MÉXICO, D.F. (apro).- Cuatro días antes de que los presidentes de Estados Unidos y México y el primer ministro de Canadá se reunieran en Toluca en el marco de la cumbre Líderes de América del Norte, un conjunto de organizaciones sociales se reunieron en Colima para hablar sobre los efectos de la megaminería en sus comunidades. Al final del encuentro, lanzaron una carta dirigida a los tres mandatarios:
1. Mineras: Empresas ecocidas
JESÚS ALDABI OLVERA
http://www.proceso.com.mx/?p=365530 21 DE FEBRERO DE 2014
MÉXICO, D.F. (apro).- Cuatro días antes de que los presidentes de
Estados Unidos y México y el primer ministro de Canadá se reunieran
en Toluca en el marco de la cumbre Líderes de América del Norte, un
conjunto de organizaciones sociales se reunieron en Colima para
hablar sobre los efectos de la megaminería en sus comunidades. Al
final del encuentro, lanzaron una carta dirigida a los tres
mandatarios:
“Hay cientos de investigaciones y casos en donde se muestra cómo
es que su modelo global tiene claros signos de agotamiento. Está
acabando con los bienes naturales de forma dramática por su rapaz
visión de mundo que comparten entre ustedes y todo el aparato que
representan al entregar a las empresas trasnacionales que día a día
destruyen comunidades, población y ecosistemas”, dice la misiva.
Firmada por el Movimiento Mesoaméricano contra el Modelo
Extractivo Minero y la Red Mexicana de Afectados por la Minería, la
carta pone especial énfasis en la megaminería de Canadá, promovido
por el Plan de Acción sobre Mercados Globales del primer ministro
Stephen Harper.
Este encuentro no es el primero que se da entre organizaciones de
diversos países para hablar sobre la megaminería canadiense.
Incluso, varios de estos foros se han dado en el propio Canadá (como
la iniciativa de agosto de 2012 del primer Día de Acción Continental
2. Contra la Industria Extractiva Canadiense). Ahí también ecologistas,
activistas y ciudadanos ponen a sus comunidades, ciudades y
bosques como ejemplo de lo que la megaminería está causando.
Mining Watch (Vigilancia a la Minería en castellano) es una iniciativa
respaldada por organizaciones ambientalistas, laborales, indígenas y
por la justicia social creada en 1999 debido que sus miembros
consideraban una necesidad de respuesta ante los efectos en el
medio ambiente y las comunidades en Canadá y el mundo.
Ramsey Hart, Coordinador de Programas de la organización, declara
que el gobierno canadiense tiene un modelo de desarrollo
“extractivista” que busca obtener el mayor lucro posible.
“Tenemos una industria larga de construcción y explotación de minas,
seguimos con minas que ya están produciendo por más de 100 años”,
cuenta Ramsey Hart.
Hoy la minería canadiense produce 650 millones de toneladas de
desechos. Canadá tiene diez mil minas abandonadas que muchas
veces tiene que limpiar el gobierno. Sanear las minas existentes le
costaría 260 millones de Euros, una cifra muy pequeña comparada
con las ganancias de las empresas, de acuerdo con datos de Mining
Watch.
Detalla además que las corporaciones dejan muy pocos impuestos a
los gobiernos de las provincias. En Ontario se recibe sólo el uno por
ciento del valor bruto de la minería.
Ramsey proporcionó a Apro una larga lista de artículos e informes
donde abundan los casos de contaminación por metales pesados y
sustancias tóxicas en ríos, aire y casos de cáncer en las poblaciones
principalmente indígenas.
“Hay kilómetros de áreas, derrames importantes de sitios mineros
impactando a las poblaciones; principalmente en Quebec, pero se
encuentran en todas partes”, detalla.
Explica además que en provincias como Ontario, Columbia Británica y
Quebec (donde hay 250 mil títulos mineros que abarcan del seis al
ocho por ciento del territorio dela provincia) la mega minería se
desarrollará en lugares donde antes había minas de menos impacto.
También se necesita de minería a cielo abierto en la región de
Athabasca, Alberta, que extrae petróleo mezclado con arena difícil de
aislar, para lo que necesita mucha agua, energía y sustancias
químicas. Este es el proyecto industrial más grande del mundo y se
ha hecho polémico en todo el mundo porque se comprobó este mes
3. que el agua tóxica de la mina se filtraba ya al río Athabasca.
