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Joel S. Goldsmith
CONTENIDO


PROLOGO DEL TRADUCTOR ................................................................................................................ 1
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2
NOTA DEL AUTOR ................................................................................................................................ 5
1. LA REALIZACION DE LA INMORTALIDAD ......................................................................................... 6
2. ILUMINACION ESPIRITUAL ............................................................................................................ 10
3. CRISTO ........................................................................................................................................... 14
4. NUESTRA EXISTENCIA REAL ........................................................................................................... 20
5. ALMA ............................................................................................................................................. 26
6. MEDITACIÓN ................................................................................................................................. 31
7. ORACIÓN ....................................................................................................................................... 33
8 SANACION METAFÍSICA .................................................................................................................. 37
9 PROVISION...................................................................................................................................... 44
10 REFLEXIONES DE LA SABIDURIA DE EL CAMINO INFINITO ........................................................... 50
11. EL NUEVO HORIZONTE ................................................................................................................ 60
12. LA NUEVA JERUSALÉN ................................................................................................................. 62
EL CAMINO DE LA INFINITUD
                                 JOEL S. GOLDSMITH


No hay necesidad de mirar afuera para ver mejor,
ni a través de una ventana. Mirad al centro de vuestro propio ser
porque entre más te alejes de él, menos aprenderás.

.. Lao Tzu


La verdad está en nosotros.
Hay en cada uno un centro interior,
donde reside la verdad en todo su esplendor,
y la sabiduría consiste en abrir un camino
por el que pueda escapar ese esplendor aprisionado,
antes que en facilitar la entrada de una luz
de la que supuestamente carecemos.

.. Robert Browning


Dios ha creado su morada en nuestro corazón:
Cuando nos eleva, el resplandor de la inspiración nos calienta.
Este éxtasis sagrado brota de las semillas
que la mente divina ha sembrado en el hombre.

.. Ovidio


La mayoría de los hombres no resuelven sus problemas
en los recintos de su propia mente; buscan un directorio
para encontrar a alguien con quien consultar.

Valdivar

El reino de Dios está dentro de ti.

.. Jesús
PROLOGO DEL TRADUCTOR
Por Luis Molina F.

En este corto prólogo solo me quiero referir a la delicada tarea de traducir este maravilloso libro
preservando el espíritu de las enseñanzas del Maestro Goldsmith. Cerca de diez años me fueron
precisos para lograr esta meta. Largas horas de meditación diaria y muchas más al frente del
computador, maravillosa creación que facilita el trabajo de escribir y editar fueron necesarias para
traer al mundo de habla hispana uno de los textos más importantes con que la humanidad ha sido
bendecida. Ya lo entenderá a medida que lo lea, lo estudie y en especial, que lo comprenda y
practique. Práctica es sabiduría. Tal como está escrito en el Nuevo Testamento “En todos tus
estudios lo importante es que comprendas.”

En verdad, cada párrafo es un resumen de textos milenarios de sabiduría espiritual. Así de
inmensa fue la obra que nos dejó Joel Sol Goldsmith y que comprende miles de horas grabadas
con sus palabras que revelaron al mundo el verdadero espíritu de las enseñanzas Bíblicas, del
Cristianismo que habían permanecido ocultas por el velo de la ignorancia. Le dio tres veces la
vuelta al mundo llevando el mensaje revelador a todos los confines de la tierra.

Más de mil setecientos años pasaron para que Maestros como Joel S. Goldsmith y muchos otros
legaran a la humanidad las revelaciones que recibieron en su búsqueda de la Verdad. Las
enseñanzas de Joel S. Goldsmith, en mi humilde opinión, una de las mas maravillosas, han sido
publicadas en numerosos libros pero el texto básico es este, El Camino de la Infinitud – The Infinite
Way, publicado originalmente en Inglés en 1946. Y quiero explicar por qué he traducido Infinite
del Inglés como Infinitud. La palabra Infinito no explica el verdadero sentido. Infinito, en verdad
significa en lo finito y estas enseñanzas abarcan la Infinitud, lo Indefinible, lo Eterno. Y solo en la
medida en que transcendemos las apariencias que nos presentan los sentidos, lo finito, es como
podremos comprender las verdaderas enseñanzas. Jesús enseñó:”No juzguéis por apariencias;
juzgad pensamientos correctos.” Para ello es necesario ascender a la cuarta dimensión. De allí su
declaración:”Mi reino no es de este mundo.”

Como lo dijo el Maestro éste libro está dedicado a usted y solo usted puede obtener los frutos de
la búsqueda, la realización de la Verdad. I. J. Paderewski dijo:”El conocimiento es realmente lo
único que enriquece, pero no puede ser tomado de los demás.” En verdad la única y verdadera
riqueza es la espiritual. Lo dijo Jesús:”Buscad primero el Reino de los Cielos y su pensamiento
correcto y lo demás vendrá por añadidura.” ”Pasarán el cielo y la tierra, mis palabras no pasarán.”
”Cuando conozcáis la Verdad, al principio ella os turbará pero luego os hará libres.” Y si esa Verdad
no nos hace libres, libres de miedos, ansiedades, angustias, negatividad, entonces no es la Verdad.
Ese es el único parámetro que nos dice si lo que oímos, sabemos o practicamos es la Verdad.

Y recuerde siempre que el trabajo espiritual está simbolizado en tres eses:
Sagrado, Secreto, Silencio.

Con mi Paz Eterna,
Luis Molina F.
Bogotá, Colombia Marzo del 2007




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INTRODUCCIÓN
Por John Van Dutren

Sentado frente a una hoja de papel en blanco me preguntaba que iba a escribir a manera de
introducción a este libro que conozco tan bien. Me puse a hojearlo buscando algo que me diera
una pista para comenzar y mis pensamientos se alejaron del libro para centrarse en el misterio
esencial de mi profesión de escritor, el misterio acerca del origen de esas palabras que pienso en
escribir y son estas que estoy escribiendo.

Debo confesar que no es la primera vez que me hago esta pregunta; es algo que me sucede cada
vez que no sé lo que voy a escribir a continuación, lo cual hace que me cuestione de dónde han
surgido todas esas miles de palabras, de pensamientos que he escrito y que se han convertido en
libros y en guiones de obras teatrales. Es la clase de pregunta que uno tiende a plantearse en tales
momentos de frustración, pues en general damos por garantizado estas cosas, que son en realidad
los milagros diarios de la vida. Igual sucede cuando tomamos por garantizado el milagro de la
germinación y el crecimiento de las semillas que plantamos en el jardín y que nunca nos
sorprendemos por la confianza que tenemos de que de estos diminutos granos negros broten las
flores de la próxima estación conocida como verano.

Esa actitud era la que hacía que G. K. Chesterton le reprochara al mundo el aceptar los misterios y
milagros de la vida como algo garantizado. Es el tema de su obra muy poco conocida El Hombre
vivo, cuyo protagonista vive siempre asombrado del milagro de la vida y su anhelo de mantener
ese asombro era tal que viajó por todo el mundo para que al regresar a su hogar pudiera volver a
revivir la alegría de cortejar, fugarse y volver a casarse con su esposa, bajo seis diferentes nombres
y así nunca olvidar el increíble milagro del Amor.

Es una tragedia que vivamos en tal estado de postración, al tiempo que la vida misma parece ser
una exigencia continua para mantener nuestros negocios y trabajo. Uso la palabra "parece"
deliberadamente porque en verdad estoy convencido de que sucede todo lo contrario y sobre esta
base resulta imposible vivir lo que se conoce como una "vida rica y plena". Hasta una vida vulgar y
ordinaria es difícil. En el diario transcurrir de la vida surgen situaciones imprevistas que rompen su
normal devenir y estos obstáculos inesperados y equivocaciones se convierten en muros contra los
cuales golpeamos en vano la cabeza. Es en estos momentos en los cuales el ser humano se hace
preguntas acerca del mundo en que vive y comienza a buscar ayuda, apoyo o explicaciones.

La Religión, especialmente las formas convencionales que enseñan sobre un Dios personal que
escucha las oraciones, es posible que no dé frutos y conduzcan a la resignación, a la tristeza
piadosa y a la filosofía del materialismo puro, a la aceptación de que "Así son las cosas" induciendo
a la gente a la blasfemia.

Se necesita algo más, siempre se ha necesitado y siempre ha estado ahí permanentemente, a la
espera de ser descubierto, aunque el hombre lo pasa por alto. Es algo que se le ha escapado de
todas las enseñanzas de los Maestros que han buscado la comprensión del misterio eterno, desde
los orientales como Lao-Tzu y Shankara, hasta Jesús, los Místicos de la Europa Medioeval y los
pensadores del Nuevo Mundo. En esencia todos ellos han enseñado lo mismo, razón por la cual
Aldous Huxley tituló La Filosofía Perenne a su antología del pensamiento religioso. Esas
reveladoras respuestas han permanecido como "algo externo" al hombre, alejadas de su diario


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vivir y de sus retos, de lo cual ha surgido un esnobismo desafortunado sobre el tema, como si
fuera algo ridículo esperar resultados tangibles y prácticos. El hombre ha sido forzado a un
dualismo fatal tratando de vivir en dos planos al mismo tiempo, el material y el espiritual, ambos
aparentemente iguales y reales, sin una relación comprensible entre si, como una empresa
formada por dos socios que no se hablan. Es aquí donde pienso que este libro trasciende esta
dualidad y demuestra que los dos socios son Uno, que el mundo es Uno y que las verdades eternas
son parte esencial del tejido de la vida diaria que afirman su armonía y borran las discordias.

¿Qué es este libro? Hoy día los lectores desean que los libros tengan etiquetas para saber qué es
lo que están comprando, pero estas también los pueden desanimar y es por eso que
personalmente se me dificulta anticiparme a responder la pregunta sobre esta obra. Aunque la
mitad de la humanidad se encuentra en una apremiante necesidad consciente de encontrar las
respuestas a sus problemas no abriría un libro del que se diga que trata el tema religioso. Titúlelo
"Cómo mejorar su salud, ser más rico y más feliz" y lo comprará un gran número de personas, pero
aquellos lectores exigentes y con buen discernimiento se alejarán como lo harían al percibir un
mal olor. Si se usa el término "Metafísica" este tiene una connotación de frialdad intelectual.
Preséntelo como un libro de Ensayos y entenderemos porque a Emerson* se le lee exclusivamente
hoy día como obra literaria, y no como a un Maestro que responde las mismas preguntas.

*Ralph W. Emerson (1803-1882-Estados Unidos) es considerado uno de los grandes Maestros Espirituales de
la Humanidad.

¿Puede uno acaso llegar a todos los hombres por un mismo camino? La palabra Dios es una
palabra que aleja a muchos y está por todas partes en este libro. Mi tendencia a pedir disculpas
por esto es una muestra del problema que tengo para escribir este prólogo.

Si me resulta difícil describir este libro, lo es aún más a su autor. ¿Quién y qué es Joel Goldsmith?
¿Un Maestro? ¿Un Sanador? Son palabras de dudosa connotación para la gran mayoría,
exceptuando unos pocos y además son palabras que no usaría porque siento que el autor las
repudiaría con vigor ya que la totalidad de su Filosofía niega cualquier elemento personal tanto en
la enseñanza como en la sanación. Viene a mi mente un pasaje de este libro:

“Siempre han aparecido hombres que han traído el mensaje divino de la presencia de Dios y de la
irrealidad del mal... (Quienes) trajeron a los hombres la Luz de la Verdad han sido confundidos con
el mensaje mismo creyéndose erróneamente que esos mensajeros “externos” eran la Luz de la
Verdad cuando en realidad esta se encuentra dentro de su propia Consciencia.”

Permítame dejar momentáneamente de lado tanto al libro como al autor y volver a mi punto de
partida. En aquellos momentos de problemas y frustraciones el hombre se hace preguntas tales
como ¿“Por qué esto me tiene que pasar a mí? O también, ¿Cómo puedo hacer para impedir que
esto suceda? Busca de igual manera una explicación acerca del mundo. Yo creo que la encontrará
aquí. Tiene la esperanza de que esa explicación le sirva para sanar sus problemas. Yo creo igual
que él, siempre y cuando la comprenda correctamente. Pero quiero dar un aviso de alerta. En las
primeras páginas del libro encontrará una paradoja que lo pudiera asustar.

Comienza su búsqueda con la esperanza de hallar la solución a su problema y se encuentra con la
advertencia de que si quiere utilizar la Verdad Espiritual para mejorar las condiciones humanas de
su existencia, no lo logrará. Se le demuestra lógicamente por qué no puede lograrlo; pero

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igualmente se le dice que si busca la Verdad por la Verdad misma, su propio bien, mejorará las
condiciones de vida humana. Esto parece como sacado de un cuento de hadas, algo así como la
intervención de un Mago muy sutil actuando sobre un deseo mágico. Lo cierto es que el tema
central de los cuentos de hadas es una verdad universal. Hay una leyenda sobre un alquimista que
prometió convertir cualquier sustancia en oro siempre y cuando nadie del público presente
pensara en un mico azul. El asunto pudiera mejorarse cambiando la condición de que nadie
pensara en oro. Algo quizás imposible, pero que puede lograrse y que se tiene que lograr. “Buscad
primero el Reino de los Cielos, el pensamiento correcto, y todo lo demás vendrá por añadidura.”
Pero no podrás pensar en nada más.

El punto esencial de este libro es que enseña a remover la atención de los problemas y al hacerlo se
encontrará la solución a los mismos. Así como me ha sucedido a mí, que al alejar mi atención del
problema que me presentaba escribir el prólogo de este libro, lo he logrado finalmente sin juzgar
si es bueno o malo. La tarea que esto implica no es fácil pero es sin duda alguna esencial. Creo que
si no se obtiene una comprensión correcta del mensaje de este libro, no vale la pena vivir la Vida.

John Van Druten




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NOTA DEL AUTOR
Hay un camino por medio del cual podemos liberarnos del pecado, la enfermedad, la pobreza y de
los resultados generados por la guerra y los vaivenes económicos. Este camino consiste en un
cambio de Consciencia que consiste en comprender que la vida es espiritual y no material.

A través de los siglos, el hombre ha creído que la vida y el universo son algo material, lo que le ha
originado un temor por la vida personal y de la nación. Esto continuará así y aumentará aún más,
en la medida en que se descubran más elementos de fuerza destructivos. El último de estos
elementos que se ha anunciado es un producto químico, del que se dice que unos pocos gramos
son suficientes para destruir toda la población de los Estados Unidos y Canadá, y no parece ser el
último de los elementos de carácter destructivo. No hay una fuerza material que pueda
contrarrestar esto y mucho menos la bomba atómica. El camino de la seguridad, la armonía, y la
salud solo se obtiene mediante el establecimiento de la Consciencia espiritual.

El gran secreto reside en que a pesar de todas las creencias en contra, el verdadero poder, para
bien o para mal, no está en la materia ni en el sentido material del hombre ni del universo.
Aquellos que han logrado establecer un cierto grado de Consciencia espiritual han probado en esa
medida, la realidad del Espíritu.

El secreto de todos los Visionarios, Profetas y Santos de todas las épocas, ha consistido en
renunciar al sentido material de la existencia, para alcanzar la Consciencia espiritual de la Vida y su
accionar. La validez de esta Consciencia espiritual, se demuestra de manera práctica hoy día por
las sanaciones y regeneraciones alcanzadas por los estudiantes de las escuelas de Cristianismo
Científico, Práctico. El mundo comenzará a mirar hacia lo alto con esperanza, cuando se entere
que el éxito alcanzado en la solución de los problemas de salud, riqueza y seguridad de estos
practicantes modernos de las antiguas enseñanzas, se ha logrado exclusivamente con la renuncia
del sentido materialista de la vida, que permite la realización de la Consciencia espiritual.

Surge entonces la pregunta: ¿Cómo puede uno prepararse para alcanzar la Consciencia espiritual y
trascender el sentido materialista? La respuesta es: “Lea y estudie las verdades reveladas a través
de los tiempos sobre la Consciencia Universal, el Alma o Espíritu y sobre la creación espiritual y sus
leyes. Comprenda muy bien el sentido espiritual de estas revelaciones.”

En este pequeño libro he plasmado la Verdad espiritual, tal como la he percibido a través de más
de treinta años de estudiar las grandes religiones y filosofías de todos los tiempos, de los cuales los
últimos quince años, los he pasado dedicado a la aplicación práctica de la Verdad en los asuntos de
la vida diaria, problemas de salud, negocios, vida familiar y seguridad.

Puede estar seguro de que la Paz interior llegará, en la medida en que permanezca en la
Consciencia espiritual de la Vida y logrará la Paz en todos los asuntos diarios del devenir humano.
El mundo externo es la manifestación de la Consciencia interior de la Verdad. Usted será la única
autoridad que valide esta revelación, a medida que experimenta el cambio interna y externamente.




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1. LA REALIZACION DE LA INMORTALIDAD
“En el principio fue la Palabra y la Palabra estaba en Dios y la Palabra era Dios... Y la Palabra se
hizo carne.”

“Y la Palabra se hizo carne...” pero sigue siendo la Palabra. Al hacerse carne no cambia su
naturaleza, su carácter o sustancia. La causa se hace visible como efecto, pero la esencia o
sustancia es la Palabra, el Espíritu, la Consciencia.

De esta manera entendemos que no existe un mundo espiritual y un mundo material sino que lo
que percibimos como mundo, no es otra cosa que la Palabra hecha carne, el Espíritu hecho visible,
la Consciencia manifestada como hecho.

El error a través de la historia ha consistido en creer que existen dos mundos, uno el reino celestial
o vida espiritual y el otro el de la vida material o existencia mortal, el uno separado del otro. A
pesar de este sentido aparente que nos hace creer que hay dos mundos, los hombres siempre han
buscado la armonía cuando surgen las dificultades intentando, a través de la oración, contactar
ese otro mundo, el reino del Espíritu y lograr que el Espíritu o Dios actúe en la llamada vida
material.

Es importante empezar con la comprensión de que nuestro mundo no es un error; por el
contrario, el universo en que vivimos es el reino de la realidad sobre la cual el hombre tiene un
concepto erróneo. La tarea de restablecer la salud y la armonía en nuestra vivencia, no consiste en
despojarnos o en cambiar el mundo material, sino en corregir el concepto finito de nuestra
existencia.

El buscador de la Verdad inicia su búsqueda debido a uno o quizás a muchos problemas. Los
primeros años de su búsqueda los dedica a superar las dificultades y a curar las enfermedades, por
medio de la oración dirigida a un poder Superior, o por medio de la aplicación de leyes espirituales
a esas condiciones mortales. Llegará un día, en el cual quizás descubra que la aplicación de leyes
espirituales a los problemas humanos no funciona, o no actúa como lo hacía en el pasado, o bien
se da cuenta que ahora no tiene tanta satisfacción o inspiración en su estudio. Finalmente es
conducido a la gran revelación, de que los mortales se hacen Inmortales cuando desaparece la
mortalidad, es decir, la Inmortalidad espiritual y su armonía no hace parte de la condición
humana. Dios no crea la condición humana ni maneja los asuntos materiales. “Pero el hombre
natural - humano – no ha recibido las cosas del Espíritu Divino, pues son necedades para él;
tampoco puede conocerlas porque exigen el discernimiento espiritual.”

¿Estamos buscando “las cosas del Espíritu de Dios” con propósitos humanos o verdaderamente
buscamos “deshacernos” de lo mortal para permitir el establecimiento de la armonía del reino
espiritual?

En el proceso de enfrentarnos a los poderes de este mundo mediante el esfuerzo, la lucha y la
competencia y mientras combatimos la enfermedad, el pecado, y la escasez, el sentido espiritual
nos revela que “Mi Reino no es de este mundo.” Solo en la medida en que trascendemos el deseo
de mejorar lo humano, entenderemos esta sabia afirmación. Solo cuando trascendemos el deseo



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de mejorar lo humano, percibimos los primeros destellos del significado de la afirmación “Yo he
superado el mundo.”

No hemos superado el mundo si buscamos sentir menos los dolores del mundo y deseamos
disfrutar más de sus placeres y beneficios. Al no situarnos por encima de esta lucha frente a los
asuntos mundanos, no entraremos al reino de los asuntos celestiales.

“Porque todo aquello nacido de Dios transciende lo del mundo.” Solo la Consciencia Espiritual
transciende el mundo, sus dolores y placeres. Esta evangelización de nuestra humanidad, no se
alcanza mediante la fuerza mental o el poder físico; solo se logra mediante el desarrollo del
sentido espiritual de la existencia, cultivando la dedicación total del pensamiento hacia los asuntos
del Espíritu. “Porque todo lo que es del mundo, el placer de la carne y el placer de los ojos y el
orgullo no son del Padre sino del mundo.” Es esta la afirmación que nos sirve de guía. Vigila tus
pensamientos, aspiraciones y ambiciones, aunque sea por un corto tiempo y observa si tu mente
está enfocada en tu salud, en la satisfacción de los sentidos o en las ganancias mundanas.
Aprende, en la medida en que aparecen estos pensamientos mundanos a rechazarlos, porque
ahora no estamos en el camino de mejorar los asuntos del mundo sino en el proceso de realizar el
Reino Espiritual.

“No ames el mundo ni las cosas que son del mundo. Si el hombre ama el mundo, el Amor del Padre
no está en él.” ¿Suena esto como que debiéramos volvernos ascetas? ¿Deseamos ahora una vida
distinta de una vida normal, llena de alegrías y prosperidad? No te engañes. Solo quienes han
aprendido a mantener su atención enfocada en los asuntos del Espíritu, disfrutan a plenitud los
placeres del hogar, de la amistad y del éxito en los negocios. Solo aquellos que en alguna medida
permanecen centrados en la Divinidad han encontrado protección, seguridad y Paz en medio de
un mundo desgarrado por la guerra. El sentido Espiritual no nos remueve de nuestro entorno, ni
nos priva del Amor y la compañía que son tan importantes para una vida plena. La vida se sitúa
entonces, en un nivel más elevado, donde no está a merced de los cambios, de la suerte o de las
pérdidas, pues se hace evidente el valor espiritual en lo que llamamos la escena humana.

“No trabajes para la carne que perece, sino para la carne que es Vida Eterna... Porque el Reino de
Dios no es ni carne ni bebida; es pensar correctamente, es Paz y alegría en el Espíritu Santo.”

Cuando te encuentres enfrentado a un problema humano déjalo a un lado, cualesquiera que este
sea, y en vez de tratar de mejorar la situación, hazte consciente del Espíritu Divino en ti que
disuelve lo que parece humano y revela la armonía espiritual, aunque se dé la impresión de que se
ha mejorado la salud o la condición financiera humana. Cuando Jesús alimentó a la muchedumbre,
fue su Consciencia espiritual de la abundancia lo que apareció en forma de panes y peces. Al curar
a los enfermos, fue su Consciencia de la Divina Presencia lo que apareció como salud, fortaleza y
armonía.

Lo anterior puede resumirse en las palabras utilizadas por Pablo: “Pon tus anhelos en las cosas de
lo Alto y no en las cosas de la tierra.”

