‘Club 7, poética y erótica’ (Avance de la ponencia)
1. * II Encuentro de Talleres literarios
y grupos históricos del Ecuador
‘Gustavo Garzón Guzmán’
Latacunga, Cotopaxi
10-12 de noviembre, 2011
‘Club 7,
poética y erótica’
(Avance de la ponencia)
Sergio Román Armendáriz
Integrante del Club 7 de Poesía,
(Guayaquil, 1951-1962)
www.sergioroman.com
San José de Costa Rica,
25 de octubre – 7 de noviembre, 2011
1
2. Colegas de este IIo. Encuentro de Talleres y Grupos históricos
del Ecuador, que lleva el emblemático nombre de ‘Gustavo Garzón
Guzmán’:
Estoy, de nuevo, a la distancia, con ustedes, gracias a la
invitación del maestro Diego Velasco y a la cortesía de la
colega Ximena de los Ángeles, quien leerá mi ‘Club 7, poética y
erótica’, un avance de la ponencia que continúa a la primera que
se expuso el año 2010: ‘Club 7, poética y política’.
Mi gratitud para Ximena y Diego. Y mi saludo para ustedes.
El índice es el siguiente:
I.- Tema, paisaje personal (1er. miembro de la hipótesis).
Eros y Tánatos, el amor y la muerte (2do. miembro de la
hipótesis).
II.- Eros y Tánatos, el amor y la muerte (2do. miembro de la
hipótesis).
III.- Epílogo, declaración necesaria (Intento de contrastar la
hipótesis).
I
Tema,
paisaje personal
(1er. miembro de la hipótesis)
Amistades apresuradas confunden poesía erótica con cualquier
manifestación del comportamiento sexual humano, que es tan
curioso y variado en la cama, por lo cual, sólo las sábanas
pueden hablar con algún grado de precisión.
De allí que, en el primer verso del primer poema de mi ‘Arte de
amar’, escribí: ‘La sábana se enciende para la batalla…’1
Pero, en este mundo mercantilista que padecemos, la única
reproducción que tiene valor es la financiera, la monetaria,
(no la genética, menos la lírica), aunque el sistema explote en
bárbaras crisis como la que hoy azota al capitalismo.
Escribir versos no es rentable y quien lo hace, es un ser
peligroso que atenta contra el sistema, no tanto por razones
políticas sino porque, para la burguesía, el poeta es un
excéntrico o sea alguien que no coloca el dinero en el eje de
1
Román Armendáriz, Sergio. ‘Arte de amar’. En: TRIÁNGULO (2do. y último libro plural
del ‘Club 7’, esta vez en conjunto con Ileana Espinel: ‘Diríase que canto’ y con David
2
3. sus preocupaciones. Ergo, es un parásito, un extraño a quien se
intenta descalificarlo, de inmediato, con el apelativo de
homosexual o de lesbiana, conceptos que hoy, por fortuna,
muestran signos de renovación semántica y aceptación social.
El ‘Club 7’ no ha sido una excepción porque hay personas,
incluso especialistas, que merodean las composiciones del grupo
con la esperanza de encontrar alguna prueba de la supuesta o
real homosexualidad o bisexualidad de sus integrantes. Qué les
importa, sobre todo si se considera que en esa morbosa ceremonia
se pierde de vista lo principal, el poema, criatura autónoma con
su estructura y su magia, pues los curiosos se quedan
hipnotizados con su propio dedo índice que señala hacia una luna
lejana que ellos o ellas no ven.
