La granja de Sebastián se volvió caótica cuando el nuevo ayudante Juanito, acostumbrado a la ciudad, se llevó al gallo de la granja a su cama para despertarlo, haciendo que ningún animal se despertara a su hora. Como resultado, los animales hambrientos se despertaron y causaron un desorden en la cocina de Sebastián, comiendo todo lo que encontraron. Sebastián y Juanito tuvieron que pasar el día poniendo orden de nuevo en la granja.
2. La granja de Sebastián era una granja como todas las
granjas; habían cerdos, conejos, gallinas, caballos...
3. Pero un día todo cambió porque a Sebastián se le ocurrió tomar
un ayudante.
La idea no era mala, ya que en la granja había mucho trabajo y el
pobre Sebastián se sentía un poco cansado.
El ayudante se llamaba Juanito; parecía muy bueno y trabajador;
pero como siempre había vivido en la ciudad, era algo torpe a
pesar de su buena voluntad.
4. El día que llegó, Sebastián le recomendó que se fuera a dormir
temprano porque en la granja había que levantarse a la
madrugada, junto con el sol, cuando cantaba el gallo.
"¡Vaya despertador más raro!", pensó Juanito mientras iba en
busca del gallo para ponerlo sobre su mesa de luz.
5. "Este debe ser un gallo automático, de ésos que tienen pilas",
pensó por fin y, cansado, se acostó en su cama.
El pobre gallo, que no entendía lo que sucedía, se quedó dormido
junto a Juanito y, como la cama era muy cómoda, los dos
durmieron y durmieron hasta que el sol estuvo muy alto.
6. El problema fue que como el gallo no cantó, todos en la granja se
quedaron dormidos.
7. El primero en despertarse fue el ternero y, como tenía mucha
hambre, despertó a su mamá, la vaca, para que le diera la leche.
Después de alimentar a su hijito, mamá vaca esperó en vano que
Sebastián le llevara su comida. Entonces, muy hambrienta, se
metió en la cocina de la casa y se tomó todo el café que encontró.
8. Los cerdos, que ya se habían despertado y también tenían
hambre, vieron entrar a la vaca en la cocina y decidieron imitarla.
Pero camino de la casa, pasaron por el gallinero y despertaron a
las gallinas para invitarlas a desayunar con ellos en la cocina de
Sebastián.
9. Para entonces, ya no se podía decir que la granja de Sebastián
fuera como todas las granjas... porque de normal no le quedaba
nada.
Tanto alboroto en la cocina, despertó por fin al granjero, que al
mirar su reloj, comprobó desesperado que eran... ¡las diez de la
mañana!
10. Se puso las botas y corrió al dormitorio de Juanito y, una vez allí, no
pudo creer lo que estaba viendo: ¡Juanito y el gallo dormían
plácidamente, uno junto al otro!
Cuando Sebastián se repuso del asombro, corrió escaleras abajo y, al
entrar en la cocina, se encontró con que los animales de la granja se
habían comido todo lo que encontraron.
11. El desorden era total y era tan increíble lo que estaba viendo,
que Sebastián pensó que era una pesadilla y que aún no se había
despertado.
A Sebastián, ayudado por Juanito, les llevó el resto del día a
poner en orden la granja hasta lograr que pareciera normal otra
vez
Pero al día siguiente, cuando Sebastián ordeñó a la vaca, la vaca
le llenó un tarro entero con café con leche.
12. Cuando Juanito vio esto dijo:
-¡Qué lástima que ayer la vaca se tomara el café en
lugar de comerse el chocolate...!
13. Pero lo que Juanito no sabía, era que el chocolate se lo
habían comido las gallinas que, en ese momento,
estaban poniendo, ¡"Huevos de Pascua"!