La industria forestal gallega utiliza biomasa forestal residual para producir energía térmica y eléctrica desde hace más de 30 años. Tiene previsto incrementar su capacidad energética en un 50% para sustituir combustibles fósiles y evitar la emisión de casi 450,000 toneladas de CO2 anualmente. Sin embargo, es necesario asegurar la sostenibilidad del suministro de biomasa mediante la movilización de recursos actualmente no utilizados y evitando competir con la industria maderera.