Fome Zero: Bolsa Familia y programas sociales de Lula combaten el hambre en Brasil
1. “Fome Zero”
Publicado en La VANGUARDIA, 29.03.07
“Ya nunca renunciaré a lo que soy. Esta victoria es la victoria de los más pobres,
de los de abajo”. Con estas palabras el presidente Luiz Inácio Lula da Silva
iniciaba su segundo mandato. El electorado más pobre, a diferencia de cuando
ganó las elecciones en 2003, le votó casi al unísono. Aunque el desencanto fuera
la nota predominante durante la campaña, la política social de Lula le aupaba de
nuevo al Planalto.
El plano “Fome Zero” (Hambre Cero) es una de las marcas principales que definen
la acción del gobierno actual. Están involucrados 9 ministerios, entre los cuales el
Ministerio de Desarrollo Social y Combate contra el Hambre, dirigido por Patrus
Ananias de Sousa y responsable de la coordinación y supervisión de la entrega de
las ayudas estatales.
Uno de los programas más famosos en el ámbito internacional del Fome Zero es
la transferencia directa de renta para las familias más pobres bajo la apelación de
“Bolsa Familia”. Creado en 2004, el programa Bolsa Familia prevé la unificación de
los múltiples programas de ayudas públicas anteriores en uno solo. Las familias
registradas en los órganos oficiales con una renta mensual entre 60 y 120 reales
(entre unos 21 y 42 euros), reciben ayudas que van desde 15 a 95 reales (de 5,5
hasta 35 euros) dependiendo del número de familiares.
Cabe destacar que existen ciertos requisitos para beneficiarse de las ayudas. Las
familias tienen tres condicionantes: todos los menores en la familia deberán estar
inscritos y asistir con asiduidad a la escuela (uno de los límites del primer
condicionante es que asistencia escolar controlada no significa necesariamente
éxito escolar), el segundo son las revisiones médicas obligatorias mensuales o bi-
mensuales y el tercero, la erradicación del trabajo infantil en el seno de las familias
beneficiadas.
Otro aspecto que llama la atención del Fome Zero son sus programas
complementares a largo plazo. Desarrollo de agriculturas familiares, 390 mil
2. nuevos trabajadores con formaciones profesionales, 169 mil cisternas, 800 mil
micro créditos contratados por familias rurales desde 2003 y la formación de una
red privada asociada de empresas con el objetivo de inserción en el mercado
laboral. El éxito de Fome Zero dependerá en gran parte de todos estos programas
complementares que intentan introducir un cambio de tipo estructural para
erradicar la pobreza. En 2006, la mayoría de los gobiernos municipales, formados
por el Partido de los Trabajadores, por la oposición, por partidos minoritarios, por
liberales, populistas o comunistas, con poder político para implementar o no las
políticas sociales federales (como la Bolsa Familia), se adhirieron a Fome Zero.
Sin embargo, más allá de la pobreza, Brasil debe lidiar con un problema de fondo:
la desigualdad social. Solo Guatemala, y los africanos Suazilandia, República
Centro-Africana, Sierra Leona, Botswana, Lesotho y Namibia están por delante del
gigante latinoamericano. El índice de Gini, parámetro internacionalmente usado
para medir la concentración de renta varia de cero a 1. Como mayor la
concentración de riqueza en una franja pequeña de la población, más cerca estará
el índice a 1. En Brasil gira alrededor al 0,6. El 46,9% de la renta nacional se
concentra en las manos del 10% de la población brasileña más rica. El 10% más
pobre vive con 0,7% de la renta nacional. Urge una reforma fiscal. Las
democracias en América Latina deben ser sinónimo de prosperidad, de desarrollo,
de justicia social. La propia credibilidad de la “vía democrática” entre los sectores
más desfavorecidos está en juego. La desigualdad está hipotecando el futuro
latinoamericano.