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COMPILADORA
Oliva Trejo López
DISEÑO E ILUSTRACIÓN
Magdalena Rodríguez Orozco
ILUSTRACIÓN Y FOTOGRAFÍA
Carmen Mayanin Rodríguez Orozco
Axel Alvear Rodríguez
COMPOSICIÓN TIPOGRÁFICA
Martha Rodríguez Orozco
CUIDADO DE LA EDICIÓN
Jesús Gutiérrez Roa
La presentación y disposición en conjunto de
H I S T O R I A S Y VH I S T O R I A S Y VA L O R E SA L O R E S
Son propiedad del editor, ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o
transmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico
(incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y
almacenamiento de información), sin consentimiento por escrito del editor.
© Ediciones Euroméxico, S. A. De C. V.
Cerrada de Morelos No. 42
Col. Xocoyahualco
Tlalnepantla, Edo. de Méx.
C. P. 54080
Tel. 5374-0499 c/6 líneas
Fax 5393-1185
5
El propósito de Historias y vHistorias y valoresalores es impulsar
en el seno de la comunidad familiar y educati-
va la práctica de los valores de carácter uni-
versal, con un enfoque humanista y mediante
un proceso de aprendizaje que permita a los
niños y adolescentes, reafirmar, incrementar o
hacer suyos los valores en forma consciente, libre y
razonada a través de situaciones específicas, reales y
cotidianas, presentadas en una selección de 251 lecturas be-
llamente ilustradas que pertenecen a diversos géneros literarios, culturas,
épocas y autores. Cada una con una temática diferente, pero con un fin
común: enaltecer los valores.
De nada sirve nutrir el espíritu de los niños y adolescentes
con historias especiales, si éstas no se traducen en acti-
tudes. Es una verdad irrebatible que se enseñan mejor
los valores con ejemplos que con conceptos.
El papel de los padres de familia y maestros es
fundamental para fomentar valores, particular-
mente con su apoyo, convivencia y forma de
actuar. Esto les exige congruencia para
lograr en sus hijos y alumnos una óptima
actitud ante la vida, promoviendo la
educación en valores y contribuyendo a
la construcción y enriquecimiento de su
vida personal.
6
¿QUÉ SON LOS V¿QUÉ SON LOS VALORES?ALORES?
Los valores son los medios que conducen al ser humano a una vida plena y a una
convivencia más feliz. Conocerlos y practicarlos durante la vida, son condiciones
indispensables para vivir en armonía.
Frecuentemente se habla de la escala de valores o de la jerarquía de los mismos.
Incluso se dice que los valores han cambiado.
Hablar de los valores es tratar del significado último y determinante de la vida
humana. Se afirma que, valor, es todo aquello que favorece la plena realización
del hombre como persona.
Abriendo los ojos a esta época, cabe afirmar que se da una mutación de valores.
Está claro, y así lo atestigua la conducta de los niños, adolescentes y adultos, que
cosas y actos antes valoradas han dejado de serlo y que se han establecido valores
nuevos. Hay quien ha hecho sonar la alarma sobre la amenaza hacia los valores.
En este contexto se ha dado prioridad a la consideración del problema de la deca-
dencia de los valores de las personas.
En cada niño y adolescente hay una escala de valores que es el alma de sus acti-
tudes y comportamientos y esta escala ha de ser clara, en medio de los cambios
constantes de este mundo, si no queremos que ellos se deshumanicen y pierdan
el rumbo de su personalidad.
Una escala de valores clara, junto a una comunicación abierta, los conduce a ver
todas las motivaciones que los llevan a una determinada opción y las consecuen-
cias que tendrán sus actos aunados a las responsabilidades que los acompañarán.
CLASIFICACIÓN DE VCLASIFICACIÓN DE VALORESALORES
Hay numerosas clasificaciones de valores realizadas por distintos profesionales; a
continuación se presenta la elaborada por el Ministerio de Educación de la
República de Panamá, complementada con otros valores que se incluyen en las
lecturas de esta obra.
El Ministerio consideró ocho valores en la primera columna, en la segunda,
agrupó lo que estima como actitudes. Para otros autores lo enumerado en la
primera columna son macrovalores y lo de la segunda son valores. Ya sean acti-
tudes, para unos, y valores para otros, lo cierto es que para nuestros hijos y alum-
nos deben ser comportamientos naturales y cotidianos.
7
*Amistad *Amor *Armonía *Autoestima*Amistad *Amor *Armonía *Autoestima
*Autorrealización *Bienestar *Bondad*Autorrealización *Bienestar *Bondad
*Comunicación *Conciencia *Consuelo *Creatividad*Comunicación *Conciencia *Consuelo *Creatividad
*Discreción *Docilidad *Dominio de sí mismo*Discreción *Docilidad *Dominio de sí mismo
*Esperanza *Espiritualidad *Estoicismo *Familia*Esperanza *Espiritualidad *Estoicismo *Familia
*Fe *Humildad *Intimidad *Naturalidad*Fe *Humildad *Intimidad *Naturalidad
*Optimismo *Orden *Recreación *Respeto a todo*Optimismo *Orden *Recreación *Respeto a todo
tipo de vida *Responsabilidad *Sencilleztipo de vida *Responsabilidad *Sencillez
*Sensibilidad *Sinceridad *T*Sensibilidad *Sinceridad *Ternuraernura
*V*Valentíaalentía
*Alegría *Alimentación *Amor a la naturaleza*Alegría *Alimentación *Amor a la naturaleza
*Asistencia *Atención *Autodisciplina*Asistencia *Atención *Autodisciplina
*Bienestar *Compromiso *Conciencia*Bienestar *Compromiso *Conciencia
*Deporte *Ecuanimidad *Higiene*Deporte *Ecuanimidad *Higiene
*Precaución *Prevención de enfermedades*Precaución *Prevención de enfermedades
*Responsabilidad*Responsabilidad
*Admiración *Comprensión *Concertación*Admiración *Comprensión *Concertación
*Democracia *Diálogo *Ecuanimidad*Democracia *Diálogo *Ecuanimidad
*Honestidad *Igualdad *Justicia*Honestidad *Igualdad *Justicia
*Libertad *Paz *Participación *Pluralidad*Libertad *Paz *Participación *Pluralidad
*Promoción de la familia*Promoción de la familia
*Respeto a los derechos y libertades funda*Respeto a los derechos y libertades funda--
mentales *Respeto a los demásmentales *Respeto a los demás
*Responsabilidad *T*Responsabilidad *Toleranciaolerancia
*Admiración * Afabilidad *Autocrítica*Admiración * Afabilidad *Autocrítica
*Competitividad *Constancia *Convivencia*Competitividad *Constancia *Convivencia
*Cordialidad *Creatividad *Curiosidad *Disciplina*Cordialidad *Creatividad *Curiosidad *Disciplina
*Esfuerzo *Espíritu de trabajo *Fidelidad*Esfuerzo *Espíritu de trabajo *Fidelidad
*Flexibilidad *Honradez *Ingenio*Flexibilidad *Honradez *Ingenio
*Iniciativ*Iniciativa *Investigación *Laboriosidada *Investigación *Laboriosidad
*Liderazgo *Obediencia *Perseverancia*Liderazgo *Obediencia *Perseverancia
*Productividad *Responsabilidad*Productividad *Responsabilidad
*Sagacidad *Sentido crítico *Solidaridad*Sagacidad *Sentido crítico *Solidaridad
**VVALORESALORES
MACROVMACROVALORESALORES
**ACTITUDESACTITUDES
VVALORESALORES
8
*Asistencia *A*Asistencia *Ayuda *Calidad humana *Caridadyuda *Calidad humana *Caridad
*Clemencia *Compañerismo *Compartir*Clemencia *Compañerismo *Compartir
*Comprensión *Consuelo *Cooperación *Cortesía*Comprensión *Consuelo *Cooperación *Cortesía
*Desprendimiento *Fraternidad *Generosidad*Desprendimiento *Fraternidad *Generosidad
*Humanidad *Integración*Humanidad *Integración
*Magnanimidad *Nobleza *Participación*Magnanimidad *Nobleza *Participación
*Prudencia *Servicio *Solidaridad*Prudencia *Servicio *Solidaridad
nacional e internacional *Tnacional e internacional *Toleranciaolerancia
*Ahorro *Amor a la naturaleza *Autonomía*Ahorro *Amor a la naturaleza *Autonomía
*Consideración *Cuidado de los bienes públicos y*Consideración *Cuidado de los bienes públicos y
privprivados *Cumplimiento *Decisión *Ecologíaados *Cumplimiento *Decisión *Ecología
*Entereza *Equidad *Estimación*Entereza *Equidad *Estimación
*Honestidad *Moderación *Patriotismo*Honestidad *Moderación *Patriotismo
*Previsión *Puntualidad *Reconocimiento*Previsión *Puntualidad *Reconocimiento
*Responsabilidad *Seguridad *Sobriedad*Responsabilidad *Seguridad *Sobriedad
*T*Templanza *Templanza *Trabajo *Vrabajo *Verdad *Verdad *Voluntadoluntad
*Amor *Confianza *Dignidad personal *Educación*Amor *Confianza *Dignidad personal *Educación
*Estoicismo *Felicidad *Fortaleza*Estoicismo *Felicidad *Fortaleza
*Gratitud *Honorabilidad *Honradez*Gratitud *Honorabilidad *Honradez
*Humanidad *Justicia *Lealtad *Logro*Humanidad *Justicia *Lealtad *Logro
*Magnificencia *Modestia *Optimismo*Magnificencia *Modestia *Optimismo
*Orden *Paciencia *Reconocimiento *Respeto*Orden *Paciencia *Reconocimiento *Respeto
*Superación *Urbanidad*Superación *Urbanidad
*Comunicación *Concertación *Cooperativismo*Comunicación *Concertación *Cooperativismo
*Cultura de paz *Diálogo *Ecuanimidad*Cultura de paz *Diálogo *Ecuanimidad
*Fomento del hábito del ahorro*Fomento del hábito del ahorro
*Paciencia *Respeto de los derechos*Paciencia *Respeto de los derechos
humanos *Solidaridadhumanos *Solidaridad
*T*Tolerancia hacia lo ético, moral y religiosoolerancia hacia lo ético, moral y religioso
* Considerados como tales por el Ministerio de Educación de la República de Panamá.
**VVALORESALORES
MACROVMACROVALORESALORES
**ACTITUDESACTITUDES
VVALORESALORES
9
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS PSUGERENCIAS METODOLÓGICAS PARA LOS PARA LOS PADRES DE FADRES DE FAMI-AMI-
LIA Y LOS MAESTROS.LIA Y LOS MAESTROS.
•• La lectura constituye uno de los medios idóneos para que los niños y ado-
lescentes adquieran conocimientos y experiencias que podrán aplicar a lo largo de
la vida. Su práctica como base de una sólida formación, resulta indispensable,
tanto desde el punto de vista estético como informativo, puesto que en el primer
caso propicia una actitud de aprecio y respeto por toda manifestación literaria, y
en el segundo, permite el acceso al campo científico por la necesaria consulta de
diversas fuentes.
•• La lectura es un proceso dinámico y progresivo que principia mecánica y lite-
ralmente, para adentrarse después en la interpretación de lo escrito; al iniciar al
niño en el engranaje social e involucrar su atención, memoria, pensamiento y aun
su afectividad, se convierte en el instrumento que le permitirá descubrir infinidad
de vivencias y apropiarse del cúmulo de conocimientos que le fueron legados, al
igual que los valores. Cuando el padre de familia o maestro comparte una historia
con sus hijos o alumnos, echa a andar un proceso que va más allá de la lectura: los
escuchas aprenden acerca de los sentimientos y valores humanos.
•• Elija una lectura. Trate de que sea adecuada a la edad, intereses y experiencias
del niño o adolescente. Ningún tema de las historias les es extraño.
•• Explique el significado de las palabras resaltadas con negritas. Asegúrese por
medio de preguntas que han sido comprendidas.
•• Lea en voz alta la lectura que seleccionó.
•• Dé expresión a su voz, es muy importante.
•• Deje traslucir su emoción, no tenga miedo. Una voz quebrada en un párrafo
emotivo, si es sincera, impacta a los oyentes y los acerca a usted.
•• Ajuste el ritmo de la lectura a la acción de la historia: en un momento emocio-
nante lea despacio para acentuar el suspenso; cuando la acción se desarrolle de
prisa lea rápidamente.
•• Observe las reacciones de quien escucha, particularmente en donde los persona-
jes de la historia muestren sus valores a través de sus actitudes y comportamien-
tos. Esto le ayudará a conocer lo que emociona o hace reflexionar a sus escuchas.
•• Establezca un turno de preguntas/respuestas libres para que los niños expresen
sinceramente los valores que captaron.
•• Divida a los niños en grupos para que analicen la historia, tanto las actividades
de cada uno de los personajes como las situaciones que viven y cómo se desarrollan.
•• Organice una mesa redonda para llegar a conclusiones más o menos consen-
suadas. Nombre a un moderador, procure que sea diferente en cada sesión.
•• Vuelva a organizar otra actividad en grupos para analizar cómo se dan en la vida
real y en otras circunstancias, las actitudes de los personajes.
•• Comente que algunas historias incluyen los llamados antivalores (odio, engaño,
envidia, enojo, maldad, etc.).
•• Procure que reflexionen sobre éstos y las consecuencias que sufren quienes basan
su comportamiento en ellos.
•• Motive a los niños a participar en los análisis y conversaciones expresando sus
pensamientos y sentimientos.
•• Invítalos a reflexionar las situaciones de cada historia en un ambiente agradable,
de seguridad y confianza. Si su hijo o alumno se resiste a hablar frente a sus her-
manos, compañeros o incluso usted, comparta una historia sólo con él, hasta que
tenga seguridad en sí mismo. Hágale sentir que sus puntos de vista son únicos y
valiosos, y que debe compartirlos con sus hermanos, compañeros y usted.
•• Incentívelos a cambiar alguna parte de la historia o el final y pídales que expon-
gan sus razones.
•• Propóngales que elijan otro título a la historia leída, de acuerdo a los valores que
encontraron en ella.
•• Pídales que identifiquen en qué parte de la historia se encuentran cada uno de
los valores listados al final de la historia.
•• Pregúnteles si hay algún otro valor representado en la historia que no se encuen-
tra en la lista.
•• Interróguelos para saber con qué personaje y comportamiento se identifican y por
qué.
•• Promueva que los valores representados en la historia que se lea se traduzcan en
comportamientos cotidianos en el ámbito familiar y escolar de los niños.
•• Analice permanentemente las actitudes y comportamientos de sus hijos o alum-
nos para trabajar en la historia más adecuada y en el momento preciso a sus necesi-
dades.
11
n maestro sabio estaba
hablándole a un grupo de
estudiantes entusiastas. Les
dio la tarea de salir y encontrar una flor pequeña,
inadvertida. Les pidió que estudiaran la flor por un
tiempo prolongado.
—Consigan una lupa y estudien las delicadas venas de sus hojas,
y fíjense en los m atices y tonos de color. Volteen las hojas lenta-
mente y observen su sim etría. Recuerden que esta flor pudo haber
pasado inadvertida y no ser apreciada, si ustedes no la hubieran encon-
trado y admirado.
Después de que el grupo regresó, el maestro comentó:
—Las personas son así, cada una es diferente, cuidadosamente
creadas, singularmente dotadas. Pero hay que pasar tiempo con
ellas para saberlo. Hay tantas personas que pasan inadvertidas y
no son apreciadas porque nadie se ha tomado el tiempo para
admirar su singularidad.
U
John Pow ell
Título
Folio
Palabras
destacadas
con “negri-
tas” para
investigar
su signifi-
cado y
facilitar la
compren-
sión del
texto.
Ilustracio-
nes con
gran
belleza y
colorido.
Autor de
la historia.
23Historias y valores
**Autoestima **Superación **Admiración **Reconocimiento **Atención
**Comprensión **Entusiasmo **Valoración **Ponderación
•• Desprenda otras actividades derivadas de los valores de las historias como: dibu-
jos, representaciones teatrales o de muñecos guiñol, invención de cuentos, narra-
ción de anécdotas, bitácora de acciones personales que impliquen o resalten un
valor, elaboración de un periódico mural en relación a las historias trabajadas, orga-
nización de la semana de compartir…, de la amabilidad…, de la paciencia…, de la
verdad…, etcétera.
Listado de
valores
contenidos
en la
lectura
MODELO DIDÁCTICOMODELO DIDÁCTICO
Finalmente, esperamos que cada una de las historias incluidas en esta obra repercu-
tan en el rescate de los valores universales. Sin olvidar que cada padre de familia y
cada maestro tiene en sus manos la enorme responsabilidad, primero, de su ejem-
plo, y en seguida la guía de una gama infinita de actividades acordes a los intereses
y necesidades de sus hijos y alumnos, y un mundo de posibilidades para hacer de
ellos hombres y mujeres con comportamientos fundamentados en valores sólidos
para ser personas íntegras, realizadas y felices.
12
Cuando Dios dice “no”
Las tres pipas
Yurinda
La espina
Nuestra singularidad
El entierro
Sacrificio
Una Navidad especial
El eclipse
Jugando a las escondidas
Rayos de Sol
Ver para creer
Fouillón
En paz contigo
La compasión está en los ojos
Los regalos del marajá
La discusión
Los dos hermanos
La joya más preciada
Bienestar éxito y amor
Lección para el corazón
Sabiduría infantil
Amor de hijo
La liebre y la tortuga
Dar
Las ranitas en la crema
Una lección de la vida
Una historia...
El loco
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62
64
El buen ejemplo
La mascota
Compañerismo
El pescador
¿Cuál es el problema?
El hermanito
Un soldado
Johnny
La disciplina
Manos salvadoras
El filósofo de la gasolinera
Nada se hizo
Milagro de fe
Al borde del abismo
Mensaje a García
Amor filial
El fuego de año nuevo
El sentido de la vida
El regalo
Un héroe
Obstáculos que superar
Date por vencida
Elogio a la humildad
Todos los seres somos iguales
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105
13
El amor es gratis
Buenas noticias
El toque maestro
Un simple gesto
Amor fraternal
Tras un sueño
La gran enseñanza
El amor de un padre
La camisa de un hombre feliz
¡Somos ricos!
Un regalo especial
Los tres caminos
Nuestra cena
La pieza faltante
El grillo y el león
Sabias palabras
¡Hazlo ahora!
Los miembros y el estómago
¡Qué lección!
Los secretos del cielo y del infierno
Las manos de mi madre
El buen compañero
Una tarde en el parque
Para ser el número 1
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Un reo generoso
La pregunta más importante
Amor verdadero
Ejemplo de bondad
Los ropajes
Perfección divina
Rescate en el mar
Perseverancia
Rumores
George Schlatter
El niño negro
Las espigas de trigo
La indiscreción
La hermosa flor
Asamblea en la carpintería
La cara que pones
Por favor… ¡Dame problemas!
La flor
Luz en las tinieblas
El pobre
Derroche
Napoleón y el peletero
No desistió
El mujik y el espíritu de las aguas
El regalo de Navidad
Corazón feliz
Disfrutaremos juntos
Una maestra especial
El sabio y el bromista
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14
Comida gratis
La unión hace la fuerza
La vida está llena de cosas bellas
¡Libertad!
La estatua
La obra de la Providencia
Canek
Comodidad
La cerca entreabierta
¡Qué ejemplo!
Parábola de la educación
Dios es grande
La escalera
Fe infantil
La meta
La confusión
El vendedor
Amistad
La jirafa inconforme
El pavo real quejumbroso
¡Qué injusticia!
Guillermo Tell
Papá, ¿cuánto ganas?
La mejor noticia
La rata de ciudad y la rata de campo
Santo Tomás y el buey que volaba
Tú eres especial
Amistad
Los melocotones
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218
El segundo esfuerzo
La mejor edad
La otra orilla
Dos pilluelas en aprietos
El ahorro
La murmuración
Lo que trae el tiempo
El niño que no sabía qué cosa era la Patria
A través de los ojos de un niño
El rehén
El valor del tiempo
Me importa usted
La felicidad verdadera
Una lección
El caballo de Samir
La elección personal
El boyero
Las riquezas del hombre
La carrera
Cobardía
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226
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248
250
252
253
254
15
Cuento oriental
Así era Morelos
Un buen ejemplo
Comienza contigo mismo
El tirano
El santo y los ladrones
Generosidad
El plantador de dátiles
¡Reportándose!
El eco
El abuelo y el niño
Golpe al progreso de los platillos voladores
El pequeño gran empresario
El cinturón de oro
Un gran concurso
Ella me necesita
El puente milagroso
El ladrón
El león y el ratón
Asando un pavo
255
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259
260
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268
269
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272
273
274
276
277
278
279
280
El mejor momento
El valor de la preseverancia
La humildad de un santo
¿Cuánto vales?
