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Pederasta: hombre que practica la pederastia.
Pederastia: relación homosexual de un hombre con niños. Relación homosexual
masculina.
También es la preferencia sexual de un varón adulto por púberes o adolescentes
varones.


Mientras la Pedofilia o Piadofilia: es la inclinación de las personas a sentir una atracción
sexual primaria hacia niños pre púber. (Antes de la pubertad)




Pedofilia

Desde un punto de vista médico, la paidofilia o pedofilia es una parafilia que consiste
en que la excitación o el placer sexual se obtienen, principalmente, a través de
actividades o fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre 8 y 12 años.1 A la
persona que padece pedofilia se le denomina pedófilo, un individuo de, al menos, 18
años que se entretiene sexualmente con menores de 13 y respecto de los que mantiene
una diferencia de edad de, por lo menos, cinco años.2

La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece, y se
compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de
violencia, de control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos
de pedofilia, una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y otra secundaria (u
otras), que aparecería motivada por factores circunstanciales.

Por lo demás, en determinados casos en que la relación entre el pedófilo y el menor se
prolonga en el tiempo, puede haber por parte del adulto un enamoramiento real con esa
persona a la que él considera como su joven pareja, sobre todo cuando esta se halla en la
edad de paso entre la infancia y la pubertad.3

Existen, a este respecto, diversas asociaciones de pedófilos que reivindican la pedofilia
como una forma más de vivir la sexualidad humana y que, en consecuencia, debe ser
aceptada con naturalidad por parte de la sociedad.4

Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos o casi
inofensivos, hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A
la actividad sexual de un pedófilo con un menor de 13 años se lo conoce con el nombre
de abuso sexual infantil o pederastia5 (palabra que, etimológicamente, significa lo
mismo que pedofilia).6




Historia del término
Etimológicamente, la palabra deriva del término griego παιδοφιλια, paidophilia, y éste
de παις-παιδος, páis-paidós, «muchacho» o «niño», y φιλíα filía, «amistad».
Paidophilia fue acuñada por los poetas griegos como un sustituto de «paiderastia»
(pederastia),7 o viceversa.

Se considera que paidofilia es un término etimológicamente más correcto que pedofilia,
si bien esta segunda forma es más usada.8 En relación con la atracción hacia los
adolescentes, también suele usarse el término «hebefilia» o «efebofilia».

En la antigua Atenas, la relación sexual entre un adulto y un joven púber, siempre con el
consentimiento de este, se denominaba pederastia, y se consideraba como un elemento
más en la relación entre un docente y su discípulo: el amor entre ambos favorecía la
transmisión del saber y de las leyes ciudadanas. Por el contrario, el sexo con sujetos
prepúberes, denominado pedofilia, era castigado con condenas que podían llegar a la
pena de muerte.

En la Roma antigua, por su parte, la pederastia estaba muy difundida, pero sin las
justificaciones de los griegos, y la pedofilia era también condenada.9

Con todo, simultáneamente había puntos de vista de tipo moral-psicológico que
condenaban cualquier tipo de contacto sexual entre adultos y menores; así, por ejemplo,
Platón o Suetonio.

El término paedophilia erótica fue acuñado en 1886 por el psiquiatra vienés Richard
von Krafft-Ebing en su trabajo Psychopathia Sexualis,10 en el que lo describió como el
interés sexual dirigido sólo hacia jóvenes prepubescentes, sin incluir a adolescentes, un
interés que desaparecería con la aparición de los primeros signos de vello púbico.

A los adultos que manifestaban esta tendencia, Krafft-Ebing los clasificó en tres grupos:

   1. Pedófilos;
   2. De sustitución, esto es, cuando los jóvenes prepubescentes son vistos como
      objetos que sustituyen a un objeto adulto que es el preferido pero que no está
      disponible.
   3. Sádicos.

