El tango se originó entre los pobres en Argentina y se convirtió en un arte popular. Al principio, la ropa de tango se consideraba vulgar, pero luego influyó en la moda. La ropa de los hombres incluía botas de tacón, sombreros y corbatas de seda, mientras que los vestidos de las mujeres se hicieron más ligeros y flexibles para bailar. En 1913, los diseñadores comenzaron a vender vestidos de satén amarillo y naranja que se asociaron con el estilo de baile del tango.