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Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999Waldo Sepúlveda L. y col.
Determinación prenatal de la corionicidad
en el embarazo gemelar
Dres: Waldo Sepúlveda L., Víctor Dezerega P., Patricio Valle M., Jorge Gutiérrez P., Eduardo Carstens U., Jorge Sánchez C.
Centro de Medicina Fetal, Departamento de Obstetricia y Ginecología, Clínica Las Condes;
Unidad de Ultrasonografía, Servicio de Obstetricia y Ginecología, Hospital San José;
Grupo de Interés en Medicina Fetal (GIMEF), Santiago.
DOCUMENTO
Introducción
La gestación múltiple tiene
gran importancia en el área de la me-
dicina perinatal ya que, aunque ocu-
rren con una incidencia aproximada de
1 cada 80 nacimientos, son respon-
sables de por lo menos el 10% de la
morbi-mortalidad perinatal.1
Las prin-
cipales complicaciones asociadas a
este tipo de gestación incluyen pre-
maturidad, trastornos del crecimiento
intrauterino, síndromes transfusio-
nales, la muerte de uno de los gemelos
y la presencia de una anomalía con-
génita discordante.1
El pronóstico de una gesta-
ción múltiple depende principalmente
de tres factores: 1) el número de fetos,
2) la edad gestacional al momento del
diagnóstico y 3) la corionicidad. El
número de fetos y su impacto en la
morbi-mortalidad perinatal ha tomado
gran importancia en las últimas dé-
cadas debido al incremento de las
gestaciones concebidas con la ayuda
de técnicas de reproducción asistida,
población en la cual la prevalencia de
embarazos triples o superiores au-
menta considerablemente.1
La edad
gestacional al momento del diagnós-
tico también ha cobrado interés cre-
ciente en los últimos años, ya que
mientras más precozmente se detecte
una gestación gemelar mayor es la
probabilidad de diagnosticar pérdidas
fetales espontáneas que de otra ma-
nera pasarían desapercibidas.1
Sin
embargo, el factor más importante en
determinar el pronóstico de una ges-
tación gemelar es la corionicidad.2
Pese a ello, la determinación prenatal
de la corionicidad dista mucho de ser
ideal, ya que aún no forma parte de la
rutina ultrasonográfica del embarazo
gemelar.2,3
¿Cuáles son entonces los
obstáculos para incorporar la deter-
minación prenatal de corionicidad en
la práctica clínica? Creemos que las
limitaciones más importantes son los
siguientes: 1) demanda tener conoci-
mientos elementales de embriología;
2) el impacto de la corionicidad sobre
el resultado perinatal no ha sido apre-
ciado cabalmente por la comunidad
perinatológica; y 3) la metodología
para determinar la corionicidad in utero
no está ampliamente difundida en la
comunidad ultrasonográfica.2,3
En el
presente artículo se revisarán los as-
pectos más relevantes que permitirán
determinar la corionicidad en la etapa
prenatal de manera certera y oportuna.
Aunque la información presentada está
orientada hacia el embarazo gemelar,
los mismos criterios también son úti-
les y aplicables para los otros tipos de
gestaciones múltiples.
Aspectos embriológicos
Los embarazos gemelares se
clasifican según su genotipo en mo-
nocigóticos (gemelos idénticos) o bici-
góticos (gemelos no-idénticos o frater-
nos) o según su placentación en mo-
nocoriales (una placenta) o bicoriales
(dos placentas).1
Los gemelos bicigó-
ticos derivan de dos huevos fertiliza-
dos y, por definición, cada gemelo
tendrá su propia placenta y, por lo
tanto, serán siempre bicoriales. En
cambio, los complejos mecanismos
que originan el desarrollo de los
gemelos monocigóticos demuestran
que cuando el proceso de separación
ocurre dentro de los primeros 3 días
después de la fertilización, un huevo
fecundado originará dos blastocistos,
lo que resultará en el desarrollo de dos
placentas, una para cada gemelo, las
cuales serán indistinguibles anatómi-
camente de la placentación que ocurre
en gemelos bicigóticos. Esta peculia-
ridad de la naturaleza ha sido la gran
responsable de la confusión que existe
entre corionicidad y cigocidad. Por otro
lado, si el huevo fertilizado se divide
después del tercer día, los gemelos
van a tener una placenta única y, por
definición, van a ser monocoriales,
fenómeno que ocurre en aproxima-
damente dos tercios de las gesta-
ciones gemelares monocigóticas.
Dependiendo del momento en que
ocurre la división, la gestación mono-
corial puede resultar en gemelos con
sacos amnióticos separados (gesta-
ción monocorial-biamniótica) o en
gemelos que también compartirán la
misma cavidad amniótica (gestación
monocorial-monoamniótica).Aún más,
si la división ocurre después del día
12 resultarán gemelos unidos o sia-
meses. Los principales aspectos
embriológicos relacionados con la
gestación gemelar se muestran en las
figuras 1, 2 y 3.
