Nuestros obispos en Aparecida, analizaron cómo hacer para que Jesucristo vuelva a estar presente en la vida de nuestros pueblos, viendo la manera de que cada discípulo (todo aquél que se dice cristiano) se convierta en un misionero, en un transmisor de la Buena Nueva del Evangelio para todas las criaturas. Descubrieron que la Iglesia debe trabajar primordialmente en insertar a cada cristiano (sin excepción alguna) en un proceso que consta de cinco etapas y que es el que mostramos en el esquema de abajo: Encuentro con Cristo, Conversión, Discipulado, Comunidad y Misión.