‘Practicismo’ de Ileana y ‘Distinto’ de David, ejemplifican esta
apreciación. Veamos un extracto:
‘El practicismo (…) sugiere que me case / con un buen
comerciante / porque así dejaré de … dar recitales … / (… y de
comer) frijoles secos / (…) pero Ileana, la tonta, la lírica, la
loca, / se casará / -si se casa- / con un poeta pobre.2
Veamos, ahora, un extracto de ‘Distinto’:
‘(…) Mis hermanos / mis diferentes semejantes que amo. (…)3
En 1954 publiqué ‘Del poeta y su llanto por la muerte de la
infancia’, una autoelegía que empezaba diciendo: ‘¡Ay, Sergio
Román! ¡Ay, breve amado mío! / ¡Ay, leve niño puro! Sin intuir /
De súbito, te arrancaste la venda para mirarte ciego. / (…)’4
Alguien en la imprenta sintió que el título era muy largo y, sin
consultarme, me hizo el dudoso favor de suprimir la frase
explicativa: ‘… por la muerte de la infancia’ lo que creó cierta
ambigüedad propicia al chisme pues yo, al añorar los años de mi
niñez, como autor en ciernes, quise experimentar alejándome del
acontecimiento para tratarme, a mí mismo, con mi nombre y
apellido, pero como si fuese otra persona. En resumen, se
trataba de una cuestión de enfoque literario y no de una
declaración de homosexualidad.
Con los antecedentes expuestos, en este trabajo bosquejaré la
hipótesis de que las costumbres sexuales no nos convierten
2
Espinel Cedeño, Ileana. ‘Practicismo’. Interred.
3
Ledesma Vázquez, David. ‘Distinto’. En: Obra poética completa. Quito, Casa de la
Cultura Ecuatoriana, 2007. (Pág. 199, de 267).
4
Abadíe, Benavides, Donoso, Espinel, Hidalgo, Ledesma, Román. CLUB 7 DE POESÍA. El
Universo, suplemento dominical, 8 de noviembre de 1953. Págs. 6 y 11. [Esta publicación
es considerada el ‘Acta de nacimiento del Club 7’ donde figuramos todos los integrantes
iniciales, conjunto del cual, antes de editar nuestro primer libro plural (marzo, 1954),
dos compañeros (Abadíe y Donoso), -por razones personales y en diferente tiempo-
renunciaron al Club que siguió conservando, sin embargo, la cifra cabalística. / Ver,
también, ‘Ciber-bibliografía del Club 7’. En: www.efectoalquimia.blogspot.com]
3
4. necesariamente en poetas, aunque los burgueses utilicen ese
latiguillo, porque la erótica es más expresiva que el hecho, a
veces rutinario o circunstancial, de acostarnos en compañía o en
soledad.
Tampoco las costumbres sexuales ‘explican’ el poema. Con razón
dice Eduardo Carranza5: ‘… te saltabas las explicaciones como
los sueños y los versos’ . El poema no es una ecuación
explicable. Su valor reside en la creación de una realidad
extraordinaria que se construye con las limitaciones ordinarias
del idioma. ¡Éste es su valor radical: la alquimia que trasmuta
lo ordinario (el idioma) en lo extraordinario (el poema).
Resumo, por afán didáctico, la dualidad de mi hipótesis,
subrayando, en primer lugar, en este capítulo, lo que acabo de
expresar, o sea, la autonomía del poema frente a las costumbres
sexuales (reales o morbosamente distorsionadas) de quien lo
concibió. Y subrayando, en segundo lugar, en el capítulo
siguiente, la simbiosis entre Eros, el semen, y Tánatos, la
ceniza, que son ‘el polvo en que tarde o temprano, nos
convertiremos’6, proverbio bíblico, del cual, oblicuamente
nuestro pueblo, en su registro coloquial ha incorporado una
acepción con matices sexuados, de la voz: ‘¡polvo!’.
5
Carranza, Eduardo. (Colombia, 1913-1985). Animador de ‘Piedra y Cielo’, equipo que
tomó uno de los versos de Juan Ramón Jiménez, para urdir su lírica neo-modernista,
constituyéndose en una de las referencias olvidadas del ‘Club 7’, lectura que nos llegó
a Guayaquil en alas de la colección de los ‘Cuadernillos’ (numerados del 1 al 41) de la
Librería-Editorial de Simón Latino (seudónimo de Carlos H. Pareja / Colombia 1899-
Canadá, 1987), durante el lapso 1951-1962.
6
Variación del proverbio bíblico: ‘Polvo eres y en polvo te convertirás’. Génesis,
3:19. / Además, ‘polvo’ tiene su propia connotación coloquial.
4
5. II
Eros y Tánatos,
el amor y la muerte
(2do. miembro de la hipótesis)
Entre el semen de Eros y la ceniza de Tánatos transcurre nuestra
existencia.
