2. Reconocimiento del paro cardiaco
Los profesionales sanitarios no son capaces
de detectar de forma fiable la presencia o
ausencia de pulso en menos de 10 segundos
en lactantes o niños buscar signos de vida
y si están seguros en la técnica, podrán añadir la
palpación del pulso para el diagnóstico del paro
cardíaco y decidir si deberían iniciar las
compresiones torácicas o no.
La decisión de iniciar la RCP debe ser
tomada en menos de 10 segundos. De
acuerdo con la edad del niño, se puede utilizar la
comprobación del pulso carotídeo (niños),
braquial (lactantes) o femoral (niños y lactantes).
3. Relación compresión/ventilación
La relación compresión-ventilación (CV) utilizada en niños
debe basarse en si están presentes uno o más reanimadores.
A los reanimadores legos, que por lo general solo
aprenden técnicas con un solo reanimador, se les
debería enseñar a utilizar una relación de 30:2, igual
que en las guías de adultos, lo que permite a cualquier
persona entrenada en SVB, resucitar niños con una mínima
información adicional.
Los reanimadores profesionales deberían aprender y
utilizar una relación CV de 15:2; sin embargo, pueden
utilizar la relación 30:2 si están solos, en particular si no
están consiguiendo un número adecuado de compresiones
torácicas.
La ventilación sigue siendo un componente muy importante
de la RCP en paradas asfícticas. Los reanimadores que no
puedan o no deseen realizar ventilación boca-a-boca deberían
ser alentados a realizar al menos RCP con sólo compresiones.
4. Compresiones de calidad
Se hace hincapié en conseguir compresiones de calidad
de una profundidad adecuada con mínimas
interrupciones para minimizar el tiempo sin flujo. Hay
que comprimir el tórax en todos los niños por lo menos 1/3
del diámetro torácico antero-posterior (es decir, aprox. 4 cm
en lactantes y unos 5 cm en niños).
Se enfatiza la descompresión completa subsiguiente.
Tanto para los lactantes como para los niños, la frecuencia de
compresión debería ser de al menos 100 pero no mayor de
120/min.
La técnica de compresión para lactantes consiste en
compresión con dos dedos para reanimadores
individuales y la técnica con dos pulgares rodeando el
tórax para dos o más reanimadores.
Para niños más mayores, puede utilizarse la técnica de una o
dos manos, según las preferencias del reanimador.
5. DEAs en niños
Los desfibriladores externos automáticos
(DEAs) son seguros y eficaces cuando se
utilizan en niños mayores de un año.
Para niños de 1-8 años se recomiendan parches
pediátricos o un software específico para atenuar
la descarga de la máquina a 50-75 J. Si no se
dispone de una descarga atenuada o una máquina
de regulación manual, puede utilizarse en niños
mayores de un año un DEA para adultos sin
modificar.
Se han referido casos de uso con éxito de DEAs
en niños menores de 1 año; en el raro caso de
producirse un ritmo desfibrilable en un niño
menor de 1 año, es razonable utilizar un DEA
(preferentemente con atenuador de dosis).
6. Reducir tiempo sin flujo
Para reducir el tiempo sin flujo, cuando se utiliza
un desfibrilador manual, las compresiones
torácicas se continúan mientras se aplican y
cargan las palas o parches (si el tamaño del
tórax del niño lo permite). Las compresiones
torácicas se detienen brevemente, una vez que el
desfibrilador está cargado, para administrar la
descarga.
Por simplicidad y coherencia con las guías de SVB
y SVA en adultos, se recomienda para la
desfibrilación en niños una estrategia de una sola
descarga con una dosis no creciente de 4 J/kg (de
preferencia bifásica, pero la monofásica es
aceptable).
7. Tubo endotraqueales
Los tubos traqueales con balón pueden ser
utilizados con seguridad en lactantes y niños
pequeños y se debe comprobar su presión de
inflado.
El tamaño del tubo debería ser seleccionado
mediante la aplicación de una fórmula validada.
8. Presión cricoidea
No está clara la seguridad y la
utilidad de emplear la presión
cricoidea durante la intubación
traqueal. Por lo tanto, la aplicación
de presión sobre el cricoides se
debe modificar o suspender si
impide la ventilación o la velocidad
y la facilidad de la intubación.
9. Capnografía
La monitorización de dióxido de
carbono espirado (CO2),
idealmente por capnografía, es
útil para confirmar la posición
correcta del tubo traqueal y
recomendable durante la RCP para
ayudar a evaluar y optimizar su
calidad.
10. Riesgo hiperoxemia
Una vez que la circulación
espontánea se restablece, la
concentración de oxígeno inspirado
debería ajustarse para limitar el
riesgo de hiperoxemia.
11. Otros
La implementación de un sistema de
respuesta rápida en un entorno de
pacientes pediátricos puede reducir las
tasas de parada cardiaca y respiratoria y
la mortalidad intrahospitalaria.
Los nuevos temas en las guías de 2010
incluyen canalopatías y varias
circunstancias especiales nuevas: trauma,
ventrículo único pre y post primera fase
de reparación, circulación post-Fontan e
hipertensión pulmonar.