1. El efecto invernadero
Escuela: Pedro Zuloaga 3006
Materia: ciencias
Integrantes del equipo:
•Bruno David Sosa Báez
•Adrian Velásquez estrada
•Ana Juárez Espinoza
•Fabián uziel Espinoza Hernández
•Húmico
N.L. 42
N.L.46
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N.L.11
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Grupo :2°D
2. Se denomina efecto invernadero al fenómeno por el cual determinados
gases, que son componentes de la atmósfera planetaria, retienen parte de la
energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar.
Afecta a todos los cuerpos planetarios dotados de atmósfera. De acuerdo con
la mayoría de la comunidad científica, el efecto invernadero se está viendo
acentuado en la Tierra por la emisión de ciertos gases, como el dióxido de
carbono y el metano, debido a la actividad humana.
Este fenómeno evita que la energía solar recibida constantemente por la Tierra
vuelva inmediatamente al espacio, produciendo a escala mundial un efecto
similar al observado en un invernadero.
3. Balance energético de la Tierra.
En la atmósfera el mantenimiento del equilibrio entre la recepción de la radiación
solar y la emisión de radiación infrarroja devuelve al espacio la misma energía que
recibe del Sol. Esta acción de equilibrio se llama balance energético de la Tierra y
permite mantener la temperatura en un estrecho margen que posibilita la vida
En un período suficientemente largo el sistema climático debe estar en equilibrio, la
radiación solar entrante en la atmósfera está compensada por la radiación saliente.
Pues si la radiación entrante fuese mayor que la radiación saliente se produciría un
calentamiento y lo contrario produciría un enfriamiento. Por tanto, en equilibrio, la
cantidad de radiación solar entrante en la atmósfera debe ser igual a la radiación
solar reflejada saliente más la radiación infrarroja térmica saliente. Toda alteración de
este balance de radiación, ya sea por causas naturales u originado por el hombre
(antropógeno), es un forzamiento radiactivo y supone un cambio de clima y del
tiempo asociado. Los flujos de energía entrante y saliente interaccionan en el sistema
climático ocasionando muchos fenómenos tanto en la atmósfera, como en el océano
o en la tierra. Así la radiación entrante solar se puede dispersar en la atmósfera o ser
reflejada por las nubes y los aerosoles. La superficie terrestre puede reflejar o
absorber la energía solar que le llega. . La energía solar de onda corta se transforma
en la Tierra en calor. Esa energía no se disipa, se encuentra como calor
sensible o calor latente, se puede almacenar durante algún tiempo, transportarse en
varias formas, dando lugar a una gran variedad de tiempo y a fenómenos turbulentos
en la atmósfera o en el océano.
4. Finalmente vuelve a ser emitida a la atmósfera como energía radiante de onda
larga. Un proceso importante del balance de calor es el efecto albedo, por el que
algunos objetos reflejan más energía solar que otros. Los objetos de colores
claros, como las nubes o la superficies nevadas, reflejan más energía, mientras que
los objetos oscuros absorben más energía solar que la que reflejan. Otro ejemplo
de estos procesos es la energía solar que actúa en los océanos, la mayor parte se
consume en la evaporación del agua de mar, luego esta energía es liberada en la
atmósfera cuando el vapor de agua se condensa en lluvia.
La Tierra, como todo cuerpo caliente superior al cero absoluto, emite radiación
térmica, pero al ser su temperatura mucho menor que la solar, emite radiación
infrarroja por ser un cuerpo negro. La radiación emitida depende de la temperatura
del cuerpo. En el estudio del NCAR han concluido una oscilación anual media entre
15,9 °C en julio y 12,2 °C en enero compensando los dos hemisferios, que se
encuentran en estaciones distintas y la parte terrestre que es de día con la que es
de noche. Esta oscilación de temperatura supone una radiación media anual
emitida por la Tierra de 396 W/m2.
5. Efecto Invernadero de varios gases de la
atmósfera.
