4. Había una vez una hermosa niña, muy inquieta y curiosa, a quien todos llamaban ricitos de oro. Una tarde,
paseando por el bosque, encontró una cabaña y entró, sin pedir permiso.
La mesa estaba servida y sobre ella había tres tazones con sopa: uno grande, una mediano y uno
pequeñito. ¡mmm, qué bien huelen!
5. La niña probó la sopa del tazón grande. ¡uy que caliente! Luego, la del mediano.¡puaj que fría!
¿Cómo estará la del tazón pequeño? Mmmm, ¡deliciosa! ¡no dejó ni un poquito!. Con la panza
llena fue a la sala y frente al fuego encontró tres sillas de troncos: una grande, una mediana y
una pequeña.
6. Quiso subirse a la más grande, pero no puedo. Se acomodó en la mediana, pero no le gustó. Se
sentó en la pequeña, ¡y la rompió! ¡ay, Ricitos!
La niña siguió curioseando y llegó a una habitación donde había tres camas: una grande, una
mediana y una pequeñita. ¡Hora de la siesta! Ricitos se durmió sobre la cama pequeña.
7. Al rato, volvieron los dueños de la casa: papá oso, mamá osa y el pequeño osito. Cuando se
dieron cuenta de que alguien había entrado a la casa, tomado su sopa y roto una silla…¡grrrrrrr!
¡que mal humor tenía la familia oso!
Para calmarse decidieron ir a dormir. Pero… ¡que sorpresa! ¿Quién estaba en la cama del osito?
8. Los osos despertaron a la niña. Estaban enojados ¡muy enojados! ¡enojadísimos! Ricitos, veloz
como una ardilla apurada bajo las escaleras y escapó por la puerta. ¡ay Ricitos! ¿Cuándo dejaras
de meterte en líos? ¡uf el susto ya pasó! Pero los que conocen a Ricitos dicen que desde ese día,
jamás entra a un lugar sin pedir permiso.