1. NIVEL: 2º ESO
TEXTO:
No muy lejos ,en lo alto de la Torre,el Maestro contemplaba el curioso
despliegue de destellos luminosos procedentes de algún punto perdido en el
bosque.El helado viento nocturno sacudía su túnica y le azotaba el rostro, pero
él no parecía notarlo.Sus ojos grises estaban clavados en el lugar donde su
alumna luchaba por su vida.
A su lado se erguía Fenris,el alto hechicero elfo.Sus ojos almendrados
también escudriñaban el bosque.La legendaria visión nocturna de los elfos le
permitía observar los estallidos de magia con más claridad;y, aunque ni siquiera
él alcanzaba a distinguir lo que pasaba bajo la sombra de los árboles, los dos
podían adivinarlo.
-No sobrevivirá-dijo el elfo.
El Maestro no respondió.Seguía observando el espectáculo, con cierta chispa de
esperanza en sus ojos, como si aun creyese que su pupila tenía alguna
posibilidad.
Finalmente se volvió hacia Fenris con un profundo suspiro.
-Tráela de vuelta-le ordenó con voz queda.
El elfo no respondió, pero lo miró con fijeza.Había estrechado sus gatunos ojos
hasta convertirlos en dos rayas que observaban a su maestro acusadores.Él
fingió no saber lo que estaba pensando Fenris.
-¿Ocurre algo?-preguntó distraidamente.
-No puedo salir de aquí-respondió el elfo con suavidad-.No,esta noche.
El viejo mago esbozó una leve sonrisa.
-Sí puedes.Y tienes una hora para traerme a esa díscola chiquilla de vuelta a la
Torre.
El mago elfo comprendió.Asintió sonriendo y abandonó las almenas,silencioso
como una sombra.Momentos después los cascos de Alide ,su hermoso caballo
alazán,atronaron por el camino que llevaba al bosque.
El Maestro sonrió de nuevo,complacido ante la elección del alumno.Para
teletransportarse al lugar donde estaba Dana,Fenris tendría que haberlo visto
primero.Conjurar la imagen de Dana en un espejo mágico o una bola de cristal
requería mucha concentración, mucha energía y un tiempo precioso del que el
elfo no disponía.
Pero el hecho de que emplease métodos más convencionales para llegar hasta
Dana no implicaba que estos no pudiesen ser mejorados.Las patas de
Alide,encantadas con un hechizo del Libro del Aire, corrían más veloces que el
viento.
El hechicero elfo no tardaría en reunirse con la muchacha.