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2. Cuando era niña, muchas veces pasaba el
sábado entero en la iglesia. Como durante
mucho tiempo vivimos lejos de la iglesia, mis
padres optaban por quedarse a comer allí, para
asistir a los programas de la tarde. Pero
especialmente durante los ¨día de la hermandad¨
en que la programación duraba todo él
días, los hermanos llevaban cestas con pan
y otros alimentos y se comía en el patio de
la iglesia, al aire .

3. Después de comer, los adultos se reunían
y cantaban un himno mientras los niños
jugaban. Era muy divertido jugar con los
amiguitos de la iglesia todo el día.
Eso me recuerda algo que les sucedió a
Jesús y los discípulos. Ellos se montaron en
un bote y navegaron por un lago. Cuando
llegaron a la otra orilla, se sentaron a
descansar.

4. Pero cuando Jesús miró a su alrededor se
percató de que una gran multitud venía a
hacía a él. Deseaban que Jesús les
enseñara y que sanara a los enfermos. Y
eso fue exactamente lo que hizo. Sanó a
los enfermos y les enseñó acerca del reino
celestial
Cuando llegó la hora de comer Jesús le
preguntó a Felipe, unos de los
discípulo:¨¿Dónde podremos comprar pan
suficiente para alimentar a toda la gente?¨
Felipe le contestó: ¨El salario de ocho
meses no daría para comprar suficiente
pan para que cada persona pruebe un
pedacito

5. Andrés, otro de los discípulos dijo: Aquí se
encuentra un muchacho con cinco panes
de cebada y dos pescadito, pero ¿qué es
esto para tanta gente?
Jesús pidió a los discípulos que le trajeran
los panes y los pescados, y que dijeran a
todos que sentaran en la grama. Jesús
tomó los panes y los pescados y, alzando
su mirada hacia al cielo, dio gracias.
Entonces les dio el alimento a los discípulo
para que lo repartiera entre la gente.

6. ¿Sería suficiente? ¡Era más que suficiente
¡La Biblia nos dice que cuando todos
comieron todo lo que quisieron, Jesús les
dijo a su discípulos que recogieran lo que
había sobrado. ¡Y recogieron doce
canastas llenas de alimentos!
Algo parecido pasa cuando comemos en la
iglesia. Si compartimos lo que
tenemos, Dios multiplica lo que damos
con corazón alegre. De igual forma, es un
buen recordatorio de que cuando venimos
a Jesús. Su bendición es suficiente y
abundante

7. Vivanco