Este resumen describe varios poemas cortos. El primero es un elogio a Abraham Valdelomar que destaca su talento poético y musical. El segundo es una epístola de Belardo Amarilis sobre el amor sin esperanza. El tercero ofrece consejos para hacer el amor de manera placentera. El cuarto poem habla sobre la posibilidad de que el lector sea la causa de su propio sufrimiento. El quinto describe el fluir de un río.
1. ABRAHAM VALDELOMAR
ELOGIO
Elogio...
¡Poeta! tú naciste para reír bajo las vides
para cantar victorias y triunfar en las lides
y llevar el ensueño de canción en canción
orlarte con coronas del laurel de las Hadas
y llevar tus guedejas bajo el Sol coronadas
por las formas olímpicas donde ríe el amor.
Un haz de voluntades te llevó a otros vergeles
y cantaste a otras razas y bebiste otras mieles
junto a un río de plata donde se mira el Sol;
la Historia entre tus humos un perfume ha aspirado
y un susurro de voces en el bosque sagrado
anuncia el nuevo triunfo de un nuevo Anacreón.
Heraldo de tu raza diste el primer acorde
en la augusta trompeta y en la lira tricorde
donde las notas juguetearon como en un humo sideral
y hay en tu vieja estirpe, noble como el acero
guerrero en la gloria y en la tierra un trovero
fresco, joven y ardiente como una flor primaveral.
Vayan mis versos pálidos a orlar serenamente
junto a tantos laureles los rizos de tu frente
cual susurro lejano de un modesto vergel,
bajo la débil sombra de tu imperial corona
que el arte, el talento y el amor eslabona
con un simbólico laurel.
Hubo en tu raza un hombre, precursor de la Historia
que soñó tus canciones y presintió tu gloria
entre águilas heráldicas y entre campos de azur,
que imaginó algo grande digno de tus hazañas
y en el nido más alto de las altas montañas
hizo un pueblo, poeta, ¡donde nacieras tú!
Recuerdo vagamente de un lejano momento.
BELARDO AMARILIS
EPISTOLA
Tanto como la vista, la noticia
de grandes cosas suele las más veces
al alma tiernamente aficionarla,
que no hace el amor siempre justicia,
ni los ojos a veces son jueces
del valor de la cosa para amarla:
mas suele en los oídos retratarla
con tal virtud y adorno,
haciendo en los sentidos un soborno
(aunque distinto tengan el sujeto,
que en todo y en sus partes es perfecto),
que los inflama a todos
y busca luego aficiosos modos,
con el que pueda entenderse
el corazón, que piensa entretenerse,
con dulce imaginar para alentarse
sin mirar que no puede
amor sin esperanza sustentarse.
El sustentarse amor sin esperanza,
es fineza tan rara, que quisiera
saber su en algún pecho se ha hallado,
que las más veces la desconfianza
amortigua la llama que pudiera
obligar con amar lo deseado;
mas nunca tuve por dichoso estado
amar bienes posibles.
2. ANTONIO CISNEROS
PARA HACER EL AMOR
Para hacer el amor debe evitarse un sol muy fuerte
sobre los ojos de la muchacha, tampoco es buena la
sombra
si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos
amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso
ni cerca de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable,
limpio y redondo como un techo
y entonces la muchacha no verá el dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.
BLANCA VARELA
A LO MEJOR ERES TU MISMO
A lo mejor eres tú mismo
el tren que pita y se mete bajo tierra
rumbo al infierno o la estrella de chatarra
que telleva frente a otro muro
lleno de espejos y de gestos, endiablados
gestos sin dueño y tú tras ellos, solo,
feliz propietario de una boca escarlata que muge.
Pega el oído a la tierra que insiste en levantarsey
respirar.
Acaríciala como si fuera carne,
piel humana capaz deconmoverte, capaz de rechazarte.
Acepta la espera que no siempre hay lugar en el caos.
Acepta la puerta cerrada, el muro cada vez más alto,
el saltito, la imagen que te saca la lengua.
No te trepes sobre los hombros de los fantasmas
que esridículo caerse de trasero.
ESPERANZA CARLOS AUGUSTO SALAVERRY
Yo se que eres una ave fugitiva,
Un pez dorado que en las ondas juega,
Una nube del alba que desplega
Su miraje de rosa y me cautiva.
Se que res flor que la niñez cultiva
Y el hombre con sus lágrimas la riega,
Sombra del porvenir que nunca llega,
Bella a los ojos, y a la mano esquiva.
Yo se que eres la estrella de la tarde
Que ve el anciano entre celajes de oro,
Cual postrera ilusión de su alma, bella.
Y aunque tu luz para mis ojos no arde,
Engáñame ¡oh mentira! Yo te adoro,
Ave o pez, sombra o flor, nube o estrella.
CESAR VALLEJO
AMOR PROHIBIDO
Subes centelleante de labios y de ojeras!
Por tus venas subo, como un can herido
que busca el refugio de blandas aceras.
Amor, en el mundo tú eres un pecado!
Mi beso en la punta chispeante del cuerno
del diablo; mi beso que es credo sagrado!
Espíritu en el horópter que pasa
¡puro en su blasfemia!
¡el corazón que engendra al cerebro!
que pasa hacia el tuyo, por mi barro triste.
¡Platónico estambre
que existe en el cáliz donde tu alma existe!
¿Algún penitente silencio siniestro?
¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!...
Y saber que donde no hay un Padrenuestro,
el Amor es un Cristo pecador!
3. ENRIQUE LOPEZ ALBUJAR
SUFRE
"¡sufre, que el sufrimiento te hará fuerte!"
así te dije en una carta un día,
y así te repetí cuando partía,
triste, pero orgulloso de quererte.
Y hoy que sufro el suplicio de no verte,
"¡sufre!" me digo, y sufro, vida mía,
pero feliz, por que mi fe confía
en que he de unir tu suerte con mi suerte
y, ante esta idea, todo sufrimiento
indigno me parece un lamento
o de una imprecación contra el destino.
Que sufrir por amar nunca es vano,
pues, si el sufrir del hombre es muy humano
¡el sufrir la mujer, casi divino!
JAVIER HERAUD
EL RIO
Yo soy un río, voy bajando por las piedras anchas,
voy bajando por las rocas duras,
por el sendero dibujado por el viento.
Hay árboles a mi alrededor
sombreados por la lluvia.
Yo soy un río, bajo cada vez
más furiosamente, más violentamente
bajo cada vez que un puente me refleja
en sus arcos.
Yo soy un río un río
un río cristalino en la mañana.
A veces soy tierno y bondadoso.
Me deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
JOSE MARIA ARGEN
EL ANDARIN DE LA NOCHE
El oscuro andarín de la noche
Detiene el paso junto a la torre,
Y al centinela
Re anuncia roja, cercana guerra.
Le dice al viejo de la cabaña
Que hay batidores en la sábana;
Sordas linternas
En los juncales y oscuras sendas.
A las ciudades capitalinas
Va el pregonero de la desdicha;
Y, en la tiniebla
Del extramuro, tardo se aleja.
En la batalla cayó la torre;
Siguieron ruinas, desolaciones,
Canes sombríos
Buscan los muertos en los caminos.
Suenan los bombos y las trompetas
Y las picotas y las cadenas;
Y nadie ha visto, por el confín;
Nadie recuerda
Al andarín.