Vivimos en realidad en el Universo Espiritual, pero el sentido de lo finito nos presenta una imagen
distorsionada. Si mantenemos fijo nuestro pensamiento en la imagen que tenemos frente a
nosotros – “este mundo”- nos vemos en la necesidad constante de mejorarlo o de cambiarlo. Tan
pronto elevamos nuestra visión, es decir, nos olvidamos de lo que hemos de comer, beber o vestir

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comenzamos a contemplar la realidad espiritual que no parece ser más que creencias mejoradas,
pero en verdad, es la mismísima realidad. Esta realidad trae consigo alegrías indescriptibles, aquí y
ahora, placeres que transcienden la más osada de las imaginaciones, el Amor de todos aquellos
con quienes tenemos contacto, incluyendo el de quienes no saben del origen de la vida que hemos
descubierto.

“Mi Paz os dejo, mi Paz os doy; no como la Paz que da el mundo, os doy Yo.”

“Hemos recibido ahora no el espíritu del mundo sino el Espíritu de Dios... Cosas que también
hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría del hombre, sino con las que enseña el
Espíritu Santo... Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios pues, son necedades
para él: y no puede conocerlas porque requieren del discernimiento espiritual.”

Es en este punto en el que nos perdemos con más frecuencia! Cuántas veces intentamos
comprender la sabiduría espiritual con el intelecto humano! Esto nos produce una indigestión
mental, porque tratamos de digerir el alimento espiritual con la mentalidad humana equivocada.
Así no funciona. La Verdad no es un proceso de razonamiento humano; ella exige el
discernimiento espiritual. Por regla general, la Verdad no apela a la razón, y cuando parece que
apela a la razón tenemos que buscar aún más profundamente para saber si se trata realmente de
la Verdad. Hay que dudar de toda verdad que parezca razonable.

¿Le parecen razonables las cosas que hizo Jesús, como caminar sobre el agua, alimentar
multitudes con unos pocos panes y peces, curar a los enfermos y resucitar a los muertos? Si la
razón pudiera comprender el Principio que respalda estas actividades, todas las iglesias estarían
ensenándolas como algo fácil de alcanzar y recomendarían hacerlo. Pero este Principio solo puede
ser comprendido por el Sentido Espiritual, la Conciencia Espiritual, que debidamente preparada
puede hacer las mismas cosas que Cristo siempre ha hecho. Lo que fue posible para la Consciencia
Crística en los tiempos de Jesús, también lo es ahora para ese mismo nivel de Consciencia Crística.

Ahora estamos comprometidos en el establecimiento del sentido Espiritual, y triunfaremos en la
misma proporción en la que relajemos la lucha mental y seamos receptivos a las cosas que nos
enseña el Espíritu Divino. Es mejor mantener nuestra visión centrada en lo Alto y no tratar de que
el Espíritu maneje nuestros cuerpos y nuestros asuntos materiales. Al “descender de nuevo a las
cosas del mundo”, veremos cómo desaparecen las desavenencias y las limitaciones sensoriales
para que surja la realidad.

El Reino de Dios no es concebido como algo material de mejor calidad, ni tampoco como un
vocabulario especial de la Verdad. Sin embargo, los frutos que surgen de la comprensión espiritual
son: Una mayor armonía, Paz, prosperidad, alegría, compañía y relaciones ideales.

“A causa de esto, damos Gracias a Dios sin cesar, porque cuando habéis recibido la palabra de Dios
que oísteis de nosotros, no la habéis recibido como palabra de los hombres pero tal como es en
verdad, palabra de Dios que surte efecto en quienes creen...” – comprenden.

Para recibir la palabra de Dios, el sentido espiritual, es necesario sentir antes que razonar. En la
Biblia esto se describe como recibir la palabra “en el corazón.” Es muy importante tener presente,
que el desarrollo de la Consciencia espiritual genera una Gracia mayor para sentir la armonía del
Ser. Ninguno de los sentidos ver, oír, gustar, tocar u oler nos revelan la verdad, la armonía

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espiritual, lo que indica que esta debe proceder de una facultad superior, la Intuición, que actúa a
través del sentir. Por eso hasta ahora cuando nos sentábamos a Orar o a Meditar, inmediatamente
fluía un torrente incesante de palabras y pensamientos. Quizás solo afirmábamos la verdad o
negábamos el error. Ahora es fácil comprender, que todo esto es producido en el ámbito de la
mente carnal, humana.

Cuando cultivamos el sentido espiritual, nos hacemos receptivos a los pensamientos que surgen
de nuestro interior. Aprendemos a escuchar la Verdad antes que a hablarla. Nos sintonizamos de
tal modo con el Espíritu, que sentimos la armonía divina del Ser, la presencia Divina. Al
transcender los cinco sentidos físicos, nuestra facultad Intuitiva asume su papel receptivo y
responsivo a las cosas del Espíritu y comenzamos una nueva existencia, como resultado de nuestro
renacimiento espiritual.

Por eso, hasta ahora solo nos habíamos ocupado con la palabra de Verdad, pero a partir de ahora,
solo con el Espíritu de Verdad. Ya no nos preocupa tanto lo que es la Verdad, sino el sentir la
Verdad. Esto se logra en la medida en que pensamos menos en la letra y damos más importancia
al sentir, a la receptividad. Haciendo un paréntesis, esta palabra “sentir” también se refiere a la
Consciencia, al conocimiento, a un sentido de la Verdad. No hablamos ahora de la Verdad, sino
que recibimos la Verdad y aquello que recibimos en el Silencio, es expresado desde lo Alto con
autoridad.

La sanación espiritual es el efecto natural de una conciencia iluminada por la Divinidad. Estamos
iluminados solamente cuando somos receptivos y respondemos a la iluminación espiritual.

Estamos equivocados con respecto a la Inmortalidad, cuando pensamos que es la Inmortalidad de
la personalidad humana o sentido personal. La muerte no es causa de la Inmortalidad, ni elimina el
sentido personal; tampoco si la vida se extendiera indefinidamente garantizaría la Inmortalidad.

La Inmortalidad se hace realidad, en la medida en que se transciende el sentido personal bien sea
aquí o después de aquí. Al despojarnos del ego personal obtenemos la Consciencia de nuestro Ser
real, nuestro Yo verdadero, la Consciencia Divina, alcanzando así la Inmortalidad. Esto puede
lograrse aquí y ahora.

La muerte es el resultado de nuestro deseo de perpetuar lo falso, el sentido de lo material, del
cuerpo y de la riqueza.

El primer paso para la realización de la Inmortalidad, es vivir desde el centro de nuestro ser,
proyectándonos generosamente desde allí, antes que en acumular lo externo: Es el sentido de dar,
antes que el de recibir; el de Ser, antes que el de obtener. En este nivel de Consciencia no hay
condena, juicio, odio o temor; solo existe un sentimiento continuo de Amor y tolerancia.

No resulta nada fácil poder expresar la alegría y la Paz de la Inmortalidad, porque para quienes
pretenden mantener sus ideas de sí mismos, la Inmortalidad les parecería la extinción de todo.
Pero no es así; por el contrario, preserva eternamente lo que es real, fino, noble, armonioso, el
donaire, el desprendimiento y la Paz. Es la realidad que surge a la Luz en lugar de la ilusión
sensorial. Es el conocimiento consciente de la Infinitud Individual del Ser, que reemplaza al sentido
finito de la existencia.


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El egoísmo y la vanagloria desaparecen al tomar Consciencia de la Divinidad de nuestro ser. Con
esta comprensión, se dan la paciencia y la tolerancia con aquellos que todavía se encuentran
luchando en su Consciencia mortal, material. Es estar en mundo sin ser del mundo.



2. ILUMINACION ESPIRITUAL
La iluminación espiritual nos permite discernir la realidad Espiritual, donde parece que reina el
concepto humano. El sentido espiritual discierne la realidad de lo que aparece como concepto.

La evolución de la Consciencia espiritual comienza cuando nos damos cuenta por primera vez, que
lo que contemplamos a través de los sentidos de la visión, la audición, el gusto, el olfato y el tacto,
no es la realidad de las cosas. El primer rayo de iluminación nos brinda destellos de la naturaleza
divina, eterna e inmortal, dejando completamente a un lado las apariencias, lo que a su vez logra
que las apariencias sean incluso menos reales y la iluminación aún mayor.

Nuestro avance Espiritual se da en proporción directa a la iluminación, que nos habilita para vivir
cada vez más la Realidad. Sabemos que el escenario humano es percibido equivocadamente,
debido a la percepción incorrecta, por eso debemos abandonar cualquier idea de ayudar, curar,
corregir o cambiar la imagen sensorial que percibimos, y así podremos empezar a ver la Realidad
divina siempre presente.

La iluminación espiritual, empieza a manifestarse en nosotros en la medida en que damos el
primer paso serio en la búsqueda de la Verdad. Creemos entonces que somos nosotros los que
estamos buscando el bien o la verdad, pero en realidad es la Luz que brilla en nuestra Consciencia,
la que nos obliga a dar los pasos que estamos dando. El avance de nuestra comprensión espiritual
es dado por la Luz, que se hace cada vez más intensa en nuestra Consciencia despejando la
oscuridad sensorial. Este flujo de Luz seguirá hasta que se restablezca plenamente nuestra
verdadera identidad, que es la de “Yo Soy la Luz del Mundo.” Cuando no estamos iluminados,
forcejeamos con las fuerzas del mundo; tenemos que trabajar; tenemos que luchar para preservar
nuestro lugar y posición en el mundo; tenemos que competir por riquezas y honores. Nos
disgustamos ocasionalmente con nuestros amigos; más aún, nos mantenemos en una lucha
permanente con nosotros mismos. Las riquezas personales no dan ninguna seguridad, a pesar de
que la intensa batalla que se ha dado para obtenerlas haya sido ganada.

La Iluminación trae consigo Paz, al igual que confianza y certeza, pero en especial, trae el reposo
que nos libera de las luchas contra el mundo, y por esto fluye hacia nosotros todo lo bueno, a
través de la Gracia. Comprendemos ahora claramente que no vivimos porque adquirimos,
ganamos o alcanzamos las cosas. Vivimos por la Gracia, todo lo poseemos como don Divino y no
tenemos que conseguir el bien porque ya lo tenemos.

“Hijo permanece siempre en Mi porque todo lo que tengo es tuyo.”

Los placeres y los éxitos del mundo son nada, comparados con las alegrías y los tesoros, que ahora
se manifiestan ante nosotros a través del sentido espiritual. A la Luz de la Verdad, los triunfos más
grandes y las más grandes alegrías terrenales son nada, mientras que los tesoros del Alma tienen
una gloria desconocida, imposible de imaginar por los cinco sentidos.


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Cuando el hombre posee la Luz divina en sí mismo, gana su libertad en el mundo y goza de la
seguridad frente a todos los peligros humanos y terrenales. Esta época que vivimos encierra
grandes terrores y temores para muchos. Los iluminados saben que el bien no aparece ni
desaparece, porque la actividad espiritual es siempre plenitud, tal como se los ha revelado su
iluminación, que enseña la realidad divina de las cosas y les hace ver que están anclados en el
Alma, en la Consciencia Divina, la Paz espiritual, la serenidad y la protección.

Los iluminados no tememos a nada en el mundo, porque este no es otra cosa que la proyección de
Todo lo que poseemos en nuestro interior. Disfrutamos de una seguridad real, dada por la
convicción de que somos seres individuales que lo poseemos Todo, gracias a la Consciencia
espiritual, la Infinitud y por ello, no reconocemos como verdaderas las evidencias que nos
presentan los sentidos.

La iluminación espiritual revela la armonía del Ser y diluye la evidencia de los sentidos. La
iluminación no altera nada en el Universo pues, este es un universo poblado por los Hijos de Dios;
lo que si cambia es nuestro concepto del Universo.

Este es apenas el comienzo del análisis del amplio tema, y mientras lo discutimos mantengámonos
lo más lejos posible del mundo sensorial, y permanezcamos anclados con plena Consciencia, en la
realidad espiritual.

Siempre han aparecido hombres que han traído el mensaje divino de la presencia de Dios y de la
irrealidad del mal: Buda en la India, Lao-Tzu en la China y Jesús de Nazaret. Quienes trajeron a los
hombres la Luz de la Verdad han sido confundidos con el mensaje mismo, creyendo
erróneamente, que esos mensajeros “externos” eran la Luz de la Verdad, cuando en realidad esta
se encuentra dentro de la propia Consciencia individual.

Al adorar a Jesús, los hombres olvidaron el Cristo; la devoción a Jesús, hizo que se perdiera la
comprensión de Cristo. Al buscar la realización del Bien a través de Jesús, el hombre perdió la
oportunidad de encontrar al Cristo Omnipresente en su propia Consciencia.

En ambos casos, el mensajero corresponde al advenimiento de Cristo en la Consciencia individual y
una vez que esto es comprendido, se obtiene la liberación de toda limitación causada por el
sentido personal.

Jesús dijo: ”Si Yo no me marcho, el Espíritu de Verdad no entrará en Vosotros.” ¿No es esto lo
suficientemente claro para que todos entendieran? Si no nos alejamos del sentido personal de
salvación, de la necesidad de un mediador o de un guía, no podremos encontrar la gran Luz en
nuestras propias Consciencias.

La Iluminación espiritual no viene a través de una persona; ella viene del Cristo Impersonal, la
Verdad Universal, la Consciencia iluminada del Yo en cada uno de nosotros.

La Consciencia iluminada diluye el sentido personal del Yo con sus problemas, enfermedades,
envejecimiento y fracasos. Revela el Verdadero Yo, YO SOY EL QUE SOY, el Ser ilimitado, sin
apegos, sin preocupaciones, armonioso y libre. Este Yo Verdadero Individual, se nos revela cuando
nos retiramos cada día a nuestro interior, y aprendemos a “escuchar” y a estar en estado de

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vigilia.* Permitimos igualmente que el Alma o el Espíritu Divino nos guie suavizando y preparando
el camino, antes que preocuparnos por el trabajo cotidiano, o por el mañana, e igualmente le
permitimos cubrir nuestra retaguardia, para salvaguardar cada paso que damos movidos por la
ilusión de los sentidos.

*Nota del traductor: El estado de Vigilia se refiere a una vigilancia constante para que los pensamientos
negativos o ilusorios que generan los sentidos no entren en nuestra Consciencia.

La conciencia iluminada sabe que es manifestación de la Infinitud, la Presencia todopoderosa, que
nos hace prosperar por nuestras acciones y nos bendice con cada pensamiento que tenemos. Sabe
igualmente, que nuestros pensamientos son bendiciones para todos aquellos que nos encuentran
en el camino de la vida.

Cuando el fuego de la Verdad y del Amor ilumina nuestra Consciencia, destruye el miedo, la duda,
el odio, la envidia, la enfermedad y la discordia. Esta pureza de Consciencia irradia nuestro
entorno y es percibida por quienes nos rodean, sintiendo que sus pesados fardos se hacen
livianos.

Es imposible “Ser la Luz del Mundo” y no disipar la oscuridad de aquellos que llegan a nosotros.

Tenemos que ser conscientes de que todo el bien que recibimos, es la manifestación de nuestra
propia Consciencia, aún cuando a veces pareciera que viene a través de otro individuo. Hay que
entender con claridad, que toda apariencia del mal es una percepción errónea de la armonía, y por
tanto, no hay necesidad de temer ni de odiar; solo así lograremos transcender la ilusión, para
permitir la manifestación de lo real y verdadero. Solo la Consciencia iluminada puede mirar la
apariencia del mal y percibir la realidad divina. Solamente la Consciencia Crística puede despojar al
error de su apariencia real, y al hacerlo, lo priva de su ponzoña.

La iluminación espiritual nos revela que no somos seres mortales, ni siquiera seres humanos, que
somos en verdad seres espirituales puros, Consciencia Divina, Vida autosuficiente, Mente
Absoluta. Esta Luz destruye la ilusión creada por los sentidos.

La iluminación disuelve los lazos materiales, y enlaza a los hombres con los lazos dorados de la
comprensión espiritual, reconociendo únicamente el liderazgo de Cristo. No conoce ritual distinto
al del Amor universal, Divino, Impersonal y la única adoración es la de la Llama Interior que
siempre ilumina el templo del Espíritu. Esta unidad es el estado libre de la hermandad espiritual.
La única restricción es la disciplina del Alma, por lo cual, nuestra libertad no es adquirida ni
depende de nada externo; somos la unidad cósmica, sin limitaciones de ningún tipo y rendimos
culto a la Divinidad, sin necesidad de ceremonias ni credos.

El Iluminado camina sin temor... por la Gracia Divina.

Estar orientado espiritualmente es saber que somos la realización divina, que somos ese punto en
el cual brilla la Divinidad. Saber con certeza que cada individuo es la presencia de la Divinidad, que
todo lo que existe es la presencia Divina en distintas manifestaciones, es señal de haber alcanzado
la Consciencia espiritual. Comprender que lo que vemos , oímos, gustamos, olemos y tocamos,
todo aquello que nos reportan los cinco sentidos es el concepto finito, ilusorio de la realidad y de



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ninguna manera es el mundo espiritual, que conocemos solamente por medio del sentido
espiritual.

Nuestra Consciencia Crística contempla a la Divinidad manifestándose por doquier, a través de la
neblina ilusoria creada por el sentido personal. Sabe igualmente que no existen pecadores que
necesitan reformarse, ni enfermos que curar, ni pobres que enriquecer. La iluminación espiritual
nos revela, que toda la creación es una manifestación de la Divinidad diluyendo así, los conceptos
erróneos o imágenes que nos presenta el sentido mortal finito.

La Luz de la Consciencia individual hace conocer al mundo como obra de la Divinidad, el universo
real habitado por sus Hijos. Con este conocimiento, desaparece la escena mortal, humana,
sensorial de “este mundo” haciendo su aparición “Mi Reino”, la creación percibida en su realidad
divina, tal y como es en verdad.

Del mismo modo percibe la existencia de la compañía interior que siempre está en nosotros;
sentimos un fervor interior, una presencia real y una confianza divina. A veces, sentimos como si
una mano fuerte tomara las nuestras, o tenemos la visión de un rostro sonriente a nuestro lado.
Nunca estamos solos y lo sabemos. Esta maravillosa Presencia nos da reposo y nos relaja, para
hacerle frente a las exigencias del mundo, dándonos la alegría de la Paz; es, en verdad, el mandato
de “Aquiétate y permanece en Paz”, ante los problemas o exigencias de la existencia humana, es la
influencia curativa que perciben quienes nos rodean.

Esa Presencia interior de la que somos conscientes es la Verdad misma, que se nos manifiesta
como Presencia, Poder, Compañía, Luz, Paz e influencia curativa, Cristo mismo. La vivencia de este
Ser interior es el resultado de nuestra gran iluminación espiritual, de una cultivada Consciencia
espiritual. Es este el Dios verdadero, que cura nuestros males y camina delante de nosotros para
armonizar nuestro paso por la vida. Es nuestra verdadera riqueza, y se manifiesta en esplendorosa
abundancia. Ninguna circunstancia, o situación humana puede afectar nuestros ingresos, o
nuestra riqueza, cuando permanecemos en esta conciencia de la Presencia del Amor.

Al hacerse consciente de su Ser real interior comprende, que usted no nace ni muere, ni es joven
ni viejo, que no hay salud ni enfermedad, solo la armonía eterna del Ser. Esta verdad hace
desaparecer cualquier ilusión sensorial, y revela la Infinitud, la armonía de nuestro Ser; elimina la
muerte y revela la Inmortalidad. Cualquier pensamiento distinto a la Presencia Divina que pudiera
tener, debe desaparecer para poder beber el agua pura de Vida y comer la carne espiritual de la
Verdad.

Cuando liberamos nuestro corazón de los errores del yo ilusorio, el egoísmo, los falsos deseos, la
ambición y la codicia, reflejamos nuestra verdadera Luz, tal como lo hace un diamante al reflejar
su propia Luz interior.

Hacia el año 500 A. de C. se escribió lo siguiente: “Puede suceder, con cierta facilidad, que un
hombre cuando se esté bañando se pare sobre una cuerda e imagine, que puede ser una
serpiente. El pánico se apodera de él, y comienza a temblar anticipando en su pensamiento, la
agonía que le puede causar la mordedura venenosa de la serpiente. ¡Qué alivio experimentará
este hombre, cuando vea que la cuerda no es una serpiente! La causa del pánico debe buscarse en
el error de su discernimiento, en su ignorancia, la ilusión sensorial. Si en un principio hubiera
reconocido la verdadera naturaleza de la cuerda, no habría perdido su tranquilidad mental; se

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habría relajado y su alegría y felicidad no se habrían alterado. Es este el verdadero estado mental
de quien ha transcendido el yo ilusorio, personal, al eliminar la causa de todos los problemas,
inquietudes y vanidades, reconociéndolos como espejismos, sombras, como un sueño.”

La iluminación revela que no existe el error, que lo que parece ser una serpiente – pecado,
enfermedad, discordia, muerte – es la realidad misma, que es mal interpretada por el sentido
finito, carnal. Por eso, lo irreal no debe ser odiado, ni temido ni resentido, sino reinterpretado
hasta alcanzar la convicción, por medio del sentido espiritual de la verdadera naturaleza de la
cuerda, la realidad misma. La serpiente – enfermedad, discordia- no es más que un estado mental,
que no tiene validez en la realidad externa. Es muy importante comprender con absoluta claridad,
que la ilusión sensorial nunca se manifiesta externamente.

La iluminación espiritual se hace realidad viviendo en la Consciencia de la Perfección, que exige
una constante reinterpretación en términos reales, de lo que nos aparece como realidad frente a
nosotros. Día y noche, nos vemos enfrentados a apariencias discordantes, y estas tienen que ser
inmediatamente reinterpretadas, a través de nuestra comprensión de “la nueva lengua”, la del
Espíritu.

Cada incidente en nuestra vida diaria, nos presenta la oportunidad inmediata para usar nuestra
comprensión espiritual y corregir la apariencia; cada vez, que usamos nuestras facultades
espirituales en esta tarea, aumentamos nuestra comprensión espiritual, la que a su vez nos revela
aún más la Luz de la Verdad. “Orad constantemente... Y conocerás la verdad y la verdad os hará
libres.” Al traducir las imágenes, e incidencias de la experiencia diaria de la vida usando la nueva
lengua, el lenguaje Espiritual y la Consciencia se expanden a tal punto, que la traducción sucede
sin necesidad de pensar. Se convierte en un estado habitual de la Consciencia, en percepción
constante de lo real, lo verdadero.

Solo de esta manera y de ninguna otra, logramos que nuestras vidas evolucionen armoniosamente
desde el centro de nuestro Ser, sin la necesidad de pensar. En lugar de que nuestra existencia se
convierta en una feria de “milagros”, esta se vive como una manifestación continua del bien
mismo. En vez de hacer ingentes esfuerzos, para lograr que lo bueno nos llegue, nuestro bien
verdadero surge a nuestra vida desde lo más recóndito de nuestro Ser, sin necesidad de ningún
esfuerzo consciente, ya sea mental ó físico.

No dependemos de nada ni de nadie, ni siquiera de nuestro propio esfuerzo. La iluminación
Espiritual nos hace confiar en la Divinidad, que se manifiesta y revela a sí misma, de manera
individual, haciéndonos dejar a un lado los esfuerzos personales.



3. CRISTO
Las Antiguas Escrituras Sagradas revelan que, “es difícil entender que al regalar comida obtenemos
más fuerza; que al donar ropa a los demás manifestamos más belleza, y que si reposamos en
moradas de verdad y pureza, adquirimos grandes tesoros.”




