La abuelita horneaba galletas para sus nietos, pero se preguntaba si debería repartirlas de manera equitativa según la edad de cada uno en lugar de darlas al azar. Les dio a cada nieto galletas según su edad y les pidió que contaran cuántas tendrían si sacaran dos más, alentándolos a practicar su capacidad de contar. Los nietos intentaron resolver el problema, y los que no pudieron se ofrecieron a estudiar más, lo que alegró a la abuelita.