La reforma procesal penal en Chile se ha implementado gradualmente desde 2000, comenzando en las regiones IV y IX ese año y llegando a la Región Metropolitana en 2005. La reforma busca hacer el proceso judicial más rápido, eficiente y transparente, cambiando de un proceso escrito y secreto a uno oral donde las partes y fiscales se enfrentan ante jueces. Además, la sentencia ya no es dictada por el juez investigador, sino por un tribunal de tres jueces, y los fiscales deben recibir a las víctimas