Andrew Feinstein realizó la investigación más completa sobre comercio de armas. El escritor sudafricano habla sobre la corrupción en la industria de armas y del reciente escándalo en las Fuerzas Militares colombianas.
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Comercio de Armas: "La corrupción no es una anomalía en esta industria"
1. "La corrupción no es una anomalía en esta industria"
Estados Unidos suministra armas al ejército iraquí para que enfrente
la lucha contra el grupo terrorista Al Qaeda. / AFP
EL MUNDO 22 FEB 2014 Andrew Feinstein realizó la investigación más
completa sobre comercio de armas. El escritor sudafricano habla
sobre la corrupción en la industria de armas y del reciente escándalo
en las Fuerzas Militares colombianas.
Por: Santiago Villa / Londres
El sudafricano Andrew Feinstein escribió el libro más completo que se
ha publicado en los últimos 30 años sobre el comercio mundial de
armamento, motivado por la experiencia personal de haber
destapado el peor escándalo de corrupción en la historia de la
Sudáfrica democrática. La revelación fue hecha durante sus años en
el Parlamento representando al partido de gobierno, el Congreso
Nacional Africano (CNA). Allí fue director del Comité de Veeduría de
Gastos Públicos y su apodo era el “Señor Limpio”. Sus denuncias, que
salpicaron a funcionarios del alto gobierno, llevaron a que el CNA lo
despidiera del parlamento y lo expulsara del partido.
En 2011 publicó El mundo de las sombras: el comercio mundial de
armas, libro en el que se basa un documental del mismo título, que
recibió apoyo de la BBC y será emitido en septiembre. Feinstein
conversó con El Espectador desde Londres.
La mejor forma de investigarlos, aunque es muy difícil, es tratar de
buscar, a través de derechos de petición a los gobiernos, a los
partidos políticos y a las compañías, cualquier contribución directa o
2. indirecta hecha por una compañía a un funcionario o a un partido.
Hay muchas formas de analizar estos vínculos que, sin duda, existen.
¿Cómo comenzó a investigar esto?
Mientras estaba escribiendo un libro sobre mi experiencia en el CNA
me interesé mucho por quienes corrompen, que casi siempre son
compañías del llamado mundo occidental, de China y de Rusia. Me
centré en el comercio de armas porque resulta bastante excepcional.
Es la manifestación extrema de la peor faceta de las relaciones entre
negocios y política. Invertí unos cinco años y medio viajando por el
mundo, hablando con personas que participan en todos los aspectos
del comercio de armas: gente en las compañías que las fabrican,
políticos, comerciantes de armas, periodistas investigativos,
detectives y fiscales.
En su libro afirma que esta industria está “diseñada para ser
corrupta”. ¿Por qué?
La expresión no es mía sino de Joe Roeber, un funcionario de
Transparencia Internacional, quien tras investigar contratos de
armamento en todo el mundo concluyó que hasta un 40% de la
corrupción en el comercio mundial se da en el comercio de armas. No
es una anomalía de la industria del armamento, sino que forma parte
de la forma como está estructurada. En algunos casos los negocios de
armas se dan precisamente por la corrupción, porque alimenta otras
actividades o favorece a ciertas personas. Es muy importante
entender este tema desde un punto de vista sistémico. No es una
aberración desafortunada, no es que a veces haya corrupción en
estos contratos, todavía no he encontrado un solo negocio de
armamento en el que no haya algún grado de ilegalidad.
Es difícil analizar estas transacciones porque son secretas. Se
invoca la seguridad nacional para mantenerlas confidenciales.
Puede haber algunas compras en el sector de defensa que deban
permanecer confidenciales, pero el velo del secreto de la seguridad
nacional se utiliza para encubrir comportamientos criminales y
corruptos por parte de las compañías que fabrican armas, de los
comerciantes, de los gobiernos y de los políticos. No hay ningún
motivo para que muchos de los aspectos de estos acuerdos deban
permanecer confidenciales. Por ejemplo, los pagos a los agentes e
intermediarios no se hacen públicos porque supuestamente son un
asunto de seguridad nacional. Pues no lo son. Si son comisiones
legítimas y cantidades razonables, ¿por qué no pueden ser públicas?
¿Por qué no podemos saber con quién se reunieron, a través de quién
y para recibir cuánto? Levantar este velo reduciría la corrupción en el
comercio de armas en un 50 o 60%.
3. En Colombia se está destapando uno de los casos de corrupción en
compra de armas más graves de los últimos años. Según las
revelaciones, parte del dinero de las comisiones se habría empleado
para pagar encubrimientos y defensas en casos de violaciones a
derechos humanos y falsos positivos cometidos por los militares.
El hecho de que se permita florecer una cultura corrupta hace más
fácil que se cometan otras violaciones, como las de derechos
humanos, en nombre de la seguridad nacional, y los altos mandos de
las estructuras militares y políticas a menudo entran en connivencia.
En Irak, por ejemplo, hubo un escándalo con la contratista
Blackwater, en el que mataron a 18 civiles iraquíes y el
encubrimiento inicial, por parte del Departamento de Defensa de
Estados Unidos, fue que se trataba de insurgentes. Allí hay puntos
comunes con la historia a la que usted hace referencia en Colombia
(los falsos positivos).
Los despidos y las renuncias en este escándalo de corrupción
no han salido de los círculos militares. ¿Cómo dar el salto
investigativo para determinar si hubo participación de altos
funcionarios civiles?
Pues lo obvio para decir en un caso así es que el jefe superior, es
decir, el ministro de Defensa, es quien debe asumir responsabilidad.
¿No ha sido así?
¿Acaso cómo funciona la cadena de mando allá? Por otro lado, el
aspecto menos investigado en las compras de armas es la relación
que se teje entre las compañías de defensa y los políticos o partidos
políticos para obtener favores, buscar contratos específicos o lograr
cambios en una política de gobierno. Son vínculos muy comunes.
Hablemos de las compañías de armamento, que la prensa aún no ha
mencionado en este escándalo, pero que son protagónicas en su
libro. Uno de los primeros generales que renunció fue quien lideró la
compra de 64 Black Hawks en Colombia (general Javier Rey Navas).
La compañía que los fabricó fue Sikorsky. Usted menciona esta
compañía en su libro.
Sikorsky, como todos los contratistas de defensa, ha surgido en una
serie de escándalos de corrupción y otros relacionados con los costos
de sus equipos, la demora en sus entregas y los problemas con su
calidad. El caso más famoso fue el llamado “affaire Westland” en el
Reino Unido, durante los años ochenta. Pero quizá más reciente y
más importante sea el de su provisión de equipos a las fuerzas
americanas en Irak, en la que ha habido cuestionamientos muy
serios. El comportamiento de esta compañía se ajusta a un modelo
4. que se repite con otros fabricantes de armas. No me sorprende que
aparezca mencionada allá.
¿Cómo afecta el comercio de armas a la gobernabilidad y
transparencia de un país?
Lo viví en Sudáfrica. El comercio de armas corrompió por completo a
mi partido, el CNA, cuando la democracia era todavía joven. Tenemos
también las oportunidades que se pierden por los costos económicos:
lo que se podría hacer con los miles de millones de dólares que se
gastan en armas y se pierden por corrupción. Y, por último, el
comercio de armas influye en que los conflictos se resuelvan por
medios militares antes que por medios diplomáticos. Estados Unidos
emplea a más personas operando y haciendo mantenimiento a un
portaaviones, que diplomáticos alrededor del mundo, y hay 11
portaaviones.