpiente (Najash), al aparecerse a la mujer, quizás tenga alguna relación con su forma original de un “seraf” de luz. La cabeza de la serpiente era el símbolo de la sabiduría en Egipto (cf. Números 21:8; 2 Reyes 18:4). Los serafines, con seis alas y una faz, difícilmente pueden ser identificados con los querubines, que tenían cuatro alas (los del templo sólo tenían dos y cuatro rostros (Ezequiel 1:5–12). (Mas cf. con Apocalipsis 4:8.) El “rostro” y los “pies” denotan forma humana; algo de una forma serpentina (acaso la cabeza de un basilisco, como en los templos de Tebas), puede haberse incluído; de ahí que el querub se compusiese de varias formas de animales. La voz seraf, sin embargo, acaso provenga de una raíz que significa: a la semejanza de un príncipe aplicada en Daniel 10:13 a Miguel [Maurer]; del mismo modo que querub proviene de una raíz que significa noble cambiando la m en b). dos— sólo dos alas de las seis estaban dispuestas para volar al punto para servir a Dios; dos velaban sus rostros, como indignos de mirar al Santo Dios o de penetrar en sus secretos consejos, que ellos cumplían (Exodo 3:6; Job 4:18; 15:15), dos cubrían sus pies, o más bien todas las partes inferiores de sus personas—práctica observada en la presencia de los monarcas orientales, como señal de reverencia (cf. Ezequiel 1:11, sus cuerpos). El servicio del hombre a fortiori consiste en una espera reverente, más bien que en un servicio activo prestado a Dios 3. (Apocalipsis 4:8). Aquí se halla implícita la Trinidad (véase la nota sobre “Señor”, v. 1). La santidad de Dios es el principio fundamental de todas las profecías de Isaías. toda la tierra—El hebreo es más enfático, la plenitud de toda la tierra es su gloria (Salmo 24:1; 72:19. 4. los quiciales de las puertas—más exacto, los cimientos de los umbrales. casa—el templo. de humo—la nube de la Shechinah (1 Reyes 8:10; Ezequiel 10:4). 5. muerto—(Exodo 33:20.) El mismo efecto se produjo en otros por la presencia de Dios (Jueces 6:22; 13:22; Job 42:5, 6; Lucas 5:8; Apocalipsis 1:17). labios—apropiado al contexto que describe las alabanzas de los labios, cantados antifonalmente (Exodo 15:20, 21; v. 3) por los serafines; apropiado [PAG. 559] asimismo al oficio de hablar como un profeta de Dios, oficio que estaba a punto de serle conferido a Isaías (v. 9). visto—no a Jehová mismo, en sentido estricto (Juan 1:18; 1 Timoteo 6:16); pero sí el símbolo de su presencia. 6. hacia mí—el serafín estaba en el templo, Isaías fuera de él. un carbón encendido—liter., una piedra caliente, usada, como en algunos países en nuestros días, para asar carne, como la carne de los sacrificios. El fuego era símbolo de purificación, puesto que elimina la escoria de los metales (Malaquías 3:2, 3). del altar—de los holocaustos, situado en el atrio de los sacerdotes delante del templo. El fuego que ardía sobre él fué encendido por Dios la primera vez (Levítico 9:24), y mantenido continuamente ardiendo. 7. boca … labios—Cf. la nota del v. 5. La boca fué tocada, por ser ésta la parte que había de emplear el profeta después de su consagración como tal. De ahí que las “lenguas de fuego” descansasen sobre los discípulos (Hechos 2:3, 4) cuando eran consagrados para hablar en varias lenguas acerca de Jesús. culpa—la
  • 21. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS consciente indignidad para desempeñar su oficio como mensajero de Dios. limpio—liter., cubierto, es decir, expiado, no por algún efecto físico del fuego para limpiarlo del pecado, sino en relación con el altar de los sacrificios, del cual, el
  • 22. Falconeris.blogspot.com : LA GLORIA DEL DIOS 3 VECES SANTO: PROFETAS MAYORES ISAIAS - JEREMIAS Mesías, que es quien comisiona aquí a Isaías, había de ser en su muerte el antitipo. De donde se infiere que sólo por virtud del sacrificio se puede perdonar el pecado. 8. enviaré < por nosotros—El cambio de número indica la Trinidad (cf. Génesis 1:26; 11:7). Aunque éste no es argumento seguro para fundamentar esta doctrina, pues el plural puede ser una mera indicación de majestad, concuerda con la verdad probada en otro lugar ¿A quién … quién—lo cual indica que pocos estarían dispuestos a realizar el sacrificio que la presentación de tan desagradable mensaje para los judíos, requeriría de parte del mensajero (cf. 1 Crónicas 29:5). Heme aquí—prontitud de celo ahora que ha sido especialmente habilitado para ello (v. 7; cf. 1 Samuel 3:10, 11; Hechos 9:6). 