Importancia obstétrica de
la corionicidad
Las gestaciones monoco-
riales se asocian a un peor resultado
perinatal que las bicoriales, lo que se
atribuye principalmente a la presen-
29
Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999 Determinación prenatal de la corionicidad en el embarazo gemelar
cia de anastomosis vasculares feto-
placentarias que invariablemente se
encuentran presentes en todas las
gestaciones monocoriales pero
prácticamente en ninguna gestación
bicorial.4,5
El desbalance hemodiná-
mico que puede ocurrir en las
gestaciones monocoriales es el
principal responsable de síndromes
transfusionales agudos como crónicos,
lo que puede tener efectos poten-
cialmente de vastadores en los
gemelos, los que incluyen muerte fe-
Figura 3. Representación esquemática de la placentación en embarazo
gemelar de primer trimestre. A, bicorial-biamniótica. B, monocorial-
biamniótica. C, monocorial-monoamniótica. La presencia de corion entre
los sacos es característica de la gestación bicorial. El número de sacos
vitelinos es predictor del número de cavidades amnióticas. A, cavidad
amniótica. EEC, espacio extracelómico.
Figura 1. Representación esquemática de la placentación en embarazo
gemelar. A, gestación bicorial-biamniótica con placentas separadas. B,
gestación bicorial-biamniótica con placentas fusionadas. C, gestación
monocorial-biamniótica. D, gestación monocorial-monoamniótica. Los
embarazos representados en C y D son siempre monocigóticos. Sin em-
bargo, los embarazos representados en A y B pueden ser tanto bicigóticos
como monocigóticos.
Figura 2. Gestación monocigótica. Representación
esquemática de la placentación según momento de
la división. Si la división ocurre dentro de los primeros
3 días, se desarrollarán 2 placentas. Si la división
ocurre dentro de los primeros 9 días, se desarrollarán
dos cavidades amnióticas. Si la división ocurre dentro
de los primeros 12 días, se desarrollarán dos fetos.
Los porcentajes indican la incidencia aproximada de
estos fenómenos.
tal y secuelas neurológicas en el feto
sobreviviente.6-9
De hecho, la morta-
lidad intrauterina antes de las 24
semanas de gestación es a lo menos
seis veces superior en embarazos
monocoriales en comparación con
embarazos bicoriales (12.2% versus
1.8%, respectivamente), riesgo que
casi se iguala después de esa fecha
(2.8% versus 1.6%, respectiva-
mente).10
El manejo del embarazo
gemelar complicado con severo
compromiso de uno de los gemelos,
ya sea anatómico o funcional, está
fuertemente influenciado por la
corionicidad.11
Si uno de los gemelos
muere, no debería haber consecuen-
cias para el cogemelo si la gestación
es bicorial, ya que ambas circulaci-
ones son independientes. Sin em-
bargo, en el caso de una gestación
monocorial la muerte de uno de los
gemelos puede llevar a desbalance
hemodinámico agudo y severa hipo-
tensión en el gemelo sobreviviente, lo
que se asocia a muerte del cogemelo,
o en caso de que éste sobreviva, a
lesiones necróticas con el resultante
daño neurológico.6-10
Otras complica-
ciones serias, aunque extremada-
mente raras, que ocurren exclusiva-
mente en gestaciones monocoriales
Figura 4. Representación esquemática de la zona de
transición, que muestra la proyección de tejido
coriónico en la base de la membrana. En gestaciones
monocoriales, la inserción de la membrana adquiere
la forma de T.
son los gemelos unidos o siameses,
el enredamiento de los cordones
umbilicales en gemelos monoam-
nióticos y la secuencia de perfusión
arterial reversa o gemelo acárdico,
todas ellas asociados invariablemente
a altas tasas de mortalidad perinatal.1,12
Determinación prenatal
de la corionicidad en el
segundo y tercer
trimestre
La determinación prenatal de
la corionicidad en el segundo y tercer
trimestre no siempre es fácil, incluso
para el operador experimentado.Antes
del advenimiento de la ultrasonografía,
la corionicidad era determinada des-
pués del parto examinando el número
de placentas y membranas en ge-
melos de igual sexo. Encontrar geme-
los de diferente sexo, dos placentas
separadas o la presencia de más de
dos capas en la membrana de se-
paración constituyen pruebas defi-
nitivas de bicorionicidad. De la misma
forma, la ausencia de corion entre las
dos capas de amnios o la ausencia de
membrana de separación constituyen
pruebas de certeza de monocorio-
nicidad. Los primeros intentos para
determinar la corionicidad in utero se
basaron en la detección de estos
criterios mediante ultrasonografía.13-16
Desafortunadamente, no es posible
determinar el sexo con seguridad en
etapas precoces del embarazo y
siempre hay una remota posibilidad de
equivocación en la asignación de sexo
a lo largo de la gestación. Sin embargo,
la principal limitación de la utilización
del sexo fetal radica en que, de acuer-
do a la distribución esperada según
sexo, el 100% de los gemelos mono-
cigóticos y el 50% de los gemelos
bicigóticos serán de igual sexo, lo que
implica que la corionicidad basada en
el sexo puede permanecer indeter-
minada en dos tercios de los casos.