Eros representa la atracción sexual y la ensoñación o la
adicción y el deseo por otra persona o por sus máscaras o
fetiches, proceso glandular y misterioso al que nombramos:
¡amor!, el más hermoso vocablo castellano.
Tánatos representa la extinción.
Nunca pensamos que los amantes y los moribundos comparten
identidad porque siempre anhelamos sus respectivas autonomías,
pero David Ledesma sí lo supo pues esa dicotomía aparente
constituye la sustancia del segundo canto de su ‘Cuaderno de
Orfeo’, quien, en el mito griego, no puede mirar a Eurídice, sin
morir. Y viceversa.7
Por eso, al orgasmo, el clímax de la cópula, también lo llaman
‘la muerte pequeña’.
Por disciplina del discurso y por cariño, debo recordarme junto
a mis cómplices: David Ledesma (1934-1961), Gastón Hidalgo
Ortega (1929-1973), Carlos Benavides Vega (1931-1999), Ileana
Espinel Cedeño (1933-2001) y este Sergio Román Armendáriz (1934,
aún sin fecha de caducidad), quienes integramos el ‘Club 7’ de
1951 a 1962, en ese Guayaquil donde ‘paseamos por el amor y por
la muerte’, sin ignorar su influencia pero sin filosofar acerca
de Eros y Tánatos, afinando por intuición más que por reflexión,
el hecho alquímico de transformar cada experiencia vital y
mortal, en versos.
7
Ledesma Vázquez, David. ‘Identidad’ (Voz de Orfeo)’. Segundo canto de los trece que
componen ‘Cuaderno de Orfeo’. En: DLV. Obra poética completa. Quito, CCE, 2007. (Pág.
118, de 267). / En la nota al pie de la pág. 113, ob. cit., se lee: ‘Primera edición,
Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, 1962. (Cuaderno) Escrito en 1959, edición
póstuma’, mientras en el ‘Liminar para Cuaderno de Orfeo’, afirma Adalberto Ortiz
(Ecuador, 1914-2003): ‘Es un trabajo póstumo, salvado gracias a la devoción de sus
compañeros Ileana Espinel y Sergio Román…’, (pág. 115, ob. cit.).
5
6. A esta constante metamorfosis de Eros en Tánatos, y viceversa,
contribuyen ‘Identidad’ de David Ledesma, ‘El espejo en el
bosque’ de Gastón Hidalgo y ‘Frenesí’ de Ileana Espinel.
Dice David en la mencionada ‘Identidad’, de su ‘Cuaderno de
Orfeo’: ‘Vivo en ciega Poesía / desterrado, / ausente de mí
mismo / a una distancia / que puede ser de amor / -llaga
insondable- / o absorta muerte diaria / repetida.’8
Aquí conviene enfatizar que se habla de destierro, ausencia y
distancia sugiriendo un desvanecimiento y, a la vez, ese
reconocimiento o anagnórisis, entre el amor equivalente a la
muerte.
Subrayo, de David, su aproximación sugerente a la lírica
erótica.
Ahora, de Gastón y su mencionado ‘El espejo en el bosque’, rapto
la figuración siguiente:
‘Azul, en duermevela, lento y claro / el espejo se ubica en
pleno bosque… / Se expanden, en bandadas, sus reflejos / que
bañan la cintura de una virgen (…) / Con llanto de panteras
malferidas, / escapan del espejo, tenebrosos, / los besos de la
luz agonizante / al límite impreciso del perfume… / (…) Y el
espejo y su cielo alucinado / esconde en laberintos de diorita /
los rostros fugitivos de los dioses…’9
Una de las más bellas estancias del Club 7, ésta de Gastón
Hidalgo Ortega, sugiere una doble realidad evanescente en el
bosque -vivo en el espejo, pero moribundo en la realidad
convencional-. Por esto, creo que el autor, a propósito, acuñó
el arcaísmo: ‘malferidas’, por ser un adjetivo atinente a
‘panteras’, imagen sensual epónima mientras reflejos, besos y
perfume ‘bañan la cintura de una virgen’.
Subrayo, de Gastón, su aproximación implícita a la lírica
erótica.
