La tercera ola de fusiones ocurrió entre 1965-1970, coincidiendo con un periodo de crecimiento económico. Las empresas comenzaron a fusionarse en grandes conglomerados diversificados. Sin embargo, ante la complejidad de gestionar estas grandes compañías diversificadas, en los años siguientes hubo un proceso de reorganización y desinversión para racionalizar la anterior euforia de adquisiciones no relacionadas.