3. ¿Qué es la liturgia?
La liturgia es obra de la Santísima
Trinidad, en el sentido de que el
Padre es la fuente y fin de la
liturgia, el Hijo es quien hace la
Liturgia (glorificado desde la
Iglesia de los Apóstoles está
presente en la liturgia
terrena, que participa en la
liturgia celestial) y el Espíritu es
quien prepara, recuerda y
actualiza el misterio de Cristo.
(CIC 1077-1134).
La palabra Liturgia viene del griego (leitourgia) y
quiere decir servicio público, generalmente
ofrecido por un individuo a la comunidad. Hoy
se usa para designar todo el conjunto de la
oración pública de la Iglesia y de la celebración
sacramental.
4. ¿Por qué tiene la liturgia
prioridad en la iglesia?
La sagrada liturgia es central en
la vida de la Iglesia y de cada
cristiano porque en ella
celebramos los misterios de
nuestra redención.
La Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la
fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una
vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan para alabar a Dios en
medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor. (De la
Constitución Sacrosanctum Concilium, del Vat. II)
5. Origen de la liturgia
1. EN LA VIDA DE JESÚS. En las confesiones de fe en el
Señor resucitado y con la fuerza del Espíritu Santo ya se
celebran acciones cultuales. Los evangelistas hablan de
la explícita institución de acciones cultuales: el mandato
de bautizar (Mt 28,19s) y el encargo de celebrar la cena:
"Haced esto en recuerdo mío" (Lc 22,19).
2. LAS PRIMERAS REALIZACIONES APOSTÓLICAS.
Enviados por el Señor y fortalecidos por el descenso de
la fuerza de lo alto, los apóstoles predicaron la buena
noticia de la resurrección, del perdón de los pecados y
del don del Espíritu Santo (He 2,38-40). Administraron
el bautismo, y los nuevos discípulos se agruparon
alrededor de ellos: "Perseveraban en la enseñanza de los
apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las
oraciones" (He 2,41-42). Seguían participando
cotidianamente en el culto del templo, mientras que en
las casas hacían una comida en común, "partían el pan...
con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios"
(2,46s).
7. Grandes momentos de la liturgia romana
Liturgia romana “clásica” (siglos IV al VIII)
Reformas gregoriana e inocentiana (siglos XII al XIII)
Decadencia bajomedieval y desafío de la “Reforma” (siglos XIV al XV)
“Contrarreforma” tridentina y uniformidad del rito romano (siglos XVI al XX)
El “movimiento litúrgico” y la renovación litúrgica del Concilio Vaticano II
8. La Liturgia
La liturgia es acción de Christus totus. La celebración sacramental está llena de
En el Cielo la celebración es enteramente signos y símbolos. Dios se comunica
comunión y fiesta: un trono, Uno sentado con el hombre a través de la creación
en el trono (el Señor Dios), de pies un visible. La Liturgia de la Iglesia
único Sumo Sacerdote. Cristo crucificado presupone, integra y santifica
y resucitado, que ofrece y es ofrecido, un elementos de la creación y de la cultura
río de Vida que brota del trono de humana. No son sólo signos
Dios, las potencias celestiales, la Creación cosmológicos, sino signos de la Alianza
toda, los servidores de la Antigua y Nueva (circuncisión, unción, consagración, im
Alianzas, el Pueblo de Dios, la Santísima posición de manos, sacrificios, la
Madre de Dios… El Espíritu y la Iglesia Pascua), que luego son asumidos por
nos hacen participar de esa liturgia Cristo, y que, desde Pentecostés, el
cuando celebramos el misterio de los Espíritu Santo santifica a través de ellos.
sacramentos. Celebra toda la La Palabra y la acción litúrgica son
comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a indisociables en cuanto signos y en
su Cabeza (preferible una celebración cuanto realizan lo que significan, y por
comunitaria), la comunidad de los igual el canto y la música en cuanto más
bautizados… Toda la asamblea es “liturgo” estrechamente estén vinculados a la
(CIC 1136-1144). acción litúrgica. La imágenes sagradas
forman parte de la armonía de los
signos celebrativos (CIC 1145-1162).