Un hombre que trabaja
Un monje avaro
Retirarse a tiempo
Voy de paso
El adulador
El hilvanador
Hermanos
Sería un verdadero robo
Lo tortuga y la hormiga
Las piedras en tu vida
Los tres obreros
Pureza
Una taza colmada
Reconocimiento
Una lección: ¡La vida es muy corta!
La fuerza y la dulzura
Buena voluntad
La mejor dádiva
La belleza permanece el dolor queda atrás
Gestos de gran categoría
Prueba de honradez
Altura verdadera
Sincero
El valor interior
El lobo y el perro
281
282
284
286
288
290
292
294
295
296
298
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301
302
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305
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308
310
311
312
313
314
316
318
323
324
325
Ánimo
Las malas acciones
Te he hecho a ti
El país de las cucharas largas
La posesión más hermosa
Respuesta sabia
Un hermano así
Lazos de familia
El naufragio
El virtuoso del violín
El diamante
La mangosta
La oruga y la mosca
La hormiga y la paloma
El cruce del río
Árbol de invierno
El topo y el pájaro
Confitero de recuerdos
Tú las necesitas más
La puerta delatora
Las monedas de oro
Un acto de bondad
Florencia Nightingale
Un humilde campesino
326
328
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330
332
333
334
336
340
341
342
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352
353
354
355
356
358
El labrador y sus hijos
Aún es tiempo
El peregrino
Un ganador
El cuervo y el labrador
Semillas
Más allá del cielo
Un compromiso
El más cariñoso
Una por una
Perfección
¿Por qué yo?
La música más hermosa
Tigres en la oscuridad
Una carta a Dios
Generosidad
Una oportunidad
La mejor lección
El gigante egoísta
Un ángel
Lo bueno de cada cual
Mi hija, mi gran amiga
Un gran valor en el desastre
359
360
363
364
365
366
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369
370
371
372
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379
380
381
382
383
384
391
392
396
400
17Historias y valores
**Fe **Espiritualidad **Sabiduría **Confianza **Seguridad **Esperanza
**Comprensión **Religiosidad **Humildad
abía una vez una niña pequeña que quería una muñeca. Cada tarde, se
hincaba a decir sus oraciones, y a recordarle su deseo a Dios. “Por favor
Dios, dame una muñeca para Navidad.”
La Navidad llegó y pasó, pero no había muñeca para la niña.
El cumpleaños de la niña era a finales de enero, así que una vez más agregó
una petición especial cada noche para su muñeca. “Por favor Dios, no quiero
otra cosa, sólo mi muñeca.” Cuando abrió sus regalos de cumpleaños, no
encontró ninguna muñeca.
Seguía el día de la amistad, y la niña redobló sus esfuerzos. “No quiero dul-
ces, Dios. Sólo una muñeca, por favor”. Su hermano que todo el tiempo
había escuchado sus plegarias nocturnas, se agotó de oír lo concerniente a
la muñeca. “¿Por qué no te das por vencida?”, le preguntó impaciente.
“Dios no está respondiendo a tus oraciones”. “Pero Dios sí está respondien-
do a mis oraciones”, contestó
la pequeña.
“¿Cómo es posible que Dios
esté respondiendo a tus ora-
ciones?”,
respondió su
hermano. “La
Navidad llegó y
pasó, y recién fue tu
cumpleaños, y todavía no
tienes tu muñeca. Dios
no está respondiendo a
tus oraciones.”
“Sí lo está”, repitió ella,
“Dios me está dicien-
do que ¡NO!”
M edard Laz
H
18 Historias y valores
na vez un miembro de la tribu piel roja se presentó furioso ante su jefe para
informarle que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo
había ofendido gravemente.
Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad. El jefe lo escuchó atenta-
mente y luego le propuso que fuera a hacer lo que había pensado, pero antes
de hacerlo llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol
sagrado del pueblo.
El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran ár-
bol. Tardó una semana en terminar la pipa. Luego sacudió sus
cenizas y decidió volver a hablar con el jefe piel
roja para decirle que lo había pensado mejor,
que era excesivo matar a su enemigo pero
que sí le daría una paliza m em orable para
que nunca se olvidara de la ofensa.
Nuevamente el anciano lo escu-
chó y aplaudió su decisión, pero
le ordenó que ya que había
cambiado de parecer, llenara
otra vez la pipa y fuera a fu-
marla al mismo lugar. Tam-
bién esta vez el hombre
cumplió su encargo y estuvo
media hora m editando.
U
19Historias y valores
**Sabiduría **Ingenio **Sentido crítico **Ecuanimidad **Paciencia
**Paz **Armonía **Nobleza **Perdón
Después regresó a donde estaba el cacique piel roja y le dijo que consideraba
excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala
acción y le haría pasar vergüenza delante de todos.
Como siempre, fue escuchado con bondad pero el anciano volvió a ordenarle que
repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores. El hombre
medio molesto pero ya mucho más sereno se dirigió al árbol centenario y allí sen-
tado, fue convirtiendo en humo, su tabaco y su problema.
Cuando terminó, volvió al jefe piel roja y le dijo:
“Pensándolo mejor, veo que la cosa no es para tanto. Iré donde
me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré a
un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que
ha hecho”. El jefe le regaló dos cargas de tabaco
para que fueran a fumar juntos al pie del árbol,
diciéndole: “Eso es precisamente lo que tenía
que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era
necesario darte tiempo para que lo des-
cubrieras tú mismo”.
Anónim o
20 Historias y valores
urinda, la vaca de los niños, agonizaba en un corral con el Sol clavado en la
mirada. Se moría como las rosas y las milpas, mientras los hombres iban a
traer agua a una presa que se llamaba como el presidente de la República.
Sólo los esqueletos de los charcos quedaban ya en aquel infierno de mujeres llo-
rando, ante los montones de ropa sucia, desde donde a gritos le pedían a Dios
una nube.
La noticia de la res moribunda sacó a los muchachos de la escuela,
quienes cortaron ramas de pirul para espantarle los tábanos. No era
el primer animal en sucum bir, pero sí el único que no pataleaba
cuando lo uncían a cualquier carreta. Así de mansa y buena era
Yurinda. La inconfundible por su lucero en la frente. La
del materno bram ido. La dulce bestia que los
niños amaban tanto.
Esa mañana alguien la oyó mugir hacia
el salón de clases, antes de hincarse
temblorosa en el lugar donde nadie
pudo hacer algo por salvarla. Ni
siquiera el maestro. Perma-
neció silencita, con los
grandes ojos desorbitados,
oyendo el llanto de los
escolares y las palabras de
los mayores que le llega-
ban como del fondo de
una barranca.
Y
21Historias y valores
**Ternura **Amor **Admiración **Reconocimiento **Gratitud
**Nobleza **Consuelo **Docilidad
Toda el agua que le echaron encima se desapareció en el intento de resucitarla.
No tuvo fuerzas ni para sentir que le remojaban el paladar, y todos se desconso-
laron por el fracaso. Yurinda murió rodeada por los chiquillos que ella había criado
con la mejor leche del mundo. Se quedó con los cuernos echados hacia atrás, igual
que cuando se acostaba para que sus amiguitos le rascaran la panza.
Después los habitantes de la aldea la pelaron para comérsela antes de que el calor
la echara a perder. Toda la gente alcanzó un pedazo de carne, solamente los niños
se negaron a probarla porque ella seguiría viviendo en las praderas inocentes de
su corazón.
H erm inio M artínez
Historias y valores22
**Afecto **Aprecio **Amistad **Ternura **Benevolencia
**Caridad **Gratitud **Consuelo
ntrando en la dehesa, Platero ha comenzado a cojear. Me ha echado al
suelo —Pero hombre, ¿qué te pasa?
Platero ha dejado la mano derecha un poco levantada, mostrando la ranilla sin
fuerza y sin peso, sin tocar casi con el casco la arena ardiente del camino.
Con una solicitud mayor, sin duda, que la del viejo Darbón, su médico, le he
doblado la mano y le he mirado la ranilla roja. Una espina larga y verde, de naran-
jo sano, está clavada en ella como un redondo puñalito de esm eralda. Estre-
mecido del dolor de Platero, he tirado de la espina y me he llevado al
pobre al arroyo de los lirios amarillos, para que el agua corriente le
lama, con su larga lengua pura, la heridilla.
Después hemos seguido hacia la mar blanca, yo
delante, él detrás, cojeando todavía y dándome
suaves topes en la espalda.
Juan R am ón Jim énez
E
Historias y valores
n maestro sabio estaba
hablándole a un grupo de
estudiantes entusiastas. Les dio
la tarea de salir y encontrar una flor pequeña,
inadvertida. Les pidió que estudiaran la flor por
un tiempo prolongado.
—Consigan una lupa y estudien las delicadas venas de sus
hojas, y fíjense en los m atices y tonos de color. Volteen las
hojas lentamente y observen su sim etría. Recuerden que esta
flor pudo haber pasado inadvertida y no ser apreciada, si ustedes
no la hubieran encontrado y admirado.
Después de que el grupo regresó, el maestro comentó:
—Las personas son así, cada una es diferente, cuidadosa-
mente creadas, singularmente dotadas. Pero hay que
pasar tiempo con ellas para saberlo. Hay tantas personas
que pasan inadvertidas y no son apreciadas porque
nadie se ha tomado el tiempo para admirar su
singularidad.
John Pow ell
23
**Autoestima **Superación **Admiración **Reconocimiento **Atención
**Comprensión **Entusiasmo **Valoración **Ponderación
U
24 Historias y valores
omé un asiento vacío en el fondo del salón
de la maestra Donna y observé. Todos
los alumnos estaban trabajando en una
tarea, escribiendo pensamientos en una hoja
de cuaderno. La alumna más cercana a mí,
estaba llenando su hoja de frases que iniciaban
con “no puedo”.
“No puedo hacer divisiones con más de tres
numerales”.
“No puedo conseguir caerle bien a Olga”.
Su hoja estaba llena hasta la mitad y ella no
daba señales de estar por terminar. Siguió traba-
jando con determinación y persistencia.
Caminé por la fila para echar vistazos a las tareas
de los alumnos. Todos estaban escribiendo oracio-
nes que describían cosas que ellos no podían hacer.
T
Historias y valores 25
“Terminen la oración que están haciendo ahora y no comiencen otra”, fueron las
instrucciones que empleó Donna para indicar que la actividad había terminado.
Luego pidió a los alumnos que doblaran sus papeles a la mitad y los llevaran al
frente. Cuando llegaron al escritorio de la maestra, colocaron sus enunciados comen-
zados con “no puedo” en una caja de zapatos vacía.
Cuando todos habían entregado su papel, Donna agregó
el suyo. Tapó la caja, la metió bajo el brazo, salió por
la puerta y caminó por el pasillo. Los alumnos siguie-
ron a la maestra, yo seguí a los alumnos.
¡Iban a enterrar al “no puedo”! Donna pronun-
ció la oración.
“Amigos, estamos reunidos el día de hoy para
honrar la memoria del “no puedo”. Mientras
estuvo con nosotros en la tierra, afectó la vida
de todos, las de algunos más que las de otros”.
Le hemos proporcionado al “no puedo” una última morada y una lápida que contiene
su epitafio, le sobreviven sus hermanos y su hermana: “puedo”, “lo haré” y “co-
menzaré de inmediato”.
Celebraron el fallecimiento del “no puedo” con
galletas, palomitas y jugos de fruta. Como parte
de la celebración, Donna recortó una gran lápida
de papel. Escribió las palabras “no puedo” en la
parte superior y en medio puso “RIP”. En
la parte inferior añadió la fecha.
La lápida de papel estuvo colgada en el salón de
Donna durante el resto del año. En las contadas
ocasiones en que un alumno lo olvidaba y decía “no puedo”, Donna simplemente
señalaba el rótulo de “RIP”. Así, el alumno recordaba que el “no puedo” estaba
muerto y decidía cambiar el enunciado.
Anónim o
**Iniciativa **Ingenio **Creatividad **Autoestima
**Confianza **Trabajo
26 Historias y valores
**Sacrificio **Gratitud **Amor **Ternura **Compartir
**Desprendimiento **Educación
n padre intentó enseñar
a su hija el significado de
la palabra sacrificio. Le
explicó que el mejor regalo
que una persona puede dar
es alguna posesión querida,
algo que la persona valore
mucho.
En su cumpleaños, el padre
encontró, prendida en su abri-
go, una nota en la que la hija
había escrito con crayola roja:
“Eres mi papá favorito y te amo
chorros. Mi regalo es lo que más
me gusta. Está en tu bolsa”. En
su bolsillo encontró una paleta
de fresa que él le había dado la
semana anterior. No había sido
chupada una sola vez.
Anónim o
U
Historias y valores 27
**Amor **Ternura **Familia **Felicidad **Humildad **Creatividad
**Optimismo **Fortaleza **Bondad **Valoración **Ingenio
Historias y valores
urante la D epresión muchas familias apenas podían cubrir
las necesidades básicas, ya no digamos comprar regalos de
Navidad.
—Pero te voy a decir qué podemos hacer —dijo el padre a su
hijo de seis años, Pedro —. Podemos usar nuestra imagi-
nación y podemos dibujar los regalos que nos gustaría
darnos los unos a los otros.
Los próximos días, cada miembro de la familia trabajó
en secreto, pero con alegría. La mañana de Navidad,
acurrucados alrededor del raquítico árbol de
Navidad, decorado con unos cuantos adornos
sencillos, la familia se reunió para intercambiar
los regalos que habían creado. ¡Y qué regalos!
A papá le tocó un auto de lujo negro resplande-
ciente y una lancha roja. Mamá recibió un braza-
lete de diamantes y un sombrero nuevo. El
pequeño Pedro se divirtió abriendo sus
regalos, un dibujo de una alberca y fotos
de juguetes recortados de revistas.
Era el turno de Pedro para darles sus regalos a
sus padres. Con gran satisfacción, entregó
un dibujo a crayola de tres personas, un
hombre, una mujer y un niño, tomados
de las manos y debajo del dibujo
había una palabra: Nosotros. A pesar de
que otras Navidades fueron mucho más
prósperas que ésta para dicha familia, no
hay otra Navidad grabada en sus memorias como
la más preciada.
Anónim o
D
28 Historias y valores
uando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido, aceptó que ya nada podría
salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, im placable y
definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a es-
perar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pen-
samiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los
Abrojos, donde Carlos V condescendiera una vez a bajar de su em inencia para
decirle que confiaban en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro im pasible
que se disponían a sacrificarlo en un altar que a Bartolomé le pareció como el
lecho en que descansaría al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano
dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo
algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo
por digna de su talento y de su cultura
universal, y de su arduo conocimiento
de Aristóteles. Recordó que para ese
día se esperaba un eclipse total de
Sol. Y dispuso; en lo más íntimo,
valerse de aquel conocimiento
para engañar a sus opreso-
res y salvar la vida.
C
Historias y valores 29
**Sabiduría **Inteligencia **Ingenio **Decisión
**Entereza **Precaución
—Si me matáis —les dijo— puedo hacer que el Sol
se oscurezca en su altura. Los indígenas lo miraron
fijamente y a Bartolomé le sorprendió la incre-
dulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pe-
queño consejo, y espero confiado, no sin cierto
desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé
Arrazola chorreaba su sangre vehem ente sobre la
piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de
un Sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recita-
ba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una,
las infinitas fechas en que se producirían eclipses
solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad
maya habían previsto y anotado en sus códices sin la
valiosa ayuda de Aristóteles.
Augusto M onterroso
30 Historias y valores
uentan que una vez se reunieron en la tierra todos los sentimientos y las
cualidades de los hombres.
Cuando el aburrim iento ya había bostezado por tercera vez, la locura, como siem-
pre tan loca, les propuso:
—¡Vamos a jugar a las escondidas!—
La intriga levantó la ceja y, la curiosidad sin poder contenerse, preguntó:
—¿A las escondidas? ¿Cómo se juega eso?—
—Es un juego, —explicó la locura—, en el que yo me tapo la cara para no ver y
comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y
cuando haya terminado de contar, los buscaré y al primero que encuentre ocupará
mi lugar para continuar con el juego—.
Ante esa apasionante forma de explicar de la locura, el entusiasm o bailó secunda-
do por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda
e incluso a la apatía, a quien nunca le interesaba algo.
Pero no todos quisieron participar en el
juego.
C
Historias y valores 31
La verdad prefirió no esconderse, ¿para qué?... Si al final siempre la encuentran.
La soberbia opinó que era un juego muy tonto, —en el fondo lo que realmente le
molestaba era que la idea no hubiese sido de ella—.
Y la cobardía prefirió no arriesgarse… el pesim ism o exclamó:
—¡Ay! ¡Qué complicado!, yo, mejor no juego, seguro estoy que a mi me encuen-
tran primero y pierdo—.
“Uno, dos, tres…” —comenzó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejó caer tras la
primera piedra que encontró en el camino. La fe subió al cielo y la envidia se
escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado
subir a la copa del árbol más alto. La generosidad, por su parte, casi no lograba
esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para
alguno de sus amigos, antes que para ella: “¿Qué tal un lago
cristalino?” Mmmm…, no, eso es ideal para la belleza. ¿Qué
tal la rendija de un árbol? Mmmm…, tampoco, eso es
perfecto para la tim idez. Y, ¿en el vuelo de una
mariposa? No, es lo mejor para la voluptuosidad,
¡ya sé! Me esconderé en una ráfaga del vien-
to…, mmm..., no, eso es magnífico para la li-
bertad… Así, la generosidad terminó por
ocultarse en un rayito de Sol.
32 Historias y valores
E l egoísm o, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: ventilado,
cóm odo… pero sólo para él. La m entira se escondió en el fondo de los océanos,
—mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris—. La pasión y el deseo, en el
centro de los volcanes, y el olvido…, se me olvidó.
Cuando la locura contaba 999 999, el am or aún no encontraba sitio para esconder-
se pues todo se encontraba ocupado…, hasta que divisó un rosal y, estremecido
como estaba, decidió esconderse entre sus flores.
“¡Un millón!” contó la locura y comenzó a buscar.
La primera que apareció fue la pereza,
estaba a tan sólo tres pasos, junto a una
piedra.
Después encontró a la fe… la escuchó dialogan-
do con Dios acerca de mover monta-
ñas. A la pasión y el deseo los sintió
vibrar desde el fondo de los volca-
nes. En un descuido encontró a la envi-
dia y, claro, pudo deducir dónde estaba
el triunfo. Al egoísm o no tuvo ni que bus-
carlo… él solito salió disparado de su
escondite que había sido un nido
de avispas.
De tanto caminar, la locura
sintió sed y dirigiéndose al
lago, descubrió a la belleza y
con la duda, resultó más fácil
todavía, pues la encontró sen-
tada sobre una cerca sin deci-
dir aún de qué lado ocultarse.
Así fue encontrando a todos:
al talento entre la hierba
fresca, a la angustia en una
oscura cueva, a la m entira
detrás del arco iris y hasta el olvido… que ya se había olvidado que estaba jugan-
do a las escondidas.
Historias y valores 33
**Alegría **Verdad **Fe **Generosidad **Amor **Triunfo
**Sabiduría **Autoestima **Perdón
Sólo el am or no aparecía por ningún lado. La locura buscó detrás de cada árbol,
debajo de cada piedra, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por
vencida, divisó un rosal…, y comenzó a mover las ramas… de pronto, un
doloroso grito se escuchó, … ¡las espinas habían herido los ojos del amor!…
La locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, im ploró,
pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo por toda la eternidad.
Desde entonces,
… desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la Tierra
… el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
D . p.
34 Historias y valores
**Ternura **Sabiduría **Afabilidad **Cariño **Ingenio
**Modestia **Sencillez **Humildad
abía un violinista que era pobre,
pero que tenía un instrumento
que siempre lograba encantar a
quienes escuchaban su agradable
melodía. Al tocarlo como sólo él
podía hacerlo, siempre despertaba
acordes en el corazón.
Al pedirle que explicara cuál era su
encanto, él acostumbraba detener el
violín en alto y, mientras acariciaba sus
delicadas curvas, respondía: ¡Esta
madera habrá absorbido tantos
rayos de Sol, que eso es lo
que sale de ella!
E . Tow nley Lord
H
Historias y valores
sa tus ojos hoy como si mañana te fuera a invadir la ceguera, si pudiera ver
por tres días, esto es lo que me gustaría ver. El primer día, me gustaría ver
a las personas cuya amabilidad y compañía han hecho que mi vida valga la
pena. Invitaría a mis amigos y les vería el rostro por un
tiempo prolongado. También vería el rostro de
un niño recién nacido. Me gustaría ver los libros
que me han leído.