Es el proceso por el que ciertos gases de la atmósfera retienen gran parte de la
radiación infrarroja emitida por la Tierra y la remiten de nuevo a la superficie terrestre
calentando la misma. Estos gases han estado presentes en la atmósfera en cantidades
muy reducidas durante la mayor parte de la historia de la Tierra.
Aunque la atmósfera seca está compuesta prácticamente
por nitrógeno (78,1%), oxígeno (20,9%) y argón (0,93%), son gases muy minoritarios en
su composición como el dióxido de carbono (0,035%: 350 ppm), el ozono y otros los
que desarrollan esta actividad radiactiva. Además, la atmósfera contiene vapor de agua
(1%: 10.000 ppm) que también es un gas radiactivamente activo, siendo con diferencia
el gas natural invernadero más importante. El dióxido de carbono ocupa el segundo
lugar en importancia.
La denominada curva Keeling muestra el continuo crecimiento de CO2 en la atmósfera
desde 1958. Recoge las mediciones de Keeling en el observatorio del volcán Mauna
Loa. Estas mediciones fueron la primera evidencia significativa del rápido aumento de
CO2 en la atmósfera y atrajo la atención mundial sobre el impacto de las emisiones de
los gases invernadero.
El efecto invernadero es esencial para la vida del planeta: sin CO2 ni vapor de agua (sin
el efecto invernadero) la temperatura media de la Tierra sería unos 33 °C menos, del
orden de 18 °C bajo cero, lo que haría inviable la vida.
6. Actualmente el CO2 presente en la atmósfera está creciendo de modo no natural por
las actividades humanas, principalmente por la combustión de carbón, petróleo y gas
natural que está liberando el carbono almacenado en estos combustibles fósiles y la
deforestación de la selva pluvial que libera el carbono almacenado en los árboles.
Por tanto es preciso diferenciar entre el efecto invernadero natural del originado por
las actividades de los hombres (o antropogénico).
La población se ha multiplicado y la tecnología ha alcanzado una enorme y
sofisticada producción de forma que se está presionando muchas partes del medio
ambiente terrestre siendo la Atmósfera la zona más vulnerable de todas por su
delgadez. Dado el reducido espesor atmosférico la alteración de algunos
componentes moleculares básicos que también se encuentran en pequeña
proporción supone un cambio significativo. En concreto, la variación de la
concentración de CO2, el más importante de los gases invernadero de la atmósfera.
Ya se ha explicado el papel básico que estos gases tienen como reguladores de la
temperatura del Planeta.
7. Gases de efecto invernadero.
Los denominados gases de efecto invernadero o gases
invernadero, responsables del efecto descrito, son:
•Vapor de agua (H2O)
•Dióxido de carbono (CO2)
•Metano (CH4)
•Óxidos de nitrógeno (N2O)
•Ozono (O3)
•Clorofluorocarbonos (CFC)
Si bien todos ellos (salvo los CFC) son naturales, en tanto que ya existían en la
atmósfera antes de la aparición del hombre, desde laRevolución industrial y
debido principalmente al uso intensivo de los combustibles fósiles en las
actividades industriales y el transporte, se han producido sensibles incrementos
en las cantidades de óxido de nitrógeno y dióxido de carbono emitidas a la
atmósfera, con el agravante de que otras actividades humanas, como la
deforestación, han limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para
eliminar el dióxido de carbono, principal responsable del efecto invernadero.
8. Emisiones antropogénicas de Gases de Efecto Invernadero (GEI)
de larga permanencia.
Las actividades humanas generan emisiones de cuatro GEI de larga permanencia:
CO2, metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y halo carbonos (gases que contienen
flúor, cloro o bromo).
Cada GEI tiene una influencia térmica (forzamiento radiactivo) distinta sobre el sistema
climático mundial por sus diferentes propiedades radiactivas y períodos de permanencia
en la atmósfera. Tales influencias se homogenizan en una métrica común tomando
como base el forzamiento radiactivo por CO2 (emisiones de CO2-equivalente).
