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Textos: Delia Domínguez




                            i miro los acantilados lejanos
                 de Chiloé a traves de la engañosa dis-
                 tancia del canal y pienso que estoy
                 parada en la Última orilla maciza del
                 continente, si miro sin pestañar, veo
                 a Rubén Azocar, a Neruda, a Francisco
                 Coloane comiendo erizos sin limón,
                 pero con "blanco", en el mercado de
                 Ancud, veo a Benjamín Subercaseaux
                 con manta de vicuña del brazo de
                 Jimmy Button, a la Margot Loyola y su
                 guitarra, y escucho a Bórquez Solar, al
                  Padre Dussuel, a Tangol y a tantos que
                  me enseñaron o, mejor dicho, me refor-
                  zaron el amor por las islas y por esta
                 sagrada tradición de Carelmapu Si
                  miro. fijamente, desde esta punta del
                 cerro La Picuta y digo: surheste de
                 Puerto Montt, noventa kilómetros
                 abaio. es casi Chiloé como situación


                 marinas que separan las dos costas,
                 toda la zona sería una sola provincia de
                 tierra yodada, de Caleuches, de hom-
                 bres tatuados por signos de sal. Pero,

         b
                 desde Angelmó al sur, realmente, creo
                 que comienza una variante en los ras-
                 gos de Chile, variante que involucra
                 raíces étnicas, cultura, vuelco carto-
                 gráfico, costumbres e idiosincrasia di-

4?               ferentes. Se acaba la tierra firme y co-
                  mienza otra cara del país, esa que co-
                  nocemos y desconocemos: la chilota
                  por excelencia.
                 Entonces, Carelmapu, en sus orígenes
                 viene a ser astilla del mismo palo is-
                 leiio, por eso, el golpe al plexo seme-
                 jante, este olor a naturaleza sin gente,
                 los sargazos eternos, en fin, todos los
                 elementos que constituyen su geogra-
                 fía. Por eso, mi devoción, nuestra de-
                 voción, y el anclaje voluntario en el
                 pueblo durante los días de la Purifica-
                 ción de la Virgen. Y vivir la fiesta
                 -desde la dueña de la pensión hasta el
                  repique del sacristán- es vivir como
                 cien veces la misma cosa en carne
                 propia y no en literatura, sin inventar
                 personajes ni soledades bergmania-
                  nas, es vivirlas hasta que uno asume
                  [azones de piedad y penitencia, y se
                  mete en el clima, en la lluvia agaza-
                  pada como paso de zorro, en los cuen-
                  tos de brujos, o en el corazón de la
                  señora Corina que ilumina la bahía con
                  resplandor de faro.
             m   lodo esto y mucho más es la Candela-
                 ria de Carelmapu y si no, que lo diga
                 Pedro Rutte, su primer Diácono, SU
                  orador de nacimiento, su actual hijo
                 elegido. Pero, como tengo que decirlo
                  yo, vamos al grano.
                                                             55
9 g Ú n los cargos de concien-
cia y la necesidad de amor o de
esperanzas, la gente acude por el
2 de febrero, desde la antigua
fecha de 1602, a visitar la imagen
de Nuestra Señora de la Candela-
ria, obradora de milagros, a su
vieja iglesia calada por los vien-
tos marinos que en el Pacífico
austral no conocen mengua ni
destino. 1El dla de la procesión,
el pueblo entero, más millares de
afuerinog devotos, salen a rendir
 alabanzas cantadas a esta Madre
 Patrona que concentra el cuerpo
 y aiiviana el alma.a    Pero la úe-
 voción. va aparejada a la diver-
         , entre cazuelas, eurantos
 sióncr
 tapa os y chicha fuerte, repican
 las campanas llamadoras de fe
 anunciando la llegada de otras
 vírgenes y santos de la comarca
 que cada año, muy elegantes,
 vienen de visita a i celebración.
                      a
 1 Y la magia de esta atmósfera
 reiigioso-pagana se encajona, de
 pronto, en artefactos de plástico,
 jeans de Taiwan, taca-tacas, ra-
 diograbadoras y hasta en los cal-
 zones floreadas de Corea T.52
 para señoras “mantenidas”
 como reza el vendedor.
origen. Esta. vez, estaban entre l#
                                                  visitas: el niño Jesús de Praga, de
        Una semana antes del 2 de febrero, la Huautrunes, nuestra Sra. de los Dolo-
      . gente de Maullínse apronta y va a dejar res de Misquihué, toda de neclro, im-
        su Virgen del Rosario a Carelmapu (20 presionante por la belleza de sÜport4 y
        kms. de distancia) para que acompañe la dulzura de sus ojos tristes, San Anto-
        a su vecina Candelaria en la gran- nio de Cululil, la lnrnaculada de la &-
        diosa fiesta. Esta parte del ritual pilla de Coyam, San Francisco de
        se llama “el encamine”, pero, en el Sales.venido desde Olmopulli; la Vir-
        momento en que se noticia la salida de gen del Carmen de Cariquilda y la de
        la Patrona maullinense, salen también     Lourdes de Tres Cumbres. Así, la igp-
        los fieles de Carelmapu, en señal de sia de Carelmapu, sobreviviente mila-
        cortesía, con su virgen en andas para grosa de los cataclismos del sesen&,
        recibir a la visita y esto se denomina    luce todo el esplendor de lafe cristi&a
        “el encuentre”. En un punto del camino en un acto colectivo de amor y
        se topan los dos grupos y regresan con ranzas. Ya en la tarde de las




