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Sexancianidad
¡Dios mío, qué solos se quedan los viejos!
Hace muchos, muchos años, durante los tiempos románticos de mi juventud pasada, que solía envolverme en el placer infinito de
leer los poemas líricos de la lengua castellana. Esos recuerdos le prestan el título a esta presentación. Se trata de las Rimas de
Gustavo Adolfo Bécquer, quien en su poema muy triste repetía cadenciosamente "... Dios mío, ¡qué solos se quedan los muertos!..."
La juventud se considera no sólo un período relativamente fugaz de nuestras vidas; sino que también, puede considerarse como
estado evolutivo en el ciclo psico-vital de nuestras existencias, como lo es, sin duda, en una mayoría de los casos, un estado de
ánimo, y asimismo una actitud mental.
Con el paso de los años nuestras habilidades se circunscriben, nuestros sentidos disminuyen en su agudeza, nuestros reflejos se
prolongan en el tiempo de sus respuestas, nuestros intereses se reducen en su alcance, nuestra relevancia comienza a desaparecer
progresivamente; volviéndose los llamados "Años de Oro de la Vida", a veces, una penuria prolongada de un modo innecesario.
“El corredor de maratones más viejo del mundo: 96 años de edad…”
Hay dos asuntos que son bien importantes y que hay que tener en cuenta cuando se atenta la intrepidez de tratar de explicar esta
etapa de nuestras vidas. La primera es que para los fines del Siglo XX, una proporción muy alta de la población mundial estaba
constituida por "gentes viejas"; y, segundo, que todas esas "gentes viejas", en el siglo XXI, no se ajustarán a los moldes
estereotípicos que nuestra sociedad les ha asignado.

¿Cuáles son esos "moldes estereotípicos" a los que yo me refiero?:
Que los viejos son limitados en sus habilidades atléticas. ¡Error!. Los viejos pueden entrenarse a correr maratones y a hacer
ejercicios aeróbicos --- hecho corroborado por el número creciente de aquellas personas de mucha edad quienes compiten sin
dificultades y exitosamente en las olimpíadas que se llevan a cabo por toda Norteamérica anualmente.
Que los viejos carecen de vida e interés sexual. Otro concepto equivocado que falla en tomar en cuenta que los viejos sí que tienen
intereses y existencias eróticas basadas en diseños exquisitamente "planeados" para nuestras especies. Lo que sucede es que
nuestros estereotipos les asignan a ellos un climaterio prematuro y arbitrario al que ellos mismos, a menudo se "someten", sin saber
por qué lo hacen.
Que a los viejos hay que engañarlos y hay que guardarles secretos --- como a los niños muy jóvenes. "No le digan que va a ver un
psiquiatra para su depresión, díganle que va a ver un médico para el asunto de que el pelo se le está cayendo"... un insulto u otra
injuria adicional que se comete.
Que a los viejos hay que tratarlos como si fuesen infantes. No sólo se les roba la relevancia cuando se les fuerza a la jubilación
prematura; sino que cuando se les visita, se hace de modo obsequioso y patrocinante, cargados de golosinas, presentándole "unos
dulcitos" para "que se sientan bien" (¡qué farsa más torpe!).
Que la pérdida de memoria, que a veces aparece en algunos seres ancianos es síntoma patognomónico de la decadencia funcional
del individuo; y no que, en su lugar, puede que sea una manifestación de trastornos depresivos, de la mala alimentación y/o de la
falta de estimulación social y emocional. A veces es mejor asignarle a alguien (eufemísticamente una "enfermera"), en lugar de
dedicarle tiempo con interés y sinceridad a la persona mayor. Lo que, en mi opinión es, simplemente crueldad injustificada.
Habiendo elaborado someramente, en aspectos selectos, del problema de nuestros viejos. Yo quisiera hacer otros juicios que
aplican de modo bastante consistente a nuestra sociedad.
En cualquier país la cúpula de la ambición de los jóvenes, está ligada al hecho de que la mayoría de los graduados, vástagos de
familias adineradas, inevitablemente pararán trabajando para (y en los negocios de) los padres exitosos quienes fueron los
fundadores del imperio económico de la familia. Ello significa que luchas entre aliados serán inevitables entre los hermanos, sus
cónyuges, los primos (que inevitablemente los habrá); y, por supuesto, la vieja generación , quien ve su relevancia amenazada por la
presencia de una "juventud impetuosa", cuyas ideas (aunque sean originales) a veces parecen audaces e impulsivas, en lugar de
relevantes.
He aquí el punto desde el cual estratégicamente los viejos se "vuelven" "muy viejos", se les infantiliza, se les miman, se les engorda,
se les retira, y se les relegan a la compañía de la proverbial "compañera y custodia".
Como se lamentaba un señor de mente clara, de visión intacta y de intereses vastos; pero que era viudo: "¿Para esto nosotros
criamos a los hijos?".
¡Dios mío y qué solos se quedan los viejos!
Dr. Félix E. F. Larocca
Vídeo sexo en la tercera edad (vale la pena ver este material):
http://www.dailymotion.com/video/x82tyf_sexo-en-la-tercera-edad-harriet_school

Sexo y felicidad en la tercera edad
La esperanza media de vida se ha venido incrementando desde hace siglos como consecuencia de las mejoras en la salud,
alimentación y calidad de vida. Ello quiere decir que cada vez las personas vivimos más y en mejores condiciones. Los “mayores”
(se considera “anciano” a toda persona por encima de los 65 años) de nuestra sociedad se conservan mejor, tienen más calidad de
vida, se encuentran más activos socialmente… y también sexualmente.
Pese a la posible existencia de tabús al respecto, los estudios demuestran que muchas parejas estables de edad avanzada
siguen manteniendo actividad sexual cuando sus condiciones de salud lo permiten. Así mismo, las personas de la tercera edad
siguen experimentando deseo sexual (la existencia o no de deseo sexual a estas edades ha sido muy cuestionada, pero diversos
estudios ponen de manifiesto la presencia de deseo en este momento vital). Debemos tener en cuenta que la diferenciación dentro
del ciclo vital de un período denominado “Tercera Edad” y que el punto de inicio de éste período se sitúe a los 65 años vine
establecido de manera arbitraria. Es cierto que “la vejez” o la “ancianidad” es una etapa vital que se corresponde con unos
correlatos físicos y orgánicos (el hecho es que el cuerpo se va deteriorando progresivamente con la edad), pero el proceso de
envejecimiento es muy heterogéneo y no se da de igual manera en unas personas que en otras. Es más, cada vez la variabilidad
en el proceso de envejecimiento y en la calidad de éste es mayor entre unas personas y otras, y en ello influyen mucho los hábitos
de vida que la persona ha venido manteniendo y mantiene a esas edades.
Lo que es importante entender es que al llegar a los 65 no se establece ningún corte abrupto con la vida anterior. No se trata de un
momento a partir del cual se deja de ser “adulto” y se pasa a ser “anciano”, con todas las connotaciones (a veces negativas) que ello
tiene asociado. Muchas veces esas connotaciones son el resultado del desconocimiento o la presencia de algunos sesgos sobre
la capacidad de acción, autonomía y disfrute de las personas a partir de dicha edad. No podemos olvidar que, al fin y al cabo, el
envejecimiento es un proceso y no una condición que llega de golpe y rompe con la vida anterior. Por ello, es natural que la
mayoría de capacidades y hábitos que el adulto tiene se mantengan una vez superada la franja de los 65, sobre todo cuando dichas
capacidades se siguen entrenando y practicando. Entre estas capacidades y hábitos nos encontramos el sexo y el deseo sexual.

Si hasta ese momento se ha estado practicando, no hay razón para creer que se debe dejar de practicar, pese a la existencia de
ciertos prejuicios que aún se mantienen a nivel social y que es preciso modificar. Ideas como: la vida sexual se acaba en la
madurez, el sexo en la tercera edad puede ser algo inadecuado, mal visto, poco higiénico, no apropiado para la edad, o que puede
acarrear problemas de salud…tienen aún mucho calado, pese a que las investigaciones en salud sexual durante la tercera edad,
informan de datos contrarios. En este sentido, la investigación realizada por Adrienne Jackson y su equipo sostiene que las
personas mayores de 65 años siguen activas sexualmente en una alta proporción (mayor de los que niegan tener relaciones) y
que además, estas personas se sienten más felices a nivel general y en su situación matrimonial.
