AQUEL DÍA EL NIÑO SE SENTÓ EN UNA FUENTE CON SU MADRE ...
MÁS TARDE AQUEL NIÑO SE CAYÓ EN EL ‘PILÓN’ EN BUSCA DE UN PEZ....
LLEGÓ A CASA COMPLENTE EMPAPADO...
EL RESTO ES SECRETO,
PERO AÚN ESTÁ ALLÍ
Elementos del Dibujo: La línea como elemento principal
Volver a Vivir
1. Noche de lluvia en la Catedral
Todo, todito el día lloviendo. Y ni un copo de nieve. Don Invierno nos ha olvidado o, lo que es peor, vendrá a
destiempo, a fastidiar, cuando ya le hayamos olvidado. Nuestra Catedral no necesita vestirse de blanco: con su
piel de oro, resplandeciente tras la lluvia, luce aún mejor su esbelta silueta contra el cielo de la noche joven.
2. "AQUI SE MATO UNA MUGER..
..RUEGUEN A DIOS POR ELLA AÑO 1838". Así reza una inscripción en la Plaza, debajo del gran arco del Pabellón Real.
Seguro que en algún sitio consta el nombre de la desdichada señora y la causa de su muerte. Siempre que paso por ahí miro
estas letras y tengo un recuerdo para ella. Texto y foto: PUPARELLI Nota: En el título pone MUGER como aparece
fielmente en la inscripción, no es una falta ortográfica
3. Un manto blanco sobre la Plaza.
Había nevado aquella noche, una buena nevada y acababa de escampar. "Por favor, señor turista, no
pise la nieve de la Plaza, tan blanca, tan limpia". El hombretón rubio me miró extrañado, como si
pensara: solo es nieve, en mi tierra siempre está presente, siempre. "Es que, le dije, es posible que
hasta dentro de cinco años no volvamos a ver así la Plaza..." Y, en efecto, han pasado años, a saber
cuándo volverá Don Invierno a regarnos con su nieve blanca. Foto y texto: Puparelli
4. Nieve sobre Fray Luis de León
Aquel día nevaba y nevaba. Un señor con paraguas asoma en la esquina del Patio de Escuelas, duda si
seguir adelante, hace viento y ese barrio es muy frío. Fray Luis aguanta la nevada otra vez,
estoicamente, una nevada más y tiene los pies fríos. "No te preocupes, Fray, enseguida te dejo el
paraguas". Los Reyes Católicos nunca se mojan, metiditos en su medallón redondo... Texto y foto:
PUPARELLI
5. La Rana de la Universidad
Es la Rana, con mayúsculas y, por fin, ¡la viiiiii..! Allí arriba, camuflada, quietecita, sobre la calavera -
muerte- y señalada por el unicornio. El estudiante que ve la Rana, aprobará, así que, después de tanto
tiempo, ¡aprobaré la Geometría Proyectivaaa! Claro que me la sé de pe a pa y la iba a aprobar esta vez de
todas formas... Texto y foto: PUPARELLI
6. La Plaza del Corrillo
Ahora rincón apacible pero en tiempo de los Bandos era zona intermedia y nadie pasaba por aquí, por lo
que se llamó Corrillo de la Yerba. San Martín y la Plaza al fondo y, enfrente, los soportales con columnas
en cuyos capiteles hay curiosos relieves representando los días (mitológicos) de la semana (Sol el
domingo, Luna para el lunes, Mercurio para el martes, etc). Texto y foto: PUPARELLI
7. Fuente en el Campo de San Francisco
¡Qué hermoso enseñar a tu hijo las cosas de la naturaleza y de la vida!. " Mira, hijo, una fuente, el agua es
eso, la fuente y el origen de la vida….
TAMBIÉN HUBO OTRO HIJO QUE UN DÍA SE SENTÓ CON SU MADRE.-
UN DÍA SE CAYÓ EN EL ‘PILÓN’ EN BUSCA DE UN PEZ Y LLEGÓ A CASA COMPLENTE
MOJADO.. EL RESTO ES SECRETO
8. El mirador del barrio de 'Los Milagros'.
Hasta hace poco este barrio fue el Barrio de los Milagros, o también de los Caídos,
porque todo lo que había eran las ruinas que dejó la Guerra de la Independencia, solo
unas hileras de casas bajas y, el resto, destrucción. Por fortuna las Catedrales y la
Clerecía se salvaron y ahí las vemos, emergiendo sobre las viviendas nuevas, airosas y
esbeltas entre la nieve de los pasados inviernos. Foto y texto: Puparelli.
9. El Puente y la Catedral entre la nieve
¡Qué tiempos aquéllos! En verano hacía calor, en Abril llovía y, en invierno, nevaba. Y ¡qué nevadas
caían! Daba gusto ver caer los copos haciendo remolinos en la ventisca, ver como cuajaba en capas,
caminar para oír su crujido y creer haber sido el primero en pisarla. Por el Puente Romano, nada
menos. Texto y foto: PUPARELL
10. De cuando nevaba en las torres
Nada como ver esta ciudad nevada desde un lugar elevado. El manto blanco sobre los tejados
dejando entrever las tejas rojas, el suave tono que adquiere la piedra franca, las agujas de las veletas
en las torres y espadañas, los abetos verdes y blancos del cercano parque...No te extrañes, amigo
viajero, que Salamanca te enhechice y vuelvas y vuelvas. Texto y foto: PUPARELLI