      1
        ambas imágenes al templo sede de la hay ambiente de fiesta en el
        celebración. Conjuntamente, van Ile- la calle O’Higgins (sin número) p
        gando otros santos de parroquias co- convertirse en un verdadero m
        marcanas ataviados con sus mejores persa donde el comercio amb
        galas y un letrero que indica su lugar de las cocinerías rivalizan en
                                                  cuanto Dios creó sobre este mundo. Se
                                                  vende desde ropa interior hasta mqh-
        BMonseñor Piñera y el Ditícono Rutte turas y elementos de labranzas, deshe
        inician la procesión final seguidos por cruces de oro que brillan un suspiro
        una de “las visitas”:el N. Jesús de Praga hasta radiograbadoras y gobelin+s
        de Huautrunes Abajo, una familia chi- orientales,pasando por los perfume$ y
        lotatradicional almuerzaen el malecóna    las parkas “testigos.de la época”. fle
          esperade los actos religiosos,mientras toman fotografías con Polaroid y &e
        una promesera,de rodillas, avanza hacia saca la suerte “electrónica” con morlbs
        la igksia para entregar su ofrenda de o tortugas amaestrados. Tampoco fai-
        amor y sacrificio.    Completa el cuadro  tan la chicha y el muday, con sandíap y
        el vendedor de ropa que tentaba a las mu- melones para el acaloramientoaunque
        jeres de la zona con sus modeliios Corea- la lluviaacribille los techos. Y en med)o
         nos.                                     de todo esto, se camina con basta@e
                                                   soltura de cuerpo, sin temor a los atip-
                                                   pellos, porque los carabineros corfen
                                                   el tránsito de automóvilese n la Únjka
                                                   calle (sin número); entonces el
                                                   es un mar humano que oscila
                                                   Retén y la Iglesia, sin que al1
                                                   pararse una silla. Bueno, si uno quig‘re
                                                   respirar, hay que subir al cerro La ‘Pi-
                                                   cuta o ganarse hacia la rampa, do
                                                   las lanchas y veleros anclados
                                                   de casas flotantes.
                                                   Este ario vino a oficiar las sole
                                                  des Monseñor Piñera, secundado bór
                                                  el párroco de Maullín y por el Diácqho
                                                  de la casa. Las ceremonias, COTO
                                                  decía anteriormente, comienzan en las
                                                  vísperas con una vigilia que dura toda
                                                   la noche. Los penitentes no duerme?,
                                                  velan inmóviles, con niños y candelqs
                                                  en las manos. Pero,tai vez, el especta-
                                                  culo más impresionante sea la proce-
                                                  sión de medianoche en la bahía, eri i a
                                                  que participan todas las embarca&-
                                                   nes. La Virgen de Candelaria va en una
                                                   lancha iluminada, escoltada por iwn
                                                   centenar de buzos en ropa de trabajh y “
                                                   con antorchas; mientras navegan, :$e.
                                                                                             .
                                                                                            ‘
                                                   escuchan cánticos religiosos y ora ‘ .
                                                   nes coreadas por la multit
                                                   ruido de los motores y la
                                                   oleaje. Mientras tanto. la
                                                   Rosario espera en tierra a su santa cp-
                                                   madre para darle la bienvenida. ,

