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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA DE COSTA RICA

CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO

MAESTRIA EN HUMANIDADES

TRABAJO FINAL DE GRADUACIÓN PARA OPTAR EL GRADO ACADEMICO DE MASTER EN
HUMANIDADES

ARTE MEDIEVAL: ARTE AL SERVICIO DE LA RELIGION

INDICE

INDICE

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo cumple con el requisito de hacer una investigación final para optar por el grado de Master
en Humanidades de la Universidad Interamericana de Costa Rica; que según lo estipulado, trata de unir un
aspecto de las humanidades con la profesión del aspirante. Dado que en mi caso es la Historia Del Arte, la
relación se hará en el campo del arte medieval, por lo que se tratará de una investigación de gran importancia
que permitirá poner en práctica los conocimientos adquiridos.

Este estilo, en los diez siglos que dura, refleja los valores, las aspiraciones y el pensamiento de la sociedad
eclesiástica para la que es producido, por lo que existen claras diferencias de hecho en las obras artísticas
realizadas en esta época, demostrando así una evolución cada vez mayor del poder de la religión cristiana; sin
embargo, nos interesa además de lograr establecer esas diferencias y sus aspectos iconográficos, aquellos
caracteres en los que se logra trazar algún grado de continuidad a través del tiempo y los cambios habidos.

Con el fin de poder establecer las características de este periodo, y entender las particularidades del mismo −
realizado en arquitectura, escultura, pintura y mosaico − esta investigación cubrirá primero, de forma sucinta,
la parte histórica del periodo; así como una reseña de la expansión de la religión cristiana a partir de su
aparición en el siglo I, para luego estudiar detenidamente el Arte del Medioevo.

Así, este trabajo representa el estudio de una manifestación específica del ámbito artístico, temporalmente
restringida a una época específica, por lo que intentaremos ampliar su análisis con aspectos de otras
disciplinas como la Historia y la Religión, con el fin de incluir temáticas de diversos cursos del programa de la
Maestría y, mediante el estudio de una de sus manifestaciones, tratar de comprender el arte como un reflejo
del ser humano, tanto en su aspecto social como individual.

CAPITULO I

LA EDAD MEDIA

La Edad Media es el periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio
Romano de Occidente, en el 476, y que termina en el siglo XIV, unos dicen que con la caída del Imperio
Romano de Oriente en 1450 y otros dicen que en 1492, con el descubrimiento de América, por lo que es muy
difícil indicar una fecha exacta, ya que, nunca ha existido una brusca ruptura en el desarrollo histórico y
cultural del hombre.



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El término fue empleado por vez primera por el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra Historiarum Ab
Inclinatione Romanorun Imperii Decades e implicó en su origen un detenimiento del progreso, ya que, se
consideró que fue un periodo de paralización cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la
Antigüedad Clásica y el Renacimiento, lo cual es falso, ya que, este periodo es uno más de los que constituyen
la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo.

La Edad Media podemos dividirla en Temprana Edad Media, Alta Edad Media y Baja Edad Media

La Temprana Edad Media, que va del siglo V al IX, estuvo caracterizada por las invasiones Bárbaras. El
desarrollo político y económico era fundamentalmente local y el comercio regular desapareció casi por
completo, aunque la economía monetaria nunca dejó de existir de forma absoluta.

A fines del siglo IV de nuestra era, el Imperio Romano se extendía por toda Europa, Asia y África por el Mar
Mediterráneo. Pero este gran imperio se hallaba dividido en Imperio Romano de Occidente, e Imperio
Romano de Oriente.

El Imperio Romano de Occidente se hallaba rodeado desde el mar del Norte hasta el mar Negro por pueblos
bárbaros. Para impedir las invasiones, los romanos habían fortificado las fronteras, las atrincheraron y
establecieron campos militares en los que tenían numerosas legiones.

A sí mismo, durante el siglo IV, los romanos intentaron contener la amenaza bárbara estableciendo una serie
de pactos con algunos pueblos fronterizos de origen germano lombardos, francos, alamanes, vándalos,
visigodos y ostrogodos, entre otros, a los que se otorgaba la condición de federados y una cantidad de dinero
anual a cambio de su ayuda militar contra otras tribus invasoras. Sin embargo, a finales de esta centuria la
llegada de los hunos, pueblo nómada y pastor originario de la estepa asiática, provocó la avalancha masiva de
los germanos y el desmoronamiento definitivo de las fronteras del Imperio, que ya no se hallaba en
condiciones de defender su integridad.

El Feudalismo

En la culminación de este proceso iniciado durante el Imperio Romano, los campesinos comenzaron a ligarse
a la tierra y a depender de los grandes propietarios para obtener su protección, y una rudimentaria
administración de justicia en lo que constituyó el germen del régimen señorial. Los principales vínculos entre
la aristocracia guerrera fueron los lazos de parentesco, aunque también empezaron a surgir las relaciones
feudales, dichos vínculos tienen su origen en la antigua relación romana entre patrón y cliente, y en la
institución germánica denominada comitatus ó grupo de compañeros guerreros, que se dio como un fenómeno
histórico−social, que solamente aludía a uno de los elementos constituyentes de las relaciones vasalláticas: el
feudo.

El Feudalismo se desarrolló como respuesta a la desintegración de la autoridad central y al caos social que
surgió tras el fin del mandato romano. Una jerarquía de hombres poderosos, regidos por el nuevo sistema de
vasallaje y la división territorial en feudos, sustituyó al antiguo sistema romano de emperador, senado,
provincia, ciudad y pueblo.

El feudalismo fue el sistema político, económico y social que predominó en Europa occidental desde el siglo
X, hasta mediados del siglo XIII En esta época el feudalismo se dio predominantemente en Francia, Alemania
y buena parte de Italia e Inglaterra

La sociedad feudal era visualizaba como una pirámide, en cuya cumbre estaban el monarca y el papado,
enseguida se ubicaban los nobles y la jerarquía eclesiástica, y los siervos constituían la base.

Este sistema se caracterizó por un tipo de relación social que se conoció como vasallaje, que se dio


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básicamente entre los nobles y el monarca. El vasallaje se definía como un contrato que creaba obligaciones
de obediencia y servicio entre el vasallo y el señor, el trato implicaba que este, otorgara al vasallo la posesión
de una extensión de tierra llamada feudo, mientras que el vasallo prometía obediencia y fidelidad a su señor y
se comprometía a cumplir una serie de funciones en su nombre

Dentro del espacio territorial de los señores vivían campesinos que no eran propiedad personal del señor
feudal, pero tampoco eran hombres libres sino siervos; estos tenían la obligación de entregar parte de su
trabajo agrícola y de realizar determinadas obligaciones laborales para su señor; la gran mayoría del
campesinado vivía una condición de servidumbre, es decir, que ocupaban y cultivaban la tierra pero no eran
sus propietarios.

El modo de producción feudal fue eminentemente agrícola y el comercio se redujo a su mínima expresión. La
vida rural fue controlada por los señores feudales, que la organizaron dentro de sus propiedades, que incluían
comarcas campesinas.

Este sistema unía la prestación política y militar a la posesión de tierras con el propósito de preservar a la
Europa medieval de su desintegración en innumerables señoríos independientes tras el hundimiento del
Imperio Carolingio.

El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna
fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar
sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera
Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales, así mismo España también adoptó un
cierto tipo de feudalismo en el siglo XII.

Los orígenes de este sistema se remontan a la caída del imperio romano, ya que, cuando los pueblos germanos
conquistaron en el siglo V el Imperio romano de Occidente, pusieron también fin al ejército profesional
romano y lo sustituyeron por los suyos propios, formados con guerreros que servían a sus caudillos por
razones de honor y obtención de un botín. Estos vivían de la tierra y combatían a pie porque, no necesitaban
emplear la caballería. Pero cuando el resto de tribus bárbaras, invadieron Europa en los siglos VIII, IX y X,
los germanos se vieron incapaces de enfrentarse con unos ejércitos que se desplazaban con suma rapidez.

En esta época los caballos de guerra eran costosos y su adiestramiento para emplearlos militarmente exigía
años de práctica. Carlos Martel, con el fin de ayudar a su tropa de caballería, le otorgó fincas que tomó de las
posesiones de la Iglesia. Estas tierras, denominadas beneficios, eran cedidas mientras durara el servicio de los
soldados. Éstos, a su vez, fueron llamados vasallos, término derivado de una palabra celta que significaba
sirviente, y se convirtieron en modelos para aquellos nobles que seguían a la corte.

La prestación militar era fundamental en este sistema y se conoció como Feudalismo Carolingio, pero carecía
aún de uno de los rasgos esenciales del feudalismo desarrollado plenamente desde el siglo X. Fue sólo hacia el
año 1000 cuando el término `feudo' comenzó a emplearse en sustitución de `beneficio', a partir de este
momento se aceptaba de forma unánime que las tierras entregadas al vasallo eran hereditarias, con tal de que
el heredero que las recibiera fuera grato al señor y pagara un impuesto de herencia llamado socorro. El vasallo
no sólo prestaba el obligado juramento de fidelidad a su señor, sino también un juramento especial de
homenaje al señor feudal, el cual, a su vez, le investía con un feudo. Si los herederos no eran aceptados por el
señor, la propiedad del feudo revertía en éste, que así recuperaba el pleno control sobre el feudo; entonces
podía quedárselo para su dominio directo o cederlo a cualquier caballero en un nuevo vasallaje. De este modo,
el feudalismo se convirtió en una institución tanto política como militar, basada en una relación contractual
entre dos personas individuales, las cuales mantenían sus respectivos derechos sobre el feudo.

En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe
soberano, quien la recibía de Diosquot;. El príncipe cedía los feudos a sus barones, los cuales le rendían el


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obligado juramento de homenaje y fidelidad por el que prestaban su ayuda política y militar, según los
términos de la cesión. Los nobles podían ceder parte de sus feudos a caballeros que le rindieran, a su vez,
homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de las tierras concedidas. Un noble podía
conservar la totalidad de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus caballeros en su señorío,
alimentados y armados, todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor a partir de su propio
patrimonio y sin establecer relaciones feudales con inferiores, pero esto era raro que sucediera ya que los
caballeros deseaban tener sus propios señoríos. Los caballeros podían adquirir dos o más feudos y eran
proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que
estaban obligados con su superior.

Dado el carácter contractual de las relaciones feudales cualquier acción irregular cometida por las partes podía
originar la ruptura del contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las prestaciones exigidas, el señor podía
acusarle, en su corte ante sus otros vasallos y si éstos encontraban culpable a su par, entonces el señor tenía la
facultad de confiscar su feudo que pasaba de nuevo a su control directo y si el vasallo intentaba defender su
tierra el señor podía declararle la guerra para recuperar el control del feudo confiscado; y en el caso contrario,
si el vasallo consideraba que su señor no cumplía con sus obligaciones, podía desafiarle y declarar que no le
consideraría por más tiempo como su señor, si bien podía seguir conservando el feudo como dominio propio o
convertirse en vasallo de otro señor, se consideraba el desafío como una rebelión al señor, los vasallos
desafiantes debían contar con fuertes apoyos o estar preparados para una guerra que podían perder.

El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir de entonces inició su
decadencia. El traspaso de feudos llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las
prestaciones que debían recibir. Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico, scutagium a cambio de la
ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a preferir el dinero, que les permitía contratar
tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas que los
vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas armas, como el
arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor decisivo para la guerra.

La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, donde
las caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los
arqueros de a pie y por los soldados profesionales, que combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado
juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que normalmente tenían
una duración de meses o años.

La figura jurídica del feudo estaba contenida en el derecho consuetudinario de Europa occidental y en
aspectos feudales como la tutela y el matrimonio, la confiscación, que continuaron en vigor después de que la
prestación militar hubiera desaparecido. En Inglaterra las posesiones feudales fueron abolidas por ley en 1660,
pero se prolongaron en algunas zonas de Europa hasta que el derecho consuetudinario fue sustituido por el
Derecho romano, proceso concluido por el emperador Napoleón a principios del siglo XIX.

Los Caballeros Medievales

El origen de los caballeros medievales se remonta a Roma, en tiempos de Numa Pompilio, nació el ejército,
basado a su vez en la división de las treinta curias, cada una de las cuales había de proporcionar una centuria ó
cien infantes, y una decuria o diez jinetes con sus caballos; su número ascendía a trescientos, número que se
triplicó en época de la República. A medida que Roma fue creciendo se separó la parte militar de la social; ya
en el imperio los milites conformaron el orden ecuestre y se constituyeron en una nobleza cuyos títulos
concedía el emperador y ocuparon los puestos de la administración que no estaban reservados a los senadores.

Los milites, eran fundamentalmente guerreros a caballo que configuraban el elemento más importante de los
ejércitos romanos, basados en el poder de la caballería. Si los caballeros eran de origen noble, su rango social
no quedaba modificado, pero si pertenecían a las clases humildes eran elevados a la posición social de sus


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compañeros de armas.

En la Temprana Edad Media, los guerreros de los pueblos germánicos luchaban a pie, pero entre los años 700
y 1000 se crearon fuerzas de caballería, como única solución para oponerse a los poderosos invasores
musulmanes, vikingos y magiares o tribus húngaras.

En el siglo XI, la aristocracia germánica adoptó de forma generalizada las tácticas de lucha a caballo, el
concepto de feudo y el de vasallaje, dando con ellos lugar al proceso de feudalización. Pero fue en Francia e
Inglaterra donde, en el siglo siguiente, el caballero adquirió una connotación honrosa y no meramente militar,
así el término francés chevalier que quiere decir jinete y la palabra inglesa knight, derivada del vocablo
anglosajón cnight que significaba sirviente, adquirieron este significado. Al desarrollo de la caballería pesada
contribuyeron la invención de los estribos, que permitía una mayor estabilidad en el combate a caballo, y el
descubrimiento de medios para herrar a los equinos.

El caballero pasó a ser un guerrero a caballo que servía al rey o a otro señor feudal como contrapartida
habitual por la tenencia de una parcela de tierra, aunque también por dinero o como tropa mercenaria. El
caballero era por lo general un hombre de noble de cuna que, habiendo servido como paje y escudero, era
luego ceremonialmente ascendido por sus superiores al rango de caballero. Durante la ceremonia el aspirante
solía prestar juramento de ser valiente, leal y cortés, así como proteger a los indefensos

La formación de los caballeros empezaba a la edad de siete u ocho años, los niños de la clase noble eran
enviados para servir de pajes en la casa de un gran señor. Las mujeres les enseñaban los conocimientos
sociales básicos, y empezaban un entrenamiento elemental del uso de las armas y la equitación. Alrededor de
los 14 años, los jóvenes se convertían en escuderos, es decir, en aprendices de caballero. Cada escudero se
asignaba a un caballero, que debía continuar la educación del joven. Los escuderos eran compañeros
habituales y sirvientes de los caballeros. Los deberes de los escuderos incluían limpiar la armadura y las armas
(propensas a oxidarse), ayudar al caballero a vestirse y desvestirse, cuidar de sus pertenencias, e incluso
dormir a su puerta como guardián. Los escuderos asistían al caballero en todas sus necesidades. Traían armas
y caballos de reemplazo, curaban sus heridas, retiraban a los heridos del campo de batalla y, llegado el caso,
se encargaban de que recibiera un entierro digno. En muchas ocasiones, los escuderos iban a la guerra con el
caballero y luchaban a su lado. Los guerreros evitaban combatir contra los escuderos del bando enemigo y
preferían buscar un caballero de su rango, o superior. Los escuderos, por su parte, deseaban enfrentarse a
caballeros para obtener prestigio matando o capturando a un enemigo noble. Además del entrenamiento
marcial, los escuderos se fortalecían mediante juegos, aprendían a leer y, generalmente, también a escribir, y
estudiaban música, baile y canto.

A la edad de 21 años, un escudero podía ser designado caballero. Los candidatos que lo merecían, recibían ese
honor de manos de un señor o de otro caballero de alto rango. Normalmente sólo podían llegar a ser caballeros
aquellos que poseían tierras o ingresos suficientes para hacer frente a las responsabilidades de su rango. Los
escuderos que se distinguían en la batalla durante la guerra podían ganarse el reconocimiento de un gran señor
y ser ordenados caballero en el mismo campo de batalla. En un principio, la ceremonia de ordenación era
simple; consistía normalmente en ser tocado con una espada en el hombro y después ceñirse el cinto con la
espada. Posteriormente la ceremonia se complicó, sumándose al rito la Iglesia. Los candidatos se bañaban, se
cortaban el pelo y pasaban la noche en vela, orando. Por la mañana recibían su espada y las espuelas de
caballero.

El ordenamiento de un caballero estaba marcado por un ritual, el cual recibía el nombre de espaldarazo o
palmada, que fue haciéndose más complejo con el paso del tiempo. Así, en el siglo XII, solo era necesario que
otro caballero, una vez que el aspirante había demostrado su maestría con las armas, le reconociese como
caballero, lo cual hacía dándole un golpe con su puño o con el plano de la hoja de una espada en el hombro o
la nuca y le llamaba señor caballero; entonces los nobles asistentes le colocaban las espuelas, lo que se
asociaba al valor en las batallas. En el siglo XIII, el ritual era mucho más complicado; en primer lugar la


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Iglesia exigía que el escudero consagrara sus armas en un altar, que pasara la noche en vela orando y
mantuviese ayuno, por último, debía tomar un baño ritual de purificación, jurar sobre los Evangelios y tomar
la Comunión. Tras la ceremonia era frecuente que tuviesen lugar torneos y fiestas. Aunque en un principio
este ritual alcanzó un mítico prestigio que hizo que muchos nobles se ordenasen caballeros, el hecho de que el
recién armado caballero debiera comprarse la armadura y el caballo, además de correr con los gastos de la
ceremonia, provocó que a medida que el cargo de caballero fue perdiendo importancia, cada vez fueron menos
los que estaban dispuestos a correr con estos gastos.

A mediados del siglo XIII, un caballero debidamente equipado debía tener un complicado yelmo que le
cubriera toda la cabeza, un penacho para distinguirse de otros guerreros, una visera cerrada y armadura para él
y su montura. Asimismo, debía emplear ayudantes para servirle, como pajes y escuderos, por lo que, de las
familias que pensaran dedicarse a la guerra como ocupación principal, solamente aquellos que tuviesen
medios suficientes podían llegar a ser nombrados caballeros.

El carácter y los ideales de la caballería estaban rodeados de un aspecto místico en el que se entremezclaban
las cualidades de la nobleza, las virtudes cristianas y el amor cortés hacia las mujeres, el concepto del honor
constituía la piedra fundamental del código caballeresco. La quot;palabra de honorquot; era el compromiso más
solemne del caballero. La palabra dada por un caballero no podía ser retractada nunca.

El caballero ideal debía ser un hombre valeroso, leal, piadoso, recto en sus convicciones religiosas y
generosas; debía poner su espada al servicio de los pobres y de los débiles y, especialmente, al servicio de las
Cruzadas a Tierra Santa. Se creó de este modo la idea de Caballero de Cristo, del cual hablaremos en el
segundo capítulo.

La autoridad para conferir el título de caballero variaba en los diferentes países. Normalmente era el soberano
quien tenía este poder, pero en muchas órdenes militares como en los templarios, el Gran Maestre estaba
considerado como soberano y, por tanto, igualmente dotado del poder de otorgar el rango. Otros que poseían
esta autoridad eran los príncipes reales, los comandantes de los ejércitos reales y las personas de elevado
rango o posición en las que el soberano hubiese delegado; además, se concedió esta facultad a algunos obispos
y abades en los siglos XI y XII. El título de caballero era reconocido en todos los países europeos y no
solamente en el país que lo había designado. No obstante, un soberano podía restringir el rango, prioridades y
privilegios conferidos a un caballero armado como tal en el extranjero.

La batalla de Azincourt, en 1415, marcó el declinar de los caballeros, al ser la caballería francesa destrozada
por la infantería inglesa. Desde ese momento los caballeros fueron transformando su posición militar en un
escalón más de la jerarquía nobiliaria.

La Formación Del Estado Moderno

El Estado Moderno se origina por determinados cambios económicos y sociales que ocurrieron en Europa
entre los siglos XIII y XV. Su nacimiento se encuentra en la decadencia del medioevo europeo, escenario de
importantes cambios en su ordenamiento político. Lentamente, surge entre las comunidades un sentimiento de
identificación cultural y nacional en un territorio con fronteras determinadas y con un gobierno que dirige los
destinos del pueblo. Los monarcas interesados en concentrar el poder en su persona negocian con los señores
feudales ayudados por lo burgueses, tranzando derechos individuales sobre sus feudos a cambio de
importantes privilegios. De este modo el concepto feudal de lealtad es reemplazado por el de autoridad y
obediencia, propios de un Estado con poder centralizado.

El Estado Medieval, se caracterizaba por una economía eminentemente agrícola, lenta y de tipo localizada,
que se expresaba a través del sistema feudal. El gobierno era descentralizado basado en numerosas clases
sociales, sin embargo todo era posesión del rey el que lo había entregado todo a manos de barones y señores,
en quienes residía el poder político y económico en las regiones. La ley en ésta época era producto de la ley


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natural divina profesada por la iglesia, de tal forma que la ley era una cuestión de costumbre y de tradición.