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Abraham, padre de los Hebreos, cimentó la prosperidad de su pueblo con la idea del diezmo,
consistente en donar una décima parte de los ingresos propios para actividades espirituales, para
obras caritativas, sin pensar en recompensa alguna o en recuperar la inversión.

“La Inmortalidad solo puede establecerse mediante continuos actos de benevolencia y la
perfección se obtiene con la compasión y la caridad.” Mientras más elevado es el Amor
desinteresado que expresamos, más cerca estaremos del reconocimiento consciente del Yo
verdadero, el Ser real.

El “Yo” personal solo se preocupa de los deseos, de obtener, desear, conquistar, acumular,
mientras que el Yo individual real, da, sirve, comparte y bendice. El sentido del Yo personal, se
forma por la percepción sensorial de las experiencias humanas y está plagado de limitaciones y
errores. El Yo verdadero es la Infinitud individualizada de las ideas y actividades expresadas
eternamente, sin limitaciones ni restricciones.

El Yo personal se ocupa principalmente, de los problemas y asuntos personales, expandiendo sus
fronteras, para incluir a los miembros de la familia inmediata o a un círculo de amigos. Muchas
veces, este sentido personal del Yo participa en obras caritativas y de beneficio social, pero al
analizar las motivaciones, vemos que no es más que el Yo ilusorio, en busca de reconocimiento. El
Yo verdadero, el Ser real, se proyecta desde nuestro interior y bendice todo aquello con que entra
en contacto; se reconoce fácilmente por el desprendimiento, porque no exige nada a cambio, ni
recompensa ni reconocimiento, ni ningún tipo de engrandecimiento personal. No es una entidad
débil, o un objeto que los mortales puedan manipular, porque difícilmente lo conocen o perciben.

Acuden a la mente dos maravillosas ilustraciones, para demostrar la diferencia que existe entre el
sentido personal, ilusorio del Yo y el Yo Inmortal.

Siddhartha, que había abandonado su hogar y su familia para dedicarse de lleno a la búsqueda de
la verdad, recibió finalmente la iluminación convirtiéndose en Buda, el Iluminado o tal como lo
conocemos, el Cristo de su tiempo. Su padre, un gran rey que estaba a punto de morir, lo manda a
buscar rogando por su pronto regreso. Cuando lo tuvo en frente se dio cuenta de que lo había
perdido, en el sentido del yo personal, la relación padre e hijo, a pesar de lo cual le reclamó,
diciéndole:” Te ofrecería mi reino, pero sé que lo considerarías algo así como cenizas.” Buda le
replicó: “Sé que el corazón del rey está lleno de Amor... pero permitamos que los lazos del Amor,
que te han mantenido unido con el hijo que perdiste, abracen con igual devoción a todos tus
semejantes, y recibirás en tu corazón a alguien más grande que Siddhartha, al Ser de Luz, el
Maestro de la Verdad, el Virtuoso Predicador y la Paz Divina.”

La otra historia maravillosa se refiere al gran Maestro Jesús. “Mientras hablaba a la gente, llegan
su madre y sus hermanos y quedándose afuera lo mandan llamar. Había mucha gente sentada a su
alrededor. Le dicen:” Tu madre y tus hermanos y hermanas te esperan afuera” y señalando a sus
discípulos respondió: “¿Quienes son mi madre y mis hermanos y hermanas?” Y mirando en torno a
los que estaban a su alrededor, dijo:”Contemplad quienes son mi madre y mis hermanos y
hermanas. Porque quienes hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi
hermano, mi hermana y mi madre.”

En la medida en que nos iluminamos espiritualmente, vienen a nuestro encuentro aquellos que
buscan su liberación de la oscuridad material, la enfermedad, el pecado, la limitación, el temor, la

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inquietud y la ignorancia. Podemos ayudar en esa tarea liberadora, solo en la medida en que
comprendemos que tanto la calidad como la actividad del Alma son impersonales, y que en su
propia manifestación universal se individualiza.

Por medio de la meditación, o de la comunión interior, nos hacemos receptivos a la Verdad, que se
revela en nosotros y es a esto lo que llamamos oración. Nuestra oración no debe estar conectada
con algo externo, así sea un mal llamado paciente. En verdad, la oración no es un proceso ni una
combinación de palabras, o pensamientos, como tampoco es una declaración, ni afirmaciones, ni
negaciones. La oración, es un estado de Consciencia en la que vivimos la armonía, la perfección, la
unidad de la existencia, la alegría, la Paz, el dominio. Con frecuencia, durante la meditación u
oración, el individuo recibe revelaciones específicas como frutos de su Consciencia del Ser real.

Innumerables han sido las veces que se nos ha revelado que el talento, la habilidad, la educación y
la experiencia individual son en verdad la manifestación de la Consciencia de cada uno, bien sea
artista, músico, vendedor, empresario, actor o lo que sea. Podemos concluir que la Consciencia, se
expresa a sí misma en forma individual y por lo tanto, siempre manifiesta oportunidades,
reconocimiento y receptividad. Por eso, como la Consciencia está siempre manifestándose a sí
misma, a través de nosotros en forma individual, no puede existir un don que no se haga realidad,
talentos y habilidades que no se expresen; tampoco pueden existir esfuerzos que no sean
recompensados. En otras palabras, todos los esfuerzos y actividades son expresión de las
capacidades y aptitudes de la Infinitud, la Conciencia, que se hacen realidad de manera individual.
Ser conscientes de esta Verdad hace que desaparezca la ilusión del desempleo, de la falta de
ingresos, o de la carencia de cariño y aprecio. Es muy importante tener presente en todo
momento, que las palabras que carecen de la convicción perceptiva de la Consciencia de Verdad
son como “nubes sin lluvia”, “vanas repeticiones”, en una palabra, nada.

De igual forma se nos ha revelado que solo hay Una Vida, y que esta nunca se halla en peligro de
enfermedad, accidente o muerte. Esta es la Vida que vivimos individualmente. Nunca es necesario
tratar de sanar a una persona o a un animal. Lo que sí es absolutamente necesario es estar
siempre atentos, para no aceptar como real la apariencia de lo ilusorio, en nuestro pensamiento,
ni de ningún poder o actividad distinta a la Ley Única de Vida, el Alma! Cuando vivimos
permanentemente en esta Consciencia de la Verdad, del bien, de la armonía desaparece la ilusión
creada por los sentidos, bien sea en la forma de una persona enferma o pecadora. Afirmar con
palabras, que la ilusión sensorial es una ilusión, no ayuda para nada. La percepción se hace real,
solo cuando somos conscientes de esta verdad, surgiendo entonces, un mundo en el cual la
sanación y la regeneración, y aún la resurrección, son totalmente normales en el diario vivir.

Hace poco le escribí a un amigo con ocasión de su cumpleaños lo siguiente, y sé que no se
molestará si lo comparto con ustedes:

“Como regalo de cumpleaños desearía que nunca los cumplieras para que de esta forma, te
acostumbres a la idea de que la Vida es una continuidad consciente, que no se interrumpe jamás,
que nunca se detiene; es un conocimiento consciente de evolución progresiva.

En verdad, no hay interrupción en la evolución de la Consciencia en ningún nivel, ni se pierde el
conocimiento consciente del cuerpo, como tampoco se pierde la Consciencia de un talento
artístico, musical o de cualquier otro tipo una vez aprendido.


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La Consciencia se proyecta desde el interior haciéndose real en el mundo externo y su origen es
ilimitado, es la Infinitud del Ser que se hace individuo, tú, con todas las variedades, formas y
expresiones posibles de esa Infinitud.

La muerte no es más que una creencia, que surge de la ignorancia creada por el pensamiento, que
nos convence de que la Consciencia pierde el sentido corporal, individual. La Inmortalidad es el
conocimiento de la Verdad, de que la Consciencia es eternamente consciente de su propia
identidad, cuerpo, forma o expresión. La Consciencia consciente de su Infinitud es Inmortalidad
realizada, aquí y ahora. El conocimiento de la Consciencia, que se manifiesta eternamente en
formas individuales creadas o manifestadas en sí mismas, es la Inmortalidad, aquí y ahora. Esa
Consciencia eres tú.”

La Consciencia espiritual es conocimiento de que la armonía simplemente es, lo cual nos libera del
esfuerzo personal. Una vez liberados de la creencia en la necesidad del esfuerzo personal, se
revela Cristo en nosotros que es realidad viviente. Cristo es la verdad activa en la Consciencia
individual. Es la habilidad de captar, de recibir la palabra de Verdad, que se declara a sí misma en
nosotros, antes que en expresarla en forma hablada. Al aquietarnos interiormente, nos hacemos
más receptivos a la Verdad que se declara a sí misma en nosotros, individualmente. La actividad de
esta Verdad en nuestra Consciencia es Cristo, la presencia misma de Dios. La Verdad que recibimos
y que mantenemos permanentemente en la Consciencia, es la ley de la armonía en todos nuestros
asuntos pues, es la que gobierna, dirige, conduce, guía y apoya todas y cada una de nuestras
actividades del diario vivir. Cuando surge la apariencia sensorial, ilusoria de enfermedad o carencia
de cualquier tipo, esta Verdad siempre presente, nos sana y nos hace prosperar, se convierte en
nuestra salud y prosperidad.

Para muchos la palabra Cristo continúa siendo un término bastante misterioso, una entidad
desconocida, algo extraño que quizás nunca lo puedan hacer realidad. Tenemos que cambiar esta
actitud, si anhelamos beneficiarnos de la revelación de la Divina Presencia en nosotros, que nos
dio a conocer Cristo Jesús y muchos más. Tenemos que vivir a Cristo como una realidad
permanente y continua, como la Ley Divina que es. Hay que vivir conscientemente, en la Verdad
activa interior manteniendo siempre una actitud receptiva, un oído atento y muy pronto
lograremos el conocimiento interno, que es la actividad de la Verdad en la Consciencia Individual;
es Cristo hecho realidad.

Esta comprensión correcta de lo que es Cristo, nos hace entender la oración. Todas las
definiciones de oración, que encontramos en los diccionarios, corresponden a un concepto basado
en la creencia errónea de que hay un Dios en alguna parte, listo a escuchar nuestras oraciones.
Entonces, si lográramos encontrar a este Dios y que esté en una actitud mental correcta, sería
posible que recibiéramos una respuesta favorable a nuestras peticiones, a menos claro está, que
nuestros padres o abuelos hasta tres o cuatro generaciones atrás, como se nos ha dicho, hayan
pecado, en cuyo caso seríamos considerados responsables de los mismos y nuestra oración
terminaría seguramente en el basurero del cielo.

Nosotros en el Camino de la Infinitud tenemos una comprensión muy diferente de lo que es la
oración. Sabemos que todo el bien que recibimos, sea cual fuere, es el resultado directo de
nuestra Conciencia individual de la Verdad. Nuestro conocimiento de la Vida Espiritual se
manifiesta en proporción directa con nuestra receptividad a la Verdad, que permite que Dios se
revele por sí mismo y no como producto de oraciones. Este es el concepto más elevado de la

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oración. Lo hacemos realidad individualmente, si practicamos varias veces durante el día o la
noche la meditación, la comunión, nuestra capacidad de oír en el silencio. Cuando nos
aquietamos, entramos en actitud receptiva, lo que nos hace conscientes de la presencia de Dios.
Esta habilidad de sentir, o de ser conscientes de la Presencia, es la actividad de Dios, de la Verdad
en nuestra Consciencia. Ser conscientes, sentir la Presencia Divina es Cristo mismo, nuestra
realidad individual.

Vivimos en el mundo sensorial y solo nos preocupamos por todo aquello que nos reportan los
sentidos, conociendo las experiencias del bien y el mal, del dolor y del placer. Por medio del
estudio y de la meditación, nos aproximamos a una comprensión mental de la Vida generando
pensamientos más elevados, los que a su vez son causa de mejores condiciones de vida. En la
medida en que pulimos nuestras cualidades mentales y evolucionamos siendo más pacientes,
amables, caritativos y olvidamos fácilmente las ofensas y agravios, nuestra vida adquiere estas
mismas cualidades, pero no nos quedemos en esto.

En un plano más elevado que el del cuerpo y el de la mente, se encuentra el Alma, el reino de Dios.
Es la realidad de nuestro ser, nuestra naturaleza Divina; esto no quiere decir que el cuerpo y la
mente estén separados del Alma sino que ésta los contiene y reside en la inmensidad de nuestro
Ser.

En el reino de Alma encontramos completa calma, Paz, armonía y dominio absolutos. No existe ni
el bien ni el mal, ni el dolor ni el placer, solo la felicidad de Ser. Estamos en el mundo, pero no
somos del mundo, porque no reconocemos el mundo sensorial ni sus apariencias, porque
habiendo despertado nuestro sentido espiritual “lo vemos a Él como lo que Es”, lo real a través de
la apariencia.

Hasta ahora hemos buscado la felicidad en el llamado mundo objetivo, en personas, lugares y
cosas. Ahora gracias al sentido espiritual, a este sentido del Alma, el mundo entero nos brinda sus
dones a través de las personas y no por las personas en sí. El sentido material de las personas y
cosas son objetivos nuestros, lo que deseamos. A través del sentido espiritual, el Alma misma, el
bien se manifiesta desde el centro interior de nuestro ser y lo percibimos como personas que nos
ayudan, o como las situaciones difíciles que se solucionan. El sentido espiritual, el Alma, no nos
priva ni de la familia, ni de las amistades, ni de las comodidades de la existencia humana; lo que si
origina es un estado permanente de Consciencia elevado, en el cual percibimos a las personas, a
las cosas y a los sucesos en el mismo nivel de Consciencia que es ahora una realidad.

Por muchos siglos, la atención la centramos en Jesucristo como Salvador del Hombre, y en estos
siglos, el sentido material de la vida ha oscilado entre los extremos, Luz y oscuridad. Un Maestro
del siglo XVI escribió:”Cristo (Jesús) se declara así mismo como la Luz del Mundo y le dice a sus
discípulos, que ellos son también la Luz del Mundo. Todos los cristianos que viven en el Espíritu
Santo -los verdaderos cristianos- son uno solo en Cristo, en Dios y son como Cristo (Jesús). Esto
implica que lo que hizo Cristo (Jesús) también ellos lo harán.”

La realización espiritual, que es la verdadera tarea, consiste en hacernos conscientes, en darnos
cuenta, de que Cristo es nuestra propia Consciencia. Reconocemos con alegría y un Amor
profundo, la realización de Cristo, no solo en Jesús sino también, en otros maestros y profetas de
todos los tiempos. Nuestros corazones rebosan de gratitud, porque Cristo ha sido realizado por
muchos hombres y mujeres en la actualidad. Ahora esperamos con certeza nuestra realización

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individual, Cristo, nuestra propia Consciencia. “El reino de los cielos está dentro de vosotros y quien
lo busque fuera de sí mismo, nunca lo encontrará, pues Dios solo puede ser buscado por Dios
mismo, por eso quien busca a Dios ya lo ha encontrado.”

Es indispensable comprender lo que es la “Consciencia”, pues solo podemos demostrar o
manifestar aquello de lo que somos conscientes. ¿Qué tenemos en la Consciencia? ¿Creencias
mortales? ¿Hemos renunciado a lo material, mortal y reconocemos que somos Cristo,
manifestación Divina? Algún día tendremos que dejar a un lado la búsqueda y saber de una vez y
por todas, que ya somos manifestación Divina. Tenemos que alimentar a cinco mil sin tener que
pensar cómo lo haremos y de donde saldrá el alimento. Las multitudes serán alimentadas por
Cristo, nuestra Consciencia Divina. La escasez solo existe en la Consciencia mortal! Tenemos sin
falta que abandonar lo humano y afirmar nuestra verdadera identidad, Cristo.

Cuando estemos frente a cualquier situación o persona y la apariencia de la mente carnal nos
quiere convencer de lo difícil que es la existencia, inmediatamente tenemos que corregir esta
apariencia, declarando: “Yo soy Cristo, el Hijo de Dios vivo” y entonces, todo lo que parece ser
mortal es ilusorio, nada. Jamás sentiremos miedo de nada que sea mortal o de ninguna situación
material, porque somos conscientes de su irrealidad.

La verdad es simple. No existe una metafísica profunda ni misteriosa. O es la verdad o no la es,
porque no puede haber una verdad superficial y una verdad profunda, no pueden existir distintos
niveles de la Verdad. Si es Verdad es Verdad absoluta! Aquí se trata de la Verdad, la Infinitud que
se individualiza como poder. El poder no existe afuera o como algo separado de nosotros. Cada
uno de nosotros individualiza el Poder de la Infinitud, en proporción directa a su conocimiento de
la Verdad.

La Vidas es Dios y Dios es nuestra Vida. No hay sino la Vida Eterna y esa vida es lo que somos cada
uno, individualmente siendo conscientes de que ninguna de las manifestaciones individuales es
menos Divina o más Divina que los demás; esta Vida Única Eterna, nunca muere ni se enferma.
Nuestro conocimiento consciente, nuestra Consciencia de la Verdad es fuerza de sanación en
nosotros, y por ende en toda la creación.

No existe sino una Consciencia, Dios. Esta Consciencia Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente,
se individualiza y por eso con nuestra Consciencia Única, siempre presente, solucionamos
cualquier situación. Por ello no rezamos, ni buscamos el contacto con un Ser lejano y no lo
hacemos porque cada uno de nosotros es consciente de la Presencia Divina, la Consciencia
Omnipresente, razón por la cual dejamos a un lado lo que parece ser un problema. Esta es la
Consciencia de Vida, de Verdad, de Dios, que es lo que realmente somos. La comprensión de que
nuestra Consciencia es la Consciencia del Todo, de que individualmente somos la totalidad de la
Vida, es la Verdad Eterna.

El siguiente paso en nuestra evolución es la comprensión, de que siendo Consciencia Total
individualizada, nuestro cuerpo, nuestros negocios y nuestro hogar son manifestación de esa
Consciencia individual. Podemos probar nuestro dominio sobre las condiciones meteorológicas, el
clima, las ganancias, la salud y sobre el cuerpo, solo si entendemos claramente, que no son más
que ideas que tenemos en la Consciencia y que hacemos realidad. El hogar, nuestra actividad
laboral y el cuerpo son ideas en nosotros, que hacemos realidad de acuerdo a la comprensión
consciente de la Verdad, y es esto lo que nos da dominio sobre nuestra Vida. No es una exaltación

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de nuestra humanidad ni de hacerla divina: Es la eliminación absoluta de lo humano y la
Revelación de nuestra Divinidad.

Podemos saber en cierta medida, nuestro progreso espiritual observando, si lo que estamos
haciendo es para mejorar nuestro bienestar material. Es indispensable tener presente en todo
momento, que la vida estructural del hombre, de los animales o de las plantas no es el Principio de
Vida Único, Dios sino el concepto limitado, humano de la Vida real; por lo tanto, cualquier intento
de sanar, cambiar o corregir el Universo físico, material, es evidencia de que no hemos progresado
espiritualmente.

La Conciencia Crística reconoce que la Vida es la totalidad, Dios y sabe que lo que aparece a
nuestra vista y lo que oímos no es la Vida sino la ilusión y el falso sentido de la existencia. La
Consciencia Espiritual discierne lo que es en Verdad la Vida.

Como no podemos solucionar un problema desde el mismo nivel del problema, tenemos que
elevarnos por encima de las apariencias, con el fin de establecer la armonía del Ser. Todo aquello
que parece real a los cinco sentidos, no es la realidad de las cosas, por eso no podemos pensar
desde ese nivel. Haciendo a un lado las apariencias y alejándonos de la imagen que los sentidos
nos brindan, comenzamos a hacernos conscientes de la Realidad, lo que Eternamente Es!



4. NUESTRA EXISTENCIA REAL
El Espíritu es nuestra existencia real y solo en la medida en que comprendamos que somos
Espíritu, podremos dejar a un lado el falso sentido material de la vida. Vemos entonces, que la vida
organizada del hombre, de los animales y de las plantas no es más que el sentido falso de la
existencia; que nuestra preocupación por las necesidades de la vida diaria no tienen razón de ser;
que a pesar de que todas las bellezas que poseemos indican un origen divino, no son la creación
real de la Verdad Espiritual y que las apariencias de la enfermedad, vejez y muerte no son en
modo alguno parte de la Vida Espiritual, real. Cuando esta Consciencia se hace realidad
empezamos a vislumbrar la existencia Espiritual Eterna, que nunca es alterada por las condiciones
materiales, o por los pensamientos mortales. Al transcender el mundo de lo que vemos, oímos,
gustamos, tocamos y olemos, el mundo de los sentidos, empezamos a captar visiones que nos
revelan la verdadera tierra creada por Dios.

La vida espiritual, comprendida correctamente, genera la capacidad de sanación y se logra cuando
no se tiene Consciencia de un mundo estructural, por lo tanto, no lo vemos. Tenemos que
recordar siempre que nuestra tarea no es sanar, cambiar, alterar, corregir o salvar al mundo. La
tarea espiritual consiste en comprender, que el mundo sensorial es una ilusión, que es efecto,
resultado de una comprensión errónea de la vida. Desde esta posición superior de la Consciencia,
podemos contemplar a través del sentido espiritual, la “Casa que no ha sido construida con las
manos y que es eterna en los cielos.”

Tenemos la tendencia a pensar que ciertas personas son excelentes proveedores, otras excelentes
para ganar dinero, de otros como muy buenos vendedores o extraordinarios sanadores.
Entendamos de una vez por todas correctamente: No es nunca una persona, es la Consciencia la
que sana, regenera, pinta, escribe y compone. Es el estado de Consciencia el que se manifiesta


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como una persona, debido al concepto limitado, finito que abrigamos de Dios y del hombre.
Frecuentemente sufrimos decepciones con personas que no viven de acuerdo a la idea que nos
hemos hecho de ellas. Esto nos sucede porque, hemos adscrito las buenas cualidades de la
Consciencia a la persona, y sufrimos porque, ella no vive a la altura de las cualidades que creímos
erróneamente eran esa persona.

En la Biblia encontramos seres como Moisés, Isaías, Jesús y Pablo entre otros. Deberíamos
entender que todos ellos son símbolos de estados de Consciencia: Moisés simboliza el liderazgo
gubernamental de la Consciencia; Isaías el de Profeta; Jesús es la Consciencia de Mesías Salvador,
de Gracia sanadora y Pablo la Consciencia expresada como mensajero, predicador, y Maestro. Es
siempre nuestro particular estado de Consciencia el que se manifiesta a sí mismo, apareciendo
como seres humanos en esta instancia, o lo que sea, en cualquier momento.

George Washington simboliza la Consciencia de integridad nacional; Abraham Lincoln, la
Consciencia de la calidad e integridad individual.

En cuanto a nosotros, tengamos siempre presente en nuestra Consciencia, que no somos
humanos, ni poseemos cualidades humanas; que somos manifestación de nuestro estado de
Consciencia y entendamos claramente, que ese estado de Consciencia es el que se expresa a sí
mismo como lo que somos, preservándonos y haciéndonos prósperos.

