2. LA IRA Es una emoción que se expresa a través del resentimiento, de la
furia o de la irritabilidad. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento
del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea y de los niveles de
adrenalina y noradrenalina.
Algunos ven la ira como parte de la respuesta cerebral de atacar o huir
de una amenaza o daño percibidos.
La ira se vuelve el sentimiento predominante en el comportamiento,
cognitivamente, y fisiológicamente cuando una persona hace la
decisión consciente de tomar acción para detener inmediatamente el
comportamiento amenazante de otra fuerza externa.
La ira puede tener muchas consecuencias físicas y mentales.
3.
4. Características ·
*Se la ha considerado como una emoción moral: se produce ante
situaciones de rotura de compromisos, promesas, expectativas, reglas
de conducta y todo lo relacionado con la libertad personal.
*Es un sentimiento displacentero que genera un impulso apremiante por
eliminar o dañar al agente causante.
*Posee un importante componente motivacional. Es junto con el miedo
las dos emociones más intensas y pasionales, y potencialmente la más
peligrosa ya que su propósito funcional es el destruir las barreras del
entorno. En situaciones extremas puede llegar a generar reacciones de
odio y violencia, tanto verbal como física.
5. Los desencadenantes más habituales
se refieren a situaciones en que somos
heridos, engañados o traicionados. Las
situaciones desencadenantes tiene que ver
con el ejercicio de un control físico o
psicológico en contra de nuestra voluntad.
Es decir, tienen que ver con situaciones en
las que nos vemos bloqueados o impedidos
al alcanzar una meta, que consideramos
que nos pertenece o que tenemos derecho
a ella.
Los principales desencadenantes tienen que
ver con ser testigos de abusos que cometen
otras personas, intrusión de extraños en
nuestros intereses, degradación personal,
traición de la confianza o frustración de una
motivación.
Otros desencadenantes: estimulación
aversiva, física, sensorial o cognitiva, o la
falta de un mínimo de estimulación como
ocurre en la inmovilización o la restricción
física o psicológica.
6. El procesamiento cognitivo de la ira se inicia ante desencadenantes
que se presentan con una alta novedad, es decir, que aparecen
súbitamente y de modo inesperado. El grado de familiaridad con la
situación es bajo así como el grado de control y de predictibilidad.
Los acontecimientos desorganizan los planes de la persona: el suceso es
totalmente disonante con las metas del sujeto, no está de acuerdo con las
normas socialmente aceptables. En lo que se refiere a la valoración de la
posibilidad de afrontar la situación, se considera que el agente causante de
la misma es otra persona y que el motivo causante de la misma es la mala
intención.
En tales condiciones, la persona valora que tiene un alto grado para
controlar las consecuencias, que tiene capacidad para afrontarlo y,
además, que podría convivir con la situación y adaptarse a las
consecuencias.
7. Efectos
- Subjetivos:
Sentimientos de irritación, enojo, furia y rabia. También va acompañada de obnubilación,
incapacidad o dificultad para la ejecución eficaz de los procesos cognitivos. (Focalización de la
atención en los obstáculos externos que impiden la consecución del objetivo o que son considerados
responsables de la frustración).
La ira a su vez produce una sensación de energía o impulsividad, actuar física o verbalmente de forma
intensa e inmediata, para solucionar de forma activa la situación problemática. Se experimenta como
una experiencia aversiva y desagradable.
Se relaciona con impaciencia para actuar.
- Actividad fisiológica.
Efectos importantes sobre el SNA (la que más fluctuaciones produce): elevaciones de la frecuencia
cardiaca; de la presión arterial sistólica y diastólica; de la salida cardiaca. Efectos también sobre el SN
somático: aumentos en las secreciones hormonales, especialmente en la adrenalina, lo que
proporciona un incremento de la energía y posibilita el acometer acciones enérgicas.