El medioevo tiene una distribución descentralizada y graduada del poder político que residía sobre el
emperador, la iglesia y la ley. Sin embargo éste poder era limitado, ya que la institución sobre la que residía el
poder político realmente era la Iglesia católica, ésta imponía una cultura común para todas las demás escalas
de poder. Es así como la política en la Edad Media se convierte en un aspecto más de la teología, todos los
poderes se derivaban de Dios a través de su iglesia, sin embargo existía un conflicto real de poder entre el
Emperador y el Papa. De tal forma que a partir del año 1300, el poder de la iglesia se enfrenta a los reinos
nacionales que buscan recuperar el poder político perdido.

La transformación del Estado medieval al Estado moderno fue muy lenta y se dio como respuesta a
importantes cambios sociales y económicos. El primer factor que lleva a éste cambio es el descubrimiento de
nuevas fuentes de riqueza, las rutas comerciales de la Europa medieval eran limitadas y hacia el final del siglo
XIV e inicios del siglo XV, se descubrieron nueva tierras (India, África y América) y nuevas rutas
comerciales, esto trae una inundación de plata y especias; el segundo es el desarrollo de las finanzas
internacionales, esto se da debido al nuevo comercio. En la Edad Media, la iglesia cristiana combatía la usura
y las personas vivían en una economía localista y su iniciativa individual era limitada, pero con la vasta
expansión del comercio internacional, nace una nueva clase social, la burguesía, una nueva clase adinerada,
que tiene como profesión la acumulación de la riqueza, el tercero es una revolución en los métodos de cultivo
de la tierra producto del progreso de la ciencia y de la tecnología, y, en consecuencia, en la distribución de la
propiedad territorial, y cuarto la Reforma, impulsada por Lutero, que dirigió su movimiento en contra de la
corrupción de la iglesia. Las dos fuerzas motoras de éste movimiento fueron la Biblia como fuente de la
verdad, es decir que el hombre no necesita intermediarios entre él y Dios, no necesita a la Iglesia Católica para
interpretar la Biblia, es así como cambian las fuentes de poder, ya no es el papa o el emperador sino la nación.
Es así como el término de la Edad Media trajo una declinación del poder del papa y del Sacro Impero Romano
Germánico.

Así se construyen los cimientos del Estado moderno, el cual se basa en una fuerza centralizada. Europa
occidental, se establece conforme a los nuevos conceptos en estados territoriales, más o menos delimitados,
cada uno con su propia burocracia, su ejército y su monarca absoluto. El nuevo sistema financiero es una
institución respetable y reconocida por todo el mundo, y los derechos exclusivos de la propiedad privada se
admitían universalmente.

Éste concepto se refiere a que hay cambios en el interior del territorio, ya que un nuevo gobierno central
necesita unas vías de comunicación rápidas. También es importante tener en cuenta la ubicación geopolítica
del territorio; es indiscutible el hecho de que la política moderna depende de la geografía, ya que ésta es la que
determina los recursos naturales de un país, de tal forma que un país que cuente con pocos recursos naturales
es más propenso a tener conflictos políticos y por esta razón tampoco podrá tener un desarrollo político
democrático como otros países que cuenten con más recursos naturales, la doctrina del Espacio Vital
defendida por Alemania es la justificación principal para las invasiones hacia Europa, Asia, y Africa.

La segunda característica del Estado Moderno es la soberanía, la cual reside en el pueblo, es una institución
anterior al Estado y éste es la institucionalización del poder político, de tal forma que el poder pasa a ser
representado por instituciones y deja de ser individual. Debido a que el poder reside en el pueblo, en la nación,
surge el concepto de Estado − Nación, que no existe antes del siglo XVI, de aquí podemos afirmar que una
Nación es un pueblo que vive bajo un único gobierno central lo suficientemente fuerte para mantener su
independencia frente a otras potencias. El Estado moderno surge de una base nacionalista, ésta nación se
somete a una forma de control centralizada, el Estado. Las naciones buscan unidad y autoridad central y
logran a través del Estado, una obediencia general de la población, y la iglesia pasa a ser una organización
voluntaria.

El tercer aspecto es la constitucionalidad, es decir que se definen claramente las reglas del juego en el proceso


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político, basadas en la ley, previamente estipulada, y no en la ley divina, ni en la tradición ni en las
costumbres. Esto ocurre debido a que el Estado es la institucionalización del poder político, lo que encierra las
normas jurídicas que se desprenden del poder político que el Estado ejerce. Es así como el Estado incluye en
su concepto una normatividad jurídica inherente a él, de aquí deriva la noción de soberanía ya que el poder
político dentro del Estado y dentro del derecho es la soberanía de las instituciones estatales.

El cuarto aspecto es la burocracia pública, que es la administración de las organizaciones a gran escala, del
gran Estado centralizado que se forma con la unificación del poder político. Es decir, se forman instituciones
y se norman y se crean puestos públicos, todos en servicio del Estado.

El quinto aspecto es el poder legítimo, para Weber, el Estado es una institución política de actividad
permanente, mientras éste tenga el monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden
vigente, es decir que el poder político le permite al Estado tener el privilegio de la fuerza física de una forma
genuina y no impuesta.

Por medio del poder político legítimo, factor permanente de cohesión de la sociedad política, ya que ésta es
una asociación obligatoria para sus miembros, el Estado tiene la capacidad de hacerse obedecer, es decir, de
imponer una conducta determinada a los miembros de la comunidad, es un fenómeno social, un instrumento
de la relación política. Por esto, se puede afirmar que éste es la base de las relaciones de poder por medio de
las cuales se obliga a hacer unos la voluntad de otros de forma legítima, es decir no es impuesto, sino que
siempre busca la aceptación colectiva y por eso siempre va acompañado de un sistema de valores y creencias.

El sexto aspecto es la ciudadanía, ésta se refiere a los derechos de participación a los que tienen derechos las
comunidades del Estado, estos fueron promulgados por medio de de los Derechos del Ciudadano difundidos
en la Revolución Francesa. Actualmente los ciudadanos practican el derecho a la oposición, a la controversia
política, ejerciendo grupos de presión, sindicatos, asociaciones, la participación de los individuos es cada vez
mayor en la vida política, de tal forma que las decisiones políticas son el resultado de los intereses del pueblo.
De ésta forma se transfiere la soberanía y el poder del Papa a la nación, ya que las decisiones políticas que
antes se tomaban de manera unilateral se toman de forma colectiva o teniendo en cuenta la opinión del pueblo.

El séptimo aspecto son los impuestos centrales, sustanciales y regulares. En el Estado de la Edad Media los
impuestos se recogían de diversas formas y eran para el señor feudal, todos estos se recanalizan para sostener
al nuevo Estado centralizado, éste los usa para costear sus conquistas expansionistas y para financiar las
guerras.

El último aspecto es la formación de un ejército nacional, en el sistema feudal el señor feudal contaba con sus
ejércitos que protegían a los campesinos y a su territorio. Éste defiende al territorio nacional y tiene como
objetivo conseguir la paz y la seguridad de la nación. También es usado para ampliar el territorio, defenderse
de otros Estados invasores.

Todos estos aspectos nos conducen hacia el establecimiento de las actividades y características del Estado
moderno, pero éstas no son eternas y estables, son un elemento más de las relaciones humanas. El estado es
transitorio y está sujeto a la evolución de las naciones, en especial a los factores socioeconómicos, la
insuficiencia de bienes para satisfacer por completo las necesidades básicas de las personas es la razón
principal causante de los descontentos sociales y son el principal motor de los conflictos políticos y sociales.
Las naciones no tienen firmeza, están en una constante búsqueda del progreso social, de ésta forma también el
Estado está en constante cambio y sus características no son permanentes.

CAPITULO II

EL CRISTIANISMO EN LA EDAD MEDIA



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Origen y Expansión

El Cristianismo, como las grandes religiones universales surgió en Oriente, a partir de la base común de las
religiones arcaicas que se pueden clasificar en dos grandes ramas la del extremo Oriente, en donde se
constituyen las religiones místicas: Hinduismo y Budismo que se caracterizan por el valor absoluto que
atribuyen a la experiencia interior de unión con Dios; y la del Medio Oriente, en donde aparecen las religiones
de tipo profético, con los grandes profetas de Israel, y con Zoroastro en Persia. La principal de las religiones
proféticas es el Judaísmo, de la que proceden el Cristianismo y el Islam, éste último, con importantes
diferencias que se caracterizan por el valor absoluto que conceden a la llamada divina comunicada por medio
de un profeta, ambas tienen muy clara la idea de la unicidad de Dios, y no es el hombre quien lo descubre,
sino que Él mismo es quien se da a conocer.

El cristianismo surgió originariamente a propósito de la persona de Jesús de Nazaret llamado Jesucristo,
nacido en Belén de la provincia de Judea, siendo sus padres del carpintero José y de su esposa María la virgen.
Durante los tres años que duró su vida pública, Jesús, quien se había proclamado como el Mesías y el hijo de
Dios, había ido preparando un grupo de discípulos predilectos que habían de ser los continuadores de su obra.
A estos discípulos, doce en total, había de encomendar la custodia de su doctrina, especialmente a Simón,
llamado después Pedro, a quien instituyó como el jefe de la iglesia quot; Simón Barjona yo te digo que tú eres
Pedro, o sea piedra, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; te daré las llaves del reino de los cielos, y lo
que tú atares en la tierra, atado quedará en el cielo, y lo que desatares en la tierra, desatado quedará en el
cieloquot;. Jesús de Nazaret fue crucificado, resucitó al tercer día, convirtiéndose así en el primer hombre que
venció a la muerte; y en el instante de su ascensión en cuerpo y alma al cielo, envió a sus apóstoles a llevar su
palabra quot;Vayan, pues, por todo el mundo y hagan discípulos míos a todas las gentes, bautizándolos en el
nombre del padre y del hijo y del espíritu santo y enséñenlos a cumplir todo lo que yo les he encomendado a
ustedes

La aparición de la iglesia cristiana comienza en el año 30, el día de la fiesta judía de Pentecostés estaban todos
reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que
llenó toda la casa donde estaban y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron
posándose sobre cada uno de ellos, todos quedaron llenos del espíritu santo, en ese momento Pedro proclamó
a Cristo por primera vez al hablar de su resurrección, proclamando así mismo el arrepentimiento y haciendo
un llamado al bautizo, en el nombre de Jesús, logró que se hicieran bautizar y aquel día se unieron a ellos unas
3000 personas, naciendo así la primera comunidad cristiana.

El cristianismo fue creciendo y logrando la conversión de miles de personas, y pronto surgieron otros grupos
cristianos uno de ellos, de cultura griega, llamados los helenistas, quienes lanzaron una requisitoria al
judaísmo, condenándolo, por haber ocasionado la muerte de Jesús de Nazaret; el jefe de este grupo Esteban
fue encarcelado y luego lapidado convirtiéndose así en el primer mártir del cristianismo; a raíz de este hecho,
los cristianos se vieron obligados a huir a Samaria, a la costa mediterránea y a Antioquía, iniciándose así la
etapa de las persecuciones; que, en un principio fueron llevadas a cabo por el joven Pablo de Tarso, quien, en
un viaje realizado a Damasco , fue cegado por una gran luz y oyó una voz que le decía Yo soy Jesús a quien tu
persigues, a raíz de esta visión se hizo bautizar, y se convirtió en el responsable de la expansión del
cristianismo a través de sus tres primeros viajes ó misiones por el Asia Menor, y Grecia; en su cuarto y último
viaje, el apóstol Pablo es hecho preso y trasladado a Roma en cautividad, allí los dos años de libertad vigilada
le permitieron proclamar el reino de Dios y enseñar lo relativo al Señor Jesús el mesías

En Roma, los defensores del cristianismo no lograron ganar adeptos, ya que aparecieron calumnias que
ocasionaron motines en contra de los cristianos, por lo que las autoridades intentando calmar el furor popular
condenaron a los cristianos como supuestos culpables, dando origen a las persecuciones

Nerón llegó al poder en octubre del año 54, gracias a las intrigas de su madre Agripina, quien no vaciló ante el
asesinato en sus esfuerzos por asegurar la sucesión del trono en favor de su hijo. Al principio, Nerón no


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cometió los crímenes por los que después se hizo famoso, pero poco a poco el joven emperador se dejó llevar
por sus propios afanes de grandeza y placer, diez años después de haber llegado al trono, Nerón era
despreciado por el pueblo y poetas y literatos, a cuyo número Nerón pretendía pertenecer sin tener los dones
necesarios para ello.

Cuantos se oponían a su voluntad, o bien morían misteriosamente, o bien recibían ordenes de quitarse la vida;
todos estos hechos corrían de boca en boca, y hacían que el pueblo siempre esperara lo peor de su soberano.
Así en julio del año 64, estalló un enorme incendió en Roma, y las sospechas pronto cayeron sobre el
emperador a quien ya muchos tenían por loco. El fuego duró seis días y siete noches; y después volvió a
encenderse en diversos lugares durante tres días más. Diez de los catorce barrios de la ciudad fueron
devorados por las llamas. En medio de todos sus sufrimientos, el pueblo exigía que se descubriera al culpable,
y no faltaban quienes se inclinaban a pensar que el propio emperador había hecho incendiar la ciudad para
poder reconstruirla a su gusto, como un gran monumento a su persona, según se decía, Nerón había pasado
buena parte del incendio en lo alto de la torre de Mecenas, en la cumbre del Palatino, vestido como un actor
de teatro, tañendo su lira, y cantando versos acerca de la destrucción de Troya. Luego comenzó a decirse que
el emperador, en sus locas ínfulas de poeta, había hecho incendiar la ciudad para que el siniestro le sirviera de
inspiración. Nerón hizo todo lo posible por apartar tales sospechas de su persona. Pero todos sus esfuerzos
resultaban inútiles mientras no se hiciera recaer la culpa sobre otro, por lo que Nerón hizo aparecer como
culpables a los cristianos, una gente a quienes todos odian por sus abominaciones, y los castigó con muy
refinada crueldad.

A los cristianos se les hizo servir de entretenimiento para el pueblo. Se les vistió en pieles de bestias para que
los perros los mataran a dentelladas. Otros fueron crucificados, entre ellos el apóstol Pedro quien se hallaba en
Roma predicando junto a Pablo de Tarso que muere decapitado, a otros se les prendió fuego al caer la noche,
para que la iluminaran. Nerón hizo que se abrieran sus jardines para esta exhibición, y en el circo él mismo
ofreció un espectáculo, pues se mezclaba con las gentes disfrazado de conductor de carrozas, o daba vueltas
en su carroza.

Nerón promulgó contra los cristianos, sus planes incluían extender la persecución a las provincias, y destruir
el cristianismo en ellas, para lograr nuevas fuentes de víctimas para sus espectáculos. Pero en el año 68 buena
parte del imperio se rebeló contra el tirano, y el senado romano lo depuso. Prófugo y sin tener a dónde ir,
Nerón se suicidó. A la muerte de Nerón, se siguió un período de desorden, llamado el año de los cuatro
emperadores. En todo este período, el Imperio parece haberse desentendido de los cristianos, cuyo número
seguía aumentando silenciosamente.

En el año 81 Domiciano sucedió al emperador Tito. Al principio, su reino fue tan benigno hacia la nueva fe
como lo habían sido los reinos de sus antecesores. Pero hacia el final de su reino se desató de nuevo la
persecución, ya que, Domiciano amaba y respetaba las viejas tradiciones romanas, y que buena parte de su
política imperial consistió en restaurar esas tradiciones, era de esperarse que se opusiera al cristianismo, que
en algunas regiones del Imperio había ganado muchísimos adeptos, y que en todo caso se oponía tenazmente a
la antigua religión romana, en Roma el emperador hizo ejecutar a su pariente Flavio Clemente y a su esposa
Flavia Domitila.Puesto que los cristianos adoraban a un Dios invisible, por lo general los paganos les
acusaban de ser ateos.

Si bien con Trajano, no hubieron persecuciones como tal, ya que no se sabía que hacer con ellos, si
condenarlos por ser cristianos o esperar a que cometieran un delito, si se condenaron a los que seguían
proclamándose cristianos, en esta época se destaca la muerte de Ignacio, obispo de Antioquía. En tiempos de
Marco Aurelio fueron condenados en Roma el apologista Justiniano, y en Esmirna el obispo Policarpo,
discípulo de Juan y catequista de Ireneo, futuro obispo de Lyon. Con Policarpo aparece el testimonio del culto
a las reliquias de los mártires. El día del aniversario de su muerte los cristianos se reunían en su sepulcro; así
mismo, en Lyon en el 177, a raíz de un motín popular fueron arrestados y ejecutados alrededor de medio
centenar de cristianos


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Hacia finales del siglo II la iglesia gozo de una cierta paz, ya que el imperio se hallaba en medio de un periodo
de guerras civiles y trataba de defender sus fronteras, por lo que no les dio demasiada importancia a los
cristianos. Septimio severo, decidió seguir una política religiosa a través de la unión de todos sus súbditos
bajo el culto al sol invicto, a lo que se negaron rotundamente los judíos y cristianos, por lo que prohibió bajo
pena de muerte toda conversión al judaísmo o al cristianismo, así mismo, los cristianos que fueran acusados y
que se negaran a ofrecerle sacrificio a los dioses serían condenados a muerte también; todo ocasiono un
recrudecimiento en las persecuciones contra los nuevos conversos y sus maestros. En el año 202, aparece el
edicto de septimio severo, provocando el martirio de San Ireneo, así como los de Perpetua y Felicidad.

Este periodo de persecución se prolongó hasta el 313, con la conversión de Constantino, que a través en su
edicto de Milán, declaró la religión cristiana como oficial del Imperio Romano.

El cesaropapismo surge en oriente con Constantino, en él, el poder político nombra a la jerarquía eclesiástica,
convoca concilios, legisla eclesiásticamente e interviene en pleitos eclesiásticos, los emperadores conservan el
título de pontifex maximus (sumo pontífice), es decir, cabeza de la religión tradicional. Pero una vez
cristianos quieren desempeñar el mismo papel en la iglesia, el emperador se considera como igual a los
apóstoles, o el obispo de fuera. Junto al cesaropapismo, aparece la teocracia pontificia, que se da en occidente,
y que busca reafirmar la autoridad del papa en las cuestiones políticas y eclesiásticas

Con la división del Imperio Romano, la expansión del cristianismo entre los bárbaros constituyó una poderosa
fuerza civilizadora y ayudó a asegurar que algunos vestigios de la ley romana y del latín continuaran en
Francia, Italia, España y Portugal. Sólo en Inglaterra el cristianismo romano sucumbió ante las creencias
paganas. Los francos se convirtieron al catolicismo durante el reinado de Clovis y, a partir de entonces,
expandieron el cristianismo entre los germanos del otro lado del Rin. Por su parte, los bizantinos extendieron
el cristianismo ortodoxo entre los búlgaros y los eslavos.

El cristianismo fue llevado a Irlanda por San Patricio a principios del siglo V, y desde allí se extendió a
Escocia, desde donde regresó a Inglaterra por la zona norte. A finales del siglo VI, el Papa Gregorio el Grande
envió misioneros a Inglaterra desde el sur. En el transcurso de un siglo, Inglaterra volvió a ser cristiana.

Desde el S X, el imperio alemán, es el primero en restablecerse de la anarquía interior y consigue frenar el
empuje de los eslavos. Otón I fue llamado por el Papa Juan XII, para que le ayudase frente a sus enemigos y
como agradecimiento le nombró Emperador en el año 962; estableciéndose así el Imperio
Germano−Cristiano.

Por medio de la dinastía carolingia y su instaurador Pipino el Breve, hijo de Carlos Martel, se comenzó la
lenta reunificación de la Galia Franca, y cuando los lombardos quisieron conquistar el centro de Italia, este
intervino y los derrotó; con ello le entregó al Papa los territorios conquistados, en vez de devolvérselos a los
orientales; así nacieron los Estados Pontificios, dando inicio a una Alianza entre el Papado y la monarquía que
se prolongaría por varios siglos.

La Aparición del Monacato

En el año 1000, unos cuantos cristianos fuertemente comprometidos, se retiraron de la sociedad para vivir
como ermitaños. Estos, a su vez, inspiraron a los hombres más convencionales a realizar votos de pobreza y
castidad, así como el servicio en respuesta a las enseñanzas de Jesucristo.

La vida monástica y las actividades dependientes de ella en la Iglesia cristiana, se presentaron desde
principios del siglo III como un impulso vocacional de aquellos que deseaban dedicarse enteramente a una
comprensión más profunda y una observación mas completa de los mandamientos y consejos de la religión
cristiana.



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El antiguo monje creía que con la imitación de Cristo podía cumplir de mejor manera algunos de los
imperativos del Evangelio como son la genuina aspiración a la perfección y el verdadero amor a Dios. El
monaquismo cristiano en sus orígenes se entendía a sí mismo como la realización de ideales cristianos de
perfección y representó un paso importante en la evolución de la vida perfecta que se practicaba en la iglesia.