Del mismo modo, no siempre es po-
sible establecer con seguridad el nú-
mero de placentas. Dos placentas es-
tructuralmente independientes pero
fusionadas y una placenta única mo-
nocorial pueden presentar similares
características ultrasonográficas.
Sitios de implantación muy cercanos,
unido al crecimiento de las masas
placentarias durante el embarazo,
hacen aparecer a la mayoría de las
placentas bicoriales como fusionadas
y, por lo tanto, la diferenciación estruc-
tural con placentas monocoriales es
difícil de documentar. Es también
nuestra experiencia que la forma y
posición de las masas placentarias
bicoriales dentro del útero las hace
aparecer en algunas vistas separadas
y en otras fusionadas, lo que también
induce a mayor incertidumbre.
Debido a las limitaciones
previamente expuestas, se ha puesto
cada vez mayor atención en las ca-
racterísticas de la membrana de
separación. En gestaciones bicoria-
les, la membrana divisoria está com-
puesta por dos capas de amnios y dos
capas fusionadas de corion en el
medio. En gestaciones monocoriales-
biamnióticas, la membrana sólo tiene
dos capas de amnios sin interposición
de corion, lo que necesariamente im-
plica que la membrana es más gruesa
en gestaciones bicoriales que en
monocoriales. Este parámetro ha sido
utilizado por más de una década como
uno de los más importantes criterios
ultrasonográficos para determinar la
corionicidad en la etapa prenatal13-16
y,
recientemente, en la evaluación del
embarazo triple mediante la evalua-
ción del grosor de las membranas a
nivel de la zona de unión de los sacos
amnióticos.17
Aunque la mayoría de las
veces se ha utilizado este criterio en
forma subjetiva, clasificándola como
gruesa o delgada, se ha intentado
determinar el grosor de la membrana
y así utilizar un criterio más objetivo.
Un estudio sugirió que un grosor de 2
mm como corte caracteriza mejor una
membrana gruesa o delgada en la
identificación de gestaciones bicoria-
les o monocoriales, respectivamente.18
Sin embargo, con los equipos ultra-
Figura 5. Vista ultrasonográfica del signo lambda en una
gestación bicorial.
30
Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999Waldo Sepúlveda L. y col.
Figura 6. Vista ultrasonográfica de la membrana divisoria, que
muestra tabique de separación de 3 hojas, consistente con
gestación bicorial.
sonográficos actuales ha quedado de
manifiesto que existen diferencias in-
ter e intra-observador marcadas en la
medición de la membrana, las que
dependen del sitio examinado, edad
gestacional en el momento de la eva-
luación y resolución del equipo de
ultrasonografía.19
La alta resolución de
los equipos actuales, lo que sumado a
la alta magnificación que se puede
alcanzar, ha permitido también contar
las capas de la membrana divisoria y
utilizar esta característica como un
criterio adicional de corionicidad.20,21
A pesar de su alta capacidad predic-
tiva, esta técnica no ha sido incorpo-
rada en la práctica clínica por el tiempo
necesario y la alta resolución del equi-
po de ultrasonografía que demanda.
Mas aún, es nuestra experiencia que
en muchas gestaciones bicoriales sólo
es posible identificar una capa en la
membrana. Sin embargo, en aquellos
casos en que es posible contar las
capas, este signo es de gran impor-
tancia para determinar la corionicidad.
Con la mejor resolución de los nuevos
equipos de ultrasonografía es posible
que esta técnica recobre fuerzas en
un futuro próximo.
Dadas las limitaciones antes
mencionadas ¿cuál es la técnica ideal
para la determinación prenatal de
corionicidad en el segundo y tercer
trimestre? Se puede obtener una bue-
na aproximación utilizando una cas-
cada diagnóstica en la cual las carac-
terísticas más predictivas de corioni-
cidad deben buscarse primero. Tam-
bién ayuda la obtención de infor-
mación compuesta respecto a sexo
fetal, masas placentarias y caracte-
rísticas de la membrana divisoria, la
que en conjunto pueden aportar infor-
mación certera en la predicción de co-
rionicidad.22
Fetos con sexo diferente
son necesariamente bicigóticos y, por
lo tanto, bicoriales. Si las placentas
están claramente separadas, espe-
cialmente si la zona de implantación
es en caras opuestas del útero, la
gestación es también bicorial. Con
respecto a la membrana de separa-
ción, gran interés ha generado las
características de la llamada “zona de
transición”, lugar donde se une la
membrana divisoria y la placenta (fig.
4). La presencia de una proyección de
tejido coriónico ecogénico en la base
de la membrana de separación ha
demostrado ser uno de los signos
ultrasonográficos más característicos
de la placentación bicorial (fig. 5y6).