Jackson explica que muchas veces son las presiones externas las que influyen de manera negativa en la actividad sexual a edades
avanzadas, produciendo una reducción en la frecuencia. En la misma línea, Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de
Barcelona y vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, apunta que “Socialmente no está aceptado
que las mujeres y los hombres a partir de la tercera edad tengan relaciones sexuales”, y añade que “Cuando se quedan
viudos o viudas, muchas veces es la propia familia la que les dificulta encontrar una pareja. No obstante, el hecho es que
estas personas se siguen enamorándose y siguen teniendo deseo sexual”.
Las necesidades fisiológicas y emocionales siguen manteniéndose una vez cumplidos los 65 y por muchos años más. El deseo
sexual no desaparece a esas edades (aunque puedan experimentarse ciertas reducciones en la libido –deseo sexual- asociado a
cambios hormonales, ingesta de fármacos o presencia de alguna patología física), y por tanto, las relaciones sexuales no tienen por
qué desaparecer, aunque puedan verse modificadas en cuanto
Su forma, el tiempo de duración, la frecuencia… todo dependiendo de la necesidades de la pareja. Investigadores del Centro de
Salud y Envejecimiento de Australia Occidental, explicaron en un estudio publicado en Archives of Internal Medicine, que, si bien las
personas mayores son menos propensas que los jóvenes a ser sexualmente activos, muchos siguen manteniendo relaciones a
partir de la octava década de la vida, de manera que, aunque la actividad sexual disminuye con la edad, el interés por el sexo
sigue presente en un gran número de personas en la tercera edad.
Lo que es claro es que aquello que se deja de usar “desaparece” o se elimina del repertorio de conductas y tanto el deseo sexual
como el mantenimiento de relaciones sexuales también responden a esta máxima: Si se deja de practicar sexo, se dejará de
tener ganas de practicarlo, pues se dejarán de experimentar los aspectos gratificantes del sexo, y al reducirse la asociación entre
el sexo y las emociones y sensaciones positivas que produce, dejará también de experimentarse el deseo y las ganas de hacerlo.
Por tanto, a medida que se deja de practicar, también se perderá el hábito. Pero esto no sucede sólo en la tercera edad, sino que
también puede ocurrir en la juventud y en la edad adulta. Así que, como vemos, la edad no tiene por qué ser la causa que justifique
directamente la pérdida del deseo o la reducción de las relaciones sexuales, sino que tienen más peso otros factores como
los prejuicios sociales sobre el sexo en la tercera edad o posibles condiciones orgánicas asociadas al padecimiento
de enfermedades o al consumo de fármacos (ej. parece que la presencia de diabetes o el consumo de antidepresivos provoca
reducciones en la lívido, así como la reducción de los niveles de testosterona. En la mujer, la menopausia también puede provocar
alguna alteración hormonal que altere la libido, pero en algunas mujeres el deseo se ve incluso aumentado después de la
menopausia). Lo que parece claro es que también en lo relativo al deseo sexual y al mantenimiento de relaciones sexuales, la
variabilidad es muy alta en personas de la tercera edad.
Relación entre sexo, felicidad y satisfacción con la pareja
Jackson y su equipo, en un estudio realizado con 238 sujetos casados de más de 65 años, han establecido relaciones entre la
actividad sexual y la valoración subjetiva sobre la satisfacción con la vida y con la relación de pareja, pudiendo concluir que “la
sexualidad a edades avanzadas es un indicador de felicidad”. De esta manera, aquellos matrimonios “mayores” que decían
mantenerse sexualmente activos (fuera cual fuera el tipo de relación sexual que se mantuviera –sexovaginal, anal, masturbación,
juegos…-) decían encontrarse tambiénmás felices con su vida, y con su relación de pareja.
En lo relativo al nivel de felicidad general, sólo el 40% de los que no tenían actividad sexual dijeron que eran muy felices con su vida,
frente al 60 % de los que sí se mantenían activos sexualmente. En cuanto a la satisfacción marital, sólo el 59% del grupo no activo
sexualmente decía encontrarse muy feliz con la pareja, frente al 80% de los matrimonios que mantenían sus relaciones íntimas. Para
la autora, estos hallazgos son importantes de cara a realizar intervenciones en salud sexual con personas de la tercera edad, con el
objetivo de incrementar su calidad de vida y su satisfacción general.
En apoyo a lo anterior, Molero, añade que la percepción de la salud por parte de los “mayores” activos, mejora cuando se
preservan las relaciones íntimas y esto puede venir explicado porque las relaciones sexuales forman (o han formado hasta ese
momento) una parte natural de la vida y una capacidad y necesidad más de la persona; por ello, su mantenimiento es sinónimo de
mantenerse activo y “capaz”, y puede asociarse a la percepción de un buen estado de salud; mientras que la desaparición o
reducción de las relaciones, puede ser vivido como un problema o percibirse como una reducción de las capacidades, una merma de
la salud y un efecto colateral del envejecimiento, contra el que además no se puede hacer nada. No obstante, la persona tiene
mucho que decir para que esto no ocurra.
Se pueden hacer muchas cosas para promover un envejecimiento activo y de calidad, que garantice al máximo el mantenimiento
de nuestras capacidades y hábitos saludables previos y prevenga deterioros y disfunciones. La forma en que se desarrolle el
proceso de deterioro natural vendrá determinado por el afrontamiento que hagamos del mismo: De lo que hagamos dependerá el
curso de nuestro envejecimiento. “La función hace al órgano”, y en este sentido, todo aquello que sigamos practicando (cualquier
conducta, hábito o capacidad), se mantendrá “vivo” en nuestro repertorio de conducta, mientras que todo aquello que dejemos de
hacer, utilizar, aplicar, entrenar… se perderá. No hay razón para no continuar con lo que ha sido nuestra vida hasta ahora (en la
medida en que nuestras circunstancias internas –enfermedades, algún tipo de discapacidad- y externas –circunstancias de nuestro
entorno- lo permitan), sólo habrá que ir readaptándonos a las nuevas condiciones físicas y ambientales que se nos vayan
presentando, sabiendo aceptar que el deterioro físico y orgánico es un hecho que forma parte del curso natural de la vida, pero
que no debe limitarnos más allá de las dificultades reales que puedan aparecer:
Es decir, no debemos ponernos nuestras propias trabas, asumiendo de partida que hay cosas que no resultan apropiadas según qué
edad (ej. una de ellas podría ser el sexo), a menos que esas cosas supongan un problema real para la salud y no sean
recomendables, pero al margen de eso, todo aquello que esté dentro de nuestras posibilidades y capacidades, podemos seguir
haciéndolo, entrenándolo y así, manteniéndolo. Cuando algo se entrena, se fortalece y se consolida, por lo que perdura más
tiempo en nuestro repertorio conductual y se hace más resistente a la desaparición.
Personas “Mayores” y Sexualidad
Como se ha mencionado, existen algunos prejuicios e ideas erróneas en relación a la práctica del sexo durante la tercera edad,
aunque el hecho es que las personas mayores pueden seguir manteniendo sexo hasta edades muy avanzadas.

La frecuencia de los contactos puede verse reducida, o puede alterarse el modo en que se mantienen esas relaciones (por ejemplo,
más juegos y caricias), pero el hecho es que la actividad no tiene por qué desaparecer de la vida de las personas mayores, sobre
todo cuando ambas partes de la pareja pueden permitírselo y así lo desean.
En este sentido, han resultado factores clave para el mantenimiento de las relaciones íntimas durante la ancianidad: 1) El tener
una pareja capacitada y que muestre así mismo interés por las relaciones íntimas y 2) Que no existan problemas de salud que
impidan o dificulten el mantenimiento de relaciones. Lo primero se puede prevenir haciendo un esfuerzo por no descuidar las
relaciones íntimas, reservando un espacio para ellas, por el motivo que hemos visto: aquello que dejamos de practicar,
desaparece; se termina perdiendo el interés por aquello que no se cuida.