En las dos décadas finales del siglo III algunos cristianos de Egipto y de Siria Oriental se desligaron de sus
anteriores formas de vida en común en la familia y en la comunidad cristiana y se retiraron a la soledad, dando
el primer paso que, excediendo el temprano ascetismo cristiano, que estaba caracterizado por la exagerada
austeridad que se imponían los cristianos, daría origen al monacato

El monacato aparece por primera vez en Egipto a finales del siglo III; allí aparecieron las primeras grandes de
figuras de monjes, universalmente admitidas y propuestas como modelo. Las principales formas de vida
monástica, el anacoretismo y, sobre todo, el cenobitismo, tenían perfiles nítidos, perfectamente determinados.
Por su gran número y sus virtudes, los monjes de Egipto alcanzaron pronto gran popularidad, se emprendían
largas y penosas peregrinaciones para visitarlos. A fines del siglo IV, Egipto era el país del monacato, el
paraíso de los monjes.quot;

En Egipto, el monacato mantuvo con mayor rigor su total separación del mundo y casi no intervino en el curso
de la historia, salvo en controversias doctrinales, pero en lo que se refiere a la vida política o económica el
monacato no tuvo influencia.

La situación económica y política contribuyó de cierta manera al éxito del monacato en Egipto. El monacato
fue en Egipto no sólo un fruto de la sabia y helenista Alejandría, sino del sencillo y ardiente pueblo copto.
Fueron estas gentes rústicas, sin educación, las creadoras de las formas monásticas más probadas, los que
proporcionaron a la Iglesia el paraíso de los monjes que fue Egipto a lo largo de los siglos IV y V.

Pronto, un grupo de hombres, intento trasladar este modelo de vida a Europa, formaron nuevas comunidades
de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios. El Papa Gregorio I alentó la construcción de
monasterios por toda la Europa cristiana. En algunas zonas de Europa, pronto se convirtieron en los únicos
reductos del saber. Los monjes irlandeses preservaron la civilización en sus monasterios, ya que, se
desplazaron a otras zonas europeas para enseñar y revivir el interés por el saber. Los monasterios eran la
principal fuente de hombres instruidos capaces de ayudar en la administración del gobierno, por lo que
muchos adquirieron importancia como asistentes y consejeros reales.

La política y la religión, tenían un mismo objetivo: construir el Reino de Dios, para ello recurrieron a la
formación de los monacatos: en Cluny, fundado en el 910, buscan la renovación monástica y eclesial, en el
Císter: fundado en 1098, intentan volver a la sencillez, pobreza y trabajo que Cluny olvidó, así como la
conformación de grandes bibliotecas en las que se reunían documentos de gran importancia para la
comunidad, su impulsador fue San Bernardo. Los Franciscanos: fundados por San Francisco de Asís, vivían
de su trabajo y si no tenían suficiente se dedicaban a mendigar. Su misión era predicar y trabajar en el
sentimiento pastoral con todo tipo de gente. Los Dominicos: fundados por Santo Domingo, eran sacerdotes
que vivían en pequeñas comunidades urbanas; su misión era predicar el mensaje cristiano y dedicarse al
trabajo intelectual, y fueron los encargados de llevar a cabo La Inquisición de la que hablaremos más adelante.

Las Cruzadas

La aparición del Islam, una religión monoteísta en la que el hombre debía someterse incondicional y
libremente a Dios, cambió por su espíritu de conquista, casi de la noche a la mañana el mapa político de
África del Norte, Medio Oriente, Asia Central y la Península Ibérica, que se vieron invadidos por el
islamismo, amenazando con cumplir su objetivo de convertir al mundo entero a sus creencias. La iglesia
católica, con el papa a la cabeza, se sintió abrumada por el auge de esta nueva religión, y se provocaron
conflictos, al querer rescatar los fieles perdidos; estos conflictos entre los musulmanes y los cristianos dieron


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como resultado las Cruzadas.

Las Cruzadas fueron expediciones emprendidas, en cumplimiento de un solemne voto, para liberar los
Lugares Santos de la dominación islámica, además de tener un motivo político, el de lograr el dominio del
mar mediterráneo para poder lograr el dominio económico en Europa y sobre todo, fueron motivadas por los
intereses expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con Asia y el afán hegemónico del
papado sobre las monarquías y las iglesias de Oriente.

El trasfondo de las cruzadas se hallaba en las peregrinaciones, de la que hablaremos más adelante, que tenían
como destino Tierra Santa y Roma, donde descansaban los restos de Pedro y Pablo; si bien grandes hombres
de la iglesia como Agustín de Hipona, se opusieron a ello por considerar que se trataba de una superstición y
que en todo caso había más merito en quedarse en casa y hacer el bien, que en marchar a algún lugar lejano
por motivos religiosos, a pesar de ello, adquirieron gran importancia, y se convirtieron en una forma de
penitencia adecuada para ciertos pecados. Como las rutas de peregrinación se volvieron inseguras, debido a
los conflictos políticos y sociales de cada país, ocasionó los peregrinajes armados que fueron las raíces de las
cruzadas.

Las reformas efectuadas en la iglesia y el papado había aumentado el prestigio del romano pontífice ante todas
las naciones cristianas; por tanto nadie sino el papa podía inaugurar el movimiento internacional que culminó
en las Cruzadas.

Como consecuencia de esas reformas aparece el llamado ius canonicus, en donde se reúnen las cartas y
decretos de los papas, esto hace que adquieren la misma autoridad que la sagrada escritura, el derecho ó ley
canónica se hizo universal en el gobierno de la iglesia romana, ya que los papas debían intervenir en la
totalidad de los asuntos eclesiásticos

Las cruzadas fueron predicadas por primera vez por Urbano II, quien puso en marcha a multitudes de gente
humilde, dirigidas por el predicador Pedro el ermitaño. Este grupo formó la llamada Cruzada de los pobres.
De forma desorganizada se dirigieron hacia Oriente, provocando matanzas de judíos a su paso. A su llegada a
Bizancio, el Basileo se apresuró a enviarlos al otro lado del Bósforo. Despreocupadamente se internaron en
territorio turco, donde fueron aniquilados fácilmente.

Mucho más organizada fue la llamada Cruzada de los príncipes, formada por una serie de contingentes
armados, procedentes principalmente de Francia, Países Bajos y el reino normando de Sicilia. Estos grupos
iban dirigidos por miembros de la nobleza como Godofredo de Bouillon, Raimundo de Tolosa y Bohemundo
de Tarento. Durante su estancia en Constantinopla, estos jefes juraron devolver al Imperio Bizantino aquellos
territorios perdidos por éste frente a los turcos.

Desde Bizancio se dirigieron hacia Siria atravesando el territorio selyúcida, donde consiguieron una serie de
sorprendentes victorias. Ya en Siria, pusieron sitio a Antioquía, que conquistaron tras un asedio de siete
meses. Sin embargo no la devolvieron al Imperio Bizantino, sino que Bohemundo la retuvo para sí formando
el Principado de Antioquía.

Desde Antioquía se dirigieron hacia Jerusalén, en junio de 1099 sitiaron la capital, que cayó en manos de los
cruzados el 15 de julio de 1099. En la conquista los cruzados realizaron una terrible matanza, que no respetó a
judíos ni a musulmanes, mujeres o niños.

Con esta conquista finalizó la Primera Cruzada, y muchos de ellos retornaron a sus países de origen. El resto
se quedó para consolidar los territorios recién conquistados. Junto al Reino de Jerusalén y al principado de
Antioquía, se crearon además los condados de Edesa y Trípoli, estos estados fueron conocidos como francos.

Tras estos éxitos iniciales se produjo una nueva oleada de cruzados, que formaron la cruzada de 1101., esta


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expedición, dividida en tres grupos, fue aniquilada por los turcos mientras atravesaban Anatolia.

Gracias a la división de los estados musulmanes, los estados francos, como eran conocidos por los árabes,
consiguieron establecerse y sobrevivir. Los dos primeros reyes de Jerusalén, Balduino I y Balduino II fueron
gobernantes capaces que extendieron el reino a toda la tierra entre el Mediterráneo y el Jordán, e incluso más
allá y rápidamente se integraron en el cambiante sistema de alianzas locales y así pudieron verse
enfrentamientos entre la alianza de un estado cristiano con uno musulmán contra la alianza de otro estado
cristiano con otro estado musulmán.

Sin embargo, a medida que el espíritu de cruzada iba decayendo entre los musulmanes iba creciendo el
espíritu de jihad, principalmente entre la población, movilizada por los predicadores contra sus impíos
gobernantes, capaces de tolerar la presencia cristiana en Jerusalén e incluso de aliarse con sus reyes.

Este sentimiento fue explotado por una serie de caudillos que consiguieron unificar los distintos estados
musulmanes y lanzarse a la conquista de los reinos cristianos, el primero de ellos fue Zengi, gobernador de
Mosul y de Alepo, que en 1144 invadió Edesa, conquistando el primero de los estados francos.

Como respuesta a ello el papa, a través de Bernardo abad de Claraval, predicó en 1146 la Segunda Cruzada,
en la que participaron los reyes de la cristiandad, encabezados por Luis VII de Francia y por el emperador
germánico Conrado III.

Cuando ambos reyes llegaron a Tierra Santa decidieron que Edesa era un objetivo poco importante y
marcharon hacia Jerusalén. Desde allí, para desesperación del rey Balduino II, en lugar de enfrentarse a Nur
al−Din, eligieron atacar Damasco, estado independiente y aliado del rey de Jerusalén.

La expedición fue un fracaso, ya que tras solo una semana de asedio infructuoso, los ejércitos cruzados se
retiraron y volvieron a sus patrias. Con este ataque inútil consiguieron que Damasco cayera en manos de Nur
al−Din, que progresivamente iba cercando los estados francos.

Más tarde, el ataque por parte de Balduino II a Egipto, iba a provocar la intervención de Nur al−Din en la
frontera sur del reino de Jerusalén, preparando el camino para el fin del reino y la convocatoria de la Tercera
Cruzada.

Las intromisiones del Reino de Jerusalén en el decadente califato fatimí de Egipto, llevaron al sultán Nur
el−Din, a mandar a su lugarteniente Saladino, que le sucedería en el poder a su muerte, y quien era un hombre
sabio, que logró la absoluta unión de las facciones musulmanas, y el control político y militar desde Egipto
hasta Siria; así mismo era un musulmán devoto y decidido a expulsar a los cruzados de Tierra Santa. El Reino
de Jerusalén, regido por Balduino IV, se vio obligado a firmar frágiles treguas seguidas por escaramuzas,
tratando de retrasar el inevitable final. A la muerte del rey leproso, el estado se dividió en distintas facciones,
pacifistas o belicosas, lo que provocó que se ocupara la mayor parte del reino, salvo las plazas costeras,
abastecidas desde el mar, y en octubre del mismo año es conquistada Jerusalén, esta toma fue pacífica, sus
habitantes debieron pagar un considerable rescate y muchos fueron esclavizados. El reino de Jerusalén había
desaparecido.

La toma de Jerusalén conmocionó a Europa y el papa Gregorio VIII convocó una nueva cruzada. En esta
participaron reyes de los más importantes de la cristiandad: Ricardo Corazón de León; Felipe II Augusto y el
emperador Federico Barbarroja. Este último al mando del grupo más poderoso siguió la ruta terrestre, esta
cruzada fue otro fracaso, ya que, Barbarroja murió ahogado en un río, y su ejército se desbandó. Solo una
pequeña parte llegó a Palestina.

Los ejércitos inglés y francés llegaron por la ruta marítima. Su único éxito fue la toma de Acre, el 13 de julio
de 1191, tras la cual Ricardo realizó una matanza de varios miles de prisioneros. Esta matanza le valió el


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nombre por el que seria reconocido en la historia, Corazón de León.

Felipe II Augusto estaba preocupado por los problemas en su país y molesto por las rivalidades con Ricardo,
por lo que regresó a Francia, dejando a Ricardo al mando de la cruzada. Este llegó hasta las proximidades de
Jerusalén, pero en lugar de atacar prefirió firmar una tregua con Saladino, temiendo que su ejército diezmado
de 12000 hombres no seria capaz de sostener el sitio de la ciudad. Pensando en una próxima cruzada y
militarmente en no arriesgar una derrota que no les daría a los cristianos la posibilidad del control posterior de
la ciudad santa, pactaron con el mismo Saladino, la tregua que permitía el libre acceso de los peregrinos
desarmados a la Ciudad Santa.

Tras la tregua firmada en la Tercera Cruzada y la muerte de Saladino, en 1193, se sucedieron algunos años de
relativa paz, en los que los estados francos del litoral se convirtieron en poco más que colonias comerciales
italianas.

En 1199 el Papa Inocencio III decidió convocar una nueva cruzada, para aliviar la situación de los estados
francos. Esta Cuarta Cruzada no debería incluir reyes e ir dirigida contra Egipto, considerado el punto más
débil de los estados musulmanes, para ello, los cruzados debían emplear la ruta marítima, por lo que se utilizó
la flota de Venecia. Los cruzados fueron empleados para luchar contra los húngaros,y desde allí se dirigieron
hacia Bizancio, donde consiguieron instalar a Alejo IV como basileus en 1203.

Alejo IV no fue capaz de sostenerse en el poder, ni de cumplir las promesas hechas y fue depuesto por Alejo
V; esto lo aprovecharon los cruzados para poder tomar la ciudad deponer al nuevo emperador y elegir a
Balduino de Flandes.

La V Cruzada fue organizada por Inocencio III y partió en 1218. Como la IV Cruzada tenía como objetivo
conquistar Egipto. Tras el éxito inicial de la conquista de Damietta en la desembocadura del Nilo, que
aseguraba la supervivencia de los estados francos, a los cruzados les pudo la ambición e intentaron atacar El
Cairo, fracasando y debiendo abandonar incluso lo que habían conquistado, en 1221.

La organización de la VI Cruzada fue un tanto extraordinaria y exagerada. El papa había ordenado al
emperador Federico II, que fuera a las cruzadas como penitencia. El emperador había asentido, pero había ido
demorando la partida, lo que le valió la excomunión. Finalmente, partió en 1228 sin el permiso papal.
Sorprendentemente, el emperador consiguió recuperar Jerusalén mediante un acuerdo diplomático. También
obtuvo Belén y Nazaret.

En 1244 volvió a caer Jerusalén, esta vez de forma definitiva, lo que movió al devoto rey Luis IX de Francia a
organizar una nueva cruzada, la Séptima, en la que se dirigió contra Damietta, pero fue derrotado y hecho
prisionero en Egipto con todo su ejército. Vuelto a Francia, el mismo rey emprendió la llamada VIII Cruzada
(1270), que terminó cuando la peste acabó con el rey Luis y gran parte de su ejército.

Como consecuencia de las cruzadas surgen las órdenes militares, mitad monjes, mitad guerreros, que cuidaban
y protegían a los peregrinos cristianos que estaban en Tierra Santa. Las principales órdenes fueron: la de los
Templarios y la de los Hospitalarios.

Los caballeros de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén recibieron el nombre de Orden de Malta tras
su instalación, por parte del rey Carlos I, en la isla de Malta en 1530. La misión de la orden, fundada en
Palestina en el siglo XI, fue primero hospitalaria (atención de los hospitales de peregrinos a Jerusalén), pero
tomó pronto carácter militar en su lucha contra los musulmanes, en el marco de las Cruzadas.

Aproximadamente en el año 1048, un grupo de comerciantes fundaron un hospital en Jerusalén. La piadosa
institución fue puesta bajo la advocación de San Juan. En la primera Cruzada, la institución era dirigida por un
monje benedictino italiano conocido como beato Gerardo que concibió la creación de la orden como una


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institución encargada del cuidado de los peregrinos; fue su sucesor Raimundo de Puy dotó a la orden de
carácter militar para defender a los peregrinos que acudían a Jerusalén.

Tuvo su primera sede en Jerusalén, haciéndose cargo en 1142 del castillo de los Caballeros, cerca de Trípoli,
que convirtieron en una fortaleza inexpugnable. Tras la caída de Jerusalén en manos de Saladino en 1187,
pasaron a San Juan de Acre, en donde construyeron un gran hospital. Una vez los cristianos fueron expulsados
de Palestina en 1291, pasaron al reino de Chipre y de ahí a la isla de Rodas, que conquistaron en 1310. La
orden se convirtió en una potencia naval en el Mediterráneo. Rodas se convirtió en una fortaleza inexpugnable
que resistió cinco asedios durísimos. El último, en 1522, dirigido por Solimán el Magnífico duraría seis
meses. Finalmente, la orden tuvo que capitular y abandonar la isla. Tras la expulsión, se asentaron brevemente
en Sicilia, hasta que el rey Carlos I, con el beneplácito del papa Clemente VII, les cedió las islas de Malta,
Gozo y Comino, así como Trípoli, en el norte de África, actual Libia. La orden debía permanecer neutral en
las guerras entre naciones cristianas.

Los bienes que la Orden tenía en Europa y Asia eran administrados por preceptores y constituían una especie
de feudos divididos en prioratos, y encomiendas, concedidos bajo ciertas condiciones a los jefes de la cofradía
y formando una especie de feudalismo vitalicio.

Esta orden, ha permanecido hasta hoy en día, con el nombre de Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San
Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta., en 1961, la Santa Sede aprobó los nuevos estatutos de la orden. En la
actualidad, la orden se dedica a tareas benéficas.

La Orden del Temple fue una orden medieval de carácter religioso y militar cargada de tintes legendarios,
nacida en la primera cruzada. Fue fundada en Jerusalén en 1118 por nueve caballeros franceses, con Hugo de
Payens cono primer gran maestre

En sus inicios su denominación oficial fue Orden de los Pobres Caballeros de Cristo; más tarde fueron
conocidos comúnmente como Caballeros templarios o Caballeros del templo de Salomón, en alusión al sitio
donde se hallaban instalados.

Su regla fue redactada en base a la regla de San Benito, de acuerdo a la reforma hecha por los cistercienses, de
los que adoptaron el hábito blanco al que añadieron la cruz encarnada; en 1128, la orden obtuvo de Honorio II
la aprobación papal.

Durante su estancia inicial en Jerusalén se dedicaron únicamente a escoltar a los peregrinos que acudían a los
santos lugares, ya que su escaso número no permitía que realizaran actuaciones de mayor magnitud. Sin
embargo, su número aumentó de manera significativa al ser aprobada su regla

Por mucho tiempo los templarios han estado relacionados con restos arqueológicos importantes para el
cristianismo, como son el Santo Grial y la Veracruz en la cual murió Jesús.

Aparte de su poderío militar, con el transcurso del tiempo, el temple se convirtió, a través de donaciones, en
uno de los mayores terratenientes de Europa; además, con el fin de salvaguardar los ahorros de los peregrinos,
desarrollaron un sistema bancario basado en garantías, que se podían intercambiar por la cantidad indicada en
cualquier encomienda templaria y alejaban el peligro de llevar grandes cantidades de dinero en efectivo. Este
sistema bancario, y sus abundantes riquezas convirtieron a la orden en una gran prestamista, que aportaba los
fondos cuando los diversos reyes europeos necesitaban dinero. Los templarios llegarían a ser una de las
instituciones más ricas de su época, contando con vastas tierras y señoríos, numerosas ventajas comerciales,
grandes tesoros y flotas comerciales que partían desde Marsella.

En España la Corona de Aragón llegó a un acuerdo con los templarios, para que colaboraran en la
Reconquista, favoreciéndoles con nuevas donaciones de tierras, así como con derechos sobre las conquistas.


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También, según estas condiciones, cualquier paz o tregua tendría que ser consentida por los templarios, y no
sólo por el rey.

En toda Europa, numerosas donaciones de padres que no podían dar un título nobiliario más que al hijo
mayor, y buscaban cargos eclesiásticos, militares, cortesanos o en órdenes religiosas, enriquecieron a la orden.

Felipe el Hermoso, ante las deudas que su país había adquirido con ellos tras un préstamo que su abuelo Luis
IX solicitó para pagar su rescate tras ser capturado en la Quinta Cruzada, así como su deseo de un estado
fuerte, con el rey concentrando todo el poder, convenció al Papa Clemente V, fuertemente ligado a Francia, de
que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y adoración
a ídolos paganos

El Viernes 13 de octubre del año 1307, Jacques de Molay, último gran maestre de la orden, y 140 templarios
fueron encarcelados en una operación conjunta simultánea en toda Francia y fueron sometidos a torturas, por
las cuales la mayoría de los acusados se declaró culpable de estos crímenes secretos.

El Papa reservó para su propio arbitrio la causa del Gran Maestre y de sus tres primeros dignatarios. Ellos
habían confesado su culpabilidad y sólo quedaba reconciliarlos con la Iglesia una vez que hubiesen
atestiguado su arrepentimiento con la solemnidad acostumbrada. Para darle más publicidad a esta solemnidad,
delante de la catedral de Nôtre−Dame fue erigida una plataforma para la lectura de la sentencia, pero en el
momento supremo, el Gran Maestre recuperó su coraje y proclamó la inocencia de los templarios y la falsedad
de sus propias supuestas confesiones. En reparación por este deplorable instante de debilidad, se declaró
dispuesto al sacrificio de su vida y fue arrestado inmediatamente como herético reincidente y por orden de
Felipe fue quemado junto a Geoffroy de Charnay en la estaca frente a las puertas del palacio de Versalles el
día de la Candelaria, 18 de marzo de 1314.

Después de estos hechos, el Papa dio la orden por disuelta, en Portugal los templarios cambiaron su nombre a
Caballeros de Cristo, asegurando así las pertenencias de la orden en este país y algunos sobrevivientes de
Francia escaparon los alpes en Suiza, y otros escaparon en barco a Escocia.