En contraste, estalla el ‘Frenesí’ de Ileana, quien escribió en
la línea que abre su primera estrofa:
8
Ledesma Vázquez, David. ‘Identidad’. Ver: ‘Cuaderno de Orfeo’. En: Obra poética
completa. Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2007. (Pág. 118, de 267).
9
Hidalgo Ortega, Gastón. ‘El espejo en el bosque’. En: la sección de GHO (págs. 49-54)
de ‘33 poemas universitarios’, otra publicación plural de la época del ‘Club 7’.
Guayaquil, Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador, Filial del Guayas,
1954. Pág. 49. (La serie, coordinada por el entonces secretario de cultura de la FEUE,
Sergio Román Armendáriz, abarcó dos títulos colectivos más: ‘10 cuentos universitarios’
y ‘3 ensayos universitarios’, 1954-1955).
6
7. ’Solo un viejo tabique de mi amor te separa. / (…)’
Y en los versos 5, 7 y 8 de la segunda estrofa, proclama sin
ambigüedades:
‘A través del tabique oigo un leve suspiro. / (…) ¡Deliro / de
amor!’
Y continuando el fluir de la pasión física, en la tercera y
última estrofa, escuchamos:
‘¡Ven a mí! … / De tu alcoba a la mía / sólo un paso, mi dios. /
Y esta noche de luna y poesía / será de los dos.’10
Además, la autora, en su ‘Te quiero…’, distribuye su declamación
explícita en dos estrofas, la una de doce versos y la otra, de
siete, con un juego retórico de antítesis a manera de tenaza que
se abre, en el verso primero con: ‘Te quiero porque tienes todo
lo que no tengo (…)’, mientras se cierra en el verso último con:
‘(…) te quiero porque tengo todo lo que no tienes’.11
Subrayo, de Ileana, su aproximación directa a la lírica erótica.
Así, en tres vías predominantes, distribuyo los ejemplos
anteriores:
A.- la técnica de la erótica sugerente, en ‘Identidad’ de David
Ledesma.
B.- la técnica de la erótica implícita en ‘El espejo en el
bosque’ de Gastón Hidalgo. Y,
C.- la técnica de la erótica directa en ‘Frenesí’ de Ileana
Espinel.
Aún no he hablado (pero hablaré de inmediato) de Carlos
Benavides Vega12, pastor de una lírica en voz baja quien sin
10
Espinel Cedeño, Ileana. ‘Frenesí’, el cuarto poema de los once (págs. 27-44) que
integran la sección de esta autora, en ‘CLUB 7’, primer libro plural del grupo.
Guayaquil, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, 1954. (Pág. 31).
11
Espinel Cedeño, Ileana. ‘Te quiero…’, el tercer poema de su sección en ‘CLUB 7’. Ob.
cit. (Pág. 30).
7
8. ningún alarde construyó su obra que mereció una alta
calificación girada por la escritora María Piedad Castillo de
Leví13, quien, de él, expresó: ‘A mí parecer, Benavides Vega es
el mejor del grupo.’
De Carlos diré que, aunque parco en sus expresiones eróticas
conforme se desprende de la revisión de lo único que de él nos
queda: los siete poemas de su firma que integran su sección de
nuestro primer libro plural, ‘Club 7’ de 1954 14, sin embargo,
del primero de ellos, de su ‘Inventario’, repetiré los versos
12, 13 y 14, que rezan: ‘(…) Y quise del amor su fruto de agua,
/ sus arcos más prohibidos, y su flor desteñida de ceniza.’15
Otra vez, la técnica de la erótica sugerente sincronizando el
amor que, según Benavides Vega, palpita en su ‘fruto de agua’ y
la muerte transformada en una ‘flor desteñida de ceniza’, clara
simbiosis en nuestra literatura clubsiética 16, entre el fruto de
Eros y la ceniza de Tánatos, parábola que cumple uno de los dos
elementos de mi hipótesis.
Por afán didáctico, insisto en subrayar la dualidad de dicha
hipótesis:
Uno.- La simbiosis y traslación entre Eros y Tánatos, el amor y
la muerte.
Dos.- La autonomía del poema frente a las costumbres sexuales
(reales o morbosamente distorsionadas) de quien lo concibió.