No obstante si las relaciones de pareja se cuidan y se mantienen, continuarán siendo gratificantes y por tanto, nos seguirán
apeteciendo. Eso derivará en una mejor relación de pareja y en un mejor estado de salud física y psicológica. Lo segundo se puede
prevenir manteniendo unos hábitos de vida saludable, que deben empezar a ser construidos lo antes posible: Cuanto más
saludable sea nuestro estilo de vida y cuanto antes desarrollemos buenos hábitos de vida, mayor será nuestra probabilidad de
llegar a la tercera edad con buena salud.

Pese a que la sexualidad en la tercera edad ha sido un tema bastante descuidado en el pasado, cada vez está cobrando mayor
importancia y se están corrigiendo las ideas erróneas al respecto. Es posible consultar a profesionales y buscar ayuda para mejorar
la interacción de la pareja a estas edades y tratar posibles problemas relacionados con la falta de deseo o de cualquier otro tipo.
"El sexo en la vejez puede ser más grato que en la juventud"
"Hay que destruir el mito de que los ancianos no tienen interés en el sexo y que, si lo tienen, son obscenos, como si no
fuera acaso normal y correcto para todos tener relaciones íntimas hasta el final de la vida". Esta es una de las ideas que
defiende el gerontólogo y geriatra estadounidense Robert N. Butler, director del Instituto Nacional del Envejecimiento de EE UU y presidente
del primer departamento de Geriatría de la Mount Sinai School of Medicine Nueva York.

Butler, que ha asistido en Viena a la Asamblea Mundial de la ONU sobre el Envejecimiento, en calidad de observador de la OMS
(Organización Mundial de la Salud), es uno de los líderes de la investigación gerontológica norteamericana y se ha concentrado
especialmente en aspectos sociales y psicológicos de la vejez. El científico estadounidense ganó el Premio Pulitzer en 1976 con un
ensayo sobre la vejez y ha provocado polémicas con su obra Sex after sixty (El sexo después de los sesenta), publicada en
colaboración con Myrna Lewis. Butler, que tiene 55 años y es padre de cuatro hijas, la menor de ellas de poco más de dos años,
cree que hay que abolir el estereotipo del viej@ “rabo” verde (dirty old man o dirty old woman) y que se debe restituir a los
ancianos el derecho a disfrutar de una vida sexual normal, que puede ser incluso más satisfactoria que la de una persona
joven".
A medida que uno envejece, dice Butler, se adquiere "el segundo lenguaje de la sexualidad" y el egoísmo juvenil se transforma a
menudo en "un mayor sentido lúdico, en más expresividad y amabilidad".
La medicación, las enfermedades, los prejuicios sociales y la familia del anciano son los problemas más graves con los que éste
topa a la hora de reivindicar su sexualidad, opina el gerontólogo estadounidense,
Los medicamentos interfieren a veces con la sexualidad, pero la persona anciana no se atreve en ocasiones a comentar
este aspecto con su médico, quien a solucionar el problema, o bien cambiando los medicamentos, o bien reduciendo la
dosis.
Enfermedades como la artritis o las dolencias cardiacas pueden, por otra parte, ser dolorosos obstáculos para una relación erótica,
pero se pueden tomar precauciones. Si se trata de artritis, "elegir para la relación sexual ciertas horas del día en que los músculos
están más relajados" y si las molestias son cardiacas, "tomar medicamentos contra el dolor inmediatamente antes de iniciar la
relación".
El miedo a perder la herencia y el dinero o las propiedades del viejo hace que "la familia sea en ocasiones sorprendentemente
insolidaria con el anciano que ha decidido buscarse una nueva amiga o esposa".

Las mujeres están mejor preparadas
La sociedad, con todo, parece aceptar mejor que un anciano corteje a una joven que al revés, y la viuda alegre no goza de
simpatías. En este punto es donde el concepto de viejo verde tiene su equivalente femenino con toda su carga de profundos
prejuicios, dice Butler. El gerontólogo norteamericano cree que ya que las mujeres viven más tiempo que los hombres, "deberían
seleccionar a sus parejas masculinas tres o cuatro años más jóvenes que ellas".
"La mayor longevidad de las mujeres puede estar relacionada con el hecho de que éstas tienen mejores sistemas
inmunológicos y tal vez pueden luchar mejor contra la infección y la diseminación de células cancerígenas. Sin embargo, la
teoría no es aún bastante sólida".
En opinión de Butler, no existe ninguna prueba de que la mujer vaya a vivir menos a medida que se incorpora al proceso productivo
y abandona el hogar, sino todo lo contrario: "La mujer que trabaja fuera parece vivir más que la que permanece en el hogar".
La mujer se las arregla mejor que el hombre cuando pierde a un ser querido. "Los hombres que pierden a su esposa tienen más
posibilidades de morirse en el año que sigue al fallecimiento que al revés". Las mujeres "son más emotivas, tienen relaciones más
íntimas y mejores sistemas de apoyo social que los hombres".
"Uno de los temores más terribles, incluso de niño, es el de envejecer, perder la memoria y no reconocer a un amigo, pero la vejez
no es sinónimo de senilidad, y dentro de cien años este mal que parecía inevitable hace un siglo no existirá", dice Butler.
Para el científico norteamericano es fundamental no seguir identificando la vejez con enfermedades y fenómenos (arrugas,
trastornos musculares, artritis, cáncer, incapacidad) que "ocurren más frecuentemente con el paso de los años, pero que no definen
el envejecimiento".
El envejecimiento se traduce a nivel físico por una disminución de la velocidad de reproducción de las células y una mayor lentitud
del sistema nervioso central, pero es también un concepto definido socialmente.
Disciplina física, personal y social
"En los países occidentales, la frontera del envejecimiento se pone ahora en los 60 o 65 años, pero en países como España, donde
la gente disfruta de una gran longevidad debido tal vez a sus hábitos culturales, la vejez no empieza tal vez hasta los 75 años”. El
envejecimiento podrá ser controlado en el futuro actuando sobre el sistema inmunológico que se va debilitando con la edad. "En
animales de laboratorio ha sido posible trasplantar ciertos tipos de células inmunológicas de ejemplares jóvenes a viejos y éstos han
recuperado parte de su vigor inmunológico".
De momento, sin embargo, "no hay ningún preparado o medicamento mágico" que pueda dar minutos o días extras" más allá de un
tiempo vital que para la especie humana se calcula en 110 años, dice Butler. Lo que sí hay son métodos para potenciar la dotación
genética que nos marca para una vida corta o larga.
El doctor Butler recomienda una disciplina a tres niveles (físico, personal y social) que pasa por la moderación en el alcohol, la
abstención total en el tabaco y la disminución de la sal, las grasas y las tensiones, combinada con el aumento del ejercicio físico, la
existencia de una finalidad en la vida y de un entorno social que apoye y dé afecto a la persona.
De todas maneras hay cosas inevitables, y se debe aceptar la realidad fundamental de que "algún día habría que decir adiós a las
personas que se ama y morir". Y uno debe prepararse para la muerte "desde el comienzo de la educación en la escuela; no de una
manera enfermiza, pero sí familiarizándose con el ciclo y el ritmo de la vida".
Buder cree que las organizaciones como México, el inapam, puede ayudar a la gente frente a la muerte, pero sólo hasta cierto
punto, porque "la gente religiosa no se enfrenta mejor a la muerte que la no religiosa, según muestran algunos estudios que
tenemos".
Tercera edad: Cambios en la Sexualidad
“En el aprendizaje sexual cada quien es maestr@ y discípul@ de sí mismo. Cada maestr@ tiene su librito. Este proceso
de aprendizaje termina cuando finaliza la vida” ~Alonso Acuña Cañas

Este es un tema muy interesante y atingente, estamos en una sociedad que camina pasos agigantados hacia el envejecimiento de la
población, y digámoslo, todos vamos hacia allá, unos antes otros después.