A propuesta del psiquiatra suizo Auguste Forel, el término entró oficialmente en el
ámbito de la psiquiatría con el significado de pasión sexual por los menores.[cita requerida]




La pedofilia como parafilia
Caracterización del pedófilo

La psiquiatría considera la pedofilia como una parafilia.11    12
                                                                    Los pedófilos, desde esta
perspectiva, son
sujetos con una orientación sexual dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por
los adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés.13

El pedófilo suele ser hombre. Las mujeres pedófilas suelen ser o bien personas con
trastornos mentales o bien personas muy solitarias y que viven al margen de la
sociedad.14

La cuarta edición revisada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (American Psychiatric
Association) describe con tres rasgos un diagnóstico estándar del pedófilo, basándose en
3022 casos de pedofilia:

       experimentación, durante un periodo de al menos 6 meses, de fantasías sexuales
       intensas o recurrentes, o de impulsos sexuales, o de necesidad de actividad sexual, en
       donde el objeto de atención es uno o varios niños prepubescentes (generalmente,
       menores de 13 años);
       o bien dichos impulsos solo repercuten en la esfera sexual del individuo, o bien le
       provocan ansiedad o dificultades interpersonales;
       el individuo tiene 16 años o más y ha de ser por lo menos 5 años mayor que el menor
       por el que muestra su atracción.

La materialización de la pedofilia no presenta una única cara;

la atracción erótica que algunos [pedófilos] sienten por los niños no se traduce
necesariamente en actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al
niño y a mirarlo, a exhibirse, a masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a
acariciarlo. Puede convencer al niño para que a su vez lo toque y así sucesivamente.15

Cognitivamente, el pedófilo se caracteriza por no considerar inapropiada su tendencia o
conducta, por lo que no suele presentar sentimientos de culpa o vergüenza; en
ocasiones, incluso, apelan a la seducción del menor como causa de la misma o a que su
comportamiento se puede entender como una forma de educación sexual de los
menores.

La personalidad del pedófilo es polimorfa. Se pueden distinguir dos grandes tipos de
pedófilos: los primarios y los secundarios o situacionales:16

       Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su
       conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata,
       clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que presentan unas
       distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada (no
       se siente culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a atribuir
       su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden justificarla
       como un modo de educación sexual para este.

       En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se caracterizan por que su conducta
       viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la
       experimentación de relaciones sexuales con menores suele ser un medio de
       compensar la baja autestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son estrictamente
       pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con los que
       mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional, tensión de
pareja...); solo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma compulsiva,
         percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza.

Otra clasificación17 distingue tres categorías principales de pedófilos:

         los ansiosos-resistentes, caracterizados por su escasa autoestima que les lleva a buscar
         constantemente la aprobación de los demás; dado que no consiguen establecer
         relaciones emocionales con los adultos, se centran en los niños, con los que aumenta
         su seguridad. En principio, su relación no es sexual, pero la dependencia afectiva
         puede generarla.
         los evitadores-temerosos, caracterizados por su gran deseo de contacto con lo adultos
         pero a los que el miedo al rechazo los paraliza. Se centran entonces en los menores y
         su actitud es poco empática y tienden al uso de la fuerza.
         los evitadores-desvalorizadores, caracterizados como obsesionados con la
         independencia y la autonomía emocional; buscan relaciones fugaces e impersonales
         en las que no es infrecuente el comportamiento coercitivo violento o sádico.

Necesidades emotivas de los pedófilos

La casuística clínica ha evidenciado el tipo de necesidades emotivas que la práctica
pedófila puede satisfacer en los afectados:18

         en primer lugar, se trata de casi el único modo de alcanzar para ellos la excitación
         sexual;
         en segundo lugar, les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre el
         menor, algo más complicado que si se tratase de adultos;
         en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, les sirve para aumentar su
         autoestima;
         en cuarto lugar, al repetir escenas traumáticas vividas por ellos (en los casos en los que
         se hayan dado), el contacto pedófilo les permite superar sus propios traumas
         personales y tomarse una especie de revancha al situarse ahora ellos en la posición
         dominante;
         en quinto lugar, todo el proceso de su relación con menores consigue para el pedófilo
         consolar sus privaciones de competencia social o de cohibición en la relación con los
         adultos; se trata, pues, no solo de algo relacionado con su vida sexual sino con la
         propia realización como persona.

Causas

No existe consenso entre los especialistas respecto del origen de la pedofilia.

