El documento discute el trabajo de Fernando Ulloa aplicando el psicoanálisis a las estructuras colectivas. Ulloa creó un dispositivo grupal para producir un "efecto sujeto" y detener los efectos de masificación. Sus intervenciones apuntaban a la posición del sujeto en relación al otro y a la tarea, permitiendo que cada sujeto interrogue los síntomas sociales de manera colectiva.
1. "Psicoanalisis Y Lazo Social"
(*) Publicado En El Libro Pensando Ulloa, Editorial Libros Del Zorzal,2005
Liliana Lamovsky
El psicoanálisis surgió hace 100 años como una ciencia del sujeto, subversiva del orden
cultural imperante en ese momento. La teoría freudiana fue revolucionaria en tanto produjo un
dislocamiento radical de la figura prioritaria que había organizado el campo de la modernidad,
el sujeto de la conciencia, de la voluntad y del progreso. Hoy, los significantes de la cultura
nos enfrentan a otros enigmas, producen otros malestares.
Vivimos en la era del genoma humano, del avance de las neurociencias, tiempos de
globalización uniformante..La época actual interpela al psicoanálisis, demandando nuevas
respuestas o propuestas.
Fernando Ulloa es un ejemplo de psicoanalista que no perdió el espíritu freudiano de
Psicología de las Masas, del Malestar en la Cultura, de Moisés y el Monoteismo, por sólo
mencionar algunos de los textos que dan cuenta del profundo interés de Freud por los
avatares de la cultura que lo atravesaba. Ulloa nunca se durmió en los aposentos de las
certidumbres, nunca pactó con el peor de los conforts, que es el confort intelectual. Tampoco
asimiló su discurso al de la posmodernidad, sigue apostando por la utopía. Siempre pensó
que el psicoanálisis no puede desentenderse de las demandas de la comunidad en la que se
desarrolla y desplegó su praxis, investigando los efectos del discurso analítico sobre el lazo
social.
Las formas que toma el malestar en la cultura así como las soluciones que se inventan para
mitigarlo son diferentes en cada época histórica, tanto en el orden de las estructuras
colectivas como para los sujetos considerados en su singularidad.
El pasaje del capitalismo productivo, correlato de la modernidad hacia la posmodernidad,
caracterizada por el capitalismo financiero y la globalización, se asienta en estrategias
discursivas entretejiendo los lazos sociales que producen profundas modificaciones en la
lógica colectiva y en los modos de la subjetividad contemporánea. Tienden a disolverse los
lazos que sostienen la trama social con pérdida de los vínculos de solidaridad y reciprocidad.
En nuestra época, el modo del lazo social está degradado por el desprestigio de la función
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2. pacificante del amor y de la palabra en tanto pacto, arrastrando a los sujetos a padecer un
goce mortífero que impone tanto la destrucción del otro como la propia. En tanto, la lógica del
mercado y el consumo aplana las diferencias entre los sujetos en un proceso seguro y eficaz
de asimilación, tendiente a hacer pasar por igual lo diferente que todo acontecimiento
discursivo conlleva.
Desde la cultura contemporánea se favorecen ciertas coartadas para eludir la ley de la
castración, dibujando nuevas estrategias para sortear la falta que facilitan la posición
renegatoria de la castración. Actualmente parece propiciarse la complicidad en la desmentida
a nivel social, a través de una legalidad que consiente la coexistencia tanto de lo prohibido y
como de su transgresión.
La renegación obliga a escindirse y tomar partido sobre la base de suprimir y distorsionar un
fragmento de lo real. Arma una ficción que tiene la eficacia de determinar efectos para las
personas que se encuentran bajo su órbita. El sujeto es facilmente engañable porque quiere
creer en la consistencia del Otro como sede de todas las respuestas o de todo el goce aunque
para eso se haga estafar. Convengamos en que esto es posible porque la renegación es un
hecho de estructura en las neurosis. El neurótico evita el momento, el instante de la revelación
que haría desvanecer la creencia en la existencia del Otro.
El descrédito en la palabra junto a la caída general de ideales, valores y significaciones que
ordenaron nuestro mundo hasta hace poco tiempo, favorece este perfil renegatorio y el
surgimiento de personajes prototípicos de la época, prometedores de goces infinitos que no
reconocen su falta ni reciben sanciones por sus excesos.