Los fracasos son con frecuencia, el resultado de nuestra creencia de que expresamos a Dios, la
Vida o la Inteligencia o de que expresamos las cualidades de Dios. Esto nunca es cierto. Dios, la
Consciencia, siempre se está manifestando a sí Mismo en su totalidad. La Consciencia, que es Vida,
Espíritu, nunca deja de ser. Nuestra tarea es la de relajarnos permitiendo así que el Alma se
exprese. El Egoísmo es la pretensión de ser o hacer a través del esfuerzo personal, físico o mental.
La idea de “no tener pensamiento alguno” es la de abstenernos de pensar conscientemente
permitiendo así que las ideas Divinas ocupen nuestra Consciencia. Ya que cada uno de nosotros es
Consciencia Espiritual Individual, podemos confiar siempre que la Consciencia se ocupa a si misma,
de todo lo concerniente a cada uno, cumpliendo en todo con su misión. En verdad, somos
espectadores o testigos de la actividad Divina de la Vida ocupándose y expresándose a sí misma,
en todo momento como lo que somos.

Nuestra tarea es hacernos espectadores, o testigos de la Vida momento a momento, y cada vez
más y más. Sin lugar a dudas, tenemos que convertirnos en Observadores de la Vida y de su
armonía absoluta. Cada mañana debemos despertar con el intenso anhelo de ser atentos
observadores del devenir del día, momento a momento, hora a hora con sus satisfacciones y
triunfos. Varias veces durante el día, debemos detenernos y realizar conscientemente que somos
espectadores de la Vida Eterna, de la Consciencia, que se proyecta ante nosotros expresando la
Infinitud del momento, la actividad del Espíritu en su maravilloso ordenamiento. Tenemos que
aprender a distanciarnos de nosotros mismos, para poder ser conscientes de que cualquier
situación que vivimos en el día es Dios actuando; de que somos testigos de la actividad del Amor
en nuestros asuntos, y vemos que es Dios, con quien nos encontramos en todo momento, en todo
lo que hacemos.

En la noche, debemos ser conscientes de que durante nuestro descanso, Dios está activo y el Amor
es la sustancia y la fuerza protectora. La Consciencia imparte sus ideas aún cuando dormimos,
siendo Principio de Vida, ley que nos guía durante la noche. Nada externo puede llegarnos que

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corrompa nuestra Consciencia, y esta verdad es el guardián que protege nuestros portales
mentales, dejando entrar únicamente lo que es real y armonioso.

Conviértase en un observador, en un testigo de la Vida. Observe la manera como Cristo se
manifiesta en su Consciencia, en su vida individual.

Hay una guerra permanente entre la carne y el Espíritu, y esta continuará mientras validemos en la
Consciencia cualquier idea que nos presenta la ilusión sensorial. La guerra es el resultado de
querer imponer las leyes Espirituales en la ilusión, creyendo que esta es real. La Paz solo reinará
cuando el sentido estructural, material del Universo y el sentido corpóreo del hombre hayan sido
superados.

Observe cuidadosamente la frecuencia con que trata de aplicar una verdad metafísica a un
problema humano, y descubrirá la razón de su propio conflicto interior. Nuestro propósito es el
establecimiento de la armonía espiritual, antes que en continuar viviendo una vida ilusoria, con la
creencia que se puede mejorar mediante comodidades y riqueza.

En los días iníciales de nuestra búsqueda de la Verdad, quizás no vayamos más allá de querer sanar
a alguien de alguna enfermedad, en lograr que una persona pobre sea más opulenta, o en
transformar a un pecador en una persona moralmente sana. No hay ninguna duda, de que si nos
convertimos en estudiantes, o en Maestros de la Consciencia Espiritual parecería que alcanzamos
las metas anteriores y por algún tiempo podríamos continuar “usando” la Verdad, a Dios, para
dirigir nuestro concepto material del hombre y del mundo.

En la medida en que continuamos nuestros estudios espirituales y practicamos la meditación
podremos, en realidad, hacernos conscientes del conflicto interno. Sin duda alguna viviremos
experiencias extraordinarias, para luego caer en el valle de la incertidumbre; saldremos victoriosos
en muchas ocasiones, para luego sufrir dolorosas derrotas; oscilaremos entre el bien y el mal
aparente, éxitos y fracasos, espiritualidad versus mortalidad, salud y enfermedad. Este conflicto
interior es el que se manifiesta como una guerra entre el Espíritu y la carne. Solo mediante la
eliminación del sentido material o mortal, se da el conocimiento de la Verdad, la Consciencia
Espiritual de la existencia que pone fin a esta guerra.

“Mi Reino no es de este mundo” es el principio sobre el cual edificamos una Consciencia nueva,
más elevada. Es vital nuestro compromiso y habilidad para estar atentos, y no aceptar la imagen
sensorial, errónea de una persona, situación u objeto, porque solo así seremos conscientes de que
todo lo que existe es creación Divina.

La abundancia espiritual no es ganar más dinero; ni tener una gran cantidad de dinero ahorrado da
seguridad; ni la salud física es necesariamente la base de la vida eterna. Todo esto no deja de ser
más que creencias humanas mejoradas.

El estudiante que avanza en su tarea espiritual, renuncia gradualmente a sus intentos de mejorar
lo humano y sus creencias al respecto, con el fin de facilitar la manifestación de la Verdad
Espiritual de la Vida en su Consciencia.

El reino espiritual es la fuente de la salud, porque la salud es en realidad la armonía eterna del ser;
es la Consciencia, el conocimiento de que ya poseemos todo sin límites y es así, sin la necesidad de

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tener ningún pensamiento al respecto. Hay que tener presente sin embargo, que no estamos
conectándonos de nuevo a Dios, al Espíritu, con el sentido finito de la salud y de la abundancia. La
verdad es que estamos siendo conscientes de que la salud es espiritual al igual que la Provisión de
todo lo que necesitemos para nuestro gozo de la existencia. Hasta ahora, nuestros esfuerzos
estaban dirigidos a manifestar una mayor armonía y dominio en nuestros asuntos terrenales.
Nuestra Consciencia de que somos seres celestiales es una realidad que hace que nuestra
existencia se manifieste en una mayor armonía y bienestar; es verdad que “lo demás vendrá por
añadidura” como resultado de buscar primero el reino de los cielos, la conciencia espiritual, el
pensamiento correcto. Descubriremos entonces, que el sentido espiritual, celestial, el
pensamiento correcto es muy distinto del concepto humano de lo bueno y es precisamente este
elevado sentido del bien lo que debemos aspirar.

“Mis pensamientos no son tus pensamientos ni tus caminos son los míos.” Por esto es que no
buscamos pensar o tener mejores pensamientos ilusorios para suavizar nuestros caminos
humanos. Buscamos verdaderamente la realización de los pensamientos y caminos de Dios.

En esta etapa de nuestro progreso entendemos la importancia de olvidarnos de nosotros y de
nuestro bienestar. Estamos haciéndonos conscientes de que toda preocupación por nuestro
bienestar personal equivale a construir sobre la arena, mientras que una vida dedicada a la
búsqueda y realización de la Verdad es la construcción sobre la roca del templo de la Vida eterna.
La felicidad y la prosperidad que perduran están en la realización del Principio o causa de la Vida si
nos dedicamos a ello con toda la devoción de nuestro ser. Ahora percibimos que hay menos
expresión del yo ilusorio en nuestra vida, creando así más espacio para la revelación y evolución
de nuestro Yo verdadero, Divino. Y comprendemos que este Yo Divino es nuestra totalidad, la
Infinitud del Ser, lo que nos hace vivir. Descubrimos así el verdadero propósito por el cual estamos
aquí.

Dios es la evolución misma del mundo y todo lo que en él existe. Lo que percibimos por los cinco
sentidos no es ese mundo, sino el concepto mental falso y finito del mundo de Dios. Al elevar la
Consciencia percibimos el universo espiritual y su propósito.

Quien ha realizado su Yo superior sabe que es la Unidad de la existencia, Uno con todos los seres,
hombres, animales y cosas. Ahora sabe que todo lo que le sucede a uno, afecta a todos. La
universalidad de esta verdad se encuentra en las Sagradas Escrituras de todos los pueblos, como lo
puede en las siguientes citas textuales:

“Permite que se conquiste al hombre pobre con dádivas. La caridad es abundante en retribuciones;
la caridad es la riqueza más grande pues, a pesar de que se esparce, no causa arrepentimiento.”
ESCRITURA HINDÚ.

“Su abundancia fue la plenitud del cielo y de la tierra; en cuanto más daban a los demás, más
tenían.” ESCRITURA CHINA

“Y da a aquel que es tu pariente próximo lo que le corresponde, y también al pobre y al viajero. Y
todo aquel bien que has hecho en tu Alma, lo has hecho con Dios.” ESCRITURA TURCA




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“Bendito es quien da y no el que recibe... Dad y os será dado, en buena medida, en su totalidad, en
completa unidad y en abundancia continua. Pues, con el mismo rasero que midáis seréis medidos.”
LA BIBLIA

En la medida en que nos hacemos conscientes de nuestra Unicidad, la unidad con toda la creación
somos más amorosos, apacibles, amables, más pacientes y comprensivos. Solo entonces damos
cumplimiento a la gran enseñanza, “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Comenzamos a
vislumbrar el reino de Dios, “el templo que no se ha hecho con las manos”, el hombre y el mundo,
creaciones de Dios. Este es el hombre espiritual, creación divina a quien se le dio dominio sobre
toda la tierra.

No hay ningún misterio en la vida interior, excepto el misterio de la santidad. Todo pensador se
preocupa por su bienestar, el de su familia y de la comunidad, por su país y el mundo. Muy pronto
llega al convencimiento de que no hay esperanzas para la humanidad, ni en la gente ni en los
poderes de este mundo. Los hombres son demasiado egoístas. En su conjunto están muy
preocupados, y ocupados con sus propios intereses, como para prestar atención desinteresada a la
solución de los problemas del mundo.

Los más ambiciosos están dotados, casi siempre con mayores aptitudes físicas y mentales, y muy
pronto alcanzan las posiciones de poder, y el mundo es conducido por quienes carecen de
integridad y Amor. Es muy raro que los políticos transciendan sus intereses egoístas y el verdadero
estadista se pierde en este desolador panorama.

En todo el mundo se encuentran hombres y mujeres inspirados, que anhelan el amanecer de un
nuevo día en el cual reine la hermandad. Les duele el corazón por la burla que sufren los hombres
de buena voluntad y por el éxito de quienes idolatran el poder y las riquezas a expensas de sus
hermanos y que aparecen a lo largo de la historia. Estos seres de noble visión, se ven aprisionados
entre su esperanza en el progreso de la humanidad y la deprimente realidad de lo inútil que
resulta la lucha por superar las fuerzas del mal que operan en el pensamiento humano. Finalmente
llegan a hacerse la misma pregunta: ¿No hay acaso un poder que pueda detener este reino del
mal, las guerras, el hambre y la pestilencia? ¿Es impotente el hombre ante los Cuatro Jinetes?

Se ha iniciado la búsqueda que nos libera de las aflicciones y tribulaciones de la experiencia
humana. Es realmente la búsqueda de Dios, y comienza en cualquier estado de Consciencia en que
se encuentre. Si posee un profundo sentido religioso, apoyado por una iglesia buscara el Poder en
la adoración religiosa, en algún credo o dogma o en cualquier culto. El intelectual buscará el Poder,
sin duda alguna, en el campo de la Filosofía o en cualquiera de las enseñanzas filosóficas,
religiosas. En tiempos recientes esta búsqueda se ha centrado en las iglesias que enseñan
Metafísica o prácticas orientales como el Yoga. No hay la menor duda de que irán de un lado a
otro en la búsqueda de Dios o Poder, que pueda detener este reino de lo mortal.

El día menos pensado algo sucede en nuestro interior. La Consciencia se expande y ve lo que antes
no podía. Se percibe un cálido entorno muy cercano, una Presencia real y tangible que no se había
percibido. Esta experiencia es por lo general efímera. Ni siquiera se puede tener la certeza de que
sucedió. Permanece en la memoria más como un espejismo que como una vivencia, hasta que
vuelve a suceder y esta vez con mayor claridad, de forma más definida y quizás con una duración
mayor. Gradualmente, despierta en la Consciencia el conocimiento de una Presencia que siempre


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nos acompaña. Es algo que está al acecho en la Consciencia. En algunos momentos es una
Presencia que domina la escena o experiencia del momento.

Ahora, sin embargo, el mal se hace menos real; la enfermedad no es tan aguda; el estrés
financiero o la escasez de dinero comienza a ceder dando paso a la suficiencia; la preocupación
por el bienestar individual desaparece, porque gradualmente cada necesidad se resuelve sin
pensar en cómo hacerle frente, sin planear, sin ansiedad y sin miedo. Todos aquellos miedos y
temores que se han tenido con respecto a personas y poderes desaparecen de nuestra
experiencia, al comprender que ningún poder terrenal es real. Los deseos disminuyen en
intensidad. Los miedos desaparecen. Surgen la seguridad, la confianza, una actitud vigilante, una
agudeza mental, no solo evidente ante nosotros mismos, sino a todos aquellos con quienes
tenemos que relacionarnos.

La Presencia interior es ahora igualmente un Poder interior. Somos conscientes, en todo momento
de lo que es real y verdadero. Disminuyen las penas y sufrimientos en las experiencias que vivimos
y somos conscientes del Poder real que gobierna nuestra vida, haciéndola armoniosa y fructífera.
Desaparecen los miedos del mundo, al igual que los intensos placeres que se vivían en las cosas
mundanas. Se tiene entonces la opción de disfrutar los placeres del mundo o de ni siquiera
extrañarlos si no se tienen. La alegría interior es real y permanente; no necesita de estímulo
exterior.

En este estado de Consciencia, Dios es la Luz interior o por lo menos, se siente que la Luz es
emanación divina. Dios es percibido como Presencia interna, como un Poder de persuasión. Lo
sienten todos aquellos que entran en contacto con quien ha realizado su Yo verdadero;
igualmente lo refleja en su salud y en el éxito de su vida. Emana de su ser una radiación similar a la
del Sol con sus rayos de Luz.

Al hacerse consciente de la Vida, de su origen que se encuentra en su interior, el hombre
encuentra la Paz, la felicidad, la armonía y la seguridad. Aún en un mundo caótico, ejerce su
dominio con total tranquilidad y maestría; es la Presencia viva del Ser Inmortal.

Cuando hemos transcendido los cinco sentidos, y somos conscientes en cierta medida del Espíritu,
de Cristo, comprendemos que no hay límites, ni aquí ni allá, ni ahora ni después. Nos movemos sin
limitaciones de tiempo ni espacio; la realización es tal, que no hay forma de definirla ni de
describirla objetivamente.

En esta Consciencia iluminada desaparece el sentido finito, sensorial y la visión es ilimitada. Se
capta la Vida en su belleza y libertad absoluta. La sabiduría de todos los tiempos es comprendida
en un instante. Se tiene la experiencia real de que la muerte no existe, y nos encontramos con
aquellos que supuestamente estaban al otro lado de la barrera, que habían desaparecido. Esta
comunión no es en nada parecida a la que enseña el espiritualismo; es en verdad una percepción
consciente de la Vida Eterna que jamás conoce la muerte. Es la vivencia y comprensión absoluta de
la Inmortalidad. Es la Vida sin comienzo ni final. Es la Luz hecha realidad o la realidad hecha Luz.
No existen límites ni tiempo ni espacio. La Visión abarca la totalidad del Universo y hace puente
entre el tiempo y la eternidad. Es la totalidad del Ser.

En esta dimensión vemos sin necesidad de los ojos, oímos sin utilizar los oídos, comprendemos
todo aquello que antes no habíamos podido. Donde estamos está Dios, porque ya no hay división,

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no hay separación. Aquí no hay premios ni castigos, solo armonía. La Vida no depende de ningún
proceso porque “no solo de pan vive el hombre.” Atisbamos el cielo y podemos ver lo que los ojos
mortales no están preparados para ver.

El sentido espiritual no tiene nada que ver con el bien humano, sensorial y sin embargo, la
Consciencia, Cristo se hace realidad en la armonía de lo que percibimos como vida humana y en
las cosas y en las circunstancias del momento. Aunque “Mi reino no es de este mundo” “Vuestro
Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas” y nos provee de ellas aún antes de pedirlas.

Y Jesús dijo a sus discípulos: ”Por eso os digo que no penséis acerca de lo que habéis de comer ni de
lo que habéis de vestir. La vida es más que comer y el cuerpo es más que el vestir.

Reflexionad: las aves, no siembran ni cosechan, no almacenan ni tienen graneros, y Dios las
alimenta; cuánto más a Vosotros que sois mucho más que ellas?

¿Y quién de vosotros puede agregar con un pensamiento un cúbito más a la medida de su vida?

¿Si ninguno de vosotros puede hacer aquello que es mínimo, para que pensar en lo demás?

Mirad cómo crecen los lirios del campo; no laboran, ni tejen y Yo os digo que ni Salomón en toda su
gloria jamás lució como uno de ellos!

Y si Dios viste así a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, cuánto más a
Vosotros, hombres de poca Fe!

Así pues, os digo que no andéis buscando lo que habéis de comer, ni lo que habéis de beber y no
seáis de una mente que duda.

Que de todas esas cosas se afanan quienes son del mundo. Vuestro Padre sabe que tenéis
necesidad de estas cosas.

Pero antes que nada, buscad primero el Reino de las Cielos que lo demás vendrá por añadidura.

No temáis pues, mi pequeño rebaño porque a Vuestro Padre le es placentero otorgaros el Reino.”

Lucas 12: 22-32



5. ALMA
El Alma es un elemento integral del hombre poco conocida y de la que muy pocos logran ser
conscientes.

Con frecuencia, quienes han tocado fondo como consecuencia de un inmenso sufrimiento, logran
romper la ilusión del sentido material de la Vida y entran en los recónditos lugares de su Ser
interior, donde descubren su Alma, su realidad de Ser. Se hacen así conscientes del Alma y



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descubren nuevos valores, recursos, una fuerza nueva, diferente, y la existencia de una naturaleza
totalmente distinta.

El Alma posee la facultad de romper la ilusión que crean los sentidos. El sufrimiento humano es el
efecto producido por la ilusión que causan los cinco sentidos; es decir, de alguna manera es visto,
oído, tocado, saboreado y olido. En consecuencia, el sufrimiento solo existe en esta Consciencia
sensorial, mortal y al igual que la enfermedad es producto de una percepción errónea causada por
la ilusión o el falso sentido, que nos engaña por la ignorancia que tenemos de la Vida misma.

Hay muchas maneras de solucionar temporalmente las condiciones erróneas que llamamos
enfermedad, carencia de dinero y otras que vivimos a diario. La superación definitiva, total, es
decir, la destrucción del error solo se produce mediante el conocimiento del Alma y sus facultades.
El Alma, la razón de ser del hombre, yace en lo más recóndito de su Ser, lo que hace que su
conocimiento requiera de una permanente y muy exigente disciplina espiritual. Estamos
acostumbrados a usar nuestro conocimiento, nuestras facultades matemáticas y musicales porque
estas yacen en la superficie de nuestro ser, y aún más superficiales están las facultades para los
negocios, el sentido direccional y el artístico, aunque los verdaderos artistas, escritores y músicos
se sumergen en las profundidades de su Ser para extraer las exquisitas armonías de la música, de
la literatura, la pintura, la escultura y la arquitectura.

Mucho más profundo aún, pero al alcance de nuestro Conocimiento se encuentra el Alma y sus
facultades. Cuando nos hacemos conscientes del Poder del Alma, esta conduce desde nuestro
interior todos los asuntos de nuestra existencia por medio de la inspiración, la estética, la Paz, la
felicidad y la armonía en cada instante, y cada evento que vivimos lo reviste con Amor,
comprensión y éxito.

Quienes están muy dedicados a vivir los dolores y placeres de los sentidos, no tendrán tiempo
para conocer el Alma y en consecuencia, no es una realidad para ellos. A través de la historia, la
humanidad ha sido invitada a calmar la sed en esta fuente de Vida Eterna y en cada generación
han surgido hombres y mujeres que han encontrado la Paz y la juventud eternas en sí mismas. De
tiempo en tiempo se erige Uno que otro, que ha bebido de lo más profundo de la fuente del Alma
y estos Profetas han hablado del Reino interior, y cuando lo establecemos conscientemente en
nosotros, la vida se vive por Su Gracia. A pesar de haber oído estas enseñanzas, muchos alegan
que sus múltiples ocupaciones no les permiten realizar el trabajo que implica la búsqueda
consciente del Reino; otros pasan su tiempo dedicados a los placeres sensoriales, los pasatiempos
y la entretención; muchos más están ocupados solamente con obtener y acumular.

Cada vez más aumenta el número de seres que empieza a darse cuenta que la liberación del
miedo, de la inseguridad, de los deseos y de la enfermedad no se da en el mundo material. Una
guerra no se termina con otra guerra; la riqueza no garantiza que los deseos satisfechos produzcan
la armonía. Las medicinas causan la impresión de alivio, pero no pueden establecer la salud real.

Se nos ha hablado acerca del Poder que existe en nosotros mismos, de un poder que origina el
pensamiento correcto del cual si bebemos de él obtenemos la Paz, la felicidad y la armonía, que
son nuestros derechos adquiridos al nacer. Este poder está al alcance de todos, porque es parte
integral de nosotros, en verdad es lo que somos. Así como un gigantesco tempano de hielo
muestra solo la punta, los poderes “humanos” del cuerpo y de la mente son cerca de una tercera
parte del Poder real que poseemos.

                                                                                                  27
El Poder del Alma es más real y tangible que cualquier supuesto poder material de la naturaleza, o
la invención humana. Es la manifestación de la Consciencia Individual Divina, y es evidente en los
llamados asuntos humanos.

La fuerza del Alma actúa en el cuerpo estableciendo y manteniendo la salud y la armonía. Tiene
influencia total en nuestra vida cotidiana, preservándola y protegiéndola y es la fuente por la cual
se manifiesta en nosotros la Infinitud, es decir, que poseemos todo.

Los individuos que han hecho realidad este Reino del Alma, aquí y ahora, viven una vida interior
plena de Paz, felicidad y dominio absoluto y una vida externa de armonía consigo mismo y con
todos los seres, cosas y situaciones que hacen parte de su entorno. Están en sintonía con el poder
del Alma y es este el sacrificio expiatorio con la creación.

Todos tenemos acceso al Alma que se encuentra en lo más profundo de nuestro Ser. El deseo de
alcanzar los designios más elevados de la Vida, es el primer requisito de la búsqueda, seguido por
una práctica constante de la meditación, hasta realizar nuestro propósito.

Hacernos conscientes de que existe algo más que la salud corporal y la satisfacción material es un
buen comienzo. Cuando sabemos con certeza que más dinero, casas y vehículos no satisfacen
realmente, que solo lo aparentan, lo mismo que viajar no es un placer real de recreación y que la
ausencia de enfermedad no es salud, en otras palabras, intuimos que “Mi Reino no es de este
mundo” es porque vamos en la dirección correcta hacia el descubrimiento del Reino Celestial, el
Alma.

Todos sabemos cómo utilizar la fuerza material, ya que levantamos cosas pesadas mediante la
fuerza de nuestros músculos, lo mismo que cuando ejercemos presión con brazos, piernas y otras
partes del cuerpo; igualmente sabemos cómo ejercer presión mental a través del pensamiento
profundo o de una férrea voluntad personal.