La percepción de la sociedad aun no ha cambiado, hay una especie de cortina que deja a un lado la sexualidad de nuestros padres
y abuelos, incluso algunos se niegan a creer que tienen una vida sexual activa y que puedan tener deseos como los seres humanos
que somos. Nuestra sexualidad nos acompañara hasta el final de nuestros días, y las personas de la tercera edad saben de ello.
¿Verdad?. Estoy segura que alguno de ellos llegara a este artículo, yo no tengo 70 años es cierto, pero escribo sobre este tema
porque soy matrona y mi formación me enseña sobre el proceso reproductivo por todas las etapas de la vida, y esta es una
importante.
Ya no hay hijos, las mayores preocupación han pasado y queda más tiempo para disfrutar si se tiene pareja, mucho mejor, pues es
un nuevo pololeo.Pero hay que mencionar, que a medida que pasan los años nuestros cuerpos pasarán por cambios y esto lo
vamos a ir explicando.Se ha demostrado que el sexo y la sexualidad juegan un papel importante en el envejecimiento saludable y
pleno; sin embargo, las personas ancianas tienen una conducta sexual heterogénea en relación a sus apetitos y a sus intereses.
Con el envejecimiento fisiológico se producen una serie de cambios anatómicos en los órganos sexuales de los ancianos, que se
acompañan de modificaciones funcionales en las distintas fases del ciclo sexual.
Antes de ver los recuadros resumen recordemos que hay cuatro fases en el ciclo sexual humano: excitación, plateau, orgasmo y
resolución.
En la etapa de excitación el anciano necesita más minutos que el joven para lograr la erección y esta es más débil, si comparamos,
un joven es mucho más fácil de excitar ya sea por estímulos visuales o táctiles. Hablando de la mujer, una anciana demora mucho
más en lubricarse que una joven, de aquí que el mercado se este adaptando a esta necesidad creciente de la población mayor con
variados productos para la lubricación artificial.
Fase de plateau o meseta: es más larga por disminución de la fuerza del músculo cremaster con disminución de la elevación
testicular. En la mujer la elevación del útero está disminuida; la duración y la intensidad a la estimulación sexual para lograr un
orgasmo está aumentada.
Fase de orgasmo: es más corta y con un menor volumen de líquido seminal. En la mujer las contracciones musculares para el
orgasmo existen pero disminuidas en número e intensidad, pudiendo haber contracciones dolorosas.
Fase de resolución: la pérdida del volumen peneano es más rápida y el período refractario está alargado, en la mujer está más
alargada que en las jóvenes y presentan una reducción de la capacidad del multiorgasmo.
Los estudios acerca de la conducta sexual en personas ancianas muestran que la actividad sexual es intervenida por una
combinación compleja de diferentes factores: físicos, psicológicos y sociales como son la salud física, tabúes sociales, estado
conyugal, el conocimiento sobre la sexualidad, autoestima y actitudes hacia la sexualidad.
La imagen corporal cambia, si cuando engordamos un poco nos sentimos mal, el hecho de que nuestro cuerpo cambie de esta
manera, nos puede llevar a pensar que somos poco atractivos y hasta desechables, el hecho de que la actividad sexual en la tercera
edad disminuya no estaría relacionada con el deseo sexual, el cual disminuye muy poco o bien puede conservarse sin cambios e
incluso llegar a aumentar en algunos casos. La actividad sexual se ve disminuida porque se sienten de cierta manera asexuados por
el medio que los rodea. Ellos tienen tantos deseos de amar y sentirse amados, de tocar, de sentir placer.
Estas frases son extraídas del ESTUDIO DE SEXUALIDAD EN LA TERCERA EDAD, realizado por LAURA NATIVIDAD
ECHENIQUE en su tesis, que refleja la percepción que tienen sobre la sexualidad.
“A pesar del enlentecimiento el acto sexual igual es hermoso”.
“El pensamiento es de una manera, pero el cuerpo reacciona de otra”.
“Tengo asumido que con la edad todo se enlentece”.
En algunos discursos se mencionó que la edad no influye en la sexualidad y expresión de afecto, que ellos son tan capaces como
las demás personas de tener una vida sexual satisfactoria.
“Lo más importante es sentirse amada y capaz de amar”.
“Aún soy capaz de entregar lo mejor de mí al compañero que elegí para vivir”.
“La única manera de no perder la sexualidad es manifestando mi cariño”.
“En la ancianidad uno no está limitado a hacerse cariño”.
.
Refirieron que la sexualidad depende del concepto que tengan de ésta y de las creencias internalizadas. Para ellos sexo, relación
sexual y relación coital tienen el mismo significado.
“La sexualidad no es tener sexo y nada más”.
“La penetración no pasa a ser fundamental si no existe satisfacción para ambos, es sólo penetración”.
“Yo crecí con la idea de que el sexo era pecado, era sucio y hasta ahora todavía me cuesta sacarme esa idea”.
“El sexo y el amor son cosas que van unidas y eso ayuda a perpetuar la vida”.
“Sin penetración no puede haber relación sexual”.
En esta etapa de la vida el juego previo, de coqueteo y caricias puede llevar a una relación muchos más estrecha y satisfactoria para
la pareja. El hecho de poder tocarse y descubrirse nuevamente es maravilloso. De que nuestra sexualidad vuelva a florecer.
Quiero que vean la película española que se llama “La vida empieza hoy” y que se trata sobre la sexualidad en la tercera edad y de
como los hijos y la familia a veces puede crear una barrera.
Vídeo “La vida empieza hoy”:

http://www.youtube.com/watch?v=P1zMTFF0FKs

El sexo no tiene porqué morir con los años
Abundan cantidad de mitos en referencia a la edad madura y el sexo. Desde los problemas de impotencia o post-menopausia hasta
quien afirma que, directamente, a partir de los 60 no se tiene apetito sexual. Sólo las enfermedades psíquicas y orgánicas pueden
afectar el deseo sexual.

Vídeo “Gracias señor” (Joan Sebastián)-canción- :
http://www.youtube.com/watch?v=47ZL29znhjA&list=PLAE442F61D7B97A99
Ciertos problemas como la artritis u otras dolencias musculares pueden suponer un auténtico problema a la hora de mantener
relaciones sexuales. La diabetes o los problemas circulatorios pueden conducir a la impotencia, y con la edad, la mayoría de las
mujeres sufren de sequedad vaginal.
Por lo tanto, una vez más, gozar de buena salud es la clave para disfrutar al máximo de la sexualidad. Pero a cualquier edad
podemos seguir teniendo el mismo deseo, y si tenemos algún problema que nos lo impida, es necesario que nos pongamos en
manos de un profesional.
Los especialistas coinciden en que el órgano más importante en la sexualidad, es el cerebro. Cualquier temor o inseguridad se
puede convertir en el mayor impedimento a la hora del coito. El principal miedo de los hombres suele ser su erección, mientras que
el de la mujer suele vincularse más a su presencia física; no sentirse erótica y sensual. Es cierto que la edad va vinculada a ciertos
cambios inexorables, pero precisamente por eso hay que asumirlos con naturalidad.
Además, a edades muy avanzadas, es muy frecuente la pérdida del deseo para el sexo porque no tenemos pareja estable. Casi la
mitad de las mujeres mayores de 65 años son ya viudas.
Pero todavía proliferan las ideas anticuadas sobre la masturbación, que todavía son más en el caso de la masturbación femenina.
Incluso los propios jóvenes no tienen asumida la vida sexual de sus padres o abuelos, es un tema tabú, o directamente dan por
hecho que los ancianos no tienen sexo, porque ya aborrecen el cuerpo de su pareja, y la simple idea de que estén equivocados les
parece denigrante y despectivo. Es un problema educacional que todavía queda muy lejos que superemos, pero entre todos
debemos cambiar.
El sexo es fabuloso a cualquier edad y una buena vida sexual proporciona autoestima y placer.Admitamos sin miedo nuestras
necesidades y por supuesto, si tenemos algún problema que nos impida tener una sexualidad normal, debemos hacer lo posible por
solucionarlo sin miedo, empezando por acudir a un especialista.
