3. Es mejor comenzar con una
conversación o una entrevista de
final abierto, que se enfoque
inicialmente en las rutinas diarias
asociadas con los cuidados y la
vida familiar, que pueden ayudar
al profesional a obtener un
entendimiento de las dificultades
cotidianas que podría enfrentar un
padre o un cuidador.
4. En el contexto de una conversación
sobre un día típico, el profesional puede
explorar
de
qué
modo
las
costumbres, creencias y actitudes de la
familia afectan las rutinas diarias del
cuidado.
5. Además de explorar las
rutinas y los desafíos diarios
de la paternidad y los
cuidados, el profesional
puede usar una entrevista
para entender si el individuo
es capaz de satisfacer sus
propias
necesidades
mientras cuida a otros
miembros de la familia, y
para
comprender
como
puede hacerlo.
6. Es importante que el profesional
explore cómo los cuidadores
equilibran las demandas de
afecto para los otros con las
demandas de la escuela, el
trabajo, las tareas domésticas y
los autocuidados.
8. Las entrevistas deben conducirse
de una forma honesta, sensible y
respetuosa, que evite el juicio
pero intente identificar las
fortalezas y las necesidades del
cuidador y otros miembros de la
familia.
Después de la entrevista, el
profesional puede decidir llevar a
cabo otras evaluaciones de
habilidades y patrones de
desempeño ocupacional
específicos, como el cuidado
infantil personal o actividades
domésticas.
9. • Cuando los padres se
enteran de que su hijo
tiene una
discapacidad, pueden
albergar sentimientos
de enojo y un proceso
de duelo por la pérdida
del “hijo perfecto”.
• Entre las familias y
dentro de ellas puede
haber
una
gran
variabilidad en las
reacciones hacia un
familiar
con
una
discapacidad y las
percepciones sobre él.
10. Los padres de un niño con
discapacidades a menudo
continúan las funciones de
padres durante toda la vida del
niño hasta la adultez.
Las características de la
discapacidad pueden cambiar a
medida que el niño crece y el
tamaño del niño aumenta
CUIDAR A UN
ADULTO CON
DISCAPACIDAD
Los profesionales pueden ocuparse
del bienestar físico y psicológico
del cuidador proporcionando
soportes adicionales en el hogar y
la comunidad, haciendo
derivaciones a servicios auxiliares
de apoyo familiar.
La calidad de vida del cuidador
está ligada a la calidad de vida
de los receptores del cuidado;
por eso, tanto el cuidador como
los receptores del cuidado se
beneficiaran de una intervención
de apoyo.