                                                                                            *
! -
Villa que contiene:
eakdela gratuitp y corto

Yace en los 40° 44' Lat.
Lon. Oeste sobre la co
dos, pero la Virgen sube, el sacerdote      la de la calle (sin número), aturde los
                        sube, y todos subimos a orar en ese         oídos recién santificados. La iglesia ha
                        oficio de campaña donde el cristiano        cerrado sus puertas, pero eso no quita la
                        más indiferente es capaz de conmo-          devoción de adentro, la espera paciente
                        verse hasta la médula. Allí, como parte     del milagro que, si no vino, vendrá.
                        del paisaje, retumba por un lado la co-
                                                                    LA SEÑORA CORINA
                        rriente del Canal de Chacao y, por el
                        otro, el Pacífico desatado en toda su
                        dimensión cósmica. Encima de nues-           Así lo certifica doña Corina García (con
                        tras cabezas, sólo gaviotas por el cielo,    una cabeza espléndida en sus 68 años
                        sólo patos silvestres en vuelo de es-        bien llevados), señora principal del
                        cuadrilla señalando caminos junto a          pueblo, nacida y criada entre Punta
                        las estrellas húmedas del sur.               Lenque y Chocoy, o sea, en el corazón
                        Toda la mañana del día 2 transcurre          de Carelmapu. Ella tiene en su casa la
                        entre misas de hora corrida, hasta la        segunda Sacristía, ya que su hijo -el
                        procesiónfinal con la que culminan las       Diácono- guarda allí las cosas de
                        celebraciones. En ella, encabeza la          mayor valor, como el atril de plata repu-
                        Candelaria en gloria y majestad, se-         jada (350 años) y algunos copones de
                        guida por su “comadre” de Maullín y          oro. Doña Corina argumenta: “aquí vivo
                        por las siete imágenes visitantes; Mon-      yo pensando... y con mucha paciencia
                        señor Piñera ora en silencio, mientras       m’hijita; me fumo tres cajetillas de Hil-
                        el Diácono exhorta a los penitentes a       ton al día y, según la rabia, cuatro caje-
                        seguir en la fe de Cristo, en el amor       tillas también... total, ya no morí de
                        misericordioso de su Madre, que para         cáncer. Una vez, para otra Candelaria,
                        eso su bondad está probada desde             vi a un hombre que cantó tres días sin
                        antes de nuestros dolores. Así dice          parar hasta que se le hinchó la boca y
                        Pedro Rutte, cortada la voz por la cam-      quedó mudo. ¿Tú no sabías que Bal-
                        pana de la torre que apaga sus pala-         maceda obtuvo aquí su primera dipu-
                        bras. Y todo lo religioso comienza a        tación cuando Carelmapu era un
                        apagnrse e n tnntn n i i ~ ntra miínirin,
                                                 la                  reino, con capital Calbuco?... Bueno,
                                                                     aquí todo es lento, apaciguado, pero


            F
                                                                l
                                                                    yo no me aburro, vieja seré pero tengo
                         1~aiglesia, majestuosa,abre sus puer-       mis ideasyavanzo... creoque latelevi-
                    j i a loscreyentesque esperan el milagro.
                      s                                              sión entontece, yo a veces paso sema-
            u           La señora principal del pueblo, Corina
                    GBrcía, ve pasarotra Candelariaen su his-
                                                                     nas en que ni prendo esa lesera... Soy
                                                                     hija de un hombre veterano del 79;
    t . n           torial terreno que abarca casi 70 años de        Pedro García Pérez, ingeniero 10 de la
    ir              vida en Carelmapu.       Después, los cu-       Armada; veinte días antes del Combate
                    rantos tapados para la celebración en el        de lquique lo trasbordaron de la Esme-
                    restaurante de doña Antuca Díaz,que              ralda. El rescató la cañonera Pilco-
                    transportan a los fieles de lo divino, a lo      mayo de las fuerzas peruanas, espada
                    absolutamente humano.                           en mano... de Chiloé sale muy regia
                                                                    gente...”
                                                                    Pero, entre palabra y palabra, llega la
                                                                    hora del regreso. Son las seis de la
                                                                    tarde y,todavía, un sol que chupa agua
                                                                    resplandece sobre las lanchas que ya
                                                                    empiezan a izar sus velas para enfilar
                                                                    hacia sus puertos de origen. Las foga-
                                                                    tas de los curantos largan una huma-
                                                                    reda azul y penetrante. Algunos parro-
                                                                    quianos todavía sacan fuerzas para
                                                                     bailar apuntalados por acordeones y
                                                                    guitarras, mientras las cantoras afinan
                                                                    al son de un buen “arreglado”.
                                                                     Entonces, camino al borde de la rampa
                                                                    procurando esquivar los conchales o