Este hallazgo ultrasonográfico,
originalmente descrito en 1981 con el
nombre de signo lambda,23
ha atraído
nuevamente la atención de los
ultrasonografistas bajo el nombre de
signo twin-peak.24
Aunque este signo
se describió inicialmente a nivel de la
fusión de dos masas placentarias
adyacentes, evidencias recientes
sugieren que también es posible iden-
tificarlo en los bordes de placentas
ubicadas en lados opuestos del
útero.25
La gran ventaja de este sig-
no radica en su fácil identificación,
tanto en el primer como en el segundo
trimestre,25-27
fechas en las cuales se
realizan los exámenes ultrasono-
gráficos de rutina que detectan la
mayoría de los embarazos gemelares
en la población general. Sin embargo,
a medida que progresa la gestación el
signo lambda es más difícil de vi-
sualizar, tanto así que desaparece
hacia la semana 20 en hasta un 7%
de las gestaciones bicoriónicas con
placentas fusionadas.27
Por lo tanto, en
aquellas gestaciones gemelares en
que no hay información previa dis-
ponible sobre la corionicidad, la
ausencia del signo lambda después de
la semana 20 debe ser usada con
precaución y otros aspectos ultra-
sonográficos prenatales de corio-
nicidad deben ser cuidadosamente
identificados.27
Determinación prenatal
de la corionicidad en el
primer trimestre
Evidencias recientes indican
que la edad gestacional óptima para
determinar la corionicidad es durante
el primer trimestre.25,28,29
Entre las 10-
14 semanas de gestación, el signo
lambda es fácilmente identificable en
todas las gestaciones bicoriales, inde-
pendiente que las placentas estén se-
paradas o fusionadas, y está ausente
Figura 7. Vista ultrasonográfica de un embarazo quín-
tuple. Nótese que en uno de los sacos se encuentran dos
fetos, cada uno en su cavidad amniótica, por lo que
corresponde a una gestación tetracorial-pentaamniótica.
Figura 8.Vista ultrasonográfica de embarazo monocorial
que muestra 2 sacos vitelinos, sugerentes de gestación
monocorial-biamniótica.
31
Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999 Determinación prenatal de la corionicidad en el embarazo gemelar
en todas las gestaciones monocoria-
les.25
Antes de esa fecha, la técnica
ideal para determinar la corionicidad
es la ultrasonografía transvaginal, ya
que la vía transabdominal ha demos-
trado tener limitaciones importantes.30
Esto tiene gran importancia en centros
que manejan embarazos obtenidos
mediante el uso de técnicas de repro-
ducción asistida, ya que esta población
es generalmente sometida a explora-
ciones ultrasonográficas precoces, lo
que brinda la oportunidad de deter-
minar la corionicidad desde las pri-
meras etapas de la gestación.31,32
La corionicidad, es decir el
número de sacos coriónicos, puede
ser determinado tan precozmente
como a las 4-5 semanas de ameno-
rrea, momento desde el cual se pue-
den contar los sacos gestacionales.
Sin embargo, el número de fetos den-
tro de cada saco gestacional sólo
puede ser determinado a partir de la
semana 6, fecha desde la cual es po-
sible establecer tanto la corionicidad
como el número de fetos presentes.28
(Figura 7). La amnionicidad, es decir,
el número de sacos amnióticos, sólo
se puede determinar a partir de la
semana 8, fecha desde la cual es
posible visualizar la membrana am-
niótica en las gestaciones monoco-
riales-biamnióticas.28,33
Otro impor-
tante índice de amnionicidad antes de
la semana 8 lo constituye la deter-
minación del número de sacos vite-
linos.33,34
En efecto, la presencia de dos
sacos vitelinos en el interior de un saco
coriónico con dos embriones permite
predecir una gestación monocorial-
biamniótica (Figura 8). Por el contrario,
la identificación de dos embriones
dentro del mismo saco coriónico pero
un saco vitelino único permite predecir
un embarazo monocorial-monoam-
niótico con alto grado de seguridad.33,34
Conclusiones
La determinación precisa de
corionicidad es una de las respon-
sabilidades más importantes que tiene
el ultrasonografista obstétrico durante
la evaluación de un embarazo ge-
melar.Idealmente la corionicidad debe
ser establecida en el primer trimestre,
cuando el número de sacos, embrio-
nes vivos y la presencia o ausencia del
signo lambda pueden ser fácilmente
identificados. Si el embarazo gemelar
se detecta después de esa fecha, la
corionicidad debe ser determinada por
el ultrasonografista que realice el diag-
nóstico de embarazo múltiple. Es
también importante destacar que
siempre se debe documentar el diag-
nóstico de corionicidad y amnionicidad
en el informe ultrasonográfico, como
así también se deben adjuntar la docu-
mentación fotográfica o en video que
muestren las características que per-
mitieron establecer el diagnóstico. La
detección de gemelos monocoriales,
en cualquier momento de la gestación,
obliga tanto a una mejor supervisión
del embarazo como a un adecuado
manejo de las complicaciones asocia-
das y, por lo tanto, asistencia intensiva
antenatal de las complicaciones en
aquellos casos que así lo requieran.