Excelente vídeo, ¿Qué es eso?:

http://www.youtube.com/watch?v=kckeoENihKM
Sexancianidad

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Sexancianidad

  • 1. Sexancianidad ¡Dios mío, qué solos se quedan los viejos! Hace muchos, muchos años, durante los tiempos románticos de mi juventud pasada, que solía envolverme en el placer infinito de leer los poemas líricos de la lengua castellana. Esos recuerdos le prestan el título a esta presentación. Se trata de las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, quien en su poema muy triste repetía cadenciosamente "... Dios mío, ¡qué solos se quedan los muertos!..." La juventud se considera no sólo un período relativamente fugaz de nuestras vidas; sino que también, puede considerarse como estado evolutivo en el ciclo psico-vital de nuestras existencias, como lo es, sin duda, en una mayoría de los casos, un estado de ánimo, y asimismo una actitud mental. Con el paso de los años nuestras habilidades se circunscriben, nuestros sentidos disminuyen en su agudeza, nuestros reflejos se prolongan en el tiempo de sus respuestas, nuestros intereses se reducen en su alcance, nuestra relevancia comienza a desaparecer progresivamente; volviéndose los llamados "Años de Oro de la Vida", a veces, una penuria prolongada de un modo innecesario.
  • 2. “El corredor de maratones más viejo del mundo: 96 años de edad…” Hay dos asuntos que son bien importantes y que hay que tener en cuenta cuando se atenta la intrepidez de tratar de explicar esta etapa de nuestras vidas. La primera es que para los fines del Siglo XX, una proporción muy alta de la población mundial estaba constituida por "gentes viejas"; y, segundo, que todas esas "gentes viejas", en el siglo XXI, no se ajustarán a los moldes estereotípicos que nuestra sociedad les ha asignado. ¿Cuáles son esos "moldes estereotípicos" a los que yo me refiero?: Que los viejos son limitados en sus habilidades atléticas. ¡Error!. Los viejos pueden entrenarse a correr maratones y a hacer ejercicios aeróbicos --- hecho corroborado por el número creciente de aquellas personas de mucha edad quienes compiten sin dificultades y exitosamente en las olimpíadas que se llevan a cabo por toda Norteamérica anualmente. Que los viejos carecen de vida e interés sexual. Otro concepto equivocado que falla en tomar en cuenta que los viejos sí que tienen intereses y existencias eróticas basadas en diseños exquisitamente "planeados" para nuestras especies. Lo que sucede es que nuestros estereotipos les asignan a ellos un climaterio prematuro y arbitrario al que ellos mismos, a menudo se "someten", sin saber por qué lo hacen. Que a los viejos hay que engañarlos y hay que guardarles secretos --- como a los niños muy jóvenes. "No le digan que va a ver un psiquiatra para su depresión, díganle que va a ver un médico para el asunto de que el pelo se le está cayendo"... un insulto u otra injuria adicional que se comete. Que a los viejos hay que tratarlos como si fuesen infantes. No sólo se les roba la relevancia cuando se les fuerza a la jubilación prematura; sino que cuando se les visita, se hace de modo obsequioso y patrocinante, cargados de golosinas, presentándole "unos dulcitos" para "que se sientan bien" (¡qué farsa más torpe!). Que la pérdida de memoria, que a veces aparece en algunos seres ancianos es síntoma patognomónico de la decadencia funcional del individuo; y no que, en su lugar, puede que sea una manifestación de trastornos depresivos, de la mala alimentación y/o de la falta de estimulación social y emocional. A veces es mejor asignarle a alguien (eufemísticamente una "enfermera"), en lugar de dedicarle tiempo con interés y sinceridad a la persona mayor. Lo que, en mi opinión es, simplemente crueldad injustificada. Habiendo elaborado someramente, en aspectos selectos, del problema de nuestros viejos. Yo quisiera hacer otros juicios que aplican de modo bastante consistente a nuestra sociedad. En cualquier país la cúpula de la ambición de los jóvenes, está ligada al hecho de que la mayoría de los graduados, vástagos de familias adineradas, inevitablemente pararán trabajando para (y en los negocios de) los padres exitosos quienes fueron los fundadores del imperio económico de la familia. Ello significa que luchas entre aliados serán inevitables entre los hermanos, sus cónyuges, los primos (que inevitablemente los habrá); y, por supuesto, la vieja generación , quien ve su relevancia amenazada por la presencia de una "juventud impetuosa", cuyas ideas (aunque sean originales) a veces parecen audaces e impulsivas, en lugar de relevantes.
  • 3. He aquí el punto desde el cual estratégicamente los viejos se "vuelven" "muy viejos", se les infantiliza, se les miman, se les engorda, se les retira, y se les relegan a la compañía de la proverbial "compañera y custodia". Como se lamentaba un señor de mente clara, de visión intacta y de intereses vastos; pero que era viudo: "¿Para esto nosotros criamos a los hijos?". ¡Dios mío y qué solos se quedan los viejos! Dr. Félix E. F. Larocca Vídeo sexo en la tercera edad (vale la pena ver este material): http://www.dailymotion.com/video/x82tyf_sexo-en-la-tercera-edad-harriet_school Sexo y felicidad en la tercera edad La esperanza media de vida se ha venido incrementando desde hace siglos como consecuencia de las mejoras en la salud, alimentación y calidad de vida. Ello quiere decir que cada vez las personas vivimos más y en mejores condiciones. Los “mayores” (se considera “anciano” a toda persona por encima de los 65 años) de nuestra sociedad se conservan mejor, tienen más calidad de vida, se encuentran más activos socialmente… y también sexualmente.
  • 4. Pese a la posible existencia de tabús al respecto, los estudios demuestran que muchas parejas estables de edad avanzada siguen manteniendo actividad sexual cuando sus condiciones de salud lo permiten. Así mismo, las personas de la tercera edad siguen experimentando deseo sexual (la existencia o no de deseo sexual a estas edades ha sido muy cuestionada, pero diversos estudios ponen de manifiesto la presencia de deseo en este momento vital). Debemos tener en cuenta que la diferenciación dentro del ciclo vital de un período denominado “Tercera Edad” y que el punto de inicio de éste período se sitúe a los 65 años vine establecido de manera arbitraria. Es cierto que “la vejez” o la “ancianidad” es una etapa vital que se corresponde con unos correlatos físicos y orgánicos (el hecho es que el cuerpo se va deteriorando progresivamente con la edad), pero el proceso de envejecimiento es muy heterogéneo y no se da de igual manera en unas personas que en otras. Es más, cada vez la variabilidad en el proceso de envejecimiento y en la calidad de éste es mayor entre unas personas y otras, y en ello influyen mucho los hábitos de vida que la persona ha venido manteniendo y mantiene a esas edades. Lo que es importante entender es que al llegar a los 65 no se establece ningún corte abrupto con la vida anterior. No se trata de un momento a partir del cual se deja de ser “adulto” y se pasa a ser “anciano”, con todas las connotaciones (a veces negativas) que ello tiene asociado. Muchas veces esas connotaciones son el resultado del desconocimiento o la presencia de algunos sesgos sobre la capacidad de acción, autonomía y disfrute de las personas a partir de dicha edad. No podemos olvidar que, al fin y al cabo, el envejecimiento es un proceso y no una condición que llega de golpe y rompe con la vida anterior. Por ello, es natural que la
  • 5. mayoría de capacidades y hábitos que el adulto tiene se mantengan una vez superada la franja de los 65, sobre todo cuando dichas capacidades se siguen entrenando y practicando. Entre estas capacidades y hábitos nos encontramos el sexo y el deseo sexual. Si hasta ese momento se ha estado practicando, no hay razón para creer que se debe dejar de practicar, pese a la existencia de ciertos prejuicios que aún se mantienen a nivel social y que es preciso modificar. Ideas como: la vida sexual se acaba en la madurez, el sexo en la tercera edad puede ser algo inadecuado, mal visto, poco higiénico, no apropiado para la edad, o que puede acarrear problemas de salud…tienen aún mucho calado, pese a que las investigaciones en salud sexual durante la tercera edad, informan de datos contrarios. En este sentido, la investigación realizada por Adrienne Jackson y su equipo sostiene que las personas mayores de 65 años siguen activas sexualmente en una alta proporción (mayor de los que niegan tener relaciones) y que además, estas personas se sienten más felices a nivel general y en su situación matrimonial. Jackson explica que muchas veces son las presiones externas las que influyen de manera negativa en la actividad sexual a edades avanzadas, produciendo una reducción en la frecuencia. En la misma línea, Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de Barcelona y vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, apunta que “Socialmente no está aceptado que las mujeres y los hombres a partir de la tercera edad tengan relaciones sexuales”, y añade que “Cuando se quedan viudos o viudas, muchas veces es la propia familia la que les dificulta encontrar una pareja. No obstante, el hecho es que estas personas se siguen enamorándose y siguen teniendo deseo sexual”.
