Este documento describe las luchas del pueblo de Loncopué, Argentina, contra las compañías mineras multinacionales que querían explotar minas a cielo abierto en sus tierras. Los habitantes de Loncopué se organizaron y lograron expulsar a dos compañías mineras, la última vez a través de un referéndum vinculante en el que el 82% votó para prohibir la megaminería. La comunidad se unió con las comunidades mapuches cercanas para oponerse a los planes de las mineras y proteger su med
1. La lucha de Loncopué contra las multinacionales mineras
Un pueblo argentino consigue prohibir la megaminería
Martín Cúneo y Emma Gascó (Diagonal)
Jueves 5 de julio de 2012
Loncopué es un pueblo de poco más de 7.000 habitantes en la provincia
patagónica de Neuquén, en el sur argentino. Nadie hubiera sospechado de su
existencia de no ser porque sus habitantes, aliados con las poblaciones y las
comunidades mapuches cercanas, consiguieron expulsar no a una sino a dos
multinacionales mineras de sus alrededores.
Pero algo distingue a Loncopué de otras experiencias semejantes de lucha
contra la minería metálica a cielo abierto en Argentina. Después del 3 de junio
de 2012 se ha convertido en el primer pueblo argentino que ha conseguido
prohibir la megaminería a través de un referendum vinculante. El plebiscito de
Esquel, en febrero de 2003, abrió el debate en el país sobre qué significa la
minería a cielo abierto. El de Loncopué es el primero de obligado cumplimiento.
Para que la votación fuera válida tenía que votar más del 50% de padrón. Ni los
carteles de “No te dejes engañar, no vayas a votar” o las ’patotas’ amenazantes
del partido gobernante en la provincia, impidieron que la jornada fuera una
fiesta. Acudió a votar el 72%. Y el 82% votó a favor de la ordenanza que
prohibe la megaminería en el municipio.
Pero ésta no es la primera victoria de Loncopué contra la megaminería, sino la
tercera.
Adriana Millán trabaja en el hospital de Loncopué. Cuando en 2007 empezó a
ver por el pueblo los camiones de la empresa minera canadiense Golden
Peaks no pudo “quedarse al margen”. El oro de uno de los cerros próximos
había despertado el interés de esta multinacional.
Los vecinos de Loncopué se organizaron, inspirados por la experiencia de
Esquel, en una Asamblea de Autoconvocados. De la misma forma que los
2. vecinos de Campana Mahuida, a 17 kilómetros de Loncopué, y la comunidad
mapuche de Mellao Morales.
La campaña en contra de la minera que iniciaron tuvo repercusión
internacional. “Al poco tiempo, la empresa canadiense decidió retirarse porque
sus acciones en bolsa había empezado a bajar por la protesta.Ésa fue la
primera victoria”, dice Millán. Había sido relativamente fácil. Sobre todo en
comparación con la amenaza que se avecinaba.
Y ahora... más difícil todavía
La segunda vez, en 2009, la empresa ya no era canadiense, sino china. Con el
nombre de Emprendimientos Mineros SA, la compañía compró una mina en el
cerro Tres Puntas “a un precio irrisorio”. Según cuenta Millán, no hubo licitación
ni se respetó ninguno de los mecanismos legales previstos para este tipo de
inversiones.“La estructura de la asamblea ya estaba creada, pero nos
encontramos con una diferencia. Al tratarse de una empresa china, que no
depende de la cotización en bolsa, no le temen en lo más mínimo a su imagen
pública”.
En esta ocasión, se trataba de una explotación de cobre a cielo abierto. El
emprendimiento implicaba, explica Adriana Millán, la construcción junto al cerro
de una planta de producción de ácido sulfúrico, utilizado para la extracción de
cobre. “Al conocer el proyecto, sabíamos lo que implicaban las voladuras, muy
cercanas a tierras mapuches y a los campesinos. El río que pasa por ahí es un
afluente del río Neuquén, y también sería contaminado. La comunidad
mapuche iba a ser seriamente agredida y desplazada por esa megainstalación.
El lonko [líder] de la comunidad siempre mantuvo muy fuerte su posición,
representando a la comunidad, que además considera al cerro Tres Puntas
como sagrado”.