Con todo, según

muchos psicólogos y psiquiatras, los pedófilos tendrían una personalidad inmadura,
problemas de relación o sentimientos de inferioridad que no les permitirían mantener
una relación amorosa adulta e "igualitaria": individuos con trastornos narcisistas y frágil
autoestima se concentran en los niños porque pueden controlarlos y dominarlos y, con
ellos, no tienen sentimientos de inadecuación.19

Algunos especialistas sugieren que
El origen de esta tendencia anómala puede estar relacionado con el aprendizaje de
actitudes extremas negativas hacia la sexualidad o con el abuso sexual sufrido en la
infancia, así como con sentimientos de inferioridad o con la incapacidad para establecer
relaciones sociales y sexuales normales.20

Otros autores consideran la pedofilia deviene de una experimentación permanente del
propio periodo infantil por parte del individuo, idealizando el cuerpo y la belleza de esa
etapa y tratando además de evocar el tratamiento que en relación con estos aspectos
recibieron de pequeños. En consecuencia,

el erotismo con los niños puede comportar (...) la fantasía inconsciente de fusión con un
objeto ideal, la reestructuración con un ego joven e idealizado.19

A todo esto se añade que los pedófilo encuentran también placer en la intrínseca
transgresión que supones su tendencia y actos, y en las actividades que realizan para
llevar a cabo sus contactos con menores: localización, planificación, seguimiento,
aproximaciones, etc.

Igualmente, se aduce la posibilidad de la existencia de trastornos de personalidad como
factores importantes: deficiencias en el control de los impulsos y en la imagen personal,
tanto por una educación sexual negativa y culpabilizadora como por unos modelos
familiares no adecuados.21

Tratamiento del pedófilo

Las terapias dirigidas a los pedófilos son, por lo general, las mismas que se emplean con
los pacientes que presentan parafilias, es decir, tratamientos de carácter psicológico y
farmacológico. Desde el punto de vista psicológico, algunos estiman útil una
aproximación analítica, es decir, la exploración del inconsciente para comprender por
qué se ha creado en la infancia y luego ha arraigado esta inclinación sexual. Otros, en
cambio, prefieren trabajar sobre el síntoma a través de una terapia conductual, cuyo
objeto es inducir un cambio en los gustos y costumbres. Algunos otros consideran
verdaderamente eficaces sólo las terapias a base de fármacos.22

El tratamiento farmacológico23 tiende bien a intentar reducir el impulso sexual durante
el periodo de administración del mismo, bien a reorientar este impulso hacia formas
aceptables.

Dado que en muchas ocasiones el pedófilo está obsesionado por su inclinación,24 en el
sentido de pensar y elaborar continuamente estrategias para conseguir sus contactos con
los menores, se piensa que puede se productivo para él un periodo largo de calma y
reflexión, esencial, precisamente, para revisar sus costumbres, modos de pensar, etc.

El principal problema que presenta el tratamiento de los pedófilos es que estos no
suelen colaborar. Son una minoría los que aceptan ser tratados y muchos de ellos no se
consideran ni enfermos ni anormales, llegando incluso a reivindicar, tanto privada como
públicamente, la legitimidad de sus aproximaciones a menores sobre la base de que solo
pueden considerarse como abusos cuando media la violencia. Es frecuente, también, el
que apelen a que el menor tiene capacidad suficiente para demostrar si algo le agrada o
no, o a que sus acciones son consecuencia de las actitudes seductoras del menor.
Efebofilia
La efebofilia, también conocida como hebefilia, es la condición en la cual personas
adultas experimentan atracción sexual hacia adolescentes que ya han pasado la etapa de
la pubertad.25

La atracción hacia adolescentes femeninas cuyo físico corresponde más bien al de una
pre-adolescente (niña, puberta o prepuberta) es conocido como complejo de Lolita. Por
definición, estos términos no son sinónimos de pedofilia. No obstante, en los países
occidentales se ha usado con frecuencia la palabra pedofilia para referirse a la efebofilia
cuando ésta es ilegal, o sea, para referirse a la atracción sexual hacia cualquier persona
cuya edad sea menor a la edad de consentimiento sexual.

Debido a que cada cultura y estado define una edad de consentimiento sexual mínima
diferente, la ilegalidad del término es compleja. Por ejemplo, en el judaísmo ortodoxo
se considera que un hombre o mujer es libre de casarse a partir de los 12 o 13 años, una
vez realizado el Benei Mitzvá, sin embargo actualmente la población judía
generalmente celebra matrimonios según las leyes vigentes de cada país. En diferentes
naciones musulmanas también es común el matrimonio entre adolescentes o entre
adultos y adolescentes.

