Ponencia de Maribel Rodriguez en las VI Jornadas Integrales, celebradas en octubre de 2008.
Para la difusión de la Visión Integral de Ken Wilber y otros.
Es difícil definir qué es la conciencia y por lo tanto también resulta complicado saber qué es exactamente lo que queremos estudiar y cuál es el método más apropiado para acercarnos a ella, de una manera objetiva. Como dicen algunos científicos, en qué consiste el proceso de la conciencia, está todavía por descubrir. Pero intuitivamente, todos sabemos, más o menos, de que hablamos cuando decimos “ser consciente” o tener conciencia, tanto del mundo interno, como del mundo externo. (...)
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¿Es posible un estudio objetivo de la conciencia?
1. ¿ES POSIBLE UN ESTUDIO OBJETIVO DE LA
CONCIENCIA?
Maribel Rodríguez
www.maribelium.com
Es difícil definir qué es la conciencia y por lo tanto también resulta complicado saber qué
es exactamente lo que queremos estudiar y cuál es el método más apropiado para
acercarnos a ella, de una manera objetiva. Como dicen algunos científicos, en qué
consiste el proceso de la conciencia, está todavía por descubrir. Pero intuitivamente, todos
sabemos, más o menos, de que hablamos cuando decimos “ser consciente” o tener
conciencia, tanto del mundo interno, como del mundo externo. Aunque al ser conscientes,
resulta difícil decir hasta que punto lo que vemos internamente o externamente es
completamente objetivo, a la vez que sabemos que es real el hecho de tener una
conciencia, pero ¿podemos verla cómo es realmente si no podemos tener certezas
absolutas de que todo lo que percibimos es exactamente como lo percibimos? ¿Hasta
dónde estamos capacitados para captar la realidad con objetividad total? Y cuando se trata
de nuestra propia conciencia, ¿hasta donde podemos darnos cuenta de la misma con
objetividad, dado que es una dimensión subjetiva? ¿Es objetivable todo lo que sucede en
nuestra conciencia o sólo una parte?
En la presente conferencia se tratará de responder a la cuestión de si es posible un estudio
objetivo de la conciencia, se mostrarán diferentes propuestas desde las que se intenta
llevar a cabo dicho estudio y se señalarán algunos de los problemas a los que nos
podemos enfrentar en el intento.
Sabemos que, durante mucho tiempo, se consideró que el tema de la conciencia era
demasiado esquivo para someterlo a estudio experimental y se adoptó, por ejemplo, una
perspectiva conductista, en la que se dejó fuera del ámbito de estudio, al investigar la
mente humana, precisamente la conciencia. El conductismo supone que la conducta
observable muestra la única información relevante acerca de lo que somos y considera
que lo que sucede dentro de nosotros (la conciencia), no aporta nada importante, porque
sería como una “caja negra”, a la que no podemos acceder. Desde su supuesta
“objetividad”, el conductismo deja fuera de la observación científica la subjetividad, sin
darse cuenta del sesgo que esto supone y sin percatarse de que no es científico eliminar de
nuestra observación aquello que nos parece más complejo de estudiar o que no encaja, en
nuestro método de investigación. Podríamos deducir de esto, que la pretendida
objetividad del conductismo no es total, porque deja de lado una parte de la realidad del
sujeto, a la que llamamos conciencia. Su decisión parece tener algunos factores subjetivos
como la comodidad o la conveniencia de que el objeto de estudio se ajuste al método que
el investigador considera adecuado. ¿Y esto es ciencia objetiva?
No obstante, a poco que reflexionemos, podemos darnos cuenta de que no es posible
escapar tan fácilmente de la conciencia, aunque seamos conductistas, porque de alguna
manera, la conciencia se está poniendo de manifiesto también en nuestra conducta. Pero
saber cuál es exactamente el estado de conciencia que hay detrás de una conducta, resulta
complicado, por no decir casi imposible; pues por ejemplo, una misma conducta puede
manifestar estados muy diferentes de conciencia. Lo que vemos en la conducta ajena, es
el resultado final de una serie de procesos internos tanto conscientes como no conscientes,
2. pero no sabemos cuál es el proceso íntimo de conciencia que se está dando dentro de la
persona que estamos observando. Para ello, es esa persona quién nos tiene que explicar
qué le ocurre, qué está pensando, que siente, etc. Y aunque nos diga todo lo que pasa por
su mente en un momento determinado, sabemos que hay muchos aspectos relevantes de la
vida interior que no se pueden poner en palabras. No nos resulta posible decir todo lo que
nos ocurre internamente, siempre hay cosas que escapan al lenguaje y a las palabras.
Además, tenemos otra dificultad añadida, para la pretendida objetividad desde el
conductismo. El que está observando y escuchando a otro, también tiene una conciencia,
con sus limitaciones; percibe desde su propia conciencia. Es posible que se le escape
algún matiz de lo que sucede, que no capte algo de la conducta de otro o que le llamen
más la atención unos aspectos que otros, en base a sus prejuicios, estado de ánimo,
intereses, etc. Incluso, si el sujeto que está investigando le cae o no simpático, su manera
de evaluar puede cambiar. Es decir, que el investigador, que usa su propia conciencia para
investigar, es muy probable que no pueda tener una objetividad total. Y por otra parte, el
sujeto investigado, pierde espontaneidad por el hecho de ser observado y en el cómo es
observado. Así que, podemos darnos cuenta de que la pretendida “objetividad” del
conductismo, tiene numerosas limitaciones.
