2. La idolatría del pueblo
En los capítulos finales del libro, el pueblo, impaciente por la
demora de su jefe y por el silencio de Dios, decide hacer una
imagen para adorar. Piden un dios que vaya adelante. Ya no
experimentan la presencia y compañía de su Dios y buscan
reemplazarlo con un ídolo. Eligen el becerro, que era una
representación de un toro joven, figura adorada por los egipcios
como fuente de fecundidad y fortaleza. Los israelitas prefieren
“hacerse” un dios a su medida antes que esperar, pacientemente,
los tiempos del Dios de la Vida. Prefirieron construir una imagen,
pretender “ver” a un dios palpable, que intentar escudriñar la vida
para redescubrir y encontrar al Dios que se revela en la historia.
El relato del becerro de oro es un paradigma de la limitación
humana, de la dificultad de reconocer el paso de Dios en la
historia y de la facilidad con la que construimos ídolos a los
cuales luego adoramos.
Es un excelente pasaje para revisar nuestras ideas de Dios y
confrontarlas con el mensaje bíblico
del Éxodo.
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3. La conquista y el asentamiento en Canaán
Después de la muerte de Moisés, el pueblo entró en la
tierra prometida guiado por Josué. Josué renueva la
alianza con Yahve y su pueblo en el santuario de
Siquén. El paso se realizó por la tierra de Moab, al este
del Mar Muerto, y cruzando el río Jordán a la altura de
la ciudad de Jericó. Transcurre un tiempo en el cual se
fueron asentando lentamente en la tierra de Canaán y
conquistando el terreno en sucesivas batallas, luego de
la victoria sobre los reyes amorreos de Jesbón y Basán
renuevan la alianza en Moab. La ocupación total de las
tierras fue un proceso que duró varios siglos. La ciudad
de Jerusalén, que existía desde antiguo, sólo llegó a ser
conquistada en tiempos del rey David. El reparto de la
tierra se realizó en forma tribal. Cada una de las doce
tribus ocupó un territorio propio sin que hubiera una
organización política centralizada. 3
5. Fue la época de los Jueces y abarcó el período de los
años 1200 a 1050 a. C. En el libro de los Jueces, enco n
tramos los relatos de estos tiempos y un de talle de las
luchas contra los pueblos vecinos. De todos, los más
peligrosos fueron los filisteos. Controlaban una pequeña
franja de terreno costero, al sur de Canaán, pero eran
guerreros valientes y eficaces en la utilización del hierro.
El peligro latente de sus incursiones y la destrucción
de la ciudad de Silo (en 1050 a.C.), el centro religioso
más importante de esta época, influyó para que el
pueblo pidiera la instauración de un reino, para contar
con un jefe militar que los dirigiera y defendiese.
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6. La Alianza del Sinaí se ratifico asperjándose la
sangre sobre el pueblo. A lo largo de la historia
veremos que los israelitas muchas veces fueron
infieles a su Alianza.
La Antigua Alianza preparaba y anticipaba lo que
Dios quería realizar con todos los hombres por
medio de JESUCRISTO.
El A.T y el N.T significan la A. Alianza y la
Nueva Alianza.
Dios tomo la iniciativa convocando a todos los
hombres en el Nuevo Pueblo de Dios – La Iglesia-
sellando este nuevo pacto de Amor con la sangre
de su Hijo.
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7. Jueces
El fervor del pueblo renovó la alianza con Dios, y era de esperar
un largo periodo de fidelidad a Yahvé, pero cuando murió la
generación que “había visto”, surgió una que “no conocía” a
Yahvé, se dirigen ahora a los dioses cananeos, dioses mas
“generosos” y menos “exigentes” como Baal.
Se repite el esquema de infidelidades, y perdón por parte de Dios
Los jueces eran caudillos carismáticos, cuyo sentido no era
exclusivamente religioso; surgían en medio del pueblo en momen
tos de crisis, eran defensores del pueblo oprimido, cuando el peli
gro pasaba volvían a su tierra y sus ocupaciones. Samuel es el
último juez de Israel, tiene un sentido especial porque fue sacer-
dote en el santuario de Silo.
