Este poema describe el amor del autor por una mujer que ya no está con él. El recuerdo de ella lo persigue como un tizón encendido y la lleva consigo por los caminos como un abrojo prendido. Aunque ella está lejos, el autor la mantiene viva en sus sueños y en sus canciones, donde la dibuja verso a verso para no perderla. La luna y las estrellas le recuerdan su amor perdido, y aunque ya no pueda estar con ella, su amor continúa buscándola.