El documento resume una lección bíblica sobre las exhortaciones de acercarse al Santuario Celestial en Hebreos 10:19-25. Explica que a través de Jesucristo podemos entrar en la presencia de Dios con corazón sincero, fe pura y cuerpos limpios. También destaca la importancia de mantener firme la esperanza y estimularnos al amor mutuo a medida que el día de la venida de Cristo se acerca.
2. TEXTO CLAVE
“Y teniendo un gran
sacerdote sobre la casa de
Dios, acerquémonos con
corazón sincero, en plena
certidumbre de fe,
purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados
los cuerpos con agua pura”.
Hebreos 10:21 - 22
4. En esta lección
estudiaremos las
exhortaciones acerca del
Santuario Celestial que
emanan del estudio de
Hebreos 10:19-25.
Acceder al Santuario Celestial (vv. 19-21)
Condiciones para entrar en el Santuario Celestial (v. 22)
Vivir en el Santuario Celestial:
1. “En plena certidumbre de fe” (v. 22)
2. “Mantengamos… nuestra esperanza” (v. 23)
3. “Estimularnos en el amor” (vv. 24-25)
5. “Así que, hermanos, teniendo libertad para
entrar en el Lugar Santísimo por la sangre
de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo
que él nos abrió a través del velo, esto es,
de su carne, y teniendo un gran sacerdote
sobre la casa de Dios” (Hebreos 10:19-21)
La expresión griega traducida aquí como “Lugar
Santísimo”, significa “los lugares santos” y se usa en el
libro de Hebreos para hablar del Santuario Celestial.
Por tanto, este texto nos dice que, gracias a la carne y
la sangre de Jesús ofrecidas en la cruz, se ha abierto
un camino para traspasar el velo que nos impedía
entrar en el Santuario Celestial.
A través de Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,
podemos entrar en la presencia misma del Padre.
Gracias a esta intercesión, podemos estar seguros de
que nuestras oraciones son escuchadas en el Cielo,
donde Jesús mismo intercede por nosotros.
6. Las buenas noticias para nosotros es que nuestro Representante está en la
presencia del Padre. Sirve a nuestro favor, no siendo un sacerdote meramente
terrenal pecador. Tenemos un Sacerdote mejor. Nada separa al Padre del Hijo.
Siendo Cristo perfecto y sin pecado, no hay necesidad de tener un velo que
proteja a Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, de la santidad de Dios (Heb. 10:20).
8. REFLEXION
Medita en lo que
significa que Jesús
intercede por ti en el
cielo.
¿Por qué necesitas tanto
esa intercesión?
9. “acerquémonos con corazón
sincero, en plena
certidumbre de fe,
purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados
los cuerpos con agua pura”
(Hebreos 10:22)
Con corazón sincero
• Esta es la primera de cuatro condiciones que se presentan, y que
deberán cumplir quienes se beneficien con los méritos de nuestro
gran Sumo Sacerdote. El que se acerca con "corazón sincero" lo
hace sin fingimiento, sin hipocresía ni reservas de ninguna clase
(CBA, t. 7, sobre Heb. 10:22)
En plena certidumbre de fe
• Los que se acercan deben hacerlo con una fe firme en el poder de
Cristo para limpiar el alma de pecado e impartir gracia para vivir a
salvo del pecado. La duda y la incredulidad privan a una persona
de la capacidad de valerse de los méritos redentores de Cristo.
(CBA, t. 7, sobre Heb. 10:22)
10. “acerquémonos con corazón
sincero, en plena
certidumbre de fe,
purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados
los cuerpos con agua pura”
(Hebreos 10:22)
Purificados (rociados) los corazones de
mala conciencia
• El creyente se convierte en sacerdote
para Dios cuando está libre de pecado
por la sangre de Jesucristo, simbolizada
por el altar de los holocaustos, y ha sido
rociado por esa sangre (Lv. 8:30)
Lavados los cuerpos con agua pura
• Para ministrar como sacerdote, el
creyente ha de ser bautizado y
permanecer limpio (Jn. 13:10)
El apóstol Pablo muestra
al creyente ante las
puertas del Santuario
Celestial, habiendo pasado
ya por el altar de los
holocaustos y la fuente de
agua, convertidos en
sacerdotes (1P. 2:9)
Podemos vivir en la
presencia de Dios a través
de Jesucristo, y ser sus
sacerdotes en esta Tierra,
ministrando en favor de
los demás.
11. “Si hemos de preparar el camino
para Él, necesitamos aumentar
nuestra fe, tener menos confianza y
seguridad en lo que podemos hacer,
y mucho más confianza en lo que el
Señor está deseando hacer por
nosotros individualmente.