Por último, se produce una elevación en la actividad neuronal, caracterizada por una elevada y
persistente tasa de descarga neuronal
8. La depresión es un trastorno del estado de ánimo, que se traduce en un estado de
decaimiento y claudicación psicológica y biológica del paciente importante y continuado, y se
manifiesta a través de síntomas psíquicos (pudiendo aparecer desinterés, tristeza,
desmoralización, disminución de la autoestima...) y somáticos (pudiéndose presentar en forma
de pérdida del apetito, disminución del peso corporal, astenia, alteraciones del sueño con
periodos de insomnio y de somnolencia, etcétera).
Sus Síntomas
Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día según lo indica el propio sujeto o la
observación realizada por otros. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser
irritable.
Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las
actividades.
Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso.
Insomnio o hipersomnia.
Agitación o enlentecimiento psicomotores.
Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados.
Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión.
Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida recurrente sin un plan específico o una
tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.
9. Causas de la depresión
Las causas de la depresión son variadas, pero la bioquímica puede ayudar a explicar algunos casos.
Las personas deprimidas muestran niveles muy altos de cortisol (una hormona) y de varios agentes
químicos que actúan en el cerebro, como los neurotransmisores serotonina, dopamina y
noradrenalina. Estos niveles pueden estar elevados por motivos hereditarios. Explicaciones dadas al
origen familiar de la depresión son que los niños reciban una visión triste del mundo por el
comportamiento de sus padres, o crecer en un ambiente que no es totalmente enriquecedor.
Respecto a la depresión que no está causada por motivos familiares, las pérdidas emocionales muy
profundas pueden causar cambios bioquímicos que impulsen la depresión. Estos cambios pueden
provocar la enfermedad no de una forma inmediata, sino más adelante. Otros factores pueden ser la
pérdida de un trabajo, o la falta de capacidad de adaptación a determinados cambios. A pesar de
que no se sabe exactamente qué provoca la depresión existen diversos factores identificados como
los desequilibrios de los neurotransmisores del cerebro. Los fármacos antidepresivos pueden ayudar a
solucionar este problema.
Entre las principales causas de la depresión podemos encontrar tanto factores genéticos, fisiológicos,
personales como ambientales:
Factores genéticos
La presencia de antecedentes de depresión en el ámbito familiar cercano (padres y hermanos)
incrementa en un 25-30% la probabilidad de sufrir depresión. En diversos estudios se ha determinado
que en los gemelos monocigóticos hay un 50% más de probabilidades de que uno de los hermanos
padezca depresión en el caso de existir precedentes en el otro. Este porcentaje se reduce al 25% en el
caso de gemelos dicigóticos.
10. Factores fisiológicos
La aparición y cronificación de la depresión se ha relacionado especialmente con
un descenso de los niveles de serotonina a nivel de las uniones neuronales. Por este
motivo, en el tratamiento de la depresión se emplea en ocasiones un grupo de
fármacos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, cuya función
consiste precisamente en modificar los niveles de serotonina que se encuentran
alterados en estos pacientes. Existe, además, un grupo de enfermedades
estrechamente ligadas a la aparición de depresión, la mayoría de ellas
relacionadas con alteraciones endocrinas:
Migraña.
Diabetes.
Hipertiroidismo.
Síndrome de Cushing.
Enfermedad de Addison.
Amenorrea hiperprolactinémica.
11. Factores personales
Se ha visto que existe un porcentaje significativamente mayor de
depresión en mujeres que en hombres. La edad también es un factor
influyente, y la franja comprendida entre los 35 y los 45 años es la de
mayor incidencia de depresiones. El embarazo y el posparto son etapas
vitales de la mujer con un mayor riesgo de aparición de depresión
debido a las alteraciones hormonales sufridas.
Factores ambientales
Se consideran factores potenciadores de la aparición de este trastorno
todos aquellos que son negativos para el sujeto (estrés, ansiedad,
incapacidad de encauzar los problemas...) en cualquiera de sus ámbitos
personales (laboral, familiar...), en especial si el sujeto se encuentra
además en una situación de dependencia o consumo habitual de
alcohol, tabaco, drogas, etcétera. Una situación de escasas o nulas
relaciones interpersonales potencia especialmente estos factores.