Al día siguiente me levantaría temprano para ver
el amanecer. Visitaría un museo para aprender
acerca del progreso del ser humano para
hacer cosas. Iría a un museo de arte para
tener la prueba de las almas humanas al
estudiar sus pinturas y esculturas.
La tercera mañana, me levantaría de nuevo para
recibir la belleza del amanecer, ansiosa por descubrir la
belleza de la naturaleza. Pasaría el último día frecuentan-
do a algunas personas, viendo sus rostros y leyendo lo que
está escrito en ellos.
La última noche, iría al teatro a ver una obra muy sim-
pática, para apreciar los niveles de humor
del espíritu humano. Sí, por la luz de
Dios ver lo que importa y retener
lo extraordinario de lo común.
H ellen K eller
35
U
**Esperanza **Amistad **Sentido crítico **Recreación **Decisión
**Fe **Espiritualidad **Religiosidad
Historias y valores
ntre los recuerdos de mi niñez flota aún este nombre, produciendo en mí
cierta alegría retrospectiva.
Toda la generación que estudió conmigo en la clase del em inente profesor M.
Pampelune, recuerda a Fouillón, y cuando al cabo de muchos años nos encon-
tramos dos condiscípulos en la calle, no dejamos de decirnos:
—¿Te acuerdas de Fouillón?
Este personaje es legendario en los anales de nuestro antiguo colegio. Su his-
toria se ha transmitido de clase en clase, y vivirá tanto como las piedras del edi-
ficio.
La clase de M. Pampelune era la más turbulenta del plantel y en ella todos nos
divertíamos a más y mejor.
El sabio profesor era muy m iope y esta circunstancia le impedía reprender di-
rectamente al iniciador de las bromas de que le hacíamos víctima los sesenta y
tantos alumnos que escuchábamos su clase.
Y cuando su legítim a indigna-
ción iba a castigar a uno de
nosotros, la clase entera
protestaba, exclamando:
—¡No ha sido él!
—¿Pues quién ha sido?
—¡Fouillón!
E
36
Historias y valores 37
Fouillón era el eterno culpable.
Un día se nos ocurrió, a diez o doce alumnos, llevar en nuestras bolsas diminu-
tos relojes despertadores, cuyas campanillas preparamos para que sonaran a las
tres de la tarde.
A las tres menos dos minutos, uno de los relojes, que sin duda se había adelan-
tado, empezó a sonar; esto produjo una carcajada general.
—¿A quién pertenece ese objeto?, preguntó furioso M. Pampelune.
—¡A Fouillón! —contestaron a un tiempo veinte voces.
Después todas las campanas de los demás relojes iniciaron su repique y el pro-
fesor dijo con tono severo:
—¿Dónde está Fouillón? ¡Que se presente inmediatamente!
Uno de nosotros contestó:
—Acaba de salir en este instante.
No era cierto, Fouillón aquel día había tenido que asis-
tir al bautizo de un primo suyo.
M. Pampelune no insistió, ocupado
en leer los temas de los alumnos.
Uno de ellos, ridículam ente escrito,
pertenecía a Fouillón.
38 Historias y valores
—Cuando se escriben estos disparates, dijo el profesor, no hay dere-
cho a presentarse en clase.
Y, en efecto, Fouillón no se hallaba en ella.
Al día siguiente, durante la clase, entró el portero con un par de pollos
para M. Pampelune, que, según dijo, le enviaba la madre de Fouillón.
El profesor no quiso aceptar el regalo.
No había ni un solo día que no ocurriera algo grave, lo que todos
achacábam os a la maldad o a la torpeza de nuestro compañero.
Poníamos castañas en la estufa para que estallasen con
estrépito: soltábamos pájaros que volaban por el salón;
lanzábamos flechas de papel e inventábamos todo
género de diabluras.
Siempre que M. Pampelune preguntaba quién
había hecho aquello, veinte voces le respondían:
—¡Fouillón!
El profesor perdió el apetito y llegó
a no conciliar el sueño sino con
mucha dificultad.
El buen señor no sabía qué hacer
con aquel alumno, cuya fami-
lia, por otra parte, le aga-
sajaba frecuentmente
con exquisitas frutas,
con conejos y liebres,
con golosinas y
objetos borda-
dos. Por eso, sin
duda, no se
atrevía a expulsar
de la clase al
rebelde Fouillón.
Historias y valores 39
Tampoco se atrevía a interrogarle, temiendo que todos nosotros nos burláramos.
La miopía de M. Pampelune le impedía ver lo que se tram aba entre nosotros.
Dos veces le dijo a Fouillón que se presentara al final de la clase, para reprender-
le aparte y para suplicarle que su familia cesara de hacerle obsequios.
Pero Fouillón, precisamente en aquellos días estaba enfermo, y aquellas mismas
tardes M. Pampelune recibía expresivas cartas en que se le pedía que perdonara
las faltas de asistencia del alumno.
Nuestra clase era, pues, una clase épica, a causa de Fouillón.
Siempre que se pronunciaba su nombre se oían estrepitosas carcajadas, que la
indignación de nuestro profesor no llegaban a calmar.
—¡Me van a matar ustedes con ese Fouillón!, decía a ve-
ces M. Pampelune con doloroso acento.
La esposa del maestro llegó a participar de las preocupaciones
y disgustos de su marido.
Aquello no podía durar. La salud de M. Pampelune se
alteró visiblem ente, de tal modo que un día el director
del colegio anunció a los alumnos que el profesor
había pedido una licencia por tres meses, para
ir a respirar el aire
al campo.
En realidad el tal
Fouillón no existía ni
había existido nunca.
40 Historias y valoresHistorias y valores
Era una creación nuestra, favorecida por la miopía del profesor y por la gran can-
tidad de alumnos que continuamente entraban a la clase de M. Pampelune.
Los regalos y las cartas eran pura ficción que todos procurábamos mantener con
im perturbable constancia.
Cuando al cabo de tres meses, M. Pampelune, completamente restablecido, rea-
nudó sus clases, quedó sorprendido al notar que no oía pronunciar el nombre del
alumno rebelde.
Un día, con cierta timidez, preguntó:
—¿Y Fouillón? ¿Dónde está?
Una voz cavernosa contestó en el fondo de la clase:
—¡Ha muerto!
Todos guardaron silencio.
—¡Pobre muchacho!, exclamó
enternecido M. Pampelune.
Y el buen señor, siempre
cándido y generoso, guar-
dó silencio por espacio de
unos cuantos minutos.
Después, con un gesto que
fue una durísima lección pa-
ra nuestra maldad, sacó un
pañuelo y limpió sus gafas hu-
medecidas por las lágrimas que
habían brotado de sus ojos.
E . de F orge
**Ternura **Respeto **Admiración **Aprecio **Benevolencia **Vocación
**Nobleza **Comprensión **Calidad humana **Tolerancia **Amor
Historias y valores 41
**Amistad **Autoestima **Confianza **Sabiduría
**Espiritualidad **Paz **Valoración
Historias y valores
o tengo ni un amigo —dijo a Hu-Ssong un hombre solitario—
—Sí lo tienes —lo consoló él—. Mira a todos los hombres frente a ti.
—Son muchos —respondió el solitario. Pero ninguno es mi amigo.
—Está bien —dijo el filósofo—. Ahora mira tras de ti.
—¿Cómo me pides eso? —se quejó el hombre—. Ahí están mis enemigos.
—Vuelve la vista a tu derecha —le pidió Hu-Ssong.
—No veo tampoco ni un amigo.
—Entonces mira a tu izquierda.
—Tampoco ahí encuentro a nadie —contestó con desolación el solitario—. Te
digo que yo no tengo amigos.
—¿No? —se preocupó el maestro. Vuelve tus ojos al interior de ti.
El hombre se miró a sí mismo. Tampoco ahí en-
contró un amigo.
—Aprende —le dijo entonces Hu-
Ssong—, que si quieres estar en
paz con los demás primero de-
bes estar en paz contigo
mismo.
Arm ando F uentes Aguirre
N
42 Historias y valores
ra una noche muy fría en el norte de Virginia, hace muchos años. La barba
del anciano estaba vidriada por la helada invernal, mientras esperaba que
lo llevaran al otro lado del río. La espera parecía no tener fin. Su cuerpo se
entum eció y tensó debido al viento helado del norte.
Escuchó el suave y continuo ritmo de los cascos que se acercaban galopando por
el helado camino. Observó con ansiedad cuando varios jinetes tomaron la curva.
Dejó que pasara el primero, sin hacer esfuerzo alguno por atraer su atención.
Después pasó otro y otro más. Finalmente, el último jinete se acercó al sitio donde
se encontraba sentado el anciano, como si fuera una estatua de nieve. Cuando este
hombre se acercó, el anciano lo miró a los ojos. “Señor, ¿le importaría llevar a un
hombre al otro lado? —preguntó el anciano—. Parece ser que no hay un camino
para ir a pie.”
El jinete detuvo su caballo y respondió: “Seguro,
monte”. Al ver que el anciano no podía levantar su
cuerpo medio congelado del frío, el jinete des-
montó y lo ayudó a montar. Llevó al anciano no
sólo al otro lado del río, sino hasta su destino,
a unos kilómetros de distancia.
Cuando se aproximaron a la pequeña y
acogedora cabaña, la curiosidad del
jinete lo obligó a preguntar: “Señor,
noté que dejó pasar a varios jinetes,
sin esforzarse por asegurar que lo
llevaran. Cuando yo me acerqué,
de inmediato me pidió que lo
llevara. Siento curiosidad de
saber por qué, en una noche
invernal tan fría, esperó y se
lo pidió al último jinete. ¿Y si
me hubiera negado y lo
hubiera dejado allí?”. El
anciano desmontó con
lentitud y miró al jinete
directamente a los ojos.
“He estado por aquí durante
algún tiempo —respondió el
anciano—. Creo conocer muy
E
Historias y valores 43
**Bondad **Benevolencia **Generosidad **Caridad **Calidad humana
**Compasión **Asistencia **Afabilidad
bien a la gente. Miré a los ojos a los otros jinetes y de inmediato noté que no les
preocupaba mi situación. Hubiera sido inútil pedirles que me llevaran. Sin em-
bargo, cuando lo miré a los ojos, su bondad y su com pasión fueron evidentes.
Supe que su espíritu amable aprovecharía la oportunidad para ayudarme en mi
momento de necesidad.”
Esos comentarios entusiastas conmovieron profundamente al jinete. “Estoy muy
agradecido por lo que dijo —comentó el jinete al anciano—. Espero nunca estar
demasiado ocupado en mis propios asuntos y no responder a las
necesidades de otras personas con amabilidad y compasión.”
Después de pronunciar esas palabras, Thomas Jefferson hizo que su
caballo diera la vuelta y regresó a la Casa Blanca.
Anónim o
44 Historias y valores
na vez un marajá que tenía fama de ser muy sabio, cumplía cien años. El
acontecimiento fue recibido con gran alegría, ya que todos querían mucho al
gobernante. En el palacio se organizó una gran fiesta para esa noche y se
invitaron a poderosos señores del reino y de otros países.
El día llegó y una montaña de regalos se amontonó en la entrada del salón, donde
el marajá iba a saludar a sus invitados.
Durante la cena, el marajá pidió a sus sirvientes que separaran
los regalos en dos grupos: los que tenían remitente y los que no
se sabía quién los había enviado.
A los postres, el rey mandó traer todos los regalos en sus dos
montañas. Una de cientos de grandes y costosos regalos y otra
más pequeña, de una decena de presentes.
El marajá comenzó a tomar regalo por regalo de la pri-
mera montaña y fue llamando a los que habían enviado
los regalos. A cada uno lo hacía subir al trono y
le decía:
—Te agradezco tu regalo, te lo devuelvo
y estamos como antes —y le devolvía el
regalo, no importaba cuál fuera.
Cuando terminó con esa pila, se acer-
có a la otra montaña de regalos y dijo:
—Estos regalos no tienen remi-
tente. Éstos sí los voy a aceptar,
porque éstos no me obligan y a mi
edad, no es bueno adquirir deu-
das.
Anónim o
U
Historias y valores 45
os comerciantes estaban discutiendo acaloradamente en medio de una
m uchedum bre. Un forastero, notando lo profundo del enojo de los co-
merciantes, expresó su sorpresa de que no se estaban dando golpes, un
amigo le explicó: “Aquel que suelte el primer golpe, estará admitiendo
que se terminaron sus argumentos”.
Sabiduría china
**Sabiduría **Inteligencia **Sentido crítico
**Ingenio **Sagacidad
D
46 Historias y valores
os hermanos viajaban juntos; hacia el mediodía se tendieron en el bosque
para descansar.
Cuando despertaron vieron cerca de ellos una piedra con una inscripción; la des-
cifraron y esto fue lo que leyeron:
“Q uien encuentre esta piedra cam ine por el bosque hacia el oriente; en su cam ino hallará
un río; que lo atraviese; a la otra ribera verá a una osa con oseznos; que coja los oseznos
y escape a la m ontaña sin volverse. Allí verá una casa, y en aquella casa encontrará la
dicha.”
Entonces dijo el mayor al menor:
—No iré en busca de los osos, ni te aconsejo que lo hagas. En primer lugar,
porque nada prueba la veracidad de esta inscripción, que acaso sea una broma;
en segundo, porque es muy posible que la hayamos leído mal; y en tercero, aun
admitiendo que esa sea la verdad, pasaremos la noche en el bosque, no hallare-
mos el río y nos extraviaremos. Y aun cuando halláse-
mos el río, ¿podríamos pasarlo? Quizá sea
muy ancho y su corriente rápida. Y si
lo pasáramos, ¿crees cosa fácil apo-
derarse de los oseznos? La osa
nos degollaría, y en vez de la
dicha encontraríamos la
muerte. Por otra parte,
aunque consiguiéramos
apoderarnos de los
oseznos, no nos
D
Historias y valores 47
sería posible escapar sin que descansásemos sino hasta haber llegado a la mon-
taña. Por último, allí no se ve qué dicha es la que se encuentra en aquella casa;
quizá sea una dicha de la que nada podamos hacer.
Y el hermano menor repuso:
—No soy de tu opinión; sin objeto no se escribió eso en esta piedra. El sentido de
la inscripción es claro y preciso. Desde luego, no hay que correr tan gran peligro.
En segundo lugar, si no vamos nosotros podrá otro descubrir esta piedra, hallar la
dicha en lugar nuestro y nosotros no obtendremos nada. Por otra parte, nada se
consigue en el mundo sin esfuerzo. Y, además, yo no quiero pasar por cobarde.
A lo que dijo el hermano mayor:
—Sabes el proverbio: “La codicia rompe el saco”, o aquel otro: “Más vale pájaro
en mano que ciento en el aire.”
Replicó el menor:
—Y yo he oído decir: “Quien no arriesga no pasa
la mar”, y también: “Bajo una piedra inmóvil no
corre el agua.” Pero me parece que es hora
de partir.
Marchó el menor y el otro se quedó.
Un poco más lejos, en el bosque, el
menor encontró un río, lo atravesó, y
junto a la orilla vio una osa que dor-
mía, cogió los oseznos y, sin volver
la cabeza, echó a correr hacia la
montaña.
48 Historias y valores
**Optimismo **Esperanza **Confianza **Seguridad **Decisión
**Dominio de sí mismo **Voluntad **Autorrealización **Esfuerzo
En cuanto llegó a la cim a una multitud de gente salió a su encuentro y trans-
portóle a la ciudad, donde se le nombró rey.
Reinó cinco años, al sexto, otro soberano más fuerte que él le declaró la guerra,
se apoderó de la ciudad y le expulsó.
Entonces, el hermano menor erró de nuevo y volvió a la casa del mayor, que
vivía pacíficamente en el campo, ni rico ni pobre.
Ambos hermanos sintieron mucho gusto contándose su vida.
—Bien, ¿ves? —le dijo el mayor— que yo estaba en lo cierto. He vivido sin so-
bresaltos, y tú que
fuiste rey, piensa
cuán atorm enta-
da fue tu vida.
Respondió el
menor:
—No deploro
mi aventura del
bosque; cierto
que ahora ya
soy nada; pero
tengo, para
embellecer mi
vejez, el corazón
lleno de recuer-
dos, mientras
que tú no los
tienes.
León Tolstoi
Historias y valores 49
ruzando a todo galope por unas montañas, un viajero vio a un grupo de
hombres sentados en la entrada de una mina, en cuyas caras se veía la pre-
ocupación y una honda pena.
Aproximándose y con el deseo de ayudar, el jinete les preguntó:
—Parecen muy preocupados, ¿puedo hacer algo por ustedes?
—Señor, dijeron los hombres, estamos muy afligidos porque hemos
perdido la más preciosa de todas las joyas.
—¿Qué joya era esa?
—Era una joya, dijeron, como no volverá hacerse
otra. Estaba tallada en un pedazo de piedra de
la vida y había sido forjada en el yunque del
tiempo. La adornaban veinticuatro diamantes,
a cuyo alrededor se agrupaban sesenta más pe-
queños. Ya ve que tenemos razón al decir que
no volverá a producirse jamás joya igual a la
que hemos perdido.
—Seguramente, dijo el viajero, su joya debió
haber sido muy preciosa pero, ¿no creen que
con el producto de su mina pueda hacerse
otra igual?
—No, no es posible, respondieron los mi-
neros, la joya que hemos perdido era un día,
y el tiempo perdido no se recupera jamás.
Anónimo
C
**Aprecio **Responsabilidad **Comprensión **Consideración
**Ayuda **Conciencia **Autocrítica **Verdad
Historias y valores50
na mujer salió de su casa y vio a tres viejos con una larga y blanca barba
sentados en el jardín. Ella no los conocía. Les dijo: “yo no lo conozco, pero
deben estar hambrientos. Por favor pasen adelante y coman algo”.
“¿Está el hombre de la casa?”, preguntaron a la mujer. “No”, dijo ella, “está
fuera”. “Entonces no podemos entrar”, dijeron ellos. En la tarde, cuando el mari-
do regresó, la mujer le contó lo que había sucedido. “Ve entonces afuera y diles
que ya estoy en casa e invítalos a pasar”. La mujer salió e invitó a los viejos a
entrar. “Nosotros no entramos a una casa juntos”, replicaron ellos.
“¿Por qué?”, la mujer quiso saber la razón. Uno de los viejos explicó: “Su nom-
bre es Bienestar” señalando a uno de sus amigos, señalando al otro, “él es el
Éxito”, “y yo soy el Amor”.
Luego añadió: “Ve a tu casa y platica con tu esposo para ver quién de nosotros
quieren que entre a su casa”.
La mujer entró a su casa y le contó a su esposo
lo que los viejos habían dicho. El esposo estaba
muy contento, “que agradable”, dijo. “Siendo
así invitemos a Bienestar, dejémoslo entrar y
que llene nuestro hogar con bienestar”.
La esposa no estuvo de acuerdo.
“Querido, ¿por qué no invitamos a
Éxito?” La nuera de ambos estaba
U
Historias y valores 51
**Amor **Verdad **Aprecio **Comprensión **Sabiduría **Prudencia
**Ingenio **Reconocimiento **Armonía
escuchando desde la otra esquina de la casa. Ella hizo su propia sugerencia:
“¿No sería mejor invitar al Amor?, nuestra casa estaría, ¡llena de amor!” (Piensa
en este punto a quién invitarías tú, antes de proseguir la lectura).
“Escuchemos el consejo de nuestra nuera”, dijo el esposo a su esposa. “Ve e
invita a Amor para que sea nuestro huésped”.
La mujer salió y preguntó a los tres viejos: “¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor
entra y sé nuestro huésped” Amor se levantó y comenzó a caminar hacia la casa.
Los otros dos también se levantaron y lo siguieron. La mujer, sorprendida, le
preguntó a Bienestar y Éxito: “Yo sólo invité al Amor, ¿por qué están ustedes
entrando?”
Los tres viejos respondieron a la vez “Si hubiesen invitado al Bienestar o al
Éxito, los otros dos hubiésemos permanecido fuera, pero como ustedes invi-
taron al Amor, a cualquier lugar que él vaya, los otros vamos con él. En cualquier
lugar que haya Amor, hay también ¡Bienestar y Éxito!
Anónimo
52 Historias y valores
**Admiración **Aprecio **Autoestima **Superación **Esfuerzo **Competitividad
**Confianza **Seguridad **Fortaleza **Decisión
na “Lecciónparaelcorazón” es mi hija de 10 años, Sara, quien nació sin un
músculo en uno de sus pies, por lo cual usa un aparato todo el tiempo. Un
hermoso día de primavera llegó de la escuela y me
dijo que había competido en las carreras en un
evento de la escuela.