9. La Liturgia
Como es su deber celebrar la obra de salvación de El culto “en espíritu y en verdad” se hace en el
su Esposo, la Iglesia lo hace en días que denominó templo espiritual del Cuerpo de Cristo
“del Señor”; además, el círculo del año desarrolla resucitado, pero los templos materiales
todo el misterio de Cristo. Celebramos así el año de significan y manifiestan a la Iglesia que vive en
Gracia del Señor y pregustamos el fin de la historia. ese lugar. Por lo tanto, este lugar debe ser
La Pascua es el gran Domingo, y todo el año se hermoso y apropiado para la oración y las
celebraciones sagradas. Destacan dentro de él: el
desarrolla en torno de este gran misterio. Cuando
altar de la Nueva Alianza, que es la cruz del
éste se cumple en las personas, la Iglesia recuerda a
Señor, de la que manan los sacramentos, y es la
éstas con devoción en el calendario por medio del mesa de los invitados al banquete; el
santoral. Y cuando penetra las horas del día, tabernáculo, que debe favorecer la adoración; el
siguiendo el mandato apostólico de orar sin cesar, Santo Crisma; la sede del obispo o del sacerdote;
se convierte en la voz misma de la Esposa que habla el ambón; el baptisterio; y el confesionario.
al Esposo (LA LITURGIA DE LAS HORAS), que es También tiene una significación escatológica: se
la oración de todo el Pueblo de acuerdo al pasa un umbral, símbolo del paso desde el
simbolismo del momento del día, del tiempo mundo herido por le pecado al mundo de la vida
litúrgico o de la fiesta celebrada, que no excluye, nueva. Simboliza, pues, la casa paterna hacia la
sino acoge, las devociones del Pueblo de Dios (CIC cual el Pueblo de Dios está en marcha y donde el
1163-1178). Padre “enjugará toda lágrima de sus ojos” (CIC
1179-1186).
10. ¿Qué es la liturgia de las horas?
La Liturgia de las Horas u Oficio Divino, es la oración de
la Iglesia que alabando a Dios e intercediendo por los
hombres, prolonga en la tierra la función sacerdotal de
Cristo. Pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia, no sólo a
los sacerdotes y religiosos contemplativos, como se ha
venido pensando durante los últimos siglos.
• Horas Mayores
Laudes
Oficio de Lectura
Vísperas
• Horas Menores
Hora Intermedia
Tercia
Sexta
Nona
Completas
12. Los Sacramentos
Son signos sensibles y eficacia
de la Gracia de Dios. Su autor
es Jesucristo, pues sólo Él
pudo señalar los medios de la
santificación del ser humano.
Son siete, definidos por el
Concilio de Trento.
Siete cosas son necesarias al hombre para su vida
natural: como individuo, nace, se fortalece, se cura si
se enferma y quita los restos de la enfermedad;
como ser social, se gobierna y se perpetúa. Para su
vida sobrenatural, nace por el Bautismo, se fortalece
por la Confirmación, se alimenta por la Comunión, se
cura por la Penitencia, y quita los pecados de la
enfermedad por la Unción; se da gobernantes por el
Orden y perpetúa la sociedad por el Matrimonio.
14. EL BAUTISMO
El Bautismo es el más bello y magnífico de los
dones de Dios... lo llamamos
don, gracia, unción, iluminación, vestidura de
incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y
todo lo más precioso que hay. Don, porque es
conferido a los que no aportan nada;
gracia, porque, es dado incluso a culpables;
bautismo, porque el pecado es sepultado en el
agua; unción, porque es sagrado y real (tales
son los que son ungidos); iluminación, porque
es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre
nuestra vergüenza; baño, porque lava;
sello, porque nos guarda y es el signo de la
soberanía de Dios.
S. Gregorio Nacianceno
15. LA CONFIRMACIÓN
La unción significa abundancia y alegría, purificación
y agilidad, curación, belleza, santidad y fuerza. Es
signo de consagración a Jesucristo y Su misión.
Recibimos el sello del Espíritu Santo que marca la
pertenencia total al servicio de Cristo. Se renuevan las
promesas bautismales para manifestar la prolongación
de ésta con el bautismo. El rito esencial es la unción en
la frente y luego la imposición de las manos diciendo
“Accipe signaculum doni Spiritus Sancti”. El beso de la
paz manifiesta la comunión eclesial con el obispo. Se
recibe la efusión especial del Espíritu Santo como en
Pentecostés y profundiza la gracia bautismal. Sólo se
da una vez, y marca de manera indeleble en el alma y
confiere el poder de confesar a Cristo públicamente. La
recibe cualquier bautizado no confirmado, incluso los
niños en peligro de muerte, pero se debe estar en estado
de gracia, y la confiere el obispo o cualquiera a quien le
conceda la facultad (CIC 1293-1314).
