2.
Determinar la concentración más recomendable de
una solución de electrolito para lograr el control de
la floculación de una suspensión fluida de baja
viscosidad.
OBJETIVO
3.
Las mezclas o dispersiones se pueden clasificar, según el
tamaño de las partículas de la fase dispersa, en: disoluciones,
suspensiones y coloides.
En una disolución verdadera hay partículas de líquido, sólido o
gas (fase dispersa) disueltas en otro líquido, sólido o gas (fase
dispersante), pero las partículas no se alcanzan a distinguir a
simple vista porque son muy pequeñas, debido a ello las
soluciones se califican como dispersiones homogéneas.
Las suspensiones son dispersiones heterogéneas constituidas
por una fase dispersa sólida en el seno de una fase dispersante
líquida. En este caso, las partículas dispersas presentan un
tamaño mayor a 0.1 micrómetro por lo que se logran apreciar a
simple vista y si se dejan reposar, sedimentan.
FUNDAMENTO
4. Las suspensiones son inestables por su propia naturaleza, tendiendo
a separarse las dos fases. Se puede aumentar la estabilidad de varias
maneras: 1) por la adición de sustancias que, rodeando a las
partículas sólidas, faciliten su humectación; 2) aumentando la
viscosidad del medio por la adición de sustancias viscosizantes y 3)
por la incorporación de electrolitos proveedores
de cargas eléctricas.
Las partículas de un coloide se encuentran entre los tamaños de estas
dos primeras. No se logran distinguir a simple vista, pero tienen
propiedades que permiten diferenciarlas de las soluciones. Los
coloides tienen una propiedad óptica exclusiva, que se conoce como
el efecto Tyndall: debido al tamaño de las partículas, éstas funcionan
como espejitos que reflejan la luz, lo que permite ver la trayectoria de
un rayo de luz que pasa a través del recipiente en el que
se encuentra el coloide, en tanto que las soluciones son
completamente transparentes (no se observa el rayo de luz en el
recipiente), y las suspensiones, debido al gran tamaño de las
partículas, suelen ser opacas.
5.
En una cápsula de porcelana, se pulveriza con la espátula
aproximadamente 6 g de carbonato de magnesio (se emplea
balanza granataria).
En 5 vidrios de reloj, se pesa con balanza analítica, 1 g del
carbonato de magnesio pulverizado, lo más aproximado
posible
Se rotulan 5 probetas de 50 mL (totalmente secas) con los
números 0, 1, 2, 3 y 4.
Se incorpora cuidadosamente a cada una de ellas el gramo de
carbonato de magnesio (procurando no perder partículas). Se
enjuaga el respectivo vidrio de reloj con 10 mL de agua
destilada, ayudándose con un embudo.
Se agrega a cada probeta la solución de cloruro de aluminio al 4
% y agua destilada de la siguiente manera.
PROCEDIMIENTOProbeta No. Volumen de
AlCl3 al 4 %
Agua destilada
0 0 mL Completar a 50
mL
1 6 mL Completar a 50
mL
2 12 mL Completar a 50
mL
3 19 mL Completar a 50
mL
4 25 mL Completar a 50
mL
6. o Se agitan perfectamente bien las suspensiones y se dejan reposar
30 minutos.
o Se anota el volumen del sedimento en cada una de las probetas.
o Se calcula el volumen de sedimentación (F) correspondiente a cada
una de las suspensiones, mediante la siguiente fórmula:
F = Volumen del sedimento / volumen de la suspensión
o Se calcula la concentración del cloruro de aluminio en g/mL
presente en cada probeta, mediante la fórmula:
C1 V1 = C2 V2
En donde:
C1 = Concentración en g/mL del Cloruro de Aluminio al 4% = 0.04
g/mL
V1 = Volumen de Cloruro de aluminio al 4 % añadido a la probeta.
C2 = Concentración del cloruro de aluminio en g/mL en la probeta
V2 = Volumen total en la probeta = 50 mL
o Se grafica el volumen de sedimentación (F) obtenido (Eje Y) frente
a la concentración (C2) del Cloruro de Aluminio (en g/mL)
presente en cada probeta (Eje X).
o Se determina cuál es la concentración de electrolito más
recomendable para controlar la floculación.