9. Oíd bien—hebreo, oyendo oíd, esto es, aunque oigáis las amonestaciones del profeta repetidas veces, ya estáis sentenciados, a causa de vuestra perversa voluntad (Juan 7:17), para no entender. En su revelación Dios ha dado bastante luz para guiar a los que sinceramente desean saber, a fin de que puedan hacer su voluntad; también ha dejado tinieblas bastante densas para confundir a los ciegos voluntarios (cap. 43:8). Tal es lo que hizo Jesús al pronunciar sus parábolas (Mateo 13:14). ved por cierto—O: Aunque veáis repetidas veces, sin embargo, etc. 10. Engruesa el corazón—(Salmo 119:70). “Vuélvelo más endurecido mediante tus amonestaciones” [Maurer]. Este resultado no es el fruto de la verdad misma, sino del corrupto estado de sus corazones; por eso Dios los abandona aquí judicialmente (cap. 63:17). Gesenius usa los imperativos como futuros: “Proclamad la verdad, y el resultado de tal proclamación será el que se volverán tanto más endurecidos” (Romanos 1:28; Efesios 4:18); pero tal exposición no define tan bien como la primera el designio de Dios de abandonar a los pecadores al endurecimiento judicial (Romanos 11:8; 2 Tesalonicenses 2:11). En la primer cláusula el orden es: el corazón, los oídos, los ojos; en la segunda es al revés: los ojos, los oídos, el corazón. La corrupción fluye del corazón y penetra en los oídos y los ojos (Marcos 7:21, 22); pero al través de los ojos y los oídos, la sanidad llega al corazón (Romanos 10:17) [Bengel]. (Jeremías 5:21; Ezequiel 12:2; Zacarias 7:11; Hechos 7:57; 2 Timoteo 4:4). En Mateo 13:15, las palabras están citadas en el modo indicativo, está engrosado (Versión de los Setenta), no en el imperativo, engruesa; la Palabra de Dios en cuanto al futuro es tan segura como si ya se hubiese cumplido. El ver con los propios ojos no convencerá a la voluntad que se opone a la verdad (cf. Juan 11:45, 46; 12:10, 11). “Uno tiene que amar las cosas divinas para entenderlas” [Pascal], sea sanado—de su enfermedad espiritual (cap. 1:6; Salmo 103:3; Jeremías 17:14). 11. ¿Hasta cuándo—continuará este miserable estado de endurecimiento de la nación que la conducirá a su destrucción? Hasta—(cap. 5:9), cumplida primeramente en la cautividad de Babilonia, y más plenamente en la dispersión cuando la ciudad capital fué tomada por el romano Tito. 12. (2 Reyes 25:21.) la desamparada—esto es, el abandono de los domicilios por parte de sus habitadores (Jeremías 4:29). 13. y volverá, bien que habrá sido asolada—mejor: Pero volverá a ser abandonada, para ser consumida; si una décima parte sobreviviere a la primera destrucción, será destruída por una segunda (cap. 5:25; Ezequiel 5:1–5, 12). [Maurer y Horsley]. En la Versión Inglesa “volverá”, se refiere al residuo de pobres dejado en el país a raíz de la deportación a Babilonia (2 Reyes 24:14; 25:12), quienes después huyeron de miedo a Egipto (2 Reyes 25:26), y regresaron posteriormente de allá con otros que habían huído a Moab y a Edom (Jeremías 40:11, 12. Estos sufrieron ulteriores juicios divinos. olmo—mejor, terebinto (cap. 1:29). en la tala queda el tronco—mejor: “Como el terebinto o la encina que cuando son cortados (Job 14:7), el tronco subsiste, así la simiente santa (Esdras 9:2) será la vitalidad de aquella tierra”. Las semillas de la vitalidad todavía existen en aquella tierra y en el esparcido pueblo de Judea, las que sólo aguardan la vuelta de la primavera del favor de Dios para brotar (Romanos 11:5, 23–29). Según Isaías, no todo Israel está destinado a la salvación, sino tan sólo el residuo elegido. Dios muestra inmutable severidad hacia el pecado, pero también fidelidad a su pacto al preservar un residuo, y precisamente es para éste para quien Isaías reserva el legado de la segunda parte de su libro (caps. 40–66). CAPITULO 7 Capítulos 7, 8 y 9:1–7. PREDICCION DEL MAL EXITO DE LA INVASION SIRO‐ISRAELITA EN CONTRA DE JUDA—ALIANZA DE ACAB CON ASIRIA, Y SUS FATALES RESULTADOS PARA JUDEA—NO OBSTANTE, LA CERTIDUMBRE DE LA PRESERVACION FINAL Y DE LA VENIDA DEL MESIAS. En las inscripciones asirias, el nombre de Rezín rey de Damasco, figura entre los tributarios de Tiglat‐pileser, los anales de cuyo reinado, que duró diez y siete años, han sido descifrados. Tocante a los hechos históricos de este capítulo, véase 2 Reyes 15:37–16:9, Rezín de Siria y Peca de Israel, como aliados, avanzaron contra Jerusalén. En la primera campaña (2 Crónicas 28) “derrotaron a Acaz, causándole muchos muertos”. Su propósito era, probablemente el de unir los tres reinos contra Asiria; [PAG. 560] Egipto parece haber favorecido este plan, a fin de interponer a estos reinos aliados entre su propia frontera y la de Asiria (cf. v. 18, “Egipto”; y 2 Reyes 17:4, alianza entre Oseas y Egipto). Rezín y Peca habrían advertido la inclinación de Acaz hacia Asiria más bien que hacia su propia confederación; así que esto, y la antigua enemistad entre Israel y Judá (1 Reyes 12:16), fueron la causa de que Rezín y Peca invadieran a Judá. Acaz, en la segunda incursión de sus enemigos (cf. 2 Crónicas 28 y 2 Reyes 15:37, con el cap. 16:5), herído en su amor propio a causa de su primera derrota, acudió a Tiglatpileser, a despecho de la amonestación de Isaías en este capítulo, de que