El deseo es la marca de la subjetividad, sin deseo el sujeto se desintegra en los goces
arrasadores de sus objetos. Es lamentable que la cultura posmoderna requiera del ser
humano la disolución de su subjetividad con la consecuente desorientación del deseo y la
causa que lo guía .Por sobre la ética del deseo prevalece una engañosa propuesta de goce
irrefrenable y desmedido.
Las instancias de producción de lazo social en las estructuras colectivas permitirían acotar el
goce obsceno. Pero la modalidad imperante en los lazos sociales, en la actualidad, oscila
entre el aislamiento del individualismo y la masificación de los fundamentalismos, extremos
que dificultan la producción de lazo social y favorecen la desligadura pulsional, generando un
exceso mortífero del goce. El narcisismo ha llegado a su forma mas desarrollada y el hombre
posmoderno, cuanto mas se encierra en la lógica narcisista , más se aleja de la idea de sujeto
y de lazo social.
Hoy, la ferocidad del discurso capitalista determina un incremento de la frecuencia e
intensidad de crisis económicas que provocan el pasaje a la precarización y la marginalidad
de un número importante de la población, potenciando la falta de sostén simbólico que la
sociedad y su ley deberían brindar a los ciudadanos.
Ulloa sostiene que ésta es una situación de violentación y maltrato comunitario. No es de
extrañar, entonces la manifestación cada vez mayor de una violencia ciega e insensata. “
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3. Convivimos con la crueldad, pero no debemos estar en connivencia con ella”. “ Ni ojos
cerrados, ni guiño cómplice”. “El poder no es necesariamente cruel. Lo es cuando tiene un
dispositivo sociocultural que garantiza la impunidad” (1).
Fernando Ulloa ha llamado “cultura de la mortificación” a aquella situación estable donde la
calidad de vida y las condiciones de trabajo de una población han disminuido sensiblemente
produciendo efectos en los sujetos del orden del sufrimiento y la intimidación que vividos
cotidianamente terminan siendo asumidos como “normales”. Se niega que existan esas
condiciones adversas, vivenciando familiarmente lo siniestro. “Aparece lo siniestro cuando se
convive familiarmente con algo que se ignora o se ha negado”. Se produce una verdadera
amputación de la subjetividad, con sus consecuencias de pérdida de inteligencia y creatividad,
acobardamiento, inhibición y desadueñamiento del propio cuerpo con fatiga y desgano para el
placer y para la acción . Importante obstáculo para ejercer pensamiento crítico.
Verdadera “encerrona trágica” de quien para desarrollar su quehacer depende de algo o
alguien que lo maltrata. “ ... en esas encerronas trágicas el afecto que prevalece no es la
angustia sino el dolor psíquico, que es un dolor sin salida.”. “ ... en la cultura de la
mortificación, la intimidación anula la intimidad, la queja no termina en protesta y la infracción
nunca se recibe de transgresión”.” Es un malestar hecho cultura”.
Ulloa es un psicoanalista que no se limitó a trabajar en la clínica del sujeto, caso por
caso sino que se interrogó sobre cómo, desde el psicoanálisis se puede incidir sobre las
estructuras colectivas y avanzó en la apuesta de “estar psicoanalista”, como él dice al
abordar la numerosidad social y agrega : “En las estructuras colectivas, el psicoanálisis está
como invitado”. “ El analista es convocado pero no demandado como tal”. Propone
aproximarse a las instancias de la polis, promoviendo la apertura del movimiento subjetivo,
primer paso para desalienarse de la cultura de la mortificación. Define “el sindrome de
violentación institucional, en el cual, el sujeto a fuerza de convivir con lo intolerable, deja de
ser un operador que cumple una función, para cumplir una función de síntoma, no pudiendo
investir ya mas su tarea. La crisis, entonces, se cronifica.” Según Ulloa, “una subjetividad y
una conciencia distinta se producen al sacar a la gente de la idiotez”. “ Me refiero a idiota en
el sentido griego de alguien que no sabe lo que está haciendo, no tiene ideas claras sobre su
oficio y su responsabilidad”.
Se trata de producir un acto analítico?. El acto analítico apunta siempre al
reconocimiento de un sujeto deseante en el llamado que nos dirige el padecimiento de un ser
humano.
Tuve el privilegio de integrar el grupo H8 de análisis institucional, coordinado por
Ulloa y aprender, trabajando junto a él, esta clínica específica en el espacio público.