Debido a que de país en país varían las normas para establecer la edad mínima legal en
que un adolescente puede sostener relaciones sexuales voluntariamente con un adulto, la
efebofilia no es un concepto estandarizado, así por ejemplo, en Argentina y España los
13 años son la edad mínima para la mayoría sexual, mientras en Chile son los 14 años,
en Costa Rica los 15 años, y en México depende de la ley estatal. Además, algunos
países establecen edades de consentimiento diferentes para las relaciones heterosexuales
y para las homosexuales. Concretamente, en casi todos los países de Latinoamérica es
legal el sostener relaciones sexuales voluntarias con adolescentes donde no medie
prostitución, violencia o abuso variando entre los 13 y los 15 años.26

En Estados Unidos la edad de consentimiento varía, dependiendo de los Estados, entre
los 16 y los 18 años.27

Aún en las jurisdicciones donde es ilegal sostener relaciones sexuales con menores de
18 años si el concepto de adolescencia de Erikson se considera correcto, abarcando la
adolescencia entre los 12 y los 21 años, aún en estos lugares sería legal sostener
relaciones sexuales con adolescentes en su etapa más tardía (18 a 21 años).

En síntesis la efebofilia no es ilegal en casi ningún país del mundo, aunque es regulada
según leyes locales. Mientras que la terapeuta Karen Franklin considera que la
efebofilia es una preferencia sexual natural y que una gran mayoría de hombres adultos
sienten atracción por mujeres adolescentes, por lo que no puede ser equiparado con la
pedofilia, que es claramente un trastorno sexual,28 otros como Ray Blanchard
consideran que la efebofilia debería incluirse dentro de los trastornos sexuales en el
DSM-V29

Infantofilia
La infantofilia es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual
hacia niños de entre 0 y 5 años.30

Regulación jurídica
Artículo principal: Abuso sexual infantil.

La mayor parte de los países conservan un derecho penal de acto por lo que se castiga la
pederastia, es decir, el acto de abusar sexualmente de un menor, y no la mera tendencia
sexual pedófila. Por ello, un acto de abuso sexual infantil no es calificado como
pedofilia por las leyes. Sin embargo, en algunos códigos penales sí se contemplan
delitos que castigan dicha conducta.31

        189.2. El que para su propio uso posea material pornográfico en cuya elaboración se
        hubieran utilizado menores de edad o incapaces, será castigado con la pena de tres
        meses a un año de prisión o con multa de seis meses a dos años.
        189.7. Será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis
        meses a dos años el que produjere, vendiere, distribuyere, exhibiere o facilitare por
        cualquier medio material pornográfico en el que no habiendo sido utilizados
        directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen alterada o
        modificada.32

Pese a lo anterior, es frecuente que algunos periódicos y otros medios hagan uso de
términos como «acusado de pedofilia» o «pedófilo convicto» en referencia a individuos
acusados o convictos por abuso sexual infantil e incluso otros términos como «pedófilo
en serie». Sin embargo, pederastia se utiliza de forma preferente en el sentido de delito,
y menos frecuentemente como enfermedad; en la prensa se habla de «delitos de
pederastia», «condenado a 40 años por pederastia», «acusado de pederastia» y «red de
pederastia». Esta preferencia de emplear pedofilia para referirse a la atracción sexual o
la enfermedad puede deberse al hecho de que este término es actualmente el más
utilizado en psiquiatría para designar el trastorno mental y, por influencia médica, es la
palabra escogida por los periodistas para hablar en términos psiquiátricos.33 El Código
penal argentino es conteste con las legislaciones que reprimen los actos de pedofilia y
en su artículo 119 describe con precisión la conducta pedófila:

        Art. 119.- Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el que
        abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo, cuando ésta fuera menor de
        trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de
        una relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o aprovechándose de que la
        víctima por cualquier causa no haya podido consentir libremente la acción.34

Y continúa:

La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso, por su
duración o circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento
sexual gravemente ultrajante para la víctima.- La pena será de seis a quince años de
reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del primer párrafo hubiere
acceso carnal por cualquier vía.- En los supuestos de los dos párrafos anteriores, la pena
será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si: a) Resultare un grave daño en la
salud física o mental de la víctima, b) El hecho fuere cometido por ascendiente,
descendiente, afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto
reconocido o no, encargado de la educación o de la guardia, c) El autor tuviere
conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave, y hubiere
existido peligro de contagio, d) El hecho fuere cometido por dos o más personas, o con
armas.- e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o
de seguridad, en ocasión de sus funciones.- f) El hecho fuere cometido contra un menor
de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el
mismo.- En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión
o prisión si concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e), ó f).

La pedofilia e internet
Artículo principal: Movimiento Activista Pedófilo.