    w
                                                                     los cabos de amarre de los pesqueros
                                                                    chicos, y si miro,-con los ojos cerrados,
                                                                    TGtrocedo en mis pensamientos, o
            1   .   “ 4
                                                                    avanzo, no se bien todavía, vuelvo aver
                                                                    a Neruda, a Subercaseaux, a Co-
                                                                    loane, a Juan Uribe Echavarría, con-
                                                                    tándome de esta misma Candelaría
                                                                    que, derechamente hablando, no ha
                                                                    cambiado en el fondo, pero sí en la
1
                                                                    forma, y como nada aquí abajo es
                                                                    eterno y las cosas se olvidan, o se van,
                                                                    o se mueren, yo, únicamente, le pido a
                                                                    la Santa otro poco de amor sobre la
                                                                    tierra... otro poco, Candelaria.

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La candelaria de carelmapu

  • 1. . I m
  • 2. Textos: Delia Domínguez i miro los acantilados lejanos de Chiloé a traves de la engañosa dis- tancia del canal y pienso que estoy parada en la Última orilla maciza del continente, si miro sin pestañar, veo a Rubén Azocar, a Neruda, a Francisco Coloane comiendo erizos sin limón, pero con "blanco", en el mercado de Ancud, veo a Benjamín Subercaseaux con manta de vicuña del brazo de Jimmy Button, a la Margot Loyola y su guitarra, y escucho a Bórquez Solar, al Padre Dussuel, a Tangol y a tantos que me enseñaron o, mejor dicho, me refor- zaron el amor por las islas y por esta sagrada tradición de Carelmapu Si miro. fijamente, desde esta punta del cerro La Picuta y digo: surheste de Puerto Montt, noventa kilómetros abaio. es casi Chiloé como situación marinas que separan las dos costas, toda la zona sería una sola provincia de tierra yodada, de Caleuches, de hom- bres tatuados por signos de sal. Pero, b desde Angelmó al sur, realmente, creo que comienza una variante en los ras- gos de Chile, variante que involucra raíces étnicas, cultura, vuelco carto- gráfico, costumbres e idiosincrasia di- 4? ferentes. Se acaba la tierra firme y co- mienza otra cara del país, esa que co- nocemos y desconocemos: la chilota por excelencia. Entonces, Carelmapu, en sus orígenes viene a ser astilla del mismo palo is- leiio, por eso, el golpe al plexo seme- jante, este olor a naturaleza sin gente, los sargazos eternos, en fin, todos los elementos que constituyen su geogra- fía. Por eso, mi devoción, nuestra de- voción, y el anclaje voluntario en el pueblo durante los días de la Purifica- ción de la Virgen. Y vivir la fiesta -desde la dueña de la pensión hasta el repique del sacristán- es vivir como cien veces la misma cosa en carne propia y no en literatura, sin inventar personajes ni soledades bergmania- nas, es vivirlas hasta que uno asume [azones de piedad y penitencia, y se mete en el clima, en la lluvia agaza- pada como paso de zorro, en los cuen- tos de brujos, o en el corazón de la señora Corina que ilumina la bahía con resplandor de faro. m lodo esto y mucho más es la Candela- ria de Carelmapu y si no, que lo diga Pedro Rutte, su primer Diácono, SU orador de nacimiento, su actual hijo elegido. Pero, como tengo que decirlo yo, vamos al grano. 55
