2. Al poco acudieron las
fuerzas del orden público
deteniendo a los
alborotadores y poniendo
fin a la batalla, pero el
mismo día del año
siguiente, los jóvenes del
pueblo volvieron a la plaza
llevando con ellos los
tomates. Fue entonces
cuando las fuerzas del
orden público volvieron a
poner freno y prohibió la
celebración de la fiesta,
pero algunos participantes
siguieron con la tradición,
por lo que fueron llevados
a la cárcel del pueblo.
3. Los vecinos pedian que la
fiesta se permitiese y se
volcaron con los detenidos,
consiguiendo la libertad de
estos y el consentimiento
para celebrar la guerra de
tomates en los años
siguientes.
Cada vez acudía más gente
a la fiesta, con los bolsillos
cargados de tomates, pero
debido a que en alguna
ocasión fue “atacado”
alguna personalidad
relevante, se volvió a
prohibir con la amenaza de
sanciones e incluso con
penas de prisión.
4. En 1957 se hizo una gran
manifestación “el
entierro del tomate”,
reivindicando la
autorización de la fiesta,
y en 1975 la fiesta pasó a
ser organizada por los
Clavarios de San Luís
Bertrán, el patrón del
pueblo de Buñol, quienes
se encargaron de aportar
los tomates que hasta ese
momento cada
buñolense traía de su
propia casa.
5. Cinco años mas tarde
será el Ayuntamiento
quien se haga cargo de la
organización y fomento
de la fiesta, haciéndose
cargo de los camiones
cargados de toneladas de
tomate.
6. Hoy podemos
disfrutar de la
tomatina gracias a
unos valientes que
en su día lucharon
por la fiesta, y que
han permitido a
personas de todo el
mundo
experimentar la
sensación de estar
en medio de la
mayor guerra de
tomates, LA
TOMATINA!!!!!!