12
Carlos Benavides Vega, Ileana Espinel Cedeño y David Ledesma Vázquez. En: Pérez
Pimentel, Rodolfo (Ecuador, 1939). Respectivamente ver biografías, en:
www.diccionariobiográficoecuador.com [tomos: XII, pág. 66 / XI, 123 / IV, 186]
13
Castillo de Leví, María Piedad (1888-1962*). ‘Club 7. (Poesía. Ensayo de crítica –en
2 artículos-). Guayaquil. Diario ‘El Telégrafo’, sección ‘Desde mi ventana’: Martes, 8
de junio de 1954 (1er. artículo). Y, miércoles 16 de junio de 1954 (2do. artículo). [En
el archivo personal de Sergio –sobreviviente como él’, no constan los números de las
páginas respectivas.] / Ver biografía, en: Pérez Pimentel, Rodolfo.
www.diccionariobiográficoecuador.com [tomo XXII, pág. 69]
14
Benavides, Espinel, Hidalgo, Ledesma, Román. ‘Club 7’. Guayaquil, Casa de la Cultura
Núcleo del Guayas, 1954. (Pág. 11)
15
‘Inventario’, el texto recién mencionado de Benavides Vega, además, observa la
estructura perfecta de una composición integrada por tres estrofas, cada una de siete
versos, dentro de una selección de siete poemas que sólo Carlos cumplió, pues los demás
aportamos en nuestras secciones un mayor número de colaboraciones, desvaneciendo en algo
el efluvio cabalístico que nos habíamos propuesto al denominarnos ‘Club 7’.
16
Ileana nos dejó de herencia dos neologismos preciosos: el adjetivo ‘clubsiético’ y el
adverbio ‘clubsiéticamente’, el cual sustituía, en sus cartas, al ‘Atentamente’ formal
que aún se usa en la línea anterior a la firma.
8
9. III
Epílogo,
declaración necesaria
(Intento de contrastar la hipótesis)
Medio siglo después y algo más, en este 2011, el azar continúa
dándome la calidad de sobreviviente del grupo, de tal manera que
estas reflexiones son personales y tardías. De ninguna manera
quiero cometer la arbitrariedad y la descortesía de
atribuírselas al conjunto, como si hubiesen sido un asunto
tratado en nuestras pláticas guayaquileñas en la mitad del siglo
veinte.
Es frecuente, en un salto dialéctico, repetir la hipérbole de
Vladimir Mayakovski17: ‘Conmigo se ha vuelto loca la anatomía,
soy todo corazón’, expresión encantadora pero imprecisa porque
al amor le corresponde -el cerebro-, y no, otro órgano.
¡Cuestión de hormonas y de algunos insectos químicos!
De allí que los estudios sobre la evolución sostengan que
nuestro desarrollo bio-psicológico ha ido recogiendo las huellas
de los distintos estadios de la manifestación progresiva de las
especies.18
La erótica (sea sugerente, sea implícita, sea directa)
constituye una invitación a la investigación pues algo o mucho
tiene que ver con la ‘Teoría del cerebro trino (o de los tres
cerebros)’ que Carl Sagan popularizó en ‘Los dragones del
edén’.19
De estas consideraciones se desprende la partitura de los tonos,
los cuales predominantemente corresponderían a cada uno de los
tres cerebros, si los resultados de la investigación fuesen
plausibles. De todas maneras, esta teoría evolutiva constituye
17
Mayakovski, Vladimir. (URSS –Georgia-,1893-1930). Interred.
18
Dichas huellas forman zonas autónomas llamadas: la reptiliana, la límbica y la del
neo-córtex, las cuales, frente a cierta situación de la vida cotidiana, cada una
presenta su respetiva respuesta. La elección depende del libre albedrío. Este factor, en
el caso de la escritura con palabras y con imágenes, quizá precipite la interacción -de
estas tres zonas- con la Poesía, en plural, y con la poesía erótica en singular.