Debido al soporte de su pierna empecé
a pensar rápi-
damente en algo
que decirle, para
darlevaloryanimar
a mi Sara, cosas que
podría decir acerca de
no dejar que esto la de-
sanimara, pero antes de
que yo pudiera decir al-
go ella dijo: “Papi, gané
dos de las carreras. ¡Yo
no podía creerlo!”
Y después dijo:
“Tuve ventaja”.
¡Ah!, lo sabía. En mi interior pensé que
debieron dejarla correr a la cabeza primero
que los demás. Pero una vez más, antes de
que pudiera decir una palabra ella dijo:
—Papi, no me dejaron correr primero que
los demás. Mi ventaja fue tener que tro-
tar más fuerte que los demás.
Anónimo
U
Historias y valores 53
**Amor **Admiración **Aprecio **Autoestima **Optimismo **Confianza
**Seguridad **Sabiduría **Valoración
a maestra Debbie de primer grado, estaba
discutiendo con su grupo la pintura de una
familia. Había un niño en la pintura que
tenía el cabello de color diferente al del resto
de los miembros de la familia. Uno de los
niños del grupo sugirió que el niño de la
pintura era adoptado y una niña compañe-
ra del grupo le dijo:
—Yo sé todo sobre adopciones porque yo soy adop-
tada.
—¿Qué significa ser adoptado? —preguntó otro
niño.
—Significa —dijo la niña, que tú creces
en el corazón de tu mamá
en lugar de crecer en su
vientre.
Anónimo
L
Historias y valores54
ra en tiempo de guerra. En el momento de presentarse el enemigo y cuan-
do ya se oía la voz de mando del capitán, un joven marinero quería lanzarse
al agua donde acababa de caerse su chaqueta.
El superior se lo impedía; pero él, frenético, sin escuchar a nadie se echó sobre las
olas, luchó con ellas empeñosamente, hasta que, asegurando su presa volvió sobre
cubierta victorioso.
Pasadala contienda, el marinero fue llevado ante un Consejo de Guerra para que
lo juzgaran por insubordinación.
Sabido es el tremendo rigor de la disciplina militar, y el pobre marinero fue sen-
tenciado a muerte.
El presidente del Consejo, antes de leerle la sentencia, movido por una viva cu-
riosidad, interrogó al acusado, diciéndole:
—¿Por qué razón muchacho, conociendo la ordenanza, te empeñaste en salvar
esa chaqueta? ¿No comprendías cuán fácilmente hubieras tenido otra?
El marinero entonces dijo con voz serena:
E
Historias y valores 55
—Me hubiera sido fácil, ciertamente, tener otra chaqueta, pero en la bolsa de és-
ta, llevo el único retrato de mi madre muerta, y éste, mi comandante, no hubiera
ya podido reponerlo nunca...
Todos los miembros del Consejo quedaron conmovidos. Sus rudos ojos de viejos
lobos de mar se humedecieron y después de nueva deliberación, el presidente
dijo al público:
—El hombre que ama a su madre de este modo, no será nunca capaz de trai-
cionar a su Patria.
—¡Muchacho, eres un héroe!
Y el soldado fue absuelto.
FranciscoCésarMorales
**Amor **Admiración **Reconocimiento **Magnanimidad **Comprensión
**Nobleza **Calidad humana **Decisión
Historias y valores56
e nada sirve correr; es mejor llegar a tiempo. Así nos lo demuestran la liebre
y la tortuga.
“Apostemos, dijo la tortuga, a que no llegarás a ese árbol antes que yo...”
“¿Que no llegaré? ¿Estás loca?, replicó la liebre burlona. Tendrás que pur-
garte antes de empezar la carrera.”
“Loca o no te sostengo la apuesta”.
Así se hizo y las dos dejaron junto al árbol lo apostado. (No impor-
ta saber lo que se jugaron ni tampoco quién fue el juez de la con-
tienda).
Nuestra liebre no tenía que dar más que cuatro saltos, digo cuatro
porque yo he visto los saltos desesperados que dan las liebres cuan-
do son perseguidas por los perros de los cazadores a quienes hacen
atravesar montes y praderas, hasta perderlos de vista.
Así que, como tenía tiempo de sobra para comer, descansar y dormir, dejó
que la tortuga se adelantara con su paso lento.
D
Historias y valores 57
**Confianza **Seguridad **Optimismo **Autoestima **Autorrealización
**Constancia **Perseverancia **Compromiso **Esfuerzo **Competitividad
La tortuga avanzó esforzándose lo más que pudo en su torpe andar.
La liebre, sin embargo, desdeñosa despreció una fácil victoria, dándole la ven-
taja a su competidora, así que demoró la salida. Comió hierba fresca, descansó y
se entretuvo en cualquier cosa olvidándose de su compañera.
De pronto advirtió que la tortuga ya casi llegaba a la meta.
Corrió como una flecha, pero sus esfuerzos fueron vanos: la tortuga
llegó primero.
“Pues bien, le dijo ella: ¿Tenía o no tenía razón? ¿De qué
te sirve tu agilidad?¡Vencida por mí! ¿Qué sería de ti
si llevaras, como yo, la casa a cuestas?
Jean de la Fontaine
Historias y valores58
**Bondad **Benevolencia **Desprendimiento **Ternura **Compartir
**Calidad humana **Cortesía **Afecto **Generosidad **Espiritualidad
n anciano se subió a un autobús
un 14 de febrero. Llevando con-
sigo una docena de rosas rojas.
Se sentó junto a un hombre joven. El
hombre joven miró las rosas y dijo,
“Alguien va a recibir un precioso re-
galo del día de San Valentín.” “Sí”,
—dijo el anciano.
Pasaron unos minutos y el anciano se
dio cuenta de que el joven acompa-
ñante no dejaba de ver las rosas.
“¿Tienes novia?” —preguntó el anciano.
“Si” —dijo el hombre joven—. “La voy a ver
ahora. Le estoy llevando esto.” Mostró una tarjeta de San Valentín.
Viajaron en silencio durante unos diez minutos más, y el anciano se levantó para
bajarse del camión. Al pasar por el pasillo central puso repentinamente las rosas
en las piernas del hombre joven y dijo: —“Creo que a mi esposa le gustaría que
tengas las rosas. Le diré que te las di”.
Se bajó rápidamente del camión, y
al alejarse el vehículo, el hombre
joven volteó y vio al anciano
entrar a un cementerio.
Anónimo
U
Historias y valores 59
**Esfuerzo **Esperanza **Optimismo **Perseverancia **Confianza
**Seguridad **Decisión **Paciencia **Entereza
abía una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema.
Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible nadar o flotar
mucho tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos
patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente pero era inútil, sólo con-
seguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez era más
difícil salir a la superficie a respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: —No puedo más. Es imposible salir de aquí, esta
materianoesparanadar, así que voy a morir, no veo para qué prolongar este dolor.
No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril.
Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente traga-
da por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda, se dijo:
—¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa.
Sin embargo, ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta el
último aliento. No quisiera morir un segundo antes de que llegue
mi hora.
Y siguió pataleando y chapoteando, siempre en el mismo
lugar, sin avanzar un centímetro. ¡Horas y horas!
Y de pronto... de tanto
patalear y agitar, agitar y
patalear... la crema, se
transformó en manteca.
La rana sorprendida dio un
salto y patinando llegó hasta
el borde del bote.
Desde ahí, sólo le quedaba ir
croando alegremente de regre-
so a casa.
Anónimo
H
Historias y valores60
Miren al gordito!” los niños de primaria
pueden ser crueles y definitivamente lo
éramos con un chico llamado Damián
que iba en mi grupo. Lo imitábamos y nos
burlábamos de su tamaño. Tenía un so-
brepeso de 30 kilos. Él experimentaba
el dolor de ser el último seleccionado
para jugar baloncesto, béisbol o fútbol.
Un día se sentó cerca de mí, en la clase
de gimnasia. Alguien lo empujó y me ca-
yó encima lastimándome el pie. El niño
que lo empujó dijo que Damián había sido.
Con toda la clase pendiente de mí, tenía que
decidir entre ignorar el asunto o pelearme con
Damián. Decidí pelear para mantener mi ima-
gen intacta.
Grité: —vamos Damián, pelea conmigo. Dijo que no
quería, pero la presión de los compañeros lo obligó a par-
ticipar en el pleito, a pesar de que no quería. Se acercó a mí
con los puños en el aire. Con un puñetazo hice que su nariz san-
grara y la clase se puso frenética. En ese momento el maestro entró
al salón. Vio que estábamos peleando y nos mandó a la pista de carreras.
Después dijo algo que nos dejó impresionados. Declaró con
una sonrisa: —Quiero que ustedes dos corran un kiló-
metro tomados de la mano.
El cuarto explotó en una carcajada. Los dos estábamos más
avergonzados de lo que se puedan imaginar, pero aún así,
Damián y yo fuimos a la pista y corrimos nuestro
kilómetro tomados de la mano.
En algún momento en el transcurso de
nuestra carrera, recuerdo haber volteado
a verlo, todavía con sangre gotean-
do de la nariz, y la velocidad dis-
minuida por su sobrepeso.
“¡
Historias y valores 61
**Reconocimiento **Respeto **Amistad
**Fraternidad **Comprensión **Consideración
**Igualdad **Equidad **Armonía **Conciencia
De repente me di cuenta de que era una persona igual a mí.
Los dos nos volteamos a ver y comenzamos a reírnos. Con el tiem-
po nos convertimos en buenos amigos. Por el resto de mi vida, nunca he
vuelto a alzarle la mano a otra persona.
Dando círculos en esa pista, tomados de la mano, dejé de ver a Damián
como un gordo o un tonto. Era un ser humano con valores intrínsecos
más allá de lo externo. Era sorprendente lo que aprendí cuando
me obligaron a ir de la mano de alguien por sólo un
kilómetro.
MedardLaz
Historias y valores62
sta es la historia de un planeta que tenía un agujero en el cielo. La lluvia
que caía sobre aquella Tierra era de un ácido venenoso que mataba a los
árboles. Y sólo unas cuantas cosas crecían en el suelo, porque había sido
arrasado por extraños productos químicos que empleaban los agricultores. A
veces la gente se preguntaba “¿Y por qué pasa esto?” Y la pantallita que había
en un ángulo en todas las habitaciones respondía: “Porque así tiene que ser.”
Pero la gente no entendía. Y se olvidaban de aquella pregunta y se iban a tra-
bajar.
Un día, un niño pequeño se despertó: la mañana era gris. La lluvia caía por el
agujero que había en el cielo y sobre aquella tierra en donde sólo crecían algu-
nas cosas. Y, como una hilera de hormigas tristes, la gente se iba a trabajar.
El niño estaba escuchando cuando, de pronto,
una de aquellas personas se paró y preguntó:
Pero, ¿de verdad es ésta la mejor manera
de vivir?
E
Historias y valores 63
**Valoración **Sabiduría **Respeto **Ecología **Armonía **Seguridad
**Equilibrio **Conciencia **Atención
Y la pantallita que había en todas las habitaciones respondió: Si quieres ser rico y
tener cosas buenas y estar rodeado de lujos, has de pagar un precio. Y ese precio
es ensuciar la tierra. No puede ser de otra manera.”
Y todo el mundo volvió a olvidarse de esa pregunta y cada cual se marchó por su
lado. Pero entonces el niño alzó la voz y dijo: “Tiene que haber una forma mejor
de hacer lo que queremos hacer, sin que estropeemos el cielo, la lluvia y la tie-
rra”. Y la gente se paró a escuchar y apagó la pantallita y empezó a buscar una
mejor forma de hacer las cosas.
Y aquella tierra comenzó a florecer por primera vez en
mucho tiempo.
Y el cielo brillaba con un azul muy bello y
la lluvia sabía muy dulce...
Creo que es hora ya de que nos
convirtamos es ese niño
pequeño y empecemos a
construir un futuro
mucho mejor.
PaulMcCartney
64 Historias y valores
ubo una vez un rey a quien la vanidad había vuelto loco (la vanidad siem-
pre termina por volver loca a la gente).
Ese rey mandó construir, en los jardines de su palacio, un templo y dentro del
templo hizo poner una gran estatua de sí mismo en posición de loto.
Todas las mañanas después del desayuno, el rey iba a su templo y se postraba
ante su imagen orándose a sí mismo.
Un día decidió que una religión que tuviera un solo seguidor no era una gran
religión, así que pensó que debía tener más adoradores.
Decretó entonces que todos los soldados de la guardia real se postraran ante la
estatua por lo menos una vez al día. Lo mismo debían hacer todos los servidores
y los ministros del reino.
Su locura crecía a medida que pasaba el tiempo y, no conforme con la sumisión
de los que, lo rodeaban, dispuso un día que la guardia real fuera al mercado y tra-
jera a las tres primeras personas con las que se cruzaran.
Con ellas, pensó, demostraré la fuerza de la fe en mí. Les pediré que se inclinen
ante mi imagen. Si son sabios, lo harán y si no, no merecen vivir.
La guardia fue al mercado y trajo a un intelec-
tual, a un sacerdote y a un mendigo
que eran, en efecto, las tres primeras
personas que encontraron.
Los tres fueron conducidos al
templo y allí el rey les dijo:
—Esta es la imagen del único
y verdadero Dios, postraos
ante ella o vuestras vidas
serán ofrecidas como sa-
crificio ante él.
H
Historias y valores 65
El intelectual dijo: —El rey está loco y me matará si no me inclino. Este es evi-
dentemente un caso de fuerza mayor. Nadie podría juzgar mal mi actitud debido
a que fue hecha sin convicción, para salvar mi vida y en función de la sociedad a
la cual me debo —y dicho esto se postró ante la imagen.
El sacerdote dijo: —El rey ha enloquecido y cumplirá su amenaza. Yo soy un
elegido del verdadero Dios y por lo tanto mis actos espirituales santifican el lugar
donde esté. No importa cuál sea la ima-
gen, será el verdadero Dios aquel a
quien yo esté honrando.
Y se arrodilló.
Llegó el turno del mendigo, que no
hacía ningún movimiento.
—Arrodíllate —dijo el rey.
—Majestad, yo no me debo al pueblo, que en
realidad la mayor parte de las veces me corre a
patadas de los umbrales de sus casas. Tampoco
soy el elegido de nadie, salvo de los pocos pio-
jos que sobreviven en mi cabeza. Yo no sé juz-
gar a nadie ni puedo santificar ninguna ima-
gen; y en cuanto a mi vida, no creo que
sea un bien tan preciado como para ha-
cer ridiculeces para conservarla... por lo
tanto, mi señor, no encuentro ninguna
razón valedera para arrodillarme aquí...
Dicen que la respuesta del mendigo
conmovió tanto al rey, que éste se ilu-
minó y comenzó a revisar sus propias
posturas.
Sólo por ello, cuenta la leyenda, el rey
se curó y mandó remplazar el templo
por una fuente y la estatua por enor-
mes canteros con flores.
Anónimo
**Ingenio **Inteligencia **Sabiduría **Confianza **Naturalidad
**Sinceridad **Humildad **Sencillez **Autocrítica
Historias y valores66
n un lejano pueblo había una escuela, y debe haberla todavía; pero en-
tonces la gobernaba don Lucas Forcida, personaje querido por todos los
vecinos. Jamás faltaba a las horas de costumbre al cumplimiento de su
pesada obligación. ¡Qué vocación de mártires necesitan los maestros de escuela
de los pueblos!
En esa escuela, siguiendo las tradicionales costumbres y uso general en aquellos
tiempos, el estudio para los muchachos era una especie de orfeón, y en dife-
rentes tonos, pero siempre con desesperante monotonía, en coro se estudiaba
y en coro se cantaban lo mismo las letras y las sílabas que la doctrina cristiana o
la tabla de multiplicar.
Don Lucas soportaba con heroica resignación aquella ópera diaria, y había
veces que los chicos, entusiasmados, gritaban a cual más y mejor; y era
digno de ver las facciones de la simpática y honrada cara de don
Lucas.
Daban las cinco de la tarde; los chicos salían corrien-
do de la escuela, tirando pedradas, coleando pe-
rros y dando gritos y silbidos, pero ya fuera de las
aguas jurisdiccionales de don Lucas, que los
miraba alejarse, como diría un novel-
ista, trémulo de satisfacción.
E
Historias y valores 67
Entonces don Lucas se pertenecía a sí mismo: sacaba a la calle una gran butaca
de mimbre; un criadito le traía una taza de chocolate acompañada de una gran
torta de pan, y don Lucas, disfrutando del fresco de la tarde y recibiendo en su
calva frente el vientecillo perfumado que llegaba de los bosques, como para con-
solar a los vecinos de las fatigas del día, comenzaba a comer su modesta merien-
da, repartiéndola cariñosamente con un loro.
Porque don Lucas tenía un loro que era, como se dice hoy, su debilidad, y que
estaba siempre en una percha a la puerta de la escuela, a respetable altura para
escapar de los muchachos, y al abrigo del Sol por un pequeño cobertizo de hojas
de palma. Aquel loro y don Lucas se entendían perfectamente. Raras veces mez-
claba sus palabras más o menos bien aprendidas, con los cantos de los chicos.
Pero cuando la escuela quedaba desierta y don Lucas salía a tomar su chocolate,
entonces aquellos dos amigos daban expansión libre a todos sus afectos. El loro
recorría la percha de arriba abajo, diciendo cuanto sabía y cuanto no sabía; restre-
gaba con satisfacción su pico en ella, y se colgaba de las patas, cabeza abajo, para
recibir la sopa de pan con chocolate que con paternal cariño le daba don Lucas.
Y esto pasaba todas las tardes.
Transcurrieron así varios años, y donde
Lucas llegó a tener tal confianza en su
querido Perico, como le llamaban
los muchachos, que ni le cortaba
las alas ni cuidaba de ponerle su
calza.
Historias y valores68
Una mañana, serían como las diez, uno de los chicos, que casualmente estaba
fuera de la escuela, gritó espantado: “Señor maestro, que se vuela Perico”. Oír
esto y lanzarse en precipitado tumulto a la puerta maestro y discípulos, fue todo
en uno; y, en efecto, a lo lejos, como un grano de esmalte verde herido por los
rayos del Sol, se veía al ingrato esforzando su vuelo para ganar cuanto antes refu-
gio en el cercano bosque.
Como toda persecución era imposible, porque ni aun teniendo la filiación del
prófugo podría habérsele distinguido entre la multitud de loros que pueblan
aquellos bosques, don Lucas, lanzando de lo hondo de su pecho un “sea por
Dios”, volvió a ocupar su asiento, y las tareas escolares continuaron como si no
acabara de pasar aquel terrible acontecimiento.
Transcurrieron varios meses, y don Lucas, que había echado al olvido la ingrati-
tud de Perico, tuvo necesidad de emprender un viaje a uno de los pueblos cir-
cunvecinos, aprovechando unas vacaciones.
Muy de madrugada ensilló su
caballo, tomó un ligero de-
sayuno y salió del pueblo,
despidiéndose muy cortés-
mente de los pocos vecinos
que por las calles encontraba.
Eran las dos de la tarde; el
Sol derramaba torrentes de
palmas que se dibujaban
sobre el cielo azul con la
inmovilidad de un árbol de
hierro. Los pájaros enmudecían
ocultos entre el follaje, y sólo las
cigarras cantaban tenazmente en
medio de aquel terrible silen-
cio a la mitad del día.
Historias y valores 69
**Aprecio **Convivencia **Armonía **Libertad
**Gratitud **Ingenio
El caballo de don Lucas avanzaba haciendo sonar el acom-
pasado golpeo de sus pisadas con la monotonía del segun-
dero de un reloj.
Repentinamente don Lucas creyó oír a lo lejos el canto de
los niños de la escuela cuando estudiaban las letras y las sílabas.
Al principio aquello le pareció una alucinación producida por el calor, como esas
músicas y esas campanadas que en el primer instante creen oír los que sufren un
mareo; más claras y más perceptibles después, aquello era una escuela en medio
del bosque desierto.
Se detuvo asombrado y temeroso, cuando de los árboles cercanos se desprendió,
tomando vuelo, una bandada de loros que iban cantando acompasadamente ba,
be, bi, bo, bu; la, le, li, lo, lu y tras ellos, volando
majestuosamente un loro que, al pasar cerca
del espantado maestro, volvió su cabeza
di-ciéndole alegremente:
“Don Lucas, ya tengo escuela”.
Desde esa época los loros de
aquella comarca adelantán-
dose a su siglo, han visto di-
siparse las sombras de la igno-
rancia.
VicenteRiva Palacio
Historias y valoresHistorias y valores70
n tendero estaba clavando sobre la puerta de su tienda un letrero que decía:
“Se venden cachorros”. Letreros como éste tienen una atracción especial
para los niños pequeños y efectivamente, un niño leyó el letrero y preguntó
al tendero:
—¿Cuánto van a costar los cachorros?