Nuevamente surgen situaciones conflictivas, Yahvé se hace
presente con su fuerza y su poder . La respuesta de Dios a su
pueblo está en 1Sam 9,15-16, por la semejanza con Ex 3,7-10,
nos damos cuenta que para Israel tener un rey es una obra
salvadora comparable con la salida de Egipto. 7
8. Los reyes
Saúl, el primer rey: Dos tradiciones distintas nos
presentan a Saúl. En la tradición antimonárquica
Samuel critica la decisión del pueblo.(1 Sam 8,
10.17-27,12). Otra mas antigua, a favor de la
monarquía (1 Sam 9,1-10.16, 11), esta divergen
cia entre ambas tradiciones es porque la monar-
quía fue inicialmente liberadora, frente a la ame-
naza de los filisteos, pero mas tarde se convirtió
en opresora. Saúl hace que Israel logre la unidad
frente al peligro extranjero. Preparó el camino a
la unidad que realizó David, una de las figuras
mas carismáticas en la vida publica de Israel.
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9. David , el segundo rey : comienza a surgir como líder en
Israel (1Sam 16; 17) durante el reinado de Saúl y va ganando
prestigio mientras declina la figura del rey. Comienza su reinado
sobre las tribus del sur , en Hebrón, mas tarde las tribus del
norte lo ungirán como rey con lo que unificará todo Israel.
A esto sigue la conquista de Jerusalén y su erección como
capital del reino, donde se traslade el Arca de la Alianza
(testimonio y signo de la presencia de Dios), se denominara
Ciudad Santa.
La nueva situación exige una renovación de la Alianza, de ahí
la importancia que tiene el pacto de Yahveh con David, luego del
traslado del Arca (2Sam 7). La propuesta de David es la de
edificar una Casa a Yahveh, Dios le responde dándole una casa,
Dinastía.
La promesa de Dios señala a Salomón, hijo y sucesor de David,
pero también el que vendrá después, Jesús, hijo de David (Mt 1,1.
17; 21,9 ;22,42), es el que realizara lo anunciado por el profeta
Natán
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10. La alianza es con David y no con las tribus confedera-
das, el Rey asume al pueblo y es el representante de
Dios. Su reinado es prospero, consigue ganar varias
batallas y unificar al pueblo. Su gran acierto fue el
conquistar Jerusalén y designarla ciudad capital del reino
Salomón, el tercer rey : es ungido rey hacia el
960 a .C, David habla a su hijo en un lenguaje similar a
Moisés (1Re 2,1-9).
La situación prospera ayuda a Salomón a emprender
grandes obras, una de ellas es la construcción de
Templo, donde es trasladada el Arca de la Alianza. Pero
el ritmo fastuoso y acelerado de las construcciones
resulta pesado para el pueblo, además tenia un gran
harén. Comenzó la decadencia política, económica y
religiosa. A su muerte en 922 a. C. se divide el reino.
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11. El reino quedo dividido: en el Sur Judá con capital en
Jerusalén y en el Norte Israel con capital en Samaria.
En Judá reinara la descendencia de David. La mona r
quía duro solo un siglo, pero marca profundamente al
pueblo porque encarna un ideal de nación que nunca
más volverá a realizarse en dimensión política, pero
ayudara a descubrir el sentido de futuro reino mesiánico.
Israel toma la monarquía como forma de gobierno,
para ellos el rey es signo de la presencia de Dios, el era
el único Rey.
Para ellos el rey esta sujeto a la Ley, igual que el resto
del pueblo y como representante de Dios debe estar al
servicio del pueblo. El que salva es Dios por medio del
rey, por eso vinculado al rey surge el concepto del
Mesías como Salvador 11
12. En el reino del norte, Israel, desaparece de la historia
en el año 722 a.C. Cuando Salmanasar V de Asiría lo
conquista. En sus 209 años de existencia Israel tuvo 9
dinastías distintas y 19 reyes, de los cuales 7 fueron
asesinados y 1 se suicidó. En cambio, Judá, consiguió
sobrevivir hasta el año 586 a.C. , en sus 345 años de
existencia sólo tuvo una dinastía (la de David) y 21
monarcas. La dinastía davídica cuenta con el respaldo
ideológico de la religión oficial, formulado en la promesa
de Natán a David, de que su dinastía duraría etername n
te. Los judíos siempre parecen mas estables y menos
creativos que los israelitas.
La información bíblica sobre este periodo se encuen-
tra en los 2 libros de Reyes. El mensaje de los profetas
no fue escuchado por el pueblo, el cual se olvidó de su
Dios y mendigó la grandeza material de otros reinos,
entonces vino el exilio. 12