19
Sagan, Carl EE. UU. De A., (1934-1996). Los dragones del edén. México, Grijalbo,
1984. (Ver: Cap. 3: ‘El cerebro y el carro’), libro que difunde la teoría de Paul
MacLean (EE. UU. De A., 1913-2007) o teoría del triple cerebro: el reptiliano que
enfatiza los instintos y los deseos sin control (por medio de la pasión); el límbico,
que enfatiza en la capacidad de llorar y reír, producto del sentimentalismo espontáneo
(por medio de las emociones), y la neo-corteza que enfatiza las relaciones complejas y
la previsión a largo plazo (por medio de la razón).
9
10. una golosa aproximación a la praxis de la escritura, empezando
por los tonos.
1ro.- El tono eruptivo correspondería a la pasión, al cerebro
reptiliano.
2do.- El tono flexible correspondería a la emoción, al cerebro
límbico.
3ro.- El tono grave correspondería a la razón, al neo-córtex o
nueva corteza cerebral.
Mediante una exploración, aún en ciernes, es factible enriquecer
la lecto-escritura analítica y sintética del verso, por medio de
una revaloración del enfoque y de los tonos.20
En este momento, acabo de señalar la opción creativa y crítica
de los ‘tonos’, así como al cerrar la primera parte de este
trabajo, señalé la opción del ‘enfoque’ cuando me referí al
‘Practicismo’ de Ileana y a mi ‘Del poeta y su llanto’ porque,
en ambas construcciones, quien escribe, lo hace desde el
entramado del poema, y no desde su exterior.21
Añadiré al tono y al enfoque, la codificación de los giros
retóricos y de sintaxis, en especial, los de comparación, los
de supresión y los encabalgamientos, a manera de instrumentos de
una específica lecto-escritura del poema.
Ha sido indispensable trazar estos breves párrafos de preceptiva
básica, para apoyar las referencias que sobre los miembros del
‘Club 7’ estampó el crítico Hernán Rodríguez Castelo (en su
‘Lírica Ecuatoriana Contemporánea’).22
De Gastón, dijo que ‘Trabajó espléndidas metáforas,
sensorialmente ricas, semánticamente penetrantes;(…)’23
20
Se recomienda estudiar la obra de Porfirio Barba-Jacob (Colombia, 1883 – México,
1942), en especial su ‘Canción de la vida profunda’. Y de Konstantin Kavafis -o,
Cavafis- (Griego de Alejandría, 1863 – 1933), su ‘Retorno a Ítaca’.
21
Ver: ‘Poesía del Club 7’ (la primera presentación pública del grupo). En: Guayaquil,
‘El Universo’, domingo 8 de noviembre de 1953. (Págs. 6 y 11).
22
Rodríguez Castelo, Hernán. Lírica Ecuatoriana Contemporánea. (Tomos I y II). Bogotá y
Quito. Círculo de Lectores, 1979. (733 págs.) / Se incluye a: Gastón Hidalgo (págs. 325-
329), Ileana Espinel (págs. 425-430), David Ledesma (págs. 444-454), Sergio Román (págs.
455-459).
23
Hidalgo, Gastón. En: Rodríguez, Hernán. Ob. cit. (Pág. 325). /(De la 326 a la 329,
constan los poemas seleccionados).
10
11. Casi con arbitrariedad, me atrevo a pensar en los versos del 9
al 12 de ‘El espejo en el bosque. Leo: ‘(…) Con llanto de
panteras malferidas / escapan del espejo, tenebrosos / los besos
de la luz agonizante / al límite impreciso del perfume…’.24
De Ileana, en su ‘Acaso’ que Hernán Rodríguez espiga en la
‘Antología’ mencionada, versos 7 y 8, oímos:
‘(…) Estoy tratando de explicarte ahora / que por tu vida conocí
la muerte. (…)’.25
Según el crítico Rodríguez Castelo, Ileana ‘(…) vuelve a recalar
(…) en el tema de la salvación y de los balances –elípticos,
intensos, desolados- (…)’.26
Esta erótica de la vida que es muerte y viceversa, David Ledesma
la consagró en su ‘Teoría de la llama’ que, a plenitud, ilustra
con sus versos 13 y 14, y del 19 al 24:
‘(…) He muerto en mí para resucitarme. / Un nuevo ser me viste.
