El género costumbrista en la historieta se caracteriza por narrar la vida cotidiana de personajes en un entorno realista, alejado de lo fantástico o ficticio. Suele desarrollarse en el presente o pasado reciente y muestra las relaciones familiares y laborales de los personajes sin estereotipos ni finales felices obligados. En los albores del siglo XX, populares tiras estadounidenses como "Peanuts" o "Bringing Up Father" retrataban la adaptación a la modernidad a través de familias o pare
2. La historieta o cómic costumbrista es uno de
los géneros de ficción en que puede dividirse
la producción historietística.
Tradicionalmente, se ha mezclado con el
género cómico (así en tiras de prensa como
Peanuts o Mafalda y en los tebeos de la
Escuela Bruguera), aunque esto ya no suceda
en obras más contemporáneas, como pueden
ser las de Will Eisner o Carlos Giménez, más
vinculadas a la biografía y dirigidas a un
lector adulto.
3. El relato se desarrolla en una simulación del
mundo real, con lo que se aleja del fantástico, la
ciencia ficción y el terror;
Suele desarrollarse en el presente o pasado
reciente, con lo que se aleja de la historieta
histórica.
Suele narrar la vida familiar y profesional de un
personaje o grupo de personajes, siempre que no
se trate de las pertenecientes a géneros de
acción como el aventurero, bélico, deportivo, o
policíaco.
Su visión de las relaciones sentimentales no es
tan estereotipada como en la historieta romántica
ni exige un final feliz.
4. Su ingredientes
principales no son el
humor ni en el
sexo, como en la
historieta cómica o la
pornográfica, sino
sólo un ingrediente
más.
Puede denunciar las
lacras sociales, sin
llegar al panfleto
político.
5. En los albores del siglo XX, las tiras más populares de
Estados Unidos oscilaban entre el humor físico del
slapstick y el tratamiento de los problemas de
adaptación a la modernidad y liberalidad de
costumbres por un grupo de personajes. El grupo
podía ser una familia o una pareja, siempre
polarizada entre un padre y sus hijos o esposa o
entre dos compañeros de diferente carácter. Los
ejemplos más famosos fueron Mutt and Jeff de Bud
Fischer (1907), que inició la serie diaria, Polly and her
pals (1912) de Cliff Sterret, Bringing up father (1913)
de George McManus, Gasoline Alley (1918) de Frank
King, Little Orphan Annie (1924) de Harold Gray o
The Bungle Family (1924) de H. J. Tuthill.
6. Durante la Gran
Depresión, el lector
prefiere evadirse de
la realidad
inmediata, con lo que
las tiras de aventuras
se imponen al resto
de
géneros.3Aparecen, s
in embargo, Blondie
(1930) de Chic Young
y Li'l Abner (1934) de
Al Capp.
7. En España, los autores cómicos de Bruguera
lograron configurar un estilo fácilmente
reconocible, a medio camino entre el
entretenimiento infantil y el costumbrismo
satírico, al presentar un reflejo caricaturesco
de la sociedad española de la época, con
especial hincapié en los conflictos laborales y
familiares. Uno de sus referentes era La
familia Ulises(1945), publicada en la
competencia por Joaquín Buigas/Marino
Benejam, y mucho más amable.
8. En 1955, la EC Comics cambió de
dirección, centrándose en una línea de comic
books de tono más realista, la "New
Direction", que incluía títulos como "M.D."
(historias de médicos) y "Psychoanalysis"
("Psicoanálisis", historias de psiquiatras), y se
sometían al Comics Code. Este relanzamiento
fue un estrepitoso fracaso.
9. Jules Feiffer, Claire Bretécher o Gérard Lauzier
transmiten un mensaje ácido, cuando no
venenoso.
Desde mediados de los años 70 muchos
autores abordan su biografía, comenzando
por el español Carlos Giménez quien refleja
su infancia en los hogares del Auxilio Social
en su serie Paracuellos (1975) y sus primeras
experiencias como dibujante en Los
Profesionales (1982), y el estadounidense
Harvey Pekar en American Splendor (1976).
10. Casi al mismo tiempo, Will Eisner empieza a
publicar con regularidad una serie de novelas
gráficas: Contrato con Dios (1978), que contiene
cuatro historias acerca de la vida en el Bronx en
los años 30; las semiautobiográficas El soñador
(1986) y Viaje al corazón de la tormenta (1991) y
los agudos comentarios sobre la vida moderna
titulados El edificio (1987) e Invisible People
(1991-92), por citar sólo algunas. Clásicos del
underground, como Robert Crumb o Art
Spiegelman continúan por este camino.
11. Max Cabanes dibuja
Le Roman de Renart
(1988) con guion
de Colin Maillard
para la revista A
Suivre y Ramón
Boldú empieza a
narrar su vida en la
revista "El Víbora".
12. Asociado al fenómeno de la novela gráfica, se produce un
auténtico boom de este tipo de relatos, pudiendo citarse a
los estadounidenses Chris Ware, Daniel Clowes (Ghost
World, 1993) o Craig Thompson; los franceses Philipe
Dupuy y Charles Berberian (El Señor Jean) y David B.; los
españoles Calo, Nacho Casanova o Fermín Solís, el suizo
Frederik Peeters (Píldoras azules, 2001) o el japonés Jirô
Taniguchi (El almanaque de mi padre). Hay que destacar, a
este respecto, la abundancia en los últimos años de
memorias realizadas por mujeres, como Zeina Abirached o
Marjane Satrapi o en un terreno más comercial, la serie
Aya de Yopougon.
En otros formatos, se publican La parejita S.A. (1992) de
Manel Fontdevila o Strangers in Paradise (1993) de Terry
Moore.