Con la aparición de Internet, algunos pedófilos han expresado y difundido más o menos
públicamente sus pensamientos al respecto, reivindicando la licitud de sus
acercamientos y sosteniendo que no deben ser identificados con abusadores, en tanto
que no fuerzan o usan nunca la violencia para relacionarse con los menores.
Contrariamente a la opinión de los investigadores del tema, psicólogos, psicoanalistas,
psiquiátras, asistentes sociales y todas las organizaciones que trabajan con las víctimas,
los pedófilos afirman que los niños están capacitados tanto para elegir estas relaciones
como para rechazarlas.

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Pederasta

  • 1. Pederasta: hombre que practica la pederastia. Pederastia: relación homosexual de un hombre con niños. Relación homosexual masculina. También es la preferencia sexual de un varón adulto por púberes o adolescentes varones. Mientras la Pedofilia o Piadofilia: es la inclinación de las personas a sentir una atracción sexual primaria hacia niños pre púber. (Antes de la pubertad) Pedofilia Desde un punto de vista médico, la paidofilia o pedofilia es una parafilia que consiste en que la excitación o el placer sexual se obtienen, principalmente, a través de actividades o fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre 8 y 12 años.1 A la persona que padece pedofilia se le denomina pedófilo, un individuo de, al menos, 18 años que se entretiene sexualmente con menores de 13 y respecto de los que mantiene una diferencia de edad de, por lo menos, cinco años.2 La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece, y se compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos de pedofilia, una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y otra secundaria (u otras), que aparecería motivada por factores circunstanciales. Por lo demás, en determinados casos en que la relación entre el pedófilo y el menor se prolonga en el tiempo, puede haber por parte del adulto un enamoramiento real con esa persona a la que él considera como su joven pareja, sobre todo cuando esta se halla en la edad de paso entre la infancia y la pubertad.3 Existen, a este respecto, diversas asociaciones de pedófilos que reivindican la pedofilia como una forma más de vivir la sexualidad humana y que, en consecuencia, debe ser aceptada con naturalidad por parte de la sociedad.4 Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos o casi inofensivos, hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A la actividad sexual de un pedófilo con un menor de 13 años se lo conoce con el nombre de abuso sexual infantil o pederastia5 (palabra que, etimológicamente, significa lo mismo que pedofilia).6 Historia del término
  • 2. Etimológicamente, la palabra deriva del término griego παιδοφιλια, paidophilia, y éste de παις-παιδος, páis-paidós, «muchacho» o «niño», y φιλíα filía, «amistad». Paidophilia fue acuñada por los poetas griegos como un sustituto de «paiderastia» (pederastia),7 o viceversa. Se considera que paidofilia es un término etimológicamente más correcto que pedofilia, si bien esta segunda forma es más usada.8 En relación con la atracción hacia los adolescentes, también suele usarse el término «hebefilia» o «efebofilia». En la antigua Atenas, la relación sexual entre un adulto y un joven púber, siempre con el consentimiento de este, se denominaba pederastia, y se consideraba como un elemento más en la relación entre un docente y su discípulo: el amor entre ambos favorecía la transmisión del saber y de las leyes ciudadanas. Por el contrario, el sexo con sujetos prepúberes, denominado pedofilia, era castigado con condenas que podían llegar a la pena de muerte. En la Roma antigua, por su parte, la pederastia estaba muy difundida, pero sin las justificaciones de los griegos, y la pedofilia era también condenada.9 Con todo, simultáneamente había puntos de vista de tipo moral-psicológico que condenaban cualquier tipo de contacto sexual entre adultos y menores; así, por ejemplo, Platón o Suetonio. El término paedophilia erótica fue acuñado en 1886 por el psiquiatra vienés Richard von Krafft-Ebing en su trabajo Psychopathia Sexualis,10 en el que lo describió como el interés sexual dirigido sólo hacia jóvenes prepubescentes, sin incluir a adolescentes, un interés que desaparecería con la aparición de los primeros signos de vello púbico. A los adultos que manifestaban esta tendencia, Krafft-Ebing los clasificó en tres grupos: 1. Pedófilos; 2. De sustitución, esto es, cuando los jóvenes prepubescentes son vistos como objetos que sustituyen a un objeto adulto que es el preferido pero que no está disponible. 3. Sádicos. A propuesta del psiquiatra suizo Auguste Forel, el término entró oficialmente en el ámbito de la psiquiatría con el significado de pasión sexual por los menores.[cita requerida] La pedofilia como parafilia Caracterización del pedófilo La psiquiatría considera la pedofilia como una parafilia.11 12 Los pedófilos, desde esta perspectiva, son