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  • 1. 28 Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999Waldo Sepúlveda L. y col. Determinación prenatal de la corionicidad en el embarazo gemelar Dres: Waldo Sepúlveda L., Víctor Dezerega P., Patricio Valle M., Jorge Gutiérrez P., Eduardo Carstens U., Jorge Sánchez C. Centro de Medicina Fetal, Departamento de Obstetricia y Ginecología, Clínica Las Condes; Unidad de Ultrasonografía, Servicio de Obstetricia y Ginecología, Hospital San José; Grupo de Interés en Medicina Fetal (GIMEF), Santiago. DOCUMENTO Introducción La gestación múltiple tiene gran importancia en el área de la me- dicina perinatal ya que, aunque ocu- rren con una incidencia aproximada de 1 cada 80 nacimientos, son respon- sables de por lo menos el 10% de la morbi-mortalidad perinatal.1 Las prin- cipales complicaciones asociadas a este tipo de gestación incluyen pre- maturidad, trastornos del crecimiento intrauterino, síndromes transfusio- nales, la muerte de uno de los gemelos y la presencia de una anomalía con- génita discordante.1 El pronóstico de una gesta- ción múltiple depende principalmente de tres factores: 1) el número de fetos, 2) la edad gestacional al momento del diagnóstico y 3) la corionicidad. El número de fetos y su impacto en la morbi-mortalidad perinatal ha tomado gran importancia en las últimas dé- cadas debido al incremento de las gestaciones concebidas con la ayuda de técnicas de reproducción asistida, población en la cual la prevalencia de embarazos triples o superiores au- menta considerablemente.1 La edad gestacional al momento del diagnós- tico también ha cobrado interés cre- ciente en los últimos años, ya que mientras más precozmente se detecte una gestación gemelar mayor es la probabilidad de diagnosticar pérdidas fetales espontáneas que de otra ma- nera pasarían desapercibidas.1 Sin embargo, el factor más importante en determinar el pronóstico de una ges- tación gemelar es la corionicidad.2 Pese a ello, la determinación prenatal de la corionicidad dista mucho de ser ideal, ya que aún no forma parte de la rutina ultrasonográfica del embarazo gemelar.2,3 ¿Cuáles son entonces los obstáculos para incorporar la deter- minación prenatal de corionicidad en la práctica clínica? Creemos que las limitaciones más importantes son los siguientes: 1) demanda tener conoci- mientos elementales de embriología; 2) el impacto de la corionicidad sobre el resultado perinatal no ha sido apre- ciado cabalmente por la comunidad perinatológica; y 3) la metodología para determinar la corionicidad in utero no está ampliamente difundida en la comunidad ultrasonográfica.2,3 En el presente artículo se revisarán los as- pectos más relevantes que permitirán determinar la corionicidad en la etapa prenatal de manera certera y oportuna. Aunque la información presentada está orientada hacia el embarazo gemelar, los mismos criterios también son úti- les y aplicables para los otros tipos de gestaciones múltiples. Aspectos embriológicos Los embarazos gemelares se clasifican según su genotipo en mo- nocigóticos (gemelos idénticos) o bici- góticos (gemelos no-idénticos o frater- nos) o según su placentación en mo- nocoriales (una placenta) o bicoriales (dos placentas).1 Los gemelos bicigó- ticos derivan de dos huevos fertiliza- dos y, por definición, cada gemelo tendrá su propia placenta y, por lo tanto, serán siempre bicoriales. En cambio, los complejos mecanismos que originan el desarrollo de los gemelos monocigóticos demuestran que cuando el proceso de separación ocurre dentro de los primeros 3 días después de la fertilización, un huevo fecundado originará dos blastocistos, lo que resultará en el desarrollo de dos placentas, una para cada gemelo, las cuales serán indistinguibles anatómi- camente de la placentación que ocurre en gemelos bicigóticos. Esta peculia- ridad de la naturaleza ha sido la gran responsable de la confusión que existe entre corionicidad y cigocidad. Por otro lado, si el huevo fertilizado se divide después del tercer día, los gemelos van a tener una placenta única y, por definición, van a ser monocoriales, fenómeno que ocurre en aproxima- damente dos tercios de las gesta- ciones gemelares monocigóticas. Dependiendo del momento en que ocurre la división, la gestación mono- corial puede resultar en gemelos con sacos amnióticos separados (gesta- ción monocorial-biamniótica) o en gemelos que también compartirán la misma cavidad amniótica (gestación monocorial-monoamniótica).Aún más, si la división ocurre después del día 12 resultarán gemelos unidos o sia- meses. Los principales aspectos embriológicos relacionados con la gestación gemelar se muestran en las figuras 1, 2 y 3. Importancia obstétrica de la corionicidad Las gestaciones monoco- riales se asocian a un peor resultado perinatal que las bicoriales, lo que se atribuye principalmente a la presen-