  • 6. Las necesidades fisiológicas y emocionales siguen manteniéndose una vez cumplidos los 65 y por muchos años más. El deseo sexual no desaparece a esas edades (aunque puedan experimentarse ciertas reducciones en la libido –deseo sexual- asociado a cambios hormonales, ingesta de fármacos o presencia de alguna patología física), y por tanto, las relaciones sexuales no tienen por qué desaparecer, aunque puedan verse modificadas en cuanto Su forma, el tiempo de duración, la frecuencia… todo dependiendo de la necesidades de la pareja. Investigadores del Centro de Salud y Envejecimiento de Australia Occidental, explicaron en un estudio publicado en Archives of Internal Medicine, que, si bien las personas mayores son menos propensas que los jóvenes a ser sexualmente activos, muchos siguen manteniendo relaciones a partir de la octava década de la vida, de manera que, aunque la actividad sexual disminuye con la edad, el interés por el sexo sigue presente en un gran número de personas en la tercera edad. Lo que es claro es que aquello que se deja de usar “desaparece” o se elimina del repertorio de conductas y tanto el deseo sexual como el mantenimiento de relaciones sexuales también responden a esta máxima: Si se deja de practicar sexo, se dejará de tener ganas de practicarlo, pues se dejarán de experimentar los aspectos gratificantes del sexo, y al reducirse la asociación entre el sexo y las emociones y sensaciones positivas que produce, dejará también de experimentarse el deseo y las ganas de hacerlo. Por tanto, a medida que se deja de practicar, también se perderá el hábito. Pero esto no sucede sólo en la tercera edad, sino que
  • 7. también puede ocurrir en la juventud y en la edad adulta. Así que, como vemos, la edad no tiene por qué ser la causa que justifique directamente la pérdida del deseo o la reducción de las relaciones sexuales, sino que tienen más peso otros factores como los prejuicios sociales sobre el sexo en la tercera edad o posibles condiciones orgánicas asociadas al padecimiento de enfermedades o al consumo de fármacos (ej. parece que la presencia de diabetes o el consumo de antidepresivos provoca reducciones en la lívido, así como la reducción de los niveles de testosterona. En la mujer, la menopausia también puede provocar alguna alteración hormonal que altere la libido, pero en algunas mujeres el deseo se ve incluso aumentado después de la menopausia). Lo que parece claro es que también en lo relativo al deseo sexual y al mantenimiento de relaciones sexuales, la variabilidad es muy alta en personas de la tercera edad. Relación entre sexo, felicidad y satisfacción con la pareja Jackson y su equipo, en un estudio realizado con 238 sujetos casados de más de 65 años, han establecido relaciones entre la actividad sexual y la valoración subjetiva sobre la satisfacción con la vida y con la relación de pareja, pudiendo concluir que “la sexualidad a edades avanzadas es un indicador de felicidad”. De esta manera, aquellos matrimonios “mayores” que decían mantenerse sexualmente activos (fuera cual fuera el tipo de relación sexual que se mantuviera –sexovaginal, anal, masturbación, juegos…-) decían encontrarse tambiénmás felices con su vida, y con su relación de pareja.
  • 8. En lo relativo al nivel de felicidad general, sólo el 40% de los que no tenían actividad sexual dijeron que eran muy felices con su vida, frente al 60 % de los que sí se mantenían activos sexualmente. En cuanto a la satisfacción marital, sólo el 59% del grupo no activo sexualmente decía encontrarse muy feliz con la pareja, frente al 80% de los matrimonios que mantenían sus relaciones íntimas. Para la autora, estos hallazgos son importantes de cara a realizar intervenciones en salud sexual con personas de la tercera edad, con el objetivo de incrementar su calidad de vida y su satisfacción general. En apoyo a lo anterior, Molero, añade que la percepción de la salud por parte de los “mayores” activos, mejora cuando se preservan las relaciones íntimas y esto puede venir explicado porque las relaciones sexuales forman (o han formado hasta ese momento) una parte natural de la vida y una capacidad y necesidad más de la persona; por ello, su mantenimiento es sinónimo de mantenerse activo y “capaz”, y puede asociarse a la percepción de un buen estado de salud; mientras que la desaparición o reducción de las relaciones, puede ser vivido como un problema o percibirse como una reducción de las capacidades, una merma de la salud y un efecto colateral del envejecimiento, contra el que además no se puede hacer nada. No obstante, la persona tiene mucho que decir para que esto no ocurra.
  • 9. Se pueden hacer muchas cosas para promover un envejecimiento activo y de calidad, que garantice al máximo el mantenimiento de nuestras capacidades y hábitos saludables previos y prevenga deterioros y disfunciones. La forma en que se desarrolle el proceso de deterioro natural vendrá determinado por el afrontamiento que hagamos del mismo: De lo que hagamos dependerá el curso de nuestro envejecimiento. “La función hace al órgano”, y en este sentido, todo aquello que sigamos practicando (cualquier conducta, hábito o capacidad), se mantendrá “vivo” en nuestro repertorio de conducta, mientras que todo aquello que dejemos de hacer, utilizar, aplicar, entrenar… se perderá. No hay razón para no continuar con lo que ha sido nuestra vida hasta ahora (en la medida en que nuestras circunstancias internas –enfermedades, algún tipo de discapacidad- y externas –circunstancias de nuestro entorno- lo permitan), sólo habrá que ir readaptándonos a las nuevas condiciones físicas y ambientales que se nos vayan presentando, sabiendo aceptar que el deterioro físico y orgánico es un hecho que forma parte del curso natural de la vida, pero que no debe limitarnos más allá de las dificultades reales que puedan aparecer:
  • 10. Es decir, no debemos ponernos nuestras propias trabas, asumiendo de partida que hay cosas que no resultan apropiadas según qué edad (ej. una de ellas podría ser el sexo), a menos que esas cosas supongan un problema real para la salud y no sean recomendables, pero al margen de eso, todo aquello que esté dentro de nuestras posibilidades y capacidades, podemos seguir haciéndolo, entrenándolo y así, manteniéndolo. Cuando algo se entrena, se fortalece y se consolida, por lo que perdura más tiempo en nuestro repertorio conductual y se hace más resistente a la desaparición.
  • 11.
  • 13. Como se ha mencionado, existen algunos prejuicios e ideas erróneas en relación a la práctica del sexo durante la tercera edad, aunque el hecho es que las personas mayores pueden seguir manteniendo sexo hasta edades muy avanzadas. La frecuencia de los contactos puede verse reducida, o puede alterarse el modo en que se mantienen esas relaciones (por ejemplo, más juegos y caricias), pero el hecho es que la actividad no tiene por qué desaparecer de la vida de las personas mayores, sobre todo cuando ambas partes de la pareja pueden permitírselo y así lo desean. En este sentido, han resultado factores clave para el mantenimiento de las relaciones íntimas durante la ancianidad: 1) El tener una pareja capacitada y que muestre así mismo interés por las relaciones íntimas y 2) Que no existan problemas de salud que impidan o dificulten el mantenimiento de relaciones. Lo primero se puede prevenir haciendo un esfuerzo por no descuidar las relaciones íntimas, reservando un espacio para ellas, por el motivo que hemos visto: aquello que dejamos de practicar, desaparece; se termina perdiendo el interés por aquello que no se cuida.
