1. Fundamentos Teológicos de la Misión Una manera concreta de pensar, hacer, vivir, actuar, amar y relacionarnos inspirados en el Espíritu misionero de Jesús.
2. En el origen de toda vocación está el Espíritu infundiendo vida y conduciendo a la persona hacia la plenitud.
4. “ Cristo nos revela que la vida divina es comunión trinitaria. Padre, Hijo y Espíritu viven en perfecta intercomunión de amor. P 212
5.
6. “ Los discípulos, hombres y mujeres, (Cf. DA 147) experimentamos que el llamado que hace Jesús el Maestro, conlleva una gran novedad.... nos h ace una invitación a encontrarnos con Él y a vincularnos íntimamente con su Persona… (DA 131) Nos pone en profunda sintonía con Dios y su misterio”. “Nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, también conocerán al Padre.” Jn 14,6-7. VIVIR CON EL Jn 1,35-39
7. En el acompañamiento con este grupo cercano de discípulos, Jesús comparte su estilo de vida, los hace participar cotidianamente, haciendo camino de pueblo en pueblo para compartir la Buena Nueva.
8. Jesús une la palabra a los hechos, mostrando que el Reino que anuncia está ya presente en medio del pueblo. Ofrece a todos su amor, su palabra; a todos trata como hermanos y hermanas, privilegiando a los más pequeños: los débiles, los pobres, los marginados. VIVIR COMO EL Mc 6,7-13
9. “ Que sean uno … para que el mundo crea que Tú me has enviado”
12. La llamada a la vida cristiana, nos incorpora a la comunidad, a la Iglesia, para anunciar el Reino, vivir y testimoniar la comunión
13. El Espíritu, cuando la comunidad crece y madura, invita a que sus miembros salgan de sus fronteras para anunciar el kerigma. Tal es el caso de Pablo y Bernabé que aun siendo importantes soportes de su comunidad fueron enviados. IR CON EL Mt 28,19-23
14. Retomar decididamente la misión, sintiéndonos como Jesús, enviados a anunciar la Buena Nueva del Reino, siendo evangélicamente audaces ante las situaciones que desafían nuestro profetismo. DA 385 – 386 DAR LA VIDA COMO EL Lc 9,22-26
15. Como discípulos misioneros estamos llamados a acoger el proyecto de Dios, que nos llama a la fraternidad universal y nos exige derribar muros, unir lo disperso, reconciliar todo con ÉL (Ef 2,14 ) y empeñarnos en la construcción del Reino.
16. Cultivar una espiritualidad misionera que genere un cambio de mentalidad, cambio de actitudes y cambio de sentimientos. LLAMADOS A LA SANTIDAD
17. “ La Eucaristía, es fuente inago ta ble de la vocación cris tiana, es al mismo tiempo, fuente inextinguible del impulso misionero. Allí el Espíritu Santo fortalece la identidad del discípulo, despierta en él la decidida voluntad de anunciar con audacia a los demás lo que han escuchado y vivido. DA 251
18. Como Iglesia que se sabe en camino, nos acercamos a María, discípula y misionera, madre y hermana, para aprender la acogida y la disponibilidad, ella que ‘se ha hecho parte del caminar de cada uno de nuestros pueblos.” (DA 269), nos comunica una manera de ser y estar en misión, nos ayuda a hacer vida sus actitudes, mujer contemplativa, que alaba la grandeza de Dios, escucha su Palabra, cree en ella, vive, cercana a las necesidades de la humanidad y nos enseña a expresarlas en el servicio del Reino. DA 266, 269