  • 2. 29 Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999 Determinación prenatal de la corionicidad en el embarazo gemelar cia de anastomosis vasculares feto- placentarias que invariablemente se encuentran presentes en todas las gestaciones monocoriales pero prácticamente en ninguna gestación bicorial.4,5 El desbalance hemodiná- mico que puede ocurrir en las gestaciones monocoriales es el principal responsable de síndromes transfusionales agudos como crónicos, lo que puede tener efectos poten- cialmente de vastadores en los gemelos, los que incluyen muerte fe- Figura 3. Representación esquemática de la placentación en embarazo gemelar de primer trimestre. A, bicorial-biamniótica. B, monocorial- biamniótica. C, monocorial-monoamniótica. La presencia de corion entre los sacos es característica de la gestación bicorial. El número de sacos vitelinos es predictor del número de cavidades amnióticas. A, cavidad amniótica. EEC, espacio extracelómico. Figura 1. Representación esquemática de la placentación en embarazo gemelar. A, gestación bicorial-biamniótica con placentas separadas. B, gestación bicorial-biamniótica con placentas fusionadas. C, gestación monocorial-biamniótica. D, gestación monocorial-monoamniótica. Los embarazos representados en C y D son siempre monocigóticos. Sin em- bargo, los embarazos representados en A y B pueden ser tanto bicigóticos como monocigóticos. Figura 2. Gestación monocigótica. Representación esquemática de la placentación según momento de la división. Si la división ocurre dentro de los primeros 3 días, se desarrollarán 2 placentas. Si la división ocurre dentro de los primeros 9 días, se desarrollarán dos cavidades amnióticas. Si la división ocurre dentro de los primeros 12 días, se desarrollarán dos fetos. Los porcentajes indican la incidencia aproximada de estos fenómenos. tal y secuelas neurológicas en el feto sobreviviente.6-9 De hecho, la morta- lidad intrauterina antes de las 24 semanas de gestación es a lo menos seis veces superior en embarazos monocoriales en comparación con embarazos bicoriales (12.2% versus 1.8%, respectivamente), riesgo que casi se iguala después de esa fecha (2.8% versus 1.6%, respectiva- mente).10 El manejo del embarazo gemelar complicado con severo compromiso de uno de los gemelos, ya sea anatómico o funcional, está fuertemente influenciado por la corionicidad.11 Si uno de los gemelos muere, no debería haber consecuen- cias para el cogemelo si la gestación es bicorial, ya que ambas circulaci- ones son independientes. Sin em- bargo, en el caso de una gestación monocorial la muerte de uno de los gemelos puede llevar a desbalance hemodinámico agudo y severa hipo- tensión en el gemelo sobreviviente, lo que se asocia a muerte del cogemelo, o en caso de que éste sobreviva, a lesiones necróticas con el resultante daño neurológico.6-10 Otras complica- ciones serias, aunque extremada- mente raras, que ocurren exclusiva- mente en gestaciones monocoriales Figura 4. Representación esquemática de la zona de transición, que muestra la proyección de tejido coriónico en la base de la membrana. En gestaciones monocoriales, la inserción de la membrana adquiere la forma de T.
  • 3. son los gemelos unidos o siameses, el enredamiento de los cordones umbilicales en gemelos monoam- nióticos y la secuencia de perfusión arterial reversa o gemelo acárdico, todas ellas asociados invariablemente a altas tasas de mortalidad perinatal.1,12 Determinación prenatal de la corionicidad en el segundo y tercer trimestre La determinación prenatal de la corionicidad en el segundo y tercer trimestre no siempre es fácil, incluso para el operador experimentado.Antes del advenimiento de la ultrasonografía, la corionicidad era determinada des- pués del parto examinando el número de placentas y membranas en ge- melos de igual sexo. Encontrar geme- los de diferente sexo, dos placentas separadas o la presencia de más de dos capas en la membrana de se- paración constituyen pruebas defi- nitivas de bicorionicidad. De la misma forma, la ausencia de corion entre las dos capas de amnios o la ausencia de membrana de separación constituyen pruebas de certeza de monocorio- nicidad. Los primeros intentos para determinar la corionicidad in utero se basaron en la detección de estos criterios mediante ultrasonografía.13-16 Desafortunadamente, no es posible determinar el sexo con seguridad en etapas precoces del embarazo y siempre hay una remota posibilidad de equivocación en la asignación de sexo a lo largo de la gestación. Sin embargo, la principal limitación de la utilización del sexo fetal radica en que, de acuer- do a la distribución esperada según sexo, el 100% de los gemelos mono- cigóticos y el 50% de los gemelos bicigóticos serán de igual sexo, lo que implica que la corionicidad basada en el sexo puede permanecer indeter- minada en dos tercios de los casos. Del mismo modo, no siempre es po- sible establecer con seguridad el nú- mero de placentas. Dos placentas es- tructuralmente