  • 3. sujetos con una orientación sexual dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por los adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés.13 El pedófilo suele ser hombre. Las mujeres pedófilas suelen ser o bien personas con trastornos mentales o bien personas muy solitarias y que viven al margen de la sociedad.14 La cuarta edición revisada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (American Psychiatric Association) describe con tres rasgos un diagnóstico estándar del pedófilo, basándose en 3022 casos de pedofilia: experimentación, durante un periodo de al menos 6 meses, de fantasías sexuales intensas o recurrentes, o de impulsos sexuales, o de necesidad de actividad sexual, en donde el objeto de atención es uno o varios niños prepubescentes (generalmente, menores de 13 años); o bien dichos impulsos solo repercuten en la esfera sexual del individuo, o bien le provocan ansiedad o dificultades interpersonales; el individuo tiene 16 años o más y ha de ser por lo menos 5 años mayor que el menor por el que muestra su atracción. La materialización de la pedofilia no presenta una única cara; la atracción erótica que algunos [pedófilos] sienten por los niños no se traduce necesariamente en actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al niño y a mirarlo, a exhibirse, a masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a acariciarlo. Puede convencer al niño para que a su vez lo toque y así sucesivamente.15 Cognitivamente, el pedófilo se caracteriza por no considerar inapropiada su tendencia o conducta, por lo que no suele presentar sentimientos de culpa o vergüenza; en ocasiones, incluso, apelan a la seducción del menor como causa de la misma o a que su comportamiento se puede entender como una forma de educación sexual de los menores. La personalidad del pedófilo es polimorfa. Se pueden distinguir dos grandes tipos de pedófilos: los primarios y los secundarios o situacionales:16 Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata, clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que presentan unas distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada (no se siente culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden justificarla como un modo de educación sexual para este. En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se caracterizan por que su conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la experimentación de relaciones sexuales con menores suele ser un medio de compensar la baja autestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional, tensión de
  • 4. pareja...); solo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza. Otra clasificación17 distingue tres categorías principales de pedófilos: los ansiosos-resistentes, caracterizados por su escasa autoestima que les lleva a buscar constantemente la aprobación de los demás; dado que no consiguen establecer relaciones emocionales con los adultos, se centran en los niños, con los que aumenta su seguridad. En principio, su relación no es sexual, pero la dependencia afectiva puede generarla. los evitadores-temerosos, caracterizados por su gran deseo de contacto con lo adultos pero a los que el miedo al rechazo los paraliza. Se centran entonces en los menores y su actitud es poco empática y tienden al uso de la fuerza. los evitadores-desvalorizadores, caracterizados como obsesionados con la independencia y la autonomía emocional; buscan relaciones fugaces e impersonales en las que no es infrecuente el comportamiento coercitivo violento o sádico. Necesidades emotivas de los pedófilos La casuística clínica ha evidenciado el tipo de necesidades emotivas que la práctica pedófila puede satisfacer en los afectados:18 en primer lugar, se trata de casi el único modo de alcanzar para ellos la excitación sexual; en segundo lugar, les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre el menor, algo más complicado que si se tratase de adultos; en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, les sirve para aumentar su autoestima; en cuarto lugar, al repetir escenas traumáticas vividas por ellos (en los casos en los que se hayan dado), el contacto pedófilo les permite superar sus propios traumas personales y tomarse una especie de revancha al situarse ahora ellos en la posición dominante; en quinto lugar, todo el proceso de su relación con menores consigue para el pedófilo consolar sus privaciones de competencia social o de cohibición en la relación con los adultos; se trata, pues, no solo de algo relacionado con su vida sexual sino con la propia realización como persona. Causas No existe consenso entre los especialistas respecto del origen de la pedofilia. Con todo, según muchos psicólogos y psiquiatras, los pedófilos tendrían una personalidad inmadura, problemas de relación o sentimientos de inferioridad que no les permitirían mantener una relación amorosa adulta e "igualitaria": individuos con trastornos narcisistas y frágil autoestima se concentran en los niños porque pueden controlarlos y dominarlos y, con ellos, no tienen sentimientos de inadecuación.19 Algunos especialistas sugieren que