Posteriormente, a la aparición de la perspectiva conductista, la ciencia ha admitido la
posibilidad de estudiar la conciencia, y por ejemplo, se han hecho intentos desde la
neurobiología, que ha intentado descifrar qué es la conciencia, con “objetividad”. La
neurobiología parte de dos supuestos posibles: en el primero afirmaría que la conciencia
se reduce a actividad cerebral y en el segundo que hay una estrecha relación entre lo que
pasa en la conciencia y en el cerebro (a lo que se llama correlatos neurobiológicos de la
conciencia). La manera en la que se ha investigado, desde esta perspectiva ha sido viendo
el efecto, sobre el funcionamiento de la conciencia, de lesiones cerebrales, o bien,
observando la actividad del cerebro, mediante técnicas de neuroimagen, mientras se
realizan actividades de la vida cotidiana o en ciertos estados especiales (como la oración,
meditación, experiencias místicas, etc.). Veremos que este enfoque también tiene
limitaciones por partir de una base que aún está por demostrar (que cerebro y conciencia
sean lo mismo o que siempre una parte refleje la otra).
La ciencia “objetiva” también se ha apoyado en el enfoque fenomenológico, de tal forma
que se ha aceptado como dato relevante para la investigación, la información que nos da
el sujeto de su vida interior. Para mejorar este enfoque, se ha propuesto adoptar la
perspectiva de la tercera persona (imparcial), para poder observar los contenidos de la
conciencia de otros con “imparcialidad”. A esta perspectiva, propuesta por Dennet, se le
ha llamado heterofenomenología. Pero en esa imparcialidad, podemos darnos cuenta ed
que perdemos la empatía, la capacidad de meternos en los zapatos del otro, que también
puede ser un camino para el acercamiento y el conocimiento de la otra persona. ¿Pero
cómo se puede objetivar esto científicamente? Por el momento parece imposible.
Otros intentos de abordar con objetividad la conciencia, tienen otras perspectivas más
novedosas, que están dando sus primeros pasos en la actualidad. Tal es el caso de los
intentos de abordar el funcionamiento de la conciencia mediante la aplicación de
principios de la física más actuales, como la teoría del caos o la física cuántica.
Tampoco debemos obviar el valor de la intersubjetividad, a la hora de intentar objetivar si
ciertos hechos de la conciencia se dan o no o para verificar el nivel de conciencia en el
que nos encontramos. Pues por ejemplo, alguien puede tener alucinaciones o una imagen
distorsionada de sí mismo (por exceso o defecto) y los demás son quienes le pueden
3. ayudar a enfrentarse a su “realidad”. Aunque aquí nos surge la pregunta de qué se puede
hacer si uno vive experiencias sanas que otros desconocen o tiene más sensibilidad en la
percepción de la realidad o un nivel de conciencia superior. ¿Quién puede objetivar si su
estado es o no equilibrado? Esto resultaría más complicado.
Finalmente, plantearemos que podría haber otros métodos que podrían ayudar a estudiar
con una cierta objetividad la conciencia, aunque la ciencia aún no los considere
“científicos”. Tales métodos serían algunos procedimientos que favorecen la
introspección y la autoconciencia, tal como se hace en ciertos métodos de meditación o de
psicoterapia. Esta perspectiva podría ayudar a complementar la visión científica actual,
dado que la base de dicha visión, es la propia conciencia de los científicos, y no estaría
mal si la mirasen, también desde dentro de sí mismos. Si ellos, y también nosotros, nos
apoyamos en nuestra conciencia para conocer la realidad, parece necesario buscar alguna
manera de mirarla desde dentro y de darnos cuenta de que nuestra certeza más íntima en
la propia conciencia, pues de ahí parte la idea de que realmente existimos y percibimos
algo llamado realidad. Parece que nuestra certeza más íntima es que la conciencia se está
dando en este momento. Y este hecho es algo que paradójicamente, sólo se puede
objetivar desde la subjetividad.
Parece que, en base a lo dicho, hay numerosas limitaciones para estudiar la conciencia
desde una perspectiva objetiva, pero esto no tiene por qué impedirnos estudiar la parte de
la misma que sí sea accesible a la investigación. Si el método de investigación toma
conciencia de sus límites y no tiene pretensiones de absolutizarse, es posible que sea
posible avanzar. Pero la subjetividad de los científicos, parece que a veces nos lleva a
absolutizar los resultados de unos métodos que son parciales y limitados. Quizás, bastaría
un poco de humildad para objetivar la parte objetivada, y así, darnos cuenta de que lo que
hemos llegado a conocer es sólo es una gota en todo un océano. Algo que en sí también es
valioso y enriquecedor.
4. En el marco de las VI JORNADAS INTEGRALES para la
difusión de la Visión Integral de Ken Wilber y otros.
Barcelona, octubre de 2008.
Organizadas por
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