1. Serie: Pilares de la vida cristiana
Tema: ¿Qué es la gracia?
Por: Angelo Becerra
Texto: En cambio, Dios nos demostró su amor en que Cristo murió por
nosotros aun cuando éramos pecadores. Romanos 5:8
Un pilar es un fundamento sobre el cual se apoya algo. ¿Sabes es qué se
apoya la vida cristiana? Cuando desconocemos los pilares o fundamentos en
que descansa nuestra vida espiritual corremos el riesgo que ésta se derrumbe.
En la palabra de Dios encontramos varios pilares sobre los cuales descansa
nuestra nueva vida en Cristo. Deseo que estudiemos a profundidad dos de
ellos en las siguientes dos semanas. La gracia de Dios y la fe en él son el
fundamento más firme que sostendrá nuestro peregrinar en la vida cristiana.
Hoy veremos el primer pilar, la gracia de Dios.
Una de las cualidades de Dios más complejas de entender para la mente
humana es su gracia. Nos es más fácil aceptar su justicia que su gracia. Dios
en su justicia nos da lo que nos merecemos pero en su gracia nos da lo que no
merecemos. Es por ello que algunos deslegitiman el perdón de Dios, pues a
sus ojos es inaceptable justificar al pecador. Pero el hecho es que Dios en su
naturaleza es gracia. Está constituido de gracia y por eso puede otorgarnos
regalos totalmente inmerecidos. Por ejemplo: Digamos que alguien entra a tu
casa para robar y cometiendo el ilícito asesina a tu hijo. Tú observas cómo el
ladrón sale huyendo mientras lloras inconsolablemente. Pero te das cuenta que
el ladrón se cae golpeándose gravemente en su cabeza y perdiendo el arma
que lo mantenía controlando la situación. La justicia te llevaría a tomar esa
arma y agredir a aquel que le arrebató la vida de tu hijo. La gracia te motivaría
a ayudar al asesino de tu hijo, llevándolo al hospital, donándole sangre si fuera
necesario y hasta pagando los gastos hospitalarios. Eso es gracia.
Veamos algunos principios que definen la gracia de Dios:
1. Dios te ama independientemente de lo que hagas: eres el objeto del amor
de Dios. La Biblia dice que él nos ama con amor eterno, no es condicional ni
pasajero. Su amor permanece para siempre. No podrás hacer algo como
para que Dios deje de amarte. Comprender esto se nos hace difícil debido a
que desde niños se nos ha enseñado a ganarnos el amor. Se nos decía frases
como: pórtate bien para que mamá te quiera, si haces esto te voy a querer
más, si haces aquello entonces no te amaré. Parecían frases inofensivas pero
marcaron nuestro corazón. Así que cuando ahora se nos dice que Dios nos
ama sin condiciones se nos hace tan difícil aceptarlo. Decimos en nuestro
2. interior: pero tengo que hacer algo, no puede ser tan fácil. Dios dice, hagas lo
que hagas o dejes de hacer siempre te amaré.
Entonces el hijo regresó a la casa de su padre. "Mientras el hijo todavía
estaba muy lejos de casa, su padre lo vio y tuvo compasión de él. Salió
corriendo a su encuentro y le dio la bienvenida con besos y abrazos.
El hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra Dios y contra ti. No merezco
llamarme tu hijo'.
"Pero el padre les dijo a sus siervos: '¡Apresúrense! Vístanlo con la mejor
ropa. También pónganle un anillo y sandalias.
Maten el mejor ternero y prepárenlo. ¡Celebremos y comamos!
Esto no significa en ninguna manera que Dios apruebe nuestra conducta
pecaminosa. Dios siempre reprochará nuestro pecado pero nos amará
incondicionalmente.
2. Dios te perdona independientemente de tu pecado: aunque unos
pecados tienen mayores consecuencias que otros, todo pecado agrede a
Dios y por lo tanto rompe nuestra comunión con él. Por lo tanto si nos
acercamos a Dios con un corazón arrepentido, él nos recibe con sus brazos
abiertos como si nada hubiese pasado. La Biblia dice:
Si decimos que no pecamos, nos engañamos a nosotros mismos y la
verdad no está en nosotros; pero si admitimos nuestros pecados, Dios
nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad. 1 Juan
1:8-9
Desde pequeños hemos sido programados para ver la gravedad de ciertos
pecados. Se nos aceptaba algunas “mentiritas” pero de ninguna manera se
aceptaba que cogiéramos algunas “moneditas”. De esta manera
implícitamente se nos aseveraba que si cometíamos algún pecado grave,
estábamos perdidos. Esto ha afectado nuestra relación con Dios.
Equivocadamente creemos que si cometemos ciertas faltas no tan graves,
podemos acercarnos a él para recibir su perdón, pero si las faltas fueron muy
graves no debemos acercarnos a él, o si nos acercamos, primero debemos
pasar por un proceso de purificación. La Biblia no menciona algo como un
purgatorio previo al arrepentimiento.