  • 5. El origen de esta tendencia anómala puede estar relacionado con el aprendizaje de actitudes extremas negativas hacia la sexualidad o con el abuso sexual sufrido en la infancia, así como con sentimientos de inferioridad o con la incapacidad para establecer relaciones sociales y sexuales normales.20 Otros autores consideran la pedofilia deviene de una experimentación permanente del propio periodo infantil por parte del individuo, idealizando el cuerpo y la belleza de esa etapa y tratando además de evocar el tratamiento que en relación con estos aspectos recibieron de pequeños. En consecuencia, el erotismo con los niños puede comportar (...) la fantasía inconsciente de fusión con un objeto ideal, la reestructuración con un ego joven e idealizado.19 A todo esto se añade que los pedófilo encuentran también placer en la intrínseca transgresión que supones su tendencia y actos, y en las actividades que realizan para llevar a cabo sus contactos con menores: localización, planificación, seguimiento, aproximaciones, etc. Igualmente, se aduce la posibilidad de la existencia de trastornos de personalidad como factores importantes: deficiencias en el control de los impulsos y en la imagen personal, tanto por una educación sexual negativa y culpabilizadora como por unos modelos familiares no adecuados.21 Tratamiento del pedófilo Las terapias dirigidas a los pedófilos son, por lo general, las mismas que se emplean con los pacientes que presentan parafilias, es decir, tratamientos de carácter psicológico y farmacológico. Desde el punto de vista psicológico, algunos estiman útil una aproximación analítica, es decir, la exploración del inconsciente para comprender por qué se ha creado en la infancia y luego ha arraigado esta inclinación sexual. Otros, en cambio, prefieren trabajar sobre el síntoma a través de una terapia conductual, cuyo objeto es inducir un cambio en los gustos y costumbres. Algunos otros consideran verdaderamente eficaces sólo las terapias a base de fármacos.22 El tratamiento farmacológico23 tiende bien a intentar reducir el impulso sexual durante el periodo de administración del mismo, bien a reorientar este impulso hacia formas aceptables. Dado que en muchas ocasiones el pedófilo está obsesionado por su inclinación,24 en el sentido de pensar y elaborar continuamente estrategias para conseguir sus contactos con los menores, se piensa que puede se productivo para él un periodo largo de calma y reflexión, esencial, precisamente, para revisar sus costumbres, modos de pensar, etc. El principal problema que presenta el tratamiento de los pedófilos es que estos no suelen colaborar. Son una minoría los que aceptan ser tratados y muchos de ellos no se consideran ni enfermos ni anormales, llegando incluso a reivindicar, tanto privada como públicamente, la legitimidad de sus aproximaciones a menores sobre la base de que solo pueden considerarse como abusos cuando media la violencia. Es frecuente, también, el que apelen a que el menor tiene capacidad suficiente para demostrar si algo le agrada o no, o a que sus acciones son consecuencia de las actitudes seductoras del menor.
  • 6. Efebofilia La efebofilia, también conocida como hebefilia, es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual hacia adolescentes que ya han pasado la etapa de la pubertad.25 La atracción hacia adolescentes femeninas cuyo físico corresponde más bien al de una pre-adolescente (niña, puberta o prepuberta) es conocido como complejo de Lolita. Por definición, estos términos no son sinónimos de pedofilia. No obstante, en los países occidentales se ha usado con frecuencia la palabra pedofilia para referirse a la efebofilia cuando ésta es ilegal, o sea, para referirse a la atracción sexual hacia cualquier persona cuya edad sea menor a la edad de consentimiento sexual. Debido a que cada cultura y estado define una edad de consentimiento sexual mínima diferente, la ilegalidad del término es compleja. Por ejemplo, en el judaísmo ortodoxo se considera que un hombre o mujer es libre de casarse a partir de los 12 o 13 años, una vez realizado el Benei Mitzvá, sin embargo actualmente la población judía generalmente celebra matrimonios según las leyes vigentes de cada país. En diferentes naciones musulmanas también es común el matrimonio entre adolescentes o entre adultos y adolescentes. Debido a que de país en país varían las normas para establecer la edad mínima legal en que un adolescente puede sostener relaciones sexuales voluntariamente con un adulto, la efebofilia no es un concepto estandarizado, así por ejemplo, en Argentina y España los 13 años son la edad mínima para la mayoría sexual, mientras en Chile son los 14 años, en Costa Rica los 15 años, y en México depende de la ley estatal. Además, algunos países establecen edades de consentimiento diferentes para las relaciones heterosexuales y para las homosexuales. Concretamente, en casi todos los países de Latinoamérica es legal el sostener relaciones sexuales voluntarias con adolescentes donde no medie