Legado imperial
Canadá es un país rico en minerales: potasio, uranio, aluminio,
cobalto titanio, platino y diamantes. Actualmente tiene más de 100
minas de metal abiertas, según datos de Mining Watch.
De acuerdo con la Asociación Minera de Canadá, 418 mil personas
trabajan en el sector minero en el país y dan 52 mil millones de
dólares al PIB. Canadá es el hogar de más del 70% de las empresas
mineras del mundo.
Desde 2008 hasta la fecha se han invertido 19 mil millones de dólares
en exploración y valoración mineras de acuerdo con la página del
gobierno canadiense correspondiente a Recursos Naturales.
Un libro publicado en 2010 titulado Imperial Canadá Inc: refugio legal
para la industria minera del mundo, lanza la teoría de que Canadá
tiene un “legado imperial” desde su fundación en 1867.
“Apoya la especulación, habilita flujos de capital para financiar
proyectos cuestionables en el extranjero, usa una diplomacia
proactiva para promover la minería, usa paraísos fiscales en el
Caribe, da subsidios gubernamentales, da un amparo legal para
protegerse de litigios hechos por comunidades afectadas por la
minería”, dice el libro.
Incluso, en Canadá existe el derecho a la “reputación” de las
corporaciones, el cual hace que las empresas pueden demandar por
“difamación” cualquier persona o entidad legal que cite documentos o
generan análisis de sus prácticas corporativas.
También, durante el gobierno de Stephen Harper se han reformado
más de 100 leyes ambientales como la Ley C-38 y C-45 para limitar
la participación de grupos ecológicos y comunidades en las
regulaciones ambientales y se han hecho más laxas las leyes sobre
tierras navegables, protección de aguas, pesca y materiales
peligrosos.
Además, desde el 2009 el Instituto de Defensa y Asuntos Exteriores
de Canadá alertó sobre “grupos peligrosos” incluyendo
“ecoterroristas” y “medioambientalistas de mainstream” como la
organización Sierra Club.
Detalla Hart,
“Cada año hay más y más presión del gobierno frente a organismos
4. ecológicos que resisten al modelo extractivista, hay un cierta retórica,
un discurso que sale del gobierno que hasta hablar de los ecologistas
como enemigos de Canadá.
“Estamos muy preocupados en Canadá con el gobierno actual. Cada
año es más y más difícil oponerse a este modelo. Aunque al mismo
tiempo hay una resistencia”.
Luchando contra Ayax
Kamloops es una ciudad de la Columbia Británica situada en la
confluencia de dos ríos. El lugar ya cuenta con una mina de oro y
cobre bajo tierra a cargo de la empresa Newgold a siete kilómetros
de la ciudad. Sin embargo, actualmente las empresas KGHM y Abacus
pretenden construir el proyecto Ayax (nombre del guerrero griego
que no nunca pidió ayuda de los dioses en la batalla de Troya).
Don Bars, habitante y activista de la Asociación para la Preservación
del Área de Kamloops (KAPA) cuenta a Apro que la mina Ayax será a
cielo abierto a dos kilómetros de la escuela más cercana de la ciudad.
El proyecto está actualmente en proceso de evaluación ambiental,
pero expondrá a más de 90 mil personas a polvo tóxico con arsénico
y aluminio, además de que usará 15 mil millones de litros de agua al
año, de acuerdo con la página de KAPA.
Barz denuncia que a los granjeros y rancheros locales los presionaron
para vender sus tierras.
“Dijeron que crearían empleos, pero su negocio no es crear empleos,
preservar el medio ambiente, su asunto es crear ganancias lo más
barato que puedan”, dice Don Barz sobre la minería, “son como
Casanova, llegan, enamoran, se aprovechan y se van”.
“Básicamente los gobiernos están abriendo las puertas y tratando de
remover los obstáculos para que entre la minería y el petróleo y
hacer lo que quieran”, agrega.
Denuncia además falta de información, falta de reconocimiento del
lado de los políticos de sus preocupaciones, pues las autoridades
locales “no toman postura” y las provinciales están a favor de la
minera que promete 385 empleos durante la creación de la mina.
Ante la negativa de las autoridades de hacer una evaluación
ambiental de alto nivel, los miembros de su ciudad colaboran junto
con organismos como Mining Watch. Están, en palabras de Don,
están intercambiando experiencias y puntos de vista para realizar un
trabajo político y jurídico en defensa de su ciudad.
5. Barz advierte a las personas que viven en lugares donde se
pretenden realizar proyectos mineros canadienses: “Harper está
promoviendo minas alrededor del mundo. Va a prometerles
prosperidad con la minería. Vean lo que ocurre en Canadá, aquí no
hay prosperidad”.
