Artritis reumatoidea y artritis inflamatoria no reumatoidea
Espondilitis anquilosante
1. ESPONDILITIS ANQUILOSANTE
La espondilitis anquilosante es un reumatismo
inflamatorio crónico que afecta a la columna
vertebral y a las articulaciones sacro ilíacas.
2. ¿CÓMO SE PRODUCE LA ESPONDILITIS
ANQUILOSANTE?
Aparece habitualmente de forma lenta y gradual, con
episodios de dolor en la región lumbar que irradian
hacia las nalgas e incluso por la cara posterior del
muslo, confundiéndose así con la famosa ciática. Este
dolor se acrecienta durante la noche, provocando a la
hora de levantarse de la cama una notable y dolorosa
rigidez.
3. ¿Cómo se diagnostica la espondilitis
anquilosante?
Además del examen y la historia médica
completa, los procedimientos para diagnosticar la
espondilitis anquilosante pueden incluir los
siguientes:
Rayos X - examen de diagnóstico que utiliza rayos
invisibles de energía electromagnética para producir
imágenes de los tejidos internos, los huesos y los
órganos en una placa.
Exámenes genéticos
4. ¿Cuáles son los síntomas de la
espondilitis anquilosante?
Los síntomas pueden incluir:
dolor de espalda, que suele ser más intenso durante el descanso nocturno
rigidez por la mañana temprano
posición encorvada como reacción al dolor de espalda (al inclinarse hacia
delante el dolor tiende a aliviarse)
Columna vertebral rígida e inflexible.
incapacidad de respirar profundamente, si las articulaciones entre las costillas
y la columna vertebral están afectadas
pérdida del apetito
pérdida de peso
Fatiga.
fiebre
anemia
dolor en las articulaciones
Leve inflamación de los ojos.
daño de algunos órganos, como el corazón, los pulmones y los ojos
5. Espondilitis tratamiento:
Anquilosante
Ejercicios de fisioterapia y físico son precedidos por un
tratamiento médico para reducir la inflamación y el
dolor, y son comúnmente seguido por un médico.
Algunos pueden requerir la ayuda de andadores, como
un bastón para ayudar a establecer el equilibrio y aliviar
un poco la presión sobre las articulaciones
afectadas, mientras que a pie y de pie.
Fisioterapia :Todas las terapias físicas deben ser
aprobados previamente por un reumatólogo, ya que los
movimientos que normalmente tienen grandes
beneficios para la salud puede hacer daño al paciente.
6. Esclerosis Sistémica
La esclerosis sistémica es una enfermedad crónica
que afecta principalmente a la piel, pero también
puede afectar otros órganos, como los pulmones, el
intestino, el riñón o el corazón. Se trata de una
enfermedad rara que afecta a una de cada 50.000
personas.
7. Síntomas
Dedos de las manos y los pies que se tornan azulados o
blancos Pérdida del cabello.
Endurecimiento de la piel.
Piel anormalmente clara u oscura.
Engrosamiento de la piel, rigidez y tensión de los dedos de
las manos, las manos y antebrazos.
Tumoraciones blancas y pequeñas por debajo de la piel.
Llagas (ulceraciones) en las puntas de los dedos de las manos
o de los pies.
Piel facial tensa y con aspecto de máscara.
8. COMO SE DIAGNOSTICA LA ESCLEROSIS SISTEMÁTICA
El diagnóstico de la esclerosis sistémica se basará
eminentemente en la clínica del paciente.
La capilaroscopia es una técnica que permite
valorar la afectación de los capilares del lecho de la
uña, que en el caso de la esclerosis sistémica
muestran un patrón característico de asas capilares
dilatadas con o sin pérdida y destrucción de las
mismas en función del tipo de afectación, difusa o
limitada respectivamente.
9. TRATAMIENTO
Esclerosis sistemática
No existen fármacos ni otras formas de tratamiento que produzcan
una curación de la esclerosis sistémica. Sin embargo, muchas de las
manifestaciones y
complicaciones de la enfermedad pueden tratarse de forma eficaz, por
lo que el pronóstico y la gravedad pueden variar mucho si se recibe o
no el tratamiento
adecuado.
El reumatólogo le recomendará evitar los factores antes señalados
que empeoran la enfermedad, y le insistirá en evitar la exposición al
frío, protegiendo la piel
con una crema corriente, y con unos guantes y calcetines gruesos de
lana en invierno. Conviene ejercitar el movimiento de las zonas
afectadas (manos, pies,
rodillas, codos, etc.) para evitar la atrofia de los músculos y la rigidez
de las articulaciones; en algunos casos puede necesitarse
rehabilitación especializada.