La Inquisición

La Inquisición surgió como una institución judicial creada por el pontificado en la Edad Media, con la misión
de localizar, procesar y sentenciar a las personas culpables de herejía.

En los inicios de la iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Con el reconocimiento del
cristianismo como religión estatal en el siglo IV por Constantino, los herejes empezaron a ser considerados
enemigos del Estado, sobre todo cuando habían provocado violencia y alteraciones del orden público. San
Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobó la
coacción y los castigos físicos.

En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produjo en el sur de
Francia un cambio de opinión dirigida de forma destacada contra los albigenses, cuya doctrina parecía nociva
respecto al matrimonio y otras instituciones de la sociedad y, tras los más débiles esfuerzos de sus
predecesores, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra esta comunidad, y envió predicadores a la
zona. Sin embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y
fueron relativamente ineficaces.

Además de la herejía de los albigenses, estaban la de los cátaros y la de los valdenses Los Cátaros pregonaban
una extremada sencillez en las costumbres como principal culto religioso. Se situaban más fuertemente en el
sur de Francia y en el norte de Italia durante el siglo XII. Sostenían la existencia de dos principios: Lo bueno ó
Dios, y lo malo o el mundo material. De este movimiento surgieron los albigenses del sur de Francia y los


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bogomillas de Macedonia.

Los valdenses llamados así por su fundador, Pedro Valdo, predicaban el evangelio en lengua vernácula. Al
principio se les toleró, pero más tarde fueron perseguidos. Los valdenses fueron castigados por considerar la
Biblia suma autoridad para un cristiano, y por denunciar a la inmoralidad del clero.

La inquisición nace entre los años 1220 y 1230, cuando el poder civil y el poder religioso colaboran en la
búsqueda sistemática de los herejes y en su castigo.El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los
dominicos y los hermanos menores, a causa de su mejor preparación teológica y su supuesto rechazo de las
ambiciones mundanas.

Dos inquisidores con la misma autoridad, nombrados directamente por el Papa, eran los responsables de cada
tribunal, con la ayuda de asistentes, notarios, policía y asesores. Los inquisidores fueron figuras que disponían
de imponentes potestades, porque podían excomulgar incluso a príncipes. En estas circunstancias sorprende
que los inquisidores tuvieran fama de justos y misericordiosos entre sus contemporáneos. Sin embargo,
algunos de ellos fueron acusados de crueldad y de otros abusos

Los inquisidores se establecían, por un periodo definido de semanas o meses, en alguna plaza central desde
donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los
inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia
voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se
concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero
proceso comenzaba después.

Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba
el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los
requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una declaración de cargos contra
ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el papa Bonifacio VIII abrogó esta
práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra
ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general
prueba de culpabilidad.

Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a
dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban
mintiendo. En 1252 el papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del Derecho romano, autorizó la
práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido
ajeno a la tradición canónica.

Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo
tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos
podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas
de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos
más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los
inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo
a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona.

A la jurisdicción de la Inquisición estaban sometidos los herejes, judíos y musulmanes conversos. Se usaban
como penas la reconciliación pública o secreta, la sumisión a penitencias o vigilancia, el uso temporal de la
túnica amarilla con cruz roja (llamada sambenito), la prisión o la muerte en hoguera.

Las Peregrinaciones y El Culto a las Reliquias



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Un aspecto fundamental de la religiosidad de la Edad Media fue sin duda la veneración a las reliquias de los
santos, pilar fundamental de movimientos de peregrinación. Las reliquias fundamentaban en todos los fieles
una de las más firmes creencias de la época, eran la expresión del favor divino que los santos gozaron ya en
vida, sus restos corporales y objetos de uso cotidiano tenían para cualquier fiel una virtud de carácter
milagroso incontestable, por ello la importancia de su posesión, desató una verdadera fiebre por las reliquias
en las que los factores políticos y económicos tuvieron gran importancia.

Las reliquias más apreciadas eran las que se relacionaban con la vida de Cristo, llegando a contarse, aparte de
la Vera Cruz, más de 40 sudarios y 35 clavos de la pasión.

El saqueo de Constantinopla por los cruzados en 1204, produjo una abundancia excesiva de supuestos restos
sagrados por todo occidente alimentada por la creciente oferta de talleres orientales especializados en la
fabricación de tales supercherías.

San Luis de Francia se trajo de Tierra Santa, una de las reliquias más conocidas la corona de espinas de Cristo,
para la que hizo construir la Sainte−Chapelle, desde el siglo XII, se denunciaba el tráfico de falsas reliquias,
por lo que la iglesia reguló el procedimiento de autentificación de los restos sagrados. Íntimamente ligadas al
culto a los santos y a sus reliquias.

Las peregrinaciones constituían una de las formas privilegiadas de piedad popular. Durante la Alta Edad
Media la motivación de estos viajes había sido básicamente expiatoria. A partir del siglo XI, se fijaron
itinerarios sagrados en función de las reliquias previamente descubiertas, por lo que, la penitencia pública
tomó también como objetivo los centros habituales de peregrinación. La gran mayoría de peregrinos viajaban
por una decidida motivación religiosa. No se peregrinaba a cualquier lugar, sino allí donde esperaba
conseguirse un don divino. Tampoco todos los destinos sagrados ofrecían idénticos beneficios, ya que, el
peregrinaje respondía a un consciente acto de voluntad, minuciosamente preparado hasta en sus más mínimos
detalles.

Antes de partir en peregrinación, los peregrinos, tras confesarse y hacer penitencia, asistían a una misa con
liturgia específica en la que debían hacer una comunión colectiva, inmediatamente, el cura les impartía la
bendición, entregándoles el bastón y las alforjas, tales signos externos eran más que suficientes para acogerse
a la paz, civil como eclesiástica, que les protegía a lo largo de toda la Cristiandad. El viaje se realizaba en
grupo y siguiendo un itinerario previamente establecido, con lo que el riesgo era mínimo.

Las rutas de peregrinación eran hacía tres ciudades que destacaban por encima del resto, debido a su enorme
prestigio religioso: Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. En Jerusalén, quot;la tierra estaba más próxima al
cieloquot;, en Roma los peregrinos que acudían a visitar los sepulcros de los apóstoles san Pedro y san Pablo,
aparte de las numerosas basílicas que albergaban los restos de infinidad de santos y mártires, estaban
reafirmando consciente e inconscientemente el papel de la urbe como cabeza de la Cristiandad. Santiago de
Compostela, adquirió una gran importancia como santuario regional al descubrirse el supuesto sepulcro del
apóstol Santiago el Mayor en el siglo IX, y alcanzó a partir de fines del XI una enorme fama que le situó,
junto a las sedes anteriores, a nivel claramente internacional, la ruta jacobea comenzó a ser recorrida por
infinidad de viajeros de todo Occidente. Una complicada red de calzadas en Francia, flanqueada por lo demás
por multitud de santuarios menores, enlazaba por Roncesvalles con el denominado Camino francés hasta
Compostela. Accesos secundarios como el marítimo utilizado por los ingleses atestiguan el auge alcanzado
por este centro de peregrinación.

CAPITULO III

LA FORMACIÓN DEL ARTE MEDIEVAL.

quot;la iglesia se ha convertido en un espectáculo de gran belleza, magnífico para los que pueden gozar de ella, e


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increíble para los que de ella oyen hablar

Concepto del Arte Cristiano

En los inicios de la Edad Media, la actividad cultural consistió en la conservación y sistematización del
conocimiento del pasado, se copiaron y se comentaron las obras de autores clásicos. Se escribieron obras
enciclopédicas, como las etimologías de San Isidoro de Sevilla, en las que su autor pretendía compilar todo el
conocimiento de la humanidad. En el centro de cualquier actividad estaba la Biblia: todo aprendizaje secular
llegó a ser considerado como una mera preparación para la comprensión del Libro Sagrado.

Entre los siglos V y X, mientras en Oriente se desarrollaba la civilización bizantina y se expandía el Islam, el
occidente europeo atravesó una etapa crítica y confusa, pues los pueblos bárbaros invadieron el imperio
romano y a pesar que arrasaron con el sistema social y cultural romano, este logró sobrevivir a través de la
expansión del cristianismo por la Europa Medieval, lo que implico algunos cambios en el lenguaje plástico y
la aparición de una nueva iconografía basada en el Arte Cristiano.

El Arte Cristiano es un término que, aunque siempre se aplica solo a las bellas artes y a sus creaciones, es
usado para designar a las bellas artes que se encuentran al servicio de la Iglesia, esto es, las que sirven para
construir y embellecer las casas de oración, los hogares de los servidores consagrados de Dios, los
monasterios, conventos, los lugares de último reposo, las que dan hermosura a los ritos y ceremonias de la
Iglesia, así mismo algunas veces se utiliza para denotar a las manifestaciones artísticas en cuanto a que están
en armonía con los ideales y principios cristianos. La evolución del arte cristiano muestra las variaciones de
las creencias y no refleja solamente las creencias porque a menudo las crea.

Hay incluso una serie de datos que quieren justificar el culto a las imágenes cristianas en el ambiente
cristiano, como la leyenda del Mandylon del Rey Abgar de Edessa o la de la Verónica. También se puede
añadir la Leyenda de San Lucas, el evangelista, a quien se le atribuyen muchos cuadros o imágenes de la
Virgen tanto en Oriente como en Occidente.

Orígenes del Arte Paleocristiano

El arte paleocristiano es el estilo artístico que se desarrolla durante los cinco primeros siglos de nuestra era,
desde la aparición del Cristianismo, durante la dominación romana, hasta la invasión de los pueblos bárbaros,
aunque en Oriente tiene su continuación, tras la división del Imperio romano donde se transforma en Arte
Bizantino

Dice Gombrich que cuando en 311, aparece el primer decreto de tolerancia de Valerio Augusto, que será el
antecedente más próximo del edicto de Milán, los problemas fueron enormes, ya que, durante las
persecuciones no existió la posibilidad de construir espacios para realizar los cultos, pero una vez que la
iglesia adquirió poder, el conjunto de sus relaciones con el arte tuvo que plantearse de nuevo.

Hasta el año 313, el arte arquitectónico de los cristianos se centró en la excavación de las catacumbas, que
veremos más adelante, y el reforzamiento de sus estructuras. Después de la Paz de la Iglesia, la basílica, tema
que será tratado en otro apartado, es la construcción eclesiástica más característica del mundo cristiana.

Tanto en la pintura como en la escultura, la valoración de los primitivos cristianos se dirige más al significado
de las representaciones que a la estética de las mismas. El carácter simbólico se impone a la belleza formal. El
repertorio de las representaciones pictóricas se encuentra básicamente en las catacumbas, decorando sus
muros esto como un intento de expresar su fé en la nueva religión, lo que se repetirá a lo largo de todo el arte
medieval.

Los temas son muy variados. Muchos representan a figuras cargadas de simbología cristiana como: el Buen


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Pastor, el quot;orantequot;, el monograma de Cristo y el pez.

El buen pastor representaba a cristo salvador con la oveja sobre los hombros, en representación del alma que
ha salvado Este símbolo se encuentra con frecuencia en los frescos, en los relieves de los sarcófagos, en las
estatuas, así como grabado sobre las tumbas. El orante representada con los brazos abiertos, es símbolo del
alma que vive ya en la paz divina. El monograma de Cristo está formado por dos letras del alfabeto griego: la
X (ji) y la P (ro) superpuestas. Son las dos primeras letras de la palabra griega quot;Christòsquot; (Jristós), es decir,
Cristo. Este monograma, puesto en una tumba, indicaba que el difunto era cristiano. El pez representaba a
Jesús como pescador de hombres es un símbolo muy difundido de Cristo, emblema y compendio de la fé
cristiana, en la época de la persecución era el símbolo de distinción de los cristianos.

Otros símbolos que se observan son la paloma, el alfa y la omega, el ancla, el ave fénix, etc, la paloma
generalmente aparece con el ramo de olivo en el pico como símbolo del alma en la paz divina. El alfa y omega
son la primera y la última letra del alfabeto griego, representando a Cristo como el principio y el fin de todas
las cosas. El ancla es el símbolo de la salvación se muestra como el alma que ha alcanzado felizmente el
puerto de la eternidad. El ave fénix, ave mítica que al renacer de sus cenizas es vista como el símbolo de la
resurrección de cristo.

En la iconografía paleocristiana aparecen otros temas paganos como el de Orfeo prefiguración de David en la
cultura judaica, tampoco es indiferente a los conceptos de caída y salvación, anticipando el descenso al limbo
de los justos; constituye por consiguiente una prefiguración pagana de Cristo. Después del año 313 los temas
figurativos son las más frecuentes, en los frentes de los sarcófagos aparecen relieves, que si en un principio
siguen la estética clásica, como en el Sarcófago de Probo, luego se estereotipan las formas en esquemas
planos y figuras de igual tamaño, encajadas en los espacios que determina un estructura de arcos que unifican
la escena.

Las Catacumbas Como Espacio Funerario

Los primeros cristianos consideraban la sepultura de los muertos como un deber de la máxima importancia;
debía aplicarse no sólo a familiares y amigos, sino incluso a los pobres y a los extranjeros. La creencia en la
resurrección de los muertos, constituyó la esencia de ese interés por conservar o enterrar, no incinerar, los
restos mortales de los difuntos. Ya los Evangelios hablan de la costumbre de sepultar a los muertos, y en los
Hechos de los Apóstoles se afirma que hombres piadosos cuidaron de dar sepultura a Esteban, en cuyas
exequias hicieron gran duelo. Desde entonces, siempre que fue posible, los cristianos procuraron recuperar los
cuerpos de sus mártires gracias a que la ley romana protegía el culto a los muertos.

En un principio, no tuvieron reparos en usar cementerios paganos para sepultar a los muertos. No obstante,
hacia el siglo II comenzaron a construirse cementerios cristianos en torno a Roma, en las propiedades que
creyentes adinerados cedían a la Iglesia, o bien también se dieron casos de cementerios privados
pertenecientes a familias acomodadas.

Los principales cementerios cristianos eran las catacumbas, que comenzaron a excavarse hacia el año 150 por
influencia de los hebreos, que habían hecho lo mismo tiempo atrás. También fueron muchos los interesados en
que sus cuerpos se enterraran junto aquellos que habían dado su vida por la fé. Así fue como en los
alrededores de Roma, ante el gran aumento de creyentes, comenzaron a excavarse galerías subterráneas para
sepultarlos.

Estos sitios estaban formados por galerías subterráneas, que parecían verdaderos laberintos y que en conjunto
llegaban a medir muchos kilómetros. En las paredes de toba o piedra caliza, se excavaron filas de lóculos ó
nichos rectangulares, de diferentes dimensiones, capaces de albergar un solo cadáver, aunque no era raro que
contuviesen dos o más. Por su colocación en filas superpuestas, las tumbas daban la idea de un gran
dormitorio, de este modo, los cristianos querían afirmar su fé en la resurrección de los cuerpos. Además de los


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lóculos, había otras clases de tumbas: el arcosolio, el sarcófago, la forma, el cubículo y la cripta

Las primeras catacumbas cristianas surgen a mediados del siglo II exclusivamente como cementerios. Su
lejanía del centro urbano, su angostura y su humedad dificultaban su uso para otros menesteres, aunque eran
frecuentadas por visitantes que deseaban rezar ante las tumbas de los familiares o de los mártires.

Como muchos de los terrenos donde se excavaron catacumbas fueron de donación privada, tomaron el nombre
de los donantes, como las de Domitila, Priscila, Pretestato o Lucina y San Calixto.

Las catacumbas de Domitila fueron las primeras en ser excavadas, allí se hallan los restos de Flavio Clemente
y su esposa Flavia Domitila, sobrina del emperador Domiciano, que fueron asesinados acusada de ateismo y
usos hebraicos, por lo que el terreno privado destinado a tumba de esta familia pasó a convertirse, en zona de
sepultura de cristianos.

Las catacumbas de Priscila, contienen la cripta del cónsul Acilio Clabrio que fue ejecutado en el 91 también
por orden de Domiciano. En la llamada Capilla Griega se conservan los restos de una de sus descendientes, la
matrona Priscila, quien donaría este terreno, a la Iglesia Romana.

En las catacumbas de San Calixto se encuentran la cripta de los Papas, lugar de sepultura de varios obispos de
Roma desde Ponciano a Milciades, muerto en el 314.

La espiritualidad que se desarrolló en torno a estos osarios, se hallaba nutrida por el estudio de las escrituras,
que pone a Jesucristo como figura dominante. Esto quedó representado en la iconografía hallada en las
pinturas de las catacumbas de San Calixto y Santa Domitila, en las que se puede ver pintada, grabada,
modelada en relieve sobre los sarcófagos y, finalmente, esculpida una de las imágenes mas antiguas la del
buen pastor. Así mismo, a menudo, Cristo, está representado en escenas bíblicas; se puede ver a Jesús curando
al ciego o resucitando a Lázaro de la tumba; la multiplicación de los panes o la transformación del agua en
vino. Junto a estas imágenes, los cristianos de las catacumbas representaron, la virgen y los apóstoles. La
espiritualidad de las catacumbas se vio representada también en imágenes de los sacramentos, una de las más
antiguas pinturas en los así llamados Cubículos de los Sacramentos, en las Catacumbas de San Calixto,
representa el bautismo. Junto a un espejo de agua está sentado un pescador que con el sedal saca un pez; en
otro fresco, los cristianos sentados a la mesa eucarística son siete, en los platos delante de ellos está el pez:
Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador.

La decoración cristiana es totalmente plana, son figuras que pictóricamente están realizadas mediante el
predominio de lo lineal frente a lo pictórico. Esto significa que el trazo del dibujo delimita las formas y en el
interior de estas se contiene el color. Los colores utilizados en estas primeras pinturas son: colores fríos y
cálidos, utilizados de forma plana. No hay por lo tanto estudios de luz ni plasmación de la luz porque no
interesa el color como elemento realista sino que interesa el color para destacar la significación ideológica de
la imagen.

En el símbolo de la Orante, la decoración se realiza proyectando un realismo tendiente al esquematismo y a la
abstracción. Este expresionismo de carácter simbólico y de origen orientalizante se concreta esencialmente en
el rostro y sobretodo en la expresión de los ojos, muy marcados y grandes. Todas las figuras son representadas
pictóricamente aisladas entre si; posee además una significación religiosa en sí misma, las figuras están
representadas única y exclusivamente por la simbología religiosa, además para potenciarla el pintor cristiano
no duda en romper la proporcionalidad figurativa, o bien en una figura, o unas figuras con otras, por ejemplo,
en la Orante las manos son más grandes y desproporcionadas y se destacan al igual que la figuración en un
único plano frontal al espectador. Este recurso se realiza para destacar la simbología de la figuración: la
plegaria.

La significación de esta Orante puede ser una de las primeras representaciones de la virgen como madre de


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Jesucristo. Su iconografía es una de las imágenes más repetidas en todas las catacumbas, tanto en las
Orientales como en las Occidentales. Los pintores que realizan estas imágenes son todos ellos pintores
anónimos, que proceden de niveles sociales muy bajos, artísticamente su formación es romana pero la adaptan
a las nuevas necesidades del arte Cristiano.

Otro símbolo es el del Buen Pastor, tema muy representando en la iconografía del arte cristiano primitivo,
aparece a partir del siglo II. El Buen Pastor generalmente esta representado con los rasgos de un joven pastor
adolescente barbado, vestido con una túnica que acaba por encima de las rodillas. El Buen Pastor, para los
cristianos, es una alusión a Jesús, visto como el buen pastor que salva al cordero, tal como lo dice el evangelio
de Mateo.

Concepto Espacial de la Basílica Cristiana

En los primeros años del cristianismo, la alta jerarquía de la iglesia manifestó su creencia en el crepúsculo de
los valores paganos, eran los momentos de las primeras reflexiones en voz alta sobre la crisis de un mundo
que ha envejecido y que con sus hechos experimenta su ocaso y derrumbe.

En el 311, los cristianos tuvieron que elegir las formas para su templo y, ajenos tanto a la autonomía
contemplativa griega como a la escenografía romana, seleccionaron lo que había para ellos de vital en ambas
experiencias precedentes, casando la escala humana de los griegos con la conciencia del espacio interno
romano. En nombre del hombre, produjeron en el espacio latino una revolución funcional

La iglesia cristiana dejó de ser el edificio misterioso que ocultaba el simulacro de un dios, ni tampoco era la
casa de Dios, la iglesia se convirtió en un lugar de reunión, de comunión y de oración de los fieles. Los
cristianos se inspiraron en la basílica, que poseía planta rectangular, ya que ella tendía a reducir las
proporciones de la basílica romana, porque una religión del amor exigía un escenario físico humano, creado a
escala de aquellos a quienes tenía que acoger y elevar espiritualmente. Esta fue la transformación cuantitativa
o dimensional; la revolución espacial consistió en ordenar todos los elementos de la iglesia en la línea del
camino humano.

Con la Paz de la Iglesia en el año 313, en Oriente, comienza una época en la que se construyen numerosos
edificios dedicados al culto cristiano, muchos de ellos bajo el patrocinio imperial, coincidiendo con la
cristianización del Imperio Romano de Oriente. La edificación monumental de iglesias comenzó con las
fundaciones imperia-les de Constantino en Tierra Santa y Constantinopla. La planta basilical y el edi-ficio de
planta centralizada fueron las dos tipologías arquitectónicas que se con-solidaron en este momento y que
perdu-rarán en la arquitectura cristiana.