/ (…) / Me transfiguro / en una entera llama de Poesía / que
arde, / crepita / y ruge / desde adentro. /(…)’27
Por eso, Rodríguez Castelo apunta: ‘(…) La imagen se maneja con
transparencia (…). Y los ritmos no turban ese silencio (…) en
que el poeta oficia (…)’.28
Don Hernán, en su Antología, se refiere a dos de mis poemarios:
‘Cuaderno de canciones’ y ‘Arte de amar’, diciendo de este
segundo título que ‘(…) lo mejor de lo hecho hasta entonces era
poesía erótica. Pero en ‘Arte de Amar’ –la parte de Román en
‘Triángulo’-29 el erotismo, salvo tenue velo metafórico, fue
24
Hidalgo, Gastón. ‘El espejo en el bosque’. En: 33 poemas universitarios (libro
plural), Ob. cit. (Pág. 49).
25
Espinel, Ileana. En: Rodríguez, Hernán. Ob. cit. (Pág. 427).
26
Rodríguez, Hernán (Ileana Espinel). En: Ob. cit. (Pág. 425). / (De la 426 a la 430,
constan los poemas seleccionados).
27
Ledesma, David. ‘Teoría de la llama’. En: Obra poética completa. Quito, Casa de la
Cultura Ecuatoriana, 2007. (Pág. 175)
28
Ledesma, David. En: Rodríguez, Hernán. Ob. cit. (Págs. 444 y 445). / (De la 446 a la
454, constan los poemas seleccionados).
29
Román, Sergio. ‘Arte de amar’, en: ‘Triángulo’ (Obra en colaboración con David
Ledesma ‘Los días sucios’ e Ileana Espinel ‘Diríase que canto’). Guayaquil, Casa de la
Cultura Núcleo del Guayas, 1960, (En total, 77 págs.).
11
12. directo y férvido. Trece estrofas de siete versos libres, de
sostenido aliento lírico. (También dijo que) ‘Cuaderno de
canciones’30 fue otra prueba: ‘(…) -tantas estrofas como letras
tiene el alfabeto-.’31
La letra ‘Z’ cierra el ‘Cuaderno’, así:
‘A bordo del anhelo encenderé la siembra / que curvará la línea
dorada de tu vientre / hasta que un día nuevo nueve uvas más
tarde / estremecidos vientos revienten las amarras / que un
milagro sacude en tus muelles azules / y el hijo nos sorprenda
como final de un viaje / o como árbol crecido en la luz de la
sombra.’32
Desde ‘La sábana se enciende para la batalla’, en el verso
inicial de ‘Arte de amar’ que se mencionó en el comienzo de esta
plática, hasta este final del ‘Cuaderno de canciones’ donde
surge el ‘hijo (que) nos sorprende como final de un viaje’, se
ilumina el rumbo que conduce de Eros a Tánatos y viceversa
porque integran igual proceso, pero, de alguna manera, antes de
la muerte, el hijo representa, aunque sea en forma momentánea,
el amor, el triunfo efímero de la vida.
Concluyo intentando contrastar los dos miembros de la hipótesis:
Eros es Tánatos, y viceversa. Pero el poema es una criatura
independiente de los hábitos sexuales de quien lo produjo. Sobre
esta base les invito a releer tomando en cuenta su contexto:
‘Club 7, poética y erótica’ y la obra de Carlos, David, Ileana,
Gastón y Sergio.
Gracias,
Sergio Román Armendáriz,
www.sergioroman.com
San José de Costa Rica,
del 25 de octubre al 7 de noviembre, 2011
30
Román Sergio. Cuaderno de canciones. (Mención en el 1er. Concurso ‘Ismael Pérez
Pazmiño’ convocado por ‘El Universo’, diario que lo publicó el 16 de septiembre de 1959.
En 1960, este cuaderno se publicó en la revista de El Ateneo Ecuatoriano, en Quito, de
donde se extrajo una separata de cien ejemplares en cuyas solapas apareció un artículo
de Diego Oquendo Silva.)
31
Román, Sergio. En: Rodríguez, Hernán. Ob. cit. (Pág. 455). (De la 456 a la 459,
constan los poemas seleccionados).
32
Román, Sergio. ‘Cuaderno de canciones’ (poema ‘z’). En: Rodríguez, Hernán. Ob. cit.
(Pág. 459)
12