  • 14. No obstante si las relaciones de pareja se cuidan y se mantienen, continuarán siendo gratificantes y por tanto, nos seguirán apeteciendo. Eso derivará en una mejor relación de pareja y en un mejor estado de salud física y psicológica. Lo segundo se puede prevenir manteniendo unos hábitos de vida saludable, que deben empezar a ser construidos lo antes posible: Cuanto más saludable sea nuestro estilo de vida y cuanto antes desarrollemos buenos hábitos de vida, mayor será nuestra probabilidad de llegar a la tercera edad con buena salud. Pese a que la sexualidad en la tercera edad ha sido un tema bastante descuidado en el pasado, cada vez está cobrando mayor importancia y se están corrigiendo las ideas erróneas al respecto. Es posible consultar a profesionales y buscar ayuda para mejorar la interacción de la pareja a estas edades y tratar posibles problemas relacionados con la falta de deseo o de cualquier otro tipo.
  • 15. "El sexo en la vejez puede ser más grato que en la juventud" "Hay que destruir el mito de que los ancianos no tienen interés en el sexo y que, si lo tienen, son obscenos, como si no fuera acaso normal y correcto para todos tener relaciones íntimas hasta el final de la vida". Esta es una de las ideas que defiende el gerontólogo y geriatra estadounidense Robert N. Butler, director del Instituto Nacional del Envejecimiento de EE UU y presidente del primer departamento de Geriatría de la Mount Sinai School of Medicine Nueva York. Butler, que ha asistido en Viena a la Asamblea Mundial de la ONU sobre el Envejecimiento, en calidad de observador de la OMS (Organización Mundial de la Salud), es uno de los líderes de la investigación gerontológica norteamericana y se ha concentrado especialmente en aspectos sociales y psicológicos de la vejez. El científico estadounidense ganó el Premio Pulitzer en 1976 con un ensayo sobre la vejez y ha provocado polémicas con su obra Sex after sixty (El sexo después de los sesenta), publicada en colaboración con Myrna Lewis. Butler, que tiene 55 años y es padre de cuatro hijas, la menor de ellas de poco más de dos años, cree que hay que abolir el estereotipo del viej@ “rabo” verde (dirty old man o dirty old woman) y que se debe restituir a los ancianos el derecho a disfrutar de una vida sexual normal, que puede ser incluso más satisfactoria que la de una persona joven". A medida que uno envejece, dice Butler, se adquiere "el segundo lenguaje de la sexualidad" y el egoísmo juvenil se transforma a menudo en "un mayor sentido lúdico, en más expresividad y amabilidad". La medicación, las enfermedades, los prejuicios sociales y la familia del anciano son los problemas más graves con los que éste topa a la hora de reivindicar su sexualidad, opina el gerontólogo estadounidense, Los medicamentos interfieren a veces con la sexualidad, pero la persona anciana no se atreve en ocasiones a comentar este aspecto con su médico, quien a solucionar el problema, o bien cambiando los medicamentos, o bien reduciendo la dosis. Enfermedades como la artritis o las dolencias cardiacas pueden, por otra parte, ser dolorosos obstáculos para una relación erótica, pero se pueden tomar precauciones. Si se trata de artritis, "elegir para la relación sexual ciertas horas del día en que los músculos están más relajados" y si las molestias son cardiacas, "tomar medicamentos contra el dolor inmediatamente antes de iniciar la relación".
  • 16. El miedo a perder la herencia y el dinero o las propiedades del viejo hace que "la familia sea en ocasiones sorprendentemente insolidaria con el anciano que ha decidido buscarse una nueva amiga o esposa". Las mujeres están mejor preparadas La sociedad, con todo, parece aceptar mejor que un anciano corteje a una joven que al revés, y la viuda alegre no goza de simpatías. En este punto es donde el concepto de viejo verde tiene su equivalente femenino con toda su carga de profundos prejuicios, dice Butler. El gerontólogo norteamericano cree que ya que las mujeres viven más tiempo que los hombres, "deberían seleccionar a sus parejas masculinas tres o cuatro años más jóvenes que ellas". "La mayor longevidad de las mujeres puede estar relacionada con el hecho de que éstas tienen mejores sistemas inmunológicos y tal vez pueden luchar mejor contra la infección y la diseminación de células cancerígenas. Sin embargo, la teoría no es aún bastante sólida". En opinión de Butler, no existe ninguna prueba de que la mujer vaya a vivir menos a medida que se incorpora al proceso productivo y abandona el hogar, sino todo lo contrario: "La mujer que trabaja fuera parece vivir más que la que permanece en el hogar". La mujer se las arregla mejor que el hombre cuando pierde a un ser querido. "Los hombres que pierden a su esposa tienen más posibilidades de morirse en el año que sigue al fallecimiento que al revés". Las mujeres "son más emotivas, tienen relaciones más íntimas y mejores sistemas de apoyo social que los hombres". "Uno de los temores más terribles, incluso de niño, es el de envejecer, perder la memoria y no reconocer a un amigo, pero la vejez no es sinónimo de senilidad, y dentro de cien años este mal que parecía inevitable hace un siglo no existirá", dice Butler. Para el científico norteamericano es fundamental no seguir identificando la vejez con enfermedades y fenómenos (arrugas, trastornos musculares, artritis, cáncer, incapacidad) que "ocurren más frecuentemente con el paso de los años, pero que no definen el envejecimiento". El envejecimiento se traduce a nivel físico por una disminución de la velocidad de reproducción de las células y una mayor lentitud del sistema nervioso central, pero es también un concepto definido socialmente.
  • 17. Disciplina física, personal y social "En los países occidentales, la frontera del envejecimiento se pone ahora en los 60 o 65 años, pero en países como España, donde la gente disfruta de una gran longevidad debido tal vez a sus hábitos culturales, la vejez no empieza tal vez hasta los 75 años”. El envejecimiento podrá ser controlado en el futuro actuando sobre el sistema inmunológico que se va debilitando con la edad. "En animales de laboratorio ha sido posible trasplantar ciertos tipos de células inmunológicas de ejemplares jóvenes a viejos y éstos han recuperado parte de su vigor inmunológico". De momento, sin embargo, "no hay ningún preparado o medicamento mágico" que pueda dar minutos o días extras" más allá de un tiempo vital que para la especie humana se calcula en 110 años, dice Butler. Lo que sí hay son métodos para potenciar la dotación genética que nos marca para una vida corta o larga. El doctor Butler recomienda una disciplina a tres niveles (físico, personal y social) que pasa por la moderación en el alcohol, la abstención total en el tabaco y la disminución de la sal, las grasas y las tensiones, combinada con el aumento del ejercicio físico, la existencia de una finalidad en la vida y de un entorno social que apoye y dé afecto a la persona. De todas maneras hay cosas inevitables, y se debe aceptar la realidad fundamental de que "algún día habría que decir adiós a las personas que se ama y morir". Y uno debe prepararse para la muerte "desde el comienzo de la educación en la escuela; no de una manera enfermiza, pero sí familiarizándose con el ciclo y el ritmo de la vida". Buder cree que las organizaciones como México, el inapam, puede ayudar a la gente frente a la muerte, pero sólo hasta cierto punto, porque "la gente religiosa no se enfrenta mejor a la muerte que la no religiosa, según muestran algunos estudios que tenemos".