De lo que no sospechamos es que la fuerza del Alma, el Poder real, puede lograr muchísimo más
que todo el poder material y mental combinados. Quizás la razón principal, para explicar la falta de
interés en el mundo por este tema, radica en el hecho de que el poder que reside en la fuente
ilimitada que es el Alma, no puede ser utilizado en la conquista de propósitos egoístas. Es
importante que reflexionemos sobre esta descomunal revelación: Poseemos un poder ilimitado y
maravilloso, sin embargo, no puede ser utilizado impunemente para la satisfacción de fines
egoístas. Aquí yace el secreto por el cual muy pocos buscan hacerse conscientes del reino del
Alma. Este se manifiesta realmente cuando superamos el egoísmo, en la medida exacta en que
deseamos ser instrumentos para servir los intereses comunes de la humanidad; entonces nos
apropiamos en forma individual del Poder del Alma.

Es natural, normal y legítimo que disfrutemos de una vida plena, feliz y próspera y lo podemos
hacer sin necesidad de pensar en cómo lograrlo, ni como recibiremos nuestras provisiones o como
mantendremos nuestra salud, es decir, sin pensar en nosotros mismos. Todo lo bueno que
necesitemos para nuestro bienestar, nos será dado en abundancia que excede nuestras
necesidades, siempre y cuando abandonemos el deseo de buscar, de obtener, o de conquistar y
vivamos más en la Consciencia de desear solamente lo que nos sirva para cumplir nuestro destino
en la tierra. Estamos aquí como participantes de un Plan Divino. Somos en verdad, Consciencia

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El verdadero significado del Camino de la Infinitud