prostitución, violencia o abuso variando entre los 13 y los 15 años.26 En Estados Unidos la edad de consentimiento varía, dependiendo de los Estados, entre los 16 y los 18 años.27 Aún en las jurisdicciones donde es ilegal sostener relaciones sexuales con menores de 18 años si el concepto de adolescencia de Erikson se considera correcto, abarcando la adolescencia entre los 12 y los 21 años, aún en estos lugares sería legal sostener relaciones sexuales con adolescentes en su etapa más tardía (18 a 21 años). En síntesis la efebofilia no es ilegal en casi ningún país del mundo, aunque es regulada según leyes locales. Mientras que la terapeuta Karen Franklin considera que la efebofilia es una preferencia sexual natural y que una gran mayoría de hombres adultos sienten atracción por mujeres adolescentes, por lo que no puede ser equiparado con la pedofilia, que es claramente un trastorno sexual,28 otros como Ray Blanchard consideran que la efebofilia debería incluirse dentro de los trastornos sexuales en el DSM-V29 Infantofilia
  • 7. La infantofilia es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual hacia niños de entre 0 y 5 años.30 Regulación jurídica Artículo principal: Abuso sexual infantil. La mayor parte de los países conservan un derecho penal de acto por lo que se castiga la pederastia, es decir, el acto de abusar sexualmente de un menor, y no la mera tendencia sexual pedófila. Por ello, un acto de abuso sexual infantil no es calificado como pedofilia por las leyes. Sin embargo, en algunos códigos penales sí se contemplan delitos que castigan dicha conducta.31 189.2. El que para su propio uso posea material pornográfico en cuya elaboración se hubieran utilizado menores de edad o incapaces, será castigado con la pena de tres meses a un año de prisión o con multa de seis meses a dos años. 189.7. Será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis meses a dos años el que produjere, vendiere, distribuyere, exhibiere o facilitare por cualquier medio material pornográfico en el que no habiendo sido utilizados directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen alterada o modificada.32 Pese a lo anterior, es frecuente que algunos periódicos y otros medios hagan uso de términos como «acusado de pedofilia» o «pedófilo convicto» en referencia a individuos acusados o convictos por abuso sexual infantil e incluso otros términos como «pedófilo en serie». Sin embargo, pederastia se utiliza de forma preferente en el sentido de delito, y menos frecuentemente como enfermedad; en la prensa se habla de «delitos de pederastia», «condenado a 40 años por pederastia», «acusado de pederastia» y «red de pederastia». Esta preferencia de emplear pedofilia para referirse a la atracción sexual o la enfermedad puede deberse al hecho de que este término es actualmente el más utilizado en psiquiatría para designar el trastorno mental y, por influencia médica, es la palabra escogida por los periodistas para hablar en términos psiquiátricos.33 El Código penal argentino es conteste con las legislaciones que reprimen los actos de pedofilia y en su artículo 119 describe con precisión la conducta pedófila: Art. 119.- Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el que abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo, cuando ésta fuera menor de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir libremente la acción.34 Y continúa: La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso, por su duración o circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la víctima.- La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.- En los supuestos de los dos párrafos anteriores, la pena será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si: a) Resultare un grave daño en la salud física o mental de la víctima, b) El hecho fuere cometido por ascendiente,
  • 8. descendiente, afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de la educación o de la guardia, c) El autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave, y hubiere existido peligro de contagio, d) El hecho fuere cometido por dos o más personas, o con armas.- e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de sus funciones.- f) El hecho fuere cometido contra un menor de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo.- En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e), ó f). La pedofilia e internet Artículo principal: Movimiento Activista Pedófilo. Con la aparición de Internet, algunos pedófilos han expresado y difundido más o menos públicamente sus pensamientos al respecto, reivindicando la licitud de sus acercamientos y sosteniendo que no deben ser identificados con abusadores, en tanto que no fuerzan o usan nunca la violencia para relacionarse con los menores. Contrariamente a la opinión de los investigadores del tema, psicólogos, psicoanalistas, psiquiátras, asistentes sociales y todas las organizaciones que trabajan con las víctimas, los pedófilos afirman que los niños están capacitados tanto para elegir estas relaciones como para rechazarlas.