Kitchenuhmaykoosib Inninuwug (El Lago de la Gran Trucha) está
localizado a 600 kilómetros al noroeste de la Bahía del Trueno en
Ontario, al sur de la Bahía del Hudson. El lugar es habitado desde
antes de la colonización de Canadá por indígenas que se denominan
con el mismo nombre del lago: KI.
Firmaron en julio de 1929 el Tratado 9, en inglés y fuera de la
tradición oral de su pueblo, un tratado en el que, de acuerdo son su
entender, compartían la tierra con “Su Majestad”, Rey de Inglaterra.
Los gobiernos canadienses, especialmente el provincial de Ontario lo
interpretan como si cedieran su territorio y recursos para siempre.
“Ellos han mandado a los súbditos de Su Majestad para venir a hurtar
y saquear nuestras tierras y recursos. Esto ha sido hecho a menudo
sin consultar a nuestra gente ni obtener nuestro consentimiento”
denuncia John Cutfeet, indígena KI.
Sobre su experiencia con la mega minería, cuenta que el 16 de
febrero de 2006 los KI encontraron a una compañía de exploración
(Platinex Inc.) con un programa de perforación sin su consentimiento.
Dijeron a la compañía que estaban trasgrediendo y se tenían que ir.
Después de diez días la compañía regresó con una demanda de 10
mil millones de dólares contra su comunidad.
El 18 de marzo de 2008 se hicieron famosos los “seis KI”, el jefe
Donny Morris, Jack McKay, Cecilia Begg, Sam McKay, Darryl
Sainnawap y Bruce Sakakeep, sentenciados a seis meses en contra
de la empresa Platinex por desafiar una orden de la corte que le daba
a la compañía acceso inmediato a la tierra “desacato a la corte”.
Cufteet pudo librarse porque probó la inconstitucionalidad de la
sentencia. Los seis KI fueron liberados 68 días después tras apelar a
la Corte de Ontario.
Al final consiguieron que la Corte abogara por una negociación de
buena fe entre las partes y se avanzara en la promulgación de una
nueva Ley Minera para la provincia que se apegara a la Sección 35
dela Constitución Canadiense de 1982 que habla del derecho a la
consulta y resarcimiento de los pueblos indígenas si un proyecto
afecta sus derechos sobre los territorios que ocupan.
6. Cutfeet considera que el éxito de su lucha se debe a sus tácticas
pacíficas legales, políticas y mediáticas como la campaña que
emprendieron una campaña llamada: “el derecho a decir no”.
Los KI son sólo un ejemplo dentro de todos los pueblos indígenas que
se oponen a la mega minería en Canadá: los Red Sucker Lake contra
Mega Precious Metal en Manitoba, los tahltan contra Fortune, los innu
contra Inco, los secwepermc contra Taseko. Todos se han enfrentado
a distintos tipos de presión, especialmente cuando cierran carreteras
o hacen manifestaciones públicas.
En diciembre de 2012 la jefa indígena attawapiskat Theresa Spence
comenzó una huelga de hambre que derivó en un movimiento
extendido por todo Canadá llamado Idle no more (no más pasividad).
El movimiento liderado por indígenas, pero también apoyado por
activistas de todo tipo, puso en la mesa de debate nacional el trato
histórico contra los habitantes originarios de Canadá, incluyendo el
tema del extractivismo en sus territorios.
“Idle no more continúa educando a ambos: indígenas y no indígenas
sobre el mal trato a nuestra gente. Construyó fuerza y dio orgullo.
Continúa siendo una luz en las oscuras orillas del colonialismo”, opina
Cutfeet.
Hart opina que este modelo extractivo minero ya está extendido por
todo el mundo, y en particular en los territorios indígenas de América
Latina, donde las mineras canadienses tienen, dice, sus mayores
inversiones.
“Aquí hay represión, pero en Mesoamérica asesinan y matan a
indígenas que se oponen a la minería”, revela Cutfeet; y sin embargo
es positivo en el futuro no sólo de su pueblo, sino de todos los de
América:
“El gobierno y la industria minera se enteraron de que no importa qué
leyes aprueben sin consulta “tienen que esperar resistencia de los
indígenas cuyos derechos no están contemplando”, termina Cutfeet.
http://www.proceso.com.mx/?p=365530
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Jennifer Moore
Latin America Program Coordinator
MiningWatch Canada
www.miningwatch.ca
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