David fue uno de los hombres más significativos de la Biblia, pero no sólo por
su devoción para con Dios, sino también por sus rebeliones. Podría decirse que
David cometió faltas muy graves ante Dios y los hombres. Manchó su alma con
dos de los pecados más graves dentro del decálogo, asesinato y adulterio.
Pero aún así cuando se arrepintió encontró a un Dios bondadoso y compasivo.
Ten compasión de mí, Dios mío, conforme a tu fiel amor; conforme a tu
gran misericordia, borra mis rebeliones. Salmos 51:1
3. Dios quiere vivir en ti aunque no lo merezcas: el hecho más grande de la
gracia es que Dios quiera habitar en el interior de nuestras vidas. Somos seres
3. imperfectos y pecadores y aún así Dios quiere morar en nuestros cuerpos. El
Señor no quiere vivir al lado tuyo, él no quiere ser tu vecino él quiere habitar en
tu mismo corazón. El pretende ser tu dueño, no una visita. Gracia es que Dios
de enemigo nos convierta en sus amigos para vivir dentro de cada uno de
nosotros.
Cuando éramos enemigos de Dios, él hizo las paces con nosotros a
través de la muerte de su Hijo. Con mayor razón ahora que somos amigos
de Dios, él nos va a salvar por medio de la vida de Cristo. Romanos 5:10
La verdad es que no nos pertenecemos, Dios es nuestro dueño y ha decidido
morar en nosotros.
¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo? Ustedes
han recibido al Espíritu de Dios y habita en ustedes. Entonces, ustedes
no son dueños de su cuerpo. 1 Corintios 6:19
4. Dios quiere darte su fortaleza para que venzas el pecado: en alguna
ocasión leí: “la voluntad todo lo supera”. Me quedé analizando esta frase y fue
como si Dios mismo la completara en mi mente “excepto el pecado”. Puede ser
que una voluntad férrea se pueda enfrentar a conductas inadecuadas y malos
vicios, pero jamás podrá vencer el pecado. Existe sólo una persona en el
universo que venció el pecado, Jesús. Sin su vida y fortaleza en el interior de
nosotros estamos terriblemente indefensos y debiluchos como para
enfrentarnos al pecado. Así que si ahora somos libres del pecado no podemos
enorgullecernos de nosotros mismos sino darle todo el crédito a la gracia de
Dios. Es la presencia de Jesús a través de su Espíritu Santo la que nos da la
victoria en las áreas que nos consideramos débiles.
No obstante la gracia que nos da el poder para vencer el pecado se hace
manifiesta cuando tomamos la decisión radical de apartarnos de él. Esto
bíblicamente es conocido como arrepentimiento. Dios solamente te fortalece
para vencer el pecado cuando en ti hay la voluntad firme de abandonarlo. Este
proceso no se da por casualidad, debe ser meticulosamente planificado y
ejecutado. Puede ser que en un principio haya tropiezos, pero Dios dice, si lo
haces conmigo lo lograrás.
Gracia es decirle al Señor, aunque creo que no seré capaz, tú me fortalecerás.
Dependo absolutamente de ti. Dame las fuerzas en el momento de mayor
debilidad. Ayúdame a huir cuando me sienta rodeado por la tentación y a punto
de caer. Esto es la gracia de Dios. Gracia es que aunque haya tropiezos y
hasta caídas le podamos decir al Señor, quiero volverlo a intentar, porque sé
que me sigues amando y en la próxima oportunidad saldré victorioso.
5. Dios quiere usarte a pesar de tu imperfección: somos obras inacabadas.
Mientras estemos en este cuerpo mortal tendremos deficiencias y
4. cometeremos pecados. Dios no dice, sé perfecto para poder usarte. El dice, te
uso para que busques la perfección. Si la perfección fuera un requisito para
que Dios nos usara sencillamente no se podría hacer nada porque todos
quedaríamos descalificados para servir a Dios. Ninguno de los hombres de la
Biblia que Dios usó fue perfecto. Pero todos sí buscaban y trabajaban en su
perfección.
Elías fue un ser humano como cualquiera de nosotros, y pidió que no
lloviera, y no llovió por tres años y medio. Después oró otra vez, llovió y
la tierra produjo sus cosechas. Santiago 5:17-18
Ahora bien, tú eliges la clase de servicio que quieras realizar en la obra de
Dios. El Señor pondrá en lugares de privilegio a aquellos que honestamente
trabajan en buscar su propia perfección. No debemos decir que Dios tiene
cuellos con unos y rechaza a otros. Dios simplemente asigna trabajos de honor
a aquellos que se esfuerzan en ser íntegros.
En una casa grande hay objetos de oro y plata, y también otros de
madera y barro. Algunos tienen usos especiales, otros uso común.
Así sucede en la casa del Señor. Si uno se mantiene puro, puede tener un
uso especial, dedicado y útil para el Señor y listo para hacer toda clase de
buenas obras. 2 Timoteo 2:20-21