Basílica del Santo Sepulcro

La familia imperial constantiniana qui-so dignificar el escenario de la pasión y muerte de Jesús en Jerusalén,
por ello contrató los mejores arquitectos para llevar a cabo una majestuosa construcción que hiciera honor a la
relevancia que dichos escenarios tenían para los cristianos. Con este patrocinio se erigió el complejo del Santo
Sepulcro la construcción eclesiástica más importante de Constantino en Oriente,se componía de varias
estructuras interrelacionadas, la rotonda de la Anástasis, que se elevaba sobre la tumba; un patio con pórtico
que albergaba, en una esquina el monte calvario, la Basílica del Martyrium o conmemorativa, que servía a la
vez como la catedral y un atrio exterior

La iglesia del Santo Sepulcro combina la planta basilical con la centralizada, colocando en la cabecera de la
basílica un mausoleo con un deambulatorio de columnas que servía para exponer las reliquias que ahí se
guardaban. Esta nueva tipología de templo que se desarrolla durante el imperio bizantino en los santos lugares
surge debido a la necesidad de acoger a un gran número de peregrinos que iban a visitar una de las primeras
reliquias de la cristiandad, el lugar de la muerte de Jesús.


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  • 1. UNIVERSIDAD INTERAMERICANA DE COSTA RICA CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO MAESTRIA EN HUMANIDADES TRABAJO FINAL DE GRADUACIÓN PARA OPTAR EL GRADO ACADEMICO DE MASTER EN HUMANIDADES ARTE MEDIEVAL: ARTE AL SERVICIO DE LA RELIGION INDICE INDICE INTRODUCCIÓN El presente trabajo cumple con el requisito de hacer una investigación final para optar por el grado de Master en Humanidades de la Universidad Interamericana de Costa Rica; que según lo estipulado, trata de unir un aspecto de las humanidades con la profesión del aspirante. Dado que en mi caso es la Historia Del Arte, la relación se hará en el campo del arte medieval, por lo que se tratará de una investigación de gran importancia que permitirá poner en práctica los conocimientos adquiridos. Este estilo, en los diez siglos que dura, refleja los valores, las aspiraciones y el pensamiento de la sociedad eclesiástica para la que es producido, por lo que existen claras diferencias de hecho en las obras artísticas realizadas en esta época, demostrando así una evolución cada vez mayor del poder de la religión cristiana; sin embargo, nos interesa además de lograr establecer esas diferencias y sus aspectos iconográficos, aquellos caracteres en los que se logra trazar algún grado de continuidad a través del tiempo y los cambios habidos. Con el fin de poder establecer las características de este periodo, y entender las particularidades del mismo − realizado en arquitectura, escultura, pintura y mosaico − esta investigación cubrirá primero, de forma sucinta, la parte histórica del periodo; así como una reseña de la expansión de la religión cristiana a partir de su aparición en el siglo I, para luego estudiar detenidamente el Arte del Medioevo. Así, este trabajo representa el estudio de una manifestación específica del ámbito artístico, temporalmente restringida a una época específica, por lo que intentaremos ampliar su análisis con aspectos de otras disciplinas como la Historia y la Religión, con el fin de incluir temáticas de diversos cursos del programa de la Maestría y, mediante el estudio de una de sus manifestaciones, tratar de comprender el arte como un reflejo del ser humano, tanto en su aspecto social como individual. CAPITULO I LA EDAD MEDIA La Edad Media es el periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio Romano de Occidente, en el 476, y que termina en el siglo XIV, unos dicen que con la caída del Imperio Romano de Oriente en 1450 y otros dicen que en 1492, con el descubrimiento de América, por lo que es muy difícil indicar una fecha exacta, ya que, nunca ha existido una brusca ruptura en el desarrollo histórico y cultural del hombre. 1
  • 2. El término fue empleado por vez primera por el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra Historiarum Ab Inclinatione Romanorun Imperii Decades e implicó en su origen un detenimiento del progreso, ya que, se consideró que fue un periodo de paralización cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la Antigüedad Clásica y el Renacimiento, lo cual es falso, ya que, este periodo es uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. La Edad Media podemos dividirla en Temprana Edad Media, Alta Edad Media y Baja Edad Media La Temprana Edad Media, que va del siglo V al IX, estuvo caracterizada por las invasiones Bárbaras. El desarrollo político y económico era fundamentalmente local y el comercio regular desapareció casi por completo, aunque la economía monetaria nunca dejó de existir de forma absoluta. A fines del siglo IV de nuestra era, el Imperio Romano se extendía por toda Europa, Asia y África por el Mar Mediterráneo. Pero este gran imperio se hallaba dividido en Imperio Romano de Occidente, e Imperio Romano de Oriente. El Imperio Romano de Occidente se hallaba rodeado desde el mar del Norte hasta el mar Negro por pueblos bárbaros. Para impedir las invasiones, los romanos habían fortificado las fronteras, las atrincheraron y establecieron campos militares en los que tenían numerosas legiones. A sí mismo, durante el siglo IV, los romanos intentaron contener la amenaza bárbara estableciendo una serie de pactos con algunos pueblos fronterizos de origen germano lombardos, francos, alamanes, vándalos, visigodos y ostrogodos, entre otros, a los que se otorgaba la condición de federados y una cantidad de dinero anual a cambio de su ayuda militar contra otras tribus invasoras. Sin embargo, a finales de esta centuria la llegada de los hunos, pueblo nómada y pastor originario de la estepa asiática, provocó la avalancha masiva de los germanos y el desmoronamiento definitivo de las fronteras del Imperio, que ya no se hallaba en condiciones de defender su integridad. El Feudalismo En la culminación de este proceso iniciado durante el Imperio Romano, los campesinos comenzaron a ligarse a la tierra y a depender de los grandes propietarios para obtener su protección, y una rudimentaria administración de justicia en lo que constituyó el germen del régimen señorial. Los principales vínculos entre la aristocracia guerrera fueron los lazos de parentesco, aunque también empezaron a surgir las relaciones feudales, dichos vínculos tienen su origen en la antigua relación romana entre patrón y cliente, y en la institución germánica denominada comitatus ó grupo de compañeros guerreros, que se dio como un fenómeno histórico−social, que solamente aludía a uno de los elementos constituyentes de las relaciones vasalláticas: el feudo. El Feudalismo se desarrolló como respuesta a la desintegración de la autoridad central y al caos social que surgió tras el fin del mandato romano. Una jerarquía de hombres poderosos, regidos por el nuevo sistema de vasallaje y la división territorial en feudos, sustituyó al antiguo sistema romano de emperador, senado, provincia, ciudad y pueblo. El feudalismo fue el sistema político, económico y social que predominó en Europa occidental desde el siglo X, hasta mediados del siglo XIII En esta época el feudalismo se dio predominantemente en Francia, Alemania y buena parte de Italia e Inglaterra La sociedad feudal era visualizaba como una pirámide, en cuya cumbre estaban el monarca y el papado, enseguida se ubicaban los nobles y la jerarquía eclesiástica, y los siervos constituían la base. Este sistema se caracterizó por un tipo de relación social que se conoció como vasallaje, que se dio 2
  • 3. básicamente entre los nobles y el monarca. El vasallaje se definía como un contrato que creaba obligaciones de obediencia y servicio entre el vasallo y el señor, el trato implicaba que este, otorgara al vasallo la posesión de una extensión de tierra llamada feudo, mientras que el vasallo prometía obediencia y fidelidad a su señor y se comprometía a cumplir una serie de funciones en su nombre Dentro del espacio territorial de los señores vivían campesinos que no eran propiedad personal del señor feudal, pero tampoco eran hombres libres sino siervos; estos tenían la obligación de entregar parte de su trabajo agrícola y de realizar determinadas obligaciones laborales para su señor; la gran mayoría del campesinado vivía una condición de servidumbre, es decir, que ocupaban y cultivaban la tierra pero no eran sus propietarios. El modo de producción feudal fue eminentemente agrícola y el comercio se redujo a su mínima expresión. La vida rural fue controlada por los señores feudales, que la organizaron dentro de sus propiedades, que incluían comarcas campesinas. Este sistema unía la prestación política y militar a la posesión de tierras con el propósito de preservar a la Europa medieval de su desintegración en innumerables señoríos independientes tras el hundimiento del Imperio Carolingio. El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales, así mismo España también adoptó un cierto tipo de feudalismo en el siglo XII. Los orígenes de este sistema se remontan a la caída del imperio romano, ya que, cuando los pueblos germanos conquistaron en el siglo V el Imperio romano de Occidente, pusieron también fin al ejército profesional romano y lo sustituyeron por los suyos propios, formados con guerreros que servían a sus caudillos por razones de honor y obtención de un botín. Estos vivían de la tierra y combatían a pie porque, no necesitaban emplear la caballería. Pero cuando el resto de tribus bárbaras, invadieron Europa en los siglos VIII, IX y X, los germanos se vieron incapaces de enfrentarse con unos ejércitos que se desplazaban con suma rapidez. En esta época los caballos de guerra eran costosos y su adiestramiento para emplearlos militarmente exigía años de práctica. Carlos Martel, con el fin de ayudar a su tropa de caballería, le otorgó fincas que tomó de las posesiones de la Iglesia. Estas tierras, denominadas beneficios, eran cedidas mientras durara el servicio de los soldados. Éstos, a su vez, fueron llamados vasallos, término derivado de una palabra celta que significaba sirviente, y se convirtieron en modelos para aquellos nobles que seguían a la corte. La prestación militar era fundamental en este sistema y se conoció como Feudalismo Carolingio, pero carecía aún de uno de los rasgos esenciales del feudalismo desarrollado plenamente desde el siglo X. Fue sólo hacia el año 1000 cuando el término `feudo' comenzó a emplearse en sustitución de `beneficio', a partir de este momento se aceptaba de forma unánime que las tierras entregadas al vasallo eran hereditarias, con tal de que el heredero que las recibiera fuera grato al señor y pagara un impuesto de herencia llamado socorro. El vasallo no sólo prestaba el obligado juramento de fidelidad a su señor, sino también un juramento especial de homenaje al señor feudal, el cual, a su vez, le investía con un feudo. Si los herederos no eran aceptados por el señor, la propiedad del feudo revertía en éste, que así recuperaba el pleno control sobre el feudo; entonces podía quedárselo para su dominio directo o cederlo a cualquier caballero en un nuevo vasallaje. De este modo, el feudalismo se convirtió en una institución tanto política como militar, basada en una relación contractual entre dos personas individuales, las cuales mantenían sus respectivos derechos sobre el feudo. En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe soberano, quien la recibía de Diosquot;. El príncipe cedía los feudos a sus barones, los cuales le rendían el 3
  • 4. obligado juramento de homenaje y fidelidad por el que prestaban su ayuda política y militar, según los términos de la cesión. Los nobles podían ceder parte de sus feudos a caballeros que le rindieran, a su vez, homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de las tierras concedidas. Un noble podía conservar la totalidad de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus caballeros en su señorío, alimentados y armados, todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor a partir de su propio patrimonio y sin establecer relaciones feudales con inferiores, pero esto era raro que sucediera ya que los caballeros deseaban tener sus propios señoríos. Los caballeros podían adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su superior. Dado el carácter contractual de las relaciones feudales cualquier acción irregular cometida por las partes podía originar la ruptura del contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las prestaciones exigidas, el señor podía acusarle, en su corte ante sus otros vasallos y si éstos encontraban culpable a su par, entonces el señor tenía la facultad de confiscar su feudo que pasaba de nuevo a su control directo y si el vasallo intentaba defender su tierra el señor podía declararle la guerra para recuperar el control del feudo confiscado; y en el caso contrario, si el vasallo consideraba que su señor no cumplía con sus obligaciones, podía desafiarle y declarar que no le consideraría por más tiempo como su señor, si bien podía seguir conservando el feudo como dominio propio o convertirse en vasallo de otro señor, se consideraba el desafío como una rebelión al señor, los vasallos desafiantes debían contar con fuertes apoyos o estar preparados para una guerra que podían perder. El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir de entonces inició su decadencia. El traspaso de feudos llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las prestaciones que debían recibir. Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico, scutagium a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a preferir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, donde las caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los arqueros de a pie y por los soldados profesionales, que combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de meses o años. La figura jurídica del feudo estaba contenida en el derecho consuetudinario de Europa occidental y en aspectos feudales como la tutela y el matrimonio, la confiscación, que continuaron en vigor después de que la prestación militar hubiera desaparecido. En Inglaterra las posesiones feudales fueron abolidas por ley en 1660, pero se prolongaron en algunas zonas de Europa hasta que el derecho consuetudinario fue sustituido por el Derecho romano, proceso concluido por el emperador Napoleón a principios del siglo XIX. Los Caballeros Medievales El origen de los caballeros medievales se remonta a Roma, en tiempos de Numa Pompilio, nació el ejército, basado a su vez en la división de las treinta curias, cada una de las cuales había de proporcionar una centuria ó cien infantes, y una decuria o diez jinetes con sus caballos; su número ascendía a trescientos, número que se triplicó en época de la República. A medida que Roma fue creciendo se separó la parte militar de la social; ya en el imperio los milites conformaron el orden ecuestre y se constituyeron en una nobleza cuyos títulos concedía el emperador y ocuparon los puestos de la administración que no estaban reservados a los senadores. Los milites, eran fundamentalmente guerreros a caballo que configuraban el elemento más importante de los ejércitos romanos, basados en el poder de la caballería. Si los caballeros eran de origen noble, su rango social no quedaba modificado, pero si pertenecían a las clases humildes eran elevados a la posición social de sus 4
  • 5. compañeros de armas. En la Temprana Edad Media, los guerreros de los pueblos germánicos luchaban a pie, pero entre los años 700 y 1000 se crearon fuerzas de caballería, como única solución para oponerse a los poderosos invasores musulmanes, vikingos y magiares o tribus húngaras. En el siglo XI, la aristocracia germánica adoptó de forma generalizada las tácticas de lucha a caballo, el concepto de feudo y el de vasallaje, dando con ellos lugar al proceso de feudalización. Pero fue en Francia e Inglaterra donde, en el siglo siguiente, el caballero adquirió una connotación honrosa y no meramente militar, así el término francés chevalier que quiere decir jinete y la palabra inglesa knight, derivada del vocablo anglosajón cnight que significaba sirviente, adquirieron este significado. Al desarrollo de la caballería pesada contribuyeron la invención de los estribos, que permitía una mayor estabilidad en el combate a caballo, y el descubrimiento de medios para herrar a los equinos. El caballero pasó a ser un guerrero a caballo que servía al rey o a otro señor feudal como contrapartida habitual por la tenencia de una parcela de tierra, aunque también por dinero o como tropa mercenaria. El caballero era por lo general un hombre de noble de cuna que, habiendo servido como paje y escudero, era luego ceremonialmente ascendido por sus superiores al rango de caballero. Durante la ceremonia el aspirante solía prestar juramento de ser valiente, leal y cortés, así como proteger a los indefensos La formación de los caballeros empezaba a la edad de siete u ocho años, los niños de la clase noble eran enviados para servir de pajes en la casa de un gran señor. Las mujeres les enseñaban los conocimientos sociales básicos, y empezaban un entrenamiento elemental del uso de las armas y la equitación. Alrededor de los 14 años, los jóvenes se convertían en escuderos, es decir, en aprendices de caballero. Cada escudero se asignaba a un caballero, que debía continuar la educación del joven. Los escuderos eran compañeros habituales y sirvientes de los caballeros. Los deberes de los escuderos incluían limpiar la armadura y las armas (propensas a oxidarse), ayudar al caballero a vestirse y desvestirse, cuidar de sus pertenencias, e incluso dormir a su puerta como guardián. Los escuderos asistían al caballero en todas sus necesidades. Traían armas y caballos de reemplazo, curaban sus heridas, retiraban a los heridos del campo de batalla y, llegado el caso, se encargaban de que recibiera un entierro digno. En muchas ocasiones, los escuderos iban a la guerra con el caballero y luchaban a su lado. Los guerreros evitaban combatir contra los escuderos del bando enemigo y preferían buscar un caballero de su rango, o superior. Los escuderos, por su parte, deseaban enfrentarse a caballeros para obtener prestigio matando o capturando a un enemigo noble. Además del entrenamiento marcial, los escuderos se fortalecían mediante juegos, aprendían a leer y, generalmente, también a escribir, y estudiaban música, baile y canto. A la edad de 21 años, un escudero podía ser designado caballero. Los candidatos que lo merecían, recibían ese honor de manos de un señor o de otro caballero de alto rango. Normalmente sólo podían llegar a ser caballeros aquellos que poseían tierras o ingresos suficientes para hacer frente a las responsabilidades de su rango. Los escuderos que se distinguían en la batalla durante la guerra podían ganarse el reconocimiento de un gran señor y ser ordenados caballero en el mismo campo de batalla. En un principio, la ceremonia de ordenación era simple; consistía normalmente en ser tocado con una espada en el hombro y después ceñirse el cinto con la espada. Posteriormente la ceremonia se complicó, sumándose al rito la Iglesia. Los candidatos se bañaban, se cortaban el pelo y pasaban la noche en vela, orando. Por la mañana recibían su espada y las espuelas de caballero. El ordenamiento de un caballero estaba marcado por un ritual, el cual recibía el nombre de espaldarazo o palmada, que fue haciéndose más complejo con el paso del tiempo. Así, en el siglo XII, solo era necesario que otro caballero, una vez que el aspirante había demostrado su maestría con las armas, le reconociese como caballero, lo cual hacía dándole un golpe con su puño o con el plano de la hoja de una espada en el hombro o la nuca y le llamaba señor caballero; entonces los nobles asistentes le colocaban las espuelas, lo que se asociaba al valor en las batallas. En el siglo XIII, el ritual era mucho más complicado; en primer lugar la 5
  • 6. Iglesia exigía que el escudero consagrara sus armas en un altar, que pasara la noche en vela orando y mantuviese ayuno, por último, debía tomar un baño ritual de purificación, jurar sobre los Evangelios y tomar la Comunión. Tras la ceremonia era frecuente que tuviesen lugar torneos y fiestas. Aunque en un principio este ritual alcanzó un mítico prestigio que hizo que muchos nobles se ordenasen caballeros, el hecho de que el recién armado caballero debiera comprarse la armadura y el caballo, además de correr con los gastos de la ceremonia, provocó que a medida que el cargo de caballero fue perdiendo importancia, cada vez fueron menos los que estaban dispuestos a correr con estos gastos. A mediados del siglo XIII, un caballero debidamente equipado debía tener un complicado yelmo que le cubriera toda la cabeza, un penacho para distinguirse de otros guerreros, una visera cerrada y armadura para él y su montura. Asimismo, debía emplear ayudantes para servirle, como pajes y escuderos, por lo que, de las familias que pensaran dedicarse a la guerra como ocupación principal, solamente aquellos que tuviesen medios suficientes podían llegar a ser nombrados caballeros. El carácter y los ideales de la caballería estaban rodeados de un aspecto místico en el que se entremezclaban las cualidades de la nobleza, las virtudes cristianas y el amor cortés hacia las mujeres, el concepto del honor constituía la piedra fundamental del código caballeresco. La quot;palabra de honorquot; era el compromiso más solemne del caballero. La palabra dada por un caballero no podía ser retractada nunca. El caballero ideal debía ser un hombre valeroso, leal, piadoso, recto en sus convicciones religiosas y generosas; debía poner su espada al servicio de los pobres y de los débiles y, especialmente, al servicio de las Cruzadas a Tierra Santa. Se creó de este modo la idea de Caballero de Cristo, del cual hablaremos en el segundo capítulo. La autoridad para conferir el título de caballero variaba en los diferentes países. Normalmente era el soberano quien tenía este poder, pero en muchas órdenes militares como en los templarios, el Gran Maestre estaba considerado como soberano y, por tanto, igualmente dotado del poder de otorgar el rango. Otros que poseían esta autoridad eran los príncipes reales, los comandantes de los ejércitos reales y las personas de elevado rango o posición en las que el soberano hubiese delegado; además, se concedió esta facultad a algunos obispos y abades en los siglos XI y XII. El título de caballero era reconocido en todos los países europeos y no solamente en el país que lo había designado. No obstante, un soberano podía restringir el rango, prioridades y privilegios conferidos a un caballero armado como tal en el extranjero. La batalla de Azincourt, en 1415, marcó el declinar de los caballeros, al ser la caballería francesa destrozada por la infantería inglesa. Desde ese momento los caballeros fueron transformando su posición militar en un escalón más de la jerarquía nobiliaria. La Formación Del Estado Moderno El Estado Moderno se origina por determinados cambios económicos y sociales que ocurrieron en Europa entre los siglos XIII y XV. Su nacimiento se encuentra en la decadencia del medioevo europeo, escenario de importantes cambios en su ordenamiento político. Lentamente, surge entre las comunidades un sentimiento de identificación cultural y nacional en un territorio con fronteras determinadas y con un gobierno que dirige los destinos del pueblo. Los monarcas interesados en concentrar el poder en su persona negocian con los señores feudales ayudados por lo burgueses, tranzando derechos individuales sobre sus feudos a cambio de importantes privilegios. De este modo el concepto feudal de lealtad es reemplazado por el de autoridad y obediencia, propios de un Estado con poder centralizado. El Estado Medieval, se caracterizaba por una economía eminentemente agrícola, lenta y de tipo localizada, que se expresaba a través del sistema feudal. El gobierno era descentralizado basado en numerosas clases sociales, sin embargo todo era posesión del rey el que lo había entregado todo a manos de barones y señores, en quienes residía el poder político y económico en las regiones. La ley en ésta época era producto de la ley 6