Como profesional de la salud, Millán explicaba a los pobladores los efectos
nocivos de las minas a cielo abierto en el cuerpo humano. “Los metales
pesados van a parar al agua y provocan multitud de enfermedades: anemias
crónicas, distintos tipos de cáncer, problemas de fertilidad... El polvo de las
voladuras genera alergias, enfermedades respiratorias y problemas de piel. Por
no hablar de los posibles incidentes derivados de la manipulación de ácido
sulfúrico. Para esas tragedias no había infraestructura en el pueblo. Nosotros
dijimos que no estábamos preparados para la epidemia minera”.
A las dificultades se le sumaba la complicidad del Gobierno de la provincia,
presidido por Jorge Sapag. “La familia Sapag es de tradición minera. Tienen
empresas mineras varios familiares. El sobrino del actual gobernador es el
presidente de la Unión de Productores Mineros del Neuquén. Y uno de los
hermanos de Jorge Sapag es propietario de una empresa de infraestructura
logística que provee a mineras”.
Sin embargo, la coordinación de las asambleas de todos los pueblos y
comunidades afectadas, y, sobre todo, la unión entre vecinos y mapuches
frustró los planes de la minera. Por la vía legal consiguieron anular las dos
3. primeras audiencias públicas, paso previo para aprobar cualquier
emprendimiento minero. En marzo de 2009, el mismo día que la jueza canceló
la segunda audiencia, “por si acaso”, los vecinos convocaron la primera gran
marcha. “Creíamos que íbamos a ser un puñado y fuimos 3.000, de un pueblo
de 6.000.Vino gente de las otras comunidades mapuches y gente que no
sabíamos que iba a venir. Ahí el pueblo se empoderó mucho”, recuerda.
“Como si Argentina hubiera ganado el mundial”
Ante el aumento de la oposición al proyecto, la empresa aumentó a su vez los
actos de propaganda. Convocó una fiesta de la minería, con elección de reina
incluida, incluso el mismo intendente “repartió pollos” en la comunidad
mapuche de Mellao Morales. “Siempre buscaron apoyos entre los desocupados
y la comunidad mapuche, creyendo falsamente que eran los más débiles”. Al
mismo tiempo, comenzaban las amenazas, como las que recibió la radio
Arcoiris, una de las emisoras más críticas con el proyecto.
La tercera audiencia estaba convocada para septiembre de 2009. Una semana
antes la asamblea instaló un corte de ruta: los conocidos pasaban, no así “los
funcionarios mineros y los lobbistas locales, la mayor parte terratenientes que
colaboraban con la minera”. Por el otro camino a la mina, la comunidad
mapuche bloqueaba el acceso.
Mientras cientos de personas continuaban con los cortes de ruta, un grupo de
asambleístas, acompañados de organismos de derechos humanos, acudieron
a la ciudad de Neuquén, para hablar con el presidente del Tribunal Superior de
Justicia de la Provincia. La causa por la supuesta venta ilegal de la mina estaba
“cajoneada” desde hacía más de un año. “Se le informó al Tribunal de la
situación que se estaba viviendo, que no íbamos a permitir que se hiciera la
audiencia pública, que el clima era muy tenso. En ese momento estábamos
recibiendo rumores de que iban a venir con patotas de la construcción y
mineros. ’Les hacemos responsables de lo que pueda pasar’, les dijimos. Y
todo esto se hizo público”.
El día 28 de septiembre el Tribunal se iba a pronunciar sobre el reclamo. Un
grupo de asambleístas se había congregado para esperar el fallo. “Ahí vivimos
los momentos de mayor angustia. Nos enteramos porque nos comenzaron a
llamar, y de golpe se empezaron a escuchar bocinazos en todo el pueblo”.
Ante la evidencia de irregularidades, el Tribunal había decidido paralizar el
proyecto hasta que un nuevo juicio dictamine si esa venta fue legal. “Fue como
si Argentina hubiera ganado el Mundial de fútbol, todo el mundo salió a la calle,
en horario laboral, a abrazarnos y festejar.En ese mismo momento decidimos
que la marcha que se iba a hacer para impedir la audiencia la haríamos al día
siguiente, pero para festejar. Y ahí fue una marcha de victoria y alegría
absoluta, junto con toda la gente que nos había apoyado”.
Tres años después, la votación del referendum del 3 de junio convierte la
victoria de Loncopué, Camapana Mahuida y Mellao Morales contra la
megaminería en definitiva.