1. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
Un nuevo ciclo litúrgico
Jesús dijo a sus discípulos: «Habrá señales en el sol, en la luna y en
las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante
el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán
de miedo por que sobrevendrá al mundo, porque los astros se
conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de
poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza,
porque está por llegarles la liberación».
«Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez
y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de
improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a
todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de
todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante del
Hijo del hombre» (Lc 21,25-28.34-36).
Este Domingo comienza un nuevo año litúrgico:
se inicia el Ciclo C: corresponde la lectura continuada del Evangelio de LUCAS.
el Ciclo A (2014) corresponderá la lectura continuada del Evangelio de Mateo.
en el Ciclo B (2015) se volverá a la lectura continuada del Evangelio de Marcos.
2. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
La Manifestación del Hijo de Dios
El núcleo del culto cristiano es la
conmemoración de la muerte y resurrección de
Jesús, en la celebración de la Eucaristía.
De manera habitual se realiza cada PRIMER
DÍA de la semana (Hech 20,7; cf. 1 Co 16,2), y
más solemnemente una vez al año durante el
TRIDUO PASCUAL.
Pero Dios no sólo ha obrado en la
Resurrección de Jesús. También las palabras,
acciones y toda la vida de Jesús son una
MANIFESTACION de la presencia de Dios entre
los hombres (Hech 10,38). Por eso en Oriente
se comenzó a festejar la EPIFANÍA (gr.
Manifestación) del Hijo de Dios en el mundo:
En el NACIMIENTO de Jesús en Belén (según las tradiciones de
Jerusalén, Antioquía y resto de Siria).
En su BAUTISMO en el Jordán (según la tradición egipcia),
En el primer signo de Jesús durante las BODAS DE CANÁ (según el
obispo Epifanio de Salamina).
3. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
La Natividad del Señor
La celebración de la EPIFANÍA se trasladó
también a Occidente.
Por otra parte, en el Imperio Romano se
celebraba el DÍA DEL NACIMIENTO DEL SOL
INVICTO. El sol, disminuido cada día durante el
invierno, no era vencido por la oscuridad y el frío:
comenzaba a crecer de nuevo desde el solsticio
del 21 de diciembre.
Los cristianos contrapusieron su propio Sol
que nace de lo alto, Jesús (Lc 1,78). Y así el 25
de diciembre fue adoptado como DÍA DEL
NACIMIENTO DEL SEÑOR.
Más tarde ese día se fue separando de la
Epifanía, que quedó significando la
manifestación del Mesías a las naciones,
representados en los magos que siguieron la
estrella.
En el siglo IV la preparación al Nacimiento de Jesús se extendió por primera vez en la Galia
a un tiempo de tres semanas. El concilio de Zaragoza del año 380 prescribía la asistencia
diaria a la iglesia desde el 17 de diciembre al 6 de enero.
Estos fueron los antecedentes de lo que más tarde sería el tiempo de ADVIENTO (lat.
LLEGADA) del Salvador.
4. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
Adventus Domini (la Venida del Señor)
Pero antes de todo este desarrollo litúrgico, la predicación de
los Apóstoles tenía como punto central la glorificación de Jesús,
mensajero del Reino de Dios, como comienzo de la redención de
todo el mundo:
«Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este
Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la
misma manera que lo han visto partir» (Hech 1,11).
Moneda romana con la «El Señor les concederá el tiempo del consuelo y enviará a
inscripción ADVENTuS AuG, que Jesús, el Mesías destinado para ustedes, a quien el cielo debe
muestra al emperador llegando
victoriosamente a una ciudad y retener hasta el momento de la restauración universal, que Dios
cabalgando sobre un enemigo anunció antiguamente por medio de sus santos profetas» (Hech
vencido. 3,20-21)
La palabra latina «ADVENTUS», que traduce el griego «PAROUSÍA», era un motivo clásico en
la representación de los soberanos romanos. El Apóstol Pablo lo aplicará al retorno glorioso de
Jesús Resucitado.
«Conservados sin mancha hasta la VENIDA (Parousía) de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tes
5,23)
Esa VENIDA (definitiva) sigue siendo el centro de la esperanza de los creyentes.
La Venida histórica (NACIMIENTO) de Jesús es el comienzo de esa esperanza.
5. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
¿Cuál será la señal de que va suceder?
Jesús dijo a sus discípulos acerca de su venida: «Tengan cuidado, no
se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre,
diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está cerca". No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es
necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin» (Lc
21,8-9).
Algunos libros bíblicos (como Daniel y Apocalipsis) y también otros
apócrifos plantean la destrucción del mundo presente, marcado por
el sufrimiento y la injusticia.
Lo decisivo no son los episodios de destrucción, sino la aparición
de signos de «nueva creación».
Tal fue la esperanza de los primeros creyentes. Y tal debe ser la
motivación para vivir nosotros nuestro presente:
«El Día del Señor, llegará como un ladrón, y ese día, los cielos desaparecerán estrepitosamente; los
elementos serán desintegrados por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida.
Ya que todas las cosas se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de
ustedes, esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los cielos y los
elementos quedarán fundidos por el fuego.Esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y
nueva tierra, en lo que habite la justicia. Por lo tanto, queridos, en espera de estos acontecimientos,
esforzaos por ser hallados en paz ante él, sin mancha y sin tacha» (2 Pe 3,10-14).
6. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
No se alarmen
«Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es
necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los
pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la
violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por que
sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán» (Lc
21,9.25-26).
En la época en que Lucas escribió, ya habían sucedido algunos
desastres famosos, muy semejantes a los descritos por el Evangelio:
TERREMOTOS:
• [77 EC] Corinto fue destruida (Malalas 261) y varias ciudades de Chipre dañadas (Orosio 7,9,11).
• [79 EC] Pompeya y Herculano sepultadas por la erupción del Vesubio (Plinio el Joven, Epist. 6,16)
HAMBRE:
• [70 EC] Casos de canibalismo durante el sitio de Jerusalén (Josefo, Guerra VI,193-313).
• [79-81 EC] Una «peste de una magnitud nunca antes conocida» en tiempos de Tito (Suetonio, Tito 8).
PRODIGIOS EN EL CIELO:
• «Aparte de las numerosas vicisitudes en el mundo humano, hubo prodigios en el cielo y en la tierra, avisos
mediante rayos, presagios de futuro de signo alegre o triste, dudoso o evidente» (Tácito, Historias I,3,2).
7. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
El tiempo de los gentiles
«Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el tiempo de los
gentiles llegue se complete» (Lc 21,24).
Lucas escribe en un tiempo en que la paz ya ha retornado. Pero no
pretende demostrar que las desgracias sucedidas confirmaban las
palabras de Jesús.
Lo que busca el Evangelista es recordar las consignas de Jesús
sobre la MISIÓN:
«ustedes serán mis testigos … hasta los confines de la tierra» (Hech
1,8).
Lucas ve el presente como «el tiempo de los gentiles» que debe
llegar a su «cumplimiento» (Lc 21,24). El Reinado de Dios pondrá fin
al Imperio de los gentiles, y la justicia triunfará sobre el poder de la
violencia. Pero eso no sucederá «tan pronto» (21,9). Mientras, los
discípulos tienen aún mucho para hacer, para que los gentiles
transformen su vida. Hasta que ese momento llegue:
«Esa salvación de Dios va a ser anunciada a los gentiles» (Hech
28,28).
8. DOMINGO I – Tiempo de Adviento Ya llega la liberación
No asustarse …ni dormirse
«Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez
y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de
improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a
todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de
todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante del
Hijo del hombre» (Lc 21,34-36).
Frente a la inminencia del fin proclamada por Marcos, Lucas ha
advertido que éste viene con seguridad, pero no tan pronto. Grandes
guerras y catástrofes han ocurrido, pero después sobrevino la
calma.
En ese contexto es fácil que la vigilancia se distienda y que se
olvide que el fin alguna vez llegará.
Por eso Lucas exhorta a perseverar. Porque, aunque tarde, el Hijo
del hombre llegará, y puede encontrar a los que fueron creyentes
preocupados o entusiasmados con sus propios asuntos
Es la situación que vivió ya la segunda generación de creyentes.
Es necesaria la vigilancia, pero también la oración, porque sólo Dios
puede otorgar la fuerza para mantener el propósito de seguir a
Jesús y dar testimonio de él ante los hombres.