—Entre 30 y 50 dólares —respondió el tendero.
El niño metió la mano en su bolsillo y sacó un poco de cambio:
—Tengo 2.37 dólares —le dijo —¿puedo verlos por favor?
El tendero sonrió y silbó, y de la caseta de los perros salió “Dama”, que corrió por
el pasillo de la tienda seguida por cinco diminutas bolas de pelo. Un cachorro se
estaba demorando considerablemente. El niño inmediatamente distinguió al ca-
chorro rezagado y cojo.
—¿Qué le pasa a este perrito? —preguntó.
El tendero le explicó que el veterinario había examinado al cachorro y había des-
cubierto que le faltaba una cavidad de la cadera, cojearía por siempre. Estaría li-
siado toda su vida. El niño se entusiasmó.
—Este es el cachorro que quiero comprar.
—No, tú no quieres comprar este perrito. Si realmente lo
quieres, te lo voy a regalar —dijo el tendero.
U
Historias y valoresHistorias y valores 71
**Admiración **Aprecio **Ternura **Amor **Solidaridad **Reciprocidad
**Comprensión **Decisión **Dominio de sí mismo **Fortaleza
El niño se enfadó mucho. Miró al tendero directo a los ojos
y moviendo el dedo replicó:
—No quiero que me lo regale. Este perrito
vale exactamente tanto como los otros perros y
voy a pagar su precio completo. Le voy a dar 2.37
dólares y luego 50 centavos cada mes hasta termi-
nar de pagarlo.
El tendero replicó:
—Realmente no quieres comprar este perrito.
Nunca va a poder correr, brincar ni jugar contigo
como los otros cachorritos.
Al oír esto, el niño se agachó y se enrolló la pierna del
pantalón para mostrar su pierna izquierda
gravemente torcida, lisiada, sostenida por
un gran aparato ortopédico de metal. Miró al
tendero y suavemente le respondió:
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Valores a través de historias

  • 1.
  • 2.
  • 3.
  • 4. COMPILADORA Oliva Trejo López DISEÑO E ILUSTRACIÓN Magdalena Rodríguez Orozco ILUSTRACIÓN Y FOTOGRAFÍA Carmen Mayanin Rodríguez Orozco Axel Alvear Rodríguez COMPOSICIÓN TIPOGRÁFICA Martha Rodríguez Orozco CUIDADO DE LA EDICIÓN Jesús Gutiérrez Roa La presentación y disposición en conjunto de H I S T O R I A S Y VH I S T O R I A S Y VA L O R E SA L O R E S Son propiedad del editor, ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o transmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información), sin consentimiento por escrito del editor. © Ediciones Euroméxico, S. A. De C. V. Cerrada de Morelos No. 42 Col. Xocoyahualco Tlalnepantla, Edo. de Méx. C. P. 54080 Tel. 5374-0499 c/6 líneas Fax 5393-1185
  • 5. 5 El propósito de Historias y vHistorias y valoresalores es impulsar en el seno de la comunidad familiar y educati- va la práctica de los valores de carácter uni- versal, con un enfoque humanista y mediante un proceso de aprendizaje que permita a los niños y adolescentes, reafirmar, incrementar o hacer suyos los valores en forma consciente, libre y razonada a través de situaciones específicas, reales y cotidianas, presentadas en una selección de 251 lecturas be- llamente ilustradas que pertenecen a diversos géneros literarios, culturas, épocas y autores. Cada una con una temática diferente, pero con un fin común: enaltecer los valores. De nada sirve nutrir el espíritu de los niños y adolescentes con historias especiales, si éstas no se traducen en acti- tudes. Es una verdad irrebatible que se enseñan mejor los valores con ejemplos que con conceptos. El papel de los padres de familia y maestros es fundamental para fomentar valores, particular- mente con su apoyo, convivencia y forma de actuar. Esto les exige congruencia para lograr en sus hijos y alumnos una óptima actitud ante la vida, promoviendo la educación en valores y contribuyendo a la construcción y enriquecimiento de su vida personal.
  • 6. 6 ¿QUÉ SON LOS V¿QUÉ SON LOS VALORES?ALORES? Los valores son los medios que conducen al ser humano a una vida plena y a una convivencia más feliz. Conocerlos y practicarlos durante la vida, son condiciones indispensables para vivir en armonía. Frecuentemente se habla de la escala de valores o de la jerarquía de los mismos. Incluso se dice que los valores han cambiado. Hablar de los valores es tratar del significado último y determinante de la vida humana. Se afirma que, valor, es todo aquello que favorece la plena realización del hombre como persona. Abriendo los ojos a esta época, cabe afirmar que se da una mutación de valores. Está claro, y así lo atestigua la conducta de los niños, adolescentes y adultos, que cosas y actos antes valoradas han dejado de serlo y que se han establecido valores nuevos. Hay quien ha hecho sonar la alarma sobre la amenaza hacia los valores. En este contexto se ha dado prioridad a la consideración del problema de la deca- dencia de los valores de las personas. En cada niño y adolescente hay una escala de valores que es el alma de sus acti- tudes y comportamientos y esta escala ha de ser clara, en medio de los cambios constantes de este mundo, si no queremos que ellos se deshumanicen y pierdan el rumbo de su personalidad. Una escala de valores clara, junto a una comunicación abierta, los conduce a ver todas las motivaciones que los llevan a una determinada opción y las consecuen- cias que tendrán sus actos aunados a las responsabilidades que los acompañarán. CLASIFICACIÓN DE VCLASIFICACIÓN DE VALORESALORES Hay numerosas clasificaciones de valores realizadas por distintos profesionales; a continuación se presenta la elaborada por el Ministerio de Educación de la República de Panamá, complementada con otros valores que se incluyen en las lecturas de esta obra. El Ministerio consideró ocho valores en la primera columna, en la segunda, agrupó lo que estima como actitudes. Para otros autores lo enumerado en la primera columna son macrovalores y lo de la segunda son valores. Ya sean acti- tudes, para unos, y valores para otros, lo cierto es que para nuestros hijos y alum- nos deben ser comportamientos naturales y cotidianos.
  • 7. 7 *Amistad *Amor *Armonía *Autoestima*Amistad *Amor *Armonía *Autoestima *Autorrealización *Bienestar *Bondad*Autorrealización *Bienestar *Bondad *Comunicación *Conciencia *Consuelo *Creatividad*Comunicación *Conciencia *Consuelo *Creatividad *Discreción *Docilidad *Dominio de sí mismo*Discreción *Docilidad *Dominio de sí mismo *Esperanza *Espiritualidad *Estoicismo *Familia*Esperanza *Espiritualidad *Estoicismo *Familia *Fe *Humildad *Intimidad *Naturalidad*Fe *Humildad *Intimidad *Naturalidad *Optimismo *Orden *Recreación *Respeto a todo*Optimismo *Orden *Recreación *Respeto a todo tipo de vida *Responsabilidad *Sencilleztipo de vida *Responsabilidad *Sencillez *Sensibilidad *Sinceridad *T*Sensibilidad *Sinceridad *Ternuraernura *V*Valentíaalentía *Alegría *Alimentación *Amor a la naturaleza*Alegría *Alimentación *Amor a la naturaleza *Asistencia *Atención *Autodisciplina*Asistencia *Atención *Autodisciplina *Bienestar *Compromiso *Conciencia*Bienestar *Compromiso *Conciencia *Deporte *Ecuanimidad *Higiene*Deporte *Ecuanimidad *Higiene *Precaución *Prevención de enfermedades*Precaución *Prevención de enfermedades *Responsabilidad*Responsabilidad *Admiración *Comprensión *Concertación*Admiración *Comprensión *Concertación *Democracia *Diálogo *Ecuanimidad*Democracia *Diálogo *Ecuanimidad *Honestidad *Igualdad *Justicia*Honestidad *Igualdad *Justicia *Libertad *Paz *Participación *Pluralidad*Libertad *Paz *Participación *Pluralidad *Promoción de la familia*Promoción de la familia *Respeto a los derechos y libertades funda*Respeto a los derechos y libertades funda-- mentales *Respeto a los demásmentales *Respeto a los demás *Responsabilidad *T*Responsabilidad *Toleranciaolerancia *Admiración * Afabilidad *Autocrítica*Admiración * Afabilidad *Autocrítica *Competitividad *Constancia *Convivencia*Competitividad *Constancia *Convivencia *Cordialidad *Creatividad *Curiosidad *Disciplina*Cordialidad *Creatividad *Curiosidad *Disciplina *Esfuerzo *Espíritu de trabajo *Fidelidad*Esfuerzo *Espíritu de trabajo *Fidelidad *Flexibilidad *Honradez *Ingenio*Flexibilidad *Honradez *Ingenio *Iniciativ*Iniciativa *Investigación *Laboriosidada *Investigación *Laboriosidad *Liderazgo *Obediencia *Perseverancia*Liderazgo *Obediencia *Perseverancia *Productividad *Responsabilidad*Productividad *Responsabilidad *Sagacidad *Sentido crítico *Solidaridad*Sagacidad *Sentido crítico *Solidaridad **VVALORESALORES MACROVMACROVALORESALORES **ACTITUDESACTITUDES VVALORESALORES
  • 8. 8 *Asistencia *A*Asistencia *Ayuda *Calidad humana *Caridadyuda *Calidad humana *Caridad *Clemencia *Compañerismo *Compartir*Clemencia *Compañerismo *Compartir *Comprensión *Consuelo *Cooperación *Cortesía*Comprensión *Consuelo *Cooperación *Cortesía *Desprendimiento *Fraternidad *Generosidad*Desprendimiento *Fraternidad *Generosidad *Humanidad *Integración*Humanidad *Integración *Magnanimidad *Nobleza *Participación*Magnanimidad *Nobleza *Participación *Prudencia *Servicio *Solidaridad*Prudencia *Servicio *Solidaridad nacional e internacional *Tnacional e internacional *Toleranciaolerancia *Ahorro *Amor a la naturaleza *Autonomía*Ahorro *Amor a la naturaleza *Autonomía *Consideración *Cuidado de los bienes públicos y*Consideración *Cuidado de los bienes públicos y privprivados *Cumplimiento *Decisión *Ecologíaados *Cumplimiento *Decisión *Ecología *Entereza *Equidad *Estimación*Entereza *Equidad *Estimación *Honestidad *Moderación *Patriotismo*Honestidad *Moderación *Patriotismo *Previsión *Puntualidad *Reconocimiento*Previsión *Puntualidad *Reconocimiento *Responsabilidad *Seguridad *Sobriedad*Responsabilidad *Seguridad *Sobriedad *T*Templanza *Templanza *Trabajo *Vrabajo *Verdad *Verdad *Voluntadoluntad *Amor *Confianza *Dignidad personal *Educación*Amor *Confianza *Dignidad personal *Educación *Estoicismo *Felicidad *Fortaleza*Estoicismo *Felicidad *Fortaleza *Gratitud *Honorabilidad *Honradez*Gratitud *Honorabilidad *Honradez *Humanidad *Justicia *Lealtad *Logro*Humanidad *Justicia *Lealtad *Logro *Magnificencia *Modestia *Optimismo*Magnificencia *Modestia *Optimismo *Orden *Paciencia *Reconocimiento *Respeto*Orden *Paciencia *Reconocimiento *Respeto *Superación *Urbanidad*Superación *Urbanidad *Comunicación *Concertación *Cooperativismo*Comunicación *Concertación *Cooperativismo *Cultura de paz *Diálogo *Ecuanimidad*Cultura de paz *Diálogo *Ecuanimidad *Fomento del hábito del ahorro*Fomento del hábito del ahorro *Paciencia *Respeto de los derechos*Paciencia *Respeto de los derechos humanos *Solidaridadhumanos *Solidaridad *T*Tolerancia hacia lo ético, moral y religiosoolerancia hacia lo ético, moral y religioso * Considerados como tales por el Ministerio de Educación de la República de Panamá. **VVALORESALORES MACROVMACROVALORESALORES **ACTITUDESACTITUDES VVALORESALORES
  • 9. 9 SUGERENCIAS METODOLÓGICAS PSUGERENCIAS METODOLÓGICAS PARA LOS PARA LOS PADRES DE FADRES DE FAMI-AMI- LIA Y LOS MAESTROS.LIA Y LOS MAESTROS. •• La lectura constituye uno de los medios idóneos para que los niños y ado- lescentes adquieran conocimientos y experiencias que podrán aplicar a lo largo de la vida. Su práctica como base de una sólida formación, resulta indispensable, tanto desde el punto de vista estético como informativo, puesto que en el primer caso propicia una actitud de aprecio y respeto por toda manifestación literaria, y en el segundo, permite el acceso al campo científico por la necesaria consulta de diversas fuentes. •• La lectura es un proceso dinámico y progresivo que principia mecánica y lite- ralmente, para adentrarse después en la interpretación de lo escrito; al iniciar al niño en el engranaje social e involucrar su atención, memoria, pensamiento y aun su afectividad, se convierte en el instrumento que le permitirá descubrir infinidad de vivencias y apropiarse del cúmulo de conocimientos que le fueron legados, al igual que los valores. Cuando el padre de familia o maestro comparte una historia con sus hijos o alumnos, echa a andar un proceso que va más allá de la lectura: los escuchas aprenden acerca de los sentimientos y valores humanos. •• Elija una lectura. Trate de que sea adecuada a la edad, intereses y experiencias del niño o adolescente. Ningún tema de las historias les es extraño. •• Explique el significado de las palabras resaltadas con negritas. Asegúrese por medio de preguntas que han sido comprendidas. •• Lea en voz alta la lectura que seleccionó. •• Dé expresión a su voz, es muy importante. •• Deje traslucir su emoción, no tenga miedo. Una voz quebrada en un párrafo emotivo, si es sincera, impacta a los oyentes y los acerca a usted. •• Ajuste el ritmo de la lectura a la acción de la historia: en un momento emocio- nante lea despacio para acentuar el suspenso; cuando la acción se desarrolle de prisa lea rápidamente. •• Observe las reacciones de quien escucha, particularmente en donde los persona- jes de la historia muestren sus valores a través de sus actitudes y comportamien- tos. Esto le ayudará a conocer lo que emociona o hace reflexionar a sus escuchas. •• Establezca un turno de preguntas/respuestas libres para que los niños expresen sinceramente los valores que captaron. •• Divida a los niños en grupos para que analicen la historia, tanto las actividades de cada uno de los personajes como las situaciones que viven y cómo se desarrollan.
  • 10. •• Organice una mesa redonda para llegar a conclusiones más o menos consen- suadas. Nombre a un moderador, procure que sea diferente en cada sesión. •• Vuelva a organizar otra actividad en grupos para analizar cómo se dan en la vida real y en otras circunstancias, las actitudes de los personajes. •• Comente que algunas historias incluyen los llamados antivalores (odio, engaño, envidia, enojo, maldad, etc.). •• Procure que reflexionen sobre éstos y las consecuencias que sufren quienes basan su comportamiento en ellos. •• Motive a los niños a participar en los análisis y conversaciones expresando sus pensamientos y sentimientos. •• Invítalos a reflexionar las situaciones de cada historia en un ambiente agradable, de seguridad y confianza. Si su hijo o alumno se resiste a hablar frente a sus her- manos, compañeros o incluso usted, comparta una historia sólo con él, hasta que tenga seguridad en sí mismo. Hágale sentir que sus puntos de vista son únicos y valiosos, y que debe compartirlos con sus hermanos, compañeros y usted. •• Incentívelos a cambiar alguna parte de la historia o el final y pídales que expon- gan sus razones. •• Propóngales que elijan otro título a la historia leída, de acuerdo a los valores que encontraron en ella. •• Pídales que identifiquen en qué parte de la historia se encuentran cada uno de los valores listados al final de la historia. •• Pregúnteles si hay algún otro valor representado en la historia que no se encuen- tra en la lista. •• Interróguelos para saber con qué personaje y comportamiento se identifican y por qué. •• Promueva que los valores representados en la historia que se lea se traduzcan en comportamientos cotidianos en el ámbito familiar y escolar de los niños. •• Analice permanentemente las actitudes y comportamientos de sus hijos o alum- nos para trabajar en la historia más adecuada y en el momento preciso a sus necesi- dades.
  • 11. 11 n maestro sabio estaba hablándole a un grupo de estudiantes entusiastas. Les dio la tarea de salir y encontrar una flor pequeña, inadvertida. Les pidió que estudiaran la flor por un tiempo prolongado. —Consigan una lupa y estudien las delicadas venas de sus hojas, y fíjense en los m atices y tonos de color. Volteen las hojas lenta- mente y observen su sim etría. Recuerden que esta flor pudo haber pasado inadvertida y no ser apreciada, si ustedes no la hubieran encon- trado y admirado. Después de que el grupo regresó, el maestro comentó: —Las personas son así, cada una es diferente, cuidadosamente creadas, singularmente dotadas. Pero hay que pasar tiempo con ellas para saberlo. Hay tantas personas que pasan inadvertidas y no son apreciadas porque nadie se ha tomado el tiempo para admirar su singularidad. U John Pow ell Título Folio Palabras destacadas con “negri- tas” para investigar su signifi- cado y facilitar la compren- sión del texto. Ilustracio- nes con gran belleza y colorido. Autor de la historia. 23Historias y valores **Autoestima **Superación **Admiración **Reconocimiento **Atención **Comprensión **Entusiasmo **Valoración **Ponderación •• Desprenda otras actividades derivadas de los valores de las historias como: dibu- jos, representaciones teatrales o de muñecos guiñol, invención de cuentos, narra- ción de anécdotas, bitácora de acciones personales que impliquen o resalten un valor, elaboración de un periódico mural en relación a las historias trabajadas, orga- nización de la semana de compartir…, de la amabilidad…, de la paciencia…, de la verdad…, etcétera. Listado de valores contenidos en la lectura MODELO DIDÁCTICOMODELO DIDÁCTICO Finalmente, esperamos que cada una de las historias incluidas en esta obra repercu- tan en el rescate de los valores universales. Sin olvidar que cada padre de familia y cada maestro tiene en sus manos la enorme responsabilidad, primero, de su ejem- plo, y en seguida la guía de una gama infinita de actividades acordes a los intereses y necesidades de sus hijos y alumnos, y un mundo de posibilidades para hacer de ellos hombres y mujeres con comportamientos fundamentados en valores sólidos para ser personas íntegras, realizadas y felices.