Homogenizados todos los valores, el CO2 es con mucha diferencia el gas invernadero
antropógeno de larga permanencia más importante, representando en 2004 el 77% de
las emisiones totales de GEI antropógenos. Pero el problema no solo es la magnitud
sino también las tasas de crecimiento. Entre 1970 y 2004, las emisiones anuales de
CO2 aumentaron un 80%. Además en los últimos años el incremento anual se ha
disparado: en el reciente periodo 1995-2004, la tasa de crecimiento de las emisiones de
CO2-eq fue de (0,92 GtCO2-eq anuales), más del doble del periodo anterior 1970-1994
(0,43 GtCO2-eq anuales).
Ya se ha señalado que la concentración de CO2 en la atmósfera ha pasado de un valor
de 280 ppm en la época preindustrial a 379 ppm en 2005. El CH4 en la atmósfera ha
cambiado de los 715 ppmm en 1750 (periodo preindustrial) hasta 1732 ppmm en
1990, alcanzando en 2005 las 1774 ppmm. La concentración mundial de N2O en la
atmósfera pasó de 270 ppmm en 1750 a 319 ppmm en 2005. Los halo carbonos
prácticamente no existían en la época preindustrial y las concentraciones actuales se
deben a la actividad humana.
9. Historia del conocimiento científico del Efecto
Invernadero
Fue alrededor de 1975-1980 cuando los científicos comenzaron a tener suficientes
evidencias del efecto que los GEI estaban ocasionando al clima. Disponían de
herramientas, conocimientos y técnicas suficientes para iniciar el estudio en
profundidad del complejo sistema climático: satélites para observar la Tierra, redes
mundiales de toma de temperaturas, vientos, precipitaciones y corrientes, así como
ordenadores de gran potencia para desarrollar modelos climáticos. Entonces los
científicos vislumbraron un posible cambio climático de dramáticas consecuencias.
La opinión pública comenzó a conocer el problema alertada por los grupos
ecologistas, los gobiernos se plantearon el problema e iniciaron acuerdos
internacionales empujados por los resultados cada vez más inquietantes que los
científicos iban desarrollando.
En 1824 Joseph Fourier consideró que la Tierra se mantenía templada porque la
atmósfera retiene el calor como si estuviera bajo un cristal. Él fue el primero en
emplear la analogía del invernadero. En 1859 John Tyndall descubrió que el
CO2, el metano y el vapor de agua bloquean la radiación infrarroja.
10. Lluvia ácida
La lluvia ácida se forma cuando la humedad en el aire se combina con los óxidos de
nitrógeno y el dióxido de azufre emitidos por fábricas, centrales eléctricas y vehículos
que queman carbón o productos derivados del petróleo. En interacción con el vapor de
agua, estos gases forman ácido sulfúrico y ácidos nítricos. Finalmente, estas sustancias
químicas caen a la tierra acompañando a las precipitaciones, constituyendo la lluvia
ácida.
Los contaminantes atmosféricos primarios que dan origen a la lluvia ácida pueden
recorrer grandes distancias, siendo trasladados por los vientos cientos o miles de
kilómetros antes de precipitar en forma de rocío, lluvia, llovizna, granizo, nieve, niebla o
neblina. Cuando la precipitación se produce, puede provocar importantes deterioros en
el ambiente.
La lluvia normalmente presenta un pH de aproximadamente 5.65 (ligeramente
ácido), debido a la presencia del CO2 atmosférico, que forma ácido carbónico, H2CO3.
Se considera lluvia ácida si presenta un pH de menos de 5 y puede alcanzar el pH del
vinagre (pH 3). Estos valores de pH se alcanzan por la presencia de ácidos como
el ácido sulfúrico, H2SO4, y el ácido nítrico, HNO3. Estos ácidos se forman a partir
del dióxido de azufre, SO2, y el monóxido de nitrógeno que se convierten en ácidos.
Los hidrocarburos y el carbón usados como fuente de energía, en grandes
cantidades, pueden también producir óxidos de azufre y nitrógeno y el dióxido de
azufre emitidos por fábricas, centrales eléctricas y vehículos que queman carbón o
productos derivados del petróleo.