  • 1.
  • 3. CONTENIDO PROLOGO DEL TRADUCTOR ................................................................................................................ 1 INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2 NOTA DEL AUTOR ................................................................................................................................ 5 1. LA REALIZACION DE LA INMORTALIDAD ......................................................................................... 6 2. ILUMINACION ESPIRITUAL ............................................................................................................ 10 3. CRISTO ........................................................................................................................................... 14 4. NUESTRA EXISTENCIA REAL ........................................................................................................... 20 5. ALMA ............................................................................................................................................. 26 6. MEDITACIÓN ................................................................................................................................. 31 7. ORACIÓN ....................................................................................................................................... 33 8 SANACION METAFÍSICA .................................................................................................................. 37 9 PROVISION...................................................................................................................................... 44 10 REFLEXIONES DE LA SABIDURIA DE EL CAMINO INFINITO ........................................................... 50 11. EL NUEVO HORIZONTE ................................................................................................................ 60 12. LA NUEVA JERUSALÉN ................................................................................................................. 62
  • 4. EL CAMINO DE LA INFINITUD JOEL S. GOLDSMITH No hay necesidad de mirar afuera para ver mejor, ni a través de una ventana. Mirad al centro de vuestro propio ser porque entre más te alejes de él, menos aprenderás. .. Lao Tzu La verdad está en nosotros. Hay en cada uno un centro interior, donde reside la verdad en todo su esplendor, y la sabiduría consiste en abrir un camino por el que pueda escapar ese esplendor aprisionado, antes que en facilitar la entrada de una luz de la que supuestamente carecemos. .. Robert Browning Dios ha creado su morada en nuestro corazón: Cuando nos eleva, el resplandor de la inspiración nos calienta. Este éxtasis sagrado brota de las semillas que la mente divina ha sembrado en el hombre. .. Ovidio La mayoría de los hombres no resuelven sus problemas en los recintos de su propia mente; buscan un directorio para encontrar a alguien con quien consultar. Valdivar El reino de Dios está dentro de ti. .. Jesús
  • 5. PROLOGO DEL TRADUCTOR Por Luis Molina F. En este corto prólogo solo me quiero referir a la delicada tarea de traducir este maravilloso libro preservando el espíritu de las enseñanzas del Maestro Goldsmith. Cerca de diez años me fueron precisos para lograr esta meta. Largas horas de meditación diaria y muchas más al frente del computador, maravillosa creación que facilita el trabajo de escribir y editar fueron necesarias para traer al mundo de habla hispana uno de los textos más importantes con que la humanidad ha sido bendecida. Ya lo entenderá a medida que lo lea, lo estudie y en especial, que lo comprenda y practique. Práctica es sabiduría. Tal como está escrito en el Nuevo Testamento “En todos tus estudios lo importante es que comprendas.” En verdad, cada párrafo es un resumen de textos milenarios de sabiduría espiritual. Así de inmensa fue la obra que nos dejó Joel Sol Goldsmith y que comprende miles de horas grabadas con sus palabras que revelaron al mundo el verdadero espíritu de las enseñanzas Bíblicas, del Cristianismo que habían permanecido ocultas por el velo de la ignorancia. Le dio tres veces la vuelta al mundo llevando el mensaje revelador a todos los confines de la tierra. Más de mil setecientos años pasaron para que Maestros como Joel S. Goldsmith y muchos otros legaran a la humanidad las revelaciones que recibieron en su búsqueda de la Verdad. Las enseñanzas de Joel S. Goldsmith, en mi humilde opinión, una de las mas maravillosas, han sido publicadas en numerosos libros pero el texto básico es este, El Camino de la Infinitud – The Infinite Way, publicado originalmente en Inglés en 1946. Y quiero explicar por qué he traducido Infinite del Inglés como Infinitud. La palabra Infinito no explica el verdadero sentido. Infinito, en verdad significa en lo finito y estas enseñanzas abarcan la Infinitud, lo Indefinible, lo Eterno. Y solo en la medida en que transcendemos las apariencias que nos presentan los sentidos, lo finito, es como podremos comprender las verdaderas enseñanzas. Jesús enseñó:”No juzguéis por apariencias; juzgad pensamientos correctos.” Para ello es necesario ascender a la cuarta dimensión. De allí su declaración:”Mi reino no es de este mundo.” Como lo dijo el Maestro éste libro está dedicado a usted y solo usted puede obtener los frutos de la búsqueda, la realización de la Verdad. I. J. Paderewski dijo:”El conocimiento es realmente lo único que enriquece, pero no puede ser tomado de los demás.” En verdad la única y verdadera riqueza es la espiritual. Lo dijo Jesús:”Buscad primero el Reino de los Cielos y su pensamiento correcto y lo demás vendrá por añadidura.” ”Pasarán el cielo y la tierra, mis palabras no pasarán.” ”Cuando conozcáis la Verdad, al principio ella os turbará pero luego os hará libres.” Y si esa Verdad no nos hace libres, libres de miedos, ansiedades, angustias, negatividad, entonces no es la Verdad. Ese es el único parámetro que nos dice si lo que oímos, sabemos o practicamos es la Verdad. Y recuerde siempre que el trabajo espiritual está simbolizado en tres eses: Sagrado, Secreto, Silencio. Con mi Paz Eterna, Luis Molina F. Bogotá, Colombia Marzo del 2007 1
  • 6. INTRODUCCIÓN Por John Van Dutren Sentado frente a una hoja de papel en blanco me preguntaba que iba a escribir a manera de introducción a este libro que conozco tan bien. Me puse a hojearlo buscando algo que me diera una pista para comenzar y mis pensamientos se alejaron del libro para centrarse en el misterio esencial de mi profesión de escritor, el misterio acerca del origen de esas palabras que pienso en escribir y son estas que estoy escribiendo. Debo confesar que no es la primera vez que me hago esta pregunta; es algo que me sucede cada vez que no sé lo que voy a escribir a continuación, lo cual hace que me cuestione de dónde han surgido todas esas miles de palabras, de pensamientos que he escrito y que se han convertido en libros y en guiones de obras teatrales. Es la clase de pregunta que uno tiende a plantearse en tales momentos de frustración, pues en general damos por garantizado estas cosas, que son en realidad los milagros diarios de la vida. Igual sucede cuando tomamos por garantizado el milagro de la germinación y el crecimiento de las semillas que plantamos en el jardín y que nunca nos sorprendemos por la confianza que tenemos de que de estos diminutos granos negros broten las flores de la próxima estación conocida como verano. Esa actitud era la que hacía que G. K. Chesterton le reprochara al mundo el aceptar los misterios y milagros de la vida como algo garantizado. Es el tema de su obra muy poco conocida El Hombre vivo, cuyo protagonista vive siempre asombrado del milagro de la vida y su anhelo de mantener ese asombro era tal que viajó por todo el mundo para que al regresar a su hogar pudiera volver a revivir la alegría de cortejar, fugarse y volver a casarse con su esposa, bajo seis diferentes nombres y así nunca olvidar el increíble milagro del Amor. Es una tragedia que vivamos en tal estado de postración, al tiempo que la vida misma parece ser una exigencia continua para mantener nuestros negocios y trabajo. Uso la palabra "parece" deliberadamente porque en verdad estoy convencido de que sucede todo lo contrario y sobre esta base resulta imposible vivir lo que se conoce como una "vida rica y plena". Hasta una vida vulgar y ordinaria es difícil. En el diario transcurrir de la vida surgen situaciones imprevistas que rompen su normal devenir y estos obstáculos inesperados y equivocaciones se convierten en muros contra los cuales golpeamos en vano la cabeza. Es en estos momentos en los cuales el ser humano se hace preguntas acerca del mundo en que vive y comienza a buscar ayuda, apoyo o explicaciones. La Religión, especialmente las formas convencionales que enseñan sobre un Dios personal que escucha las oraciones, es posible que no dé frutos y conduzcan a la resignación, a la tristeza piadosa y a la filosofía del materialismo puro, a la aceptación de que "Así son las cosas" induciendo a la gente a la blasfemia. Se necesita algo más, siempre se ha necesitado y siempre ha estado ahí permanentemente, a la espera de ser descubierto, aunque el hombre lo pasa por alto. Es algo que se le ha escapado de todas las enseñanzas de los Maestros que han buscado la comprensión del misterio eterno, desde los orientales como Lao-Tzu y Shankara, hasta Jesús, los Místicos de la Europa Medioeval y los pensadores del Nuevo Mundo. En esencia todos ellos han enseñado lo mismo, razón por la cual Aldous Huxley tituló La Filosofía Perenne a su antología del pensamiento religioso. Esas reveladoras respuestas han permanecido como "algo externo" al hombre, alejadas de su diario 2
  • 7. vivir y de sus retos, de lo cual ha surgido un esnobismo desafortunado sobre el tema, como si fuera algo ridículo esperar resultados tangibles y prácticos. El hombre ha sido forzado a un dualismo fatal tratando de vivir en dos planos al mismo tiempo, el material y el espiritual, ambos aparentemente iguales y reales, sin una relación comprensible entre si, como una empresa formada por dos socios que no se hablan. Es aquí donde pienso que este libro trasciende esta dualidad y demuestra que los dos socios son Uno, que el mundo es Uno y que las verdades eternas son parte esencial del tejido de la vida diaria que afirman su armonía y borran las discordias. ¿Qué es este libro? Hoy día los lectores desean que los libros tengan etiquetas para saber qué es lo que están comprando, pero estas también los pueden desanimar y es por eso que personalmente se me dificulta anticiparme a responder la pregunta sobre esta obra. Aunque la mitad de la humanidad se encuentra en una apremiante necesidad consciente de encontrar las respuestas a sus problemas no abriría un libro del que se diga que trata el tema religioso. Titúlelo "Cómo mejorar su salud, ser más rico y más feliz" y lo comprará un gran número de personas, pero aquellos lectores exigentes y con buen discernimiento se alejarán como lo harían al percibir un mal olor. Si se usa el término "Metafísica" este tiene una connotación de frialdad intelectual. Preséntelo como un libro de Ensayos y entenderemos porque a Emerson* se le lee exclusivamente hoy día como obra literaria, y no como a un Maestro que responde las mismas preguntas. *Ralph W. Emerson (1803-1882-Estados Unidos) es considerado uno de los grandes Maestros Espirituales de la Humanidad. ¿Puede uno acaso llegar a todos los hombres por un mismo camino? La palabra Dios es una palabra que aleja a muchos y está por todas partes en este libro. Mi tendencia a pedir disculpas por esto es una muestra del problema que tengo para escribir este prólogo. Si me resulta difícil describir este libro, lo es aún más a su autor. ¿Quién y qué es Joel Goldsmith? ¿Un Maestro? ¿Un Sanador? Son palabras de dudosa connotación para la gran mayoría, exceptuando unos pocos y además son palabras que no usaría porque siento que el autor las repudiaría con vigor ya que la totalidad de su Filosofía niega cualquier elemento personal tanto en la enseñanza como en la sanación. Viene a mi mente un pasaje de este libro: “Siempre han aparecido hombres que han traído el mensaje divino de la presencia de Dios y de la irrealidad del mal... (Quienes) trajeron a los hombres la Luz de la Verdad han sido confundidos con el mensaje mismo creyéndose erróneamente que esos mensajeros “externos” eran la Luz de la Verdad cuando en realidad esta se encuentra dentro de su propia Consciencia.” Permítame dejar momentáneamente de lado tanto al libro como al autor y volver a mi punto de partida. En aquellos momentos de problemas y frustraciones el hombre se hace preguntas tales como ¿“Por qué esto me tiene que pasar a mí? O también, ¿Cómo puedo hacer para impedir que esto suceda? Busca de igual manera una explicación acerca del mundo. Yo creo que la encontrará aquí. Tiene la esperanza de que esa explicación le sirva para sanar sus problemas. Yo creo igual que él, siempre y cuando la comprenda correctamente. Pero quiero dar un aviso de alerta. En las primeras páginas del libro encontrará una paradoja que lo pudiera asustar. Comienza su búsqueda con la esperanza de hallar la solución a su problema y se encuentra con la advertencia de que si quiere utilizar la Verdad Espiritual para mejorar las condiciones humanas de su existencia, no lo logrará. Se le demuestra lógicamente por qué no puede lograrlo; pero 3
  • 8. igualmente se le dice que si busca la Verdad por la Verdad misma, su propio bien, mejorará las condiciones de vida humana. Esto parece como sacado de un cuento de hadas, algo así como la intervención de un Mago muy sutil actuando sobre un deseo mágico. Lo cierto es que el tema central de los cuentos de hadas es una verdad universal. Hay una leyenda sobre un alquimista que prometió convertir cualquier sustancia en oro siempre y cuando nadie del público presente pensara en un mico azul. El asunto pudiera mejorarse cambiando la condición de que nadie pensara en oro. Algo quizás imposible, pero que puede lograrse y que se tiene que lograr. “Buscad primero el Reino de los Cielos, el pensamiento correcto, y todo lo demás vendrá por añadidura.” Pero no podrás pensar en nada más. El punto esencial de este libro es que enseña a remover la atención de los problemas y al hacerlo se encontrará la solución a los mismos. Así como me ha sucedido a mí, que al alejar mi atención del problema que me presentaba escribir el prólogo de este libro, lo he logrado finalmente sin juzgar si es bueno o malo. La tarea que esto implica no es fácil pero es sin duda alguna esencial. Creo que si no se obtiene una comprensión correcta del mensaje de este libro, no vale la pena vivir la Vida. John Van Druten 4
  • 9. NOTA DEL AUTOR Hay un camino por medio del cual podemos liberarnos del pecado, la enfermedad, la pobreza y de los resultados generados por la guerra y los vaivenes económicos. Este camino consiste en un cambio de Consciencia que consiste en comprender que la vida es espiritual y no material. A través de los siglos, el hombre ha creído que la vida y el universo son algo material, lo que le ha originado un temor por la vida personal y de la nación. Esto continuará así y aumentará aún más, en la medida en que se descubran más elementos de fuerza destructivos. El último de estos elementos que se ha anunciado es un producto químico, del que se dice que unos pocos gramos son suficientes para destruir toda la población de los Estados Unidos y Canadá, y no parece ser el último de los elementos de carácter destructivo. No hay una fuerza material que pueda contrarrestar esto y mucho menos la bomba atómica. El camino de la seguridad, la armonía, y la salud solo se obtiene mediante el establecimiento de la Consciencia espiritual. El gran secreto reside en que a pesar de todas las creencias en contra, el verdadero poder, para bien o para mal, no está en la materia ni en el sentido material del hombre ni del universo. Aquellos que han logrado establecer un cierto grado de Consciencia espiritual han probado en esa medida, la realidad del Espíritu. El secreto de todos los Visionarios, Profetas y Santos de todas las épocas, ha consistido en renunciar al sentido material de la existencia, para alcanzar la Consciencia espiritual de la Vida y su accionar. La validez de esta Consciencia espiritual, se demuestra de manera práctica hoy día por las sanaciones y regeneraciones alcanzadas por los estudiantes de las escuelas de Cristianismo Científico, Práctico. El mundo comenzará a mirar hacia lo alto con esperanza, cuando se entere que el éxito alcanzado en la solución de los problemas de salud, riqueza y seguridad de estos practicantes modernos de las antiguas enseñanzas, se ha logrado exclusivamente con la renuncia del sentido materialista de la vida, que permite la realización de la Consciencia espiritual. Surge entonces la pregunta: ¿Cómo puede uno prepararse para alcanzar la Consciencia espiritual y trascender el sentido materialista? La respuesta es: “Lea y estudie las verdades reveladas a través de los tiempos sobre la Consciencia Universal, el Alma o Espíritu y sobre la creación espiritual y sus leyes. Comprenda muy bien el sentido espiritual de estas revelaciones.” En este pequeño libro he plasmado la Verdad espiritual, tal como la he percibido a través de más de treinta años de estudiar las grandes religiones y filosofías de todos los tiempos, de los cuales los últimos quince años, los he pasado dedicado a la aplicación práctica de la Verdad en los asuntos de la vida diaria, problemas de salud, negocios, vida familiar y seguridad. Puede estar seguro de que la Paz interior llegará, en la medida en que permanezca en la Consciencia espiritual de la Vida y logrará la Paz en todos los asuntos diarios del devenir humano. El mundo externo es la manifestación de la Consciencia interior de la Verdad. Usted será la única autoridad que valide esta revelación, a medida que experimenta el cambio interna y externamente. 5
  • 10. 1. LA REALIZACION DE LA INMORTALIDAD “En el principio fue la Palabra y la Palabra estaba en Dios y la Palabra era Dios... Y la Palabra se hizo carne.” “Y la Palabra se hizo carne...” pero sigue siendo la Palabra. Al hacerse carne no cambia su naturaleza, su carácter o sustancia. La causa se hace visible como efecto, pero la esencia o sustancia es la Palabra, el Espíritu, la Consciencia. De esta manera entendemos que no existe un mundo espiritual y un mundo material sino que lo que percibimos como mundo, no es otra cosa que la Palabra hecha carne, el Espíritu hecho visible, la Consciencia manifestada como hecho. El error a través de la historia ha consistido en creer que existen dos mundos, uno el reino celestial o vida espiritual y el otro el de la vida material o existencia mortal, el uno separado del otro. A pesar de este sentido aparente que nos hace creer que hay dos mundos, los hombres siempre han buscado la armonía cuando surgen las dificultades intentando, a través de la oración, contactar ese otro mundo, el reino del Espíritu y lograr que el Espíritu o Dios actúe en la llamada vida material. Es importante empezar con la comprensión de que nuestro mundo no es un error; por el contrario, el universo en que vivimos es el reino de la realidad sobre la cual el hombre tiene un concepto erróneo. La tarea de restablecer la salud y la armonía en nuestra vivencia, no consiste en despojarnos o en cambiar el mundo material, sino en corregir el concepto finito de nuestra existencia. El buscador de la Verdad inicia su búsqueda debido a uno o quizás a muchos problemas. Los primeros años de su búsqueda los dedica a superar las dificultades y a curar las enfermedades, por medio de la oración dirigida a un poder Superior, o por medio de la aplicación de leyes espirituales a esas condiciones mortales. Llegará un día, en el cual quizás descubra que la aplicación de leyes espirituales a los problemas humanos no funciona, o no actúa como lo hacía en el pasado, o bien se da cuenta que ahora no tiene tanta satisfacción o inspiración en su estudio. Finalmente es conducido a la gran revelación, de que los mortales se hacen Inmortales cuando desaparece la mortalidad, es decir, la Inmortalidad espiritual y su armonía no hace parte de la condición humana. Dios no crea la condición humana ni maneja los asuntos materiales. “Pero el hombre natural - humano – no ha recibido las cosas del Espíritu Divino, pues son necedades para él; tampoco puede conocerlas porque exigen el discernimiento espiritual.” ¿Estamos buscando “las cosas del Espíritu de Dios” con propósitos humanos o verdaderamente buscamos “deshacernos” de lo mortal para permitir el establecimiento de la armonía del reino espiritual? En el proceso de enfrentarnos a los poderes de este mundo mediante el esfuerzo, la lucha y la competencia y mientras combatimos la enfermedad, el pecado, y la escasez, el sentido espiritual nos revela que “Mi Reino no es de este mundo.” Solo en la medida en que trascendemos el deseo de mejorar lo humano, entenderemos esta sabia afirmación. Solo cuando trascendemos el deseo 6
  • 11. de mejorar lo humano, percibimos los primeros destellos del significado de la afirmación “Yo he superado el mundo.” No hemos superado el mundo si buscamos sentir menos los dolores del mundo y deseamos disfrutar más de sus placeres y beneficios. Al no situarnos por encima de esta lucha frente a los asuntos mundanos, no entraremos al reino de los asuntos celestiales. “Porque todo aquello nacido de Dios transciende lo del mundo.” Solo la Consciencia Espiritual transciende el mundo, sus dolores y placeres. Esta evangelización de nuestra humanidad, no se alcanza mediante la fuerza mental o el poder físico; solo se logra mediante el desarrollo del sentido espiritual de la existencia, cultivando la dedicación total del pensamiento hacia los asuntos del Espíritu. “Porque todo lo que es del mundo, el placer de la carne y el placer de los ojos y el orgullo no son del Padre sino del mundo.” Es esta la afirmación que nos sirve de guía. Vigila tus pensamientos, aspiraciones y ambiciones, aunque sea por un corto tiempo y observa si tu mente está enfocada en tu salud, en la satisfacción de los sentidos o en las ganancias mundanas. Aprende, en la medida en que aparecen estos pensamientos mundanos a rechazarlos, porque ahora no estamos en el camino de mejorar los asuntos del mundo sino en el proceso de realizar el Reino Espiritual. “No ames el mundo ni las cosas que son del mundo. Si el hombre ama el mundo, el Amor del Padre no está en él.” ¿Suena esto como que debiéramos volvernos ascetas? ¿Deseamos ahora una vida distinta de una vida normal, llena de alegrías y prosperidad? No te engañes. Solo quienes han aprendido a mantener su atención enfocada en los asuntos del Espíritu, disfrutan a plenitud los placeres del hogar, de la amistad y del éxito en los negocios. Solo aquellos que en alguna medida permanecen centrados en la Divinidad han encontrado protección, seguridad y Paz en medio de un mundo desgarrado por la guerra. El sentido Espiritual no nos remueve de nuestro entorno, ni nos priva del Amor y la compañía que son tan importantes para una vida plena. La vida se sitúa entonces, en un nivel más elevado, donde no está a merced de los cambios, de la suerte o de las pérdidas, pues se hace evidente el valor espiritual en lo que llamamos la escena humana. “No trabajes para la carne que perece, sino para la carne que es Vida Eterna... Porque el Reino de Dios no es ni carne ni bebida; es pensar correctamente, es Paz y alegría en el Espíritu Santo.” Cuando te encuentres enfrentado a un problema humano déjalo a un lado, cualesquiera que este sea, y en vez de tratar de mejorar la situación, hazte consciente del Espíritu Divino en ti que disuelve lo que parece humano y revela la armonía espiritual, aunque se dé la impresión de que se ha mejorado la salud o la condición financiera humana. Cuando Jesús alimentó a la muchedumbre, fue su Consciencia espiritual de la abundancia lo que apareció en forma de panes y peces. Al curar a los enfermos, fue su Consciencia de la Divina Presencia lo que apareció como salud, fortaleza y armonía. Lo anterior puede resumirse en las palabras utilizadas por Pablo: “Pon tus anhelos en las cosas de lo Alto y no en las cosas de la tierra.” Vivimos en realidad en el Universo Espiritual, pero el sentido de lo finito nos presenta una imagen distorsionada. Si mantenemos fijo nuestro pensamiento en la imagen que tenemos frente a nosotros – “este mundo”- nos vemos en la necesidad constante de mejorarlo o de cambiarlo. Tan pronto elevamos nuestra visión, es decir, nos olvidamos de lo que hemos de comer, beber o vestir 7
  • 12. comenzamos a contemplar la realidad espiritual que no parece ser más que creencias mejoradas, pero en verdad, es la mismísima realidad. Esta realidad trae consigo alegrías indescriptibles, aquí y ahora, placeres que transcienden la más osada de las imaginaciones, el Amor de todos aquellos con quienes tenemos contacto, incluyendo el de quienes no saben del origen de la vida que hemos descubierto. “Mi Paz os dejo, mi Paz os doy; no como la Paz que da el mundo, os doy Yo.” “Hemos recibido ahora no el espíritu del mundo sino el Espíritu de Dios... Cosas que también hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría del hombre, sino con las que enseña el Espíritu Santo... Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios pues, son necedades para él: y no puede conocerlas porque requieren del discernimiento espiritual.” Es en este punto en el que nos perdemos con más frecuencia! Cuántas veces intentamos comprender la sabiduría espiritual con el intelecto humano! Esto nos produce una indigestión mental, porque tratamos de digerir el alimento espiritual con la mentalidad humana equivocada. Así no funciona. La Verdad no es un proceso de razonamiento humano; ella exige el discernimiento espiritual. Por regla general, la Verdad no apela a la razón, y cuando parece que apela a la razón tenemos que buscar aún más profundamente para saber si se trata realmente de la Verdad. Hay que dudar de toda verdad que parezca razonable. ¿Le parecen razonables las cosas que hizo Jesús, como caminar sobre el agua, alimentar multitudes con unos pocos panes y peces, curar a los enfermos y resucitar a los muertos? Si la razón pudiera comprender el Principio que respalda estas actividades, todas las iglesias estarían ensenándolas como algo fácil de alcanzar y recomendarían hacerlo. Pero este Principio solo puede ser comprendido por el Sentido Espiritual, la Conciencia Espiritual, que debidamente preparada puede hacer las mismas cosas que Cristo siempre ha hecho. Lo que fue posible para la Consciencia Crística en los tiempos de Jesús, también lo es ahora para ese mismo nivel de Consciencia Crística. Ahora estamos comprometidos en el establecimiento del sentido Espiritual, y triunfaremos en la misma proporción en la que relajemos la lucha mental y seamos receptivos a las cosas que nos enseña el Espíritu Divino. Es mejor mantener nuestra visión centrada en lo Alto y no tratar de que el Espíritu maneje nuestros cuerpos y nuestros asuntos materiales. Al “descender de nuevo a las cosas del mundo”, veremos cómo desaparecen las desavenencias y las limitaciones sensoriales para que surja la realidad. El Reino de Dios no es concebido como algo material de mejor calidad, ni tampoco como un vocabulario especial de la Verdad. Sin embargo, los frutos que surgen de la comprensión espiritual son: Una mayor armonía, Paz, prosperidad, alegría, compañía y relaciones ideales. “A causa de esto, damos Gracias a Dios sin cesar, porque cuando habéis recibido la palabra de Dios que oísteis de nosotros, no la habéis recibido como palabra de los hombres pero tal como es en verdad, palabra de Dios que surte efecto en quienes creen...” – comprenden. Para recibir la palabra de Dios, el sentido espiritual, es necesario sentir antes que razonar. En la Biblia esto se describe como recibir la palabra “en el corazón.” Es muy importante tener presente, que el desarrollo de la Consciencia espiritual genera una Gracia mayor para sentir la armonía del Ser. Ninguno de los sentidos ver, oír, gustar, tocar u oler nos revelan la verdad, la armonía 8
  • 13. espiritual, lo que indica que esta debe proceder de una facultad superior, la Intuición, que actúa a través del sentir. Por eso hasta ahora cuando nos sentábamos a Orar o a Meditar, inmediatamente fluía un torrente incesante de palabras y pensamientos. Quizás solo afirmábamos la verdad o negábamos el error. Ahora es fácil comprender, que todo esto es producido en el ámbito de la mente carnal, humana. Cuando cultivamos el sentido espiritual, nos hacemos receptivos a los pensamientos que surgen de nuestro interior. Aprendemos a escuchar la Verdad antes que a hablarla. Nos sintonizamos de tal modo con el Espíritu, que sentimos la armonía divina del Ser, la presencia Divina. Al transcender los cinco sentidos físicos, nuestra facultad Intuitiva asume su papel receptivo y responsivo a las cosas del Espíritu y comenzamos una nueva existencia, como resultado de nuestro renacimiento espiritual. Por eso, hasta ahora solo nos habíamos ocupado con la palabra de Verdad, pero a partir de ahora, solo con el Espíritu de Verdad. Ya no nos preocupa tanto lo que es la Verdad, sino el sentir la Verdad. Esto se logra en la medida en que pensamos menos en la letra y damos más importancia al sentir, a la receptividad. Haciendo un paréntesis, esta palabra “sentir” también se refiere a la Consciencia, al conocimiento, a un sentido de la Verdad. No hablamos ahora de la Verdad, sino que recibimos la Verdad y aquello que recibimos en el Silencio, es expresado desde lo Alto con autoridad. La sanación espiritual es el efecto natural de una conciencia iluminada por la Divinidad. Estamos iluminados solamente cuando somos receptivos y respondemos a la iluminación espiritual. Estamos equivocados con respecto a la Inmortalidad, cuando pensamos que es la Inmortalidad de la personalidad humana o sentido personal. La muerte no es causa de la Inmortalidad, ni elimina el sentido personal; tampoco si la vida se extendiera indefinidamente garantizaría la Inmortalidad. La Inmortalidad se hace realidad, en la medida en que se transciende el sentido personal bien sea aquí o después de aquí. Al despojarnos del ego personal obtenemos la Consciencia de nuestro Ser real, nuestro Yo verdadero, la Consciencia Divina, alcanzando así la Inmortalidad. Esto puede lograrse aquí y ahora. La muerte es el resultado de nuestro deseo de perpetuar lo falso, el sentido de lo material, del cuerpo y de la riqueza. El primer paso para la realización de la Inmortalidad, es vivir desde el centro de nuestro ser, proyectándonos generosamente desde allí, antes que en acumular lo externo: Es el sentido de dar, antes que el de recibir; el de Ser, antes que el de obtener. En este nivel de Consciencia no hay condena, juicio, odio o temor; solo existe un sentimiento continuo de Amor y tolerancia. No resulta nada fácil poder expresar la alegría y la Paz de la Inmortalidad, porque para quienes pretenden mantener sus ideas de sí mismos, la Inmortalidad les parecería la extinción de todo. Pero no es así; por el contrario, preserva eternamente lo que es real, fino, noble, armonioso, el donaire, el desprendimiento y la Paz. Es la realidad que surge a la Luz en lugar de la ilusión sensorial. Es el conocimiento consciente de la Infinitud Individual del Ser, que reemplaza al sentido finito de la existencia. 9