  • 12. 12 Cuando Dios dice “no” Las tres pipas Yurinda La espina Nuestra singularidad El entierro Sacrificio Una Navidad especial El eclipse Jugando a las escondidas Rayos de Sol Ver para creer Fouillón En paz contigo La compasión está en los ojos Los regalos del marajá La discusión Los dos hermanos La joya más preciada Bienestar éxito y amor Lección para el corazón Sabiduría infantil Amor de hijo La liebre y la tortuga Dar Las ranitas en la crema Una lección de la vida Una historia... El loco 17 18 20 22 23 24 26 27 28 30 34 35 36 41 42 44 45 46 49 50 52 53 54 56 58 59 60 62 64 El buen ejemplo La mascota Compañerismo El pescador ¿Cuál es el problema? El hermanito Un soldado Johnny La disciplina Manos salvadoras El filósofo de la gasolinera Nada se hizo Milagro de fe Al borde del abismo Mensaje a García Amor filial El fuego de año nuevo El sentido de la vida El regalo Un héroe Obstáculos que superar Date por vencida Elogio a la humildad Todos los seres somos iguales 66 70 72 73 74 77 78 80 82 83 84 87 88 91 92 94 97 98 100 101 102 103 104 105
  • 13. 13 El amor es gratis Buenas noticias El toque maestro Un simple gesto Amor fraternal Tras un sueño La gran enseñanza El amor de un padre La camisa de un hombre feliz ¡Somos ricos! Un regalo especial Los tres caminos Nuestra cena La pieza faltante El grillo y el león Sabias palabras ¡Hazlo ahora! Los miembros y el estómago ¡Qué lección! Los secretos del cielo y del infierno Las manos de mi madre El buen compañero Una tarde en el parque Para ser el número 1 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 125 126 128 130 132 134 136 Un reo generoso La pregunta más importante Amor verdadero Ejemplo de bondad Los ropajes Perfección divina Rescate en el mar Perseverancia Rumores George Schlatter El niño negro Las espigas de trigo La indiscreción La hermosa flor Asamblea en la carpintería La cara que pones Por favor… ¡Dame problemas! La flor Luz en las tinieblas El pobre Derroche Napoleón y el peletero No desistió El mujik y el espíritu de las aguas El regalo de Navidad Corazón feliz Disfrutaremos juntos Una maestra especial El sabio y el bromista 138 140 141 142 143 144 146 148 149 150 153 154 155 156 158 159 160 162 164 166 167 168 170 172 174 176 177 178 179
  • 14. 14 Comida gratis La unión hace la fuerza La vida está llena de cosas bellas ¡Libertad! La estatua La obra de la Providencia Canek Comodidad La cerca entreabierta ¡Qué ejemplo! Parábola de la educación Dios es grande La escalera Fe infantil La meta La confusión El vendedor Amistad La jirafa inconforme El pavo real quejumbroso ¡Qué injusticia! Guillermo Tell Papá, ¿cuánto ganas? La mejor noticia La rata de ciudad y la rata de campo Santo Tomás y el buey que volaba Tú eres especial Amistad Los melocotones 180 181 182 185 186 187 188 190 191 194 195 196 197 198 199 200 202 203 204 206 207 208 210 211 212 213 214 217 218 El segundo esfuerzo La mejor edad La otra orilla Dos pilluelas en aprietos El ahorro La murmuración Lo que trae el tiempo El niño que no sabía qué cosa era la Patria A través de los ojos de un niño El rehén El valor del tiempo Me importa usted La felicidad verdadera Una lección El caballo de Samir La elección personal El boyero Las riquezas del hombre La carrera Cobardía 220 222 224 226 231 232 234 236 238 240 241 242 243 244 246 248 250 252 253 254
  • 15. 15 Cuento oriental Así era Morelos Un buen ejemplo Comienza contigo mismo El tirano El santo y los ladrones Generosidad El plantador de dátiles ¡Reportándose! El eco El abuelo y el niño Golpe al progreso de los platillos voladores El pequeño gran empresario El cinturón de oro Un gran concurso Ella me necesita El puente milagroso El ladrón El león y el ratón Asando un pavo 255 256 258 259 260 262 264 265 266 268 269 270 272 273 274 276 277 278 279 280 El mejor momento El valor de la preseverancia La humildad de un santo ¿Cuánto vales? Un hombre que trabaja Un monje avaro Retirarse a tiempo Voy de paso El adulador El hilvanador Hermanos Sería un verdadero robo Lo tortuga y la hormiga Las piedras en tu vida Los tres obreros Pureza Una taza colmada Reconocimiento Una lección: ¡La vida es muy corta! La fuerza y la dulzura Buena voluntad La mejor dádiva La belleza permanece el dolor queda atrás Gestos de gran categoría Prueba de honradez Altura verdadera Sincero El valor interior El lobo y el perro 281 282 284 286 288 290 292 294 295 296 298 300 301 302 304 305 306 307 308 310 311 312 313 314 316 318 323 324 325
  • 16. Ánimo Las malas acciones Te he hecho a ti El país de las cucharas largas La posesión más hermosa Respuesta sabia Un hermano así Lazos de familia El naufragio El virtuoso del violín El diamante La mangosta La oruga y la mosca La hormiga y la paloma El cruce del río Árbol de invierno El topo y el pájaro Confitero de recuerdos Tú las necesitas más La puerta delatora Las monedas de oro Un acto de bondad Florencia Nightingale Un humilde campesino 326 328 329 330 332 333 334 336 340 341 342 343 344 345 346 348 349 350 352 353 354 355 356 358 El labrador y sus hijos Aún es tiempo El peregrino Un ganador El cuervo y el labrador Semillas Más allá del cielo Un compromiso El más cariñoso Una por una Perfección ¿Por qué yo? La música más hermosa Tigres en la oscuridad Una carta a Dios Generosidad Una oportunidad La mejor lección El gigante egoísta Un ángel Lo bueno de cada cual Mi hija, mi gran amiga Un gran valor en el desastre 359 360 363 364 365 366 367 368 369 370 371 372 378 379 380 381 382 383 384 391 392 396 400
  • 17. 17Historias y valores **Fe **Espiritualidad **Sabiduría **Confianza **Seguridad **Esperanza **Comprensión **Religiosidad **Humildad abía una vez una niña pequeña que quería una muñeca. Cada tarde, se hincaba a decir sus oraciones, y a recordarle su deseo a Dios. “Por favor Dios, dame una muñeca para Navidad.” La Navidad llegó y pasó, pero no había muñeca para la niña. El cumpleaños de la niña era a finales de enero, así que una vez más agregó una petición especial cada noche para su muñeca. “Por favor Dios, no quiero otra cosa, sólo mi muñeca.” Cuando abrió sus regalos de cumpleaños, no encontró ninguna muñeca. Seguía el día de la amistad, y la niña redobló sus esfuerzos. “No quiero dul- ces, Dios. Sólo una muñeca, por favor”. Su hermano que todo el tiempo había escuchado sus plegarias nocturnas, se agotó de oír lo concerniente a la muñeca. “¿Por qué no te das por vencida?”, le preguntó impaciente. “Dios no está respondiendo a tus oraciones”. “Pero Dios sí está respondien- do a mis oraciones”, contestó la pequeña. “¿Cómo es posible que Dios esté respondiendo a tus ora- ciones?”, respondió su hermano. “La Navidad llegó y pasó, y recién fue tu cumpleaños, y todavía no tienes tu muñeca. Dios no está respondiendo a tus oraciones.” “Sí lo está”, repitió ella, “Dios me está dicien- do que ¡NO!” M edard Laz H
  • 18. 18 Historias y valores na vez un miembro de la tribu piel roja se presentó furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo había ofendido gravemente. Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad. El jefe lo escuchó atenta- mente y luego le propuso que fuera a hacer lo que había pensado, pero antes de hacerlo llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol sagrado del pueblo. El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran ár- bol. Tardó una semana en terminar la pipa. Luego sacudió sus cenizas y decidió volver a hablar con el jefe piel roja para decirle que lo había pensado mejor, que era excesivo matar a su enemigo pero que sí le daría una paliza m em orable para que nunca se olvidara de la ofensa. Nuevamente el anciano lo escu- chó y aplaudió su decisión, pero le ordenó que ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fu- marla al mismo lugar. Tam- bién esta vez el hombre cumplió su encargo y estuvo media hora m editando. U
  • 19. 19Historias y valores **Sabiduría **Ingenio **Sentido crítico **Ecuanimidad **Paciencia **Paz **Armonía **Nobleza **Perdón Después regresó a donde estaba el cacique piel roja y le dijo que consideraba excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos. Como siempre, fue escuchado con bondad pero el anciano volvió a ordenarle que repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores. El hombre medio molesto pero ya mucho más sereno se dirigió al árbol centenario y allí sen- tado, fue convirtiendo en humo, su tabaco y su problema. Cuando terminó, volvió al jefe piel roja y le dijo: “Pensándolo mejor, veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré a un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho”. El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole: “Eso es precisamente lo que tenía que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo des- cubrieras tú mismo”. Anónim o
  • 20. 20 Historias y valores urinda, la vaca de los niños, agonizaba en un corral con el Sol clavado en la mirada. Se moría como las rosas y las milpas, mientras los hombres iban a traer agua a una presa que se llamaba como el presidente de la República. Sólo los esqueletos de los charcos quedaban ya en aquel infierno de mujeres llo- rando, ante los montones de ropa sucia, desde donde a gritos le pedían a Dios una nube. La noticia de la res moribunda sacó a los muchachos de la escuela, quienes cortaron ramas de pirul para espantarle los tábanos. No era el primer animal en sucum bir, pero sí el único que no pataleaba cuando lo uncían a cualquier carreta. Así de mansa y buena era Yurinda. La inconfundible por su lucero en la frente. La del materno bram ido. La dulce bestia que los niños amaban tanto. Esa mañana alguien la oyó mugir hacia el salón de clases, antes de hincarse temblorosa en el lugar donde nadie pudo hacer algo por salvarla. Ni siquiera el maestro. Perma- neció silencita, con los grandes ojos desorbitados, oyendo el llanto de los escolares y las palabras de los mayores que le llega- ban como del fondo de una barranca. Y
  • 21. 21Historias y valores **Ternura **Amor **Admiración **Reconocimiento **Gratitud **Nobleza **Consuelo **Docilidad Toda el agua que le echaron encima se desapareció en el intento de resucitarla. No tuvo fuerzas ni para sentir que le remojaban el paladar, y todos se desconso- laron por el fracaso. Yurinda murió rodeada por los chiquillos que ella había criado con la mejor leche del mundo. Se quedó con los cuernos echados hacia atrás, igual que cuando se acostaba para que sus amiguitos le rascaran la panza. Después los habitantes de la aldea la pelaron para comérsela antes de que el calor la echara a perder. Toda la gente alcanzó un pedazo de carne, solamente los niños se negaron a probarla porque ella seguiría viviendo en las praderas inocentes de su corazón. H erm inio M artínez
  • 22. Historias y valores22 **Afecto **Aprecio **Amistad **Ternura **Benevolencia **Caridad **Gratitud **Consuelo ntrando en la dehesa, Platero ha comenzado a cojear. Me ha echado al suelo —Pero hombre, ¿qué te pasa? Platero ha dejado la mano derecha un poco levantada, mostrando la ranilla sin fuerza y sin peso, sin tocar casi con el casco la arena ardiente del camino. Con una solicitud mayor, sin duda, que la del viejo Darbón, su médico, le he doblado la mano y le he mirado la ranilla roja. Una espina larga y verde, de naran- jo sano, está clavada en ella como un redondo puñalito de esm eralda. Estre- mecido del dolor de Platero, he tirado de la espina y me he llevado al pobre al arroyo de los lirios amarillos, para que el agua corriente le lama, con su larga lengua pura, la heridilla. Después hemos seguido hacia la mar blanca, yo delante, él detrás, cojeando todavía y dándome suaves topes en la espalda. Juan R am ón Jim énez E
  • 23. Historias y valores n maestro sabio estaba hablándole a un grupo de estudiantes entusiastas. Les dio la tarea de salir y encontrar una flor pequeña, inadvertida. Les pidió que estudiaran la flor por un tiempo prolongado. —Consigan una lupa y estudien las delicadas venas de sus hojas, y fíjense en los m atices y tonos de color. Volteen las hojas lentamente y observen su sim etría. Recuerden que esta flor pudo haber pasado inadvertida y no ser apreciada, si ustedes no la hubieran encontrado y admirado. Después de que el grupo regresó, el maestro comentó: —Las personas son así, cada una es diferente, cuidadosa- mente creadas, singularmente dotadas. Pero hay que pasar tiempo con ellas para saberlo. Hay tantas personas que pasan inadvertidas y no son apreciadas porque nadie se ha tomado el tiempo para admirar su singularidad. John Pow ell 23 **Autoestima **Superación **Admiración **Reconocimiento **Atención **Comprensión **Entusiasmo **Valoración **Ponderación U
  • 24. 24 Historias y valores omé un asiento vacío en el fondo del salón de la maestra Donna y observé. Todos los alumnos estaban trabajando en una tarea, escribiendo pensamientos en una hoja de cuaderno. La alumna más cercana a mí, estaba llenando su hoja de frases que iniciaban con “no puedo”. “No puedo hacer divisiones con más de tres numerales”. “No puedo conseguir caerle bien a Olga”. Su hoja estaba llena hasta la mitad y ella no daba señales de estar por terminar. Siguió traba- jando con determinación y persistencia. Caminé por la fila para echar vistazos a las tareas de los alumnos. Todos estaban escribiendo oracio- nes que describían cosas que ellos no podían hacer. T
  • 25. Historias y valores 25 “Terminen la oración que están haciendo ahora y no comiencen otra”, fueron las instrucciones que empleó Donna para indicar que la actividad había terminado. Luego pidió a los alumnos que doblaran sus papeles a la mitad y los llevaran al frente. Cuando llegaron al escritorio de la maestra, colocaron sus enunciados comen- zados con “no puedo” en una caja de zapatos vacía. Cuando todos habían entregado su papel, Donna agregó el suyo. Tapó la caja, la metió bajo el brazo, salió por la puerta y caminó por el pasillo. Los alumnos siguie- ron a la maestra, yo seguí a los alumnos. ¡Iban a enterrar al “no puedo”! Donna pronun- ció la oración. “Amigos, estamos reunidos el día de hoy para honrar la memoria del “no puedo”. Mientras estuvo con nosotros en la tierra, afectó la vida de todos, las de algunos más que las de otros”. Le hemos proporcionado al “no puedo” una última morada y una lápida que contiene su epitafio, le sobreviven sus hermanos y su hermana: “puedo”, “lo haré” y “co- menzaré de inmediato”. Celebraron el fallecimiento del “no puedo” con galletas, palomitas y jugos de fruta. Como parte de la celebración, Donna recortó una gran lápida de papel. Escribió las palabras “no puedo” en la parte superior y en medio puso “RIP”. En la parte inferior añadió la fecha. La lápida de papel estuvo colgada en el salón de Donna durante el resto del año. En las contadas ocasiones en que un alumno lo olvidaba y decía “no puedo”, Donna simplemente señalaba el rótulo de “RIP”. Así, el alumno recordaba que el “no puedo” estaba muerto y decidía cambiar el enunciado. Anónim o **Iniciativa **Ingenio **Creatividad **Autoestima **Confianza **Trabajo
  • 26. 26 Historias y valores **Sacrificio **Gratitud **Amor **Ternura **Compartir **Desprendimiento **Educación n padre intentó enseñar a su hija el significado de la palabra sacrificio. Le explicó que el mejor regalo que una persona puede dar es alguna posesión querida, algo que la persona valore mucho. En su cumpleaños, el padre encontró, prendida en su abri- go, una nota en la que la hija había escrito con crayola roja: “Eres mi papá favorito y te amo chorros. Mi regalo es lo que más me gusta. Está en tu bolsa”. En su bolsillo encontró una paleta de fresa que él le había dado la semana anterior. No había sido chupada una sola vez. Anónim o U
  • 27. Historias y valores 27 **Amor **Ternura **Familia **Felicidad **Humildad **Creatividad **Optimismo **Fortaleza **Bondad **Valoración **Ingenio Historias y valores urante la D epresión muchas familias apenas podían cubrir las necesidades básicas, ya no digamos comprar regalos de Navidad. —Pero te voy a decir qué podemos hacer —dijo el padre a su hijo de seis años, Pedro —. Podemos usar nuestra imagi- nación y podemos dibujar los regalos que nos gustaría darnos los unos a los otros. Los próximos días, cada miembro de la familia trabajó en secreto, pero con alegría. La mañana de Navidad, acurrucados alrededor del raquítico árbol de Navidad, decorado con unos cuantos adornos sencillos, la familia se reunió para intercambiar los regalos que habían creado. ¡Y qué regalos! A papá le tocó un auto de lujo negro resplande- ciente y una lancha roja. Mamá recibió un braza- lete de diamantes y un sombrero nuevo. El pequeño Pedro se divirtió abriendo sus regalos, un dibujo de una alberca y fotos de juguetes recortados de revistas. Era el turno de Pedro para darles sus regalos a sus padres. Con gran satisfacción, entregó un dibujo a crayola de tres personas, un hombre, una mujer y un niño, tomados de las manos y debajo del dibujo había una palabra: Nosotros. A pesar de que otras Navidades fueron mucho más prósperas que ésta para dicha familia, no hay otra Navidad grabada en sus memorias como la más preciada. Anónim o D
  • 28. 28 Historias y valores uando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido, aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, im placable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a es- perar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pen- samiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos V condescendiera una vez a bajar de su em inencia para decirle que confiaban en el celo religioso de su labor redentora. Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro im pasible que se disponían a sacrificarlo en un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo. Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas. Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal, y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de Sol. Y dispuso; en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opreso- res y salvar la vida. C
  • 29. Historias y valores 29 **Sabiduría **Inteligencia **Ingenio **Decisión **Entereza **Precaución —Si me matáis —les dijo— puedo hacer que el Sol se oscurezca en su altura. Los indígenas lo miraron fijamente y a Bartolomé le sorprendió la incre- dulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pe- queño consejo, y espero confiado, no sin cierto desdén. Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehem ente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un Sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recita- ba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles. Augusto M onterroso
  • 30. 30 Historias y valores uentan que una vez se reunieron en la tierra todos los sentimientos y las cualidades de los hombres. Cuando el aburrim iento ya había bostezado por tercera vez, la locura, como siem- pre tan loca, les propuso: —¡Vamos a jugar a las escondidas!— La intriga levantó la ceja y, la curiosidad sin poder contenerse, preguntó: —¿A las escondidas? ¿Cómo se juega eso?— —Es un juego, —explicó la locura—, en el que yo me tapo la cara para no ver y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando haya terminado de contar, los buscaré y al primero que encuentre ocupará mi lugar para continuar con el juego—. Ante esa apasionante forma de explicar de la locura, el entusiasm o bailó secunda- do por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e incluso a la apatía, a quien nunca le interesaba algo. Pero no todos quisieron participar en el juego. C
  • 31. Historias y valores 31 La verdad prefirió no esconderse, ¿para qué?... Si al final siempre la encuentran. La soberbia opinó que era un juego muy tonto, —en el fondo lo que realmente le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella—. Y la cobardía prefirió no arriesgarse… el pesim ism o exclamó: —¡Ay! ¡Qué complicado!, yo, mejor no juego, seguro estoy que a mi me encuen- tran primero y pierdo—. “Uno, dos, tres…” —comenzó a contar la locura. La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra que encontró en el camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad, por su parte, casi no lograba esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, antes que para ella: “¿Qué tal un lago cristalino?” Mmmm…, no, eso es ideal para la belleza. ¿Qué tal la rendija de un árbol? Mmmm…, tampoco, eso es perfecto para la tim idez. Y, ¿en el vuelo de una mariposa? No, es lo mejor para la voluptuosidad, ¡ya sé! Me esconderé en una ráfaga del vien- to…, mmm..., no, eso es magnífico para la li- bertad… Así, la generosidad terminó por ocultarse en un rayito de Sol.
  • 32. 32 Historias y valores E l egoísm o, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: ventilado, cóm odo… pero sólo para él. La m entira se escondió en el fondo de los océanos, —mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris—. La pasión y el deseo, en el centro de los volcanes, y el olvido…, se me olvidó. Cuando la locura contaba 999 999, el am or aún no encontraba sitio para esconder- se pues todo se encontraba ocupado…, hasta que divisó un rosal y, estremecido como estaba, decidió esconderse entre sus flores. “¡Un millón!” contó la locura y comenzó a buscar. La primera que apareció fue la pereza, estaba a tan sólo tres pasos, junto a una piedra. Después encontró a la fe… la escuchó dialogan- do con Dios acerca de mover monta- ñas. A la pasión y el deseo los sintió vibrar desde el fondo de los volca- nes. En un descuido encontró a la envi- dia y, claro, pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísm o no tuvo ni que bus- carlo… él solito salió disparado de su escondite que había sido un nido de avispas. De tanto caminar, la locura sintió sed y dirigiéndose al lago, descubrió a la belleza y con la duda, resultó más fácil todavía, pues la encontró sen- tada sobre una cerca sin deci- dir aún de qué lado ocultarse. Así fue encontrando a todos: al talento entre la hierba fresca, a la angustia en una oscura cueva, a la m entira detrás del arco iris y hasta el olvido… que ya se había olvidado que estaba jugan- do a las escondidas.
  • 33. Historias y valores 33 **Alegría **Verdad **Fe **Generosidad **Amor **Triunfo **Sabiduría **Autoestima **Perdón Sólo el am or no aparecía por ningún lado. La locura buscó detrás de cada árbol, debajo de cada piedra, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal…, y comenzó a mover las ramas… de pronto, un doloroso grito se escuchó, … ¡las espinas habían herido los ojos del amor!… La locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, im ploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo por toda la eternidad. Desde entonces, … desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la Tierra … el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña. D . p.