16. LA EUCARISTÍA
Siempre ha tenido dos momentos: la Liturgia de la
Palabra y la Eucarística. Todos se reúnen y Cristo
preside, sigue la Liturgia de la Palabra, se presentan las
ofrendas según el gesto de Melquisedec, sigue la
anáfora: el prefacio dando gracias al Padre, por Cristo
en el Espíritu Santo, la epíclesis sobre el pan y el vino, el
relato de la institución, la anamnesis, las
intercesiones, y la comunión precedida por la oración del
Señor y la fracción del pan. Ofrecemos al Padre lo
mismo que Él nos ha dado. Es acción de gracias al Padre
por la Creación, la redención y la santificación; es
memorial del sacrificio de Cristo recordando la
redención y proclamándola a todos y actualizándola
(sacrificio de Cristo y Eucaristía son un solo sacrificio) y
haciéndola sacrificio de la Iglesia entera; y es presencia
de Cristo por el Espíritu de una manera sustancialmente
real mediante la transustanciación. Es comunión de
todos, que acrecienta nuestra unión con Cristo, nos
separa del pecado y nos une en un solo Cuerpo, prenda
de la gloria futura (CIC 1345-1405).
18. LA PENITENCIA Y
RECONCILIACIÓN
El que confiesa sus pecados actúa ya con Dios.
Dios acusa tus pecados, si tú también te
acusas, te unes a Dios. El hombre y el
pecador, son por así decirlo, dos realidades:
cuando oyes hablar del hombre, es Dios quien lo
ha hecho; cuando oyes hablar del pecador, es el
hombre mismo quien lo ha hecho. Destruye lo
que tú has hecho para que Dios salve lo que él
ha hecho... Cuando comienzas a detestar lo que
has hecho, entonces tus obras buenas
comienzan porque reconoces tus obras malas.
El comienzo de las obras buenas es la confesión
de las obras malas. Haces la verdad y vienes a la
Luz.
S. Agustín
19. LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
¿Está enfermo alguno entre vosotros?
Llame a los presbíteros de la
Iglesia, que oren sobre él y le unjan con
óleo en el nombre del Señor. Y la
oración de la fe salvará al enfermo, y el
Señor hará que se levante, y si hubiera
cometidos pecados, le serán
perdonados.
St 5,14–15.
21. EL ORDEN
Es una consagración. En la Antigua Alianza eran
quienes, elegidos por Dios, intervenían ante Él a favor de los
seres humanos, anunciaban la Palabra de Dios y restablecían
la comunión con Él. Estas prefiguraciones se cumplen en el
único mediador, Cristo Jesús, quien realiza el sacrificio
redentor de una vez por todas. La participación en este
sacerdocio es de dos modos: bautismal y ministerial; en este
último es que se da el servicio eclesial in persona Christi
Capitis, en nombre de toda la Iglesia. Este ministerio se ejerce
en tres grados: episcopal (plenitud del sacerdocio), presbiteral
(cooperador de los obispos) y diaconal (en orden al
ministerio). De celebración comunitaria, destaca la imposición
de manos por parte del obispo válidamente ordenado y la
unción con el santo crisma –obispo y presbítero–. Sólo los
varones bautizados lo reciben, y no es un derecho sino un don
inmerecido, que tiene como signo de vida nueva el celibato.
Confiere carácter, asistido por la gracia de ser configurado con
Cristo Sacerdote, Maestro y Pastor (CIC 1536-1589).
22. EL MATRIMONIO
¿De dónde voy a sacar la fuerza para
describir de manera satisfactoria la dicha del
matrimonio que celebra la Iglesia, que
confirma la ofrenda, que sella la bendición?
Los ángeles lo proclaman, el Padre celestial lo
ratifica... ¡Qué matrimonio el de dos
cristianos, unidos por una sola esperanza, un
solo deseo, una sola disciplina, el mismo
servicio! Los dos hijos de un mismo
Padre, servidores de un mismo Señor; nada
los separa, ni en el espíritu ni en la carne; al
contrario, son verdaderamente dos en una
sola carne. Donde la carne es una, también es
uno el espíritu.
Tertuliano