  • 7. natural divina profesada por la iglesia, de tal forma que la ley era una cuestión de costumbre y de tradición. El medioevo tiene una distribución descentralizada y graduada del poder político que residía sobre el emperador, la iglesia y la ley. Sin embargo éste poder era limitado, ya que la institución sobre la que residía el poder político realmente era la Iglesia católica, ésta imponía una cultura común para todas las demás escalas de poder. Es así como la política en la Edad Media se convierte en un aspecto más de la teología, todos los poderes se derivaban de Dios a través de su iglesia, sin embargo existía un conflicto real de poder entre el Emperador y el Papa. De tal forma que a partir del año 1300, el poder de la iglesia se enfrenta a los reinos nacionales que buscan recuperar el poder político perdido. La transformación del Estado medieval al Estado moderno fue muy lenta y se dio como respuesta a importantes cambios sociales y económicos. El primer factor que lleva a éste cambio es el descubrimiento de nuevas fuentes de riqueza, las rutas comerciales de la Europa medieval eran limitadas y hacia el final del siglo XIV e inicios del siglo XV, se descubrieron nueva tierras (India, África y América) y nuevas rutas comerciales, esto trae una inundación de plata y especias; el segundo es el desarrollo de las finanzas internacionales, esto se da debido al nuevo comercio. En la Edad Media, la iglesia cristiana combatía la usura y las personas vivían en una economía localista y su iniciativa individual era limitada, pero con la vasta expansión del comercio internacional, nace una nueva clase social, la burguesía, una nueva clase adinerada, que tiene como profesión la acumulación de la riqueza, el tercero es una revolución en los métodos de cultivo de la tierra producto del progreso de la ciencia y de la tecnología, y, en consecuencia, en la distribución de la propiedad territorial, y cuarto la Reforma, impulsada por Lutero, que dirigió su movimiento en contra de la corrupción de la iglesia. Las dos fuerzas motoras de éste movimiento fueron la Biblia como fuente de la verdad, es decir que el hombre no necesita intermediarios entre él y Dios, no necesita a la Iglesia Católica para interpretar la Biblia, es así como cambian las fuentes de poder, ya no es el papa o el emperador sino la nación. Es así como el término de la Edad Media trajo una declinación del poder del papa y del Sacro Impero Romano Germánico. Así se construyen los cimientos del Estado moderno, el cual se basa en una fuerza centralizada. Europa occidental, se establece conforme a los nuevos conceptos en estados territoriales, más o menos delimitados, cada uno con su propia burocracia, su ejército y su monarca absoluto. El nuevo sistema financiero es una institución respetable y reconocida por todo el mundo, y los derechos exclusivos de la propiedad privada se admitían universalmente. Éste concepto se refiere a que hay cambios en el interior del territorio, ya que un nuevo gobierno central necesita unas vías de comunicación rápidas. También es importante tener en cuenta la ubicación geopolítica del territorio; es indiscutible el hecho de que la política moderna depende de la geografía, ya que ésta es la que determina los recursos naturales de un país, de tal forma que un país que cuente con pocos recursos naturales es más propenso a tener conflictos políticos y por esta razón tampoco podrá tener un desarrollo político democrático como otros países que cuenten con más recursos naturales, la doctrina del Espacio Vital defendida por Alemania es la justificación principal para las invasiones hacia Europa, Asia, y Africa. La segunda característica del Estado Moderno es la soberanía, la cual reside en el pueblo, es una institución anterior al Estado y éste es la institucionalización del poder político, de tal forma que el poder pasa a ser representado por instituciones y deja de ser individual. Debido a que el poder reside en el pueblo, en la nación, surge el concepto de Estado − Nación, que no existe antes del siglo XVI, de aquí podemos afirmar que una Nación es un pueblo que vive bajo un único gobierno central lo suficientemente fuerte para mantener su independencia frente a otras potencias. El Estado moderno surge de una base nacionalista, ésta nación se somete a una forma de control centralizada, el Estado. Las naciones buscan unidad y autoridad central y logran a través del Estado, una obediencia general de la población, y la iglesia pasa a ser una organización voluntaria. El tercer aspecto es la constitucionalidad, es decir que se definen claramente las reglas del juego en el proceso 7
  • 8. político, basadas en la ley, previamente estipulada, y no en la ley divina, ni en la tradición ni en las costumbres. Esto ocurre debido a que el Estado es la institucionalización del poder político, lo que encierra las normas jurídicas que se desprenden del poder político que el Estado ejerce. Es así como el Estado incluye en su concepto una normatividad jurídica inherente a él, de aquí deriva la noción de soberanía ya que el poder político dentro del Estado y dentro del derecho es la soberanía de las instituciones estatales. El cuarto aspecto es la burocracia pública, que es la administración de las organizaciones a gran escala, del gran Estado centralizado que se forma con la unificación del poder político. Es decir, se forman instituciones y se norman y se crean puestos públicos, todos en servicio del Estado. El quinto aspecto es el poder legítimo, para Weber, el Estado es una institución política de actividad permanente, mientras éste tenga el monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden vigente, es decir que el poder político le permite al Estado tener el privilegio de la fuerza física de una forma genuina y no impuesta. Por medio del poder político legítimo, factor permanente de cohesión de la sociedad política, ya que ésta es una asociación obligatoria para sus miembros, el Estado tiene la capacidad de hacerse obedecer, es decir, de imponer una conducta determinada a los miembros de la comunidad, es un fenómeno social, un instrumento de la relación política. Por esto, se puede afirmar que éste es la base de las relaciones de poder por medio de las cuales se obliga a hacer unos la voluntad de otros de forma legítima, es decir no es impuesto, sino que siempre busca la aceptación colectiva y por eso siempre va acompañado de un sistema de valores y creencias. El sexto aspecto es la ciudadanía, ésta se refiere a los derechos de participación a los que tienen derechos las comunidades del Estado, estos fueron promulgados por medio de de los Derechos del Ciudadano difundidos en la Revolución Francesa. Actualmente los ciudadanos practican el derecho a la oposición, a la controversia política, ejerciendo grupos de presión, sindicatos, asociaciones, la participación de los individuos es cada vez mayor en la vida política, de tal forma que las decisiones políticas son el resultado de los intereses del pueblo. De ésta forma se transfiere la soberanía y el poder del Papa a la nación, ya que las decisiones políticas que antes se tomaban de manera unilateral se toman de forma colectiva o teniendo en cuenta la opinión del pueblo. El séptimo aspecto son los impuestos centrales, sustanciales y regulares. En el Estado de la Edad Media los impuestos se recogían de diversas formas y eran para el señor feudal, todos estos se recanalizan para sostener al nuevo Estado centralizado, éste los usa para costear sus conquistas expansionistas y para financiar las guerras. El último aspecto es la formación de un ejército nacional, en el sistema feudal el señor feudal contaba con sus ejércitos que protegían a los campesinos y a su territorio. Éste defiende al territorio nacional y tiene como objetivo conseguir la paz y la seguridad de la nación. También es usado para ampliar el territorio, defenderse de otros Estados invasores. Todos estos aspectos nos conducen hacia el establecimiento de las actividades y características del Estado moderno, pero éstas no son eternas y estables, son un elemento más de las relaciones humanas. El estado es transitorio y está sujeto a la evolución de las naciones, en especial a los factores socioeconómicos, la insuficiencia de bienes para satisfacer por completo las necesidades básicas de las personas es la razón principal causante de los descontentos sociales y son el principal motor de los conflictos políticos y sociales. Las naciones no tienen firmeza, están en una constante búsqueda del progreso social, de ésta forma también el Estado está en constante cambio y sus características no son permanentes. CAPITULO II EL CRISTIANISMO EN LA EDAD MEDIA 8
  • 9. Origen y Expansión El Cristianismo, como las grandes religiones universales surgió en Oriente, a partir de la base común de las religiones arcaicas que se pueden clasificar en dos grandes ramas la del extremo Oriente, en donde se constituyen las religiones místicas: Hinduismo y Budismo que se caracterizan por el valor absoluto que atribuyen a la experiencia interior de unión con Dios; y la del Medio Oriente, en donde aparecen las religiones de tipo profético, con los grandes profetas de Israel, y con Zoroastro en Persia. La principal de las religiones proféticas es el Judaísmo, de la que proceden el Cristianismo y el Islam, éste último, con importantes diferencias que se caracterizan por el valor absoluto que conceden a la llamada divina comunicada por medio de un profeta, ambas tienen muy clara la idea de la unicidad de Dios, y no es el hombre quien lo descubre, sino que Él mismo es quien se da a conocer. El cristianismo surgió originariamente a propósito de la persona de Jesús de Nazaret llamado Jesucristo, nacido en Belén de la provincia de Judea, siendo sus padres del carpintero José y de su esposa María la virgen. Durante los tres años que duró su vida pública, Jesús, quien se había proclamado como el Mesías y el hijo de Dios, había ido preparando un grupo de discípulos predilectos que habían de ser los continuadores de su obra. A estos discípulos, doce en total, había de encomendar la custodia de su doctrina, especialmente a Simón, llamado después Pedro, a quien instituyó como el jefe de la iglesia quot; Simón Barjona yo te digo que tú eres Pedro, o sea piedra, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; te daré las llaves del reino de los cielos, y lo que tú atares en la tierra, atado quedará en el cielo, y lo que desatares en la tierra, desatado quedará en el cieloquot;. Jesús de Nazaret fue crucificado, resucitó al tercer día, convirtiéndose así en el primer hombre que venció a la muerte; y en el instante de su ascensión en cuerpo y alma al cielo, envió a sus apóstoles a llevar su palabra quot;Vayan, pues, por todo el mundo y hagan discípulos míos a todas las gentes, bautizándolos en el nombre del padre y del hijo y del espíritu santo y enséñenlos a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes La aparición de la iglesia cristiana comienza en el año 30, el día de la fiesta judía de Pentecostés estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos, todos quedaron llenos del espíritu santo, en ese momento Pedro proclamó a Cristo por primera vez al hablar de su resurrección, proclamando así mismo el arrepentimiento y haciendo un llamado al bautizo, en el nombre de Jesús, logró que se hicieran bautizar y aquel día se unieron a ellos unas 3000 personas, naciendo así la primera comunidad cristiana. El cristianismo fue creciendo y logrando la conversión de miles de personas, y pronto surgieron otros grupos cristianos uno de ellos, de cultura griega, llamados los helenistas, quienes lanzaron una requisitoria al judaísmo, condenándolo, por haber ocasionado la muerte de Jesús de Nazaret; el jefe de este grupo Esteban fue encarcelado y luego lapidado convirtiéndose así en el primer mártir del cristianismo; a raíz de este hecho, los cristianos se vieron obligados a huir a Samaria, a la costa mediterránea y a Antioquía, iniciándose así la etapa de las persecuciones; que, en un principio fueron llevadas a cabo por el joven Pablo de Tarso, quien, en un viaje realizado a Damasco , fue cegado por una gran luz y oyó una voz que le decía Yo soy Jesús a quien tu persigues, a raíz de esta visión se hizo bautizar, y se convirtió en el responsable de la expansión del cristianismo a través de sus tres primeros viajes ó misiones por el Asia Menor, y Grecia; en su cuarto y último viaje, el apóstol Pablo es hecho preso y trasladado a Roma en cautividad, allí los dos años de libertad vigilada le permitieron proclamar el reino de Dios y enseñar lo relativo al Señor Jesús el mesías En Roma, los defensores del cristianismo no lograron ganar adeptos, ya que aparecieron calumnias que ocasionaron motines en contra de los cristianos, por lo que las autoridades intentando calmar el furor popular condenaron a los cristianos como supuestos culpables, dando origen a las persecuciones Nerón llegó al poder en octubre del año 54, gracias a las intrigas de su madre Agripina, quien no vaciló ante el asesinato en sus esfuerzos por asegurar la sucesión del trono en favor de su hijo. Al principio, Nerón no 9
  • 10. cometió los crímenes por los que después se hizo famoso, pero poco a poco el joven emperador se dejó llevar por sus propios afanes de grandeza y placer, diez años después de haber llegado al trono, Nerón era despreciado por el pueblo y poetas y literatos, a cuyo número Nerón pretendía pertenecer sin tener los dones necesarios para ello. Cuantos se oponían a su voluntad, o bien morían misteriosamente, o bien recibían ordenes de quitarse la vida; todos estos hechos corrían de boca en boca, y hacían que el pueblo siempre esperara lo peor de su soberano. Así en julio del año 64, estalló un enorme incendió en Roma, y las sospechas pronto cayeron sobre el emperador a quien ya muchos tenían por loco. El fuego duró seis días y siete noches; y después volvió a encenderse en diversos lugares durante tres días más. Diez de los catorce barrios de la ciudad fueron devorados por las llamas. En medio de todos sus sufrimientos, el pueblo exigía que se descubriera al culpable, y no faltaban quienes se inclinaban a pensar que el propio emperador había hecho incendiar la ciudad para poder reconstruirla a su gusto, como un gran monumento a su persona, según se decía, Nerón había pasado buena parte del incendio en lo alto de la torre de Mecenas, en la cumbre del Palatino, vestido como un actor de teatro, tañendo su lira, y cantando versos acerca de la destrucción de Troya. Luego comenzó a decirse que el emperador, en sus locas ínfulas de poeta, había hecho incendiar la ciudad para que el siniestro le sirviera de inspiración. Nerón hizo todo lo posible por apartar tales sospechas de su persona. Pero todos sus esfuerzos resultaban inútiles mientras no se hiciera recaer la culpa sobre otro, por lo que Nerón hizo aparecer como culpables a los cristianos, una gente a quienes todos odian por sus abominaciones, y los castigó con muy refinada crueldad. A los cristianos se les hizo servir de entretenimiento para el pueblo. Se les vistió en pieles de bestias para que los perros los mataran a dentelladas. Otros fueron crucificados, entre ellos el apóstol Pedro quien se hallaba en Roma predicando junto a Pablo de Tarso que muere decapitado, a otros se les prendió fuego al caer la noche, para que la iluminaran. Nerón hizo que se abrieran sus jardines para esta exhibición, y en el circo él mismo ofreció un espectáculo, pues se mezclaba con las gentes disfrazado de conductor de carrozas, o daba vueltas en su carroza. Nerón promulgó contra los cristianos, sus planes incluían extender la persecución a las provincias, y destruir el cristianismo en ellas, para lograr nuevas fuentes de víctimas para sus espectáculos. Pero en el año 68 buena parte del imperio se rebeló contra el tirano, y el senado romano lo depuso. Prófugo y sin tener a dónde ir, Nerón se suicidó. A la muerte de Nerón, se siguió un período de desorden, llamado el año de los cuatro emperadores. En todo este período, el Imperio parece haberse desentendido de los cristianos, cuyo número seguía aumentando silenciosamente. En el año 81 Domiciano sucedió al emperador Tito. Al principio, su reino fue tan benigno hacia la nueva fe como lo habían sido los reinos de sus antecesores. Pero hacia el final de su reino se desató de nuevo la persecución, ya que, Domiciano amaba y respetaba las viejas tradiciones romanas, y que buena parte de su política imperial consistió en restaurar esas tradiciones, era de esperarse que se opusiera al cristianismo, que en algunas regiones del Imperio había ganado muchísimos adeptos, y que en todo caso se oponía tenazmente a la antigua religión romana, en Roma el emperador hizo ejecutar a su pariente Flavio Clemente y a su esposa Flavia Domitila.Puesto que los cristianos adoraban a un Dios invisible, por lo general los paganos les acusaban de ser ateos. Si bien con Trajano, no hubieron persecuciones como tal, ya que no se sabía que hacer con ellos, si condenarlos por ser cristianos o esperar a que cometieran un delito, si se condenaron a los que seguían proclamándose cristianos, en esta época se destaca la muerte de Ignacio, obispo de Antioquía. En tiempos de Marco Aurelio fueron condenados en Roma el apologista Justiniano, y en Esmirna el obispo Policarpo, discípulo de Juan y catequista de Ireneo, futuro obispo de Lyon. Con Policarpo aparece el testimonio del culto a las reliquias de los mártires. El día del aniversario de su muerte los cristianos se reunían en su sepulcro; así mismo, en Lyon en el 177, a raíz de un motín popular fueron arrestados y ejecutados alrededor de medio centenar de cristianos 10
  • 11. Hacia finales del siglo II la iglesia gozo de una cierta paz, ya que el imperio se hallaba en medio de un periodo de guerras civiles y trataba de defender sus fronteras, por lo que no les dio demasiada importancia a los cristianos. Septimio severo, decidió seguir una política religiosa a través de la unión de todos sus súbditos bajo el culto al sol invicto, a lo que se negaron rotundamente los judíos y cristianos, por lo que prohibió bajo pena de muerte toda conversión al judaísmo o al cristianismo, así mismo, los cristianos que fueran acusados y que se negaran a ofrecerle sacrificio a los dioses serían condenados a muerte también; todo ocasiono un recrudecimiento en las persecuciones contra los nuevos conversos y sus maestros. En el año 202, aparece el edicto de septimio severo, provocando el martirio de San Ireneo, así como los de Perpetua y Felicidad. Este periodo de persecución se prolongó hasta el 313, con la conversión de Constantino, que a través en su edicto de Milán, declaró la religión cristiana como oficial del Imperio Romano. El cesaropapismo surge en oriente con Constantino, en él, el poder político nombra a la jerarquía eclesiástica, convoca concilios, legisla eclesiásticamente e interviene en pleitos eclesiásticos, los emperadores conservan el título de pontifex maximus (sumo pontífice), es decir, cabeza de la religión tradicional. Pero una vez cristianos quieren desempeñar el mismo papel en la iglesia, el emperador se considera como igual a los apóstoles, o el obispo de fuera. Junto al cesaropapismo, aparece la teocracia pontificia, que se da en occidente, y que busca reafirmar la autoridad del papa en las cuestiones políticas y eclesiásticas Con la división del Imperio Romano, la expansión del cristianismo entre los bárbaros constituyó una poderosa fuerza civilizadora y ayudó a asegurar que algunos vestigios de la ley romana y del latín continuaran en Francia, Italia, España y Portugal. Sólo en Inglaterra el cristianismo romano sucumbió ante las creencias paganas. Los francos se convirtieron al catolicismo durante el reinado de Clovis y, a partir de entonces, expandieron el cristianismo entre los germanos del otro lado del Rin. Por su parte, los bizantinos extendieron el cristianismo ortodoxo entre los búlgaros y los eslavos. El cristianismo fue llevado a Irlanda por San Patricio a principios del siglo V, y desde allí se extendió a Escocia, desde donde regresó a Inglaterra por la zona norte. A finales del siglo VI, el Papa Gregorio el Grande envió misioneros a Inglaterra desde el sur. En el transcurso de un siglo, Inglaterra volvió a ser cristiana. Desde el S X, el imperio alemán, es el primero en restablecerse de la anarquía interior y consigue frenar el empuje de los eslavos. Otón I fue llamado por el Papa Juan XII, para que le ayudase frente a sus enemigos y como agradecimiento le nombró Emperador en el año 962; estableciéndose así el Imperio Germano−Cristiano. Por medio de la dinastía carolingia y su instaurador Pipino el Breve, hijo de Carlos Martel, se comenzó la lenta reunificación de la Galia Franca, y cuando los lombardos quisieron conquistar el centro de Italia, este intervino y los derrotó; con ello le entregó al Papa los territorios conquistados, en vez de devolvérselos a los orientales; así nacieron los Estados Pontificios, dando inicio a una Alianza entre el Papado y la monarquía que se prolongaría por varios siglos. La Aparición del Monacato En el año 1000, unos cuantos cristianos fuertemente comprometidos, se retiraron de la sociedad para vivir como ermitaños. Estos, a su vez, inspiraron a los hombres más convencionales a realizar votos de pobreza y castidad, así como el servicio en respuesta a las enseñanzas de Jesucristo. La vida monástica y las actividades dependientes de ella en la Iglesia cristiana, se presentaron desde principios del siglo III como un impulso vocacional de aquellos que deseaban dedicarse enteramente a una comprensión más profunda y una observación mas completa de los mandamientos y consejos de la religión cristiana. 11