La práctica de Ulloa en la clínica de la numerosidad social demuestra que puede
ocurrir algo muy diferente de la masificación cuando se apunta a recortar el sujeto de deseo.
Se trata de un colectivo con la intención de producción simbólica, lo que evita hacer masa.
Lazos que dan lugar a un colectivo anudado pero no encolado. Estas experiencias posibilitan
la novedad de fundar con otros, espacios que habiliten la producción de subjetividad. Acción
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4. transformadora sobre un sujeto arrasado en alguien capaz de hacer lazo y oponerse a aquello
que lo destrama y desubjetiviza, capaz de generar con otros, producciones simbólicas
vinculantes.
Es función del analista convertir un espacio que comparten los cuerpos, los individuos, las
personas en un espacio de palabra, en un espacio de sujeto. “La producción de pensamiento
sabio no es cosa de sabios recluidos sino de pensamiento surgido del debate de ideas
colectivo” dice Ulloa, mostrando en su clínica ese saber hacer allí que funda su eficacia..
Conjunto social o numerosidad social es el espacio de establecimiento y mantenimiento del
lazo social, también es, una vez axiomatizada la incompletud de lo simbólico y la imposibilidad
del goce absoluto, un intento de recuperación de goce perdido.
Su consistencia proviene de la identificación imaginaria con el semejante. Relación especular
que precipita en el par amor- identificación y odio- agresividad. Su dinámica se caracteriza por
ambivalencia, transitivismo, imaginería, afianzamiento del yo. Justamente, su agente es el yo,
el individuo social.
Planteada la coordenada imaginaria, pasemos a la simbólica del dispositivo de las
intervenciones institucionales.
La operatoria de intervención en el espacio colectivo, procesada desde el psicoanálisis,
genera un conjunto heterogéneo de elementos discursivos y no discursivos y de la red que se
establece entre ellos. Es esperable que las intervenciones del analista tengan efectos
específicos, efectos de analizabilidad.
Planteadas así las cosas, este dispositivo grupal debe poder garantizar lo que hace a la
práctica psicoanalítica , la ley de la castración que posibilita el deseo,
descartando el imaginario propio de la intersubjetividad.
Dicho de otra manera, la intervención apunta a provocar efecto sujeto como efecto del
discurso. Dando lugar a que cada sujeto desde su propia implicación pero participando en
conjunto con otros, interrogue lo que no anda, como síntoma social, creando un campo de
lectura colectiva, alianza productiva por la vía de lo simbólico.
Individuo del grupo social para la sociología, sujeto del conjunto para el psicoanálisis. Es en el
campo transferencial donde se va a jugar la diferencia fundamental.
En este dispositivo, el analista es un fingidor, como le gustaba decir a Sergio Rousseaux (2).
Un fingidor de la comunicación social hasta que lo real despunte y se puedan establecer
articulaciones pertinentes a la lógica del inconciente y la dinámica del significante..
En síntesis, Ulloa toma de Pichon el concepto de grupo centrado en la tarea para operar
en la clínica en la numerosidad social. Instala una experiencia colectiva con intención de
producir efecto sujeto. Crea un dispositivo de trabajo que propicia el recorte del sujeto uno por
uno y así detiene los efectos de masificación. Las intervenciones apuntan a la posición del
sujeto en relación al otro y a la tarea.
Las experiencias productivas en la numerosidad social pueden hacer marca en la singularidad
de cada sujeto cuando algo de la relación del sujeto con el otro propicia el buen anudamiento
de cada uno, en tanto se convoca al otro al mejor lugar.
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5. Estamos hablando de estructuras colectivas a favor del deseo del sujeto?. Freud se
preguntaba lo mismo en el capítulo VI de Psicología de las Masas : “Si ese sustituto (se
refiere al sustituto del líder) podría ser proporcionado por una tendencia compartida, un deseo
del que una multitud pudiera participar.”
REF:
(1) Todas las citas entre comillas pertenecen a Fernando Ulloa.
(2) Sergio Rousseaux : Recorrido de un psicoanalista. Ed. Catálogos. 2003
NOTA: Dra Liliana Lamovsky. Médica psicoanalista. Ex residente del servicio de
psicopatología del Hospital I. Pirovano. Ex miembro de la AAPPG. Ex integrante de H8, grupo
de análisis institucional. Miembro de la Escuela Freudiana de BS AS
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