independientes pero fusionadas y una placenta única mo- nocorial pueden presentar similares características ultrasonográficas. Sitios de implantación muy cercanos, unido al crecimiento de las masas placentarias durante el embarazo, hacen aparecer a la mayoría de las placentas bicoriales como fusionadas y, por lo tanto, la diferenciación estruc- tural con placentas monocoriales es difícil de documentar. Es también nuestra experiencia que la forma y posición de las masas placentarias bicoriales dentro del útero las hace aparecer en algunas vistas separadas y en otras fusionadas, lo que también induce a mayor incertidumbre. Debido a las limitaciones previamente expuestas, se ha puesto cada vez mayor atención en las ca- racterísticas de la membrana de separación. En gestaciones bicoria- les, la membrana divisoria está com- puesta por dos capas de amnios y dos capas fusionadas de corion en el medio. En gestaciones monocoriales- biamnióticas, la membrana sólo tiene dos capas de amnios sin interposición de corion, lo que necesariamente im- plica que la membrana es más gruesa en gestaciones bicoriales que en monocoriales. Este parámetro ha sido utilizado por más de una década como uno de los más importantes criterios ultrasonográficos para determinar la corionicidad en la etapa prenatal13-16 y, recientemente, en la evaluación del embarazo triple mediante la evalua- ción del grosor de las membranas a nivel de la zona de unión de los sacos amnióticos.17 Aunque la mayoría de las veces se ha utilizado este criterio en forma subjetiva, clasificándola como gruesa o delgada, se ha intentado determinar el grosor de la membrana y así utilizar un criterio más objetivo. Un estudio sugirió que un grosor de 2 mm como corte caracteriza mejor una membrana gruesa o delgada en la identificación de gestaciones bicoria- les o monocoriales, respectivamente.18 Sin embargo, con los equipos ultra- Figura 5. Vista ultrasonográfica del signo lambda en una gestación bicorial. 30 Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999Waldo Sepúlveda L. y col. Figura 6. Vista ultrasonográfica de la membrana divisoria, que muestra tabique de separación de 3 hojas, consistente con gestación bicorial.
  • 4. sonográficos actuales ha quedado de manifiesto que existen diferencias in- ter e intra-observador marcadas en la medición de la membrana, las que dependen del sitio examinado, edad gestacional en el momento de la eva- luación y resolución del equipo de ultrasonografía.19 La alta resolución de los equipos actuales, lo que sumado a la alta magnificación que se puede alcanzar, ha permitido también contar las capas de la membrana divisoria y utilizar esta característica como un criterio adicional de corionicidad.20,21 A pesar de su alta capacidad predic- tiva, esta técnica no ha sido incorpo- rada en la práctica clínica por el tiempo necesario y la alta resolución del equi- po de ultrasonografía que demanda. Mas aún, es nuestra experiencia que en muchas gestaciones bicoriales sólo es posible identificar una capa en la membrana. Sin embargo, en aquellos casos en que es posible contar las capas, este signo es de gran impor- tancia para determinar la corionicidad. Con la mejor resolución de los nuevos equipos de ultrasonografía es posible que esta técnica recobre fuerzas en un futuro próximo. Dadas las limitaciones antes mencionadas ¿cuál es la técnica ideal para la determinación prenatal de corionicidad en el segundo y tercer trimestre? Se puede obtener una bue- na aproximación utilizando una cas- cada diagnóstica en la cual las carac- terísticas más predictivas de corioni- cidad deben buscarse primero. Tam- bién ayuda la obtención de infor- mación compuesta respecto a sexo fetal, masas placentarias y caracte- rísticas de la membrana divisoria, la que en conjunto pueden aportar infor- mación certera en la predicción de co- rionicidad.22 Fetos con sexo diferente son necesariamente bicigóticos y, por lo tanto, bicoriales. Si las placentas están claramente separadas, espe- cialmente si la zona de implantación es en caras opuestas del útero, la gestación es también bicorial. Con respecto a la membrana de separa- ción, gran interés ha generado las características de la llamada “zona de transición”, lugar donde se une la membrana divisoria y la placenta (fig. 4). La presencia de una proyección de tejido coriónico ecogénico en la base de la membrana de separación ha demostrado ser uno de los signos ultrasonográficos más característicos de la placentación bicorial (fig. 5y6). Este hallazgo ultrasonográfico, originalmente descrito en 1981 con el nombre de signo lambda,23 ha atraído nuevamente la atención de los ultrasonografistas bajo el nombre de signo twin-peak.24 Aunque este signo se describió inicialmente a nivel de la fusión de dos masas placentarias adyacentes, evidencias recientes sugieren que también es posible iden- tificarlo en los bordes de placentas ubicadas en lados