  • 12. El antiguo monje creía que con la imitación de Cristo podía cumplir de mejor manera algunos de los imperativos del Evangelio como son la genuina aspiración a la perfección y el verdadero amor a Dios. El monaquismo cristiano en sus orígenes se entendía a sí mismo como la realización de ideales cristianos de perfección y representó un paso importante en la evolución de la vida perfecta que se practicaba en la iglesia. En las dos décadas finales del siglo III algunos cristianos de Egipto y de Siria Oriental se desligaron de sus anteriores formas de vida en común en la familia y en la comunidad cristiana y se retiraron a la soledad, dando el primer paso que, excediendo el temprano ascetismo cristiano, que estaba caracterizado por la exagerada austeridad que se imponían los cristianos, daría origen al monacato El monacato aparece por primera vez en Egipto a finales del siglo III; allí aparecieron las primeras grandes de figuras de monjes, universalmente admitidas y propuestas como modelo. Las principales formas de vida monástica, el anacoretismo y, sobre todo, el cenobitismo, tenían perfiles nítidos, perfectamente determinados. Por su gran número y sus virtudes, los monjes de Egipto alcanzaron pronto gran popularidad, se emprendían largas y penosas peregrinaciones para visitarlos. A fines del siglo IV, Egipto era el país del monacato, el paraíso de los monjes.quot; En Egipto, el monacato mantuvo con mayor rigor su total separación del mundo y casi no intervino en el curso de la historia, salvo en controversias doctrinales, pero en lo que se refiere a la vida política o económica el monacato no tuvo influencia. La situación económica y política contribuyó de cierta manera al éxito del monacato en Egipto. El monacato fue en Egipto no sólo un fruto de la sabia y helenista Alejandría, sino del sencillo y ardiente pueblo copto. Fueron estas gentes rústicas, sin educación, las creadoras de las formas monásticas más probadas, los que proporcionaron a la Iglesia el paraíso de los monjes que fue Egipto a lo largo de los siglos IV y V. Pronto, un grupo de hombres, intento trasladar este modelo de vida a Europa, formaron nuevas comunidades de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios. El Papa Gregorio I alentó la construcción de monasterios por toda la Europa cristiana. En algunas zonas de Europa, pronto se convirtieron en los únicos reductos del saber. Los monjes irlandeses preservaron la civilización en sus monasterios, ya que, se desplazaron a otras zonas europeas para enseñar y revivir el interés por el saber. Los monasterios eran la principal fuente de hombres instruidos capaces de ayudar en la administración del gobierno, por lo que muchos adquirieron importancia como asistentes y consejeros reales. La política y la religión, tenían un mismo objetivo: construir el Reino de Dios, para ello recurrieron a la formación de los monacatos: en Cluny, fundado en el 910, buscan la renovación monástica y eclesial, en el Císter: fundado en 1098, intentan volver a la sencillez, pobreza y trabajo que Cluny olvidó, así como la conformación de grandes bibliotecas en las que se reunían documentos de gran importancia para la comunidad, su impulsador fue San Bernardo. Los Franciscanos: fundados por San Francisco de Asís, vivían de su trabajo y si no tenían suficiente se dedicaban a mendigar. Su misión era predicar y trabajar en el sentimiento pastoral con todo tipo de gente. Los Dominicos: fundados por Santo Domingo, eran sacerdotes que vivían en pequeñas comunidades urbanas; su misión era predicar el mensaje cristiano y dedicarse al trabajo intelectual, y fueron los encargados de llevar a cabo La Inquisición de la que hablaremos más adelante. Las Cruzadas La aparición del Islam, una religión monoteísta en la que el hombre debía someterse incondicional y libremente a Dios, cambió por su espíritu de conquista, casi de la noche a la mañana el mapa político de África del Norte, Medio Oriente, Asia Central y la Península Ibérica, que se vieron invadidos por el islamismo, amenazando con cumplir su objetivo de convertir al mundo entero a sus creencias. La iglesia católica, con el papa a la cabeza, se sintió abrumada por el auge de esta nueva religión, y se provocaron conflictos, al querer rescatar los fieles perdidos; estos conflictos entre los musulmanes y los cristianos dieron 12
  • 13. como resultado las Cruzadas. Las Cruzadas fueron expediciones emprendidas, en cumplimiento de un solemne voto, para liberar los Lugares Santos de la dominación islámica, además de tener un motivo político, el de lograr el dominio del mar mediterráneo para poder lograr el dominio económico en Europa y sobre todo, fueron motivadas por los intereses expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con Asia y el afán hegemónico del papado sobre las monarquías y las iglesias de Oriente. El trasfondo de las cruzadas se hallaba en las peregrinaciones, de la que hablaremos más adelante, que tenían como destino Tierra Santa y Roma, donde descansaban los restos de Pedro y Pablo; si bien grandes hombres de la iglesia como Agustín de Hipona, se opusieron a ello por considerar que se trataba de una superstición y que en todo caso había más merito en quedarse en casa y hacer el bien, que en marchar a algún lugar lejano por motivos religiosos, a pesar de ello, adquirieron gran importancia, y se convirtieron en una forma de penitencia adecuada para ciertos pecados. Como las rutas de peregrinación se volvieron inseguras, debido a los conflictos políticos y sociales de cada país, ocasionó los peregrinajes armados que fueron las raíces de las cruzadas. Las reformas efectuadas en la iglesia y el papado había aumentado el prestigio del romano pontífice ante todas las naciones cristianas; por tanto nadie sino el papa podía inaugurar el movimiento internacional que culminó en las Cruzadas. Como consecuencia de esas reformas aparece el llamado ius canonicus, en donde se reúnen las cartas y decretos de los papas, esto hace que adquieren la misma autoridad que la sagrada escritura, el derecho ó ley canónica se hizo universal en el gobierno de la iglesia romana, ya que los papas debían intervenir en la totalidad de los asuntos eclesiásticos Las cruzadas fueron predicadas por primera vez por Urbano II, quien puso en marcha a multitudes de gente humilde, dirigidas por el predicador Pedro el ermitaño. Este grupo formó la llamada Cruzada de los pobres. De forma desorganizada se dirigieron hacia Oriente, provocando matanzas de judíos a su paso. A su llegada a Bizancio, el Basileo se apresuró a enviarlos al otro lado del Bósforo. Despreocupadamente se internaron en territorio turco, donde fueron aniquilados fácilmente. Mucho más organizada fue la llamada Cruzada de los príncipes, formada por una serie de contingentes armados, procedentes principalmente de Francia, Países Bajos y el reino normando de Sicilia. Estos grupos iban dirigidos por miembros de la nobleza como Godofredo de Bouillon, Raimundo de Tolosa y Bohemundo de Tarento. Durante su estancia en Constantinopla, estos jefes juraron devolver al Imperio Bizantino aquellos territorios perdidos por éste frente a los turcos. Desde Bizancio se dirigieron hacia Siria atravesando el territorio selyúcida, donde consiguieron una serie de sorprendentes victorias. Ya en Siria, pusieron sitio a Antioquía, que conquistaron tras un asedio de siete meses. Sin embargo no la devolvieron al Imperio Bizantino, sino que Bohemundo la retuvo para sí formando el Principado de Antioquía. Desde Antioquía se dirigieron hacia Jerusalén, en junio de 1099 sitiaron la capital, que cayó en manos de los cruzados el 15 de julio de 1099. En la conquista los cruzados realizaron una terrible matanza, que no respetó a judíos ni a musulmanes, mujeres o niños. Con esta conquista finalizó la Primera Cruzada, y muchos de ellos retornaron a sus países de origen. El resto se quedó para consolidar los territorios recién conquistados. Junto al Reino de Jerusalén y al principado de Antioquía, se crearon además los condados de Edesa y Trípoli, estos estados fueron conocidos como francos. Tras estos éxitos iniciales se produjo una nueva oleada de cruzados, que formaron la cruzada de 1101., esta 13
  • 14. expedición, dividida en tres grupos, fue aniquilada por los turcos mientras atravesaban Anatolia. Gracias a la división de los estados musulmanes, los estados francos, como eran conocidos por los árabes, consiguieron establecerse y sobrevivir. Los dos primeros reyes de Jerusalén, Balduino I y Balduino II fueron gobernantes capaces que extendieron el reino a toda la tierra entre el Mediterráneo y el Jordán, e incluso más allá y rápidamente se integraron en el cambiante sistema de alianzas locales y así pudieron verse enfrentamientos entre la alianza de un estado cristiano con uno musulmán contra la alianza de otro estado cristiano con otro estado musulmán. Sin embargo, a medida que el espíritu de cruzada iba decayendo entre los musulmanes iba creciendo el espíritu de jihad, principalmente entre la población, movilizada por los predicadores contra sus impíos gobernantes, capaces de tolerar la presencia cristiana en Jerusalén e incluso de aliarse con sus reyes. Este sentimiento fue explotado por una serie de caudillos que consiguieron unificar los distintos estados musulmanes y lanzarse a la conquista de los reinos cristianos, el primero de ellos fue Zengi, gobernador de Mosul y de Alepo, que en 1144 invadió Edesa, conquistando el primero de los estados francos. Como respuesta a ello el papa, a través de Bernardo abad de Claraval, predicó en 1146 la Segunda Cruzada, en la que participaron los reyes de la cristiandad, encabezados por Luis VII de Francia y por el emperador germánico Conrado III. Cuando ambos reyes llegaron a Tierra Santa decidieron que Edesa era un objetivo poco importante y marcharon hacia Jerusalén. Desde allí, para desesperación del rey Balduino II, en lugar de enfrentarse a Nur al−Din, eligieron atacar Damasco, estado independiente y aliado del rey de Jerusalén. La expedición fue un fracaso, ya que tras solo una semana de asedio infructuoso, los ejércitos cruzados se retiraron y volvieron a sus patrias. Con este ataque inútil consiguieron que Damasco cayera en manos de Nur al−Din, que progresivamente iba cercando los estados francos. Más tarde, el ataque por parte de Balduino II a Egipto, iba a provocar la intervención de Nur al−Din en la frontera sur del reino de Jerusalén, preparando el camino para el fin del reino y la convocatoria de la Tercera Cruzada. Las intromisiones del Reino de Jerusalén en el decadente califato fatimí de Egipto, llevaron al sultán Nur el−Din, a mandar a su lugarteniente Saladino, que le sucedería en el poder a su muerte, y quien era un hombre sabio, que logró la absoluta unión de las facciones musulmanas, y el control político y militar desde Egipto hasta Siria; así mismo era un musulmán devoto y decidido a expulsar a los cruzados de Tierra Santa. El Reino de Jerusalén, regido por Balduino IV, se vio obligado a firmar frágiles treguas seguidas por escaramuzas, tratando de retrasar el inevitable final. A la muerte del rey leproso, el estado se dividió en distintas facciones, pacifistas o belicosas, lo que provocó que se ocupara la mayor parte del reino, salvo las plazas costeras, abastecidas desde el mar, y en octubre del mismo año es conquistada Jerusalén, esta toma fue pacífica, sus habitantes debieron pagar un considerable rescate y muchos fueron esclavizados. El reino de Jerusalén había desaparecido. La toma de Jerusalén conmocionó a Europa y el papa Gregorio VIII convocó una nueva cruzada. En esta participaron reyes de los más importantes de la cristiandad: Ricardo Corazón de León; Felipe II Augusto y el emperador Federico Barbarroja. Este último al mando del grupo más poderoso siguió la ruta terrestre, esta cruzada fue otro fracaso, ya que, Barbarroja murió ahogado en un río, y su ejército se desbandó. Solo una pequeña parte llegó a Palestina. Los ejércitos inglés y francés llegaron por la ruta marítima. Su único éxito fue la toma de Acre, el 13 de julio de 1191, tras la cual Ricardo realizó una matanza de varios miles de prisioneros. Esta matanza le valió el 14
  • 15. nombre por el que seria reconocido en la historia, Corazón de León. Felipe II Augusto estaba preocupado por los problemas en su país y molesto por las rivalidades con Ricardo, por lo que regresó a Francia, dejando a Ricardo al mando de la cruzada. Este llegó hasta las proximidades de Jerusalén, pero en lugar de atacar prefirió firmar una tregua con Saladino, temiendo que su ejército diezmado de 12000 hombres no seria capaz de sostener el sitio de la ciudad. Pensando en una próxima cruzada y militarmente en no arriesgar una derrota que no les daría a los cristianos la posibilidad del control posterior de la ciudad santa, pactaron con el mismo Saladino, la tregua que permitía el libre acceso de los peregrinos desarmados a la Ciudad Santa. Tras la tregua firmada en la Tercera Cruzada y la muerte de Saladino, en 1193, se sucedieron algunos años de relativa paz, en los que los estados francos del litoral se convirtieron en poco más que colonias comerciales italianas. En 1199 el Papa Inocencio III decidió convocar una nueva cruzada, para aliviar la situación de los estados francos. Esta Cuarta Cruzada no debería incluir reyes e ir dirigida contra Egipto, considerado el punto más débil de los estados musulmanes, para ello, los cruzados debían emplear la ruta marítima, por lo que se utilizó la flota de Venecia. Los cruzados fueron empleados para luchar contra los húngaros,y desde allí se dirigieron hacia Bizancio, donde consiguieron instalar a Alejo IV como basileus en 1203. Alejo IV no fue capaz de sostenerse en el poder, ni de cumplir las promesas hechas y fue depuesto por Alejo V; esto lo aprovecharon los cruzados para poder tomar la ciudad deponer al nuevo emperador y elegir a Balduino de Flandes. La V Cruzada fue organizada por Inocencio III y partió en 1218. Como la IV Cruzada tenía como objetivo conquistar Egipto. Tras el éxito inicial de la conquista de Damietta en la desembocadura del Nilo, que aseguraba la supervivencia de los estados francos, a los cruzados les pudo la ambición e intentaron atacar El Cairo, fracasando y debiendo abandonar incluso lo que habían conquistado, en 1221. La organización de la VI Cruzada fue un tanto extraordinaria y exagerada. El papa había ordenado al emperador Federico II, que fuera a las cruzadas como penitencia. El emperador había asentido, pero había ido demorando la partida, lo que le valió la excomunión. Finalmente, partió en 1228 sin el permiso papal. Sorprendentemente, el emperador consiguió recuperar Jerusalén mediante un acuerdo diplomático. También obtuvo Belén y Nazaret. En 1244 volvió a caer Jerusalén, esta vez de forma definitiva, lo que movió al devoto rey Luis IX de Francia a organizar una nueva cruzada, la Séptima, en la que se dirigió contra Damietta, pero fue derrotado y hecho prisionero en Egipto con todo su ejército. Vuelto a Francia, el mismo rey emprendió la llamada VIII Cruzada (1270), que terminó cuando la peste acabó con el rey Luis y gran parte de su ejército. Como consecuencia de las cruzadas surgen las órdenes militares, mitad monjes, mitad guerreros, que cuidaban y protegían a los peregrinos cristianos que estaban en Tierra Santa. Las principales órdenes fueron: la de los Templarios y la de los Hospitalarios. Los caballeros de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén recibieron el nombre de Orden de Malta tras su instalación, por parte del rey Carlos I, en la isla de Malta en 1530. La misión de la orden, fundada en Palestina en el siglo XI, fue primero hospitalaria (atención de los hospitales de peregrinos a Jerusalén), pero tomó pronto carácter militar en su lucha contra los musulmanes, en el marco de las Cruzadas. Aproximadamente en el año 1048, un grupo de comerciantes fundaron un hospital en Jerusalén. La piadosa institución fue puesta bajo la advocación de San Juan. En la primera Cruzada, la institución era dirigida por un monje benedictino italiano conocido como beato Gerardo que concibió la creación de la orden como una 15
  • 16. institución encargada del cuidado de los peregrinos; fue su sucesor Raimundo de Puy dotó a la orden de carácter militar para defender a los peregrinos que acudían a Jerusalén. Tuvo su primera sede en Jerusalén, haciéndose cargo en 1142 del castillo de los Caballeros, cerca de Trípoli, que convirtieron en una fortaleza inexpugnable. Tras la caída de Jerusalén en manos de Saladino en 1187, pasaron a San Juan de Acre, en donde construyeron un gran hospital. Una vez los cristianos fueron expulsados de Palestina en 1291, pasaron al reino de Chipre y de ahí a la isla de Rodas, que conquistaron en 1310. La orden se convirtió en una potencia naval en el Mediterráneo. Rodas se convirtió en una fortaleza inexpugnable que resistió cinco asedios durísimos. El último, en 1522, dirigido por Solimán el Magnífico duraría seis meses. Finalmente, la orden tuvo que capitular y abandonar la isla. Tras la expulsión, se asentaron brevemente en Sicilia, hasta que el rey Carlos I, con el beneplácito del papa Clemente VII, les cedió las islas de Malta, Gozo y Comino, así como Trípoli, en el norte de África, actual Libia. La orden debía permanecer neutral en las guerras entre naciones cristianas. Los bienes que la Orden tenía en Europa y Asia eran administrados por preceptores y constituían una especie de feudos divididos en prioratos, y encomiendas, concedidos bajo ciertas condiciones a los jefes de la cofradía y formando una especie de feudalismo vitalicio. Esta orden, ha permanecido hasta hoy en día, con el nombre de Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta., en 1961, la Santa Sede aprobó los nuevos estatutos de la orden. En la actualidad, la orden se dedica a tareas benéficas. La Orden del Temple fue una orden medieval de carácter religioso y militar cargada de tintes legendarios, nacida en la primera cruzada. Fue fundada en Jerusalén en 1118 por nueve caballeros franceses, con Hugo de Payens cono primer gran maestre En sus inicios su denominación oficial fue Orden de los Pobres Caballeros de Cristo; más tarde fueron conocidos comúnmente como Caballeros templarios o Caballeros del templo de Salomón, en alusión al sitio donde se hallaban instalados. Su regla fue redactada en base a la regla de San Benito, de acuerdo a la reforma hecha por los cistercienses, de los que adoptaron el hábito blanco al que añadieron la cruz encarnada; en 1128, la orden obtuvo de Honorio II la aprobación papal. Durante su estancia inicial en Jerusalén se dedicaron únicamente a escoltar a los peregrinos que acudían a los santos lugares, ya que su escaso número no permitía que realizaran actuaciones de mayor magnitud. Sin embargo, su número aumentó de manera significativa al ser aprobada su regla Por mucho tiempo los templarios han estado relacionados con restos arqueológicos importantes para el cristianismo, como son el Santo Grial y la Veracruz en la cual murió Jesús. Aparte de su poderío militar, con el transcurso del tiempo, el temple se convirtió, a través de donaciones, en uno de los mayores terratenientes de Europa; además, con el fin de salvaguardar los ahorros de los peregrinos, desarrollaron un sistema bancario basado en garantías, que se podían intercambiar por la cantidad indicada en cualquier encomienda templaria y alejaban el peligro de llevar grandes cantidades de dinero en efectivo. Este sistema bancario, y sus abundantes riquezas convirtieron a la orden en una gran prestamista, que aportaba los fondos cuando los diversos reyes europeos necesitaban dinero. Los templarios llegarían a ser una de las instituciones más ricas de su época, contando con vastas tierras y señoríos, numerosas ventajas comerciales, grandes tesoros y flotas comerciales que partían desde Marsella. En España la Corona de Aragón llegó a un acuerdo con los templarios, para que colaboraran en la Reconquista, favoreciéndoles con nuevas donaciones de tierras, así como con derechos sobre las conquistas. 16
  • 17. También, según estas condiciones, cualquier paz o tregua tendría que ser consentida por los templarios, y no sólo por el rey. En toda Europa, numerosas donaciones de padres que no podían dar un título nobiliario más que al hijo mayor, y buscaban cargos eclesiásticos, militares, cortesanos o en órdenes religiosas, enriquecieron a la orden. Felipe el Hermoso, ante las deudas que su país había adquirido con ellos tras un préstamo que su abuelo Luis IX solicitó para pagar su rescate tras ser capturado en la Quinta Cruzada, así como su deseo de un estado fuerte, con el rey concentrando todo el poder, convenció al Papa Clemente V, fuertemente ligado a Francia, de que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y adoración a ídolos paganos El Viernes 13 de octubre del año 1307, Jacques de Molay, último gran maestre de la orden, y 140 templarios fueron encarcelados en una operación conjunta simultánea en toda Francia y fueron sometidos a torturas, por las cuales la mayoría de los acusados se declaró culpable de estos crímenes secretos. El Papa reservó para su propio arbitrio la causa del Gran Maestre y de sus tres primeros dignatarios. Ellos habían confesado su culpabilidad y sólo quedaba reconciliarlos con la Iglesia una vez que hubiesen atestiguado su arrepentimiento con la solemnidad acostumbrada. Para darle más publicidad a esta solemnidad, delante de la catedral de Nôtre−Dame fue erigida una plataforma para la lectura de la sentencia, pero en el momento supremo, el Gran Maestre recuperó su coraje y proclamó la inocencia de los templarios y la falsedad de sus propias supuestas confesiones. En reparación por este deplorable instante de debilidad, se declaró dispuesto al sacrificio de su vida y fue arrestado inmediatamente como herético reincidente y por orden de Felipe fue quemado junto a Geoffroy de Charnay en la estaca frente a las puertas del palacio de Versalles el día de la Candelaria, 18 de marzo de 1314. Después de estos hechos, el Papa dio la orden por disuelta, en Portugal los templarios cambiaron su nombre a Caballeros de Cristo, asegurando así las pertenencias de la orden en este país y algunos sobrevivientes de Francia escaparon los alpes en Suiza, y otros escaparon en barco a Escocia. La Inquisición La Inquisición surgió como una institución judicial creada por el pontificado en la Edad Media, con la misión de localizar, procesar y sentenciar a las personas culpables de herejía. En los inicios de la iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Con el reconocimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV por Constantino, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del Estado, sobre todo cuando habían provocado violencia y alteraciones del orden público. San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobó la coacción y los castigos físicos. En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produjo en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida de forma destacada contra los albigenses, cuya doctrina parecía nociva respecto al matrimonio y otras instituciones de la sociedad y, tras los más débiles esfuerzos de sus predecesores, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra esta comunidad, y envió predicadores a la zona. Sin embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron relativamente ineficaces. Además de la herejía de los albigenses, estaban la de los cátaros y la de los valdenses Los Cátaros pregonaban una extremada sencillez en las costumbres como principal culto religioso. Se situaban más fuertemente en el sur de Francia y en el norte de Italia durante el siglo XII. Sostenían la existencia de dos principios: Lo bueno ó Dios, y lo malo o el mundo material. De este movimiento surgieron los albigenses del sur de Francia y los 17