  • 14. El egoísmo y la vanagloria desaparecen al tomar Consciencia de la Divinidad de nuestro ser. Con esta comprensión, se dan la paciencia y la tolerancia con aquellos que todavía se encuentran luchando en su Consciencia mortal, material. Es estar en mundo sin ser del mundo. 2. ILUMINACION ESPIRITUAL La iluminación espiritual nos permite discernir la realidad Espiritual, donde parece que reina el concepto humano. El sentido espiritual discierne la realidad de lo que aparece como concepto. La evolución de la Consciencia espiritual comienza cuando nos damos cuenta por primera vez, que lo que contemplamos a través de los sentidos de la visión, la audición, el gusto, el olfato y el tacto, no es la realidad de las cosas. El primer rayo de iluminación nos brinda destellos de la naturaleza divina, eterna e inmortal, dejando completamente a un lado las apariencias, lo que a su vez logra que las apariencias sean incluso menos reales y la iluminación aún mayor. Nuestro avance Espiritual se da en proporción directa a la iluminación, que nos habilita para vivir cada vez más la Realidad. Sabemos que el escenario humano es percibido equivocadamente, debido a la percepción incorrecta, por eso debemos abandonar cualquier idea de ayudar, curar, corregir o cambiar la imagen sensorial que percibimos, y así podremos empezar a ver la Realidad divina siempre presente. La iluminación espiritual, empieza a manifestarse en nosotros en la medida en que damos el primer paso serio en la búsqueda de la Verdad. Creemos entonces que somos nosotros los que estamos buscando el bien o la verdad, pero en realidad es la Luz que brilla en nuestra Consciencia, la que nos obliga a dar los pasos que estamos dando. El avance de nuestra comprensión espiritual es dado por la Luz, que se hace cada vez más intensa en nuestra Consciencia despejando la oscuridad sensorial. Este flujo de Luz seguirá hasta que se restablezca plenamente nuestra verdadera identidad, que es la de “Yo Soy la Luz del Mundo.” Cuando no estamos iluminados, forcejeamos con las fuerzas del mundo; tenemos que trabajar; tenemos que luchar para preservar nuestro lugar y posición en el mundo; tenemos que competir por riquezas y honores. Nos disgustamos ocasionalmente con nuestros amigos; más aún, nos mantenemos en una lucha permanente con nosotros mismos. Las riquezas personales no dan ninguna seguridad, a pesar de que la intensa batalla que se ha dado para obtenerlas haya sido ganada. La Iluminación trae consigo Paz, al igual que confianza y certeza, pero en especial, trae el reposo que nos libera de las luchas contra el mundo, y por esto fluye hacia nosotros todo lo bueno, a través de la Gracia. Comprendemos ahora claramente que no vivimos porque adquirimos, ganamos o alcanzamos las cosas. Vivimos por la Gracia, todo lo poseemos como don Divino y no tenemos que conseguir el bien porque ya lo tenemos. “Hijo permanece siempre en Mi porque todo lo que tengo es tuyo.” Los placeres y los éxitos del mundo son nada, comparados con las alegrías y los tesoros, que ahora se manifiestan ante nosotros a través del sentido espiritual. A la Luz de la Verdad, los triunfos más grandes y las más grandes alegrías terrenales son nada, mientras que los tesoros del Alma tienen una gloria desconocida, imposible de imaginar por los cinco sentidos. 10
  • 15. Cuando el hombre posee la Luz divina en sí mismo, gana su libertad en el mundo y goza de la seguridad frente a todos los peligros humanos y terrenales. Esta época que vivimos encierra grandes terrores y temores para muchos. Los iluminados saben que el bien no aparece ni desaparece, porque la actividad espiritual es siempre plenitud, tal como se los ha revelado su iluminación, que enseña la realidad divina de las cosas y les hace ver que están anclados en el Alma, en la Consciencia Divina, la Paz espiritual, la serenidad y la protección. Los iluminados no tememos a nada en el mundo, porque este no es otra cosa que la proyección de Todo lo que poseemos en nuestro interior. Disfrutamos de una seguridad real, dada por la convicción de que somos seres individuales que lo poseemos Todo, gracias a la Consciencia espiritual, la Infinitud y por ello, no reconocemos como verdaderas las evidencias que nos presentan los sentidos. La iluminación espiritual revela la armonía del Ser y diluye la evidencia de los sentidos. La iluminación no altera nada en el Universo pues, este es un universo poblado por los Hijos de Dios; lo que si cambia es nuestro concepto del Universo. Este es apenas el comienzo del análisis del amplio tema, y mientras lo discutimos mantengámonos lo más lejos posible del mundo sensorial, y permanezcamos anclados con plena Consciencia, en la realidad espiritual. Siempre han aparecido hombres que han traído el mensaje divino de la presencia de Dios y de la irrealidad del mal: Buda en la India, Lao-Tzu en la China y Jesús de Nazaret. Quienes trajeron a los hombres la Luz de la Verdad han sido confundidos con el mensaje mismo, creyendo erróneamente, que esos mensajeros “externos” eran la Luz de la Verdad, cuando en realidad esta se encuentra dentro de la propia Consciencia individual. Al adorar a Jesús, los hombres olvidaron el Cristo; la devoción a Jesús, hizo que se perdiera la comprensión de Cristo. Al buscar la realización del Bien a través de Jesús, el hombre perdió la oportunidad de encontrar al Cristo Omnipresente en su propia Consciencia. En ambos casos, el mensajero corresponde al advenimiento de Cristo en la Consciencia individual y una vez que esto es comprendido, se obtiene la liberación de toda limitación causada por el sentido personal. Jesús dijo: ”Si Yo no me marcho, el Espíritu de Verdad no entrará en Vosotros.” ¿No es esto lo suficientemente claro para que todos entendieran? Si no nos alejamos del sentido personal de salvación, de la necesidad de un mediador o de un guía, no podremos encontrar la gran Luz en nuestras propias Consciencias. La Iluminación espiritual no viene a través de una persona; ella viene del Cristo Impersonal, la Verdad Universal, la Consciencia iluminada del Yo en cada uno de nosotros. La Consciencia iluminada diluye el sentido personal del Yo con sus problemas, enfermedades, envejecimiento y fracasos. Revela el Verdadero Yo, YO SOY EL QUE SOY, el Ser ilimitado, sin apegos, sin preocupaciones, armonioso y libre. Este Yo Verdadero Individual, se nos revela cuando nos retiramos cada día a nuestro interior, y aprendemos a “escuchar” y a estar en estado de 11
  • 16. vigilia.* Permitimos igualmente que el Alma o el Espíritu Divino nos guie suavizando y preparando el camino, antes que preocuparnos por el trabajo cotidiano, o por el mañana, e igualmente le permitimos cubrir nuestra retaguardia, para salvaguardar cada paso que damos movidos por la ilusión de los sentidos. *Nota del traductor: El estado de Vigilia se refiere a una vigilancia constante para que los pensamientos negativos o ilusorios que generan los sentidos no entren en nuestra Consciencia. La conciencia iluminada sabe que es manifestación de la Infinitud, la Presencia todopoderosa, que nos hace prosperar por nuestras acciones y nos bendice con cada pensamiento que tenemos. Sabe igualmente, que nuestros pensamientos son bendiciones para todos aquellos que nos encuentran en el camino de la vida. Cuando el fuego de la Verdad y del Amor ilumina nuestra Consciencia, destruye el miedo, la duda, el odio, la envidia, la enfermedad y la discordia. Esta pureza de Consciencia irradia nuestro entorno y es percibida por quienes nos rodean, sintiendo que sus pesados fardos se hacen livianos. Es imposible “Ser la Luz del Mundo” y no disipar la oscuridad de aquellos que llegan a nosotros. Tenemos que ser conscientes de que todo el bien que recibimos, es la manifestación de nuestra propia Consciencia, aún cuando a veces pareciera que viene a través de otro individuo. Hay que entender con claridad, que toda apariencia del mal es una percepción errónea de la armonía, y por tanto, no hay necesidad de temer ni de odiar; solo así lograremos transcender la ilusión, para permitir la manifestación de lo real y verdadero. Solo la Consciencia iluminada puede mirar la apariencia del mal y percibir la realidad divina. Solamente la Consciencia Crística puede despojar al error de su apariencia real, y al hacerlo, lo priva de su ponzoña. La iluminación espiritual nos revela que no somos seres mortales, ni siquiera seres humanos, que somos en verdad seres espirituales puros, Consciencia Divina, Vida autosuficiente, Mente Absoluta. Esta Luz destruye la ilusión creada por los sentidos. La iluminación disuelve los lazos materiales, y enlaza a los hombres con los lazos dorados de la comprensión espiritual, reconociendo únicamente el liderazgo de Cristo. No conoce ritual distinto al del Amor universal, Divino, Impersonal y la única adoración es la de la Llama Interior que siempre ilumina el templo del Espíritu. Esta unidad es el estado libre de la hermandad espiritual. La única restricción es la disciplina del Alma, por lo cual, nuestra libertad no es adquirida ni depende de nada externo; somos la unidad cósmica, sin limitaciones de ningún tipo y rendimos culto a la Divinidad, sin necesidad de ceremonias ni credos. El Iluminado camina sin temor... por la Gracia Divina. Estar orientado espiritualmente es saber que somos la realización divina, que somos ese punto en el cual brilla la Divinidad. Saber con certeza que cada individuo es la presencia de la Divinidad, que todo lo que existe es la presencia Divina en distintas manifestaciones, es señal de haber alcanzado la Consciencia espiritual. Comprender que lo que vemos , oímos, gustamos, olemos y tocamos, todo aquello que nos reportan los cinco sentidos es el concepto finito, ilusorio de la realidad y de 12
  • 17. ninguna manera es el mundo espiritual, que conocemos solamente por medio del sentido espiritual. Nuestra Consciencia Crística contempla a la Divinidad manifestándose por doquier, a través de la neblina ilusoria creada por el sentido personal. Sabe igualmente que no existen pecadores que necesitan reformarse, ni enfermos que curar, ni pobres que enriquecer. La iluminación espiritual nos revela, que toda la creación es una manifestación de la Divinidad diluyendo así, los conceptos erróneos o imágenes que nos presenta el sentido mortal finito. La Luz de la Consciencia individual hace conocer al mundo como obra de la Divinidad, el universo real habitado por sus Hijos. Con este conocimiento, desaparece la escena mortal, humana, sensorial de “este mundo” haciendo su aparición “Mi Reino”, la creación percibida en su realidad divina, tal y como es en verdad. Del mismo modo percibe la existencia de la compañía interior que siempre está en nosotros; sentimos un fervor interior, una presencia real y una confianza divina. A veces, sentimos como si una mano fuerte tomara las nuestras, o tenemos la visión de un rostro sonriente a nuestro lado. Nunca estamos solos y lo sabemos. Esta maravillosa Presencia nos da reposo y nos relaja, para hacerle frente a las exigencias del mundo, dándonos la alegría de la Paz; es, en verdad, el mandato de “Aquiétate y permanece en Paz”, ante los problemas o exigencias de la existencia humana, es la influencia curativa que perciben quienes nos rodean. Esa Presencia interior de la que somos conscientes es la Verdad misma, que se nos manifiesta como Presencia, Poder, Compañía, Luz, Paz e influencia curativa, Cristo mismo. La vivencia de este Ser interior es el resultado de nuestra gran iluminación espiritual, de una cultivada Consciencia espiritual. Es este el Dios verdadero, que cura nuestros males y camina delante de nosotros para armonizar nuestro paso por la vida. Es nuestra verdadera riqueza, y se manifiesta en esplendorosa abundancia. Ninguna circunstancia, o situación humana puede afectar nuestros ingresos, o nuestra riqueza, cuando permanecemos en esta conciencia de la Presencia del Amor. Al hacerse consciente de su Ser real interior comprende, que usted no nace ni muere, ni es joven ni viejo, que no hay salud ni enfermedad, solo la armonía eterna del Ser. Esta verdad hace desaparecer cualquier ilusión sensorial, y revela la Infinitud, la armonía de nuestro Ser; elimina la muerte y revela la Inmortalidad. Cualquier pensamiento distinto a la Presencia Divina que pudiera tener, debe desaparecer para poder beber el agua pura de Vida y comer la carne espiritual de la Verdad. Cuando liberamos nuestro corazón de los errores del yo ilusorio, el egoísmo, los falsos deseos, la ambición y la codicia, reflejamos nuestra verdadera Luz, tal como lo hace un diamante al reflejar su propia Luz interior. Hacia el año 500 A. de C. se escribió lo siguiente: “Puede suceder, con cierta facilidad, que un hombre cuando se esté bañando se pare sobre una cuerda e imagine, que puede ser una serpiente. El pánico se apodera de él, y comienza a temblar anticipando en su pensamiento, la agonía que le puede causar la mordedura venenosa de la serpiente. ¡Qué alivio experimentará este hombre, cuando vea que la cuerda no es una serpiente! La causa del pánico debe buscarse en el error de su discernimiento, en su ignorancia, la ilusión sensorial. Si en un principio hubiera reconocido la verdadera naturaleza de la cuerda, no habría perdido su tranquilidad mental; se 13
  • 18. habría relajado y su alegría y felicidad no se habrían alterado. Es este el verdadero estado mental de quien ha transcendido el yo ilusorio, personal, al eliminar la causa de todos los problemas, inquietudes y vanidades, reconociéndolos como espejismos, sombras, como un sueño.” La iluminación revela que no existe el error, que lo que parece ser una serpiente – pecado, enfermedad, discordia, muerte – es la realidad misma, que es mal interpretada por el sentido finito, carnal. Por eso, lo irreal no debe ser odiado, ni temido ni resentido, sino reinterpretado hasta alcanzar la convicción, por medio del sentido espiritual de la verdadera naturaleza de la cuerda, la realidad misma. La serpiente – enfermedad, discordia- no es más que un estado mental, que no tiene validez en la realidad externa. Es muy importante comprender con absoluta claridad, que la ilusión sensorial nunca se manifiesta externamente. La iluminación espiritual se hace realidad viviendo en la Consciencia de la Perfección, que exige una constante reinterpretación en términos reales, de lo que nos aparece como realidad frente a nosotros. Día y noche, nos vemos enfrentados a apariencias discordantes, y estas tienen que ser inmediatamente reinterpretadas, a través de nuestra comprensión de “la nueva lengua”, la del Espíritu. Cada incidente en nuestra vida diaria, nos presenta la oportunidad inmediata para usar nuestra comprensión espiritual y corregir la apariencia; cada vez, que usamos nuestras facultades espirituales en esta tarea, aumentamos nuestra comprensión espiritual, la que a su vez nos revela aún más la Luz de la Verdad. “Orad constantemente... Y conocerás la verdad y la verdad os hará libres.” Al traducir las imágenes, e incidencias de la experiencia diaria de la vida usando la nueva lengua, el lenguaje Espiritual y la Consciencia se expanden a tal punto, que la traducción sucede sin necesidad de pensar. Se convierte en un estado habitual de la Consciencia, en percepción constante de lo real, lo verdadero. Solo de esta manera y de ninguna otra, logramos que nuestras vidas evolucionen armoniosamente desde el centro de nuestro Ser, sin la necesidad de pensar. En lugar de que nuestra existencia se convierta en una feria de “milagros”, esta se vive como una manifestación continua del bien mismo. En vez de hacer ingentes esfuerzos, para lograr que lo bueno nos llegue, nuestro bien verdadero surge a nuestra vida desde lo más recóndito de nuestro Ser, sin necesidad de ningún esfuerzo consciente, ya sea mental ó físico. No dependemos de nada ni de nadie, ni siquiera de nuestro propio esfuerzo. La iluminación Espiritual nos hace confiar en la Divinidad, que se manifiesta y revela a sí misma, de manera individual, haciéndonos dejar a un lado los esfuerzos personales. 3. CRISTO Las Antiguas Escrituras Sagradas revelan que, “es difícil entender que al regalar comida obtenemos más fuerza; que al donar ropa a los demás manifestamos más belleza, y que si reposamos en moradas de verdad y pureza, adquirimos grandes tesoros.” 14
  • 19. Abraham, padre de los Hebreos, cimentó la prosperidad de su pueblo con la idea del diezmo, consistente en donar una décima parte de los ingresos propios para actividades espirituales, para obras caritativas, sin pensar en recompensa alguna o en recuperar la inversión. “La Inmortalidad solo puede establecerse mediante continuos actos de benevolencia y la perfección se obtiene con la compasión y la caridad.” Mientras más elevado es el Amor desinteresado que expresamos, más cerca estaremos del reconocimiento consciente del Yo verdadero, el Ser real. El “Yo” personal solo se preocupa de los deseos, de obtener, desear, conquistar, acumular, mientras que el Yo individual real, da, sirve, comparte y bendice. El sentido del Yo personal, se forma por la percepción sensorial de las experiencias humanas y está plagado de limitaciones y errores. El Yo verdadero es la Infinitud individualizada de las ideas y actividades expresadas eternamente, sin limitaciones ni restricciones. El Yo personal se ocupa principalmente, de los problemas y asuntos personales, expandiendo sus fronteras, para incluir a los miembros de la familia inmediata o a un círculo de amigos. Muchas veces, este sentido personal del Yo participa en obras caritativas y de beneficio social, pero al analizar las motivaciones, vemos que no es más que el Yo ilusorio, en busca de reconocimiento. El Yo verdadero, el Ser real, se proyecta desde nuestro interior y bendice todo aquello con que entra en contacto; se reconoce fácilmente por el desprendimiento, porque no exige nada a cambio, ni recompensa ni reconocimiento, ni ningún tipo de engrandecimiento personal. No es una entidad débil, o un objeto que los mortales puedan manipular, porque difícilmente lo conocen o perciben. Acuden a la mente dos maravillosas ilustraciones, para demostrar la diferencia que existe entre el sentido personal, ilusorio del Yo y el Yo Inmortal. Siddhartha, que había abandonado su hogar y su familia para dedicarse de lleno a la búsqueda de la verdad, recibió finalmente la iluminación convirtiéndose en Buda, el Iluminado o tal como lo conocemos, el Cristo de su tiempo. Su padre, un gran rey que estaba a punto de morir, lo manda a buscar rogando por su pronto regreso. Cuando lo tuvo en frente se dio cuenta de que lo había perdido, en el sentido del yo personal, la relación padre e hijo, a pesar de lo cual le reclamó, diciéndole:” Te ofrecería mi reino, pero sé que lo considerarías algo así como cenizas.” Buda le replicó: “Sé que el corazón del rey está lleno de Amor... pero permitamos que los lazos del Amor, que te han mantenido unido con el hijo que perdiste, abracen con igual devoción a todos tus semejantes, y recibirás en tu corazón a alguien más grande que Siddhartha, al Ser de Luz, el Maestro de la Verdad, el Virtuoso Predicador y la Paz Divina.” La otra historia maravillosa se refiere al gran Maestro Jesús. “Mientras hablaba a la gente, llegan su madre y sus hermanos y quedándose afuera lo mandan llamar. Había mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen:” Tu madre y tus hermanos y hermanas te esperan afuera” y señalando a sus discípulos respondió: “¿Quienes son mi madre y mis hermanos y hermanas?” Y mirando en torno a los que estaban a su alrededor, dijo:”Contemplad quienes son mi madre y mis hermanos y hermanas. Porque quienes hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.” En la medida en que nos iluminamos espiritualmente, vienen a nuestro encuentro aquellos que buscan su liberación de la oscuridad material, la enfermedad, el pecado, la limitación, el temor, la 15
  • 20. inquietud y la ignorancia. Podemos ayudar en esa tarea liberadora, solo en la medida en que comprendemos que tanto la calidad como la actividad del Alma son impersonales, y que en su propia manifestación universal se individualiza. Por medio de la meditación, o de la comunión interior, nos hacemos receptivos a la Verdad, que se revela en nosotros y es a esto lo que llamamos oración. Nuestra oración no debe estar conectada con algo externo, así sea un mal llamado paciente. En verdad, la oración no es un proceso ni una combinación de palabras, o pensamientos, como tampoco es una declaración, ni afirmaciones, ni negaciones. La oración, es un estado de Consciencia en la que vivimos la armonía, la perfección, la unidad de la existencia, la alegría, la Paz, el dominio. Con frecuencia, durante la meditación u oración, el individuo recibe revelaciones específicas como frutos de su Consciencia del Ser real. Innumerables han sido las veces que se nos ha revelado que el talento, la habilidad, la educación y la experiencia individual son en verdad la manifestación de la Consciencia de cada uno, bien sea artista, músico, vendedor, empresario, actor o lo que sea. Podemos concluir que la Consciencia, se expresa a sí misma en forma individual y por lo tanto, siempre manifiesta oportunidades, reconocimiento y receptividad. Por eso, como la Consciencia está siempre manifestándose a sí misma, a través de nosotros en forma individual, no puede existir un don que no se haga realidad, talentos y habilidades que no se expresen; tampoco pueden existir esfuerzos que no sean recompensados. En otras palabras, todos los esfuerzos y actividades son expresión de las capacidades y aptitudes de la Infinitud, la Conciencia, que se hacen realidad de manera individual. Ser conscientes de esta Verdad hace que desaparezca la ilusión del desempleo, de la falta de ingresos, o de la carencia de cariño y aprecio. Es muy importante tener presente en todo momento, que las palabras que carecen de la convicción perceptiva de la Consciencia de Verdad son como “nubes sin lluvia”, “vanas repeticiones”, en una palabra, nada. De igual forma se nos ha revelado que solo hay Una Vida, y que esta nunca se halla en peligro de enfermedad, accidente o muerte. Esta es la Vida que vivimos individualmente. Nunca es necesario tratar de sanar a una persona o a un animal. Lo que sí es absolutamente necesario es estar siempre atentos, para no aceptar como real la apariencia de lo ilusorio, en nuestro pensamiento, ni de ningún poder o actividad distinta a la Ley Única de Vida, el Alma! Cuando vivimos permanentemente en esta Consciencia de la Verdad, del bien, de la armonía desaparece la ilusión creada por los sentidos, bien sea en la forma de una persona enferma o pecadora. Afirmar con palabras, que la ilusión sensorial es una ilusión, no ayuda para nada. La percepción se hace real, solo cuando somos conscientes de esta verdad, surgiendo entonces, un mundo en el cual la sanación y la regeneración, y aún la resurrección, son totalmente normales en el diario vivir. Hace poco le escribí a un amigo con ocasión de su cumpleaños lo siguiente, y sé que no se molestará si lo comparto con ustedes: “Como regalo de cumpleaños desearía que nunca los cumplieras para que de esta forma, te acostumbres a la idea de que la Vida es una continuidad consciente, que no se interrumpe jamás, que nunca se detiene; es un conocimiento consciente de evolución progresiva. En verdad, no hay interrupción en la evolución de la Consciencia en ningún nivel, ni se pierde el conocimiento consciente del cuerpo, como tampoco se pierde la Consciencia de un talento artístico, musical o de cualquier otro tipo una vez aprendido. 16
  • 21. La Consciencia se proyecta desde el interior haciéndose real en el mundo externo y su origen es ilimitado, es la Infinitud del Ser que se hace individuo, tú, con todas las variedades, formas y expresiones posibles de esa Infinitud. La muerte no es más que una creencia, que surge de la ignorancia creada por el pensamiento, que nos convence de que la Consciencia pierde el sentido corporal, individual. La Inmortalidad es el conocimiento de la Verdad, de que la Consciencia es eternamente consciente de su propia identidad, cuerpo, forma o expresión. La Consciencia consciente de su Infinitud es Inmortalidad realizada, aquí y ahora. El conocimiento de la Consciencia, que se manifiesta eternamente en formas individuales creadas o manifestadas en sí mismas, es la Inmortalidad, aquí y ahora. Esa Consciencia eres tú.” La Consciencia espiritual es conocimiento de que la armonía simplemente es, lo cual nos libera del esfuerzo personal. Una vez liberados de la creencia en la necesidad del esfuerzo personal, se revela Cristo en nosotros que es realidad viviente. Cristo es la verdad activa en la Consciencia individual. Es la habilidad de captar, de recibir la palabra de Verdad, que se declara a sí misma en nosotros, antes que en expresarla en forma hablada. Al aquietarnos interiormente, nos hacemos más receptivos a la Verdad que se declara a sí misma en nosotros, individualmente. La actividad de esta Verdad en nuestra Consciencia es Cristo, la presencia misma de Dios. La Verdad que recibimos y que mantenemos permanentemente en la Consciencia, es la ley de la armonía en todos nuestros asuntos pues, es la que gobierna, dirige, conduce, guía y apoya todas y cada una de nuestras actividades del diario vivir. Cuando surge la apariencia sensorial, ilusoria de enfermedad o carencia de cualquier tipo, esta Verdad siempre presente, nos sana y nos hace prosperar, se convierte en nuestra salud y prosperidad. Para muchos la palabra Cristo continúa siendo un término bastante misterioso, una entidad desconocida, algo extraño que quizás nunca lo puedan hacer realidad. Tenemos que cambiar esta actitud, si anhelamos beneficiarnos de la revelación de la Divina Presencia en nosotros, que nos dio a conocer Cristo Jesús y muchos más. Tenemos que vivir a Cristo como una realidad permanente y continua, como la Ley Divina que es. Hay que vivir conscientemente, en la Verdad activa interior manteniendo siempre una actitud receptiva, un oído atento y muy pronto lograremos el conocimiento interno, que es la actividad de la Verdad en la Consciencia Individual; es Cristo hecho realidad. Esta comprensión correcta de lo que es Cristo, nos hace entender la oración. Todas las definiciones de oración, que encontramos en los diccionarios, corresponden a un concepto basado en la creencia errónea de que hay un Dios en alguna parte, listo a escuchar nuestras oraciones. Entonces, si lográramos encontrar a este Dios y que esté en una actitud mental correcta, sería posible que recibiéramos una respuesta favorable a nuestras peticiones, a menos claro está, que nuestros padres o abuelos hasta tres o cuatro generaciones atrás, como se nos ha dicho, hayan pecado, en cuyo caso seríamos considerados responsables de los mismos y nuestra oración terminaría seguramente en el basurero del cielo. Nosotros en el Camino de la Infinitud tenemos una comprensión muy diferente de lo que es la oración. Sabemos que todo el bien que recibimos, sea cual fuere, es el resultado directo de nuestra Conciencia individual de la Verdad. Nuestro conocimiento de la Vida Espiritual se manifiesta en proporción directa con nuestra receptividad a la Verdad, que permite que Dios se revele por sí mismo y no como producto de oraciones. Este es el concepto más elevado de la 17
  • 22. oración. Lo hacemos realidad individualmente, si practicamos varias veces durante el día o la noche la meditación, la comunión, nuestra capacidad de oír en el silencio. Cuando nos aquietamos, entramos en actitud receptiva, lo que nos hace conscientes de la presencia de Dios. Esta habilidad de sentir, o de ser conscientes de la Presencia, es la actividad de Dios, de la Verdad en nuestra Consciencia. Ser conscientes, sentir la Presencia Divina es Cristo mismo, nuestra realidad individual. Vivimos en el mundo sensorial y solo nos preocupamos por todo aquello que nos reportan los sentidos, conociendo las experiencias del bien y el mal, del dolor y del placer. Por medio del estudio y de la meditación, nos aproximamos a una comprensión mental de la Vida generando pensamientos más elevados, los que a su vez son causa de mejores condiciones de vida. En la medida en que pulimos nuestras cualidades mentales y evolucionamos siendo más pacientes, amables, caritativos y olvidamos fácilmente las ofensas y agravios, nuestra vida adquiere estas mismas cualidades, pero no nos quedemos en esto. En un plano más elevado que el del cuerpo y el de la mente, se encuentra el Alma, el reino de Dios. Es la realidad de nuestro ser, nuestra naturaleza Divina; esto no quiere decir que el cuerpo y la mente estén separados del Alma sino que ésta los contiene y reside en la inmensidad de nuestro Ser. En el reino de Alma encontramos completa calma, Paz, armonía y dominio absolutos. No existe ni el bien ni el mal, ni el dolor ni el placer, solo la felicidad de Ser. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo, porque no reconocemos el mundo sensorial ni sus apariencias, porque habiendo despertado nuestro sentido espiritual “lo vemos a Él como lo que Es”, lo real a través de la apariencia. Hasta ahora hemos buscado la felicidad en el llamado mundo objetivo, en personas, lugares y cosas. Ahora gracias al sentido espiritual, a este sentido del Alma, el mundo entero nos brinda sus dones a través de las personas y no por las personas en sí. El sentido material de las personas y cosas son objetivos nuestros, lo que deseamos. A través del sentido espiritual, el Alma misma, el bien se manifiesta desde el centro interior de nuestro ser y lo percibimos como personas que nos ayudan, o como las situaciones difíciles que se solucionan. El sentido espiritual, el Alma, no nos priva ni de la familia, ni de las amistades, ni de las comodidades de la existencia humana; lo que si origina es un estado permanente de Consciencia elevado, en el cual percibimos a las personas, a las cosas y a los sucesos en el mismo nivel de Consciencia que es ahora una realidad. Por muchos siglos, la atención la centramos en Jesucristo como Salvador del Hombre, y en estos siglos, el sentido material de la vida ha oscilado entre los extremos, Luz y oscuridad. Un Maestro del siglo XVI escribió:”Cristo (Jesús) se declara así mismo como la Luz del Mundo y le dice a sus discípulos, que ellos son también la Luz del Mundo. Todos los cristianos que viven en el Espíritu Santo -los verdaderos cristianos- son uno solo en Cristo, en Dios y son como Cristo (Jesús). Esto implica que lo que hizo Cristo (Jesús) también ellos lo harán.” La realización espiritual, que es la verdadera tarea, consiste en hacernos conscientes, en darnos cuenta, de que Cristo es nuestra propia Consciencia. Reconocemos con alegría y un Amor profundo, la realización de Cristo, no solo en Jesús sino también, en otros maestros y profetas de todos los tiempos. Nuestros corazones rebosan de gratitud, porque Cristo ha sido realizado por muchos hombres y mujeres en la actualidad. Ahora esperamos con certeza nuestra realización 18