  • 18. Tercera edad: Cambios en la Sexualidad “En el aprendizaje sexual cada quien es maestr@ y discípul@ de sí mismo. Cada maestr@ tiene su librito. Este proceso de aprendizaje termina cuando finaliza la vida” ~Alonso Acuña Cañas Este es un tema muy interesante y atingente, estamos en una sociedad que camina pasos agigantados hacia el envejecimiento de la población, y digámoslo, todos vamos hacia allá, unos antes otros después. La percepción de la sociedad aun no ha cambiado, hay una especie de cortina que deja a un lado la sexualidad de nuestros padres y abuelos, incluso algunos se niegan a creer que tienen una vida sexual activa y que puedan tener deseos como los seres humanos
  • 19. que somos. Nuestra sexualidad nos acompañara hasta el final de nuestros días, y las personas de la tercera edad saben de ello. ¿Verdad?. Estoy segura que alguno de ellos llegara a este artículo, yo no tengo 70 años es cierto, pero escribo sobre este tema porque soy matrona y mi formación me enseña sobre el proceso reproductivo por todas las etapas de la vida, y esta es una importante. Ya no hay hijos, las mayores preocupación han pasado y queda más tiempo para disfrutar si se tiene pareja, mucho mejor, pues es un nuevo pololeo.Pero hay que mencionar, que a medida que pasan los años nuestros cuerpos pasarán por cambios y esto lo vamos a ir explicando.Se ha demostrado que el sexo y la sexualidad juegan un papel importante en el envejecimiento saludable y pleno; sin embargo, las personas ancianas tienen una conducta sexual heterogénea en relación a sus apetitos y a sus intereses.
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  • 21. Con el envejecimiento fisiológico se producen una serie de cambios anatómicos en los órganos sexuales de los ancianos, que se acompañan de modificaciones funcionales en las distintas fases del ciclo sexual. Antes de ver los recuadros resumen recordemos que hay cuatro fases en el ciclo sexual humano: excitación, plateau, orgasmo y resolución. En la etapa de excitación el anciano necesita más minutos que el joven para lograr la erección y esta es más débil, si comparamos, un joven es mucho más fácil de excitar ya sea por estímulos visuales o táctiles. Hablando de la mujer, una anciana demora mucho más en lubricarse que una joven, de aquí que el mercado se este adaptando a esta necesidad creciente de la población mayor con variados productos para la lubricación artificial. Fase de plateau o meseta: es más larga por disminución de la fuerza del músculo cremaster con disminución de la elevación testicular. En la mujer la elevación del útero está disminuida; la duración y la intensidad a la estimulación sexual para lograr un orgasmo está aumentada. Fase de orgasmo: es más corta y con un menor volumen de líquido seminal. En la mujer las contracciones musculares para el orgasmo existen pero disminuidas en número e intensidad, pudiendo haber contracciones dolorosas. Fase de resolución: la pérdida del volumen peneano es más rápida y el período refractario está alargado, en la mujer está más alargada que en las jóvenes y presentan una reducción de la capacidad del multiorgasmo.
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  • 24. Los estudios acerca de la conducta sexual en personas ancianas muestran que la actividad sexual es intervenida por una combinación compleja de diferentes factores: físicos, psicológicos y sociales como son la salud física, tabúes sociales, estado conyugal, el conocimiento sobre la sexualidad, autoestima y actitudes hacia la sexualidad. La imagen corporal cambia, si cuando engordamos un poco nos sentimos mal, el hecho de que nuestro cuerpo cambie de esta manera, nos puede llevar a pensar que somos poco atractivos y hasta desechables, el hecho de que la actividad sexual en la tercera edad disminuya no estaría relacionada con el deseo sexual, el cual disminuye muy poco o bien puede conservarse sin cambios e incluso llegar a aumentar en algunos casos. La actividad sexual se ve disminuida porque se sienten de cierta manera asexuados por el medio que los rodea. Ellos tienen tantos deseos de amar y sentirse amados, de tocar, de sentir placer. Estas frases son extraídas del ESTUDIO DE SEXUALIDAD EN LA TERCERA EDAD, realizado por LAURA NATIVIDAD ECHENIQUE en su tesis, que refleja la percepción que tienen sobre la sexualidad. “A pesar del enlentecimiento el acto sexual igual es hermoso”. “El pensamiento es de una manera, pero el cuerpo reacciona de otra”. “Tengo asumido que con la edad todo se enlentece”. En algunos discursos se mencionó que la edad no influye en la sexualidad y expresión de afecto, que ellos son tan capaces como las demás personas de tener una vida sexual satisfactoria. “Lo más importante es sentirse amada y capaz de amar”. “Aún soy capaz de entregar lo mejor de mí al compañero que elegí para vivir”. “La única manera de no perder la sexualidad es manifestando mi cariño”. “En la ancianidad uno no está limitado a hacerse cariño”. . Refirieron que la sexualidad depende del concepto que tengan de ésta y de las creencias internalizadas. Para ellos sexo, relación sexual y relación coital tienen el mismo significado. “La sexualidad no es tener sexo y nada más”. “La penetración no pasa a ser fundamental si no existe satisfacción para ambos, es sólo penetración”. “Yo crecí con la idea de que el sexo era pecado, era sucio y hasta ahora todavía me cuesta sacarme esa idea”. “El sexo y el amor son cosas que van unidas y eso ayuda a perpetuar la vida”. “Sin penetración no puede haber relación sexual”.
  • 25. En esta etapa de la vida el juego previo, de coqueteo y caricias puede llevar a una relación muchos más estrecha y satisfactoria para la pareja. El hecho de poder tocarse y descubrirse nuevamente es maravilloso. De que nuestra sexualidad vuelva a florecer. Quiero que vean la película española que se llama “La vida empieza hoy” y que se trata sobre la sexualidad en la tercera edad y de como los hijos y la familia a veces puede crear una barrera. Vídeo “La vida empieza hoy”: http://www.youtube.com/watch?v=P1zMTFF0FKs El sexo no tiene porqué morir con los años
  • 26. Abundan cantidad de mitos en referencia a la edad madura y el sexo. Desde los problemas de impotencia o post-menopausia hasta quien afirma que, directamente, a partir de los 60 no se tiene apetito sexual. Sólo las enfermedades psíquicas y orgánicas pueden afectar el deseo sexual. Vídeo “Gracias señor” (Joan Sebastián)-canción- : http://www.youtube.com/watch?v=47ZL29znhjA&list=PLAE442F61D7B97A99 Ciertos problemas como la artritis u otras dolencias musculares pueden suponer un auténtico problema a la hora de mantener relaciones sexuales. La diabetes o los problemas circulatorios pueden conducir a la impotencia, y con la edad, la mayoría de las mujeres sufren de sequedad vaginal. Por lo tanto, una vez más, gozar de buena salud es la clave para disfrutar al máximo de la sexualidad. Pero a cualquier edad podemos seguir teniendo el mismo deseo, y si tenemos algún problema que nos lo impida, es necesario que nos pongamos en manos de un profesional. Los especialistas coinciden en que el órgano más importante en la sexualidad, es el cerebro. Cualquier temor o inseguridad se puede convertir en el mayor impedimento a la hora del coito. El principal miedo de los hombres suele ser su erección, mientras que el de la mujer suele vincularse más a su presencia física; no sentirse erótica y sensual. Es cierto que la edad va vinculada a ciertos cambios inexorables, pero precisamente por eso hay que asumirlos con naturalidad. Además, a edades muy avanzadas, es muy frecuente la pérdida del deseo para el sexo porque no tenemos pareja estable. Casi la mitad de las mujeres mayores de 65 años son ya viudas. Pero todavía proliferan las ideas anticuadas sobre la masturbación, que todavía son más en el caso de la masturbación femenina. Incluso los propios jóvenes no tienen asumida la vida sexual de sus padres o abuelos, es un tema tabú, o directamente dan por hecho que los ancianos no tienen sexo, porque ya aborrecen el cuerpo de su pareja, y la simple idea de que estén equivocados les parece denigrante y despectivo. Es un problema educacional que todavía queda muy lejos que superemos, pero entre todos debemos cambiar.
  • 27. El sexo es fabuloso a cualquier edad y una buena vida sexual proporciona autoestima y placer.Admitamos sin miedo nuestras necesidades y por supuesto, si tenemos algún problema que nos impida tener una sexualidad normal, debemos hacer lo posible por solucionarlo sin miedo, empezando por acudir a un especialista. Excelente vídeo, ¿Qué es eso?: http://www.youtube.com/watch?v=kckeoENihKM