  • 18. bogomillas de Macedonia. Los valdenses llamados así por su fundador, Pedro Valdo, predicaban el evangelio en lengua vernácula. Al principio se les toleró, pero más tarde fueron perseguidos. Los valdenses fueron castigados por considerar la Biblia suma autoridad para un cristiano, y por denunciar a la inmoralidad del clero. La inquisición nace entre los años 1220 y 1230, cuando el poder civil y el poder religioso colaboran en la búsqueda sistemática de los herejes y en su castigo.El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los dominicos y los hermanos menores, a causa de su mejor preparación teológica y su supuesto rechazo de las ambiciones mundanas. Dos inquisidores con la misma autoridad, nombrados directamente por el Papa, eran los responsables de cada tribunal, con la ayuda de asistentes, notarios, policía y asesores. Los inquisidores fueron figuras que disponían de imponentes potestades, porque podían excomulgar incluso a príncipes. En estas circunstancias sorprende que los inquisidores tuvieran fama de justos y misericordiosos entre sus contemporáneos. Sin embargo, algunos de ellos fueron acusados de crueldad y de otros abusos Los inquisidores se establecían, por un periodo definido de semanas o meses, en alguna plaza central desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el papa Bonifacio VIII abrogó esta práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad. Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban mintiendo. En 1252 el papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del Derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica. Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona. A la jurisdicción de la Inquisición estaban sometidos los herejes, judíos y musulmanes conversos. Se usaban como penas la reconciliación pública o secreta, la sumisión a penitencias o vigilancia, el uso temporal de la túnica amarilla con cruz roja (llamada sambenito), la prisión o la muerte en hoguera. Las Peregrinaciones y El Culto a las Reliquias 18
  • 19. Un aspecto fundamental de la religiosidad de la Edad Media fue sin duda la veneración a las reliquias de los santos, pilar fundamental de movimientos de peregrinación. Las reliquias fundamentaban en todos los fieles una de las más firmes creencias de la época, eran la expresión del favor divino que los santos gozaron ya en vida, sus restos corporales y objetos de uso cotidiano tenían para cualquier fiel una virtud de carácter milagroso incontestable, por ello la importancia de su posesión, desató una verdadera fiebre por las reliquias en las que los factores políticos y económicos tuvieron gran importancia. Las reliquias más apreciadas eran las que se relacionaban con la vida de Cristo, llegando a contarse, aparte de la Vera Cruz, más de 40 sudarios y 35 clavos de la pasión. El saqueo de Constantinopla por los cruzados en 1204, produjo una abundancia excesiva de supuestos restos sagrados por todo occidente alimentada por la creciente oferta de talleres orientales especializados en la fabricación de tales supercherías. San Luis de Francia se trajo de Tierra Santa, una de las reliquias más conocidas la corona de espinas de Cristo, para la que hizo construir la Sainte−Chapelle, desde el siglo XII, se denunciaba el tráfico de falsas reliquias, por lo que la iglesia reguló el procedimiento de autentificación de los restos sagrados. Íntimamente ligadas al culto a los santos y a sus reliquias. Las peregrinaciones constituían una de las formas privilegiadas de piedad popular. Durante la Alta Edad Media la motivación de estos viajes había sido básicamente expiatoria. A partir del siglo XI, se fijaron itinerarios sagrados en función de las reliquias previamente descubiertas, por lo que, la penitencia pública tomó también como objetivo los centros habituales de peregrinación. La gran mayoría de peregrinos viajaban por una decidida motivación religiosa. No se peregrinaba a cualquier lugar, sino allí donde esperaba conseguirse un don divino. Tampoco todos los destinos sagrados ofrecían idénticos beneficios, ya que, el peregrinaje respondía a un consciente acto de voluntad, minuciosamente preparado hasta en sus más mínimos detalles. Antes de partir en peregrinación, los peregrinos, tras confesarse y hacer penitencia, asistían a una misa con liturgia específica en la que debían hacer una comunión colectiva, inmediatamente, el cura les impartía la bendición, entregándoles el bastón y las alforjas, tales signos externos eran más que suficientes para acogerse a la paz, civil como eclesiástica, que les protegía a lo largo de toda la Cristiandad. El viaje se realizaba en grupo y siguiendo un itinerario previamente establecido, con lo que el riesgo era mínimo. Las rutas de peregrinación eran hacía tres ciudades que destacaban por encima del resto, debido a su enorme prestigio religioso: Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. En Jerusalén, quot;la tierra estaba más próxima al cieloquot;, en Roma los peregrinos que acudían a visitar los sepulcros de los apóstoles san Pedro y san Pablo, aparte de las numerosas basílicas que albergaban los restos de infinidad de santos y mártires, estaban reafirmando consciente e inconscientemente el papel de la urbe como cabeza de la Cristiandad. Santiago de Compostela, adquirió una gran importancia como santuario regional al descubrirse el supuesto sepulcro del apóstol Santiago el Mayor en el siglo IX, y alcanzó a partir de fines del XI una enorme fama que le situó, junto a las sedes anteriores, a nivel claramente internacional, la ruta jacobea comenzó a ser recorrida por infinidad de viajeros de todo Occidente. Una complicada red de calzadas en Francia, flanqueada por lo demás por multitud de santuarios menores, enlazaba por Roncesvalles con el denominado Camino francés hasta Compostela. Accesos secundarios como el marítimo utilizado por los ingleses atestiguan el auge alcanzado por este centro de peregrinación. CAPITULO III LA FORMACIÓN DEL ARTE MEDIEVAL. quot;la iglesia se ha convertido en un espectáculo de gran belleza, magnífico para los que pueden gozar de ella, e 19
  • 20. increíble para los que de ella oyen hablar Concepto del Arte Cristiano En los inicios de la Edad Media, la actividad cultural consistió en la conservación y sistematización del conocimiento del pasado, se copiaron y se comentaron las obras de autores clásicos. Se escribieron obras enciclopédicas, como las etimologías de San Isidoro de Sevilla, en las que su autor pretendía compilar todo el conocimiento de la humanidad. En el centro de cualquier actividad estaba la Biblia: todo aprendizaje secular llegó a ser considerado como una mera preparación para la comprensión del Libro Sagrado. Entre los siglos V y X, mientras en Oriente se desarrollaba la civilización bizantina y se expandía el Islam, el occidente europeo atravesó una etapa crítica y confusa, pues los pueblos bárbaros invadieron el imperio romano y a pesar que arrasaron con el sistema social y cultural romano, este logró sobrevivir a través de la expansión del cristianismo por la Europa Medieval, lo que implico algunos cambios en el lenguaje plástico y la aparición de una nueva iconografía basada en el Arte Cristiano. El Arte Cristiano es un término que, aunque siempre se aplica solo a las bellas artes y a sus creaciones, es usado para designar a las bellas artes que se encuentran al servicio de la Iglesia, esto es, las que sirven para construir y embellecer las casas de oración, los hogares de los servidores consagrados de Dios, los monasterios, conventos, los lugares de último reposo, las que dan hermosura a los ritos y ceremonias de la Iglesia, así mismo algunas veces se utiliza para denotar a las manifestaciones artísticas en cuanto a que están en armonía con los ideales y principios cristianos. La evolución del arte cristiano muestra las variaciones de las creencias y no refleja solamente las creencias porque a menudo las crea. Hay incluso una serie de datos que quieren justificar el culto a las imágenes cristianas en el ambiente cristiano, como la leyenda del Mandylon del Rey Abgar de Edessa o la de la Verónica. También se puede añadir la Leyenda de San Lucas, el evangelista, a quien se le atribuyen muchos cuadros o imágenes de la Virgen tanto en Oriente como en Occidente. Orígenes del Arte Paleocristiano El arte paleocristiano es el estilo artístico que se desarrolla durante los cinco primeros siglos de nuestra era, desde la aparición del Cristianismo, durante la dominación romana, hasta la invasión de los pueblos bárbaros, aunque en Oriente tiene su continuación, tras la división del Imperio romano donde se transforma en Arte Bizantino Dice Gombrich que cuando en 311, aparece el primer decreto de tolerancia de Valerio Augusto, que será el antecedente más próximo del edicto de Milán, los problemas fueron enormes, ya que, durante las persecuciones no existió la posibilidad de construir espacios para realizar los cultos, pero una vez que la iglesia adquirió poder, el conjunto de sus relaciones con el arte tuvo que plantearse de nuevo. Hasta el año 313, el arte arquitectónico de los cristianos se centró en la excavación de las catacumbas, que veremos más adelante, y el reforzamiento de sus estructuras. Después de la Paz de la Iglesia, la basílica, tema que será tratado en otro apartado, es la construcción eclesiástica más característica del mundo cristiana. Tanto en la pintura como en la escultura, la valoración de los primitivos cristianos se dirige más al significado de las representaciones que a la estética de las mismas. El carácter simbólico se impone a la belleza formal. El repertorio de las representaciones pictóricas se encuentra básicamente en las catacumbas, decorando sus muros esto como un intento de expresar su fé en la nueva religión, lo que se repetirá a lo largo de todo el arte medieval. Los temas son muy variados. Muchos representan a figuras cargadas de simbología cristiana como: el Buen 20
  • 21. Pastor, el quot;orantequot;, el monograma de Cristo y el pez. El buen pastor representaba a cristo salvador con la oveja sobre los hombros, en representación del alma que ha salvado Este símbolo se encuentra con frecuencia en los frescos, en los relieves de los sarcófagos, en las estatuas, así como grabado sobre las tumbas. El orante representada con los brazos abiertos, es símbolo del alma que vive ya en la paz divina. El monograma de Cristo está formado por dos letras del alfabeto griego: la X (ji) y la P (ro) superpuestas. Son las dos primeras letras de la palabra griega quot;Christòsquot; (Jristós), es decir, Cristo. Este monograma, puesto en una tumba, indicaba que el difunto era cristiano. El pez representaba a Jesús como pescador de hombres es un símbolo muy difundido de Cristo, emblema y compendio de la fé cristiana, en la época de la persecución era el símbolo de distinción de los cristianos. Otros símbolos que se observan son la paloma, el alfa y la omega, el ancla, el ave fénix, etc, la paloma generalmente aparece con el ramo de olivo en el pico como símbolo del alma en la paz divina. El alfa y omega son la primera y la última letra del alfabeto griego, representando a Cristo como el principio y el fin de todas las cosas. El ancla es el símbolo de la salvación se muestra como el alma que ha alcanzado felizmente el puerto de la eternidad. El ave fénix, ave mítica que al renacer de sus cenizas es vista como el símbolo de la resurrección de cristo. En la iconografía paleocristiana aparecen otros temas paganos como el de Orfeo prefiguración de David en la cultura judaica, tampoco es indiferente a los conceptos de caída y salvación, anticipando el descenso al limbo de los justos; constituye por consiguiente una prefiguración pagana de Cristo. Después del año 313 los temas figurativos son las más frecuentes, en los frentes de los sarcófagos aparecen relieves, que si en un principio siguen la estética clásica, como en el Sarcófago de Probo, luego se estereotipan las formas en esquemas planos y figuras de igual tamaño, encajadas en los espacios que determina un estructura de arcos que unifican la escena. Las Catacumbas Como Espacio Funerario Los primeros cristianos consideraban la sepultura de los muertos como un deber de la máxima importancia; debía aplicarse no sólo a familiares y amigos, sino incluso a los pobres y a los extranjeros. La creencia en la resurrección de los muertos, constituyó la esencia de ese interés por conservar o enterrar, no incinerar, los restos mortales de los difuntos. Ya los Evangelios hablan de la costumbre de sepultar a los muertos, y en los Hechos de los Apóstoles se afirma que hombres piadosos cuidaron de dar sepultura a Esteban, en cuyas exequias hicieron gran duelo. Desde entonces, siempre que fue posible, los cristianos procuraron recuperar los cuerpos de sus mártires gracias a que la ley romana protegía el culto a los muertos. En un principio, no tuvieron reparos en usar cementerios paganos para sepultar a los muertos. No obstante, hacia el siglo II comenzaron a construirse cementerios cristianos en torno a Roma, en las propiedades que creyentes adinerados cedían a la Iglesia, o bien también se dieron casos de cementerios privados pertenecientes a familias acomodadas. Los principales cementerios cristianos eran las catacumbas, que comenzaron a excavarse hacia el año 150 por influencia de los hebreos, que habían hecho lo mismo tiempo atrás. También fueron muchos los interesados en que sus cuerpos se enterraran junto aquellos que habían dado su vida por la fé. Así fue como en los alrededores de Roma, ante el gran aumento de creyentes, comenzaron a excavarse galerías subterráneas para sepultarlos. Estos sitios estaban formados por galerías subterráneas, que parecían verdaderos laberintos y que en conjunto llegaban a medir muchos kilómetros. En las paredes de toba o piedra caliza, se excavaron filas de lóculos ó nichos rectangulares, de diferentes dimensiones, capaces de albergar un solo cadáver, aunque no era raro que contuviesen dos o más. Por su colocación en filas superpuestas, las tumbas daban la idea de un gran dormitorio, de este modo, los cristianos querían afirmar su fé en la resurrección de los cuerpos. Además de los 21
  • 22. lóculos, había otras clases de tumbas: el arcosolio, el sarcófago, la forma, el cubículo y la cripta Las primeras catacumbas cristianas surgen a mediados del siglo II exclusivamente como cementerios. Su lejanía del centro urbano, su angostura y su humedad dificultaban su uso para otros menesteres, aunque eran frecuentadas por visitantes que deseaban rezar ante las tumbas de los familiares o de los mártires. Como muchos de los terrenos donde se excavaron catacumbas fueron de donación privada, tomaron el nombre de los donantes, como las de Domitila, Priscila, Pretestato o Lucina y San Calixto. Las catacumbas de Domitila fueron las primeras en ser excavadas, allí se hallan los restos de Flavio Clemente y su esposa Flavia Domitila, sobrina del emperador Domiciano, que fueron asesinados acusada de ateismo y usos hebraicos, por lo que el terreno privado destinado a tumba de esta familia pasó a convertirse, en zona de sepultura de cristianos. Las catacumbas de Priscila, contienen la cripta del cónsul Acilio Clabrio que fue ejecutado en el 91 también por orden de Domiciano. En la llamada Capilla Griega se conservan los restos de una de sus descendientes, la matrona Priscila, quien donaría este terreno, a la Iglesia Romana. En las catacumbas de San Calixto se encuentran la cripta de los Papas, lugar de sepultura de varios obispos de Roma desde Ponciano a Milciades, muerto en el 314. La espiritualidad que se desarrolló en torno a estos osarios, se hallaba nutrida por el estudio de las escrituras, que pone a Jesucristo como figura dominante. Esto quedó representado en la iconografía hallada en las pinturas de las catacumbas de San Calixto y Santa Domitila, en las que se puede ver pintada, grabada, modelada en relieve sobre los sarcófagos y, finalmente, esculpida una de las imágenes mas antiguas la del buen pastor. Así mismo, a menudo, Cristo, está representado en escenas bíblicas; se puede ver a Jesús curando al ciego o resucitando a Lázaro de la tumba; la multiplicación de los panes o la transformación del agua en vino. Junto a estas imágenes, los cristianos de las catacumbas representaron, la virgen y los apóstoles. La espiritualidad de las catacumbas se vio representada también en imágenes de los sacramentos, una de las más antiguas pinturas en los así llamados Cubículos de los Sacramentos, en las Catacumbas de San Calixto, representa el bautismo. Junto a un espejo de agua está sentado un pescador que con el sedal saca un pez; en otro fresco, los cristianos sentados a la mesa eucarística son siete, en los platos delante de ellos está el pez: Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. La decoración cristiana es totalmente plana, son figuras que pictóricamente están realizadas mediante el predominio de lo lineal frente a lo pictórico. Esto significa que el trazo del dibujo delimita las formas y en el interior de estas se contiene el color. Los colores utilizados en estas primeras pinturas son: colores fríos y cálidos, utilizados de forma plana. No hay por lo tanto estudios de luz ni plasmación de la luz porque no interesa el color como elemento realista sino que interesa el color para destacar la significación ideológica de la imagen. En el símbolo de la Orante, la decoración se realiza proyectando un realismo tendiente al esquematismo y a la abstracción. Este expresionismo de carácter simbólico y de origen orientalizante se concreta esencialmente en el rostro y sobretodo en la expresión de los ojos, muy marcados y grandes. Todas las figuras son representadas pictóricamente aisladas entre si; posee además una significación religiosa en sí misma, las figuras están representadas única y exclusivamente por la simbología religiosa, además para potenciarla el pintor cristiano no duda en romper la proporcionalidad figurativa, o bien en una figura, o unas figuras con otras, por ejemplo, en la Orante las manos son más grandes y desproporcionadas y se destacan al igual que la figuración en un único plano frontal al espectador. Este recurso se realiza para destacar la simbología de la figuración: la plegaria. La significación de esta Orante puede ser una de las primeras representaciones de la virgen como madre de 22
  • 23. Jesucristo. Su iconografía es una de las imágenes más repetidas en todas las catacumbas, tanto en las Orientales como en las Occidentales. Los pintores que realizan estas imágenes son todos ellos pintores anónimos, que proceden de niveles sociales muy bajos, artísticamente su formación es romana pero la adaptan a las nuevas necesidades del arte Cristiano. Otro símbolo es el del Buen Pastor, tema muy representando en la iconografía del arte cristiano primitivo, aparece a partir del siglo II. El Buen Pastor generalmente esta representado con los rasgos de un joven pastor adolescente barbado, vestido con una túnica que acaba por encima de las rodillas. El Buen Pastor, para los cristianos, es una alusión a Jesús, visto como el buen pastor que salva al cordero, tal como lo dice el evangelio de Mateo. Concepto Espacial de la Basílica Cristiana En los primeros años del cristianismo, la alta jerarquía de la iglesia manifestó su creencia en el crepúsculo de los valores paganos, eran los momentos de las primeras reflexiones en voz alta sobre la crisis de un mundo que ha envejecido y que con sus hechos experimenta su ocaso y derrumbe. En el 311, los cristianos tuvieron que elegir las formas para su templo y, ajenos tanto a la autonomía contemplativa griega como a la escenografía romana, seleccionaron lo que había para ellos de vital en ambas experiencias precedentes, casando la escala humana de los griegos con la conciencia del espacio interno romano. En nombre del hombre, produjeron en el espacio latino una revolución funcional La iglesia cristiana dejó de ser el edificio misterioso que ocultaba el simulacro de un dios, ni tampoco era la casa de Dios, la iglesia se convirtió en un lugar de reunión, de comunión y de oración de los fieles. Los cristianos se inspiraron en la basílica, que poseía planta rectangular, ya que ella tendía a reducir las proporciones de la basílica romana, porque una religión del amor exigía un escenario físico humano, creado a escala de aquellos a quienes tenía que acoger y elevar espiritualmente. Esta fue la transformación cuantitativa o dimensional; la revolución espacial consistió en ordenar todos los elementos de la iglesia en la línea del camino humano. Con la Paz de la Iglesia en el año 313, en Oriente, comienza una época en la que se construyen numerosos edificios dedicados al culto cristiano, muchos de ellos bajo el patrocinio imperial, coincidiendo con la cristianización del Imperio Romano de Oriente. La edificación monumental de iglesias comenzó con las fundaciones imperia-les de Constantino en Tierra Santa y Constantinopla. La planta basilical y el edi-ficio de planta centralizada fueron las dos tipologías arquitectónicas que se con-solidaron en este momento y que perdu-rarán en la arquitectura cristiana. Basílica del Santo Sepulcro La familia imperial constantiniana qui-so dignificar el escenario de la pasión y muerte de Jesús en Jerusalén, por ello contrató los mejores arquitectos para llevar a cabo una majestuosa construcción que hiciera honor a la relevancia que dichos escenarios tenían para los cristianos. Con este patrocinio se erigió el complejo del Santo Sepulcro la construcción eclesiástica más importante de Constantino en Oriente,se componía de varias estructuras interrelacionadas, la rotonda de la Anástasis, que se elevaba sobre la tumba; un patio con pórtico que albergaba, en una esquina el monte calvario, la Basílica del Martyrium o conmemorativa, que servía a la vez como la catedral y un atrio exterior La iglesia del Santo Sepulcro combina la planta basilical con la centralizada, colocando en la cabecera de la basílica un mausoleo con un deambulatorio de columnas que servía para exponer las reliquias que ahí se guardaban. Esta nueva tipología de templo que se desarrolla durante el imperio bizantino en los santos lugares surge debido a la necesidad de acoger a un gran número de peregrinos que iban a visitar una de las primeras reliquias de la cristiandad, el lugar de la muerte de Jesús. 23