  • 23. individual, Cristo, nuestra propia Consciencia. “El reino de los cielos está dentro de vosotros y quien lo busque fuera de sí mismo, nunca lo encontrará, pues Dios solo puede ser buscado por Dios mismo, por eso quien busca a Dios ya lo ha encontrado.” Es indispensable comprender lo que es la “Consciencia”, pues solo podemos demostrar o manifestar aquello de lo que somos conscientes. ¿Qué tenemos en la Consciencia? ¿Creencias mortales? ¿Hemos renunciado a lo material, mortal y reconocemos que somos Cristo, manifestación Divina? Algún día tendremos que dejar a un lado la búsqueda y saber de una vez y por todas, que ya somos manifestación Divina. Tenemos que alimentar a cinco mil sin tener que pensar cómo lo haremos y de donde saldrá el alimento. Las multitudes serán alimentadas por Cristo, nuestra Consciencia Divina. La escasez solo existe en la Consciencia mortal! Tenemos sin falta que abandonar lo humano y afirmar nuestra verdadera identidad, Cristo. Cuando estemos frente a cualquier situación o persona y la apariencia de la mente carnal nos quiere convencer de lo difícil que es la existencia, inmediatamente tenemos que corregir esta apariencia, declarando: “Yo soy Cristo, el Hijo de Dios vivo” y entonces, todo lo que parece ser mortal es ilusorio, nada. Jamás sentiremos miedo de nada que sea mortal o de ninguna situación material, porque somos conscientes de su irrealidad. La verdad es simple. No existe una metafísica profunda ni misteriosa. O es la verdad o no la es, porque no puede haber una verdad superficial y una verdad profunda, no pueden existir distintos niveles de la Verdad. Si es Verdad es Verdad absoluta! Aquí se trata de la Verdad, la Infinitud que se individualiza como poder. El poder no existe afuera o como algo separado de nosotros. Cada uno de nosotros individualiza el Poder de la Infinitud, en proporción directa a su conocimiento de la Verdad. La Vidas es Dios y Dios es nuestra Vida. No hay sino la Vida Eterna y esa vida es lo que somos cada uno, individualmente siendo conscientes de que ninguna de las manifestaciones individuales es menos Divina o más Divina que los demás; esta Vida Única Eterna, nunca muere ni se enferma. Nuestro conocimiento consciente, nuestra Consciencia de la Verdad es fuerza de sanación en nosotros, y por ende en toda la creación. No existe sino una Consciencia, Dios. Esta Consciencia Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente, se individualiza y por eso con nuestra Consciencia Única, siempre presente, solucionamos cualquier situación. Por ello no rezamos, ni buscamos el contacto con un Ser lejano y no lo hacemos porque cada uno de nosotros es consciente de la Presencia Divina, la Consciencia Omnipresente, razón por la cual dejamos a un lado lo que parece ser un problema. Esta es la Consciencia de Vida, de Verdad, de Dios, que es lo que realmente somos. La comprensión de que nuestra Consciencia es la Consciencia del Todo, de que individualmente somos la totalidad de la Vida, es la Verdad Eterna. El siguiente paso en nuestra evolución es la comprensión, de que siendo Consciencia Total individualizada, nuestro cuerpo, nuestros negocios y nuestro hogar son manifestación de esa Consciencia individual. Podemos probar nuestro dominio sobre las condiciones meteorológicas, el clima, las ganancias, la salud y sobre el cuerpo, solo si entendemos claramente, que no son más que ideas que tenemos en la Consciencia y que hacemos realidad. El hogar, nuestra actividad laboral y el cuerpo son ideas en nosotros, que hacemos realidad de acuerdo a la comprensión consciente de la Verdad, y es esto lo que nos da dominio sobre nuestra Vida. No es una exaltación 19
  • 24. de nuestra humanidad ni de hacerla divina: Es la eliminación absoluta de lo humano y la Revelación de nuestra Divinidad. Podemos saber en cierta medida, nuestro progreso espiritual observando, si lo que estamos haciendo es para mejorar nuestro bienestar material. Es indispensable tener presente en todo momento, que la vida estructural del hombre, de los animales o de las plantas no es el Principio de Vida Único, Dios sino el concepto limitado, humano de la Vida real; por lo tanto, cualquier intento de sanar, cambiar o corregir el Universo físico, material, es evidencia de que no hemos progresado espiritualmente. La Conciencia Crística reconoce que la Vida es la totalidad, Dios y sabe que lo que aparece a nuestra vista y lo que oímos no es la Vida sino la ilusión y el falso sentido de la existencia. La Consciencia Espiritual discierne lo que es en Verdad la Vida. Como no podemos solucionar un problema desde el mismo nivel del problema, tenemos que elevarnos por encima de las apariencias, con el fin de establecer la armonía del Ser. Todo aquello que parece real a los cinco sentidos, no es la realidad de las cosas, por eso no podemos pensar desde ese nivel. Haciendo a un lado las apariencias y alejándonos de la imagen que los sentidos nos brindan, comenzamos a hacernos conscientes de la Realidad, lo que Eternamente Es! 4. NUESTRA EXISTENCIA REAL El Espíritu es nuestra existencia real y solo en la medida en que comprendamos que somos Espíritu, podremos dejar a un lado el falso sentido material de la vida. Vemos entonces, que la vida organizada del hombre, de los animales y de las plantas no es más que el sentido falso de la existencia; que nuestra preocupación por las necesidades de la vida diaria no tienen razón de ser; que a pesar de que todas las bellezas que poseemos indican un origen divino, no son la creación real de la Verdad Espiritual y que las apariencias de la enfermedad, vejez y muerte no son en modo alguno parte de la Vida Espiritual, real. Cuando esta Consciencia se hace realidad empezamos a vislumbrar la existencia Espiritual Eterna, que nunca es alterada por las condiciones materiales, o por los pensamientos mortales. Al transcender el mundo de lo que vemos, oímos, gustamos, tocamos y olemos, el mundo de los sentidos, empezamos a captar visiones que nos revelan la verdadera tierra creada por Dios. La vida espiritual, comprendida correctamente, genera la capacidad de sanación y se logra cuando no se tiene Consciencia de un mundo estructural, por lo tanto, no lo vemos. Tenemos que recordar siempre que nuestra tarea no es sanar, cambiar, alterar, corregir o salvar al mundo. La tarea espiritual consiste en comprender, que el mundo sensorial es una ilusión, que es efecto, resultado de una comprensión errónea de la vida. Desde esta posición superior de la Consciencia, podemos contemplar a través del sentido espiritual, la “Casa que no ha sido construida con las manos y que es eterna en los cielos.” Tenemos la tendencia a pensar que ciertas personas son excelentes proveedores, otras excelentes para ganar dinero, de otros como muy buenos vendedores o extraordinarios sanadores. Entendamos de una vez por todas correctamente: No es nunca una persona, es la Consciencia la que sana, regenera, pinta, escribe y compone. Es el estado de Consciencia el que se manifiesta 20
  • 25. como una persona, debido al concepto limitado, finito que abrigamos de Dios y del hombre. Frecuentemente sufrimos decepciones con personas que no viven de acuerdo a la idea que nos hemos hecho de ellas. Esto nos sucede porque, hemos adscrito las buenas cualidades de la Consciencia a la persona, y sufrimos porque, ella no vive a la altura de las cualidades que creímos erróneamente eran esa persona. En la Biblia encontramos seres como Moisés, Isaías, Jesús y Pablo entre otros. Deberíamos entender que todos ellos son símbolos de estados de Consciencia: Moisés simboliza el liderazgo gubernamental de la Consciencia; Isaías el de Profeta; Jesús es la Consciencia de Mesías Salvador, de Gracia sanadora y Pablo la Consciencia expresada como mensajero, predicador, y Maestro. Es siempre nuestro particular estado de Consciencia el que se manifiesta a sí mismo, apareciendo como seres humanos en esta instancia, o lo que sea, en cualquier momento. George Washington simboliza la Consciencia de integridad nacional; Abraham Lincoln, la Consciencia de la calidad e integridad individual. En cuanto a nosotros, tengamos siempre presente en nuestra Consciencia, que no somos humanos, ni poseemos cualidades humanas; que somos manifestación de nuestro estado de Consciencia y entendamos claramente, que ese estado de Consciencia es el que se expresa a sí mismo como lo que somos, preservándonos y haciéndonos prósperos. Los fracasos son con frecuencia, el resultado de nuestra creencia de que expresamos a Dios, la Vida o la Inteligencia o de que expresamos las cualidades de Dios. Esto nunca es cierto. Dios, la Consciencia, siempre se está manifestando a sí Mismo en su totalidad. La Consciencia, que es Vida, Espíritu, nunca deja de ser. Nuestra tarea es la de relajarnos permitiendo así que el Alma se exprese. El Egoísmo es la pretensión de ser o hacer a través del esfuerzo personal, físico o mental. La idea de “no tener pensamiento alguno” es la de abstenernos de pensar conscientemente permitiendo así que las ideas Divinas ocupen nuestra Consciencia. Ya que cada uno de nosotros es Consciencia Espiritual Individual, podemos confiar siempre que la Consciencia se ocupa a si misma, de todo lo concerniente a cada uno, cumpliendo en todo con su misión. En verdad, somos espectadores o testigos de la actividad Divina de la Vida ocupándose y expresándose a sí misma, en todo momento como lo que somos. Nuestra tarea es hacernos espectadores, o testigos de la Vida momento a momento, y cada vez más y más. Sin lugar a dudas, tenemos que convertirnos en Observadores de la Vida y de su armonía absoluta. Cada mañana debemos despertar con el intenso anhelo de ser atentos observadores del devenir del día, momento a momento, hora a hora con sus satisfacciones y triunfos. Varias veces durante el día, debemos detenernos y realizar conscientemente que somos espectadores de la Vida Eterna, de la Consciencia, que se proyecta ante nosotros expresando la Infinitud del momento, la actividad del Espíritu en su maravilloso ordenamiento. Tenemos que aprender a distanciarnos de nosotros mismos, para poder ser conscientes de que cualquier situación que vivimos en el día es Dios actuando; de que somos testigos de la actividad del Amor en nuestros asuntos, y vemos que es Dios, con quien nos encontramos en todo momento, en todo lo que hacemos. En la noche, debemos ser conscientes de que durante nuestro descanso, Dios está activo y el Amor es la sustancia y la fuerza protectora. La Consciencia imparte sus ideas aún cuando dormimos, siendo Principio de Vida, ley que nos guía durante la noche. Nada externo puede llegarnos que 21
  • 26. corrompa nuestra Consciencia, y esta verdad es el guardián que protege nuestros portales mentales, dejando entrar únicamente lo que es real y armonioso. Conviértase en un observador, en un testigo de la Vida. Observe la manera como Cristo se manifiesta en su Consciencia, en su vida individual. Hay una guerra permanente entre la carne y el Espíritu, y esta continuará mientras validemos en la Consciencia cualquier idea que nos presenta la ilusión sensorial. La guerra es el resultado de querer imponer las leyes Espirituales en la ilusión, creyendo que esta es real. La Paz solo reinará cuando el sentido estructural, material del Universo y el sentido corpóreo del hombre hayan sido superados. Observe cuidadosamente la frecuencia con que trata de aplicar una verdad metafísica a un problema humano, y descubrirá la razón de su propio conflicto interior. Nuestro propósito es el establecimiento de la armonía espiritual, antes que en continuar viviendo una vida ilusoria, con la creencia que se puede mejorar mediante comodidades y riqueza. En los días iníciales de nuestra búsqueda de la Verdad, quizás no vayamos más allá de querer sanar a alguien de alguna enfermedad, en lograr que una persona pobre sea más opulenta, o en transformar a un pecador en una persona moralmente sana. No hay ninguna duda, de que si nos convertimos en estudiantes, o en Maestros de la Consciencia Espiritual parecería que alcanzamos las metas anteriores y por algún tiempo podríamos continuar “usando” la Verdad, a Dios, para dirigir nuestro concepto material del hombre y del mundo. En la medida en que continuamos nuestros estudios espirituales y practicamos la meditación podremos, en realidad, hacernos conscientes del conflicto interno. Sin duda alguna viviremos experiencias extraordinarias, para luego caer en el valle de la incertidumbre; saldremos victoriosos en muchas ocasiones, para luego sufrir dolorosas derrotas; oscilaremos entre el bien y el mal aparente, éxitos y fracasos, espiritualidad versus mortalidad, salud y enfermedad. Este conflicto interior es el que se manifiesta como una guerra entre el Espíritu y la carne. Solo mediante la eliminación del sentido material o mortal, se da el conocimiento de la Verdad, la Consciencia Espiritual de la existencia que pone fin a esta guerra. “Mi Reino no es de este mundo” es el principio sobre el cual edificamos una Consciencia nueva, más elevada. Es vital nuestro compromiso y habilidad para estar atentos, y no aceptar la imagen sensorial, errónea de una persona, situación u objeto, porque solo así seremos conscientes de que todo lo que existe es creación Divina. La abundancia espiritual no es ganar más dinero; ni tener una gran cantidad de dinero ahorrado da seguridad; ni la salud física es necesariamente la base de la vida eterna. Todo esto no deja de ser más que creencias humanas mejoradas. El estudiante que avanza en su tarea espiritual, renuncia gradualmente a sus intentos de mejorar lo humano y sus creencias al respecto, con el fin de facilitar la manifestación de la Verdad Espiritual de la Vida en su Consciencia. El reino espiritual es la fuente de la salud, porque la salud es en realidad la armonía eterna del ser; es la Consciencia, el conocimiento de que ya poseemos todo sin límites y es así, sin la necesidad de 22
  • 27. tener ningún pensamiento al respecto. Hay que tener presente sin embargo, que no estamos conectándonos de nuevo a Dios, al Espíritu, con el sentido finito de la salud y de la abundancia. La verdad es que estamos siendo conscientes de que la salud es espiritual al igual que la Provisión de todo lo que necesitemos para nuestro gozo de la existencia. Hasta ahora, nuestros esfuerzos estaban dirigidos a manifestar una mayor armonía y dominio en nuestros asuntos terrenales. Nuestra Consciencia de que somos seres celestiales es una realidad que hace que nuestra existencia se manifieste en una mayor armonía y bienestar; es verdad que “lo demás vendrá por añadidura” como resultado de buscar primero el reino de los cielos, la conciencia espiritual, el pensamiento correcto. Descubriremos entonces, que el sentido espiritual, celestial, el pensamiento correcto es muy distinto del concepto humano de lo bueno y es precisamente este elevado sentido del bien lo que debemos aspirar. “Mis pensamientos no son tus pensamientos ni tus caminos son los míos.” Por esto es que no buscamos pensar o tener mejores pensamientos ilusorios para suavizar nuestros caminos humanos. Buscamos verdaderamente la realización de los pensamientos y caminos de Dios. En esta etapa de nuestro progreso entendemos la importancia de olvidarnos de nosotros y de nuestro bienestar. Estamos haciéndonos conscientes de que toda preocupación por nuestro bienestar personal equivale a construir sobre la arena, mientras que una vida dedicada a la búsqueda y realización de la Verdad es la construcción sobre la roca del templo de la Vida eterna. La felicidad y la prosperidad que perduran están en la realización del Principio o causa de la Vida si nos dedicamos a ello con toda la devoción de nuestro ser. Ahora percibimos que hay menos expresión del yo ilusorio en nuestra vida, creando así más espacio para la revelación y evolución de nuestro Yo verdadero, Divino. Y comprendemos que este Yo Divino es nuestra totalidad, la Infinitud del Ser, lo que nos hace vivir. Descubrimos así el verdadero propósito por el cual estamos aquí. Dios es la evolución misma del mundo y todo lo que en él existe. Lo que percibimos por los cinco sentidos no es ese mundo, sino el concepto mental falso y finito del mundo de Dios. Al elevar la Consciencia percibimos el universo espiritual y su propósito. Quien ha realizado su Yo superior sabe que es la Unidad de la existencia, Uno con todos los seres, hombres, animales y cosas. Ahora sabe que todo lo que le sucede a uno, afecta a todos. La universalidad de esta verdad se encuentra en las Sagradas Escrituras de todos los pueblos, como lo puede en las siguientes citas textuales: “Permite que se conquiste al hombre pobre con dádivas. La caridad es abundante en retribuciones; la caridad es la riqueza más grande pues, a pesar de que se esparce, no causa arrepentimiento.” ESCRITURA HINDÚ. “Su abundancia fue la plenitud del cielo y de la tierra; en cuanto más daban a los demás, más tenían.” ESCRITURA CHINA “Y da a aquel que es tu pariente próximo lo que le corresponde, y también al pobre y al viajero. Y todo aquel bien que has hecho en tu Alma, lo has hecho con Dios.” ESCRITURA TURCA 23
  • 28. “Bendito es quien da y no el que recibe... Dad y os será dado, en buena medida, en su totalidad, en completa unidad y en abundancia continua. Pues, con el mismo rasero que midáis seréis medidos.” LA BIBLIA En la medida en que nos hacemos conscientes de nuestra Unicidad, la unidad con toda la creación somos más amorosos, apacibles, amables, más pacientes y comprensivos. Solo entonces damos cumplimiento a la gran enseñanza, “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Comenzamos a vislumbrar el reino de Dios, “el templo que no se ha hecho con las manos”, el hombre y el mundo, creaciones de Dios. Este es el hombre espiritual, creación divina a quien se le dio dominio sobre toda la tierra. No hay ningún misterio en la vida interior, excepto el misterio de la santidad. Todo pensador se preocupa por su bienestar, el de su familia y de la comunidad, por su país y el mundo. Muy pronto llega al convencimiento de que no hay esperanzas para la humanidad, ni en la gente ni en los poderes de este mundo. Los hombres son demasiado egoístas. En su conjunto están muy preocupados, y ocupados con sus propios intereses, como para prestar atención desinteresada a la solución de los problemas del mundo. Los más ambiciosos están dotados, casi siempre con mayores aptitudes físicas y mentales, y muy pronto alcanzan las posiciones de poder, y el mundo es conducido por quienes carecen de integridad y Amor. Es muy raro que los políticos transciendan sus intereses egoístas y el verdadero estadista se pierde en este desolador panorama. En todo el mundo se encuentran hombres y mujeres inspirados, que anhelan el amanecer de un nuevo día en el cual reine la hermandad. Les duele el corazón por la burla que sufren los hombres de buena voluntad y por el éxito de quienes idolatran el poder y las riquezas a expensas de sus hermanos y que aparecen a lo largo de la historia. Estos seres de noble visión, se ven aprisionados entre su esperanza en el progreso de la humanidad y la deprimente realidad de lo inútil que resulta la lucha por superar las fuerzas del mal que operan en el pensamiento humano. Finalmente llegan a hacerse la misma pregunta: ¿No hay acaso un poder que pueda detener este reino del mal, las guerras, el hambre y la pestilencia? ¿Es impotente el hombre ante los Cuatro Jinetes? Se ha iniciado la búsqueda que nos libera de las aflicciones y tribulaciones de la experiencia humana. Es realmente la búsqueda de Dios, y comienza en cualquier estado de Consciencia en que se encuentre. Si posee un profundo sentido religioso, apoyado por una iglesia buscara el Poder en la adoración religiosa, en algún credo o dogma o en cualquier culto. El intelectual buscará el Poder, sin duda alguna, en el campo de la Filosofía o en cualquiera de las enseñanzas filosóficas, religiosas. En tiempos recientes esta búsqueda se ha centrado en las iglesias que enseñan Metafísica o prácticas orientales como el Yoga. No hay la menor duda de que irán de un lado a otro en la búsqueda de Dios o Poder, que pueda detener este reino de lo mortal. El día menos pensado algo sucede en nuestro interior. La Consciencia se expande y ve lo que antes no podía. Se percibe un cálido entorno muy cercano, una Presencia real y tangible que no se había percibido. Esta experiencia es por lo general efímera. Ni siquiera se puede tener la certeza de que sucedió. Permanece en la memoria más como un espejismo que como una vivencia, hasta que vuelve a suceder y esta vez con mayor claridad, de forma más definida y quizás con una duración mayor. Gradualmente, despierta en la Consciencia el conocimiento de una Presencia que siempre 24
  • 29. nos acompaña. Es algo que está al acecho en la Consciencia. En algunos momentos es una Presencia que domina la escena o experiencia del momento. Ahora, sin embargo, el mal se hace menos real; la enfermedad no es tan aguda; el estrés financiero o la escasez de dinero comienza a ceder dando paso a la suficiencia; la preocupación por el bienestar individual desaparece, porque gradualmente cada necesidad se resuelve sin pensar en cómo hacerle frente, sin planear, sin ansiedad y sin miedo. Todos aquellos miedos y temores que se han tenido con respecto a personas y poderes desaparecen de nuestra experiencia, al comprender que ningún poder terrenal es real. Los deseos disminuyen en intensidad. Los miedos desaparecen. Surgen la seguridad, la confianza, una actitud vigilante, una agudeza mental, no solo evidente ante nosotros mismos, sino a todos aquellos con quienes tenemos que relacionarnos. La Presencia interior es ahora igualmente un Poder interior. Somos conscientes, en todo momento de lo que es real y verdadero. Disminuyen las penas y sufrimientos en las experiencias que vivimos y somos conscientes del Poder real que gobierna nuestra vida, haciéndola armoniosa y fructífera. Desaparecen los miedos del mundo, al igual que los intensos placeres que se vivían en las cosas mundanas. Se tiene entonces la opción de disfrutar los placeres del mundo o de ni siquiera extrañarlos si no se tienen. La alegría interior es real y permanente; no necesita de estímulo exterior. En este estado de Consciencia, Dios es la Luz interior o por lo menos, se siente que la Luz es emanación divina. Dios es percibido como Presencia interna, como un Poder de persuasión. Lo sienten todos aquellos que entran en contacto con quien ha realizado su Yo verdadero; igualmente lo refleja en su salud y en el éxito de su vida. Emana de su ser una radiación similar a la del Sol con sus rayos de Luz. Al hacerse consciente de la Vida, de su origen que se encuentra en su interior, el hombre encuentra la Paz, la felicidad, la armonía y la seguridad. Aún en un mundo caótico, ejerce su dominio con total tranquilidad y maestría; es la Presencia viva del Ser Inmortal. Cuando hemos transcendido los cinco sentidos, y somos conscientes en cierta medida del Espíritu, de Cristo, comprendemos que no hay límites, ni aquí ni allá, ni ahora ni después. Nos movemos sin limitaciones de tiempo ni espacio; la realización es tal, que no hay forma de definirla ni de describirla objetivamente. En esta Consciencia iluminada desaparece el sentido finito, sensorial y la visión es ilimitada. Se capta la Vida en su belleza y libertad absoluta. La sabiduría de todos los tiempos es comprendida en un instante. Se tiene la experiencia real de que la muerte no existe, y nos encontramos con aquellos que supuestamente estaban al otro lado de la barrera, que habían desaparecido. Esta comunión no es en nada parecida a la que enseña el espiritualismo; es en verdad una percepción consciente de la Vida Eterna que jamás conoce la muerte. Es la vivencia y comprensión absoluta de la Inmortalidad. Es la Vida sin comienzo ni final. Es la Luz hecha realidad o la realidad hecha Luz. No existen límites ni tiempo ni espacio. La Visión abarca la totalidad del Universo y hace puente entre el tiempo y la eternidad. Es la totalidad del Ser. En esta dimensión vemos sin necesidad de los ojos, oímos sin utilizar los oídos, comprendemos todo aquello que antes no habíamos podido. Donde estamos está Dios, porque ya no hay división, 25
  • 30. no hay separación. Aquí no hay premios ni castigos, solo armonía. La Vida no depende de ningún proceso porque “no solo de pan vive el hombre.” Atisbamos el cielo y podemos ver lo que los ojos mortales no están preparados para ver. El sentido espiritual no tiene nada que ver con el bien humano, sensorial y sin embargo, la Consciencia, Cristo se hace realidad en la armonía de lo que percibimos como vida humana y en las cosas y en las circunstancias del momento. Aunque “Mi reino no es de este mundo” “Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas” y nos provee de ellas aún antes de pedirlas. Y Jesús dijo a sus discípulos: ”Por eso os digo que no penséis acerca de lo que habéis de comer ni de lo que habéis de vestir. La vida es más que comer y el cuerpo es más que el vestir. Reflexionad: las aves, no siembran ni cosechan, no almacenan ni tienen graneros, y Dios las alimenta; cuánto más a Vosotros que sois mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros puede agregar con un pensamiento un cúbito más a la medida de su vida? ¿Si ninguno de vosotros puede hacer aquello que es mínimo, para que pensar en lo demás? Mirad cómo crecen los lirios del campo; no laboran, ni tejen y Yo os digo que ni Salomón en toda su gloria jamás lució como uno de ellos! Y si Dios viste así a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, cuánto más a Vosotros, hombres de poca Fe! Así pues, os digo que no andéis buscando lo que habéis de comer, ni lo que habéis de beber y no seáis de una mente que duda. Que de todas esas cosas se afanan quienes son del mundo. Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Pero antes que nada, buscad primero el Reino de las Cielos que lo demás vendrá por añadidura. No temáis pues, mi pequeño rebaño porque a Vuestro Padre le es placentero otorgaros el Reino.” Lucas 12: 22-32 5. ALMA El Alma es un elemento integral del hombre poco conocida y de la que muy pocos logran ser conscientes. Con frecuencia, quienes han tocado fondo como consecuencia de un inmenso sufrimiento, logran romper la ilusión del sentido material de la Vida y entran en los recónditos lugares de su Ser interior, donde descubren su Alma, su realidad de Ser. Se hacen así conscientes del Alma y 26
  • 31. descubren nuevos valores, recursos, una fuerza nueva, diferente, y la existencia de una naturaleza totalmente distinta. El Alma posee la facultad de romper la ilusión que crean los sentidos. El sufrimiento humano es el efecto producido por la ilusión que causan los cinco sentidos; es decir, de alguna manera es visto, oído, tocado, saboreado y olido. En consecuencia, el sufrimiento solo existe en esta Consciencia sensorial, mortal y al igual que la enfermedad es producto de una percepción errónea causada por la ilusión o el falso sentido, que nos engaña por la ignorancia que tenemos de la Vida misma. Hay muchas maneras de solucionar temporalmente las condiciones erróneas que llamamos enfermedad, carencia de dinero y otras que vivimos a diario. La superación definitiva, total, es decir, la destrucción del error solo se produce mediante el conocimiento del Alma y sus facultades. El Alma, la razón de ser del hombre, yace en lo más recóndito de su Ser, lo que hace que su conocimiento requiera de una permanente y muy exigente disciplina espiritual. Estamos acostumbrados a usar nuestro conocimiento, nuestras facultades matemáticas y musicales porque estas yacen en la superficie de nuestro ser, y aún más superficiales están las facultades para los negocios, el sentido direccional y el artístico, aunque los verdaderos artistas, escritores y músicos se sumergen en las profundidades de su Ser para extraer las exquisitas armonías de la música, de la literatura, la pintura, la escultura y la arquitectura. Mucho más profundo aún, pero al alcance de nuestro Conocimiento se encuentra el Alma y sus facultades. Cuando nos hacemos conscientes del Poder del Alma, esta conduce desde nuestro interior todos los asuntos de nuestra existencia por medio de la inspiración, la estética, la Paz, la felicidad y la armonía en cada instante, y cada evento que vivimos lo reviste con Amor, comprensión y éxito. Quienes están muy dedicados a vivir los dolores y placeres de los sentidos, no tendrán tiempo para conocer el Alma y en consecuencia, no es una realidad para ellos. A través de la historia, la humanidad ha sido invitada a calmar la sed en esta fuente de Vida Eterna y en cada generación han surgido hombres y mujeres que han encontrado la Paz y la juventud eternas en sí mismas. De tiempo en tiempo se erige Uno que otro, que ha bebido de lo más profundo de la fuente del Alma y estos Profetas han hablado del Reino interior, y cuando lo establecemos conscientemente en nosotros, la vida se vive por Su Gracia. A pesar de haber oído estas enseñanzas, muchos alegan que sus múltiples ocupaciones no les permiten realizar el trabajo que implica la búsqueda consciente del Reino; otros pasan su tiempo dedicados a los placeres sensoriales, los pasatiempos y la entretención; muchos más están ocupados solamente con obtener y acumular. Cada vez más aumenta el número de seres que empieza a darse cuenta que la liberación del miedo, de la inseguridad, de los deseos y de la enfermedad no se da en el mundo material. Una guerra no se termina con otra guerra; la riqueza no garantiza que los deseos satisfechos produzcan la armonía. Las medicinas causan la impresión de alivio, pero no pueden establecer la salud real. Se nos ha hablado acerca del Poder que existe en nosotros mismos, de un poder que origina el pensamiento correcto del cual si bebemos de él obtenemos la Paz, la felicidad y la armonía, que son nuestros derechos adquiridos al nacer. Este poder está al alcance de todos, porque es parte integral de nosotros, en verdad es lo que somos. Así como un gigantesco tempano de hielo muestra solo la punta, los poderes “humanos” del cuerpo y de la mente son cerca de una tercera parte del Poder real que poseemos. 27
  • 32. El Poder del Alma es más real y tangible que cualquier supuesto poder material de la naturaleza, o la invención humana. Es la manifestación de la Consciencia Individual Divina, y es evidente en los llamados asuntos humanos. La fuerza del Alma actúa en el cuerpo estableciendo y manteniendo la salud y la armonía. Tiene influencia total en nuestra vida cotidiana, preservándola y protegiéndola y es la fuente por la cual se manifiesta en nosotros la Infinitud, es decir, que poseemos todo. Los individuos que han hecho realidad este Reino del Alma, aquí y ahora, viven una vida interior plena de Paz, felicidad y dominio absoluto y una vida externa de armonía consigo mismo y con todos los seres, cosas y situaciones que hacen parte de su entorno. Están en sintonía con el poder del Alma y es este el sacrificio expiatorio con la creación. Todos tenemos acceso al Alma que se encuentra en lo más profundo de nuestro Ser. El deseo de alcanzar los designios más elevados de la Vida, es el primer requisito de la búsqueda, seguido por una práctica constante de la meditación, hasta realizar nuestro propósito. Hacernos conscientes de que existe algo más que la salud corporal y la satisfacción material es un buen comienzo. Cuando sabemos con certeza que más dinero, casas y vehículos no satisfacen realmente, que solo lo aparentan, lo mismo que viajar no es un placer real de recreación y que la ausencia de enfermedad no es salud, en otras palabras, intuimos que “Mi Reino no es de este mundo” es porque vamos en la dirección correcta hacia el descubrimiento del Reino Celestial, el Alma. Todos sabemos cómo utilizar la fuerza material, ya que levantamos cosas pesadas mediante la fuerza de nuestros músculos, lo mismo que cuando ejercemos presión con brazos, piernas y otras partes del cuerpo; igualmente sabemos cómo ejercer presión mental a través del pensamiento profundo o de una férrea voluntad personal. De lo que no sospechamos es que la fuerza del Alma, el Poder real, puede lograr muchísimo más que todo el poder material y mental combinados. Quizás la razón principal, para explicar la falta de interés en el mundo por este tema, radica en el hecho de que el poder que reside en la fuente ilimitada que es el Alma, no puede ser utilizado en la conquista de propósitos egoístas. Es importante que reflexionemos sobre esta descomunal revelación: Poseemos un poder ilimitado y maravilloso, sin embargo, no puede ser utilizado impunemente para la satisfacción de fines egoístas. Aquí yace el secreto por el cual muy pocos buscan hacerse conscientes del reino del Alma. Este se manifiesta realmente cuando superamos el egoísmo, en la medida exacta en que deseamos ser instrumentos para servir los intereses comunes de la humanidad; entonces nos apropiamos en forma individual del Poder del Alma. Es natural, normal y legítimo que disfrutemos de una vida plena, feliz y próspera y lo podemos hacer sin necesidad de pensar en cómo lograrlo, ni como recibiremos nuestras provisiones o como mantendremos nuestra salud, es decir, sin pensar en nosotros mismos. Todo lo bueno que necesitemos para nuestro bienestar, nos será dado en abundancia que excede nuestras necesidades, siempre y cuando abandonemos el deseo de buscar, de obtener, o de conquistar y vivamos más en la Consciencia de desear solamente lo que nos sirva para cumplir nuestro destino en la tierra. Estamos aquí como participantes de un Plan Divino. Somos en verdad, Consciencia 28