Necesitamos, en mucho mayor
medida de lo que tenemos ahora, el
deseo del alma de estar en
comunión con Dios. Debemos
suplicar con más fervor. Si busca al
Señor su Dios, ciertamente lo
hallará si lo busca de todo corazón
y con toda el alma” E.G.W. (Alza tus ojos, 15 de noviembre)
12. ¿Cuál es “nuestra
esperanza”?
• “aguardando la
esperanza
bienaventurada y la
manifestación gloriosa
de nuestro gran Dios
y Salvador
Jesucristo” (Tito 2:13)
¿Cumple Dios lo que
promete?
• “Bendito sea Jehová,
que ha dado paz a su
pueblo Israel,
conforme a todo lo
que él había dicho;
ninguna palabra de
todas sus promesas
que expresó por
Moisés su siervo, ha
faltado” (1ª de Reyes 8:56)
¿Cómo podemos
mantener firme nuestra
esperanza?
• “Así que, amados,
puesto que tenemos
tales promesas,
limpiémonos de toda
contaminación de
carne y de espíritu,
perfeccionando la
santidad en el temor
de Dios”
(2ª de Corintios 7:1)
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de
nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”
(Hebreos 10:23)
13. Además de la certidumbre de la salvación, es importante perseverar y mante-
ner la esperanza. En Hebreos, mantenerse firme es una apelación seria. Pare-
ce que algunos creyentes estaban resbalando de su fe y esperanza cristianas.
El apóstol tenía que animarlos a no soltarse. El texto indica a qué aferrarse:
esperanza, confianza, seguridad, confesión. Podemos hacerlo porque nuestra
esperanza no está en nosotros sino en Jesús y lo que él ha hecho por
nosotros. Cuando olvidamos esta verdad vital, perdemos la confianza.
esperanza
confianza
seguridad
confesión
14. “Y considerémonos unos a
otros para estimularnos al
amor y a las buenas obras;
no dejando de congregarnos,
como algunos tienen por
costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más,
cuanto veis que aquel día se
acerca” (Hebreos 10:24-25)
Jesús dijo claramente cómo se puede reconocer a un
verdadero cristiano: “En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35)
Pablo nos invita a estimular ese amor y el deseo de realizar
buenas obras a través de la comunión entre nosotros,
asistiendo regularmente a la Iglesia para congregarnos y
alabar juntos a Dios.
15. El desafío de amarse unos a
otros es un componente de
la conducta cristiana (Juan
13:34, 35; Gál. 5:13). Sin
embargo, amarnos unos a
otros no sucede natura-
lmente. La actividad de
“considerarse” sugiere un
pensamiento concentrado y
cuidadoso. Se nos anima a
observar a nuestros com-
pañeros creyentes, y ver
cómo podemos animarlos a
amar a otros y a hacer
buenas obras. Pero, es más
fácil provocar o enemistar a
otros que incitarlos al amor
cristiano, ¿verdad?
Entonces, consolidemos
nuestros esfuerzos en
trabajar para la comunidad,
de modo que, por nuestros
esfuerzos en amar, otros
puedan hacer lo mismo.
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16. “Como hermanos en el Señor, somos llamados a
andar por el sendero angosto de la obediencia, y a vivir
una vida santa y feliz, en comunión los unos con los otros
y con Dios. Al ver que el día del Señor se aproxima,
reunámonos a menudo para estudiar la Palabra de Dios y
para exhortarnos a mantenernos fieles hasta el fin. Estas
asambleas aquí en la tierra son el medio que Dios nos
ofrece para tener comunión entre nosotros y para
ayudarnos mutuamente a prepararnos para las asambleas
celestiales que serán parte de nuestra herencia.
Recordemos que en cada asamblea nos encontramos con
Cristo, el Maestro de las convocaciones. Es el tiempo para
mostrar un interés personal por los demás hermanos en
Cristo Jesús, y para considerarnos «unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras»”
E.G.W. (Bible Training School, 1 de febrero de 1910)
17. Pero, esta conducta es mucho más apremiante a medida que el día de la
venida de Cristo se acerca. Al comienzo de Hebreos 10:19 al 25, el autor
amonestaba a los creyentes a acercarse a Dios en el Santuario celestial, y
en su conclusión les recuerda que el Día de Dios se acerca. El retorno de
Cristo siempre debería ser un poderoso incentivo para la conducta cristiana.
18. REFLEXION
¿A quién, en tu iglesia,
deseas animar con tus
palabras, acciones, o
simplemente con tu
presencia?
Si has pensado en esto,
puedes marcar una gran
diferencia en la vida de las
personas y, a su vez, resultar
bendecido tú mismo.
19. ESTE SERVICIO ES GRATUITO Y PUEDES USARLO
Te invito a bajar y estudiar cada
una de las 13 lecciones que tratan
sobre el tema:
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Lugar
Santísimo
Lugar Santo
TEMPLO
ATRIO
Altar de los
sacrificios
Fuente
de agua