  • 3. 9 g Ú n los cargos de concien- cia y la necesidad de amor o de esperanzas, la gente acude por el 2 de febrero, desde la antigua fecha de 1602, a visitar la imagen de Nuestra Señora de la Candela- ria, obradora de milagros, a su vieja iglesia calada por los vien- tos marinos que en el Pacífico austral no conocen mengua ni destino. 1El dla de la procesión, el pueblo entero, más millares de afuerinog devotos, salen a rendir alabanzas cantadas a esta Madre Patrona que concentra el cuerpo y aiiviana el alma.a Pero la úe- voción. va aparejada a la diver- , entre cazuelas, eurantos sióncr tapa os y chicha fuerte, repican las campanas llamadoras de fe anunciando la llegada de otras vírgenes y santos de la comarca que cada año, muy elegantes, vienen de visita a i celebración. a 1 Y la magia de esta atmósfera reiigioso-pagana se encajona, de pronto, en artefactos de plástico, jeans de Taiwan, taca-tacas, ra- diograbadoras y hasta en los cal- zones floreadas de Corea T.52 para señoras “mantenidas” como reza el vendedor.
  • 4. origen. Esta. vez, estaban entre l# visitas: el niño Jesús de Praga, de Una semana antes del 2 de febrero, la Huautrunes, nuestra Sra. de los Dolo- . gente de Maullínse apronta y va a dejar res de Misquihué, toda de neclro, im- su Virgen del Rosario a Carelmapu (20 presionante por la belleza de sÜport4 y kms. de distancia) para que acompañe la dulzura de sus ojos tristes, San Anto- a su vecina Candelaria en la gran- nio de Cululil, la lnrnaculada de la &- diosa fiesta. Esta parte del ritual pilla de Coyam, San Francisco de se llama “el encamine”, pero, en el Sales.venido desde Olmopulli; la Vir- momento en que se noticia la salida de gen del Carmen de Cariquilda y la de la Patrona maullinense, salen también Lourdes de Tres Cumbres. Así, la igp- los fieles de Carelmapu, en señal de sia de Carelmapu, sobreviviente mila- cortesía, con su virgen en andas para grosa de los cataclismos del sesen&, recibir a la visita y esto se denomina luce todo el esplendor de lafe cristi&a “el encuentre”. En un punto del camino en un acto colectivo de amor y se topan los dos grupos y regresan con ranzas. Ya en la tarde de las 1 ambas imágenes al templo sede de la hay ambiente de fiesta en el celebración. Conjuntamente, van Ile- la calle O’Higgins (sin número) p gando otros santos de parroquias co- convertirse en un verdadero m marcanas ataviados con sus mejores persa donde el comercio amb galas y un letrero que indica su lugar de las cocinerías rivalizan en cuanto Dios creó sobre este mundo. Se vende desde ropa interior hasta mqh- BMonseñor Piñera y el Ditícono Rutte turas y elementos de labranzas, deshe inician la procesión final seguidos por cruces de oro que brillan un suspiro una de “las visitas”:el N. Jesús de Praga hasta radiograbadoras y gobelin+s de Huautrunes Abajo, una familia chi- orientales,pasando por los perfume$ y lotatradicional almuerzaen el malecóna las parkas “testigos.de la época”. fle esperade los actos religiosos,mientras toman fotografías con Polaroid y &e una promesera,de rodillas, avanza hacia saca la suerte “electrónica” con morlbs la igksia para entregar su ofrenda de o tortugas amaestrados. Tampoco fai- amor y sacrificio. Completa el cuadro tan la chicha y el muday, con sandíap y el vendedor de ropa que tentaba a las mu- melones para el acaloramientoaunque jeres de la zona con sus modeliios Corea- la lluviaacribille los techos. Y en med)o nos. de todo esto, se camina con basta@e soltura de cuerpo, sin temor a los atip- pellos, porque los carabineros corfen el tránsito de automóvilese n la Únjka calle (sin número); entonces el es un mar humano que oscila Retén y la Iglesia, sin que al1 pararse una silla. Bueno, si uno quig‘re respirar, hay que subir al cerro La ‘Pi- cuta o ganarse hacia la rampa, do las lanchas y veleros anclados de casas flotantes. Este ario vino a oficiar las sole des Monseñor Piñera, secundado bór el párroco de Maullín y por el Diácqho de la casa. Las ceremonias, COTO decía anteriormente, comienzan en las vísperas con una vigilia que dura toda la noche. Los penitentes no duerme?, velan inmóviles, con niños y candelqs en las manos. Pero,tai vez, el especta- culo más impresionante sea la proce- sión de medianoche en la bahía, eri i a que participan todas las embarca&- nes. La Virgen de Candelaria va en una lancha iluminada, escoltada por iwn centenar de buzos en ropa de trabajh y “ con antorchas; mientras navegan, :$e. . ‘ escuchan cánticos religiosos y ora ‘ . nes coreadas por la multit ruido de los motores y la oleaje. Mientras tanto. la Rosario espera en tierra a su santa cp- madre para darle la bienvenida. , * ! -
