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La Paz – Bolivia
BOLIVIA Y BRASIL EN EL AÑO DEL DRAGON
Por Bernardo Corro Barrientos
Sábado 07/01/12
El Centro de Investigaciones en Economía y Negocios (CEBR), un instituto de análisis económicos con
sede en Londres, informó el 27 de diciembre pasado que Brasil ocupa desde ahora el sexto lugar entre
las mayores economías del mundo. Antes de Brasil se encuentran Estados Unidos, China, Japón,
Alemania y Francia. Brasil fue el segundo país “emergente”, después de China, en colocarse entre las
grandes potencias capitalistas. Se estima que dentro de cuatro a cinco años Francia será también
superada, y luego seguramente otros.
Este anuncio revela varios significados para una economía atrasada como la boliviana. El primero es que
el país comparte con Brasil una frontera extraordinariamente larga. Este simple hecho debería
determinar la existencia desde hace muchas décadas de múltiples relaciones comerciales entre ambos
países, pero lo sorprendente es que existen pocas. Nuestras relaciones con el gigante vecino están
concentradas sobre todo en las exportaciones de gas natural, es decir, en un sector atrasado de simple
extracción de materia prima. Las exportaciones de gas si bien generan ingresos para el Estado no
generan directamente empleos ni ingresos crecientes para la mayoría de la población ni dinamizan
endógenamente la innovación tecnológica de los diversos sectores productivos. De todos modos, si no
existieran por lo menos esas exportaciones, no existirían relaciones comerciales de alguna significación
con el vecino. De esta magnitud es el drama de la economía boliviana.
El segundo significado es que mientras Brasil adoptó desde hace décadas un modelo económico basado
en el desarrollo diversificado y equilibrado de sus diferentes sectores y ramas productivas como la
agricultura, la agroindustria y la industria pequeña y mediana (Mypes y Pymes), Bolivia sigue
empantanada desde principios del siglo XX, más de cien años, en un modelo basado en la extracción de
recursos minerales primero e hidrocarburíferos después, en simbiosis con un pequeño sector
empresarial monopólico atrasado y dependiente del sector extractivo y estatal (como la industria
alimentaria y los importadores legales e ilegales de bienes de consumo) y no interesado en la expansión
empresarial e industrial de las Pymes y Mypes. Con cada nueva gestión gubernamental y con cada nuevo
modelo económico “revolucionario o conservador”, “estatista burocrático o neoliberal”, la economía
boliviana preserva su “estructura económica fundamental” y su dependencia interna y externa de los
recursos naturales. Esta estructura fundamental subdesarrollada tiene entre sus efectos directos el
mantener en el atraso y en la baja productividad a los diferentes sectores productivos y en particular a
las empresas medias y chicas agrícolas, agroindustriales, ganaderas y a las ramas industriales y de
servicios, es decir, al “mercado interno”.
El tercer significado es que Brasil, en base a su modelo diversificado, logró intensificar en estas últimas
décadas sus relaciones comerciales con diversos países, en particular con los países de la Cuenca del
Pacífico y sobre todo con la China. El futuro de Brasil depende ahora de una mayor integración con el
gigantesco mercado de la China en particular. Bolivia, prisionera de Chile por el enclaustramiento
geográfico y por el carácter de su estructura económica fundamental, no pudo ampliar y diversificar sus
relaciones comerciales ni con otros países ni con los países de la Cuenca del Pacífico.
2. La China ingresa este 2012 al emblemático “año del dragón” según su horóscopo tradicional, es decir, al
año de la “salud y de la exuberancia”. El fuerte desarrollo capitalista de China si bien tiene una gran
importancia para la economía brasileña, también la tiene, indirectamente, para Bolivia. Para continuar
con su desarrollo relacionado con la Cuenca del Pacífico Brasil requiere mejorar su sistema de
transporte con los países vecinos que le permitan un acceso al océano Pacífico. Países como Bolivia y
Perú próximos al Pacífico y que comparten amplias fronteras con Brasil juegan un papel de primer plano
para la geoestrategia regional e internacional de éste último. Bolivia y Perú, países sin estrategias
sólidas de desarrollo interno durante muchas décadas, insertados anteriormente en dinámicas
extractivistas extravertidas de recursos naturales y orientadas hacia Europa occidental y Estados Unidos,
se ven ahora atraídos (Bolivia) o inmersos (Perú) en nuevos flujos internacionales.
En este “año del dragón” Bolivia y Perú deben tomar grandes decisiones económicas para su futuro.
Perú ya dio los pasos iniciales desde hace dos décadas al estimular el desarrollo de su sector empresarial
industrial y agropecuario pequeño y mediano, es decir, a su “mercado interno” productor. Este mercado
interno se encuentra en proceso de expansión y el creciente escenario de la China y de la Cuenca del
Pacífico le plantean un horizonte adicional promisorio.
Bolivia se encuentra por el contrario cada vez más rezagada. En lugar de impulsar el desarrollo y la
diversificación de sus sectores empresariales medios y chicos de los sectores industrial, agropecuario,
agroindustrial y de servicios, Bolivia desde hace muchas décadas, a través de los diferentes modelos y
gestiones gubernamentales, se dedica a fortalecer “en prioridad” su estructura económica fundamental,
es decir, su sector extractivo estatal y su sector privado monopólico dependiente.
Esta “priorización” se ha intensificado en estos últimos años. Tanto el sector burocrático estatal como el
sector privado monopólico de las áreas manufacturera (alimentos y bebidas) y comercial importador
(alimentos y bienes de consumo), estrechamente dependientes del sector extractivo ya sea privado o
estatal, no alientan el desarrollo de las Pymes y Mypes, unidades de mayor diversificación productiva (es
el “mercado interno”), ni mucho menos la inversión en las ramas productoras de mayor potencial de
desarrollo (metalmecánica, herramientas,…). La ampliación de la estructura económica fundamental,
constituye en realidad la fórmula para profundizar el atraso secular y el subdesarrollo económico y
social permanente.
Si se mantiene esta estructura Bolivia solo podría jugar un papel subordinado y subdesarrollado, como
es tradición, en la nueva coyuntura internacional. En este caso, Bolivia podría jugar solo el papel de
productor de materias primas minerales, hidrocarburíferas y generador de electricidad (para Brasil), así
como vía de tránsito para el transporte por carreteras para las mercancías producidas e importadas por
Brasil.
El autor es doctor en Economía.