La nueva ley de educación en Ecuador ha sido criticada por no permitir el debate público sobre el modelo de universidad deseado y por no analizar adecuadamente los problemas del sistema educativo actual ni proponer soluciones efectivas. Además, se argumenta que no garantiza la igualdad educativa para todos los estudiantes y restringe la libertad de elegir la institución educativa. Sin embargo, el bachillerato unificado que propone, con opciones según los intereses de cada estudiante, es un aspecto positivo de la ley.