  • 34. 34 Historias y valores **Ternura **Sabiduría **Afabilidad **Cariño **Ingenio **Modestia **Sencillez **Humildad abía un violinista que era pobre, pero que tenía un instrumento que siempre lograba encantar a quienes escuchaban su agradable melodía. Al tocarlo como sólo él podía hacerlo, siempre despertaba acordes en el corazón. Al pedirle que explicara cuál era su encanto, él acostumbraba detener el violín en alto y, mientras acariciaba sus delicadas curvas, respondía: ¡Esta madera habrá absorbido tantos rayos de Sol, que eso es lo que sale de ella! E . Tow nley Lord H
  • 35. Historias y valores sa tus ojos hoy como si mañana te fuera a invadir la ceguera, si pudiera ver por tres días, esto es lo que me gustaría ver. El primer día, me gustaría ver a las personas cuya amabilidad y compañía han hecho que mi vida valga la pena. Invitaría a mis amigos y les vería el rostro por un tiempo prolongado. También vería el rostro de un niño recién nacido. Me gustaría ver los libros que me han leído. Al día siguiente me levantaría temprano para ver el amanecer. Visitaría un museo para aprender acerca del progreso del ser humano para hacer cosas. Iría a un museo de arte para tener la prueba de las almas humanas al estudiar sus pinturas y esculturas. La tercera mañana, me levantaría de nuevo para recibir la belleza del amanecer, ansiosa por descubrir la belleza de la naturaleza. Pasaría el último día frecuentan- do a algunas personas, viendo sus rostros y leyendo lo que está escrito en ellos. La última noche, iría al teatro a ver una obra muy sim- pática, para apreciar los niveles de humor del espíritu humano. Sí, por la luz de Dios ver lo que importa y retener lo extraordinario de lo común. H ellen K eller 35 U **Esperanza **Amistad **Sentido crítico **Recreación **Decisión **Fe **Espiritualidad **Religiosidad
  • 36. Historias y valores ntre los recuerdos de mi niñez flota aún este nombre, produciendo en mí cierta alegría retrospectiva. Toda la generación que estudió conmigo en la clase del em inente profesor M. Pampelune, recuerda a Fouillón, y cuando al cabo de muchos años nos encon- tramos dos condiscípulos en la calle, no dejamos de decirnos: —¿Te acuerdas de Fouillón? Este personaje es legendario en los anales de nuestro antiguo colegio. Su his- toria se ha transmitido de clase en clase, y vivirá tanto como las piedras del edi- ficio. La clase de M. Pampelune era la más turbulenta del plantel y en ella todos nos divertíamos a más y mejor. El sabio profesor era muy m iope y esta circunstancia le impedía reprender di- rectamente al iniciador de las bromas de que le hacíamos víctima los sesenta y tantos alumnos que escuchábamos su clase. Y cuando su legítim a indigna- ción iba a castigar a uno de nosotros, la clase entera protestaba, exclamando: —¡No ha sido él! —¿Pues quién ha sido? —¡Fouillón! E 36
  • 37. Historias y valores 37 Fouillón era el eterno culpable. Un día se nos ocurrió, a diez o doce alumnos, llevar en nuestras bolsas diminu- tos relojes despertadores, cuyas campanillas preparamos para que sonaran a las tres de la tarde. A las tres menos dos minutos, uno de los relojes, que sin duda se había adelan- tado, empezó a sonar; esto produjo una carcajada general. —¿A quién pertenece ese objeto?, preguntó furioso M. Pampelune. —¡A Fouillón! —contestaron a un tiempo veinte voces. Después todas las campanas de los demás relojes iniciaron su repique y el pro- fesor dijo con tono severo: —¿Dónde está Fouillón? ¡Que se presente inmediatamente! Uno de nosotros contestó: —Acaba de salir en este instante. No era cierto, Fouillón aquel día había tenido que asis- tir al bautizo de un primo suyo. M. Pampelune no insistió, ocupado en leer los temas de los alumnos. Uno de ellos, ridículam ente escrito, pertenecía a Fouillón.
  • 38. 38 Historias y valores —Cuando se escriben estos disparates, dijo el profesor, no hay dere- cho a presentarse en clase. Y, en efecto, Fouillón no se hallaba en ella. Al día siguiente, durante la clase, entró el portero con un par de pollos para M. Pampelune, que, según dijo, le enviaba la madre de Fouillón. El profesor no quiso aceptar el regalo. No había ni un solo día que no ocurriera algo grave, lo que todos achacábam os a la maldad o a la torpeza de nuestro compañero. Poníamos castañas en la estufa para que estallasen con estrépito: soltábamos pájaros que volaban por el salón; lanzábamos flechas de papel e inventábamos todo género de diabluras. Siempre que M. Pampelune preguntaba quién había hecho aquello, veinte voces le respondían: —¡Fouillón! El profesor perdió el apetito y llegó a no conciliar el sueño sino con mucha dificultad. El buen señor no sabía qué hacer con aquel alumno, cuya fami- lia, por otra parte, le aga- sajaba frecuentmente con exquisitas frutas, con conejos y liebres, con golosinas y objetos borda- dos. Por eso, sin duda, no se atrevía a expulsar de la clase al rebelde Fouillón.
  • 39. Historias y valores 39 Tampoco se atrevía a interrogarle, temiendo que todos nosotros nos burláramos. La miopía de M. Pampelune le impedía ver lo que se tram aba entre nosotros. Dos veces le dijo a Fouillón que se presentara al final de la clase, para reprender- le aparte y para suplicarle que su familia cesara de hacerle obsequios. Pero Fouillón, precisamente en aquellos días estaba enfermo, y aquellas mismas tardes M. Pampelune recibía expresivas cartas en que se le pedía que perdonara las faltas de asistencia del alumno. Nuestra clase era, pues, una clase épica, a causa de Fouillón. Siempre que se pronunciaba su nombre se oían estrepitosas carcajadas, que la indignación de nuestro profesor no llegaban a calmar. —¡Me van a matar ustedes con ese Fouillón!, decía a ve- ces M. Pampelune con doloroso acento. La esposa del maestro llegó a participar de las preocupaciones y disgustos de su marido. Aquello no podía durar. La salud de M. Pampelune se alteró visiblem ente, de tal modo que un día el director del colegio anunció a los alumnos que el profesor había pedido una licencia por tres meses, para ir a respirar el aire al campo. En realidad el tal Fouillón no existía ni había existido nunca.
  • 40. 40 Historias y valoresHistorias y valores Era una creación nuestra, favorecida por la miopía del profesor y por la gran can- tidad de alumnos que continuamente entraban a la clase de M. Pampelune. Los regalos y las cartas eran pura ficción que todos procurábamos mantener con im perturbable constancia. Cuando al cabo de tres meses, M. Pampelune, completamente restablecido, rea- nudó sus clases, quedó sorprendido al notar que no oía pronunciar el nombre del alumno rebelde. Un día, con cierta timidez, preguntó: —¿Y Fouillón? ¿Dónde está? Una voz cavernosa contestó en el fondo de la clase: —¡Ha muerto! Todos guardaron silencio. —¡Pobre muchacho!, exclamó enternecido M. Pampelune. Y el buen señor, siempre cándido y generoso, guar- dó silencio por espacio de unos cuantos minutos. Después, con un gesto que fue una durísima lección pa- ra nuestra maldad, sacó un pañuelo y limpió sus gafas hu- medecidas por las lágrimas que habían brotado de sus ojos. E . de F orge **Ternura **Respeto **Admiración **Aprecio **Benevolencia **Vocación **Nobleza **Comprensión **Calidad humana **Tolerancia **Amor
  • 41. Historias y valores 41 **Amistad **Autoestima **Confianza **Sabiduría **Espiritualidad **Paz **Valoración Historias y valores o tengo ni un amigo —dijo a Hu-Ssong un hombre solitario— —Sí lo tienes —lo consoló él—. Mira a todos los hombres frente a ti. —Son muchos —respondió el solitario. Pero ninguno es mi amigo. —Está bien —dijo el filósofo—. Ahora mira tras de ti. —¿Cómo me pides eso? —se quejó el hombre—. Ahí están mis enemigos. —Vuelve la vista a tu derecha —le pidió Hu-Ssong. —No veo tampoco ni un amigo. —Entonces mira a tu izquierda. —Tampoco ahí encuentro a nadie —contestó con desolación el solitario—. Te digo que yo no tengo amigos. —¿No? —se preocupó el maestro. Vuelve tus ojos al interior de ti. El hombre se miró a sí mismo. Tampoco ahí en- contró un amigo. —Aprende —le dijo entonces Hu- Ssong—, que si quieres estar en paz con los demás primero de- bes estar en paz contigo mismo. Arm ando F uentes Aguirre N
  • 42. 42 Historias y valores ra una noche muy fría en el norte de Virginia, hace muchos años. La barba del anciano estaba vidriada por la helada invernal, mientras esperaba que lo llevaran al otro lado del río. La espera parecía no tener fin. Su cuerpo se entum eció y tensó debido al viento helado del norte. Escuchó el suave y continuo ritmo de los cascos que se acercaban galopando por el helado camino. Observó con ansiedad cuando varios jinetes tomaron la curva. Dejó que pasara el primero, sin hacer esfuerzo alguno por atraer su atención. Después pasó otro y otro más. Finalmente, el último jinete se acercó al sitio donde se encontraba sentado el anciano, como si fuera una estatua de nieve. Cuando este hombre se acercó, el anciano lo miró a los ojos. “Señor, ¿le importaría llevar a un hombre al otro lado? —preguntó el anciano—. Parece ser que no hay un camino para ir a pie.” El jinete detuvo su caballo y respondió: “Seguro, monte”. Al ver que el anciano no podía levantar su cuerpo medio congelado del frío, el jinete des- montó y lo ayudó a montar. Llevó al anciano no sólo al otro lado del río, sino hasta su destino, a unos kilómetros de distancia. Cuando se aproximaron a la pequeña y acogedora cabaña, la curiosidad del jinete lo obligó a preguntar: “Señor, noté que dejó pasar a varios jinetes, sin esforzarse por asegurar que lo llevaran. Cuando yo me acerqué, de inmediato me pidió que lo llevara. Siento curiosidad de saber por qué, en una noche invernal tan fría, esperó y se lo pidió al último jinete. ¿Y si me hubiera negado y lo hubiera dejado allí?”. El anciano desmontó con lentitud y miró al jinete directamente a los ojos. “He estado por aquí durante algún tiempo —respondió el anciano—. Creo conocer muy E
  • 43. Historias y valores 43 **Bondad **Benevolencia **Generosidad **Caridad **Calidad humana **Compasión **Asistencia **Afabilidad bien a la gente. Miré a los ojos a los otros jinetes y de inmediato noté que no les preocupaba mi situación. Hubiera sido inútil pedirles que me llevaran. Sin em- bargo, cuando lo miré a los ojos, su bondad y su com pasión fueron evidentes. Supe que su espíritu amable aprovecharía la oportunidad para ayudarme en mi momento de necesidad.” Esos comentarios entusiastas conmovieron profundamente al jinete. “Estoy muy agradecido por lo que dijo —comentó el jinete al anciano—. Espero nunca estar demasiado ocupado en mis propios asuntos y no responder a las necesidades de otras personas con amabilidad y compasión.” Después de pronunciar esas palabras, Thomas Jefferson hizo que su caballo diera la vuelta y regresó a la Casa Blanca. Anónim o
  • 44. 44 Historias y valores na vez un marajá que tenía fama de ser muy sabio, cumplía cien años. El acontecimiento fue recibido con gran alegría, ya que todos querían mucho al gobernante. En el palacio se organizó una gran fiesta para esa noche y se invitaron a poderosos señores del reino y de otros países. El día llegó y una montaña de regalos se amontonó en la entrada del salón, donde el marajá iba a saludar a sus invitados. Durante la cena, el marajá pidió a sus sirvientes que separaran los regalos en dos grupos: los que tenían remitente y los que no se sabía quién los había enviado. A los postres, el rey mandó traer todos los regalos en sus dos montañas. Una de cientos de grandes y costosos regalos y otra más pequeña, de una decena de presentes. El marajá comenzó a tomar regalo por regalo de la pri- mera montaña y fue llamando a los que habían enviado los regalos. A cada uno lo hacía subir al trono y le decía: —Te agradezco tu regalo, te lo devuelvo y estamos como antes —y le devolvía el regalo, no importaba cuál fuera. Cuando terminó con esa pila, se acer- có a la otra montaña de regalos y dijo: —Estos regalos no tienen remi- tente. Éstos sí los voy a aceptar, porque éstos no me obligan y a mi edad, no es bueno adquirir deu- das. Anónim o U
  • 45. Historias y valores 45 os comerciantes estaban discutiendo acaloradamente en medio de una m uchedum bre. Un forastero, notando lo profundo del enojo de los co- merciantes, expresó su sorpresa de que no se estaban dando golpes, un amigo le explicó: “Aquel que suelte el primer golpe, estará admitiendo que se terminaron sus argumentos”. Sabiduría china **Sabiduría **Inteligencia **Sentido crítico **Ingenio **Sagacidad D
  • 46. 46 Historias y valores os hermanos viajaban juntos; hacia el mediodía se tendieron en el bosque para descansar. Cuando despertaron vieron cerca de ellos una piedra con una inscripción; la des- cifraron y esto fue lo que leyeron: “Q uien encuentre esta piedra cam ine por el bosque hacia el oriente; en su cam ino hallará un río; que lo atraviese; a la otra ribera verá a una osa con oseznos; que coja los oseznos y escape a la m ontaña sin volverse. Allí verá una casa, y en aquella casa encontrará la dicha.” Entonces dijo el mayor al menor: —No iré en busca de los osos, ni te aconsejo que lo hagas. En primer lugar, porque nada prueba la veracidad de esta inscripción, que acaso sea una broma; en segundo, porque es muy posible que la hayamos leído mal; y en tercero, aun admitiendo que esa sea la verdad, pasaremos la noche en el bosque, no hallare- mos el río y nos extraviaremos. Y aun cuando halláse- mos el río, ¿podríamos pasarlo? Quizá sea muy ancho y su corriente rápida. Y si lo pasáramos, ¿crees cosa fácil apo- derarse de los oseznos? La osa nos degollaría, y en vez de la dicha encontraríamos la muerte. Por otra parte, aunque consiguiéramos apoderarnos de los oseznos, no nos D
  • 47. Historias y valores 47 sería posible escapar sin que descansásemos sino hasta haber llegado a la mon- taña. Por último, allí no se ve qué dicha es la que se encuentra en aquella casa; quizá sea una dicha de la que nada podamos hacer. Y el hermano menor repuso: —No soy de tu opinión; sin objeto no se escribió eso en esta piedra. El sentido de la inscripción es claro y preciso. Desde luego, no hay que correr tan gran peligro. En segundo lugar, si no vamos nosotros podrá otro descubrir esta piedra, hallar la dicha en lugar nuestro y nosotros no obtendremos nada. Por otra parte, nada se consigue en el mundo sin esfuerzo. Y, además, yo no quiero pasar por cobarde. A lo que dijo el hermano mayor: —Sabes el proverbio: “La codicia rompe el saco”, o aquel otro: “Más vale pájaro en mano que ciento en el aire.” Replicó el menor: —Y yo he oído decir: “Quien no arriesga no pasa la mar”, y también: “Bajo una piedra inmóvil no corre el agua.” Pero me parece que es hora de partir. Marchó el menor y el otro se quedó. Un poco más lejos, en el bosque, el menor encontró un río, lo atravesó, y junto a la orilla vio una osa que dor- mía, cogió los oseznos y, sin volver la cabeza, echó a correr hacia la montaña.
  • 48. 48 Historias y valores **Optimismo **Esperanza **Confianza **Seguridad **Decisión **Dominio de sí mismo **Voluntad **Autorrealización **Esfuerzo En cuanto llegó a la cim a una multitud de gente salió a su encuentro y trans- portóle a la ciudad, donde se le nombró rey. Reinó cinco años, al sexto, otro soberano más fuerte que él le declaró la guerra, se apoderó de la ciudad y le expulsó. Entonces, el hermano menor erró de nuevo y volvió a la casa del mayor, que vivía pacíficamente en el campo, ni rico ni pobre. Ambos hermanos sintieron mucho gusto contándose su vida. —Bien, ¿ves? —le dijo el mayor— que yo estaba en lo cierto. He vivido sin so- bresaltos, y tú que fuiste rey, piensa cuán atorm enta- da fue tu vida. Respondió el menor: —No deploro mi aventura del bosque; cierto que ahora ya soy nada; pero tengo, para embellecer mi vejez, el corazón lleno de recuer- dos, mientras que tú no los tienes. León Tolstoi
  • 49. Historias y valores 49 ruzando a todo galope por unas montañas, un viajero vio a un grupo de hombres sentados en la entrada de una mina, en cuyas caras se veía la pre- ocupación y una honda pena. Aproximándose y con el deseo de ayudar, el jinete les preguntó: —Parecen muy preocupados, ¿puedo hacer algo por ustedes? —Señor, dijeron los hombres, estamos muy afligidos porque hemos perdido la más preciosa de todas las joyas. —¿Qué joya era esa? —Era una joya, dijeron, como no volverá hacerse otra. Estaba tallada en un pedazo de piedra de la vida y había sido forjada en el yunque del tiempo. La adornaban veinticuatro diamantes, a cuyo alrededor se agrupaban sesenta más pe- queños. Ya ve que tenemos razón al decir que no volverá a producirse jamás joya igual a la que hemos perdido. —Seguramente, dijo el viajero, su joya debió haber sido muy preciosa pero, ¿no creen que con el producto de su mina pueda hacerse otra igual? —No, no es posible, respondieron los mi- neros, la joya que hemos perdido era un día, y el tiempo perdido no se recupera jamás. Anónimo C **Aprecio **Responsabilidad **Comprensión **Consideración **Ayuda **Conciencia **Autocrítica **Verdad
  • 50. Historias y valores50 na mujer salió de su casa y vio a tres viejos con una larga y blanca barba sentados en el jardín. Ella no los conocía. Les dijo: “yo no lo conozco, pero deben estar hambrientos. Por favor pasen adelante y coman algo”. “¿Está el hombre de la casa?”, preguntaron a la mujer. “No”, dijo ella, “está fuera”. “Entonces no podemos entrar”, dijeron ellos. En la tarde, cuando el mari- do regresó, la mujer le contó lo que había sucedido. “Ve entonces afuera y diles que ya estoy en casa e invítalos a pasar”. La mujer salió e invitó a los viejos a entrar. “Nosotros no entramos a una casa juntos”, replicaron ellos. “¿Por qué?”, la mujer quiso saber la razón. Uno de los viejos explicó: “Su nom- bre es Bienestar” señalando a uno de sus amigos, señalando al otro, “él es el Éxito”, “y yo soy el Amor”. Luego añadió: “Ve a tu casa y platica con tu esposo para ver quién de nosotros quieren que entre a su casa”. La mujer entró a su casa y le contó a su esposo lo que los viejos habían dicho. El esposo estaba muy contento, “que agradable”, dijo. “Siendo así invitemos a Bienestar, dejémoslo entrar y que llene nuestro hogar con bienestar”. La esposa no estuvo de acuerdo. “Querido, ¿por qué no invitamos a Éxito?” La nuera de ambos estaba U
  • 51. Historias y valores 51 **Amor **Verdad **Aprecio **Comprensión **Sabiduría **Prudencia **Ingenio **Reconocimiento **Armonía escuchando desde la otra esquina de la casa. Ella hizo su propia sugerencia: “¿No sería mejor invitar al Amor?, nuestra casa estaría, ¡llena de amor!” (Piensa en este punto a quién invitarías tú, antes de proseguir la lectura). “Escuchemos el consejo de nuestra nuera”, dijo el esposo a su esposa. “Ve e invita a Amor para que sea nuestro huésped”. La mujer salió y preguntó a los tres viejos: “¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor entra y sé nuestro huésped” Amor se levantó y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y lo siguieron. La mujer, sorprendida, le preguntó a Bienestar y Éxito: “Yo sólo invité al Amor, ¿por qué están ustedes entrando?” Los tres viejos respondieron a la vez “Si hubiesen invitado al Bienestar o al Éxito, los otros dos hubiésemos permanecido fuera, pero como ustedes invi- taron al Amor, a cualquier lugar que él vaya, los otros vamos con él. En cualquier lugar que haya Amor, hay también ¡Bienestar y Éxito! Anónimo
  • 52. 52 Historias y valores **Admiración **Aprecio **Autoestima **Superación **Esfuerzo **Competitividad **Confianza **Seguridad **Fortaleza **Decisión na “Lecciónparaelcorazón” es mi hija de 10 años, Sara, quien nació sin un músculo en uno de sus pies, por lo cual usa un aparato todo el tiempo. Un hermoso día de primavera llegó de la escuela y me dijo que había competido en las carreras en un evento de la escuela. Debido al soporte de su pierna empecé a pensar rápi- damente en algo que decirle, para darlevaloryanimar a mi Sara, cosas que podría decir acerca de no dejar que esto la de- sanimara, pero antes de que yo pudiera decir al- go ella dijo: “Papi, gané dos de las carreras. ¡Yo no podía creerlo!” Y después dijo: “Tuve ventaja”. ¡Ah!, lo sabía. En mi interior pensé que debieron dejarla correr a la cabeza primero que los demás. Pero una vez más, antes de que pudiera decir una palabra ella dijo: —Papi, no me dejaron correr primero que los demás. Mi ventaja fue tener que tro- tar más fuerte que los demás. Anónimo U