opuestos del útero.25 La gran ventaja de este sig- no radica en su fácil identificación, tanto en el primer como en el segundo trimestre,25-27 fechas en las cuales se realizan los exámenes ultrasono- gráficos de rutina que detectan la mayoría de los embarazos gemelares en la población general. Sin embargo, a medida que progresa la gestación el signo lambda es más difícil de vi- sualizar, tanto así que desaparece hacia la semana 20 en hasta un 7% de las gestaciones bicoriónicas con placentas fusionadas.27 Por lo tanto, en aquellas gestaciones gemelares en que no hay información previa dis- ponible sobre la corionicidad, la ausencia del signo lambda después de la semana 20 debe ser usada con precaución y otros aspectos ultra- sonográficos prenatales de corio- nicidad deben ser cuidadosamente identificados.27 Determinación prenatal de la corionicidad en el primer trimestre Evidencias recientes indican que la edad gestacional óptima para determinar la corionicidad es durante el primer trimestre.25,28,29 Entre las 10- 14 semanas de gestación, el signo lambda es fácilmente identificable en todas las gestaciones bicoriales, inde- pendiente que las placentas estén se- paradas o fusionadas, y está ausente Figura 7. Vista ultrasonográfica de un embarazo quín- tuple. Nótese que en uno de los sacos se encuentran dos fetos, cada uno en su cavidad amniótica, por lo que corresponde a una gestación tetracorial-pentaamniótica. Figura 8.Vista ultrasonográfica de embarazo monocorial que muestra 2 sacos vitelinos, sugerentes de gestación monocorial-biamniótica. 31 Revista Chilena de Ultrasonografía. Vol 2/Nº1/1999 Determinación prenatal de la corionicidad en el embarazo gemelar
  • 5. en todas las gestaciones monocoria- les.25 Antes de esa fecha, la técnica ideal para determinar la corionicidad es la ultrasonografía transvaginal, ya que la vía transabdominal ha demos- trado tener limitaciones importantes.30 Esto tiene gran importancia en centros que manejan embarazos obtenidos mediante el uso de técnicas de repro- ducción asistida, ya que esta población es generalmente sometida a explora- ciones ultrasonográficas precoces, lo que brinda la oportunidad de deter- minar la corionicidad desde las pri- meras etapas de la gestación.31,32 La corionicidad, es decir el número de sacos coriónicos, puede ser determinado tan precozmente como a las 4-5 semanas de ameno- rrea, momento desde el cual se pue- den contar los sacos gestacionales. Sin embargo, el número de fetos den- tro de cada saco gestacional sólo puede ser determinado a partir de la semana 6, fecha desde la cual es po- sible establecer tanto la corionicidad como el número de fetos presentes.28 (Figura 7). La amnionicidad, es decir, el número de sacos amnióticos, sólo se puede determinar a partir de la semana 8, fecha desde la cual es posible visualizar la membrana am- niótica en las gestaciones monoco- riales-biamnióticas.28,33 Otro impor- tante índice de amnionicidad antes de la semana 8 lo constituye la deter- minación del número de sacos vite- linos.33,34 En efecto, la presencia de dos sacos vitelinos en el interior de un saco coriónico con dos embriones permite predecir una gestación monocorial- biamniótica (Figura 8). Por el contrario, la identificación de dos embriones dentro del mismo saco coriónico pero un saco vitelino único permite predecir un embarazo monocorial-monoam- niótico con alto grado de seguridad.33,34 Conclusiones La determinación precisa de corionicidad es una de las respon- sabilidades más importantes que tiene el ultrasonografista obstétrico durante la evaluación de un embarazo ge- melar.Idealmente la corionicidad debe ser establecida en el primer trimestre, cuando el número de sacos, embrio- nes vivos y la presencia o ausencia del signo lambda pueden ser fácilmente identificados. Si el embarazo gemelar se detecta después de esa fecha, la corionicidad debe ser determinada por el ultrasonografista que realice el diag- nóstico de embarazo múltiple. Es también importante destacar que siempre se debe documentar el diag- nóstico de corionicidad y amnionicidad en el informe ultrasonográfico, como así también se deben adjuntar la docu- mentación fotográfica o en video que muestren las características que per- mitieron establecer el diagnóstico. La detección de gemelos monocoriales, en cualquier momento de la gestación, obliga tanto a una mejor supervisión del embarazo como a un adecuado manejo de las complicaciones asocia- das y, por lo tanto, asistencia intensiva antenatal de las complicaciones en aquellos casos que así lo requieran. Bibliografía 1. Keith LG, Papiernik E, Keith DM, Luke B (Eds).Multiple pregnancy.Epidemi- ology, gestation, and perinatal out- come. London: Parthenon Publishing, 1995. 2. SepúlvedaW.Chorionicity determina- tion twin pregnancies: double trouble? Ultrasound Obstet Gynecol 1997;10: 79-81. 3. Fisk NM, Bryan E. 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