  • 5. Villa que contiene: eakdela gratuitp y corto Yace en los 40° 44' Lat. Lon. Oeste sobre la co
  • 6. dos, pero la Virgen sube, el sacerdote la de la calle (sin número), aturde los sube, y todos subimos a orar en ese oídos recién santificados. La iglesia ha oficio de campaña donde el cristiano cerrado sus puertas, pero eso no quita la más indiferente es capaz de conmo- devoción de adentro, la espera paciente verse hasta la médula. Allí, como parte del milagro que, si no vino, vendrá. del paisaje, retumba por un lado la co- LA SEÑORA CORINA rriente del Canal de Chacao y, por el otro, el Pacífico desatado en toda su dimensión cósmica. Encima de nues- Así lo certifica doña Corina García (con tras cabezas, sólo gaviotas por el cielo, una cabeza espléndida en sus 68 años sólo patos silvestres en vuelo de es- bien llevados), señora principal del cuadrilla señalando caminos junto a pueblo, nacida y criada entre Punta las estrellas húmedas del sur. Lenque y Chocoy, o sea, en el corazón Toda la mañana del día 2 transcurre de Carelmapu. Ella tiene en su casa la entre misas de hora corrida, hasta la segunda Sacristía, ya que su hijo -el procesiónfinal con la que culminan las Diácono- guarda allí las cosas de celebraciones. En ella, encabeza la mayor valor, como el atril de plata repu- Candelaria en gloria y majestad, se- jada (350 años) y algunos copones de guida por su “comadre” de Maullín y oro. Doña Corina argumenta: “aquí vivo por las siete imágenes visitantes; Mon- yo pensando... y con mucha paciencia señor Piñera ora en silencio, mientras m’hijita; me fumo tres cajetillas de Hil- el Diácono exhorta a los penitentes a ton al día y, según la rabia, cuatro caje- seguir en la fe de Cristo, en el amor tillas también... total, ya no morí de misericordioso de su Madre, que para cáncer. Una vez, para otra Candelaria, eso su bondad está probada desde vi a un hombre que cantó tres días sin antes de nuestros dolores. Así dice parar hasta que se le hinchó la boca y Pedro Rutte, cortada la voz por la cam- quedó mudo. ¿Tú no sabías que Bal- pana de la torre que apaga sus pala- maceda obtuvo aquí su primera dipu- bras. Y todo lo religioso comienza a tación cuando Carelmapu era un apagnrse e n tnntn n i i ~ ntra miínirin, la reino, con capital Calbuco?... Bueno, aquí todo es lento, apaciguado, pero F l yo no me aburro, vieja seré pero tengo 1~aiglesia, majestuosa,abre sus puer- mis ideasyavanzo... creoque latelevi- j i a loscreyentesque esperan el milagro. s sión entontece, yo a veces paso sema- u La señora principal del pueblo, Corina GBrcía, ve pasarotra Candelariaen su his- nas en que ni prendo esa lesera... Soy hija de un hombre veterano del 79; t . n torial terreno que abarca casi 70 años de Pedro García Pérez, ingeniero 10 de la ir vida en Carelmapu. Después, los cu- Armada; veinte días antes del Combate rantos tapados para la celebración en el de lquique lo trasbordaron de la Esme- restaurante de doña Antuca Díaz,que ralda. El rescató la cañonera Pilco- transportan a los fieles de lo divino, a lo mayo de las fuerzas peruanas, espada absolutamente humano. en mano... de Chiloé sale muy regia gente...” Pero, entre palabra y palabra, llega la hora del regreso. Son las seis de la tarde y,todavía, un sol que chupa agua resplandece sobre las lanchas que ya empiezan a izar sus velas para enfilar hacia sus puertos de origen. Las foga- tas de los curantos largan una huma- reda azul y penetrante. Algunos parro- quianos todavía sacan fuerzas para bailar apuntalados por acordeones y guitarras, mientras las cantoras afinan al son de un buen “arreglado”. Entonces, camino al borde de la rampa procurando esquivar los conchales o w los cabos de amarre de los pesqueros chicos, y si miro,-con los ojos cerrados, TGtrocedo en mis pensamientos, o 1 . “ 4 avanzo, no se bien todavía, vuelvo aver a Neruda, a Subercaseaux, a Co- loane, a Juan Uribe Echavarría, con- tándome de esta misma Candelaría que, derechamente hablando, no ha cambiado en el fondo, pero sí en la 1 forma, y como nada aquí abajo es eterno y las cosas se olvidan, o se van, o se mueren, yo, únicamente, le pido a la Santa otro poco de amor sobre la tierra... otro poco, Candelaria.