  • 53. Historias y valores 53 **Amor **Admiración **Aprecio **Autoestima **Optimismo **Confianza **Seguridad **Sabiduría **Valoración a maestra Debbie de primer grado, estaba discutiendo con su grupo la pintura de una familia. Había un niño en la pintura que tenía el cabello de color diferente al del resto de los miembros de la familia. Uno de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado y una niña compañe- ra del grupo le dijo: —Yo sé todo sobre adopciones porque yo soy adop- tada. —¿Qué significa ser adoptado? —preguntó otro niño. —Significa —dijo la niña, que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre. Anónimo L
  • 54. Historias y valores54 ra en tiempo de guerra. En el momento de presentarse el enemigo y cuan- do ya se oía la voz de mando del capitán, un joven marinero quería lanzarse al agua donde acababa de caerse su chaqueta. El superior se lo impedía; pero él, frenético, sin escuchar a nadie se echó sobre las olas, luchó con ellas empeñosamente, hasta que, asegurando su presa volvió sobre cubierta victorioso. Pasadala contienda, el marinero fue llevado ante un Consejo de Guerra para que lo juzgaran por insubordinación. Sabido es el tremendo rigor de la disciplina militar, y el pobre marinero fue sen- tenciado a muerte. El presidente del Consejo, antes de leerle la sentencia, movido por una viva cu- riosidad, interrogó al acusado, diciéndole: —¿Por qué razón muchacho, conociendo la ordenanza, te empeñaste en salvar esa chaqueta? ¿No comprendías cuán fácilmente hubieras tenido otra? El marinero entonces dijo con voz serena: E
  • 55. Historias y valores 55 —Me hubiera sido fácil, ciertamente, tener otra chaqueta, pero en la bolsa de és- ta, llevo el único retrato de mi madre muerta, y éste, mi comandante, no hubiera ya podido reponerlo nunca... Todos los miembros del Consejo quedaron conmovidos. Sus rudos ojos de viejos lobos de mar se humedecieron y después de nueva deliberación, el presidente dijo al público: —El hombre que ama a su madre de este modo, no será nunca capaz de trai- cionar a su Patria. —¡Muchacho, eres un héroe! Y el soldado fue absuelto. FranciscoCésarMorales **Amor **Admiración **Reconocimiento **Magnanimidad **Comprensión **Nobleza **Calidad humana **Decisión
  • 56. Historias y valores56 e nada sirve correr; es mejor llegar a tiempo. Así nos lo demuestran la liebre y la tortuga. “Apostemos, dijo la tortuga, a que no llegarás a ese árbol antes que yo...” “¿Que no llegaré? ¿Estás loca?, replicó la liebre burlona. Tendrás que pur- garte antes de empezar la carrera.” “Loca o no te sostengo la apuesta”. Así se hizo y las dos dejaron junto al árbol lo apostado. (No impor- ta saber lo que se jugaron ni tampoco quién fue el juez de la con- tienda). Nuestra liebre no tenía que dar más que cuatro saltos, digo cuatro porque yo he visto los saltos desesperados que dan las liebres cuan- do son perseguidas por los perros de los cazadores a quienes hacen atravesar montes y praderas, hasta perderlos de vista. Así que, como tenía tiempo de sobra para comer, descansar y dormir, dejó que la tortuga se adelantara con su paso lento. D
  • 57. Historias y valores 57 **Confianza **Seguridad **Optimismo **Autoestima **Autorrealización **Constancia **Perseverancia **Compromiso **Esfuerzo **Competitividad La tortuga avanzó esforzándose lo más que pudo en su torpe andar. La liebre, sin embargo, desdeñosa despreció una fácil victoria, dándole la ven- taja a su competidora, así que demoró la salida. Comió hierba fresca, descansó y se entretuvo en cualquier cosa olvidándose de su compañera. De pronto advirtió que la tortuga ya casi llegaba a la meta. Corrió como una flecha, pero sus esfuerzos fueron vanos: la tortuga llegó primero. “Pues bien, le dijo ella: ¿Tenía o no tenía razón? ¿De qué te sirve tu agilidad?¡Vencida por mí! ¿Qué sería de ti si llevaras, como yo, la casa a cuestas? Jean de la Fontaine
  • 58. Historias y valores58 **Bondad **Benevolencia **Desprendimiento **Ternura **Compartir **Calidad humana **Cortesía **Afecto **Generosidad **Espiritualidad n anciano se subió a un autobús un 14 de febrero. Llevando con- sigo una docena de rosas rojas. Se sentó junto a un hombre joven. El hombre joven miró las rosas y dijo, “Alguien va a recibir un precioso re- galo del día de San Valentín.” “Sí”, —dijo el anciano. Pasaron unos minutos y el anciano se dio cuenta de que el joven acompa- ñante no dejaba de ver las rosas. “¿Tienes novia?” —preguntó el anciano. “Si” —dijo el hombre joven—. “La voy a ver ahora. Le estoy llevando esto.” Mostró una tarjeta de San Valentín. Viajaron en silencio durante unos diez minutos más, y el anciano se levantó para bajarse del camión. Al pasar por el pasillo central puso repentinamente las rosas en las piernas del hombre joven y dijo: —“Creo que a mi esposa le gustaría que tengas las rosas. Le diré que te las di”. Se bajó rápidamente del camión, y al alejarse el vehículo, el hombre joven volteó y vio al anciano entrar a un cementerio. Anónimo U
  • 59. Historias y valores 59 **Esfuerzo **Esperanza **Optimismo **Perseverancia **Confianza **Seguridad **Decisión **Paciencia **Entereza abía una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema. Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible nadar o flotar mucho tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente pero era inútil, sólo con- seguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez era más difícil salir a la superficie a respirar. Una de ellas dijo en voz alta: —No puedo más. Es imposible salir de aquí, esta materianoesparanadar, así que voy a morir, no veo para qué prolongar este dolor. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril. Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente traga- da por el espeso líquido blanco. La otra rana, más persistente o quizá más tozuda, se dijo: —¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta el último aliento. No quisiera morir un segundo antes de que llegue mi hora. Y siguió pataleando y chapoteando, siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro. ¡Horas y horas! Y de pronto... de tanto patalear y agitar, agitar y patalear... la crema, se transformó en manteca. La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del bote. Desde ahí, sólo le quedaba ir croando alegremente de regre- so a casa. Anónimo H
  • 60. Historias y valores60 Miren al gordito!” los niños de primaria pueden ser crueles y definitivamente lo éramos con un chico llamado Damián que iba en mi grupo. Lo imitábamos y nos burlábamos de su tamaño. Tenía un so- brepeso de 30 kilos. Él experimentaba el dolor de ser el último seleccionado para jugar baloncesto, béisbol o fútbol. Un día se sentó cerca de mí, en la clase de gimnasia. Alguien lo empujó y me ca- yó encima lastimándome el pie. El niño que lo empujó dijo que Damián había sido. Con toda la clase pendiente de mí, tenía que decidir entre ignorar el asunto o pelearme con Damián. Decidí pelear para mantener mi ima- gen intacta. Grité: —vamos Damián, pelea conmigo. Dijo que no quería, pero la presión de los compañeros lo obligó a par- ticipar en el pleito, a pesar de que no quería. Se acercó a mí con los puños en el aire. Con un puñetazo hice que su nariz san- grara y la clase se puso frenética. En ese momento el maestro entró al salón. Vio que estábamos peleando y nos mandó a la pista de carreras. Después dijo algo que nos dejó impresionados. Declaró con una sonrisa: —Quiero que ustedes dos corran un kiló- metro tomados de la mano. El cuarto explotó en una carcajada. Los dos estábamos más avergonzados de lo que se puedan imaginar, pero aún así, Damián y yo fuimos a la pista y corrimos nuestro kilómetro tomados de la mano. En algún momento en el transcurso de nuestra carrera, recuerdo haber volteado a verlo, todavía con sangre gotean- do de la nariz, y la velocidad dis- minuida por su sobrepeso. “¡
  • 61. Historias y valores 61 **Reconocimiento **Respeto **Amistad **Fraternidad **Comprensión **Consideración **Igualdad **Equidad **Armonía **Conciencia De repente me di cuenta de que era una persona igual a mí. Los dos nos volteamos a ver y comenzamos a reírnos. Con el tiem- po nos convertimos en buenos amigos. Por el resto de mi vida, nunca he vuelto a alzarle la mano a otra persona. Dando círculos en esa pista, tomados de la mano, dejé de ver a Damián como un gordo o un tonto. Era un ser humano con valores intrínsecos más allá de lo externo. Era sorprendente lo que aprendí cuando me obligaron a ir de la mano de alguien por sólo un kilómetro. MedardLaz
  • 62. Historias y valores62 sta es la historia de un planeta que tenía un agujero en el cielo. La lluvia que caía sobre aquella Tierra era de un ácido venenoso que mataba a los árboles. Y sólo unas cuantas cosas crecían en el suelo, porque había sido arrasado por extraños productos químicos que empleaban los agricultores. A veces la gente se preguntaba “¿Y por qué pasa esto?” Y la pantallita que había en un ángulo en todas las habitaciones respondía: “Porque así tiene que ser.” Pero la gente no entendía. Y se olvidaban de aquella pregunta y se iban a tra- bajar. Un día, un niño pequeño se despertó: la mañana era gris. La lluvia caía por el agujero que había en el cielo y sobre aquella tierra en donde sólo crecían algu- nas cosas. Y, como una hilera de hormigas tristes, la gente se iba a trabajar. El niño estaba escuchando cuando, de pronto, una de aquellas personas se paró y preguntó: Pero, ¿de verdad es ésta la mejor manera de vivir? E
  • 63. Historias y valores 63 **Valoración **Sabiduría **Respeto **Ecología **Armonía **Seguridad **Equilibrio **Conciencia **Atención Y la pantallita que había en todas las habitaciones respondió: Si quieres ser rico y tener cosas buenas y estar rodeado de lujos, has de pagar un precio. Y ese precio es ensuciar la tierra. No puede ser de otra manera.” Y todo el mundo volvió a olvidarse de esa pregunta y cada cual se marchó por su lado. Pero entonces el niño alzó la voz y dijo: “Tiene que haber una forma mejor de hacer lo que queremos hacer, sin que estropeemos el cielo, la lluvia y la tie- rra”. Y la gente se paró a escuchar y apagó la pantallita y empezó a buscar una mejor forma de hacer las cosas. Y aquella tierra comenzó a florecer por primera vez en mucho tiempo. Y el cielo brillaba con un azul muy bello y la lluvia sabía muy dulce... Creo que es hora ya de que nos convirtamos es ese niño pequeño y empecemos a construir un futuro mucho mejor. PaulMcCartney
  • 64. 64 Historias y valores ubo una vez un rey a quien la vanidad había vuelto loco (la vanidad siem- pre termina por volver loca a la gente). Ese rey mandó construir, en los jardines de su palacio, un templo y dentro del templo hizo poner una gran estatua de sí mismo en posición de loto. Todas las mañanas después del desayuno, el rey iba a su templo y se postraba ante su imagen orándose a sí mismo. Un día decidió que una religión que tuviera un solo seguidor no era una gran religión, así que pensó que debía tener más adoradores. Decretó entonces que todos los soldados de la guardia real se postraran ante la estatua por lo menos una vez al día. Lo mismo debían hacer todos los servidores y los ministros del reino. Su locura crecía a medida que pasaba el tiempo y, no conforme con la sumisión de los que, lo rodeaban, dispuso un día que la guardia real fuera al mercado y tra- jera a las tres primeras personas con las que se cruzaran. Con ellas, pensó, demostraré la fuerza de la fe en mí. Les pediré que se inclinen ante mi imagen. Si son sabios, lo harán y si no, no merecen vivir. La guardia fue al mercado y trajo a un intelec- tual, a un sacerdote y a un mendigo que eran, en efecto, las tres primeras personas que encontraron. Los tres fueron conducidos al templo y allí el rey les dijo: —Esta es la imagen del único y verdadero Dios, postraos ante ella o vuestras vidas serán ofrecidas como sa- crificio ante él. H
  • 65. Historias y valores 65 El intelectual dijo: —El rey está loco y me matará si no me inclino. Este es evi- dentemente un caso de fuerza mayor. Nadie podría juzgar mal mi actitud debido a que fue hecha sin convicción, para salvar mi vida y en función de la sociedad a la cual me debo —y dicho esto se postró ante la imagen. El sacerdote dijo: —El rey ha enloquecido y cumplirá su amenaza. Yo soy un elegido del verdadero Dios y por lo tanto mis actos espirituales santifican el lugar donde esté. No importa cuál sea la ima- gen, será el verdadero Dios aquel a quien yo esté honrando. Y se arrodilló. Llegó el turno del mendigo, que no hacía ningún movimiento. —Arrodíllate —dijo el rey. —Majestad, yo no me debo al pueblo, que en realidad la mayor parte de las veces me corre a patadas de los umbrales de sus casas. Tampoco soy el elegido de nadie, salvo de los pocos pio- jos que sobreviven en mi cabeza. Yo no sé juz- gar a nadie ni puedo santificar ninguna ima- gen; y en cuanto a mi vida, no creo que sea un bien tan preciado como para ha- cer ridiculeces para conservarla... por lo tanto, mi señor, no encuentro ninguna razón valedera para arrodillarme aquí... Dicen que la respuesta del mendigo conmovió tanto al rey, que éste se ilu- minó y comenzó a revisar sus propias posturas. Sólo por ello, cuenta la leyenda, el rey se curó y mandó remplazar el templo por una fuente y la estatua por enor- mes canteros con flores. Anónimo **Ingenio **Inteligencia **Sabiduría **Confianza **Naturalidad **Sinceridad **Humildad **Sencillez **Autocrítica
  • 66. Historias y valores66 n un lejano pueblo había una escuela, y debe haberla todavía; pero en- tonces la gobernaba don Lucas Forcida, personaje querido por todos los vecinos. Jamás faltaba a las horas de costumbre al cumplimiento de su pesada obligación. ¡Qué vocación de mártires necesitan los maestros de escuela de los pueblos! En esa escuela, siguiendo las tradicionales costumbres y uso general en aquellos tiempos, el estudio para los muchachos era una especie de orfeón, y en dife- rentes tonos, pero siempre con desesperante monotonía, en coro se estudiaba y en coro se cantaban lo mismo las letras y las sílabas que la doctrina cristiana o la tabla de multiplicar. Don Lucas soportaba con heroica resignación aquella ópera diaria, y había veces que los chicos, entusiasmados, gritaban a cual más y mejor; y era digno de ver las facciones de la simpática y honrada cara de don Lucas. Daban las cinco de la tarde; los chicos salían corrien- do de la escuela, tirando pedradas, coleando pe- rros y dando gritos y silbidos, pero ya fuera de las aguas jurisdiccionales de don Lucas, que los miraba alejarse, como diría un novel- ista, trémulo de satisfacción. E
  • 67. Historias y valores 67 Entonces don Lucas se pertenecía a sí mismo: sacaba a la calle una gran butaca de mimbre; un criadito le traía una taza de chocolate acompañada de una gran torta de pan, y don Lucas, disfrutando del fresco de la tarde y recibiendo en su calva frente el vientecillo perfumado que llegaba de los bosques, como para con- solar a los vecinos de las fatigas del día, comenzaba a comer su modesta merien- da, repartiéndola cariñosamente con un loro. Porque don Lucas tenía un loro que era, como se dice hoy, su debilidad, y que estaba siempre en una percha a la puerta de la escuela, a respetable altura para escapar de los muchachos, y al abrigo del Sol por un pequeño cobertizo de hojas de palma. Aquel loro y don Lucas se entendían perfectamente. Raras veces mez- claba sus palabras más o menos bien aprendidas, con los cantos de los chicos. Pero cuando la escuela quedaba desierta y don Lucas salía a tomar su chocolate, entonces aquellos dos amigos daban expansión libre a todos sus afectos. El loro recorría la percha de arriba abajo, diciendo cuanto sabía y cuanto no sabía; restre- gaba con satisfacción su pico en ella, y se colgaba de las patas, cabeza abajo, para recibir la sopa de pan con chocolate que con paternal cariño le daba don Lucas. Y esto pasaba todas las tardes. Transcurrieron así varios años, y donde Lucas llegó a tener tal confianza en su querido Perico, como le llamaban los muchachos, que ni le cortaba las alas ni cuidaba de ponerle su calza.
  • 68. Historias y valores68 Una mañana, serían como las diez, uno de los chicos, que casualmente estaba fuera de la escuela, gritó espantado: “Señor maestro, que se vuela Perico”. Oír esto y lanzarse en precipitado tumulto a la puerta maestro y discípulos, fue todo en uno; y, en efecto, a lo lejos, como un grano de esmalte verde herido por los rayos del Sol, se veía al ingrato esforzando su vuelo para ganar cuanto antes refu- gio en el cercano bosque. Como toda persecución era imposible, porque ni aun teniendo la filiación del prófugo podría habérsele distinguido entre la multitud de loros que pueblan aquellos bosques, don Lucas, lanzando de lo hondo de su pecho un “sea por Dios”, volvió a ocupar su asiento, y las tareas escolares continuaron como si no acabara de pasar aquel terrible acontecimiento. Transcurrieron varios meses, y don Lucas, que había echado al olvido la ingrati- tud de Perico, tuvo necesidad de emprender un viaje a uno de los pueblos cir- cunvecinos, aprovechando unas vacaciones. Muy de madrugada ensilló su caballo, tomó un ligero de- sayuno y salió del pueblo, despidiéndose muy cortés- mente de los pocos vecinos que por las calles encontraba. Eran las dos de la tarde; el Sol derramaba torrentes de palmas que se dibujaban sobre el cielo azul con la inmovilidad de un árbol de hierro. Los pájaros enmudecían ocultos entre el follaje, y sólo las cigarras cantaban tenazmente en medio de aquel terrible silen- cio a la mitad del día.
  • 69. Historias y valores 69 **Aprecio **Convivencia **Armonía **Libertad **Gratitud **Ingenio El caballo de don Lucas avanzaba haciendo sonar el acom- pasado golpeo de sus pisadas con la monotonía del segun- dero de un reloj. Repentinamente don Lucas creyó oír a lo lejos el canto de los niños de la escuela cuando estudiaban las letras y las sílabas. Al principio aquello le pareció una alucinación producida por el calor, como esas músicas y esas campanadas que en el primer instante creen oír los que sufren un mareo; más claras y más perceptibles después, aquello era una escuela en medio del bosque desierto. Se detuvo asombrado y temeroso, cuando de los árboles cercanos se desprendió, tomando vuelo, una bandada de loros que iban cantando acompasadamente ba, be, bi, bo, bu; la, le, li, lo, lu y tras ellos, volando majestuosamente un loro que, al pasar cerca del espantado maestro, volvió su cabeza di-ciéndole alegremente: “Don Lucas, ya tengo escuela”. Desde esa época los loros de aquella comarca adelantán- dose a su siglo, han visto di- siparse las sombras de la igno- rancia. VicenteRiva Palacio
  • 70. Historias y valoresHistorias y valores70 n tendero estaba clavando sobre la puerta de su tienda un letrero que decía: “Se venden cachorros”. Letreros como éste tienen una atracción especial para los niños pequeños y efectivamente, un niño leyó el letrero y preguntó al tendero: —¿Cuánto van a costar los cachorros? —Entre 30 y 50 dólares —respondió el tendero. El niño metió la mano en su bolsillo y sacó un poco de cambio: —Tengo 2.37 dólares —le dijo —¿puedo verlos por favor? El tendero sonrió y silbó, y de la caseta de los perros salió “Dama”, que corrió por el pasillo de la tienda seguida por cinco diminutas bolas de pelo. Un cachorro se estaba demorando considerablemente. El niño inmediatamente distinguió al ca- chorro rezagado y cojo. —¿Qué le pasa a este perrito? —preguntó. El tendero le explicó que el veterinario había examinado al cachorro y había des- cubierto que le faltaba una cavidad de la cadera, cojearía por siempre. Estaría li- siado toda su vida. El niño se entusiasmó. —Este es el cachorro que quiero comprar. —No, tú no quieres comprar este perrito. Si realmente lo quieres, te lo voy a regalar —dijo el tendero. U
  • 71. Historias y valoresHistorias y valores 71 **Admiración **Aprecio **Ternura **Amor **Solidaridad **Reciprocidad **Comprensión **Decisión **Dominio de sí mismo **Fortaleza El niño se enfadó mucho. Miró al tendero directo a los ojos y moviendo el dedo replicó: —No quiero que me lo regale. Este perrito vale exactamente tanto como los otros perros y voy a pagar su precio completo. Le voy a dar 2.37 dólares y luego 50 centavos cada mes hasta termi- nar de pagarlo. El tendero replicó: —Realmente no quieres comprar este perrito. Nunca va a poder correr, brincar ni jugar contigo como los otros cachorritos. Al oír esto, el niño se agachó y se enrolló la pierna del pantalón para mostrar su pierna izquierda gravemente torcida, lisiada, sostenida por un gran aparato ortopédico de metal. Miró al tendero y suavemente le respondió: —Bueno, pues yo tampoco corro tan bien que digamos, ¡y el cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda! DanClark